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Juegos recreativos para contribuir a la educación del valor solidaridad en los niños y niñas



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Métodos y técnicas de
    investigación
  4. Fundamentos teóricos de la
    educación en valores en el contexto de la actividad
    recreativa
  5. Diseño
    metodológico
  6. Diseño de los juegos y valoración
    de los resultados
  7. Conclusiones
  8. Recomendaciones
  9. Bibliografía
  10. Anexos

"Procure no ser un hombre con éxito,
sino un hombre con valores"

Albert Einstein.

"La solidaridad es la ternura de los
pueblos"

Ernesto "Che" Guevara.

"Buscamos la solidaridad no como un fin
sino como un medio encaminado a lograr que nuestra América
cumpla su misión universal".

José Martí.

"Hemos aprendido a volar como los
pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido
el arte de vivir juntos, como hermanos".

Martín Luther King.

"Dejen el mundo mejor de lo que lo
encontraron"

Baden-Powell

Resumen

La investigación propone un conjunto de juegos
recreativos como vía generadora del valor solidaridad de
la población infantil (8 – 10 años) de la comunidad
del sector 2, Bello Monte, municipio Sotillo, Puerto La Cruz.
Transita por las fases de diagnóstico, diseño,
aplicación y valoración tanto interna como externa
de los juegos a partir de la aplicación de métodos
teóricos, empíricos – encuesta, entrevista,
observación, entre otros – y del establecimiento de
dimensiones e indicadores. Los juegos se diseñan en cuatro
talleres a partir de la interacción sinérgica de
los participantes: promotores deportivos, profesores de
Educación Física y familiares de los sujetos como
sujetos clave comunitarios. Los juegos se aplican por un
período de seis meses a una muestra aleatoria de 32
sujetos. Los resultados revelan la incidencia positiva de los
juegos en el desarrollo del valor solidaridad de los sujetos, en
la mejoría de su participación comunitaria y en una
mejor integración del sector.

Introducción

En el mundo actual se aprecia un deterioro de valores
que se refleja en muchos ámbitos sociales y en
manifestaciones como son la deshumanización, la
corrupción, la violencia, el egoísmo- reflejos
evidentes de la falta de valores humanos.

Algunos autores José Ramón Fabelo Corzo,(2003),
Koichiro Matsuura,(2004), Rodríguez Méndez,
(2007), se atreven a hablar de una crisis de valores. Crisis
significa en griego discernimiento, juicio, separación,
distinción. Por su misma concepción y por el modo
de ser propio del ser humano, los valores nos invitan a discernir
sobre los bienes específicos que busca la persona
realizar, vivir en la práctica, encarnar en su
conducta.

Si se observa detenidamente los principales
fenómenos de la vida actual se evidencia la presencia de
una crisis moral, por la que no se hace el obligado
discernimiento cuidadoso de lo que está bien y de lo que
está mal en la conducta.

Esta circunstancia da paso a una crisis que desconoce en
muchas conductas los valores (honestidad, lealtad, solidaridad,
responsabilidad, veracidad, entre otros).

Hacer las cosas con rectitud de conciencia no es
noticia, los medios de comunicación le dan relevancia a lo
negativo, lo violento, lo deshonesto hasta llegar en
oportunidades a desvirtuar la virtud; es de esta manera, que la
ciudadanía venezolana quedó marginada, limitada o
quizás empobrecida ideológicamente influenciada en
el abatimiento de los valores asociados al deber ser de la
persona, lo que ha llevado aparejado un desarraigo social y
cultural hacia nuestra patria, efectos de una crisis valorativa
originada por el capitalismo, que, por años, se ha
proyectado en todos los ámbitos: social, económico,
político, familiar, cultural, escolar

Por años se ha confiado en que la
educación diera frutos positivos en la educación en
valores, los que aparecen refrendados en el currículo
escolar como procesos transversales en todas las áreas del
saber. Sin embargo, en Venezuela la educación no ha
logrado responder completa y satisfactoriamente los retos de
educar individuos con mejores valores humanos.

Todo esto influye con fuerza en la sociedad actual,
donde reforzar el sistema de valores constituye una prioridad
ante los desafíos que nos impone el mundo
globalizado.

Al respecto, en el preámbulo de la
Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, se destacan los valores que deben estar consolidados
en el pueblo venezolano como ".la libertad, la independencia, la
paz, la solidaridad, el bien común" (2009:01).
Además, en el artículo 102 del referido documento
se establece: "…La educación como un derecho humano y un
deber social fundamental, basada en la valoración
ética del trabajo y en la participación activa,
consciente y solidaria en los procesos de transformación
social consustanciados con los valores". (2009:26).

En la ley fundamental de la república venezolana
queda refrendada la importancia y urgencia de educar a los
infantes para desarrollar todas sus cualidades y valores como
seres socialmente activos y sujetos de toda la actividad
socio-histórica. La formación de las nuevas
generaciones constituye una tarea extraordinariamente compleja
que encuentra en la esfera del deporte y la recreación, un
valioso potencial de generación de valores, de agentes
recreadores de una mejor sociedad que requiere ser reordenada con
urgencia.

