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Efectos del stress en la salud del individuo



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Referencias
    bibliográficas

Resumen

El estrés puede producir daños a la
familia y a la comunidad que rodea al estresado, ya que al
desencadenarse el mismo suelen producirse maltratos, malos
hábitos ya sean alimentarios, conductuales, tóxicos
etc.) todo esto puede tener fin con la asistencia oportuna del
personal calificado para enfrentar dichas situaciones, lo cual
constituido la motivación para este artículo de
reflexión, cuyo objetivo es Describir los efectos de
stress en la salud individual y de la comunidad, Se
realizó un estudio de revisión sobre los efectos
del stress en la salud humana, para lo que se utilizaron
métodos empíricos como la revisión
documental y el análisis y síntesis, encontrando
similitudes con diferentes artículos que coinciden con el
tema de investigación, manifestando al stress como la
principal causa de enfermedad al romper con el equilibro entre el
individuo y el ambiente, se realiza un análisis de las
principales causas y efectos, motivando un pensamiento
lógico, desarrollador y con análisis exhaustivo de
la salud ,poniendo de manifiesto principios que rigen la
actuación de Enfermería y del personal
médico en general.

DeCS: Antropología, ética,
enfermería.

Introducción

Desde que Hans Selye introdujo en el ámbito de la
salud en la década del 20 al 30 el término
"stress", este se ha convertido en uno de los términos
más utilizados por los diferentes profesionales de la
salud, y también en el lenguaje coloquial del hombre en su
vida cotidiana.1

En realidad fue el filósofo griego
Hipócrates quien primero planteó la relevancia de
ese fenómeno en la vida del hombre. El filósofo
inglés Claude Bernard lo introduce en la medicina en el
siglo XIX, al referirse a la estabilidad del ambiente interno con
independencia de los cambios en el ambiente externo1. W. Osler,
un conocido médico británico generalizó
equivalencias entre el "estrés y el "sobreesfuerzo"
(strain) así como también "trabajo fuerte" y
"preocupación", indicando que estas condiciones
facilitaban la instalación de enfermedades
cardiovasculares en los médicos.2

El fisiólogo estadounidense W. Cannon lo
relaciona en 1932 con el proceso de homeostasis al referirse a
los procesos fisiológicos coordenados que mantiene la
mayor parte de los estados constantes del organismo3. Muy
influenciado por lasa ideas de Bernard y Cannon, Selye se
refirió al estrés como una respuesta general del
organismo ante cualquier demanda, o sea, ante cualquier demanda,
o sea, ante cualquier estímulo estresor o situación
estresante, en su concepción del Síndrome general
de Adaptación (SGA).4

Se piensa que el término estrés
provenía de la física, donde hace referencia a una
fuerza o peso que produce diferentes grados de tensión o
deformación de distintos materiales, aunque Selye lo
introdujo con significado algo diferente. Para Selye, el
estrés no hacía referencia a un estímulo
(peso o carga), sino a la respuesta del organismo a éste;
lo utiliza para describir la suma de cambios inespecíficos
del organismo con respuesta a un estímulo o
situación estimular4. Se ha comentado que este cambio o
vuelco en la concepción del estrés se debió
al mal conocimiento del inglés que tenía Selye
cuando era estudiante de medicina de la Universidad de Praga, al
confundir el término "strain" con "stress"5. Lo que si es
cierto es que estos "vuelcos" se han producido alternativamente
en el estudio de este fenómeno, y el vocablo ha servido
para muy diferentes acepciones: para designar la respuesta del
organismo, para identificar la situación que desencadena
esta respuesta, o para describir los efectos producidos como
consecuencia de la exposición repetida a situaciones
estresantes.

Corrientemente se habla de estrés cuando
debíamos mejor precisar algunas emociones y sentimientos
que experimentamos ante determinados sucesos vitales, o cuando
queremos expresar, con cierta indefinición, algún
tipo de nerviosismo producido por factores más o menos
duraderos. En realidad el término estrés ha sido
indistintamente usado en la jerga, no solo cotidiana y popular,
sino científica. No es casual que genere toda una serie de
confusiones y el decursar de los estudios haya sido tan
zigzagueante, con toda una gama de implicaciones en el orden de
las disciplinas biológicas y médicas,
psicológicas y sociales.1

La confusión y ambigüedad existente sobre la
palabra estrés fue adecuadamente presentada por H. Selye
en su libro "Stress without distress": la palabra estrés
al igual que "éxito", "fracaso" o " felicidad", significan
diferentes cosas para diferente gente de tal manera que su
definición es muy difícil.

