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La disciplina y el divorcio




Enviado por Carla Santaella



  1. Los
    padres y la disciplina
  2. Las
    emociones de los padres
  3. La
    competencia entre los padres
  4. Formas
    de disciplinar o educar
  5. Debilitando la conducta
  6. ¿Qué hacer?

Los padres divorciados necesitan,
más que nunca, aprender a disciplinar a sus hijos, para
evitarles mayor sufrimiento.

¿Por qué es importante la
disciplina,en estos momentos?

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Porque la estructura y los
límites,le dan seguridad a los niños.

"Disciplina significa hacer las cosas
correctas, en el momento correcto y por la razón
correcta".John C. Maxwell. (Autor, orador y experto en
liderazgo a nivel internacional).

Esta sección te ayuda a:

1.- Reconocer algunos obstáculos que
interfieren con la disciplina.2.- Conocer las diferentes formas
de educar.3.- Saber qué hacer.

Los padres y la
disciplina

Los padres que se enfrentan al divorcio,
pueden tener problemas para disciplinar a sus hijos,
porque:

• No saben cómo
hacerlo.

• Creen que disciplina es igual a
castigo.

• Están atrapados en sus
propias emociones y problemas.

• Compiten con su ex-pareja, por el
amor de sus hijos.

Cuando no sabemos disciplinar
adecuadamente.

Casi todos educamos a nuestros hijos, de
acuerdo a como fuimos educados.Tendemos a repetir el mismo
patrón o nos vamos al otro extremo.Independientemente de
los resultados de nuestra propia educación, nuestros
niños se enfrentan a un mundo diferente y necesitamos
mayores conocimientos, para luchar contra la influencia de la
sociedad.Debemos, además, estar conscientes de que cada
niño es distinto y lo que sirve para uno, puede no ser
útil para otro, aunque sean hermanos.

Disciplinar, es más que
castigar.

Cuando uno o ambos padres creen que
disciplinar es castigar, pueden evitan los límites y
reglas, "porque no quieren hacer sufrir más a sus
hijos".Esto es un error.Disciplinar es enseñar.Es fomentar
y reforzar conductas apropiadas, para poder desarrollarse
sanamente y convivir en sociedad y restringir o corregir las
acciones inapropiadas o perjudiciales.La disciplina nos
enseña a:

  • Aprender a distinguir el bien del
    mal.

  • Respetar a los demás, para poder
    esperar y exigir respeto.

  • Aprender que, antes o después,
    toda conducta tiene consecuencias.

  • Adquirir autocontrol.

Cualquier grupo, incluyendo a la familia,
que no tiene reglas, es caótico.Ante el caos del divorcio,
la falta de estructura y límites, aumenta la
desorganización de todos los miembros e Incrementa la
inseguridad de los hijos.

Las emociones de
los padres

Generalmente la pareja que se está
divorciando, está agobiada por:

  • Problemas,

  • emociones intensas,

  • necesidad de reorganizarse,

  • etc.

Todo esto, genera una gran
tensión.Como resultado de dicha tensión, cuando los
hijos se portan mal, los padres pueden:

  • Desquitar sus propias emociones,
    gritándoles, insultándolos e incluso
    pegándoles,

  • evitarlos o ignorarlos, para no
    aumentar su tensión y angustia o

  • sentirse culpables y ser demasiado
    complacientes y permisivos.

Cualquiera de estas tres opciones,
perjudica al niño a corto y a largo plazo.

La competencia
entre los padres

Con frecuencia, los padres que se
están divorciando compiten por el cariño de sus
hijos.Se sienten solos y rechazados y temen que sus hijos
también los abandonen, por lo menos emocionalmente,
prefiriendo al otro padre.Esto hace que quieran ser siempre los
"buenos", por lo que permiten casi todo.La falta de disciplina
provoca inseguridad en los hijos y problemas mayores a largo
plazo.

Formas de
disciplinar o educar

Existen tres formas básicas de
educar:

• Con el ejemplo,

• reforzando las conductas deseadas o
positivas,

• debilitando y acabando con las
conductas indeseadas o negativas.

El ejemplo.

El ejemplo, es decir, lo que los
niños ven en la conducta de sus padres, tiene mucho
más peso, que cientos de palabras.Los niños nos
imitan y por eso debemos estar conscientes de lo que les
transmitimos cada momento.De nada sirve querer enseñarle a
un niño a no ser agresivo, si nos ve gritar o
insultar.

Reforzando la conducta.