Entre las diferentes investigaciones que aportan al tema
de educar valores y lograr una sociedad más digna se
destacan las de los autores venezolanos Lanz (1998), Rivas (1996)
y los estudios de Muñoz (1990) sobre el análisis
del hombre y la sociedad.

Se destacan también los estudios de Camps (1994)
y García Roca (1998) los cuales hacen énfasis en el
valor solidaridad. Es un valor que trasciende todas las fronteras
políticas, religiosas, territoriales, culturales- y al
interiorizarse en el hombre, en cualquier ser humano, hace sentir
la conciencia de que el resto de la humanidad es una "familia".
Implica afecto, la fidelidad del amigo, la comprensión del
maltratado, el apoyo al perseguido, la apuesta por causas
impopulares o perdidas. Todo ello puede no constituir propiamente
un deber de justicia, pero si es un deber de
solidaridad.

El presente trabajo asume la definición del valor
solidaridad de García Roca quien lo define como un valor
primordial que tiene que ver con acercarse a la realidad humana y
que reconoce al otro en su dignidad de persona.

A partir de las observaciones realizadas por el autor y
del contacto con los niños y niñas de 8 – 10
años del sector 2 de la comunidad Bello Monte, de los
sondeos de opiniones a los miembros de la comunidad y de las
intervenciones realizadas, se ha podido constatar que existen en
sus comportamientos expresiones que comprometen el valor
solidaridad.

Los infantes son indisciplinados. Muestran poco sentido
de pertenencia hacia los acontecimientos que ocurren en la
comunidad. Se muestran poco colaboradores en el quehacer
familiar. Hay falta de fraternidad y despreocupación hacia
el cuidado del medio ambiente. Se ven desmotivados hacia el
compañerismo y a realizar trabajo en equipo, entre otros.
Estas expresiones del comportamiento infantil revelan la
deficiencia del valor solidaridad y constituye la
situación problémica del presente estudio
investigativo.

En este entorno se inserta el problema científico
que alude a:

¿Cómo contribuir a la
educación del valor solidaridad en niñas y
niños de 8 a 10 años del sector 2 de la comunidad
Bello Monte?

Objeto de estudio: Proceso de
educación en valores.

Campo de acción: Juegos recreativos para
la educación del valor solidaridad en niños y
niñas de 8 a 10 años del sector 2 de la comunidad
Bello Monte.

Preguntas científicas

  • 1. ¿Cuáles son los
    fundamentos teóricos que avalan los juegos recreativos
    como vía para la educación del valor
    solidaridad?

  • 2. ¿Cuál es el estado que
    presenta el valor solidaridad en los niños y
    niñas de 8 a 10 años del sector 2 de la
    comunidad Bello Monte?

  • 3. ¿Qué características
    deben poseer los juegos recreativos dirigidos a la
    educación del valor solidaridad de los sujetos en
    estudio?

  • 4. ¿Qué resultados se obtienen de
    la valoración de los juegos recreativos
    diseñados para la educación del valor
    solidaridad?

Objetivo general

Diseñar juegos recreativos orientados a la
educación del valor solidaridad en niños y
niñas de 8 a 10 años del sector 2 de la comunidad
Bello Monte.

Objetivos específicos

  • 1. Fundamentar teóricamente el papel de
    los juegos recreativos en la educación del valor
    solidaridad.

  • 2. Caracterizar el estado del valor solidaridad
    en los niños y niñas de 8 a 10 años del
    sector 2 de la comunidad Bello Monte.

  • 3. Diseñar juegos recreativos dirigidos
    a la educación del valor solidaridad de los sujetos en
    estudio.

  • 4. Valorar la incidencia de los juegos
    recreativos en la educación del valor solidaridad de
    los sujetos en estudio.

A la práctica se aporta un conjunto de
juegos recreativos para contribuir a la educación del
valor solidaridad en niños y niños de 8 a 10
años.

Novedad científica

Radica en la elaboración de juegos recreativos,
que contribuyen a la formación del valor solidaridad en
los niños y niñas de 8 a 10 años del sector
2 de la comunidad Bello Monte aprovechando sus potencialidades
axiológicas. Los juegos están sustentados en el
potencial formativo de la recreación en la comunidad, en
los procesos de gestión y de programación
recreativa así como en la integración de factores a
partir de la multifactorialidad del proceso de educar
valores.

Métodos y
técnicas de investigación

En el desarrollo investigativo se aplicaron
métodos del nivel teórico, empírico, y
estadístico – matemático así como
técnicas que, de manera interrelacionada, permitieron la
búsqueda del conocimiento con carácter
diferenciado, dialéctico, integrado, ordenado y orientado
hacia un fin preconcebido al poder triangular los resultados
desde perspectivas múltiples.

