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La cultura cubana en la revolución (1971-1980) (página 4)




Enviado por Ramón Guerra Díaz



Partes: 1, 2, 3, 4

Todos estos espacios se unen al boom que en la
literatura tienen por esta época los temas que tiene que
ver con la lucha contra el delito y las agresiones a la
Revolución, aupados por los concursos del género,
que premian y publican. La radio se une a esta corriente con
espacios como los seriados "Agentes Secreto" y Clave 8:30 (Radio
Progreso), entre otros, lo que propicia un clima de respeto e
invulnerabilidad hacia estas personas que de la realidad pasan al
esteriotipo de la perfección.

La programación deportiva se trasmitía por
el Canal 2, junto con una programación
cinematográfica amplia, programas culturales y de corte
didácticos. Tele Rebelde desde Santiago de Cuba
cumplió un rol importante, porque mantuvo una
programación independiente a las cadenas nacionales que
llegó a realizar programas dramatizados con una elenco
propio con artistas de santiago de Cuba y la zona oriental, a
más de invitados de la capital, en un pequeño
espacio dentro de la Ciudad Escolar 26 de Julio (antiguo Cuartel
Moncada), con las mismas limitaciones que sus homólogas
capitalinas, fue un proyecto romántico, que cumplió
su cometido y sirvió de base para la posterior
creación de los telecentros en todo el
país.

El domingo 24 de octubre de 1976 el Canal 6 de la
televisión transmitió su primer programa musical
totalmente en colores grabado en estudio en un programa en
homenaje al maestro Adolfo Guzmán. En el que participaron
Farah María y Miguel Ángel Piña,
acompañados al piano por el maestro Pedro Coto, el coro
del Ministerio de Comunicaciones, junto al cuerpo de baile del
ICRT.

Con la llegada de la televisión a color el
público cubano se asomó a otra forma de hacer la
televisión, que es ante todo espectáculo y en Cuba
había tenido un lugar prominente, aunque en esta
década "gris" por muchas cosas, se fueron perdiendo esas
variedades. Mucho influyó entre nosotros la
presentación de los "Show de Rafaela Carrá",
asociados por muchos con la llegada del color a la pantalla chica
cubana.

A la sombras de estas influencias y de otras, en 1978
sale al aire el programa "Para Bailar", dirigido al
público joven y destinado a llamar su atención
hacia los ritmos musicales nacionales, sin desdeñar los
ritmos extranjeros, fue una novedad que parte de ideas similares
en la televisión norteamericana, adaptadas a nuestras
condiciones e idiosincrasia. Programa de bailes en pareja,
competitivo, sino el primero, uno de los primeros que lo
hacía después del triunfo de la Revolución,
con un grupo de conductores jóvenes que cautivaron al
televidente cubano: Carlos Otero, Lily Rentería, Mara
Roque, Alberto Pujol, entre otros que hicieron del vedetismo una
novedad en la chata sociedad de estos finales de los
70s.

En 1979 surge "Todo el mundo canta", programa que
impulsa el descubrimiento de nuevos talentos de la canción
y que alcanzó una gran popularidad, de este programa
surgen figuras como Sergio Farias, Mauren Iznaga, Mayra Caridad
Valdés, Miguel Zuaznabar, Narciso Suárez y otros
muchos.

Durante la década de los años 70, la
tecnología de la televisión estuvo al servicio del
proceso de enseñanzaaprendizaje, sirviendo como soporte a
las primeras transmisiones de televisión
educativa.

En 1978 se inician los Premios Caracol de la UNEAC para
distinguir lo mejor del cine, la radio y la televisión
cubana en un año, evento que ha estimulado mucho el
trabajo de los creadores de estos medios.

En 1979 se inician los Festivales Nacionales de la Radio
(Habana-79) como punto de encuentro y comparación de las
realizaciones de este medio en Cuba. Los debates de este primer
evento pusieron de manifiesto la necesidad de mejor la
programación radial en todos los
géneros.

El desarrollo
continuado de las ciencias en Cuba

El período 1971-1980 es una etapa de
consolidación de las grandes transformaciones que en el
sector de la salud había emprendido desde el mismo 1959 la
Revolución Cubana por ello es importante destacar el
desarrollo del programa de vacunación contra enfermedades
que durante décadas habían dejado en Cuba una
secuela de muerte y malformación entre los niños
cubanos. Las estadísticas hablan por sí sola, en
este período solo ocurrieron cuatro casos de difteria en
Cuba, todos en niños no vacunados, el tétano
bajó su incidencia a 0,6 por cien mil habitantes y en el
caso del tétano infantil en recién nacido, de 94
casos en 1959 se erradicó en 1973. La tosferina en 1977
tenía una tasa de 10,2 casos por cada cien mil habitantes,
mientras la poliomielitis fue erradicada gracias a la vacuna
Sabín de fabricación soviética. Durante la
década se consolida el sistema de vacunación en
Cuba como la primera prioridad de la salud cubana y uno de los
altos logros de la ciencia en Cuba.

Continuando con estos programas, a partir de 1971 se
inicia la vacunación contra el sarampión a todos
los niños menores de cinco años y se perfecciona la
red de policlínico comunitarios (1974) que abarca sectores
de población de tres mil habitantes, al tiempo que se
eleva el nivel de inmunización de la población
entre un 75 y un 80 %. En 1975 se emprende la Campaña
Nacional de Vacunación con el toxoide tetánico para
las amas de casa, donde el tétano era frecuente,
alcanzando a vacunar el 98 % de las mismas. En 1979 ante el alza
de la enfermedad de la meningitis tipo B y C, se inmunizan tres
millones de personas con una vacuna francesa adquirida por el
estado cubano y como todas suministradas de forma gratuitas.
Desde 1972 Cuba se sitúa como el país de más
baja taza de mortalidad infantil en América
Latina.[83]

El desarrollo del programa de los Policlínicos
Integrales esta década, permite el perfeccionamiento del
trabajo al tener cubierta toda la población, estas
instituciones están llamadas a aplicar el programa
básico de salud en sus áreas. A partir de 1974 se
perfecciona el modelo de atención médica
comunitaria que descansa desde ese momento en cuatro
especialidades: Medina Interna, Pediatría,
Gineco-Obtetricia y Estomatología.

En 1972 se inicia el Hospital González Coro, de
La Habana el uso del ultrasonido con fines obstétricos, el
pionero en este proceder lo fue el Dr. José Oliva
Rodríguez, profesor. Tras un período de
preparación del personal y la adquisición del
equipamiento necesario se creo el Programa Nacional de
Diagnóstico Pre-Natal en
1979.[84]

En 1977 se inicia la reestructuración del
Instituto de Medicina Tropical Pedro Kuri (IPK) para que pudiera
cumplir nuevamente su misión inicial de evitar la
propagación de patologías infecto-contagiosas y
enfermedades exóticas que pudieran traer a su regreso a
Cuba los miles de soldados que cumplían misiones
internacionalistas en naciones africanas. También se
elevó el nivel científico de la institución
convertido nuevamente en un centro de referencia internacional en
este campo de la medicina tropical.

El CENIC realizó importantes aportes durante esta
década en la proyección de equipos
electrónicos y electromecánicos, investigaciones en
el campo de la espectrometría, difracción de Rayos
X, la resonancia nuclear magnética y la asimilación
de la metodología de trabajo con microscopios
electrónicos,

En 1970 se iniciaron en el Centro de Investigaciones
Científicas (CENIC) los estudios sobre inmunología
a partir de la aplicación de antígenos y
anticuerpos como elementos para la reacción, estos son los
primeros pasos para las investigaciones en
inmunoensayo[85]en cabezadas por el Dr.
José Luis Fernández Yero.

La salud pública cubana ya había
erradicado buena parte de las causas que provocaban una alta taza
de mortalidad infantil: mal nutrición, insalubridad y
enfermedades infecciosa prevenibles, entre otras; es por ello que
los estudios de inmunoensayo permiten desarrollar a partir de
1975 una tecnología para el perquisaje masivo,
económico, automatizado y ajustable a los
parámetros de los laboratorios médicos cubanos. Ya
en 1979 esta tecnología estaba lista.

A partir de la tecnología desarrollada en la
Universidad "Frieder Scheller", en Jena,
RDA[86]los especialistas cubanos crearon el
sistema cubano ELISA[87]con un microprocesador que
empleaba pequeñas cantidades de reactivos. Con el sistema
se pudieron hacer pesquisajes masivos a las embarazadas para la
detección de malformaciones congénitas y problemas
genéticos del feto. Los resultados fueron alentadores y
crearon las bases para el desarrollo en la década de los
80 de la industria cubano de
biotecnología.[88]

Dentro de los trabajos que ocupa al CENIC está la
salud animal, lo que da lugar al surgimiento al Centro Nacional
de Salud Animal (CENSA) (1969) al frente del cual está la
Dra. Rosa Elena Simeón. El objetivo de esta
institución era realizar investigaciones para desarrollar
la ganadería cubana, cruzamiento de raza, logro de un
mayor rendimiento de leche y carne, ganado resistente a nuestro
clima, etc. Y a la formación de personal científico
altamente especializado. En 1970 se construyen las instalaciones
del CENSA, aun dependiente del CENIC y en 1976 se separa como
institución independiente.