Fue precisamente Selye quien generó inicialmente
un modelo biológico del estrés,
concibiéndolo como un sistema de fases. El
identificó tres fases en la respuesta fisiológica
al estrés: 1) fase de alarma, 2) fase de resistencia y 3)
fase de agotamiento. El organismo se alerta (reacción de
alarma), se desencadena la actividad autónoma (etapa de
resistencia) y si esta actividad dura demasiado, se produce el
daño y ocurre el colapso (fase de agotamiento). En forma
de diagrama, estas fases componentes del Síndrome General
de Adaptación.

Objetivo: Describir los efectos del stress en la
salud individual y de la comunidad.

Desarrollo

La respuesta de estrés consiste en un importante
aumento de la activación fisiológica y cognitiva,
así como en la preparación del organismo para una
intensa actividad motora. Estas respuestas fisiológicas
favorecen una mejora en la percepción de la
situación y sus demandas, un procesamiento más
rápido y potente de la información disponible, una
mejor búsqueda de soluciones y selección de las
conductas adecuadas para hacer frente a las demandas de las
situaciones estresantes, y preparan al organismo para actuar de
forma más rápida y vigorosa ante las posibles
exigencias de la situación. La sobreactivación a
estos tres niveles (fisiológico, cognitivo y motor) es
eficaz hasta cierto límite, pero superado éste
tienen un efecto más bien desorganizador del
comportamiento; en especial, cuando a pesar de esa
sobreactivación, no se encuentra la conducta adecuada para
hacer frente a la situación.5

El hombre de negocios, quien se encuentra bajo gran
presión por parte de sus clientes y empleados, el
controlador de tráfico aéreo quien sabe que un
momento de distracción puede costar la muerte de
centenares de personas, el atleta que quiere ganar una
competencia, y el esposo que desesperanzadamente ve a su esposa
morir lenta y dolorosamente de cáncer, todos ellos sufren
de estrés.

Los problemas que cada una de estas personas enfrenta
son totalmente diferentes, sin embargo, la investigación
médica ha demostrado que en muchos aspectos el cuerpo
responde de una manera estereotipada, con cambios
bioquímicos idénticos, esencialmente llamado a
afrontar cualquier tipo de demanda excesiva sobre la maquinaria
humana" Hoy en día, los modelos mas aceptados en el
estudio del estrés lo conciben según una serie de
características generales:

1) Es un tipo de interacción individuo –
ambiente, en el que es necesario estudiar los dos
polos.

2) Señalan su carácter dinámico.
Como un sistema de retroalimentación.

3) Destacan una serie de variables mediadoras entre los
estímulos estresores y las respuestas de estrés
(evaluación cognitiva, afrontamientos, control,
comunicación interpersonal, apoyo social, etc.)

4) Consideran las emociones (ansiedad, depresión,
ira, etc.) como estados fijados en determinados momentos o
niveles del proceso de estrés.

5) Hacen énfasis en la caracterización de
variables psicológicas moduladoras (especialmente
personales).

6) Generan variados procedimientos de manejo e
intervención que deben ser consecuentemente aplicados.1,
2

En realidad el cuerpo humano ha evolucionado a lo largo
de miles de años para enfrentarse a las amenazas,
movilizándose y luego encarándolas, pero el medio
en el que vivimos ahora ha cambiado a tal grado desde la
Revolución Científico-Técnica que, una vez
movilizado, no es capaz de cumplir siempre las instrucciones de
atacar o huir, no está seguro de que el peligro ha pasado
y deben ser retirados los recursos. Nuestra sociedad
contemporánea, por lo general, no permite pelear
físicamente, o escaparnos cuando encaramos estresores,
pero tampoco los elimina, de manera que se nos permita
relajarnos. Se permanece en un estado constante de
preparación para la acción que no se llega a
ejecutar, y el cuerpo, al tiempo, comienza a sentir los efectos.
De aquí a muchos miles de años, quizás la
filosofía humana habrá evolucionado a través
de la respuesta ataque-huida, y producirá algo capaz para
adaptarse a las exigencias de la vida. Pero en el presente se
utiliza un sistema desarrollado a lo largo de millones de
años de vivir cerca de la naturaleza, para enfrentarse a
un medio que ha cambiado más allá de lo reconocible
en poco más de un siglo.