Del nivel teórico se aplicaron los métodos
analítico sintético, sistémico estructural,
e inductivo – deductivo. Del nivel empírico se aplicaron
los métodos de observación, revisión
documental, entrevista, encuesta, técnica grupal la
Palabra y técnica de perfil. Del nivel estadístico
– matemático se utilizó la distribución
empírica de frecuencias para organizar, procesar y valorar
los resultados obtenidos de los métodos
aplicados.

Población y muestra

La investigación se realizó en el sector 2
de la comunidad Bello Monte, municipio Sotillo de Puerto La Cruz,
con niños y niñas comprendidas en las edades de 08
– 10. De una población de 70 niños y niñas
comprendidos en las edades de 8-10 años, se
seleccionó una muestra aleatoria de 32 niños y
niñas ( 45,7 % ). En el Anexo 1 se ofrece la
caracterización de la población y la
muestra.

Adicionalmente participaron como sujetos clave en las
fases de diagnóstico, diseño, aplicación y
valoración de la investigación (Anexo 1): 4
promotores deportivos de la comunidad Bello Monte y 2 profesores
de Educación Física de la unidad Andrés
Bello de la comunidad, 4 familiares de los sujetos de la muestra,
y 7 usuarios que ofrecieron su valoración de los juegos
recreativos.

La tesis está estructurada en
introducción, tres capítulos, conclusiones,
recomendaciones, bibliografía y anexos. El Capítulo
I analiza críticamente los fundamentos teóricos en
torno a la educación en valores en el contexto de la
actividad recreativa. El Capítulo II ofrece el
diseño metodológico de la investigación, la
fase de diagnóstico y sus regularidades así como la
caracterización sociocultural de la comunidad objeto de
estudio. El Capítulo III explica y fundamenta el
diseño y aplicación de los juegos recreativos como
también ofrece los resultados de su valoración
interna y externa.

CAPÍTULO I.

Fundamentos
teóricos de la educación en valores en el contexto
de la actividad recreativa

1.1 Breve esbozo histórico y conceptual de los
valores y de la educación en valores

Los valores están presentes desde los inicios de
la humanidad. Para el ser humano siempre han existido cosas
valiosas: el bien, verdad, belleza, felicidad, virtud, y muchas
otras. La génesis del valor humano se desprende del
vocablo latín aestimable que le da
significación etimológica al término sin
consideración filosófica.

Con el proceso de generalización del pensamiento
humano el concepto adquiere su interpretación
filosófica. Es solo en el siglo XX cuando comienza a
utilizarse el término axiología (del griego axia,
valor y logos, estudio), añadiéndole así un
sentido científico, ya que la axiología es la
ciencia que se dedica al estudio de los valores.

En los tiempos antiguos los problemas axiológicos
interesaron a los filósofos, por ejemplo: desde
Sócrates eran objetos de análisis conceptos tales
como "la belleza", "el bien", "el mal". Los valores fueron del
interés además de representantes de la
filosofía como Platón para el cual valor "es lo que
da la verdad a los objetos cognoscibles, la luz y belleza a las
cosas, entre otras, en una palabra es la fuente de todo ser en el
hombre y fuera de él". A su vez Aristóteles
abordó en su obra el tema de la moral y las concepciones
del valor que tienen los bienes.

En la segunda mitad del siglo XIX, con la
agudización de las contradicciones propias de la sociedad
capitalista, el estudio de los valores ocupó un lugar
propio e independiente en la filosofía burguesa
convirtiéndose en una de sus partes
integrantes.

Así se aprecia que la necesidad del estudio de
los valores ha existido siempre a través de las diferentes
etapas históricas, aunque respondiendo a los intereses de
clases y a las condiciones concretas existentes.

En igual marco histórico se desarrollaron los
clásicos del marxismo, pero no se detuvieron en el
análisis de los valores, no los analizaron de forma
independiente, aunque sí crearon las bases para una
solución científica de este problema. Entre algunas
de ellas se encuentran: un profundo análisis
crítico de todo el sistema de valores de la sociedad
capitalista, que sirve de fundamento para el reconocimiento de
los verdaderos valores de la humanidad. El estudio del papel del
factor subjetivo para el desarrollo social, esta es la base para
comprender el significado de la valoración.

A fines del siglo XIX y principios del XX, con estos
aportes del marxismo, se comienza a abordar el concepto de valor
sobre la base de la relación sujeto-objeto. Los valores
surgen en la relación práctico – objetal y no en el
simple conocimiento de las cosas por el individuo. Son el
resultado de la actividad práctico del ser humano.
Precisamente de estas tesis parten todos los filósofos
marxistas de la contemporaneidad.

De tal forma los valores no existen fuera de las
relaciones sociales, de la sociedad y el hombre. El valor es un
concepto que, por un lado expresa las necesidades cambiantes del
hombre y, por otro, fija la significación positiva de los
fenómenos naturales y sociales para la existencia y
desarrollo de la sociedad.

