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Un análisis sobre la desigualdad de los ingresos (ganadores y perdedores de la crisis financiera mundial) (página 3)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

Potencialmente, esta narrativa puede ganar mucho
respaldo, especialmente en la Cámara de Representantes
controlada por los republicanos y en las vísperas de la
elección presidencial de 2012. Pero, mientras que los
republicanos de la FCIC escriben elocuentemente, ¿tienen
alguna prueba para respaldar sus aseveraciones? ¿La gente
pobre en Estados Unidos es responsable de causar la crisis global
más grave en más de una
generación?

No, según Daron Acemoglu del MIT (y autor junto
conmigo en otros temas), que presentó sus conclusiones en
la reunión anual de la Asociación de Finanzas de
Estados Unidos a principios de enero. (Las diapositivas
están en su sitio web del MIT.)

Acemoglu desglosa la narración
republicana en tres interrogantes diferentes. Primero,
¿hay pruebas de que los políticos estadounidenses
responden a las preferencias o deseos de los votantes de menores
ingresos?

La evidencia en este punto no es tan
definitiva como a uno le gustaría, pero lo que tenemos
–por ejemplo, a partir del trabajo de Larry Bartels de la
Universidad de Princeton- sugiere que, en los últimos 50
años, prácticamente toda la élite
política estadounidense dejó de compartir las
preferencias de los votantes de ingresos bajos o medios. Las
opiniones de los funcionarios se acercaron mucho más a las
que comúnmente se hacen oír en la cima de la
distribución de ingresos.

Existen varias teorías con
respecto a por qué se produjo este cambio. En nuestro
libro 13 banqueros, James Kwak y yo destacamos una
combinación del creciente papel que juegan los aportes de
campaña, la puerta giratoria entre Wall Street y
Washington, y, sobre todo, un cambio ideológico hacia la
idea de que las finanzas son buenas, que más finanzas es
mejor y que lo mejor son las finanzas sin control. Existe un
corolario claro: las voces e intereses de la gente relativamente
pobre poco cuentan en la política
norteamericana.

La evaluación que hace Acemoglu
de la investigación reciente sobre el lobby es que las
partes del sector privado querían que se relajaran las
reglas financieras -y trabajaron duro e invirtieron mucho dinero
para obtener este resultado-. El ímpetu por un gran
mercado de hipotecas de alto riesgo surgió del interior
del sector privado: "innovación" por parte de prestadores
hipotecarios gigantes como Countrywide, Ameriquest y muchos
otros, respaldados por los grandes bancos de inversión. Y,
para hablar sin rodeos, fueron algunos de los mayores jugadores
de Wall Street, no los propietarios excesivamente endeudados, los
que recibieron rescates gubernamentales después de la
crisis.

Acemoglu luego pregunta si existen
pruebas de que la distribución de ingresos en Estados
Unidos empeoró a fines de los años 1990, lo que
llevó a los políticos a aflojar las riendas en lo
que concierne a prestarle dinero a gente que estaba "rezagada".
Los ingresos en Estados Unidos, efectivamente, se volvieron mucho
más desiguales en los últimos 40 años, pero
el momento elegido no encaja con esta historia en
absoluto.

Por ejemplo, a partir del trabajo que
hizo Acemoglu con David Autor (también del MIT), sabemos
que los ingresos correspondientes al 10% que más gana
subieron marcadamente durante los años 1980. Los ingresos
semanales crecieron lentamente en el caso del 50% que menos gana
y del 10% que menos ganaba en ese momento, pero al sector menos
favorecido en la distribución de ingresos en realidad le
fue relativamente bien en la segunda mitad de los años
1990. De modo que nadie tuvo que pelearla más que este
segmento en la víspera de la locura de las hipotecas de
alto riesgo, que se produjo a principios de los años
2000.

A partir de datos de Thomas Piketty y
Emmanuel Saez, Acemoglu también señala que la
dinámica de la distribución de ingresos para el 1%
que más gana en Estados Unidos parece diferente. Como
sugirieron Thomas Philippon y Ariell Reshef, el marcado
incremento de este grupo en el poder de ingresos parece
más relacionado con la desregulación de las
finanzas (y quizás otros sectores). En otras palabras, los
grandes ganadores de la "innovación financiera" de todo
tipo en las últimas tres décadas no fueron los
pobres (ni siquiera la clase media), sino los ricos –la
gente que ya cobraba mucho.

Finalmente, Acemoglu examina el papel
del respaldo del gobierno federal a la vivienda. Sin duda,
Estados Unidos durante mucho tiempo ofreció subsidios a la
vivienda ocupada por sus dueños -principalmente a
través de una deducción impositiva para los
intereses hipotecarios-. Pero este subsidio en absoluto explica
el momento del auge del sector inmobiliario y de los
descabellados préstamos hipotecarios.

Los republicanos de la FCIC acusan con firmeza a Fannie
Mae, Freddie Mac y otras empresas patrocinadas por el gobierno
que respaldaron los préstamos para la vivienda mediante
garantías de diferentes tipos. Tienen razón cuando
dicen que Fannie y Freddie eran "demasiado grandes para quebrar",
lo que les permitió pedir dinero prestado a un menor costo
y asumir más riesgo -con un escaso financiamiento de
capital para respaldar su exposición.

Pero, si bien Fannie y Freddie se lanzaron a hipotecas
dudosas (particularmente aquellas conocidas como Alt-A) e
hicieron operaciones con prestadores de alto riesgo, esto
representaba algo relativamente pequeño y surgió
tarde en el ciclo (por ejemplo, 2004-2005). El principal
ímpetu para el auge surgió de toda la maquinaria de
la securitización de "sello privado", que era justamente
eso: privado. De hecho, como señala Acemoglu, los
poderosos jugadores del sector privado consistentemente
intentaron marginar a Fannie y Freddie y excluirlas de los
segmentos de mercado en rápida
expansión.

Los republicanos de la FCIC están
en lo cierto al ubicar al gobierno en el centro de lo que
salió mal. Pero este no fue un caso de
sobrerregulación o de exceso de alcance. Por el contrario,
30 años de desregulación financiera, que fue
posible gracias a que se cautivó el corazón y la
mente de los reguladores, y de políticos tanto
republicanos como demócratas, le dieron a una estrecha
élite del sector privado –principalmente en Wall
Street- casi todas las ventajas del auge inmobiliario.

La parte negativa recayó en el resto de la
sociedad, en especial en las personas de bajo nivel educativo y
mal remuneradas, que ahora perdieron sus casas, sus empleos, las
esperanzas para sus hijos o todo a la vez. Esta gente no
causó la crisis. Pero está pagando por
ella.

(Simon Johnson, ex economista principal del FMI, es
cofundador de un importante blog de economía,
http://BaselineScenario.com, profesor en el MIT Sloan y miembro
sénior en el Instituto Peterson para la Economía
Internacional. Su libro, 13 banqueros, que escribió junto
con James Kwak, está actualmente disponible en tapa
blanda. Copyright: Project Syndicate, 2011)

El retorno de los banqueros (II): "además, piden
menos regulaciones" (¿amnesia colectiva o cinismo
patológico?)

"El año pasado, los banqueros que asistieron
al Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, interpretaron
el papel de villanos. El presidente francés Nicolas
Sarkozy criticó su "comportamiento indecente" y sus
paquetes de remuneración "moralmente
indefendibles".

Los banqueros probablemente no ganarán
ningún concurso de popularidad en la cumbre de este
año en el resort suizo. Pero esperan que parte del estigma
causado por contribuir a que el mundo entrara en una crisis
financiera se haya diluido"…
Los banqueros dejan de pedir
perdón y comienzan a pedir menos regulaciones (The Wall
Street Journal – 26/1/11)

Los ejecutivos bancarios han viajado a Suiza
envalentonados por sus crecientes ganancias y ansiosos de
codearse con los políticos y reguladores, con la esperanza
de frenar las nuevas restricciones a la forma en la que dirigen
sus negocios y pagan a sus empleados. Por primera vez desde la
crisis financiera, los banqueros no estarán
mordiéndose la lengua.

"Hubo un período de remordimiento
y disculpas de los bancos", dijo el presidente ejecutivo de
Barclays PLC, Bob Diamond, en su testimonio ante un panel
parlamentario en Londres este mes. "Creo que ese período
tiene que terminar".

En 2009, en momentos que la crisis financiera global
estaba en pleno desarrollo, algunos de los grandes banqueros,
incluyendo a los altos ejecutivos de Barclays, Citigroup Inc. y
Bank of America Corp., no asistieron a Davos. Muchos se
aventuraron a regresar el año pasado, pero mantuvieron un
perfil bajo, conscientes del carácter radioactivo de sus
reputaciones.

Este año, la mayoría de los grandes bancos
estadounidenses y europeos están enviando sus presidentes
de junta o presidentes ejecutivos a Davos. Una excepción
es Goldman Sachs Group Inc., el cual está enviando al
segundo al mando.

Los banqueros y los grupos de
presión que les apoyan dicen que llegarán a los
Alpes armados con una larga lista de propuestas regulatorias y
reglas pendientes que les gustaría diluir o eliminar por
completo. La presión probablemente se ejercerá en
reuniones privadas, en vez de hacerlo en los paneles a los que
asistirán cientos de reporteros de prensa y
televisión.

"Espero que los asuntos regulatorios se encuentren en la
agenda de este año en Davos, pero quizás no sean el
centro de atención", dijo Charles Dallara, director
gerente del Instituto de Finanzas Internacionales, el principal
grupo de la industria bancaria.