Antes, los estresores se relacionaban con la
supervivencia física (la necesidad de alimento, abrigo,
seguridad, de y una pareja para procrear); en las culturas
actuales, al menos en el mundo occidental de nuestros tiempos,
los estresores tienen menos que ver con los mecanismos
básicos de supervivencia y están más
asociados al éxito social, a la generación de
niveles de vida cada vez más altos, a la
satisfacción de las expectativas de nosotros mismos y de
los demás.

Como ha podido deducirse, el desarrollo
contemporáneo de los estudios de estrés lo
relacionan estrechamente con la psicología. Sin embargo,
el encuentro de la psicología con la temática del
estrés se produjo de forma relativamente tardía: el
vocablo no apareció en el índice del "Psychological
Abstracts" hasta 19441, aunque estuvo durante mucho tiempo
implícito en la Psicopatología, fundamentalmente a
partir de los trabajos de Freud y otros autores psicodinamicos,
que empleaban más bien el término ansiedad1.
Ciertamente la necesidad de profundizar en la demarcación
conceptual y táctica de los diferentes "grados" del
estrés y sus intervínculos con la ansiedad y otros
estados emocionales afines, ha emanado directamente de la
practica asistencial; ella esta estrechamente asociada al
problema de lo normal y lo anómalo en el psiquismo, por
cuanto, en su base subyace la necesidad de establecer las
diferencias entre los estados que pueden considerarse
patológicas, ya sea por su magnitud desproporcionada en
relación con los acontecimientos que las evocan o por los
efectos que ocasionan en la salud, la estabilidad
psíquica, la personalidad y la calidad de la
vida.1

Esta entrada tardía de la psicología a la
solución de los problemas en este campo de trabajo ha
resentido la comprensión del fenómeno, que -al
menos en cuanto a la especie humana se refiere – es por su
determinación un fenómeno social y por su
naturaleza, un fenómeno psicofisiologico.

Lo psíquico representa aquí un puente
entre lo biológico y lo social, dado por el reflejo
subjetivo, individual, tanto del sistema de relaciones sociales
en que esta inmerso el individuo, como del conjunto de
estímulos fisico-biológicos en los que esta inmerso
el organismo1. Visto de esta forma, el estrés es una forma
particular de reflejo por el sujeto de una situación
compleja en la cual de encuentra y que a fuerza de causas
internas (significación personal) resulta
significativa.1

Resaltar el carácter reflejo del estrés
como fenómeno subjetivo permite destacar las funciones que
cumple en el desarrollo exitoso de la actividad. Le
ejecución con éxito del hombre de cualquier tarea,
cualquiera que fuese, presupone una representación del
hombre sobre sí mismo, sobre sus posibilidades, la
capacidad de trazarse metas conscientemente, de definir la
dirección de su actividad y su vida. Mientras más
adecuadamente se refleje en la psiquis del hombre su
"correlación consigo mismo", más plena y efectiva
será la actividad. Todas esas exigencias se incrementan en
situaciones difíciles, estresantes.

El reflejo psíquico en esos casos señaliza
las particularidades de la situación, por ejemplo, su
carácter peligroso o amenazante. En este sentido el
estrés como fenómeno psíquico cumple una
función de orientación del sujeto en el mundo
objetivo, y participa en la regulación de la actividad.
Aun más, en las condiciones complejas que caracterizan a
las situaciones estresantes, el objetivo de la actividad, las
condiciones externas y los medios de realización de la
acción, aparecen ante el sujeto no solo en sus propiedades
objetivas, sino también en su sentido personal para el
individuo, en función de hasta donde puede afectarse la
satisfacción de las necesidades más vitales para el
hombre.

El contenido objetivo puede no coincidir con el sentido
personal que tiene una situación dada para el individuo,
lo que explicaría en considerable medida, las diferencias
en la conducta de distintas personas ante una situación
compleja o estresante 6 de este modo, no es el estrés un
fenómeno negativo en sí mismo, él puede
generar enfermedades, tanto como una conducta y una actividad
sana, saludable, autorregulada.