El filósofo cubano José Ramón
Fabelo considera que los valores son objetivos pues expresan las
necesidades objetivas de la sociedad, expresión de las
tendencias reales del desarrollo social, un resultado de la
necesidad histórica.

En las teorías sobre los valores
(Bolaño Mercado T. 2002; Cortina, A. 2000)
aparecen criterios a partir de los cuales se les clasifica por
categorías o por jerarquía. Algunos criterios
clasificatorios son:

  • Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de
    la vida. Hay valores que son más permanentes  en
    el tiempo que otros. Por ejemplo, el valor del placer es
    más fugaz que el de la verdad.

  • Integralidad: cada valor es una abstracción
    íntegra en sí mismo, no es
    divisible.

  • Flexibilidad: los valores cambian con las
    necesidades y experiencias de las personas.

  • Satisfacción: los valores generan
    satisfacción en las personas que los
    practican.

  • Polaridad: todo valor se presenta en sentido
    positivo y negativo; Todo valor conlleva
    un  contravalor.

  • Jerarquía: Hay valores que son considerados
    superiores (dignidad, libertad) y otros como inferiores
    (los relacionados con las necesidades básicas o
    vitales). Las jerarquías de valores no son
    rígidas ni predeterminadas; se van construyendo
    progresivamente a lo largo de la vida de cada
    persona.

  • Trascendencia: Los valores trascienden el plano
    concreto; dan sentido y significado a la
    vida   humana y a la sociedad.

  • Dinamismo: Los valores se transforman con las
    épocas.

  • Aplicabilidad: Los valores se aplican en las
    diversas situaciones de la vida; entrañan
    acciones prácticas que reflejan los principios
    valorativos de la persona.

  • Complejidad: Los valores obedecen a causas diversas,
    requieren complicados juicios
    y  decisiones.

Por su parte, el proceso de educación de los
valores
constituye un acto eminentemente educativo orientador
de la acción. "El proceso de educación en valores
es complejo debido no solo a la pluralidad de expresiones
derivadas de su contenido, con un condicionamiento social y
cosmovisivo, sino también porque está dirigido a la
educación y formación de la personalidad". (Del
Toro 2007:17).

Este proceso deberá atender las diferentes
dimensiones en las que se movilizan los valores: objetiva,
subjetiva y oficial, propiciando que la intervención
multifactorial de la familia la escuela y la sociedad se realice
desde las exigencias socioculturales y las características
y necesidades de los individuos.

La educación en valores debe partir del
reconocimiento, de las potencialidades axiológicas que
existen en las diferentes actividades y entornos en los que se
desarrolla el individuo. En esta dirección se asume el
concepto de Del Toro (2007: 18) en el que se expresa que es un
"un proceso integral dirigido a la formación de la
personalidad en la que se vinculan dialécticamente los
elementos cognitivos, afectivos, volitivos y experienciales bajo
la influencia educativa de la familia, la escuela y la
sociedad".

La multifactorialidad es reconocida por todos los
autores a partir del criterio de que el hombre es formado bajo la
influencia de distintos factores: familia, escuela y sociedad, es
importante destacar que cuando se habla de la sociedad no solo se
hace alusión a la expresión macro de la misma, sino
también a todos los contextos en los que el hombre
establece relaciones y socializa sus resultados, en el que la
comunidad, expresión más pequeña de las
estructuras y elementos sociales, juega un papel
determinante.

1.2 El valor solidaridad en el individuo y en la
sociedad

La palabra solidaridad proviene del sustantivo
latín soliditas, que expresa la realidad homogénea
de algo físicamente entero, unido, compacto, cuyas partes
integrantes son de igual naturaleza.

En la ciencia del Derecho, se habla de que algo o
alguien es solidario, sólo entendiendo a éste
dentro de «un conjunto jurídicamente
homogéneo de personas o bienes que integran un todo
unitario, en el que resultan iguales las partes desde el punto de
vista de la consideración civil o penal». Dentro de
una persona jurídica, se entiende que sus socios son
solidarios cuando todos son individualmente responsables por la
totalidad de las obligaciones. Para el derecho, la solidaridad
implica una relación de responsabilidad compartida, de
obligación conjunta.

La solidaridad se define como la colaboración
mutua en la personas, como aquel sentimiento que mantiene a las
personas unidas en todo momento, sobre todo cuando se vivencian
experiencias difíciles de las que no resulta fácil
salir. (García Roca, 1994).

La solidaridad siempre presupone los siguientes
elementos morales y de comportamiento:

· La solidaridad es una virtud contraria al
individualismo y al egoísmo.

· Se refleja en el servicio y busca el bien
común.

· Su finalidad es intentar o solucionar las
carencias espirituales o materiales de los
demás.

· Requiere discernimiento y empatía
-ponerse en el lugar del otro.