La década de los setenta es un período de
creación de capacidades científicas en ramas
priorizadas del país, tales como la medicina, la
agricultura, las nuevas tecnologías y en otras muchas
especialidades de saber. Se enfatiza en la enseñanza
superior el desarrollo de los estudios postgraduados para los
profesionales de diversas especialidades.

En julio de 1972 Cuba ingresa como miembro pleno en el
CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica) dentro del cual se
produce una reorientación de los estudios
científicos en Cuba acorde a los intereses del bloque
económico-político, con macroplanes a largo plazo,
amplios proyectos para la inserción del país en
este conjunto de países y una pérdida de la
visión del desarrollo económico y social real y
objetivo del país. Desde el 30 de diciembre de 1972 es
nombrado al frente de la Academia de Ciencias de Cuba el Dr.
Zoilo Marinello

Una de las ramas que recibe prioridad es la
electrónica que en colaboración con
científicos de los países socialistas, en especial
de la República Democrática Alemana (RDA)
desarrolla en Cuba la primera computadora digital CID-201
presentada en abril de 1970 y cuyas primeras aplicaciones fue en
el tráfico ferroviario de la industria
azucarera.

En 1973 se crea la Unidad de Ciencia e Innovación
Tecnológica de Base Los Palacios, Pinar del Río,
conocida como Estación Experimental del Arroz, con el fin
de adaptar y desarrollar variedades de arroz que puedan
aclimatarse a las condiciones de Cuba.

Un importantísimo logro de las ciencias
agrícolas en Cuba es el desarrollo de la variedad de
caña de azúcar conocida como 60-5 puesta a punto
por Eliseo Acosta en la Estación Experimental de Tayabito,
Camaguey. Esta variedad sustituyó a la vulnerable Barbado
4362 y es la variedad más extendida en las plantaciones
cañeras cubanas en la actualidad, por su resistencia a las
plagas y su rendimiento de azúcar.

En 1979 funcionaban en Cuba 80 estaciones experimentales
de investigaciones científicas que trabajaban en el
desarrollo de cultivos, estudios de plaga, mecanización y
repoblación y cuidado de especies animales y
vegetales.

Uno de los anhelos tecnológicos más
importantes para la sociedad cubana fue la mecanización de
la cosecha de caña de azúcar, proceso que empleaba
durante siglos millares de brazo, mal pagados y sometido a un
duro régimen de trabajo. Con el triunfo de la
Revolución la cosecha de la caña de azúcar
para la industria nacionalizada y con un gran peso en la
economía de Cuba, fue asumida por miles de voluntarios de
todos los sectores del país movilizados para hacer las
famosas "zafras del pueblo". Pero la Revolución
llevó a cabo un esfuerzo por mecanizar este duro trabajo
agrícola. Desde 1961 se creo la Comisión para la
Mecanización de la Cosecha de la Caña, por el
ministro de Industria Ernesto Guevara y luego de muchos intentos
se logró la primera combinada cubana realmente efectiva la
"Libertadora" (1967) diseñada por el Grupo de Caña
del Instituto para el Desarrollo de la Maquinaria (ICDM),
comenzó a producirse a nivel industrial en la
década del 70 con algunas mejoras hechas en la
República Federal Alemana, a quien Cuba cedió la
patente a cambio de bajos precios de importación. Apenas
170 cosechadoras pudo el país importar por limitaciones de
carácter económico y se optó a partir de
1971 por otra maquina de diseño cubano-soviético,
la KTP-1 que se fabricaban en la ciudad de Holguín desde
1977.[89]

Los estudios cubanos en Física Nuclear se inician
en 1969 con la creación del Instituto de Física
Nuclear con equipamiento y asesoría de la Unión
Soviética e investigadores cubanos formados en ese
país. A lo largo de la década del 70 se ampliaron
estos estudios para el uso pacífico de la energía
atómica, con un uso reconocido y eficaz en la medicina,
estudios bioquímicos, etc.

La colaboración de la Unión
Soviética y de los países del CAME permitió
que Cuba se integrara activamente al uso de las técnicas
espaciales en diversas aplicaciones prácticas. La primera
de ella fue el servicio regular de emisión y
recepción de programas de televisión y
comunicaciones telefónicas y telegráficas como
parte del sistema INTERSPÚTNIK utilizando satélites
soviéticos (1974), la creación de la
Estación Terrena Caribe, en Jaruco, provincia Mayabeque
como parte del sistema INTELSAT; la creación de una
estación radiotelemétrica en La Habana (1976) para
recibir información de los satélites de
investigación del programa INTERCOSMOS; estudios de
teledetección aplicada al territorio nacional y que
culmina con el experimento "Trópico", desde aviones
(1977-1979) y estaciones orbitales tripuladas (1980) y el vuelo
conjunto del cosmonauta cubano Arnaldo Tamayo Méndez y el
soviético Yuri Romanenko (1980) en el que se realizaron 20
experimentos hechos en el espacio cósmico, concebidos por
científicos cubanos, con instrumental hechos por
instituciones cubanas[90]

Algunos de estos trabajos de colaboración
estuvieron muy vinculados al Instituto de Investigación
Técnica Fundamental (ININTEF) que tuvo mucho que ver con
la introducción de novedades tecnológicas como
fueron: el ultrasonido industrial (1974), la Holografía
Láser (1975), determinadas formas de aprovechamiento de la
energía solar (1976), el empleo de relojes atómicos
volantes (1977) y el uso de controladores electrónicos en
algunas aplicaciones industriales.
(1978)[91]

En cuanto a la cartografía el trabajo más
destacado de la década fue el Mapa Genético de los
Suelos de Cuba (1971) terminado luego de seis años de
labor por el Instituto de Suelos de la Academia de Ciencias de
Cuba con asesoría de la República Popular China.
Este mapa (escala 1: 250 000), con su correspondiente
monografía introdujo en el país la
clasificación basada en el proceso de formación de
los suelos, mucho más avanzado que el utilizado para el
anterior mapa geológico de Cuba. En 1978 es entregado el
Atlas Nacional de Cuba, terminado en cooperación con la
Unión Soviética.

En lo concerniente a las ciencias sociales el
período se inicia con el cierre de la escuela de
Filosofía de la Universidad de La Habana y de la revista
"Pensamiento Crítico" ambos sucesos en 1971, dos focos de
pensamiento social de izquierda abiertos a la polémica y
la reflexión más amplia sobre el devenir del
pensamiento marxista y progresista en la segunda mitad del siglo
XX. Habían aparecido en medio de los debates
fructíferos de los primeros años de la
Revolución, pero tropezaron con el monolitismo del
marxismo leninismo soviético traspolado a Cuba que
finalmente se impuso como dogma desde el poder, marginando todo
cuestionamiento, crítica o debate, por ser "revisionista"
y "diversionista ideológico".

Todo intento de hacer ciencia desde lo social, en esta
época, pasaba por el tamiz de las interpretaciones
marxistas-leninistas, doctrinaria, escolástica, no por su
contenido en sí, sino por su aplicación
burocrática y política desde el poder, entendido
por esos niveles del "funcionarismo inmovilista".

En cuanto a filosofía todo parecía dicho y
solo quedó adaptarnos a los moldes interpretativos del
marxismo-leninismo, en historia dada la tradición
positivista de la historiografía cubana, los intentos
fueron hacia la interpretación de los hechos bajo esos
mismos moldes, mientras más lejanos en el tiempo mejor
porque había un buen cúmulo de documentos,
bibliografías y otros elementos de juicio para interpretar
la historia más allá del recuento
cronológico.

En la historiografía los mayores aportes van
dirigidos hacia la historia regional y local, en busca de
"contar" y "analizar" a la luz de las nuevas ideas la historia de
la "gente sin historia", perdidas en el macrorelato de la
nación cubana. Revistas como "Santiago", "Isla",
"Universidad de La Habana", "Revista de la Biblioteca Nacional
José Martí", etc., publica monografías que
abordan estos temas. Aparece el "Concurso 1ero de Enero" del
MINFAR, dirigido a incentivar los estudios históricos y se
hace una necesidad para las autoridades locales el estudios de
las historias en particular de su ámbito
histórico-social, por lo que aparece el Movimiento de
Activistas de Historia, las Comisiones de Historia y se pone al
servicio de las investigaciones los archivos locales y la
documentación atesorada por los museos y bibliotecas.
Algunos ejemplos lo constituyen las monografías: "El negro
en la economía habanera del siglo XIX"(1971) de Pedro
Dechamps Chapeaux, premio ensayo de la UNEAC y que constituye un
aporte importante para este tema tanto desde los estudios
económicos e históricos, como en cuanto a lo
etnográfico y social; "De la historia de Trinidad" (1972)
de Alicia García Santana, "Apuntes sobre la decadencia
trinitaria en el siglo XIX" (1973) de Hernán Venegas,
"Introducción a la Historia de Cienfuegos 1819-1860"
(1976) de Violeta Rovira, "Estudio de la economía
cienfueguera desde la fundación de la colonia Fernandina
de Jagua hasta mediados del siglo XIX" (1976) de Orlando
García y "Un siglo de historia local: el barrio de Arango
(1825-1933)" (1979) de Iván Santos y Hernán
Venegas, todas aparecidas en la revista «Isla» de la
Universidad Central de Santa Clara.