Pocas veces le prestamos atención o
recompensamos al niño que se porta bien.Pero
le hacemos caso, cuando se porta mal.Con esta
actitud, lo único que le estamos enseñando, es a
portarse mal cada vez que quiere atención.Si premiamos o
reforzamos una conducta, el niño la va a volver a
repetir.El mejor premio es el cariño y el reconocimiento
por sus buenas acciones.Esto nunca los cansa.Si siempre los
premiamos con cosas materiales, después de un tiempo, ya
nada los motiva o les llama la atención.Si queremos
fomentar o aumentar ciertas conductas, además del
reconocimiento, podemos utilizar un sistema de fichas o de
estampas (con los más pequeños).Éste
consiste, en dar una ficha o pegar una estampa en una cartulina,
cada vez que hacen algo que estaba previamente establecido.Al
llegar a cierta cantidad, de fichas o estampas, se cambian por
dinero, privilegios, permisos, etc.Antes de empezar, es necesario
que te pongas de acuerdo con tu hijo sobre qué conductas
se van a premiar, el valor de cada una y cuantas fichas o
estampas necesitas para determinado permiso, premio, etc.No
trabajes con muchas conductas al mismo tiempo, porque significa
un cambio demasiado grande y tu hijo no va a poder llevarlo a
cabo.Recuerda que tu hijo necesita de cierto tiempo para cambiar
una conducta.No lo compares con nadie.

Debilitando la
conducta

Si a veces le prestamos
atención y a veces no, lo único que le estamos
enseñando a nuestros hijos, es a insistir hasta que
perdamos la paciencia.Y generalmente ellos son más
persistentes que nosotros.Cuando aplicamos un programa de
consecuencias negativas, tenemos que ser muy claros en la
descripción de la conducta que queremos eliminar y en su
consecuencia.Por ejemplo:Si no recoges tus juguetes
después de jugar, no puedes ver televisión.Decir:
"pórtate bien o te voy a castigar", es demasiado
ambiguo.Para aplicar este programa necesitamos:

  • Ser justos.No pedirle niño,
    cosas que no puede hacer, ni ponerle consecuencias
    desproporcionadas a su conducta o edad.

  • Nunca amenazar. Si le decimos algo,
    debemos saber que somos capaces de cumplirlo.

  • Dar la consecuencia, sin dañar
    la autoestima del niño.Sin atacarlo, gritarle,
    insultarlo o avergonzarlo.

  • Distinguir entre desobedecer o hacer
    algo que el niño sabe que no debe de hacer y un error
    o un accidente.

  • Aplicar la consecuencia de manera
    inmediata. No decir, si haces…el fin de semana no vas a
    poder…

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¿Qué
hacer?

Debemos calificar las conductas como
adecuadas o inadecuadas, pero no al niño.Por ejemplo,
decirle: Así como estás comiendo, estás
ensuciando tu camisa y no "eres un cochino, nunca te fijas".No
quieras cambiar muchas conductas al mismo tiempo.Si hay varias
cosas que te molestan, escoge sólo una o dos y cuando veas
resultados, empieza con alguna otra.Escoge primero aquella
conducta que puede estar dañando a alguien o aquella que
no puedes tolerar o que te afecta más.Reconoce el progreso
de tu hijo, aunque para ti, sea pequeño.Recuerda que para
él, puede significar un gran esfuerzo.Ayuda a tu hijo a
reconocer su cambio y a fortalecer su autoimagen.Maneja cada
regla, límite o conducta, por separado. Tanto al
especificar lo que esperas de él, como a las consecuencias
a las que se va a enfrentar. Si cumple con una conducta, pero no
con otra, dale la misma importancia a la que si logró,
como a la que no.Es decir, reconócele lo positivo, igual
que le marcas lo negativoLa primera, no debe de evitar la
consecuencia de la segunda.No quieras cambiar con castigos,
conductas que el niño no puede evitar, como por ejemplo,
morderse las uñas. En algunos casos es necesario ver la
causa de dichas conductas.Para disciplinar adecuadamente,
necesitas manejar tus propias emociones, como por ejemplo, el
enojo, la culpa y el estrés.

Con frecuencia, parte del problema
está en nuestra manera de comunicarnos.

Es importante que puedas detectar algunos
de los principales problemas que dificultan la
comunicación, reconociendo la manera adecuada para lograr
nuestras metas y siguiendo algunas indicaciones, que nos pueden
ayudar.

 

 

Autor:

Psic. Silvia Russek

Lic. En Psicología
Clínica.Maestría en Terapia de Pareja.

Citas:Tel. 044 55 1924 9863 (Ciudad de
México).

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