Buena parte de la presión
ejercida probablemente girará en torno a un acuerdo
internacional que los reguladores bancarios forjaron el
año pasado en otra ciudad suiza, Basilea. El llamado
acuerdo de Basilea III obligará a los bancos a mantener
mayores reservas de capital para protegerse de posibles
pérdidas, además de una mayor liquidez para hacer
frente a una posible corrida bancaria.

Sin embargo, las reglas no entran completamente en vigor
hasta 2018 y aún deben ultimarse varios detalles
clave.

En una conferencia de prensa previa a Davos, el
presidente ejecutivo del banco francés
Société Générale SA,
Frédéric Oudéa, dijo que la industria
esperaba desalentar a los países a imponer requisitos que
sean más estrictos, o que se implementen antes que el
acuerdo de Basilea.

Suiza ya ha ordenado a sus bancos que cumplan con
requisitos de capital y liquidez mucho más altos que
aquellos que deberán seguir otras instituciones, mientras
que las autoridades británicas estudian aplicar los
llamados "estándares de oro" que excederían las
normas internacionales.

Es cierto que es demasiado tarde para
que los bancos logren cambiar la decisión de aplicar
regulaciones más estrictas. Además del acuerdo de
Basilea, EEUU aprobó la ley Dodd-Frank el año
pasado, la cual reformará y fortalecerá la
supervisión de las instituciones financieras. Los
legisladores europeos han impuesto restricciones a las
bonificaciones que los bancos pueden entregar a sus empleados con
mejor desempeño.

"En términos de regulación, el trabajo
duro ya se ha hecho", indicó Thomas Huertas, director de
regulación del sector bancario de la Autoridad de
Servicios Financieros del Reino Unido.

Sin embargo, agregó, la lista de regulaciones por
considerar sigue siendo larga y cuenta con varios puntos
controversiales que ya se han convertido en campos de batalla con
la industria bancaria.

Uno de los principales asuntos en la
mira de los bancos es una cláusula de Basilea III que
exige que los reguladores impongan mayores requerimientos de
capital a las "instituciones financieras sistémicamente
importantes".

Los banqueros y reguladores ya
comenzaron a forcejear para tratar de definir ese término.
La mayoría de los bancos desean que la lista de
instituciones que se ajuste a esa definición sea tan
pequeña como sea posible. No obstante, la industria
también advierte que imponer un "sobrecargo" de capital a
un banco grande y no hacerlo con otro podría desequilibrar
las condiciones de juego el mercado.

"Imponer simples sobrecargos de capital no es la forma
correcta de mejorar la estabilidad", dijo Oudéa. Él
dijo que los reguladores cometen un error al concentrarse
únicamente en los grandes bancos.

Ese argumento probablemente no convencerá a
muchos de los que forjan las regulaciones. Los rescates de los
grandes bancos, no los pequeños, han sido costosos y
tremendamente impopulares en muchos países
occidentales.

Un Informe
interesante para ser leído -en voz alta, por favor- en
Davos (¿lo harán?)

"La crisis financiera que asoló la
economía en 2008 "podría haberse evitado" si no se
hubieran producido fallos generalizados en los reguladores,
así como una mala gestión en las empresas y la
irresponsable toma de riesgos de Wall Street, según
reflejan las conclusiones de un informe elaborado por la
Comisión Investigadora de la Crisis Financiera, formada
por el Congreso de EEUU en 2009"…
La crisis financiera
"podría haberse evitado", según el Congreso de EEUU
(Negocios.com – 26/1/11)

"La mayor tragedia sería aceptar
la letanía de que nadie podía haber previsto lo
ocurrido y por lo tanto nada se podría haber hecho para
evitarlo", señalan los miembros de la Comisión en
un informe al que tuvo acceso "The New York Times". "Si aceptamos
esta idea, volverá a repetirse", advierten.

El informe de 576 páginas que será
publicado el 27 de enero, ha sido elaborado tras meses de
investigaciones en los que los miembros de la Comisión
dedicaron 19 días a entrevistar a 700 testigos de los
acontecimientos que colocaron al borde del colapso a la
economía de EEUU y el resto del mundo.

Respecto a las conclusiones más
destacadas de la investigación, los comisionados
señalan entre los responsables de la crisis a los dos
últimos presidentes de la Reserva Federal, Alan Greenspan,
quien permitió la expansión de la burbuja
inmobiliaria, y a su sucesor Ben Bernanke, quien no supo prever
la crisis, aunque haya desempeñado un papel "crucial" en
la lucha contra ella.

Así, el informe resulta especialmente duro con la
labor de Alan Greenspan, quien antes de la crisis era
reverenciado por los mercados y conocido por el apelativo de "El
Maestro", pero al que los autores de la investigación
señalan como el responsable del proceso de
desregulación que no impidió el flujo de hipotecas
tóxicas, en un claro ejemplo de negligencia.

Por otro lado, los congresistas también reservan
buena parte de sus críticas para la Administración
Bush por su "respuesta inconsistente" a la crisis, que
permitió el colapso de Lehman Brothers en septiembre de
2008, "añadiendo incertidumbre y pánico a los
mercados".

Asimismo, el informe también reparte culpas entre
el partido Demócrata al señalar como "un momento
clave en la evolución hacia la crisis" la decisión
del presidente Clinton de blindar del control público a
los derivados financieros.

Por su parte, el actual secretario del Tesoro, Timothy
F. Geithner, quien entonces presidía la Reserva Federal de
Nueva York, tampoco sale indemne, ya que no se percató de
las dificultades en Citigroup y Lehman, aunque apunta que tampoco
era él el principal responsable de su
supervisión.

"La crisis fue el resultado de la
acción y la inacción de las personas, no fue
producto de la Madre Naturaleza ni de un error en los
ordenadores", señala el informe.

No obstante, el informe refleja también en
sí mismo las divisiones existentes en la política
estadounidense, ya que los seis miembros designados por los
demócratas han respaldado el documento, mientras tres
republicanos han incorporado observaciones al informe, y el
también republicano, Peter J. Wallison, expresó sus
propias salvedades de carácter personal.

"Funcionarios, políticos y banqueros son los
culpables del colapso económico experimentado en 2008 en
Estados Unidos, asegura un informe de la Comisión
Investigadora de la Crisis Financiera de EEUU"…
La
crisis financiera de 2008 en Estados Unidos "habría podido
evitarse" (BBCMundo – 27/1/11)

La Comisión, creada en mayo de
2009 para establecer las causas de la crisis, dijo que
ésta "habría podido evitarse".

En su informe destacó la toma
excesiva de riesgos por parte de los bancos y la negligencia los
reguladores financieros.

De los diez miembros de la comisión sólo
los seis representantes del partido demócrata apoyaron las
conclusiones del informe.

"La crisis fue el resultado de la
acción humana y la inacción, no de la Madre
-Naturaleza o modelos fuera de control", dijo el
informe.

"Los capitanes de las finanzas y los
administradores públicos de nuestro sistema financiero
ignoraron las advertencias y fallaron en cuestionar, entender y
gestionar los cambiantes riesgos dentro de un sistema esencial
para el bienestar del público estadounidense".

"La suya fue una gran falla, no un
tropiezo".

Violaciones éticas

El informe criticó la
reducción en la regulación financiera durante la
gestión del ex presidente de la Reserva Federal, Alan
Greenspan.

Llegó a la conclusión de
que la crisis fue causada por una serie de factores, incluyendo
fallas en la regulación financiera y la gestión
empresarial, así como la falta de entendimiento del
sistema financiero por parte de los diseñadores de
políticas.

Igualmente se quejó del
empaquetamiento de la deuda relacionada con hipotecas en
instrumentos de inversión, que "encendió y
propagó la llama del contagio".

Estos instrumentos financieros
complejos, que se comercializaron en grandes volúmenes por
bancos de inversión, "contribuyeron significativamente a
la crisis", cuando las hipotecas en las que se basaban cesaron
sus pagos.

El informe también destacó
las fallas "abismales" en las agencias de calificación
crediticia para reconocer los riesgos involucrados en estos y
otros productos.

Del mismo modo, advirtió de
violaciones éticas "a todos los niveles".

Responsables

Importantes figuras de los gobiernos de George W. Bush y
de Barack Obama no se quedaron fuera del informe.

El ex presidente de la Reserva Federal,
Alan Greenspan, fue acusado de "defender" la reducción de
la regulación financiera durante el boom crediticio que
"dejó de lado garantías fundamentales".

El ex funcionario también fue
criticado indirectamente por la política monetaria
demasiado flexible de la Fed y los pronunciamientos que
"fomentaron en vez de inhibir el crecimiento de la deuda
hipotecaria y la burbuja inmobiliaria".

El Banco de la Reserva Federal de Nueva
York -entonces bajo la tutela del actual Secretario del Tesoro,
Tim Geithner – "podría haber tomado medidas contra
los excesos de Citigroup en el período previo a la
crisis".

Del mismo modo, el documento sostuvo que
el manejo gubernamental de las principales instituciones
financieras durante la crisis -liderado por el ex secretario del
Tesoro, Henry Paulson- fue inconsistente y "aumentó la
incertidumbre y el pánico en el mercado".

Sin embargo, el informe suavizó las observaciones
diciendo: "Al hacer estas observaciones, respetamos profundamente
y apreciamos los esfuerzos realizados por el secretario Paulson,
el jefe (de la Reserva Federal) Bernanke y Timothy Geithner… y
tantos otros que trabajaron para estabilizar nuestro sistema
financiero y nuestra economía en la más
caótica y difícil de las
circunstancias".