En la revista «Santiago» publica un
importante número monográfico en 1977, dedicado a
la historia de la ciudad de Santiago de Cuba y en el que aparecen
trabajos de Olga Portuondo, Hortensia Pichardo, Eduardo
Torres-Cueva, César García del Pino, Francisco
Pérez Guzmán, Jorge Berenguer, Antonio
Benítez Rojo y Luis Felipe Le Roy. Otra
investigación de mucho rigor y valor
historiográfico, "Surgimiento de una aristocracia colonial
en el occidente de Cuba durante el siglo XVI" de Arturo Soregui,
aparece en la revista «Santiago» en 1980, en ella el
autor hace un estudio pormenorizado sobre la formación de
la oligarquía criolla del occidente de la Isla, grupo que
liderará los grandes cambios de la isla desde fines del
siglo XVIII.

César García del Pino publica en la
«Revista de la Biblioteca Nacional José
Martí» el artículo "El Obispo Cabezas,
Silvestre de Balboa y los contrabandistas de Manzanillo" (1975)
que se acerca a la historia fundacional de la ciudad de
Manzanillo

Dedicada a la historia de la famosa octava villa de
Cuba, Remedios, el Concurso 1ro de Enero premio, "Dos etapas de
colonización y expansión urbana" (1979) de Carlos
Venegas Fornias que es un estudio abarcador de la historia
colonial de Remedios partiendo de su expansión
urbana.

La historia económica de Cuba es también
objeto de estudio para los investigadores que armados con las
herramientas del marxismo-leninismo interpretan el pasado
esclavista y capitalista de la economía cubana. En 1974
Ariel James publica en la revista «Santiago», "La
United Fruit Company y la penetración imperialista en el
área del Caribe" preámbulo a un trabajo más
amplio sobre le mismo tema publicado en 1976, "Banes:
imperialismo y nación en una plantación azucarera".
Sobre este mismo tema aparece, "United Fruit: un caso de dominio
imperialista en Cuba" (1976), investigación de un equipo
de profesores y alumnos de la escuela de Historia de la
Universidad de La Habana, dirigido por Carlos Fundanellas y
redactado por Oscar Zanetti y Alejandro García.

Oscar Pino-Santos es el más importante
investigador de la historia económica de Cuba en este
período, se da a conocer en 1960 con el libro "El
imperialismo norteamericano en la economía de Cuba, libro
que vio una segunda edición en 1973, ganó el Premio
Ensayo del Concurso Casa de Las Américas, 1973 con "Asalto
a Cuba por la oligarquía financiera yanqui" y
publicó "Los mecanismos imperialistas de
apropiación de la tierra de Cuba (Caso de la United Fruit
Company)" (1976) en la revista «Santiago», todas
ellas investigaciones que "…constituyen materiales de
obligada consulta para todo historiador regional que estudie el
siglo XX neocolonial cubano"[92]

En 1975 se publicó una monografía sobre el
comercio exterior de Cuba entre 1895 y 1958, "El comercio
exterior de la república neocolonial" de Oscar
Zanetti[93]que aborda las tendencias fundamentales
de este comercio, sus distribución geográfica y los
productos a comerciar.

"Cuba y el mercado azucarero internacional" (1971) de
Arnaldo Silva, es un libro referido a compendiar las tendencias
del comercio azucarero en la República mediatizada,
dependiente del mercado norteamericano, casi por
completo.

Carlos Rafael Rodríguez escribe "Cuba en el
transito al socialismo, 1959-1963" (1979), ensayo de mucha
importancia para la historiografía cubana, por ser uno de
los primeros en abordar un período posterior al triunfo de
la Revolución, escrito con rigor científico, sus
análisis van a las causas de los cambios generados por el
proceso revolucionario, su alcance y los errores cometidos que
deberán abordarse por la Revolución
misma.[94]

Otra importante monografía escrita en el
período es, "La explotación del hierro en el sur de
Oriente y la Spanish American Iron Company" [95]de
Fe Iglesias García, un acucioso estudio de la
explotación minera en los alrededores de Santiago de Cuba
a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, basado en
abundantes fuentes documentales y
bibliografías.

Dos importantes trabajos dedicados al ferrocarril
sobresalen por su calidad: "Crónicas del primer
ferrocarril de Cuba" (1973) de Violeta Serrano Rubio y
"Azúcar y minería: los primeros ferrocarriles en
Cuba (1837-1937)" (1979) escrito por Jorge Aldana
Martínez.

Sobre las sublevaciones de la población aborigen
de Cuba, Jorge Ibarra investigó y publicó, "La
sublevación india de 1520 a 1540 y la abolición de
la encomienda", revista «Santiago» en 1976, en tanto
el tema del cimarronaje negro tiene en Luciano Franco su
investigador más sobresaliente con sus libros: "Los
palenques negros cimarrones" (1973) y "Las minas de Santiago del
Prado y la rebelión de los cobreros (1530-1800)"
(1975)

Francisco López Segrera publica en 1979 un ensayo
sobre la crisis de la industria azucarera después de la
"Danza de los Millones" durante la 1era Guerra Mundial, "Algunos
aspectos de la industria azucarera cubana (1925-1937)

La razón misma de la Revolución se
encuentra en las mayoría humildes del país, esto
hizo necesario que la Historia de Cuba pasara a ser un objeto de
estudio priorizado, no solo por los investigadores profesionales
sino por quienes desde la sociedad sientan la vocación y
la necesidad de investigar y divulgar la historia de las
comunidades, grupos humanos, zonas y territorios, centros de
trabajos, etc., a fin de enriquecer el acervo histórico
base del proceso revolucionario cubano. Es por ello que en 1974
se creo el Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la
Revolución Socialista dirigido por Favio Grabart, veterano
luchado comunista cubano de origen polaco, para liderar estos
estudios de los movimientos revolucionarios y sociales que
constituyen también el legado de la Historia
Nacional.

Deporte cubano,
en busca de la cima

El beisbol es el deporte nacional en Cuba y como pasa en
muchos países del mundo con el fútbol, es
también el mayor espectáculo masivo de los cubanos.
Deporte introducido en la década de los setenta del siglo
XIX por estudiantes criollos y marineros norteamericanos,
arraigó en la identidad nacional del cubano que hoy no
puede prescindir de él.

La Revolución Cubana eliminó el
profesionalismo de todos los deporte en 1961 y en primer lugar
del beisbol, que tenía la segunda liga más fuerte
del mundo, muchos pensaron que una liga nacional con peloteros no
profesionales iba a ser un fracaso, al menos como
espectáculos. El tiempo ha demostrado que no es
así, ya en la década de los 70s la Serie Nacional
de Beisbol andaba por su versión décima y
había logrado una expansión de equipo y un aumento
de la calidad de nuestro beisbol. Desde 1967 se había
ampliado el número de equipos a doce, dos por
provincias[96]Oriente, Mineros, Camaguey,
Granjeros, Las Villas, Azucareros, Matanzas, Henequeneros, La
Habana, Industriales, Pinar del Río y Vegueros.

En la X Serie Nacional (1970-1971) el campeón fue
la selección de Azucareros (49 ganados/16 perdidos) con
Rigoberto Rosique de líder de los bateadores (352 de
promedio), repitieron en la XI Serie (52 ganados / 14 perdidos)
en una serie extra celebrada con el equipo de Mineros que
terminó el calendario empatado con ellos. En este equipo
Azucareros sobresalen los nombres del lanzador José
Antonio Huelga, un consistente ganador en los campeonatos cubanos
y en los equipos Cuba y Antonio Muñoz, un primera base de
tremenda fuerza al bate, que fue el cuarto bate del Cuba durante
esta década, el Mineros reunió un trío de
lanzadores derechos increíble: Orlando Figueredo, Rolando
Valdés y Braudilio Vinent, completado con otros dos
lanzadores excepcionales como fueron Gregorio Pérez y
Mario Fernández, el mejor conjunto de lanzadores de la
década. El líder en bateo de la XII Serie fue el
zurdo de Mineros, Elpidio Mancebo (327).