La solidaridad es el valor fundamental en las buenas
relaciones que se manifiestan en la sociedad. Este término
nace del ser humano y se dirige esencialmente al ser humano.
Está fundado en la igualdad universal que une a todos los
hombres; una igualdad que se deriva directa e innegablemente de
la verdadera dignidad del ser humano, que pertenece a la realidad
intrínseca de la persona sin importar su raza, edad, sexo,
credo, nacionalidad o partido.

La solidaridad es una palabra de unión. Es la
señal inequívoca de que todos los hombres, de
cualquier condición, se dan cuenta de que no están
solos, y de que no pueden vivir solos, porque el hombre, como es,
social por naturaleza, no puede prescindir de sus iguales; no
puede alejarse de las personas e intentar desarrollar sus
capacidades de manera independiente.

Por lo anterior, se asevera que la
solidaridad se puede considerar como un valor mediador de la
igualdad y la integración entre los seres humanos y un
regulador del comportamiento humano en la sociedad.
(García Roca, 1994).

La solidaridad, esencialmente, se dirige al ser humano.
La persona humana es principio y fin de la solidaridad. El acto
solidario debe ser hecho en beneficio de una persona, ya sea
directa o indirectamente. De esta manera, puedo verdaderamente
ayudar a otras personas si favorezco el cuidado de un ecosistema,
para que otros puedan disfrutar ordenadamente de sus beneficios.
El ser humano puede servirse de todos los bienes naturales, de
manera ordenada, para su beneficio. Desde este punto de vista, la
naturaleza no puede ser para la solidaridad un fin, sino un
medio. A fin de cuentas, el ser humano es quien debe recibir el
bien, ya sea de manera directa o indirecta.

Se entiende que la práctica de la solidaridad
requiere, necesariamente, de más de un individuo. Dos
seres humanos podrían ser solidarios si vivieran solos en
una isla desierta, tanto como una persona que vive en una
comunidad inmensa puede ser solidaria al colaborar con la buena
alimentación de los niños de un país que
está a kilómetros de distancia. Desde luego, la
forma más simple, pura y cercana de la solidaridad la
encontramos entre seres humanos próximos, en una
relación personal de dos individuos.

 Para buscar una solidaridad con alcance social,
que tenga repercusión tangible en la comunidad, no podemos
dejar de lado la solidaridad personal entre individuos que se
saben iguales. Sería mentira decir que nos preocupamos por
la sociedad, o por los necesitados en general, si cuando se nos
presenta la ocasión de ayudar a una sola persona
necesitada, no adoptamos una verdadera actitud solidaria. El
empeño por la solidaridad social adquiere valor y fuerza
en una actitud de solidaridad personal.

La solidaridad social consiste en colaborar de manera
desinteresada con el bien común. Hay actos de solidaridad
que son específicamente obligatorios. Incluso existen
actos en contra de la solidaridad que pueden ser castigados.
Entendemos, por ejemplo, que el cumplir las leyes es un acto
solidario, porque sabemos que cumpliéndolas favorecemos el
orden social, la observancia de dichas leyes y, por lo tanto, el
bien común. En este caso, la falta contra la solidaridad
es motivo de castigo, y este castigo se lleva a cabo porque se
considera que el cumplimiento de la ley es de interés
general y a todos aprovecha. (Tischner, 1983)

  • La recreación y los juegos: vías
    para la educación en valores

El carácter educativo y la contribución a
la educación en valores de la recreación quedan
aprehendidos en la definición que brinda Pérez
Sánchez (2003:5): " …el conjunto de
fenómenos y relaciones que surgen en el proceso de
aprovechamiento del tiempo libre mediante la actividad
terapéutica, profiláctica, cognoscitiva, deportiva
o artística – cultural, sin que para ello sea necesario
una compulsión externa y mediante las cuales se obtiene
felicidad, satisfacción inmediata desarrollo de la
personalidad".

La recreación constituye una práctica
pedagógica saturada de componentes axiológicos ya
que se centra en la no obligatoriedad, la sensación de
disfrute y placer que de ella se deriva y su influencia en el
desarrollo de la creatividad del individuo, así como las
diferentes vías que utiliza para su desarrollo en las que
el juego desempeña un papel fundamental. De los valores
intrínsecos de la recreación dimanan los de
carácter lúdico y hedonísticos. Los primeros
apuntan a los que se desarrollan mediante el juego y los segundos
a los que se derivan de la satisfacción y placer que
siente el individuo que se recrea.

La educación que se realiza mediante la actividad
recreativa se proyecta en sentido amplio como
socialización, porque el objetivo es ayudar a los
individuos a integrarse a la comunidad y, en sentido estrecho,
subraya la necesidad de una vertiente creativa, crítica y
transformadora que persigue como objetivos dotar a la persona de
conocimientos básicos para actuar de manera
autónoma, posibilitar la orientación racional para
enfrentar las situaciones problémicas y desarrollar
habilidades sociales necesarias para resolverlas.