Establecer culpas era esencial en la
prevención de futuras crisis, según el
informe.

"A pesar de la opinión de muchos
en Wall Street y en Washington de que la crisis no podía
haber sido prevista o evitada, había señales de
advertencia", dijo Phil Angelides, presidente de la
comisión.

"La mayor tragedia sería aceptar
que nadie vio que esto se avecinaba y por consiguiente, que no se
podía hacer nada", señaló el panel en las
conclusiones del informe de 576 páginas.

"Si aceptamos esta idea, volverá
a suceder".

La comisión entrevistó a más de 700
testigos y celebró 19 días de audiencias
públicas en EEUU.

Mientras Dale Szabo, que tiene dos maestrías,
perdió su empleo como gerente en 2003, y ahora trabaja
como conserje en una escuela (relato anterior), John Paulson
ganó US$ 5.000 millones en 2010 (nota que sigue). "Si
aceptamos esta idea, volverá a suceder"

"El gestor de fondos de cobertura John Paulson
obtuvo una ganancia personal de más de US$ 5.000 millones
en 2010, probablemente la mayor de este tipo en la historia de
las inversiones, superando los casi US$ 4.000 millones que el
propio Paulson se embolsó gracias a sus apuestas contra
las hipotecas de alto riesgo en 2007"…
John Paulson
ganó US$ 5.000 millones en 2010 (The Wall Street Journal –
27/1/11)

La ganancia de Paulson, descrita por
inversionistas y personas cercana a su firma de inversiones
Paulson & Co., ilustra el año estelar que tuvieron
algunos administradores de fondos de cobertura.

David Tepper, fundador de Appalloosa Management, y Ray
Dalio, de Bridgewater Associates, ganaron el año pasado
US$ 2.000 millones y US$ 3.000 millones, respectivamente,
según inversionistas y fuentes conocedoras de la
situación. James Simons, fundador de Renaissance
Technologies LLC, también produjo ganancias en ese rango,
dicen inversionistas en su empresa.

En comparación, Goldman Sachs & Co., el banco
de inversión más rentable de Wall Street,
repartió US$ 8.350 millones entre sus 36.000 empleados el
año pasado. James Gorman, presidente ejecutivo del banco
de inversión Morgan Stanley, recibiría una
remuneración inferior a los US$ 15 millones en
2010.

Paulson y el resto de los gestores de fondos de
cobertura rara vez convierten sus ganancias en efectivo. Parte de
este dinero son ganancias de papel, que reflejan el alza en el
valor de las inversiones de sus empresas y, por lo tanto,
podrían decaer junto con el valor de esas
inversiones.

Paulson y los otros administradores de
primera línea hicieron apuestas ganadoras respecto a las
materias primas, las empresas de los mercados emergentes, las
acciones de los bancos y los bonos del Tesoro de Estados Unidos,
entre otros activos.

Estas decisiones ayudan a explicar el
repunte de la industria después de un período
complicado. Los activos gestionados por los fondos de cobertura
bordean los US$ 1,920 billones (millones de millones), un aumento
de 20% respecto al año pasado.

Monografias.com

Los activos saltaron casi US$ 150.000 millones solamente
en el cuarto trimestre, el mayor incremento trimestral de la
historia, según las cifras de la firma de
investigación Hedge Fund Research Inc. (HFR).

De todos modos, el fondo promedio subió solamente
10,49% el año pasado, según HFR. El retorno se
sitúa por debajo del avance de 15% del índice
Standard & Poor's 500, incluyendo la distribución de
dividendos, y del retorno de 19% logrado por un fondo mutuo de
acciones promedio, lo que genera interrogantes respecto a si los
fondos de cobertura puede manejar adecuadamente la avalancha de
nuevos recursos.

En realidad, las enormes ganancias obtenidas por Paulson
y otros gestores de fondos son producto de desempeños
sólidos pero no espectaculares. Sus ganancias personales
provienen en parte de la enorme escala de los activos que
controlan.

El mayor fondo de cobertura en el portafolio de US$
36.000 millones de inversiones de Paulson, Advantage Plus,
creció 17% el año pasado.

Una parte de la ganancia de US$ 5.000
millones de Paulson proviene del 20% que obtiene de los retornos
de sus fondos, algo que en la jerga de la industria se conoce
como comisión por desempeño. Estos ingresos
ascendieron a US$ 1.000 millones el año pasado, de acuerdo
con una persona conocedora del asunto. Además, una buena
parte de esos dineros son considerados como ganancias de capital
de largo plazo y, por ende, bajo la legislación
estadounidense están sujetos a una tasa impositiva de 20%,
mucho más baja que la tasa estándar.

Cerca de US$ 4.000 millones provinieron de las ganancias
de los fondos administrados por Paulson.

¡Que vuelve el
bonus! Porque se había ido, ¿no?

Pero, ¿no habían empezado los reguladores
a fijar límites a los bonus de los banqueros tras los
millonarios rescates? ¿No se consideraba que el sistema de
remuneración de la banca de inversión, basado en
perseguir bonus cada vez más altos, fue uno de los
culpables de la crisis? Pues no parece. Y se ve que los bancos
tienen más miedo a perder a sus talentosos empleados que a
la reacción de la opinión pública… De
hecho, en el Reino Unido -dónde los cinco grandes bancos
han anunciado que distribuirán generosos bonus este
año-, los banqueros ya han dicho que la opinión
pública no ha sabido valorar sus magnánimos gestos
de renunciar a las primas o destinarlas a caridad. Como ha dicho
Bob Diamond, el consejero delegado de Barclays, "hubo un tiempo
para el remordimiento, para pedir perdón; ese tiempo tiene
que acabar".

En honor a la verdad, algunos apaños sí
que se han hecho. Según el último estudio de la
consultora Mercer sobre el sector financiero a nivel mundial, las
empresas han aumentado el salario de los ejecutivos para no subir
los bonus. Curiosamente, un tercio de los bancos y aseguradoras
que han participado en el estudio ha recibido algún tipo
de ayuda de los gobiernos para capear la crisis.

¿Qué está pasando? Pues,
según Constance Melrose, responsable de eFinancial
Careers, la demanda de personal está aumentando. "El
sector afronta una presión cada vez mayor de la
competencia", afirma. Sobre todo en fondos de inversión,
hedge funds y fondos de capital riesgo.

Así que me imagino que los jóvenes
aprendices de John Paulson no tardarán en marcharse a uno
de estos sectores si quieren mejorar nivel de vida. Una vez
allí, se enfrentarán a la presión de hacer
operaciones cada vez más lucrativas para tener un buen
bonus. La competencia será atroz y alguien se
inventará un producto estrella y sin aparente riesgo que
no se llamará CDO pero que llenará las bolsas de la
banca. Y nadie se acordará ya ni del pinchazo de las
puntocom, ni del viejo Lehman Brothers, ni de la pesadilla
subprime.

Eso sí, un reducido grupo de personas que vive en
una pequeña isla en la Costa Este de Estados Unidos
podrá pagarse fiestas de cumpleaños extravagantes,
alquilar áticos de 25.000 dólares o comprarse tres
Vuittons de una tacada. ¡Vivan los bonus! Hasta que llegue
la próxima crisis. Y eso que dicen que la memoria
financiera dura diez años…

La Historia (la verdadera, no la de Fukuyama) ha
demostrado que:

1. recurrentemente se prueba que el capital es
insuficiente cuando sobreviene una crisis;

2. recurrentemente caen instituciones financieras a
consecuencia de su falta;

3. recurrentemente se incurre por parte de las
autoridades en el riesgo moral, socialización de
pérdidas, bajo la excusa de evitar males
mayores;

4. recurrentemente se hace acto de contrición y
se grita a los cuatro vientos "nunca más";

5. recurrentemente hay more porque ni se actúa
sobre el desequilibrio del balance, ni se vuelve a los
básicos del negocio, ni prima la prudencia sobre la
complacencia.

En esas estamos. Acabará esta dolorosa coyuntura
y sentaremos las bases, por defecto, falta de control o
innovación dolosa, para la siguiente, más
trágica aún. Ya lo saben.

Luego de leer algunos de los asuntos anteriormente
tratados, me queda por preguntarles si realmente creen que
¿la tecnología (con su cultura de bajo coste,
espionaje y manipulación en la red) y el orden
económico liberal (con sus riesgos exagerados y
negligencias manifiestas), tienen un efecto social homogeneizador
(en cuanto a la creación de empleo y a la
distribución de la riqueza)?

Como intentaré demostrar en las siguientes
páginas sin duda las clases medias están sufriendo
y la concentración de la riqueza en pocas manos se
está acentuando. Los últimos treinta años
(1980-2010) han funcionado como "un gran interruptor". El
crecimiento que experimentó la clase media tras la II
Guerra Mundial se ha ido revirtiendo claramente. El ascensor
social está "out of order" desde hace mucho
tiempo.

Un primer paso para escapar de esa situación es
ser conscientes de ello. Como individuos, quizás
aún estemos a tiempo, pero como sociedad creo que, de
mantenerse las condiciones actuales (ceteris paribus), no hay
marcha atrás. Dentro de la actual visión colectiva
no hay salida; la crisis será perpetua.

¿Una apreciación exagerada?