La expansión de la Serie Nacional en la XII Serie
Nacional (1972-1973) agregó dos nuevos equipos al torneo,
Constructores y Serranos, para un total de 14 novenas. Este fue
el año del cuarto título del equipo de Industriales
(53 ganados/ 25 perdidos), con el camagueyano Eusebio Cruz en el
liderato de los bateadores (341).

La temporada 1974-1975 trajo la novedad de dos torneos
de beisbol: La Serie Nacional que se redujo a 49 y la Serie
Selectiva con 7 equipos y 54 juegos para concentrar la calidad en
un torneo más exigente. La novedad le restó
importancia al Campeonato Nacional e incluso los nombres de las
provincias fueron reservados para los equipos de la Selectiva,
siendo sustituidos por Cafetaleros (Orientales), Ganaderos
(Camaguey), Arroceros (Las Villas), Citricultores (Matanzas),
Metropolitanos (La Habana) y Forestales (Pinar del Río) y
Agricultores (Industriales). La Serie XIV fue ganada por el
equipo de Agricultores (24 ganados / 15 perdidos) y tuvo en
Fermín Laffita de Cafetaleros al Campeón de bateo
(396). La I Serie Selectiva (1975) fue ganada por el equipo de
Orientales (33 ganados/ 21 perdidos) y Alfonso Urquiola,
líder de los bateadores (358). La temporada beisbolera de
1975-1976

Trajo el primer título para un equipo de
Camaguey, los Ganaderos (29 victorias/9 derrotas) y
proclamó como su líder en bateo a un portentoso
pelotero, el matancero Wilfredo Sánchez (365), por muchos
años este jugador habilidoso fue todo un
espectáculos en las gramas cubanas, por su velocidad en
base, su capacidad para batear hit y su caballerosidad en el
terreno deportivo. En la II Serie Selectiva se impuso la
selección Habana (34 ganados / 20 perdidos) y el
líder bateador fue el industrialista Bárbaro Garbey
(328).

La XVI Serie Nacional (1976-1977), tuvo en el equipo
matancero de Citricultores (26 ganados/12 perdidos) su
campeón en dura porfía con el equipo Vegueros de
Pinar del Río, la provincia de menor desarrollo beisbolero
al comenzar la década y que ya tenía dos equipos
competitivos en el campeonato cubano. El líder bateador
fue le veterano Eulogio Osorio (359) de Agricultores, un veterano
pelotero, que dio muchas glorias al beisbol capitalino
principalmente con el equipo Industriales. La III Selectiva se
jugó con seis equipos, eliminando al equipo de
Industriales que había quedado último en las dos
anteriores, el campeón fue Camagueyanos (36 y 18), con
Wilfredo Sánchez como campeón de bateo y promedio
de 381.

La temporada beisbolera 1977-1978 trajo una nueva
estructura para el Campeonato Nacional, esta vez con 18
equipos[97]el mayor número que ha tenido el
torneo cubano, reaparece el equipo Industriales junto a Camaguey,
Villa Clara , Cienfuegos, Guantánamo, Ciego de
Ávila,, Granma, Santiago de Cuba, Habana, Holguín,
Sancti Spíritus, Las Tunas e Isla de la Juventud. El
Campeonato fue para el equipo de Vegueros (36 y 14), primero
ganado por la provincia de Pinar del Río, segundo fue
Industriales, el equipo más popular de la capital.
Nuevamente Wilfredo Sánchez, encabezaba los bateadores con
promedio de 394. La IV Selectiva tuvo en el equipo de Las Villas
a su campeón (35 y 25) en serie extra ganada contra la
selección de Pinar del Río que terminó
empatada con ellos. Pedro Jova de Las Villas ganó el bateo
con promedio de 372.

La misma estructura fue mantenida en la XVIII
(1978-1979) Serie Nacional y tuvo un campeón sorpresivo,
Sancti Spíritus (39 y 12) y nuevamente Wilfredo
Sánchez como campeón de bateo y 377 de promedio. La
V Selectiva fue ganada por el equipo de Pinar del Río (40
y 20) y Sixto Hernández campeón de bateo con
368.

El XIX Campeonato Nacional (1979-1980) tuvo en Santiago
de Cuba su campeón (35 y 16) y en Rodolfo Puente su
campeón de bateo, 394. Pinar del Río (39 y 20)
repitió el título de la Selectiva en su VI
edición, en tanto Héctor Olivera (padre) ganaba el
campeonato de bateo con 459 de promedio, record para campeonato
cubano.

Un torneo tan fuerte y masivo con un apoyo oficial como
el que recibe la Federación Cubana de Beisbol,
consolidó y quehacer ganador de los equipos cubanos de
pelota en todas las categoría de edades, tejiendo una
cadena ganadora el las Series Mundiales de Beisbol amateur desde
Dominicana 1969 en que se coronó frente a los EE.UU. y que
continuó en Cartagena, Colombia (1970), La Habana (1971),
Managua, Nicaragua (1972) y La Habana (1973). Luego de superada
la división producida en el seno de la entidad que
regía el beisbol aficionado en el
mundo[98]Cuba volvió a ganar la serie en
1976 en Colombia, Italia (1978) y Japón (1980). En los
Juegos Panamericanos Cuba ganó el beisbol en 1971, 1975 y
1979 en tanto dominó los torneos de los Juegos
centroamericanos y del caribe en 1970, 1974 y 1978. Todo un
palmarés que hacen de esta década una de las
más destacadas del beisbol cubano. Con un joven director
que se consagró en esta década, Servio Tulio Borges
dirigiendo la selección nacional y los equipos del centro
del país y jugadores de la talla de Pedro Medina, Wilfredo
Sánchez, Félix Issasi, Rigoberto Rosique, Antonio
Muñoz, Rodolfo Puente, Alfonso Urquiola, Agustín
Marqueti, Antonio Capiró, Lourdes Gurriel, Luis Giraldo
Casanova, Pedro Jova, Santiago Mederos, Braudilio Vinent, Roberto
Valdés, José Antonio Huelga y muchos otros que
vistieron los uniformes de los equipos Cuba y de sus provincias,
con una entrega y una maestría que aún se
recuerda.

El boxeo es un deporte de tradición y arraigo en
la población cubana, de los barrios humildes han surgido
por años cientos de jóvenes ansiosos de demostrar
su maestría en el ring. Antes del triunfo de la
Revolución los mejores talentos y otros no tan buenos
arriesgaban su vida en peleas digna del circo romano por su
brutalidad. Con la creación del INDER se crea la
Federación Cubana de Boxeo en la que colaboran exatletas
profesionales como entrenadores junto a técnicos
soviéticos que desde finales de la década de los
60s fueron perfilando la que es reconocida hoy como la "Escuela
Cubana de Boxeo", donde la técnica en el golpeo y la
maestría de los movimientos, junto a las dotes naturales
del atleta le dieron a Cuba sus primeros campeones
olímpicos y mundiales después del triunfo de la
Revolución, al tiempo que mantenía su
supremacía en el área centroamericana y
panamericana.

En los Juegos Centroamericanos de Panamá (1970)
el equipo de boxeo de Cuba ganó seis medallas de oro, 2 de
plata y una de bronce, con la sobresaliente actuación de
los dos subcampeones olímpicos Enrique Regüiferos
(63,5 Kg.) y Rolando Garbey (71 Kg.). Un año
después en Cali, Colombia, los pugilistas cubanos ganaban
el torneo panamericano con 4 medallas de oro y 3 de bronce. Lo
más espectacular del torneo fue el debut internacional de
Teofilo Stevenson en los pesos completos quien en un combate
memorable perdió con Duany Bobick de los Estados Unidos,
preámbulo de un gran campeón.

En la XIX Olimpiada celebrada en Munich, Alemania
(1972), los boxeadores cubanos colocaron a Cuba en el podio
olímpico esta vez frente a potencias mundiales como
Estados Unidos, la URSS y Polonia. Los cubanos sumaron 31
victorias en 39 combates, coronándose en tres divisiones,
una de plata y una de bronce. Los medallistas fueron: Orlando
Martínez (54 Kg.) oro; Emilio Correa (67 Kg.) oro y
Teofilo Stevenson (más de 81 Kg.) oro. La medalla de plata
al pecho del corajudo Gilberto Carrillo (81 Kg.) y el bronce para
Duglas Rodríguez (51 Kg.). Como colofón de la gran
victoria Teofilo Stevenson recibió la Copa Val Barker, al
boxeador más técnico y rompió la
hegemonía de los pesos completos estadounidense en las
Olimpiadas.