Categoría central de la recreación e
históricamente inherente a la condición humana es
el juego. Etimológicamente, los investigadores
refieren que la palabra juego procede de dos vocablos en
latín: "iocum y ludus-ludere" ambos hacen
referencia a broma, diversión, chiste, y se suelen usar
indistintamente junto con la expresión actividad
lúdica.

Los juegos son considerados como parte de una
experiencia humana y están presentes en todas las
culturas. Probablemente, las cosquillas, combinadas con la risa,
sean una de las primeras actividades lúdicas del ser
humano, al tiempo que una de las primeras actividades
comunicativas previas a la aparición del
lenguaje.

La ejecución práctica de los juegos
implica el desarrollo de relacionarse socialmente ya que son un
medio de enlace con la educación ética y espiritual
y también una parte de la historia cultural. Durante
siglos las costumbres, concepciones religiosas, el valor de la
gimnasia curativa, el valor pedagógico y los intereses de
las clases sociales determinaron el contenido la
configuración y el desarrollo de los juegos como
también su propagación y su fomento.

El juego con intencionalidad pedagógica lleva
implícitos valores formativos que se orientan en las
siguientes esferas de la personalidad:

Intelectual y/o Cognitivo. El valor está
determinado por la obligación que tiene el ser humano en
el juego de percibir, sentir, observar, pensar, realizar
variaciones, vencer dificultades y resolver problemas, lo que
implica la estimulación de la psiquis, de los esquemas del
pensamiento y del trabajo del sistema nervioso
central.

Afectivo. Por lo que tiene que ver con las
relaciones sentimentales de apego, aprecio, valoración y
empatía, que se viven con los otros en el desarrollo del
juego, que es básicamente una experiencia
colectiva.

Físico. Se mide por la influencia del
juego en el desarrollo de las cualidades físicas que
repercuten en el organismo desde el punto de vista
biológico, anatómico, fisiológico y
cinético.

Social. Se da en la integración que el
niño realiza con otros, que lo lleva a comprender la
necesidad de compartir su vida y sus ideas como una forma
indispensable de vivir en sociedad; lo prepara a vivir en
comunidad, permitiéndole ser más tolerante y
pacífico, se rescata el sentido de pertenencia y de la
creatividad colectiva.

Estético. Mediante el juego se estimula el
aceleramiento del desarrollo armónico, del orden, de la
limpieza y el equilibrio, lo que lleva a un mejoramiento de su
salud y presentación personal; igualmente el desarrollo de
la sensibilidad, del sentido rítmico, de la
apreciación del color, tono y textura.

Moral. Está determinado en el juego por la
necesidad de respetar a los contrarios, de ayudar a los
compañeros, de mostrarse sinceros consigo mismo, y con los
demás, evitando el engaño y la mentira. Se busca la
honestidad y la lealtad. Se pretende comprender la ganancia y la
pérdida, al igual que la tensión y
distensionamiento, el fracaso y el éxito.

Espiritual. A través del juego el
niño, con su compromiso y proyección, logra
trascender su cotidianidad.

Estos valores permiten el crecimiento personal y aportan
a la formación integral del individuo. El educador que
conozca el potencial desarrollador y axiológico del juego
lo puede utilizar como una excelente herramienta
pedagógica.

Por su parte, lo que se denomina juegos
recreativos
en el presente trabajo se define como un conjunto
de acciones utilizadas para la diversión con la finalidad
principal de lograr el disfrute de quienes lo
desarrollan.

Son actividades eminentemente lúdicas,
divertidas, capaces de transmitir emociones, alegrías,
salud, estímulos, el deseo de ganar, permitiendo la
relación con otras personas. Por ello se convierten en una
actividad vital e indispensable para el desarrollo de todo ser
humano, donde la reglamentación es mínima y lo
importante no es realizar bien la técnica o ganar sino la
diversión, lo cual genera placer.

Por lo general, los juegos implican un cierto grado de
competencia. En el caso de los juegos recreativos, el valor
competitivo se minimiza puesto que no resulta importante
quién gana y quién pierde; lo esencial es el
aspecto recreativo de la actividad. Por eso, los juegos
recreativos no suponen productividad y nunca deben ser
obligatorios para los participantes.

Los juegos recreativos pueden realizarse al aire libre o
bajo techo, en campo abierto o en sectores delimitados. Cada
juego puede definirse según el objetivo que sus jugadores
intenten alcanzar o por el conjunto de reglas que determinan
qué pueden hacer los jugadores en el marco de la actividad
lúdica recreativa.

Los juegos recreativos poseen un reconocido potencial
para educar valores que se concreta tanto en su contenido
esencial como en su forma.