Por favor tomen nota de lo que se está
"cocinando" en Davos (aunque al escribir este Apartado 21/1/11,
aún no se ha producido la "deposición" final del
World Economic Forum):

Goldman Sachs, JP Morgan, UBS,
Citigroup. Los primeros espadas de los grandes bancos del mundo
llevan toda la semana en Davos avisando de que una excesiva
regulación financiera puede ser perjudicial para el
crecimiento. En público y preferentemente en privado
aseguran que las normas de Basilea III -que les exigen más
capital- y la esperada reforma que lidera el G-20 pueden acabar
restringiendo la concesión de créditos. Y advierten
incluso de que la regulación en el corazón del
sistema -los países avanzados- conducirá a un
crecimiento de la banca en la sombra y de las entidades menos
reguladas, como los fondos de alto riesgo. El más directo
fue Jamie Dimon, de JP Morgan: "La nueva regulación
elevará el coste del crédito para consumidores y
empresas". "El riesgo se transferirá de las áreas
reguladas a otras más opacas", abundó Gary Cohn, de
Goldman Sachs.

A las andanadas en público, Davos añade un
componente más oscuro. Capitaneados por Bob Diamond, de
Barclays, los grandes bancos se reunieron ayer en privado para
tratar de fijar una estrategia conjunta. Al final, la
reunión -a la que se presentó el secretario del
Tesoro de EEUU, Tim Geithner- trascendió, y se
acabó conociendo incluso el programa: la inevitable
regulación financiera, los problemas de deuda soberana y
las innovaciones financieras.

La tensión está
ahí: unas horas antes, Dimon se había enfrentado al
presidente francés, Nicolas Sarkozy, que a través
de la presidencia del G-20 ha avanzado sus propuestas de imponer
una tasa a las transacciones financieras y de reformar tanto el
mercado de materias primas como el conjunto del sector
financiero, en línea con el empujón regulatorio que
parecía derivarse de las cumbres de Londres, Pittsburgh y
Toronto y que ha acabado -por el momento- en agua de borrajas.
"Ese estribillo constante que consiste en culpar a los banqueros,
banqueros y más banqueros es improductivo e injusto",
atacó Dimon. "El mundo ha pagado con decenas de millones
de desempleados", replicó Sarkozy.

Eso fue el miércoles (26/1), pero el debate
prosiguió el viernes (28/1). La canciller alemana, Angela
Merkel, terció en esa polémica con un apoyo
inequívoco a Sarkozy: "La regulación es necesaria y
las empresas no deben luchar en su contra". Ese pulso entre
reguladores y bancos no ha acabado. El sector financiero ha
organizado hoy una nueva reunión, esta vez con los
reguladores europeos y estadounidenses, con la
participación de Santander y BBVA: Ana Patricia
Botón y Francisco González se dejaron ver ayer por
el Foro Económico Mundial. Pero la estrategia ya es
evidente: frente a quienes piden más regulación, la
banca reclama a los Gobiernos europeos y norteamericano que se
centren en resolver los problemas de la deuda soberana, "el mayor
riesgo potencial para Europa, pero no sólo para Europa:
para todo el mundo", explicó ayer Dimon.

El economista del MIT Simon Johnson
aseguró en declaraciones periodísticas que es una
"tristísima ironía" que los bancos "que han
recibido el rescate con dinero público más generoso
de la historia desvíen la atención con
desinformaciones interesadas hacia los problemas con la deuda
pública que han contribuido a crear". "La
proliferación de bancos que no eran bancos, el uso
omnipresente de derivados más con el fin de incrementar
que de limitar el riesgo, el uso de vehículos fuera de
balance y en general toda esa cultura de casino fue consecuencia
de la desregulación. Resulta sencillamente
increíble que de nuevo los banqueros quieran saltarse
directamente las reglas, o eviten que la necesaria
regulación se imponga", cerró Johnson, ex
economista jefe del FMI, frente a una taza humeante en una
cafetería de Davos.

¿Qué más puedo agregar? Creo que
seré menos sutil y diplomático que Simon Johnson y
diré que estos "artistas", además de ser unos
"ladrones", son unos "cínicos"; después de todo lo
vivido y padecido por los contribuyentes, que sean los mismos
autores de la crisis los que vengan a reclamar a los Gobiernos
europeos y norteamericano que se centren en resolver los
problemas de la deuda soberana, "el mayor riesgo potencial para
Europa, pero no sólo para Europa: para todo el mundo"
(sic), es un acto de hipocresía intolerable. ¡Vaya
cara dura (jeta, me gusta más) la de estos
tíos!

Como testigo pasmado ante tan lamentable
espectáculo de vanidad y avaricia, sólo puedo
esperar (desear, rogar) que los autores de semejante holocausto
económico, los que les facilitaron el acto delictivo
(desregulación), los que los ampararon (falta de control)
y potenciaron (calificación de riesgo), merezcan un
proceso sumarísimo y una condena rigurosa (y ejemplar) de
un Tribunal equivalente al de Nuremberg. A tal crimen, tal
castigo. De no ser así, más pronto que tarde,
volverán a repetir sus crímenes (ya están en
ello). Cualquier tipo de perdón u olvido, sólo
conseguirá hacer más ricos a quienes ya lo eran.
Entonces, nuevamente, después de espejismos pueriles e
informes inútiles, las "serpientes encantadoras de
hombres" volverán a privatizar las ganancias y a
socializar las pérdidas (como siempre, vamos). Flagrante
nihilismo contemporáneo.

Treinta años de liberalización y
dependencia de la autorregulación han contribuido a
provocar la mayor catástrofe económica mundial
desde 1930. ¿Es tolerable que los mismos que la causaron
estén haciendo todo lo posible por minar la reforma
financiera?

Un largo viaje a
ninguna parte

En los últimos 25 años, la desigualdad de
los ingresos ha aumentado en la mayoría de los
países y regiones. Aunque el ingreso per cápita se
ha incrementado en casi todas las regiones incluso para los
segmentos más pobres de la población, los ingresos
de los grupos relativamente acomodados han aumentado a un ritmo
más rápido.

Los avances tecnológicos son el factor que
más ha contribuido al aumento reciente de la desigualdad.
El desarrollo de la globalización financiera -y la
inversión extranjera directa en particular- también
ha contribuido a aumentar la desigualdad, sobre todo en las
economías avanzadas. El progreso tecnológico en
sí mismo explica la mayor parte del aumento de la
desigualdad desde principios de los años ochenta, lo que
coincide con la opinión de que la nueva tecnología,
tanto en las economías avanzadas como en las
economías en desarrollo, incrementa la prima por nivel de
cualificación y reemplaza los insumos relativamente poco
cualificados.

La desigualdad en la renta no es consecuencia de la
crisis financiera. Las explicaciones de la desigualdad deben
buscarse en premisas desechas hace tiempo mediante razonamientos
lógicos (que luego se demostraron falsos).

La desigualdad económica se ha incrementado
durante el período conocido como la "era de la
globalización". En un mundo que se veía a sí
mismo como próspero, igualitario y de pleno empleo, los
pobres eran "otros". La pobreza se llegó a definir como
algo ajeno al sistema capitalista, y no como una extensión
de éste.

En ese terreno de juego ("la Tierra es plana") los
debates sobre la desigualdad se centraron en una cuestión
de oferta y demanda. ¿Se debe el incremento de la
desigualdad al aumento de la demanda relativa de (un incremento
en la productividad física marginal de) los trabajadores
altamente cualificados? ¿O se debe a un incremento de la
oferta efectiva de trabajadores de baja cualificación,
mediante la inmigración o el comercio, que ha reducido su
salario (en un esquema de productividad marginal fijo)? En ambos
casos, los argumentos se atienen completamente al paradigma de la
productividad marginal y el mecanismo de mercado.

¿Cuál es la relación entre la
desigualdad y el desempleo? Probablemente, esta pregunta sea una
de las cuestiones de debate más importantes en la
economía política de Europa, y es relevante para
otras regiones con vínculos transnacionales crecientes,
incluyendo Estados Unidos.

Una interpretación dominante explicaba que las
tasas de desempleo en Europa estaban causadas por los generosos
sistemas sociales del continente y las rígidas estructuras
salariales, o, en otras palabras, por la igualdad que constituye
el objetivo característico de la
socialdemocracia.

Bajo esta perspectiva, los (otrora) bajos niveles de
desempleo en Estados Unidos se deben (deberían) a los
mercados laborales flexibles del país, la voluntad para
tolerar la creciente desigualdad salarial y el nivel absoluto de
la desigualdad salarial.

Como luego se demostraría, esta
interpretación resultó sorprendentemente
inconsistente con los hechos. Por ejemplo, suponía que,
dentro de Europa, los países con mayor desigualdad
deberían tener menos desempleo. También parece
suponer que los países con niveles salariales altos
deberían tener más desempleo, y ciertamente, no
menos que los países con salarios inferiores. Pero ocurre
justo lo contrario en ambos casos. En Europa, el desempleo
siempre ha sido más elevado en los países con
salarios menores.

Muchos países vieron como aumentaba la
desigualdad en la "era de la globalización", este
resultado no puede sorprendernos: los países
liberalizadores se vieron forzados a adaptarse a la pauta global.
Esto nos conduce a una profunda reflexión. Parece que la
modernización basada en las exportaciones es
inherentemente un juego de suma cero para la distribución
de la renta en los países. Esto es, la mejora de las
distribuciones en el empleo en un país conduce a una
destrucción que no es especialmente creativa y a un
empeoramiento de la desigualdad en el resto de los países,
a través de la distribución de los puestos de
trabajo.

En una economía mundial liberalizada y
globalizada, sólo una compresión de las estructuras
de los ingresos puede crear un contexto adecuado para que la
igualación se imponga en la escena de desarrollo global.
Pero esta situación se desconoce en la escena mundial
desde los años setenta.