El año 1974 deparó a Cuba la
consolidación del cetro de los Juegos Centroamericano y
del Caribe celebrado en 1974 en Santo Domingo, el boxeo
aportó a esta victoria seis medallas de oro, una de plata
y dos de bronce con una poderosa escuadra en la que lideraban
Teofilo Stevenson, Jorge Hernández, Emilio Correa,
Alejandro Montoya y Rolando Garbey. Fue el preámbulo para
el I Campeonato Mundial de Boxeo Amateur celebrado en la Ciudad
Deportiva de La Habana en agosto de 1974, con la asistencia de 45
países, era el octavo campeonato mundial organizado en
Cuba después del triunfo de la
Revolución[99]en menos de veinte
años lo que habla bien a las claras el prestigio ganado
por los deportistas cubanos en ese período. Cuba se
alzó con el título Mundial por equipo y con cinco
títulos individuales: Jorge Hernández (48 Kg.),
Douglas Rodríguez (51 Kg.), Emilio Correa (67 Kg.),
Rolando Garbey (71 Kg.) y Teofilo Stevenson (( 81Kg.), un
subtítulo y una medalla de bronce. Desde el punto de vista
del espectáculo fue el evento más importante
organizado por Cuba, si exceptuamos a los mundiales de
beisbol.

Ya para esta época el boxeo era el deporte
insignia de las delegaciones deportivas cubanas, por el
número de preseas que aportaba al equipo, la calidad de
sus atletas y la estabilidad de su rendimiento, todos bajo la
dirección Alcides Sagarra ex boxeador y el verdadero
artífice de la Escuela Cubana de Boxeo.

Los Panamericanos de Ciudad México (1975) fueron
testigo de una de las más contundentes victorias del
equipo de boxeo de Cuba, se agenciaron siete de las 11 medallas
de oro, con dos de plata y una de bronce, ¡todo el equipo
subió al podio! Los campeones fueron, Jorge
Hernández (48 Kg.), Ramón Duvalón (51 Kg.),
Orlando Martínez (54 Kg.), Rolando Garbey (71 Kg.),
Alejandro Montoya (75 Kg.), Orestes Pedroso (81 Kg.) y Teofilo
Stevenson (( 81Kg.)

Los Juegos Olímpicos de Montreal, Canadá
(1976) fue escenario de un duro torneo para los cubanos, con un
equipo de EE.UU. muy bien preparado y las tradicionales escuadras
de los países socialistas. Seis cubanos llegaron a
finales, tres de ellos frente a boxeadores norteamericanos, entre
ellos los legendarios Ray Leonard de los 63, 5 Kg. Que
ganó su medalla de oro frente al cubano Ángel
Aldama. Posteriormente Leonard fue campeón mundial de los
circuitos profesionales, por su altísima calidad y
velocidad de piernas. Otro que ganó frente a cubano, fue
Leonard Spink (81 Kg.) quien derrotó a Sixto Soria, en
pelea para recordar. Spink reinó años más
tarde en los pesos completos de las ligas profesionales y el
tercer cubano en caer frente a los estadounidenses fue
Ramón Duvalón (51 Kg.) frente a L. Randolph, otro
extraclase que hizo historia. Los norteamericanos coronaron a
cinco campeones olímpicos, en tanto Cuba se
ceñía tres coronas: Jorge Hernández (48
Kg.), Ángel Herrera (57 Kg.), sensacional novato que fue
sin pronóstico y trajo su título olímpico y
Teofilo Stevenson (( 81Kg.) coronado por segunda vez en los
juegos olímpicos.

En 1978 los boxeadores cubanos revalidaron su
título mundial en Belgrado ganando 6 medallas de oro y
tres de plata: Adolfo Horta (54 Kg.), Ángel Herrera (57
Kg.), José Gómez (75 Kg.), Sixto Soria (81 Kg.) y
Teofilo Stevenson (( 81Kg.)

Ese mismo año Cuba acude a los Juegos
Centroamericano y del Caribe con un equipo en el que aparecen
figuras de primerísima calidad, muchos ellos segundas
figuras, otros novatos que mantuvieron el primer lugar en el
área, el balance del equipo fue de cinco medallas de oro,
tres de plata y una de bronce. Los campeones del torneo por Cuba
fueron: Lázaro Héctor (54 Kg.), Ángel
Martínez (60 Kg.) José Gómez (75 Kg.),
Hermenegildo Báez (81 Kg.) y el gran rival de Stevenson,
Ángel Milián (( 81Kg.)

El boxeo de los Juegos Panamericanos de San Juan, Puerto
Rico (1979) fueron ganados nuevamente por Cuba en fuerte lucha
con los estadounidense, con 5 de oro, 1 de plata y 2 de bronce.
Los campeones fueron, Héctor Ramírez (48 Kg.),
Adolfo Horta (60 Kg.), Ángel Aldama (67 Kg.), José
Gómez (75 Kg.) y Teofilo Stevenson (( 81Kg.)

La ciudad de Moscú, fue la sede de los Juegos
Olímpicos en 1980 y allí Cuba recupera su corona
con seis medallas de oro, 2 de plata y 2 de bronce. Los campeones
olímpicos por Cuba fueron: Bautista Hernández (54
Kg.), Ángel Herrera (60 Kg.) por segunda vez, Ángel
Aldama (67 Kg.), Ármando Martínez (71 Kg.),
José Gómez (75 Kg.) y ¡Teofilo Stevenson ((
81Kg.), por tercera vez, el segundo boxeador en lograrlo tras el
húngaro, Laslo Pav!

Una década prodigiosa para el boxeo cubano, no
solo por lo que alcanzó en torneos internacionales, sino
por la probada calidad de los hombres que competían en sus
torneos nacionales, que pudieron ser campeones de cualquier
evento, con otras selecciones, bate el caso de Ángel
Milián, el boxeador que mayor resistencia le hizo a
Stevenson y que no pudo hacer los grandes equipos de la
época por la presencia del gran campeón.

Teofilo Stevenson, el atleta cubano de la década,
en cualquier deporte respetado y querido en todos los escenarios
boxísticos y fuera de ellos por su caballerosidad y su
patriotismo, que le hizo rechazar millonarias ofertas para boxear
como profesional, es el símbolo del deportista
revolucionario, de origen humilde y erigido en tricampeón
olímpico y multicampeón en otros eventos a fuerza
de calidad y dedicación. Es el atleta símbolo de la
Escuela Cubana de Boxeo.

Rolando Garbey, él junto a Regueiferos abrieron
el camino de triunfos del boxeo cubano en México 68 y se
mantuvo boxeando casi toda la década del 70 alcanzando un
bronce olímpico en Montreal, Canadá y su más
alto lauro, el Campeonato del Mundo en La Habana,
1974.

Ángel Herrera bicampeón olímpico y
multipremiado durante la década en los torneos más
importantes del pugilismo amateur, se afianzó como un
atleta de mucho coraje y decisión sobre el
ring.

El deporte de alta competitividad cubano regulariza a
partir de 1966 con la victoria en los Juegos Centroamericanos de
San Juan Puerto Rico su participación en eventos
múltiples que para el área geográfica
nuestra incluye un ciclo de Juegos Centroamericanos y del Caribe
(dos años después de la Olimpiada); Juegos
Panamericanos (un año antes de los olímpicos) y
Juegos Olímpicos, con un año sabático
posterior a las olimpiadas. Basado en este ciclo se puede decir
que el deporte cubano de alta competitividad ha ido en constante
ascenso.

Los XI Juegos Centroamericanos y del Caribe se
organizaron en la Ciudad de Panamá en febrero de 1970, el
triunfo de la delegación cubana fue espectacular al ganar
210 medallas (98 de Oro/61 de plata/51 de bronce) con destaque
para el velocista cubano Pablo Monte triunfador en 100 y 200 mts.
Planos y la discóbola Carmen Romero que ganó el
disco con registro de 53,54 mts.

Al año siguiente Cuba acude a los VI Juegos
Panamericanos celebrado en Cali, Colombia y por primera vez
asciende al segundo lugar del medallero con 105 medallas (30 de
oro/49 de plata / 26 de bronce) con los incentivos de haber
eliminado al equipo de baloncesto masculino de los Estados
Unidos, vencer en boxeo y beisbol y lograr el triplista Pedro
Pérez Dueña el primer record mundial después
del triunfo de la Revolución. 17,40 mts. También se
distinguieron, la floretista Margarita Rodríguez con su
primera de las tres coronas panamericanas que alcanzó a lo
largo de su carrera. Los peloteros cubanos recobraron la medalla
de oro perdida en Canadá en 1967, el magistral picheo de
José Antonio Huelga le el bateo de Armando Capiró
decidió el juego por la medalla de oro frente a los
Estados Unidos. Cuba ganó además la esgrima
femenina, gimnasia masculina, las dos ramas del voleibol, lucha
libre y pesas.

Los XX Juegos Olímpicos se celebraron en la
ciudad alemana de Munich en el verano de 1972, allí se
conquistaron las primeras medallas olímpicas de oro
después del triunfo de la Revolución, con las tres
que conquistó el boxeo, que aportó además y
una de plata y otra de bronce. El atletismo aportó otras
dos medallas de bronce, una por intermedio de la velocista Silvia
Chivás en 100 mts. planos y el relevo femenino 4 x 100
mts. (Elejalde, Chibás, Romay y Valdés) y el sonado
bronce alcanzado por el equipo masculino de baloncesto. Otro
destacado lugar fue para el equipo masculino de sable ocupante de
la sexta plaza en estos juegos.