Desde el punto de vista del contenido crean espacios
recreativos, consumen tiempos recreativos, permiten desplegar
acciones y satisfacen necesidades recreativas para que los
participantes experimenten satisfacción en climas de
absoluta libertad, disfrute e igualdad a la vez que nutren su
imaginación, su fantasía y su espiritualidad,
revalorizan sus actitudes, enriquecen sus opiniones, reconstruyen
sus visiones del mundo, de la vida y sus valores.

Por su forma los juegos recreativos se tornan en
instrumentos facilitadores de la recreación que se
singularizan por su discurso pedagógico y los lenguajes
lúdicos recreativos, fundamentales para la labor del
recreador.

El discurso pedagógico es un lenguaje
"instruccional", muy parecido al que se usa en la escuela, por
medio del cual el recreador "enseña"  y "ayuda" a los
recreandos para que estos "apropien" conceptos, valores,
habilidades y destrezas. De tal modo que, en la
interacción recreador/recreandos, se construyen y se
reconstruyen conjuntamente  las normas, los valores, las
intencionalidades, las actitudes. Se producen negociaciones,
acuerdos y se resuelven problemas de orden individual o
grupal.

Los lenguajes lúdico – creativos, desde la
aproximación de Mesa (1997), son mediaciones
semióticas, es decir, construcciones de significados
internos (imaginación, memoria, afectividad, conceptos) de
origen externo, que se apropian del arte, la ciencia o la
tecnología mediante la "ayuda pedagógica" del
recreador. Este, en su condición de pedagogo en
interacción con los recreandos, enseña
procedimientos y conceptos que apuntan al aprendizaje de
técnicas para la expresión, la comunicación
y el desarrollo de habilidades.

En otras palabras, el recreador se vale de las
técnicas recreativas (instrumentos externos creados social
e históricamente desde el arte y la tecnología, por
ejemplo, las técnicas gráfico-plásticas, los
juegos dramáticos, las narraciones e historias
maravillosas, entre otras), de tal modo que se construyan
conjuntamente entre el recreador y los recreandos nuevos
significados y sentidos en y para el contexto específico
en el que se está realizando la actividad.

Si nos referimos en concreto al desarrollo del valor
solidaridad, en el juego los rasgos asociados al valor
están estrechamente ligados al juego respetuoso, de logro.
Uno de los objetivos del juego es ejercer una influencia sobre
los que participan. Cada participante debe acatar reglas a partir
de la disciplina y de la libre decisión de hacerlo
sostenidamente, considerar el derecho del otro, asumir un papel
consecuentemente, en fin, desterrar cualquier rasgo de
irresponsabilidad y desconsideración en aras del
desarrollo de la actividad lúdica aún cuando el
contexto sea de máximo disfrute y entusiasmo.

La función del juego en la infancia es
particularmente trascendental para el desarrollo infantil. Se
puede afirmar que cualquier capacidad infantil se desarrolla
más eficazmente en el juego que fuera de él. No hay
diferencia entre jugar y aprender porque cualquier juego que
presente nuevas exigencias al niño se ha de considerar
como una oportunidad de aprendizaje. En el juego los niños
y niñas aprenden con una facilidad notable porque
están especialmente predispuestos y entusiasmados para
recibir lo que les ofrece la actividad lúdica a la cual se
dedican con placer.

El juego permite al niño que se mantenga
diferenciado de las exigencias y limitaciones de la realidad
externa; explorar el mundo de los mayores sin estar ellos
presentes; interactuar con sus iguales; y funcionar de forma
autónoma.

En resumen, el juego constituye una vía
fundamental para desarrollar valores en la actividad recreativa
debido a sus características fundamentales que se
concretan a continuación:

  • Es el medio que posibilita al alumno conocer el
    mundo en el que vive y el cual está llamado a
    transformar.

  • Su contenido es tomado de la vida real y los
    habitúa a determinadas formas de conducta
    enseñando normas y leyes de convivencia.

  • Desarrolla en los niños la capacidad de
    observar críticamente las acciones de los
    demás, activando los mecanismos de
    valoración.

  • Contribuye a la educación, desarrollo,
    formación y perfeccionamiento de valores morales
    (amistad, cooperación, ayuda mutua, responsabilidad,
    entre otros).

  • Constituye una necesidad natural y no contempla
    elementos de obligatoriedad, como elemento distintivo de
    otras actividades" (Del Toro, 2007:39).

Actualmente en Venezuela, cuando la educación de
las nuevas generaciones en el espíritu de las ideas
socialistas y de la entrega total a la patria es una de las
tareas más importantes de la revolución, los medios
de educación y formación de valores adquieren una
gran importancia en la formación integral de las nuevas
generaciones. De ahí la pertinencia y necesidad de abordar
el estudio de los juegos recreativos para la infancia en el
contexto comunitario por su probado potencial formativo y
desarrollador.

  • Características de personalidad de los
    niños y niñas comprendidos en las edades de 8 a
    10 años de edad

A los 8 años el niño y la niña
tienen ya una conciencia creciente de sí mismos como
personas. Piensan acerca de "sí mismos". Están en
proceso de convertirse en un individuo, en un miembro del mundo
social. Hablan de sí mismos con mayor libertad. Los padres
empiezan a pensar que tiene su propia "personalidad".
Tienen clara conciencia de su diferencia con los
demás.