No puedo responder la pregunta habitual de si la
desigualdad es buena para el crecimiento. Sin embargo, la
evidencia me permite, aunque no firmemente, ofrecer una respuesta
a la pregunta contraria. En la mayoría de los
países, el crecimiento es bueno para la igualdad; de
hecho, el crecimiento rápido parece ser un requisito
indispensable para la igualación salarial. Por el
contrario, el crecimiento débil en la mayoría de
los países ha resultado un desastre para la
igualdad.

No parece que importe si el crecimiento se logra
mediante la sustitución de importaciones o mediante el
crecimiento rápido de los sectores exportadores de
salarios altos. El problema es que el crecimiento rápido
de esos sectores exportadores es una solución a la
desigualdad sólo al alcance de pocos países. Por
tanto, una reducción de la desigualdad a nivel global
requeriría una vuelta a la sustitución de
importaciones y unas estructuras salariales con base nacional (o
regional), o bien un ritmo de crecimiento mundial sustancialmente
más alto.

La tendencia que predomina en el mundo actual es hacia
un aumento de la desigualdad. Las liberalizaciones han provocado
siempre un empeoramiento y sólo unos pocos países
en desarrollo han escapado a este efecto mediante la mejora de
sus estructuras de empleo, lo cual es una proeza que sólo
algunos pueden lograr.

Las últimas décadas han sido muy malas
para buena parte del mundo desarrollado (y algunos países
en desarrollo). Con la liberalización y la
globalización, los países han quedado más
expuestos a las condiciones globales, precisamente cuando
éstas han empeorado drásticamente. En realidad, el
resultado fue un fracaso de coordinación global. La crisis
reciente ha evidenciado que ni siquiera hemos comenzado a idear
las formas y los medios para establecer un crecimiento estable y
una desigualdad decreciente en un mundo liberal. A menos que, y
hasta que, este problema sea resuelto, es razonable concluir que
a largo plazo el orden mundial neoliberal no puede, no
podrá, y probablemente no debe perdurar.

Anexo I –

Perspectivas de la
economía mundial –
Fondo Monetario Internacional – Octubre
2007

Globalización y desigualdad

Resumen general

La economía mundial experimentó un
crecimiento vigoroso en el primer semestre de 2007, aunque la
turbulencia en los mercados financieros ha ensombrecido las
perspectivas. Las previsiones para 2007 apenas se han visto
afectadas, pero la proyección de referencia para el
crecimiento mundial en 2008 se ha revisado a la baja en casi
½ punto porcentual con respecto a la actualización
de julio de 2007 de Perspectivas de la economía mundial.
Aun con esta revisión, el crecimiento mundial se
mantendrá en una sólida tasa del 4¾%,
respaldado por las variables económicas fundamentales
generalmente favorables y el vigoroso dinamismo de la actividad
económica en las economías de mercados
emergentes.

No obstante, los riesgos para las perspectivas se
inclinan claramente del lado negativo, y giran en torno a la
preocupación de que las tensiones en los mercados
financieros podrían continuar y provocar una
desaceleración mundial más pronunciada. Por lo
tanto, el reto más apremiante para las autoridades
económicas es restablecer unas condiciones más
normales en los mercados financieros y proteger la
expansión sostenida de la actividad.

Otros riesgos para las perspectivas son la posibilidad
de que se aviven las presiones inflacionarias, la volatilidad de
los mercados petroleros y el impacto de las entradas voluminosas
de divisas en los países de mercados emergentes. Al mismo
tiempo, las cuestiones críticas a más largo plazo
como el envejecimiento de la población, la creciente
resistencia a la globalización y el calentamiento global
son una fuente de preocupación.

Nota de prensa del capítulo 4:
Globalización y desigualdad

Preparada por Subir Lall, Florence Jaumotte, Chris
Papageorgiou y Petia Topalova

Observaciones y conclusiones fundamentales

• En los últimos 20 años, la
desigualdad del ingreso ha aumentado en la mayoría de los
países y regiones. Al mismo tiempo, el ingreso per
cápita se ha incrementado en casi todas las regiones
incluso para los segmentos más pobres de la
población, lo que indica que en términos absolutos
los pobres se encuentran en mejores condiciones durante esta
etapa de la globalización, aunque los ingresos de los
grupos relativamente acomodados han aumentado a un ritmo
más rápido.

• Los avances tecnológicos son el factor que
más ha contribuido al aumento reciente de la desigualdad.
El desarrollo de la globalización financiera -y la
inversión extranjera directa en particular- también
ha contribuido a aumentar la desigualdad, pero a diferencia de lo
que se cree comúnmente, la ampliación de la
globalización comercial está vinculada con una
disminución de la desigualdad.

• Es importante garantizar que los beneficios de la
globalización y los avances tecnológicos se
distribuyan más ampliamente entre toda la
población. Las reformas orientadas a fortalecer la
educación y la capacitación contribuirán a
garantizar que los trabajadores tengan los conocimientos
técnicos adecuados para adaptarse a la evolución de
la economía mundial. Las políticas enfocadas a
ampliar el acceso de los pobres al financiamiento, así
como el avance de la liberalización comercial que fomente
las exportaciones agrícolas de los países en
desarrollo, también ayudarán a mejorar la
distribución del ingreso.

En los últimos 20 años, la
desigualdad del ingreso ha aumentado en la mayoría de los
países y regiones, aunque la experiencia varía de
un país a otro. En este capítulo la desigualdad se
mide por el coeficiente de Gini, el indicador utilizado
comúnmente para comparar la diferencia promedio entre los
ingresos de los distintos grupos de la
población.

Según este indicador, la
desigualdad ha aumentado en las economías en desarrollo
de

Asia, las economías de mercados
emergentes de Europa, América Latina, las economías
recientemente industrializadas de Asia (ERI) y las
economías avanzadas, mientras que se ha reducido en
África subsahariana y la Comunidad de Estados
Independientes (véase el gráfico).

Monografias.com

A pesar del aumento observado de la
desigualdad, los ingresos se han incrementado en todos los
segmentos de la población, incluidos los más
pobres. Los ingresos per cápita han aumentado en casi
todos los países y regiones para todos los segmentos de la
población. Por lo tanto, en términos absolutos los
pobres se encuentran en mejores condiciones durante esta fase de
la globalización, aunque los ingresos de los grupos que ya
están en estas condiciones han aumentado a un ritmo
más rápido.

Los avances tecnológicos son el
factor que más ha contribuido al aumento de la
desigualdad, pero la globalización comercial y financiera
también ha sido otro factor importante, sobre todo en las
economías avanzadas. El progreso tecnológico en
sí mismo explica la mayor parte del aumento de la
desigualdad desde principios de los años ochenta, lo que
coincide con la opinión de que la nueva tecnología,
tanto en las economías avanzadas como en las
economías en desarrollo, incrementa la prima por nivel de
calificación y reemplaza los insumos relativamente poco
calificados (véase el gráfico)

Monografias.com

El efecto mucho más
limitado de la globalización en comparación con el
cambio tecnológico refleja las influencias opuestas del
comercio y la globalización financiera en la desigualdad.
El avance de la integración comercial -y el aumento de las
importaciones provenientes de las economías en desarrollo
en particular-, está vinculado con una reducción de
la desigualdad del ingreso en las economías
avanzadas.

En las economías en
desarrollo, el aumento de las exportaciones y la
liberalización arancelaria están relacionados con
el mejoramiento de la distribución del ingreso. La
inversión extranjera directa ha tenido un efecto similar
al cambio tecnológico en la distribución del
ingreso, al aumentar la demanda relativa de mano de obra
calificada. El desarrollo financiero también ha
contribuido al aumento de la desigualdad porque los grupos de
ingresos altos pueden aprovechar mejor las crecientes
oportunidades de acceso al crédito.

De cara al futuro, es necesario avanzar en la
aplicación de políticas que ayuden a los grupos de
ingresos bajos y menos calificados a aprovechar las oportunidades
que brindan el progreso tecnológico y la
globalización. La ampliación del acceso a la
educación y al financiamiento podría mejorar la
distribución global del ingreso. Las políticas
orientadas a facilitar el movimiento de trabajadores de los
sectores en declive hacia los sectores en expansión de la
economía, como las dirigidas a reducir la dependencia de
las prestaciones de salud del mantenimiento de un empleo en
algunos países, también ayudarían a mejorar
la distribución. La tecnología, la inversión
extranjera directa y el desarrollo financiero continúan
impulsando de forma significativa el crecimiento global y el
aumento de los ingresos medios. El papel positivo de las
exportaciones agrícolas en el mejoramiento de los
resultados distributivos parece indicar que la ampliación
de la liberalización del acceso de las exportaciones
agrícolas provenientes de los países en desarrollo
a los mercados de los países avanzados contribuiría
a una distribución más equitativa del ingreso en
ambos grupos de países.

Malas "perspectivas"
para los más jóvenes (Actualización a
febrero de 2011)

"El director gerente del Fondo Monetario
Internacional (FMI), Dominique Strauss Kahn, ha alertado este
martes que el mundo se enfrenta a "la perspectiva de una
generación perdida de gente joven, destinada a sufrir
durante toda su vida lo peor del desempleo y sus condiciones
sociales"…
El FMI advierte de una "generación
perdida" de jóvenes que sufrirán toda su vida (El
Economista – 2/2/11)

Durante un discurso celebrado en Singapur, Strauss-Kahn
ha instado a los países industrializados y a los menos
desarrollados a centrarse en la creación de empleo. En su
opinión, "es el trasfondo de la agitación
política en Túnez y de las crecientes tensiones
sociales en otros países".