El segundo ciclo olímpico de los 70s
comenzó con los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe
con sede en Santo Domingo, República Dominicana en 1974
con la victoria de los cubanos que ganaron 191 medallas (101 de
oro/ 55 de plata/ 35 de bronce). Ciudad de México
albergó los VII Juegos Panamericanos en octubre de 1975
Cuba ratificó su segundo lugar por naciones con 134
medallas (57 de oro/45 de plata/32 de bronce).

Los XXI Juegos Olímpicos de Montreal,
Canadá en 1976 ratifica el ascenso del deporte cubano de
alto rendimiento, las palmas por Cuba se la lleva Alberto
Juantorena al coronarse en 400 y 800 mts. planos, en este
último evento con record del mundo; otra tres medallas
doradas conquista el boxeo y el judo aporta la medalla de oro de
Héctor Rodríguez (63 Kg.). El boxeo aporta tres
medallas de plata y Alejandro Casañas en 110 mts. con
vallas gana la medalla de plata. Los bronce olímpicos para
el Voleibol masculino y dos para el boxeo, para un total de 13
medallas (6 de oro/ 4 de plata/ 3 de bronce). Cuba se
ubicó en 8vo lugar en estos juegos.

El tercer ciclo olímpico de la década de
los 70s con los XIII Juegos Centroamericanos y del Caribe con
sede en la ciudad colombiana de Medellín en 1978, Cuba se
presenta con una delegación amplia y de calidad que gana
182 medallas (120 de oro/44 de plata/18 de bronce) para ratificar
su hegemonía en el área. Al siguiente año en
San Juan, Puerto Rico se celebran los VIII Juegos Panamericanos
en el que Cuba vuelve a ocupar el segundo lugar por países
con 145 medallas (64 de oro/47 de plata y 34 de bronce),
preámbulo para la gran actuación olímpica de
1980.

La ciudad de Moscú, capital de Rusia fue la sede
de la XXII Olimpiada, los juegos se produjeron en un momento
tenso de política internacional y los Estados Unidos
decide boicotear los juegos y junto a otros países se
ausentan de los mismos. Fueron unos juegos impecablemente
organizado en el que la cosecha de medallas de Cuba se
elevó a 20 (8 de oro/7 de plata/5 de bronce). El boxeo
sería nuevamente el soporte del éxito, encabezado
por Teofilo Stevenson quien logra su tercera corona
olímpica, Ángel Herrera que logra su segundo
título olímpico y Bautista Hernández,
Ángel Aldama, Ármando Martínez y José
Gómez, fueron seis medallas de oro, que unidas a la de
María Caridad Colón jabalinista que con un disparo
de 68,40 mts. le dio a Cuba y América Latina su primera
medalla de oro olímpica en el femenino, la octava de oro
la alcanzó el pesista Daniel Núñez (56 Kg.)
al levantar un total de 275 Kg. El deporte del judo gana tres
medallas de plata con, Isaac Azcuy (86 Kg.), Juan Lahera (78 Kg.)
y José Rodríguez Carbonell (60 Kg.) y el boxeo
aporta dos con Hipolito Ramos y Adolfo Horta, Bárbaro
Cañizares repite la medalla de plata en 110 mets. con
vallas y Silvio Leonard obtiene medalla de plata en 100 mts
planos; Los bronces olímpicos fueron a los pechos de
Luís Mariano Delís en disco, Roberto Castrillo en
la modalidad de skeet, tiro, el pesista Alberto Blanco (100 Kg.)
y los boxeadores José Aguilar y Ricardo Rojas.

Otras destacadas actuaciones en el deporte de alto
rendimiento la realizó el pesista Roberto Urrutia, primer
cubano en titularse en el Campeonato del Mundo en 1977 en
Stuttgart, Alemania, donde ganó dos medallas de oro con
sendos records del mundo en los 67 Kg.

En 1978 en el Campeonato Mundial de Pesas celebrado en
Gettysburg, Estados Unidos Cuba ocupa un relevante segundo lugar
por países con destaque de Daniel Núñez (51
Kg.), ganando dos medallas de oro y una de plata, Roberto Urrutia
(75 Kg.) gana las tres medallas de oro de su peso y Ricardo
Villalobo, contribuye a este triunfo con una medalla de oro y dos
de plata. Cuba retuvo también el Campeonato Panamericano
de Pesas.

El deporte de la lucha comienza ganar en calidad dentro
de la élite mundial al obtener dos medallas de bronce en
el Campeonato del Mundo de 1978

El voleibol cubano es un deporte que crece con la
Revolución y su paso a la élite mundial en ambos
sexo comienza con sus triunfos en el NORCECA de Los
Ángeles, Estados Unidos en 1975, frente a los equipos de
ese país, ganando por primera vez los boletos para los
juegos olímpicos, un año después el equipo
masculino de voleibol gana la medalla de bronce olímpica y
el equipo femenino se coronó ¡Campeón del
Mundo! en 1978, en el campeonato del orbe celebrado en la antigua
Unión Soviética. Comenzaba la leyenda de las
"Morenas del Caribe", que cambiaron la concepción del
juego defensivo y de volea, por el de defensa alta en la net y
remate violentos que se hicieron indetenibles.

Con los comienzos de la década del 70 se
consolida en Cuba el programa "Deporte para todos" auspiciado por
el INDER como organismo rector del Deporte, la Educación
Física y la Recreación en Cuba. En las escuelas
cubanas de enseñanza elemental se introdujo la
Educación Física como asignatura obligatoria y
manera de incentivar un modo de vida sano entre la
población del país. En estas escuelas desde los
niveles de primaria se realizan captaciones para llevar a los
niños con actitudes físicas a escuelas especiales
de perfeccionamiento atlético (EIDE y Pre-EIDE) con vista
a formar desde esas tempranas edades a los futuros miembros de
los equipos nacionales de los diversos deportes. El
escalón siguientes son la Escuelas de Perfeccionamiento
Atlético (ESPA) a donde van los atletas juveniles de alto
rendimiento y posteriormente el centro de Entrenamiento "Cerro
Pelado" donde se perfeccionan las preselecciones nacionales de
los deportes a excepción del beisbol y boxeo, que por su
masividad, popularidad y arraigo, tiene una cantera mucho
más amplia. La construcción de este sistema de
escuelas y centros para el entrenamiento se consolida en esta
década dando resultado muy favorable para el movimiento
deportivo cubano, que puede foguear a sus equipos en torneos
desarrollados en Cuba y en los países socialistas de
Europa, lo que le permite un perfeccionamiento al atleta cubano.
Además junto a los técnicos cubanos trabajan con
los deportistas de la isla entrenadores de estos países
que contribuyeron al nivel que alcanzó el deporte criollo
en este período.

Uno de los anhelos más importante del deporte
cubano es el logro de la masividad, que está avalada por
la participación de la población en actividades de
recreación, deporte y ejercitación física,
acorde a ese principio clásico de "Mente sana en cuerpo
sano", en concordancia con este tema en 1974 se inauguraron los
Primeros Juegos de los Trabajadores, convocando cuatro
disciplinas: beisbol, atletismo, ajedrez y tenis mesa. Con un
sistema piramidal que va desde la base hasta los juegos
nacionales avanzando los ganadores en encuentro que estimulan la
participación para ganar en salud mental y física.
Los II Juegos fueron organizados en 1975 y a partir de este
momento fueron convocados de modo bianual, 1977, 1979 y
1981.

Dentro de esta misma política de
incorporación masiva de la población a la
práctica de ejercicios físicos se desarrolla a
partir de 1975 la competencia "La familia cederista LPV" que
reúne a cientos de veteranos atletas en varios deportes y
actividades recreativas lo que contribuye a dos premisas de la
sociedad revolucionaria cubana: Deporte y Salud para
todos.