La relevancia que tiene en la aclaración del
proceso de salud-enfermedad no está dada solamente por su
función refleja y autoreguladora, sino por sus efectos
positivos o negativos. Como dicen autores contemporáneos
7, no es el estrés por sí mismo -una parte
inevitable de la vida- lo que nos debe preocupar, sino más
bien como afrontar el estrés, si podemos aprender a
relajarnos y verlo como un reto y no como una catástrofe,
y hasta dónde podemos inculcarnos la esperanza de que
podremos afrontar este reto positiva y eficazmente. Ya hace casi
2000 años, Epicteto se refería a esto cuando
decía que al hombre no le perturban las cosas, sino su
opinión acerca de las cosas.1

Viendo el problema desde esta perspectiva, el
estrés se presenta como un fenómeno que representa
un modo particular de relación del hombre y del entorno
que tienen diferentes "grados" que se distinguen, no tanto por la
intensidad de las vivencias emocionales presentes, ni por su
carácter placentero/no placentero; no tanto por la
magnitud de la estimulación que el sujeto recibe de manera
pasiva; no solo por conllevar una respuesta fisiológica
más o menos específica. Los diversos "grados" del
estrés representan la transición de estados
emocionales cada vez más complejos, cuyo contenido
vivencial y diferente influencia en el curso de la actividad,
resulta de la interacción en una matriz en la cual
están involucradas las necesidades del individuo, el
conjunto de sus valoraciones acerca de sí mismo, la
naturaleza de las demandas estresantes del ambiente, la
complejidad circunstancial de la situación, los recursos
de afrontamiento del individuo y la valoración que
él hace de la significación de la situación
para la realización de sus necesidades
fundamentales.9

A pesar de los numerosos estudios acerca del
estrés todavía hoy se sigue discutiendo acerca de
tres problemas básicos, relacionados con el proceso
salud-enfermedad:

  • 1. Los criterios de distinción entre
    estrés y distrés. Aunque se asumen
    generalmente, como criterios diferenciales de la intensidad
    de la estimulación, y las posibilidades de su control
    y afrontamiento eficaz, este no es aún un problema
    definitivamente resuelto.

  • 2. La generalidad vs la especificidad en los
    modelos de intervención del estrés en la
    producción de enfermedades.

  • 3. El papel particular del distrés como
    variable de riesgo en los diferentes modelos de
    producción de padecimientos y su relación con
    el tiempo de exposición del sujeto a los
    estímulos estresores.

La acepción e investigaciones del estrés
han ido en tres direcciones fundamentales, conformando los tres
grandes enfoques en el estudio del estrés: 9

  • 1. El estrés como respuesta
    psicobiológica del organismo, en el cual están
    enmarcadas desde las concepciones tradicionales de Selye,
    hasta las concepciones y resultados de la
    Psiconeuroinmunología contemporánea.

  • 2. El estrés como estímulo, visto
    como un agente o acontecimiento vital. Este enfoque ha dado
    lugar a la teoría de los eventos vitales y resalta en
    su forma más pura el carácter agresivo de la
    situación estresante.

  • 3. El estrés como un proceso de
    transacción entre el individuo y el medio modulado por
    diferentes variables de carácter cognitivo-conductual
    y personal. En este tercer enfoque caben los trabajos de
    Lazarus y los actuales modelos transaccionales que resaltan
    el papel de los moduladores psicosociales.

Numerosos estudios y experiencias con técnicas de
eficiencia inmunitaria han puesto de manifiesto el papel del
estrés en la producción de tumores, sea al inicio
del proceso (aumentando la exposición del individuo a
carcinógenos como el tabaco, interactuando con los efectos
de estos carcinógenos, o permitiendo la expresión
de un potencial genético latente a través de
cambios endocrinos) o cuando ya se ha establecido el proceso
tumoral (porque las condiciones de enfermedad actúan
sinergicamente con el ambiente neuroendocrino o por bloqueo de
recursos inmunológicos, como las células NK, que
aumentan la probabilidad de acciones de defensa del
organismo).6,7

Así el estrés puede desencadenar la
carcinogénesis o acelerar la progresión del tumor,
explicación presentada a través de diferentes
teorías, como la de vigilancia inmunológica (el
cáncer sería consecuencia de un fallo en el sistema
de vigilancia) y la teoría de inmunoestimulación
(el sistema inmune puede favorecer el crecimiento de tumores y la
diseminación de metástasis) 6. Aun cuando mucho
pueda todavía discutirse, se acepta hoy casi
universalmente el papel de los mecanismos
psicoinmunológicos en el desarrollo del cáncer y la
susceptibilidad a infecciones y muchas otras
enfermedades.