Al mismo tiempo, ha advertido de que "el
patrón de desequilibrios globales anterior a la crisis
está reemergiendo". Aunque la economía mundial ha
empezado a mejorar, problemas como el alto desempleo y las
presiones inflacionistas podrían avivar el proteccionismo
comercial y la agitación social violenta, a su
juicio.

"A medida que las tensiones entre los
países se incrementen, podríamos ver un mayor
proteccionismo, comercial y financiero. Y a medida que las
tensiones dentro de los países se incrementen,
podríamos ver una mayor inestabilidad social y
política dentro de las naciones (…) incluso guerra", ha
agregado.

De los mitos y los timos

En la "era de la globalización" una de las
fuerzas principales que habría incrementado la
exclusión social en los países miembros de la OCDE,
estaría constituida por los procesos de
desindustrialización, cuyos mayores efectos se
habrían verificado especialmente durante las
décadas de 1970 y 1980. En los últimos años,
la flexibilización de los mercados de trabajo y las
fuertes mutaciones culturales y tecnológicas han planteado
a los países de la OCDE la necesidad de encontrar las
configuraciones económicas, sociales y culturales
apropiadas para mantener la unidad societal e institucional y
lograr el máximo de adaptabilidad en la gestión de
los distintos riesgos (OCDE, 1997).

Uno de los supuestos centrales del enfoque de la OCDE es
que la cohesión social requiere de la competencia y de un
cambio estructural hacia la economía de mercado, ya que se
considera que estas condiciones son el motor del crecimiento
económico, contexto en la cual la cohesión social
se puede fortalecer. El tejido social fuerte
proporcionaría una base segura para la flexibilidad y el
riesgo, las cuales son el impulso para la actividad
económica y la creación de riqueza. La capacidad de
encontrar el equilibrio apropiado, de modo de evitar el
estancamiento y la fragmentación social, sería uno
de los aspectos centrales de la cohesión (OCDE, 1997). En
este marco, las dinámicas y procesos que
contribuirían a la cohesión social serían:
(1) una sociedad estable y segura; (2) la capacidad de equilibrar
la competencia con un tejido social fuerte; (3) la capacidad de
diálogo y cooperación; (4) el aseguramiento del
bienestar material, y, (5) la promoción de la diversidad y
la tolerancia (Jeanotte, 2000).

Desde esta perspectiva, la reforma del Estado
podría ser un mecanismo para encontrar el equilibrio entre
la cohesión social y la flexibilidad económica
(OCDE, 1997). El estado debería constituirse en una de las
fuentes primarias de la cohesión social, mediante: (a) los
cambios en los sistemas de protección social que aseguran
a los ciudadanos frente a los riesgos del desempleo, enfermedad,
discapacidad y pobreza, (b) las reformas a los sistemas
educativos y, (c) el fomento de la innovación. De igual
modo, la OCDE ha sugerido la promoción de la
responsabilidad social, el fomento de mercados de trabajo
flexibles, la implementación de políticas que
permitan mejorar las perspectivas de empleo de grupos que
están al margen del mercado de trabajo y las reformas
tributarias (Jeannotte, 2000). Estas acciones permitirían
el fortalecimiento de los sentimientos de seguridad y confianza
entre las personas y entre éstas y las instituciones, lo
cual facilitaría la consolidación del "pegamento"
que permite que una sociedad se mantenga unida.

Los indicadores sociales reportados por la OCDE (2007)
se agrupan en dos dimensiones, que describen su naturaleza y
contenido. En la dimensión naturaleza, se incluye a los
indicadores que miden factores de contexto social, condiciones de
vida y la respuesta societal. En la dimensión contenido,
los indicadores son agrupados en función de los siguientes
campos de la política social: (1) autosuficiencia; (2)
equidad; (3) situación de salud, y, (4) cohesión
social. Los criterios de selección de los indicadores son:
(a) el grado de comparabilidad, (b) la disponibilidad de datos,
y, (c) la posibilidad de realizar desagregaciones.

Los datos obtenidos por la OCDE (2007) indican que la
escala tiene validez de criterio, por cuanto la
satisfacción aumenta en tanto mejoran los niveles
educativos y la situación socioeconómica en la
población de los países de la OCDE. Al mismo
tiempo, en los países que presentan un mayor desarrollo
económico se aprecian los mayores porcentajes de
satisfacción con la vida, aún cuando la
satisfacción tiende a aplanarse en los tres países
con el mayor PIB per cápita. Según la OCDE (2007),
la relativa estabilidad del indicador de bienestar subjetivo en
los países que evidencian los mayores niveles de
desarrollo económico puede reflejar en alguna medida el
hecho de que la satisfacción es una variable limitada
(escala de 1 a 10), mientras que el PIB per cápita es una
variable ilimitada.

De los mitos revelados por la OCDE a los timos
promovidos por el mercado: (1) la sociedad se ha hecho más
inestable e insegura; (2) el tejido social se ha debilitado; (3)
la capacidad de diálogo y cooperación ha disminuido
o se ha desvirtuado; (4) para una parte mayoritaria de la
población el bienestar material a disminuido y se ha
tornado más incierto, y, (5) en consecuencia la sociedad
se muestra menos propensa a la diversidad y reduce su
tolerancia.

Los déficits públicos y el alto
endeudamiento del Estado necesarios para socorrer a los bancos
quebrados (causantes, y responsables finales de la crisis, por
exceso de especulación y avaricia) han derivado en unas
rigurosas medidas de ahorro presupuestario (absurdamente exigidas
por los mismos bancos que se beneficiaron del auxilio
público), que imposibilitan constituirse en una de las
fuentes primarias de la cohesión social, y por ello: (a)
los sistemas de protección social han dejado de asegurar a
los ciudadanos frente a los riesgos del desempleo, enfermedad,
discapacidad y pobreza (o en el mejor de los casos, han
disminuido sus prestaciones significativamente), (b) han dejado
de promoverse las reformas a los sistemas educativos (con la
consiguiente pérdida de extensión y calidad), y,
(c) el fomento de la innovación ha sido sustituido por la
"sopa boba" que representan las redes sociales, los sms, y otros
anestésicos de masas.

Al final (con los ojos abiertos y mirando lo que pasa
alrededor) "la consolidación del "pegamento" que permite
que una sociedad se mantenga unida" (sic, OCDE), puede resultar
una sarcástica profecía: una vez que a los
jóvenes (que ni estudian ni trabajan) se les terminen los
"polvos blancos", podrán aspirar "pegamento", como en las
zonas más pobres de algunos países subdesarrollados
(Brasil, Argentina…). La universalización de la
infamia. Entonces a nadie interesará: (1) la
autosuficiencia; (2) la equidad; (3) la situación de
salud, y, (4) la cohesión social. Sólo les
importará "pillar" la dosis diaria. El único (y
último) mito revelado. Todo un éxito de la "era de
la globalización".

Anexo II –

La cohesión
social en los países desarrollados: conceptos e
indicadores CEPAL – Serie Estudios estadísticos y
prospectivos No 55 – 2007

D. La experiencia de la OCDE

La OCDE es una organización internacional
intergubernamental que en sus comienzos, reunió a los
países más industrializados del mundo con
economías de mercado. Fue fundada en 1961, y se ha
constituido en una de las entidades con mayor influencia en las
distintas cumbres y foros mundiales en los que se analizan y
establecen orientaciones y normas en materias económicas,
medioambientales y educacionales. La OCDE tiene como objetivos
fomentar la mayor expansión posible de la economía
y del comercio mundial, promover el empleo y mejorar los niveles
de vida en los países miembros, manteniendo la estabilidad
financiera. Los instrumentos de la OCDE (decisiones,
recomendaciones, declaraciones, etc.) son, en general, de
adopción voluntaria de los países miembros, con la
excepción de las decisiones y los acuerdos internacionales
tradicionales, las cuales, una vez que son ratificadas por los
estados integrantes, tienen un carácter
vinculante.

La aproximación a la cohesión social
desarrollada por la OCDE se construye sobre la base de un
diagnóstico que enfatiza los elementos de contexto,
externos e internos a los países miembros, que se
relacionan y amenazan a la cohesión social. Entre los
elementos externos, se encuentran el aumento de la
interdependencia económica y financiera, los problemas de
funcionamiento del mercado (imperfecciones, asimetrías,
falta de transparencia), las altas y persistentes tasas de
desempleo y sub-empleo, las situaciones de pobreza y
exclusión social, los cambios demográficos
(envejecimiento de la población y migraciones), la falta
de participación ciudadana y los cambios valóricos
(Jeanotte, 2000; OCDE, 1997). Todos estos elementos
conducirían a un incremento en el malestar social y a la
pérdida de confianza en las instituciones, lo cual
incidiría negativamente en el crecimiento económico
(OCDE, 1997).

En la "era de la globalización"
una de las fuerzas principales que habría incrementado la
exclusión social en los países miembros de la OCDE,
estaría constituida por los procesos de
desindustrialización, cuyos mayores efectos se
habrían verificado especialmente durante las
décadas de 1970 y 1980. En los últimos años,
la flexibilización de los mercados de trabajo y las
fuertes mutaciones culturales y tecnológicas han planteado
a los países de la OCDE la necesidad de encontrar las
configuraciones económicas, sociales y culturales
apropiadas para mantener la unidad societal e institucional y
lograr el máximo de adaptabilidad en la gestión de
los distintos riesgos (OCDE, 1997).