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  • Urfé, Edilio: La música
    folklórica popular y del teatro cubano, en La Cultura
    en Cuba Socialista. La Habana, 1982

  • Veigas, José: La obra plástica de los
    jóvenes en la década del 70: en Arte Cubano. La
    Habana, 1988

  • Zuasnabar, Ismael: La economía cubana en la
    década del 50. La Habana, 1989

Hemerografía

  • Abascal López, Jesús: Año 1960:
    tiempo de lucha y de victoria, en rev. Cuba Internacional,
    Nº 1, La Habana, 1990

  • Aguirre, Mirta: Realismo y realismo socialista, en
    rev. Caimán Barbudo, Nº 155-156. La Habana,
    1980

  • Aliaga, Luis: Cuba 40 años después, en
    rev. Cuba Internacional, Nº 7 y 8. La Habana,
    1993

  • Alonso, Aurelio: Marxismo y espacio de debate en la
    Revolución Cubana, en rev. Temas, Nº 3. La
    Habana, 1995

  • Alonso, Alejandro G.: El siglo XX de Menia
    Martínez, en rev. Revolución y Cultura.
    Octubre. La Habana, 1974

  • Alonso, Alejandro G.: Recorrido por las salas
    cubanas, en rev. Revolución y Cultura, Nº 1. La
    Habana, 1988

  • Álvarez Ríos, Baldomero: La coletilla
    en Revista UPEC, Nº 3. La Habana, 1985

  • Andricaín, Sergio y Antonio Rodríguez:
    El teatro lírico de Pinar del Río, en rev.
    Revolución y Cultura, Nº 7. La Habana,
    1990

  • Antuña, Vicentina: Galería de Arte
    Cubano en el Museo Nacional, en rev. Pueblo y Cultura,
    agosto. La Habana, 1964

  • Arango, Ángel: Notas sobre ciencia
    ficción en Cuba, en rev. La Nueva Gaceta, Nº 2.
    La Habana, 1980

  • Arango, Arturo: En otro lugar la poesía, en
    rev. La Gaceta de Cuba, Nº 6. La Habana, 1993

  • Arango, Arturo: Rumbo de la nueva
    cuentística, en rev. Universidad de La Habana, Nº
    209. La Habana, 1978

  • Arenal, Humberto: Piñeras por dentro y por
    fuera, en rev. Revolución y Cultura Nº 6. La
    Habana, 1994

  • Armenteros, Isis: De Petipá a Bejart hay solo
    un paso, en rev. Revolución y Cultura, Nº 2. La
    Habana, 1982

  • Arrufat, Antón: Lanzando un fogonazo, en rev.
    La Gaceta de Cuba, Nº 4. La Habana, 1987

  • Augier, Ángel: Nicolás Guillén:
    La acción de la poesía, en rev. La Gaceta de
    Cuba, Nº 5. La Habana, 1989

  • Bak, Jalatan K.: La distancia artística en La
    Habana para un infante difunto, Revista Iberoamericana,
    Nº º54, Pittsburg, Estados Unidos, 1991

  • Bannura-Spiga, María Grazia: La obra
    narrativa de Guillermo Cabrera Infante en rupturas: el libro
    como poética del cuerpo, en Revista Iberoamericana,
    Nº 154, Pittsburg, Estados Unidos, 1991

  • Barrada, Efraín: Chesterton, Lezama Lima y la
    función social del arte, en rev. UNION, Nº 1, La
    Habana, 1983

  • Barreto, Emilio: El cartel cubano de teatro,
    reconstruir un segmento de la identidad, en rev. Foro
    2. La Habana, 1989

  • Beiro, Luis: Tiempo: lugar y mundo en el arte de
    Osvaldo Salas, en rev. Revolución y Cultura, Nº
    8, 1989

  • Beltrán, Alejo: Muñeco y algo
    más que muñecos, en rev. UNION, Nº 2. La
    habana, 1970

  • Bello, Roberto: Músicos de siempre Los
    Bocucos, en rev. Clave Nº 10. La Habana, 1988

  • Bianchi Ross, Ciro: Revista Casa, el mismo fervor,
    en per. Granma6/7/1990. La Habana

  • Bianchi Ross, Ciro: Yo, Pablo, en rev. Cuba
    Internacional, Nº 1. La Habana 1990

  • Bianchi Ross, Ciro: Ganas de hablar con Corrales, en
    rev. La Gaceta de Cuba, Nº 3 La Habana, 1997

  • Bianchi Ross, Ciro: cara a cara con
    Múñoz Bachs, en rev. Cuba Internacional Nº
    8. La Habana, 1988

  • Bianchi Ross, Ciro: Umberto peña
    enseña su interior, en rev. Revolución y
    Cultura, Nº 2. La Habana, 1990

  • Bobes, Marilyn: La increíble y un poco triste
    historia de la telenovela cubana, en rev. Revolución y
    Cultura, Nº 3. La Habana, 1993

  • Boudet, Rosa Elena: Apuntes para una relectura
    crítica de los 80, en rev. La Gaceta de Cuba, Nº
    6. La Habana, 1992

  • Boudet, Rosa Elena: Un teatro del presente, en
    Revista Universidad de La Habana, Nº 227. La Habana,
    1986

  • Bueno, Salvador: El cuento contemporáneo, en
    Revista Universidad de La Habana, Nº 186-188. La Habana,
    1967

  • Burdsall, Lorna: En Conjunto de Danza Moderna, en
    rev. Bohemia, Nº 2. La habana, 1975

  • Burdsall, Lorna: Afilar cuerpo y mente, en Revista
    Universidad de La Habana, Nº 227. La Habana,
    1986

  • Cabrera, Miguel: Ballet Nacional de Cuba. Ficha
    Técnica, en rev. Cuba en el Ballet, Nº 3. La
    Habana, 1973

  • Callejas, Bernardo: Elena Noriega y los caminos de
    un bailarín moderno, en rev. Revolución y
    Cultura, Nº 26. La Habana, 1964

  • Camejo, Carucha: El teatro de títeres en
    Cuba, en rev. Conjunto Nº 2. La Habana, 1984

  • Campuzano, Luisa: ¿Un nuevo estilo? Una nueva
    revista: Pensamiento crítico, en revista de la
    Biblioteca Nacional José Martí, Nº 2, La
    Habana, 1967

  • Cancio Isla, Wilfredo: Entrevista a Humberto
    Solás, en rev. Revolución y Cultura, Nº
    11. La Habana, 1988

  • Cancio Isla, Wilfredo: El boom de Virgilio
    Piñeras, en rev. La Gaceta de Cuba, Nº 4. La
    Habana, 1990

  • Cancio Isla, Wilfredo: El largo viaje del Teatro
    Estudio, en rev. Revolución y Cultura, Nº 3. La
    Habana, 1988

  • Capestany, Olga: Portocarrero, color de Cuba, en
    Boletín de la Comisión Cubana de la UNESCO,
    Nº 98. La Habana, 1985

  • Carbonell, Salterio: La escultura de Cobas, en rev.
    Revolución y Cultura, Nº 5. La Habana,
    1988

  • Cárdenas, Iliana: Problemas en la
    búsqueda de una arquitectura nacional, en rev.
    Revolución y Cultura, Nº 3. La Habana,
    1988

  • Cobas, Roberto: Notas para una cronología del
    dibujo animado cubano, en rev. Cine Cubano. La Habana,
    1984

  • Costales, Adolfo: La música de hoy, en
    Revista Universidad de La Habana, Nº 209. La Habana,
    1979

  • Chio, Roberto: Rita Longa, cubana de la forma, en
    rev. Revolución y Cultura, Nº 6. La Habana,
    1992

  • Díaz, Jesús: Para una cultura
    militante, en rev. Bohemia. La Habana, sep/ 1966

  • Domingo, Jorge: Un submarino amarillo en el
    horizonte, en rev. UNINON, Nº 19. La Habana,
    1995

  • Eli Rodríguez, Victoria: Apuntes sobre
    creación musical actual, en revista Universidad de La
    Habana, Nº 227. La Habana, 1987

  • Eli Rodríguez, Victoria: Música e
    historia en Cuba (IV), en rev. Clave, Nº 15. La Habana,
    1987

  • Eligio, Antonio: Umberto Peña expone, en rev.
    Revolución y Cultura, Nº 9. La Habana,
    1988

  • Estévez, Abilio: Umberto Peña: una
    invitación a la catarsis, en rev. La Gaceta de Cuba.
    No 4 La Habana, 1988

  • Feijoo, Samuel: Un Acosta León íntimo,
    en rev. Isla, Nº 16, Santa Clara, 1965

  • Fernández, Lucila: El testimonio en la
    Revolución, en Revista de la Universidad de La Habana,
    Nº 207. La Habana, 1978

  • Fernández, José: Teatro experimental
    (Entrevista a Raquel Revuelta) en rev. Conjunto, Nº 3.
    La Habana, 1964

  • Fornet, Ambrosio: Las dos caras de la
    tradición, en rev. Casa de Las Américas,
    Nº 46. La Habana, 1968

 

 

Autor:

Ramón Guerra Díaz

[1] Informe Central al I Congreso del PCC, en
Informe Central I, II y III Congreso del PCC. La Habana,
1990

[2] El presidió la Comisión que
redactó la Constitución de la República
Socialista de Cuba

[3] Este término se utilizó en
los círculos culturales de la época, para
caracterizar un proceso de análisis de las personas de
la cultura con una serie de parámetros, para hacer
cultura, sin los cuales quedabas fuera, algunos de ellos eran:
no tener creencias religiosas, no ser homosexual, tener
integración revolucionaria, acatar la filosofía
marxista leninista y los etc. que agregara el funcionario en
cuestión.

[4] Gobernaba el presidente demócrata
Jimmy Carter (1976-1980)

[5] Ley de Ajuste Cubano, engendro
político que estimula la emigración ilegal de los
cubanos, por las facilidades que se le da al llegar a
territorio de los EE. UU.