Les disgusta que los traten como niños y quieren
ser como el adulto y saber tanto como él, está
impaciente por crecer. De todos modos, pueden encontrarse en una
lucha interna entre crecer y seguir siendo como es.

El infante de esta edad explora continuamente su
entorno. Lo intenta casi todo. Hace nuevas amistades y se
preocupa mucho de la opinión de los demás. Aumentan
sus contactos sociales, se interesan por las personas y lugares
distantes en el tiempo y en el espacio. Dos
características destacadas son la nueva capacidad de
apreciación de los demás y los desahogos
constantes.

Se considera al niño y niña de 8 y 10
años como seguro de sí mismo e independiente.
Piensa y razona por sí mismo. Posee un mayor dominio de
sí mismo y es más digno de confianza. Los padres
encuentran que cambia "para mejor". Es consciente de sí
mismo en cuanto a sus actividades, su propio cuerpo, su casa, la
conducta de sus padres y hermanos. Hace muchos planes para el
futuro. Los 8 años vuelven a ser una edad expansiva, pero
con un nivel superior de madurez. Se caracteriza por valorar todo
lo que sucede; se critica a sí mismo y a los
demás.

Es excesivamente ambicioso en sus exigencias consigo
mismo. Quiere destacarse y agradar a los demás. Eso a
veces puede llevarle a subestimarse y perder la confianza en
sí mismo y autocriticarse.

Muestra insolencia y es discutidor pero con menos
susceptibilidad que cuando tenía seis-siete años,
aunque se emociona con facilidad. Admira a sus padres y hermanos
y demuestra efusiva y abiertamente su afecto. Tiene un elevado
sentido del humor y le agrada sorprender a los demás en
sus errores, pero no soporta que hagan bromas sobre su
persona.

Las trasformaciones psicológicas de esta etapa 8
y 10 años le proporcionan un mayor dominio de sí
mismo y una nueva forma de autosuficiencia, que le hace cambiar
sus relaciones con todo su entorno.

Se caracteriza por la automotivación. Aplica su
mente a las cosas por propia iniciativa, con ligeras sugerencias
por parte de los demás. Se apasiona con algunas
actividades de forma que puede no quedarle tiempo libre para nada
más. En general, tiene muchos intereses: trabajo escolar,
lograr éxito en cualquier tarea, el futuro, la historia,
aparatos mecánicos, hacer cosas. Es un niño mejor
equilibrado e independiente, más responsable y digno de
confianza. Valora su propio comportamiento e incluso puede sentir
vergüenza por su conducta pasada.

Existe un predominio de los motivos vinculados con el
presente, es decir su actividad se rige por motivos y hechos
inmediatos, donde el juego ocupa un lugar importante. Las
emociones y los sentimientos constituyen un componente importante
en el desarrollo moral de la personalidad.

Con respecto a sus coetáneos la influencia de sus
iguales en los 8 a 10 años cobra mayor importancia y la
participación social se suele hacer en pequeños
grupos de amigos. El sentimiento que se crea al pertenecer a un
pequeño grupo contribuye al desarrollo del yo, es decir,
de una personalidad propia y estable así como a una mayor
conciencia social y moral.

Los compañeros constituyen los grandes
protagonistas por excelencia en esta etapa social y escolar. La
vida y el trabajo en grupo experimentan gran auge, las
actividades cooperativas desempeñan un papel
trascendental. La vida en pandilla, los juegos y aventuras con
iguales son del máximo interés. Los grupos tienden
a ser homogéneos con relación a
características excluyentes como el sexo o la
edad.

La autoridad le produce seguridad y sensación de
estabilidad y le ayuda a controlar su inquietud, pero no le gusta
que sea una autoridad de derecho. A esta edad, el niño
necesita decidir por sí mismo cómo ha de actuar, y
sus experiencias personales tienen un valor educativo enorme.
Debe existir una mezcla equilibrada entre autoridad y
cariño.

A los 8 años se burla y bromea sobre los temas y
problemas sexuales. Pueden aparecer los juegos "sexuales". Se
debe aceptar sin dramatizar, ofreciendo otras alternativas de
juego en grupo, diversiones, deportes, entre otros, y no dar
mayor importancia al tema. Los niños, por otro lado, hacen
burlas a las niñas, aunque ya empiezan a interesarse por
alguna en especial.

Morfológicamente se produce una evolución
proporcionada entre distintos segmentos corporales tanto en
longitud como en grosor. El desarrollo en estos períodos
podría situarse entre los 10 y 15 ctms. para la talla y
entre los 9 y 11 Kg. para el peso. Físicamente cuenta con
grandes reservas de energía y su peso y talla siguen un
desarrollo normal.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5

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