Uno de los supuestos centrales del enfoque de la OCDE es
que la cohesión social requiere de la competencia y de un
cambio estructural hacia la economía de mercado, ya que se
considera que estas condiciones son el motor del crecimiento
económico, contexto en la cual la cohesión social
se puede fortalecer. El tejido social fuerte
proporcionaría una base segura para la flexibilidad y el
riesgo, las cuales son el impulso para la actividad
económica y la creación de riqueza. La capacidad de
encontrar el equilibrio apropiado, de modo de evitar el
estancamiento y la fragmentación social, sería uno
de los aspectos centrales de la cohesión (OCDE, 1997). En
este marco, las dinámicas y procesos que
contribuirían a la cohesión social serían:
(i) una sociedad estable y segura; (ii) la capacidad de
equilibrar la competencia con un tejido social fuerte; (iii) la
capacidad de diálogo y cooperación; (iv) el
aseguramiento del bienestar material, y, (v) la promoción
de la diversidad y la tolerancia (Jeanotte, 2000).

Desde esta perspectiva, la reforma del
Estado podría ser un mecanismo para encontrar el
equilibrio entre la cohesión social y la flexibilidad
económica (OCDE, 1997). El estado debería
constituirse en una de las fuentes primarias de la
cohesión social, mediante: (a) los cambios en los sistemas
de protección social que aseguran a los ciudadanos frente
a los riesgos del desempleo, enfermedad, discapacidad y pobreza,
(b) las reformas a los sistemas educativos y, (c) el fomento de
la innovación. De igual modo, la OCDE ha sugerido la
promoción de la responsabilidad social, el fomento de
mercados de trabajo flexibles, la implementación de
políticas que permitan mejorar las perspectivas de empleo
de grupos que están al margen del mercado de trabajo y las
reformas tributarias (Jeannotte, 2000). Estas acciones
permitirían el fortalecimiento de los sentimientos de
seguridad y confianza entre las personas y entre éstas y
las instituciones, lo cual facilitaría la
consolidación del "pegamento" que permite que una sociedad
se mantenga unida.

En la actualidad el seguimiento de las políticas
públicas y sociales en los países miembros de la
OCDE es efectuado sobre la base de un marco teórico donde
el bienestar constituye el concepto central, mientras que la
cohesión social es entendida como un campo
específico de la política social que debería
aportar al bienestar. La OCDE (2007) argumenta que hasta hace
poco, el PIB per cápita proporcionaba una
caracterización adecuada de la capacidad de los
países para responder a las necesidades materiales de sus
habitantes. Sin embargo, en la medida en que las sociedades
más desarrolladas se desplazan desde una situación
de escasez a una de plenitud, la apropiación del PIB per
cápita como proxy del bienestar está siendo
cuestionada. De hecho, estudios realizados recientemente en
países desarrollados han mostrado que, una vez que un
cierto nivel de satisfacción de necesidades materiales ha
sido alcanzado, un incremento en el crecimiento económico
no necesariamente genera aumentos equivalentes en el bienestar
(OCDE, 2007).

Desde esta mirada, los indicadores sociales pueden
desempeñar un rol complementario a los indicadores
monetarios habitualmente empleados como aproximaciones al
bienestar, aún cuando la principal debilidad de los
indicadores sociales es que no permiten una representación
parsimoniosa del bienestar, debido a la falta de acuerdo con
respecto a la modalidad de agregación de los indicadores
(OCDE, 2007). El sistema de indicadores sociales de la OCDE se
organiza para responder a las siguientes preguntas con respecto a
las metas de política social: (i) cuánto han
avanzado los países miembros en su nivel de desarrollo
social, y, (ii) cuán efectivas han sido las acciones de la
sociedad en la promoción del desarrollo social. Estas
preguntas se responden a través de un sistema de
indicadores estructurado sobre la base de un esquema
Presión-Estado-Respuesta (PSR, por su sigla en
inglés), donde la presión incluye a las actividades
humanas que ejercen presión sobre el ambiente social, las
cuales afectan las condiciones económicas y sociales, lo
cual induce al estado y a la sociedad a responder a través
de distintas políticas (OCDE, 2007).

Los indicadores sociales reportados por la OCDE (2007)
se agrupan en dos dimensiones, que describen su naturaleza y
contenido. En la dimensión naturaleza, se incluye a los
indicadores que miden factores de contexto social, condiciones de
vida y la respuesta societal. En la dimensión contenido,
los indicadores son agrupados en función de los siguientes
campos de la política social:

(i) autosuficiencia; (ii) equidad; (iii)
situación de salud, y, (iv) cohesión social. Los
criterios de selección de los indicadores son: (a) el
grado de comparabilidad, (b) la disponibilidad de datos, y, (c)
la posibilidad de realizar desagregaciones.

Monografias.com

En cuanto a la cohesión social, la OCDE (2007)
señala que ésta es una meta central de la
política social en muchos países miembros de la
OCDE, y agrega que la falta de una definición aceptada del
término determina que la identificación de
indicadores sea una tarea particularmente difícil. En todo
caso, un sentimiento de pertenencia a la comunidad más
amplia y la satisfacción derivada de la
participación en la sociedad son importantes para el
bienestar, y al mismo tiempo, existe una amplia variedad de
"patologías sociales" que son ilustrativas con respecto a
la falta de cohesión. Así, la OCDE (2007) propone
la realización de un seguimiento a la cohesión
social a partir de indicadores "positivos", que describen la
medida en que los ciudadanos participan en la vida social y
obtienen satisfacción con sus actividades cotidianas, y en
base a medidas "negativas", que informan sobre distintas
patologías y condiciones que colocan a los individuos
afectados en riesgo de exclusión de la sociedad, o que
revelan el grado de tensión social existente.

De acuerdo a la OCDE (2007), la participación en
las elecciones ilustra la medida en que los individuos
están integrados y toman parte en la vida social, y es
signo de que el sistema político disfruta de un alto grado
de legitimidad. Sin embargo, en los países de la OCDE
coexisten altos niveles de votación en las elecciones con
grados relativamente bajos de confianza en las instituciones
políticas y porcentajes aún menores de confianza en
el gobierno, lo cual indica que esta afirmación
debería ser matizada. En lo que respecta a la incidencia
que podría tener la obligatoriedad del voto en la
votación efectiva, de acuerdo a la OCDE (2007), este
factor no explica sustancialmente la variación observada
entre los países.

La confianza en las instituciones políticas es
fundamental para la estabilidad social y para el funcionamiento
de la democracia, y también constituye un marco esencial
para que las personas cooperen en alcanzar metas colectivas y en
el financiamiento de bienes públicos. En este
ámbito, uno de los mayores problemas se encuentra en el
seguimiento de los cambios en los niveles de confianza hacia las
instituciones. En el caso de los estudios panel que ocupan
muestras diferentes, existen problemas de validez (se comparan
personas que son distintas, y por tanto, no hay control de
inobservables) y también se verifican dificultades de
comparabilidad, por diferentes tamaños de muestra y otras
características de las encuestas (OCDE, 2007).

Entre los indicadores que proporcionan evidencia sobre
la extensión de las dificultades personales y el
malfuncionamiento de la sociedad, se encuentran la medida de
población encarcelada y la tasa de suicidio (OCDE, 2007).
En cuanto al primer indicador, un problema es que la cantidad
simple de encarcelados con respecto a la población total
en un momento del tiempo no necesariamente refleja la dureza de
la respuesta sancionadora del sistema penal y tampoco da cuenta
cabal del grado de exclusión y segregación que
afecta a la población ingresada al sistema penitenciario.
Al mismo tiempo, uno de los indicadores complementarios que
emplea la OCDE, el porcentaje de extranjeros en la
población penal, podría verse afectado por
diferencias en las prácticas de entrega de nacionalidad
entre los países.

Las tasas de suicidio se cumplimentan sobre la base de
registros oficiales que proporcionan información sobre las
causas de muerte de las personas. La OMS define el suicidio como
un acto deliberadamente iniciado por una persona, en conocimiento
y expectativa completa de su desenlace. Un problema de este
indicador es que no diferencia entre los suicidios propulsados
por factores intra personales y aquellos efectivamente vinculados
con la deprivación o el malfuncionamiento
social.

Adicionalmente, la OCDE (2007) señala que la
comparabilidad de los datos de suicidio está afectada,
entre otros factores, por las diferencias en los criterios
utilizados por los funcionarios oficiales de los distintos
países para establecer las intenciones individuales de
cometer suicidio, por la frecuencia de las investigaciones
forenses y por las reglas de confidencialidad sobre las causas de
muerte. Otra dificultad se encuentra en aquellas situaciones en
las cuales la causa de muerte puede esconder intenciones de
suicidio (por ejemplo, las ocasionadas por accidentes, violencia
u otros factores). Al respecto, Jougla et al. (2002; citado en
OCDE, 2007) concluyen que las estadísticas francesas
sub-reportan el suicidio en una tasa cercana al 20%.

Los indicadores de huelgas y paros proporcionan
información sobre la naturaleza consensual de los sistemas
de relaciones laborales, mientras que los altos niveles de
accidentes en el trabajo reflejan malfuncionamiento en las
salvaguardias que se aplican a los trabajadores (OCDE,
2007).