De esta manera, los ángulos psicológicos y
biológicos del estrés se encuentran
íntimamente relacionados. Son eventos psicosociales los
que desencadenan generalmente las respuestas fisiológicas,
a la vez que pueden provocar mayor susceptibilidad a las
enfermedades por el impacto en el sistema inmunológico. A
su vez, los mayores efectos psicológicos benéficos
de la respuesta de estrés se producen en la fase 2
(resistencia) en dependencia de las valoraciones del individuo
sobre la utilidad del estresor, su capacidad de resistencia y su
necesidad de enfrentarse a desafíos, mientras que los
efectos dañinos se presentan y mantienen generalmente en
la fase 3 (agotamiento) y varían mucho de un individuo a
otro. Estos últimos efectos sobre la psiquis pueden ser
agrupados, siguiendo a Fontana.2

Decremento de la concentración, aumento de la
distractilidad, deterioro de la memoria a corto y a largo plazo,
cambios en la velocidad de respuesta, aumento de la frecuencia de
errores con decisiones inciertas, deterioro de la capacidad de
organización y planeación a largo plazo,
pérdida de la objetividad y capacidad crítica, los
patrones de pensamiento pueden volverse confusos e
irracionales.

Los estresores son comúnmente clasificados como
biogénicos o psicosociales9. Los primeros son
estímulos o situaciones capaces de producir determinados
cambios bioquímicos o eléctricos que disparan
automáticamente las respuestas de estrés, con
independencia de la interpretación que hagamos de la
situación: temperatura elevada o ejecución intensa
de un ejercicio. Las situaciones psicosociales se convierten en
estresantes, a fuerza de la interpretación cognitiva o el
significado que se le otorgue por el individuo: hablar en
público, discusión con la pareja, etc. Ambos tipos
de estresores provienen tanto de estímulos externos a la
propia persona (ruido o luz intensa, conversación
desagradable que lo involucra a uno) como de aspectos internos
(malestar por una mala digestión, dolor por una herida o
sufrimiento por una enfermedad, recuerdo de una situación
desagradable, pensamientos de inutilidad o de culpa). Los eventos
psicosociales, vinculados a aspectos cognitivos, parecen ser los
más frecuentes e importantes en la producción de
estrés.

Emocionales:

Aumento de la tensión, disminución de la
capacidad para relajar tono muscular y detener preocupaciones
ansiosas, aumento de la hipocondría, cambios en rasgos de
personalidad y preocupación por apariencia física,
aumento de problemas de personalidad preexistentes,
debilitamiento de las restricciones morales con cambios en
códigos de conducta y control de impulsos sexuales,
aumento de explosiones emocionales, depresión del
ánimo y sensación de impotencia e incontrolabilidad
de los actos propios, pérdida de la autoestima con
sentimientos de incompetencia.

Conductuales:

Aumento de problemas de la comunicación y el
habla ( tartamudez, farfullo, vacilación),
disminución de interés y entusiasmo por objetivos y
metas vitales, disminución de pasatiempos, aumento del
ausentismo e impuntualidad al trabajo, aumento del consumo de
drogas y sustancias psicoactivas, descenso en los niveles de
energía, alteración de los patrones de
sueño, incremento del cinismo acerca de usuarios y
clientes y también de los colegas, rechazo a cambios o
nueva información aunque le sean útiles, aumento de
la tendencia a trazar nuevos límites al trabajo excluyendo
todo lo desagradable, adopción de patrones de conducta
extraños (conductas impredecibles, manerismos), amenazas
de daño auto inflingido (suicidio).

En la práctica clínica la isquemia
miocárdica inducida por el estrés mental es
generalmente asintomática y se presenta con muy poca
elevación del doble producto, lo que sugiere un mecanismo
vaso espástico, por lo tanto, la fisiopatología de
la isquemia miocárdica inducida por este difiere de la
fisiopatología de la isquemia miocárdica inducida
por el ejercicio, por lo tanto, las alteraciones
electrocardiográficas inducidas por el estrés
mental pueden constituir un elemento independiente para el
diagnóstico y la estratificación del riesgo de un
cuadro coronario agudo en un paciente con enfermedad arterial
coronaria conocida. (Stein, 1987)

En una investigación desarrollada conjuntamente
con el Dr. Ricardo Campos, con vistas a su tesis para defender el
título de especialista en Cardiología, se
creó una situación experimental para producir un
estado de frustración – tensión en pacientes
aquejados de Cardiopatía Isquémica. Al paciente se
le incitaba a resolver una serie de problemas en un
período de tiempo limitado sin permitírsele llegar
a la solución, ofreciéndole, sin pausa, otra tarea
más difícil aún, de manera que el paciente
se iba frustrando al no poder resolver la tarea y tener que pasar
a otra aún más compleja. El paciente estaba
acoplado al Ergo Cid (equipo para prueba ergométrica
computarizado que va registrando la tensión arterial, la
frecuencia cardiaca y un electrocardiograma continuo) y a un
equipo de Biofeedback que registraba la Resistencia
Psicogalvánica para confirmar la presencia de
estrés, además tenía el sonido de alarma
conectado y la presión de los investigadores para aumentar
el nivel de estrés.11

Conclusiones

El estrés es una condición natural e
inevitable de la vida. El organismo está preparado para
responder de forma autónoma a los agresores ambientales,
aunque el tipo, duración y calidad de las reacciones
corporales pueda ser también modificado por nosotros.
Especialmente importante resultaría reducir las respuestas
lentas, prolongadas, productoras de daño en los sistemas
vitales del organismo (se considera que del 50 al 75 % de todas
las enfermedades y accidentes del hombre moderno se relacionan
con un exceso de estrés).8, 9 Aún en el caso de que
se produzca una relación directa entre estrés y
enfermedad, hay que subrayar la importancia que tiene la
vulnerabilidad biológica previa. Probablemente ni el
estrés por sí mismo, ni la vulnerabilidad por
sí misma, puede explicar la enfermedad, y sea la
interacción entre ambas situaciones la responsable del
desarrollo de algunas enfermedades.12

En el caso de la ruta indirecta, el estrés afecta
a la conducta, provocando cambios en ella, que, a su vez,
perturban la salud de la persona. Por ejemplo, el hombre
abandonado por su esposa puede dejar de comer correctamente,
dormir mal, beber alcohol, fumar cigarrillos, etc., todo lo cual
va en detrimento de su salud, y puede conducirle a la enfermedad.
Diferentes investigaciones han demostrado que las personas que
experimentan altos niveles de estrés tienden a realizar
comportamientos que aumentan su posibilidad de caer enfermos o
tener accidentes (Wiebe v McCallum, 1916) Se trata, como se ve de
comportamientos realizados para afrontar el estrés, que
habitualmente tienen eficacia a corto plazo, pero que producen
unos efectos negativos a largo plazo.

El estrés puede producir también una
conducta de enfermedad, aunque sin producir realmente enfermedad.
Este es el caso cuando el estrés genera una variedad de
síntomas (ansiedad, depresión, fatiga, insomnio,
fallos de atención, etc.) Algunas personas interpretan
estos síntomas como "signos" de enfermedad y llevan a cabo
conductas de enfermedad", como buscar tratamiento y ayuda
médica.

"Tan natural es el estrés para la vida, que a
veces se hace un buen trabajo para inventarlo nosotros mismos; en
efecto, hay personas "que se buscan el estrés":
aventurándose a la exposición prolongada a nuevos
eventos, llenos de incertidumbre y de riesgo para la salud,
dejando las cosas para el último momento,
presionándonos a hacer otras(…) A veces, posponemos no
sólo lo desagradable, sino aquello que
disfrutaríamos al hacerlo o que es necesario hacer para
sentirnos satisfechos y apreciados. ¿Es que acaso debemos
hacer nuestro mejor trabajo solo cuando tengamos un cierto grado
de presión? ¿Cuales son sus fuentes?
¿Qué papel juegan los estresores del ambiente
sociolaboral y del hogar?9. Estas y otras preguntas se deben
hacer ante situaciones estresantes. El estrés siempre va a
existir solo se necesita llegar a convivir con él y saber
enfrentarlo sin que nos cause afectaciones a la salud individual
y colectiva.

Referencias
bibliográficas

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    2005.

 

 

Autor:

Lic: Novia Soto Páez 1

MSc. Pedro Antonio Chirino Acosta
2

MSc. Marilyn Páez
Basabe33

Enviado por:

Rafael Alum Carderin

1Licenciada en Enfermería.
Asistente. Universidad de Ciencias Médicas de Pinar del
Río.

2Especialista de Primer Grado en Medicina
General Integral. Especialista de Primer Grado en
Ginecología y Obstetricia. Máster en
Atención integral a la Mujer. Hospital General Docente
Abel Santamaría Cuadrado.

3Master en Ciencias. Asistente.

Universidad de Ciencias Médicas
Pinar del Río

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