La OIT define las huelgas/paros como una
detención o cierre temporal de un lugar de trabajo, que
resulta de la iniciativa de uno o más grupos de
trabajadores o empleados para hacer cumplir demandas o expresar
reivindicaciones, o para apoyar a otros trabajadores o empleados
en sus peticiones. Según la OCDE (2007), el indicador
más comprehensivo de conflicto laboral es la
proporción de horas de trabajo perdidas a causa de las
huelgas o paros, pero está disponible en muy pocos
países. Las estadísticas sobre paros o huelgas
adolecen de problemas de comparabilidad internacional, por la
existencia de diferentes definiciones y métodos de medida:
en efecto, muchos países no registran los paros de
pequeña envergadura y emplean distintos criterios para
definir el número de trabajadores implicados (por ejemplo,
algunos registran a quienes no pueden trabajar a causa de que su
empresa está en huelga, mientras que otros no lo hacen) y
al número de días perdidos (OCDE, 2007).

Los accidentes del trabajo son eventos que suceden
durante la jornada laboral, que conducen a daños en la
salud o a la pérdida de vida del trabajador. Según
la OCDE (2007), las comparaciones internacionales de los niveles
de accidentabilidad son problemáticas, debido a las
diferencias en las prácticas de registro (en algunos
países se contabilizan solamente los accidentes en las
empresas de mayor tamaño y que afectan a personas
cubiertas por la seguridad social). En todo caso, la
comparabilidad ha mejorado desde la adopción de una
resolución de la OIT (1998, citada en OCDE, 2007), la cual
recomienda registrar todos los accidentes laborales que causen
una ausencia laboral de al menos un día (excluyendo el
día del evento) durante un período de referencia
(usualmente un año). Davoine (2005) indica que el
indicador de accidentes laborales puede ser utilizado para
ilustrar la calidad de las condiciones en el trabajo, pero
añade que debería considerarse como medida
complementaria la incidencia de enfermedades ocupacionales, por
cuanto en algunos países con alto nivel de presión
laboral, el número de accidentes es bajo.

Monografias.com

Monografias.com

Las preguntas de las encuestas con respecto a la
satisfacción subjetiva con la vida son también
medidas del bienestar de los individuos y de la cohesión
social como un todo. Sin embargo, los indicadores subjetivos de
bienestar enfrentan problemas metodológicos, debido a que
podrían reflejar diferentes conceptos subyacentes de
bienestar, y también son sensibles a las diferencias
lingüísticas, culturales y de otro tipo. De hecho, en
la literatura sobre el bienestar subjetivo se ha documentado que
éste varía sistemáticamente según las
características genéticas, de personalidad y
económicas. Por ejemplo, algunos estudios han mostrado que
los individuos que reportan los mayores niveles de
satisfacción con sus vidas tienen mayor actividad cerebral
prefrontal (la parte del cerebro asociada con los estados
positivos) y presentan una mayor resiliencia al estrés
(Layard, 2005, citado en OCDE, 2007).

Los datos obtenidos por la OCDE (2007)
indican que la escala tiene validez de criterio, por cuanto la
satisfacción aumenta en tanto mejoran los niveles
educativos y la situación socioeconómica en la
población de los países de la OCDE (véase
gráfico 4). Al mismo tiempo, en los países que
presentan un mayor desarrollo económico se aprecian los
mayores porcentajes de satisfacción con la vida,
aún cuando la satisfacción tiende a aplanarse en
los tres países con el mayor PIB per cápita
(véase gráfico 5). Según la OCDE (2007), la
relativa estabilidad del indicador de bienestar subjetivo en los
países que evidencian los mayores niveles de desarrollo
económico puede reflejar en alguna medida el hecho de que
la satisfacción es una variable limitada (escala de 1 a
10), mientras que el PIB per cápita es una variable
ilimitada.

Up to date (15/12/10) – The global economy is
recovering but youth unemployment is getting worse, according to
a new OECD report (Invest in youth to tackle jobs
crisis
).

Off to a Good Start? Jobs for Youth say that young
people are more than twice as likely to be unemployed as the
average worker. Yet few governments are taking proactive steps to
boost youth employment.

Youth unemployment rates in the OECD area are expected
to remain at around 18% in 2011 and 17% in 2012. This is more
than double the total unemployment rate, which stood at 8.6% in
October 2010.

"Investing in young people is vital to avoid a scarred
generation at risk of long-term exclusion", said OECD
Secretary-General Angel Gurría. "We can learn from
countries that have made it easier for young people to find jobs.
It will help us strengthen the economic recovery while taking
care of the most precious asset our countries have".

Since the crisis started, 3.5 million more young people
have joined the ranks of the unemployed in the OECD area. But
unemployment does not capture the full hardship for youth, as
many who have left education no longer appear in labour force
statistics. At least 16.7 million young people are neither in
employment, education or training (the so-called NEET group) –
6.7 million of these youth are still seeking work, while 10
million have given up looking.

La armonía social perdida

¿Qué le dice a usted la palabra "esclavo"
a día de hoy? En la Unión Europea, un mileurista o
undermileurista hipotecado, que tiene que aceptar cualquier
empleo para sobrevivir, podría hoy ser calificado de
tal.

Y peor aún -si cabe- de hecho, vamos hacia una
realidad laboral muy segmentada en la que los Estados poco van a
poder hacer, porque la mayoría del protagonismo
económico lo habrán tomado las grandes
corporaciones.

Por sorprende que parezca en estas exequias el
único que tiene vela (surrealismo puro) es el abuelo. El
dueño de la pensión (y eso mientras dure, el
patriarca de la familia o la jubilación, vaya a saber
quien se "marcha" primero). La única fuente de ingresos
segura para muchas familias europeas. El resto no es más
que humo, declaraciones evanescentes, manifestación de
buenos propósitos repetidos ad nauseam, pura envoltura. La
argentinización de Europa (vaya sarcasmo). Puro marketing
funerario.

Del Himno de la alegría (Novena Sinfonía
de Beethoven) a la Messa da Requiem (Giuseppe Verdi): un grito a
Dios ante la muerte. Para las próximas reformulaciones a
la baja del Estado de bienestar europeo (que llegarán,
vaya si llegarán) dejamos pendientes de
interpretación otros famosos Requiem (Mozart, Brahms, o
Fauré).

Un Estado de bienestar europeo que hace tiempo que
agoniza (atado al carro triunfal de la "era de la
globalización") y al que vino a darle la estocada final la
onda expansiva de la crisis de las hipotecas sub-prime y sus
derivados (de uno y otro tipo), desde que, en 2007,
estalló la burbuja financiera e inmobiliaria en Estados
Unidos que dio paso a la mayor recesión mundial desde la
crisis del 29.

Los ancianos pensionados con el peso de las familias a
la espalda

Porque "los gozos y las sombras" de España me
pillan más cerca (y porque ya viví similares
circunstancias, con lamentables resultados, en mi lejana y remota
Argentina) les acerco algunas referencias, con la secreta
esperanza que no se repita la historia.

"Tengo 87 años, una pensión que no es
para tirar cohetes pero sé que ya no me queda mucho en
este convento. El problema lo tienen los que vienen
detrás, el futuro se ve catastrófico", comenta a
BBC Mundo el madrileño Fernando Alves, después de
conocer la última cifra de desempleo en España:
4.700.000 parados, la cifra más alta en los últimos
trece años"…
En España sobreviven con la
pensión de los abuelos (BBCMundo –
23/1/11)

Más de 1.300.000 familias con todos sus
integrantes sin trabajo, una tasa de desempleo juvenil superior
al 40%. Los demoledores datos tensan las redes sociales y
familiares que aguantan el peso como pueden, allí los
abuelos han llegado a convertirse en las cabezas de muchas
familias que sobreviven con su reducida
pensión.

"Es algo que ya es normal en muchas familias
españolas pero a la gente le da vergüenza decirlo. A
ese drama hay que sumarle que los abuelos no duran para siempre,
sabemos de casos en los que el abuelo ha muerto y las familias se
han quedado sin nada", explica a BBC Mundo Luis Fernández,
presidente de la Asociación Nacional de Desempleados,
Adesorg.

"Hace poco llegó una pareja mayor de 62 y 65
años de edad. Eran trabajadores autónomos pero no
alcanzaron a jubilarse. Viven de la pensión de la madre de
uno de ellos que tiene 95 años", agrega.

La ONG católica Cáritas, una de las
más grandes en España, ha subrayado varias veces
este fenómeno. "Familias de entre 30 y 45 años
están volviendo a las casas de sus padres porque les han
embargado la casa o no pueden pagar el alquiler. Al final los
abuelos son los que están manteniendo a las familias con
sus pensiones. El riesgo de exclusión social es
altísimo", advierte Cáritas.

El último año la ONG ha registrado un
aumento del 50% de solicitudes de alimentos, dinero, ropa o
material escolar desde estos hogares.

"Las jubilaciones entre US$ 800 y US$ 1.300 son
contadas, casi excepciones. Lo normal son las pensiones entre US$
340 y US$ 540. Con esa cantidad están sobreviviendo muchas
familias desempleadas en España. La gente está
aguantando desde hace un par de años por la red familiar
pero esa también se agota", explica Fernández de
Adesorg.

Ese drama lo vive en carne propia la madrileña
Joaquina Moreno. Sus sobrinos y primos han comenzado a quedarse
sin trabajo como si fuera una reacción en cadena. De
momento, aguantan con la red familiar.

"A las hijas de mi hermana no les alcanza ni para pagar
el alquiler. Se los paga el padre del esposo de una de ellas. Y
la comida se la están consiguiendo en Cáritas",
detalla preocupada.

En su caso cobra una mínima pensión
heredada de su marido que murió hace poco. "De ahí
vamos tirando con mis dos hijas. No quiero imaginar qué
futuro les espera si me muero", señala la
mujer.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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