[6] 20 de diciembre de 1978

[7] 8 de mayo de 1980

[8] Realismo Socialista

[9] Pedro de la Hoz, “Desterrar
Prejuicios” en rev. La Gaceta de Cuba. P. 50, Nº 2,
1994

[10] Declaración final del Congreso
Nacional de Educación y Cultura, en revista UNION,
Nº 1 y 2, La Habana, 1971.

[11] Inventé la etiqueta por razones
metodológicas, tratando de aislar y describir ese
período por lo que me parecía su rasgo dominante
y por el contraste que ofrecía con la etapa anterior,
caracterizada por su colorido y su dinámica interna
(aunque no exenta, como veremos, de frustraciones y
sobresaltos). Ambrosio Fornet en Conferencia leída en la
Casa de las Américas como parte del Ciclo La
política cultural del período revolucionario:
Memoria y reflexión, organizado por el Centro
Teórico-Cultural Criterios.
http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=3551

[12] Armando Hart:”Notas sobre nuestra
política cultural socialista” en revista Casa de
las Américas, Nº 141, La Habana, 1983

[13] Mirta Aguirre:”Realismo y realismo
socialista”, en Anuario L/L, 1977

[14] De esta forma fue conocido un
fenómeno muy común en esta década en las
ESBEC, en las que la promoción era del 100 % en casi
todas ellas y en el resto eran casi siempre por encima del 95 %
en detrimento de la calidad de la enseñanza.

[15] Fidel Castro en el I Congreso de
Educación y Cultura, citado por “Libros y
literatura en Cuba”. Boletín UNESCO, N1 52. La
habana, 1974

[16] La Imprenta en Cuba

[17] Hoy la mayoría de los estudiosos
de la cultura cubana coinciden en que la grisura no solo
marcó el quinquenio 1971-76 sino que se extendió
en todo el período de los 70s y parte de los 80s.

[18] “El testimonio en la
Revolución”, Lucila Fernández, en Letras:
Cultura en Cuba. La Habana 1988

[19] Ídem

[20] Revista Santiago Nº 18-19,
junio-septiembre de 1975

[21] “El testimonio en la
Revolución”, Lucila Fernández, en Letras:
Cultura en Cuba. La Habana 1988

[22] Rogelio Rodríguez Coronel en
“Novela de la Revolución y otros temas”. La
Habana, 1983

[23] Salvador Redonet en “Contar el
cuento”

[24] Víctor Fowler: “Lectura de
domingo para el hombre común” en Caimán
Barbudo. Octubre de 1988

[25] Ídem

[26] Arturo Arango: “En otro lugar la
poesía” en La Gaceta de Cuba. Nov./Dic., 1993

[27] Guillermo Rodríguez Rivera:
“Entorno a la joven poesía cubana”

[28] Íbidem a la nota 25

[29] Premio Casa de las Américas de
novela en 1971

[30] Imeldo Álvarez: Glosas y
Criterios. La Habana, 1988

[31] Rogelio Rodríguez Coronel, La
novela de la Revolución Cubana. La Habana, 1986

[32] Ídem

[33] Jesús Vega, “Severo Sarduy:
dialéctica de un desplazamiento” en La Gaceta de
Cuba, nov-dic., 1993

[34] Arturo Arango, “La nueva
cuentística” en re. Universidad de La Habana,
Nº 209, 1979

[35] Salvador Redonet, “Contar el
cuento” en Revista de Literatura Cubana. Nº 4. La
Habana, 1985

[36] En la década del 90 Jesús
Díaz abandona a Cuba y se pone al servicio de la
reacción contrarrevolucionaria, después de ser
una de las figuras más intolerante y extremista en el
proceso cultural de los 60s y 70s, donde no fue solo participe,
sino protagonista directo en la aplicación de esa
política cultural.

[37] Francisco López Sacha:
“Jesús Díaz y la
interrogación” en rev. Casa de las
Américas. Nº 182, ene-mar, 1991

[38] Ídem

[39] Para mayor información sobre este
periodo de la creación teatral consultar, “Un
cuarto de siglo de dramaturgia (1959-1983)” de Rine Leal
en Revista de Literatura Cubana, Nº 4, 1985

[40] Vivian Martínez Tabares,
Reseña del libro “Teatro” de Héctor
Quintero, en Revista Universidad de La Habana, 1978

[41] Roberto Fernández Retamar,
“Apuntes sobre la Revolución y la literatura en
Cuba”. La Habana, 1972

[42] El termino parametración viene de
los parámetros que tenía que cumplir el artista o
intelectual para poder ejercer su actividad, parámetros
políticos, ideológicos éticos y
“morales” que fueron la causa de la
separación de muchos artistas acusados de “no
mantener una conducta acorde con la moral de la
Revolución”, plasmado en la Ley 1267 de 1974, que
ellos apelaron al Tribunal Supremo de la República quien
les dio la razón.

[43] Rine Leal. Entrevista para la rev.
Revolución y Cultura. 1984

[44] En la antigua provincia de Las Villas,
hoy correspondiente a las provincias de Villa Clara y Santi
Spiritus

[45] Magali Muguercia. El teatro cubano tras
las utopías, en rev. Temas, Nº 2. La Habana,
1995

[46] Amado Pino, “El punto de
giro” en rev. Revolución y Cultura”, Nº
1, La Habana, 1998

[47] Amado del Pino, “Dos nombres y
cuatro décadas”, en rev. Revolución y
Cultura”, p.52, Nº 3, 1998

[48] Miguel Cabrera, “Alicia Alonso y
el ballet cubano” en La Cultura de Cuba Socialista. La
Habana, 1982.

[49] Jorge Rafael Vilar, “Del
sueño a la memoria: Jorge Lefebre” en rev.
Revolución y Cultura. Nº 3 /1991

[50] Guillermo J. Márquez Romero, La
danza postmoderna en Cuba, rev. Cúpula. Nº 9,
1998

[51] Leo Broiwer, entrevista de Jaime
Sarusky, en rev. Revolución y Cultura, p. 5, Nº 4,
La Habana, 2000

[52] Joaquín Borges Triana, Los que
soñamos por la oreja, en per. Juventud Rebelde
12/10/88

[53] Leo Brower, entrevista de Jaime Sarusky,
en rev. Revolución y Cultura, p. 5, Nº 4, La
Habana, 2000

[54] Harold Gramatges, “La
música culta” en La Cultura en Cuba Socialista. La
Habana, 1982

[55] Lucía López Coll,
Entrevista a Humberto Solás, en rev. La Gaceta de Cuba,
pp.32-35, Nº 3, 1993

[56] Congreso de Educación y Cultura,
1971

[57] Juan Antonio García Borrero,
“Las aporías del gris, Cine cubano en los
setenta”, en rev. La Gaceta de Cuba, Nº 5, 2000

[58] Ídem

[59] Entrevista a Pastor Vega,
“Explorar lo que pasa”, en rev. Bohemia, Nº
48, p.6 / nov. 1988

[60] Arturo Arango, “Manuel
Pérez o el ejercicio de la memoria” en rev. La
Gaceta de Cuba, Nº 5, 1997

[61] Ivette Leyva, “Arturo Sotto: yo
solo quiero saber”, entrevista, en rev. La Gaceta de Cuba
Nº 1, 1999

[62] Rufo Caballero, “Entrevista a
Humberto Solás” en rev. Revolución y
Cultura, pág. 6, Nº 2-3, 1999

[63] Francisco López Segrera:
“Cuba: Cultura y Sociedad”. La Habana, 1989

[64] Guillermo Rodríguez Rivera:
“Larrinaga” en La Gaceta de Cuba, Nº 4,
pág. 29, 1994

[65] Juan Sánchez: “Larrinaga
destino y prodigios”, en rev. Bohemia Nº 19, p. 6,
sep. 1998

[66] Palabra de origen eslavo que se puede
traducir como “chapucería”

[67] Nelson Herrera Ysla, “Osneldo un
escultor joven”, en per. Granma, pág.6,
16/9/2004

[68] María de los Ángeles
Pereira: “Una historia cautivante”, en rev.
Revolución y Cultura, Nº 3:pág. 20, 1994

[69] María de los Ángeles
Pereira, “Anónimos inmortalizados o algunos
tientos de la escultura para subvertir la
exclusión”, en “La Gaceta de Cuba”,
p.10, Nº 3, 2010

[70] Nelson Herrera Ysla, “Un mundo
nuevo de imágenes” en rev. Universidad de la
Habana, Nº 209, 1978

[71] Alejandro G. Alonso, “En la cresta
de la isla”, en rev. Revolución y Cultura, Nº
4, 1994

[72] Alejandro G. Alonso, “La
cerámica para los cubanos, es un arte mayor” en
per. Juventud Rebelde, 24/4/1994

[73] Nelson Herrera Ysla, “Un mundo
nuevo de imágenes” en rev. Universidad de la
Habana, Nº 209, 1978

[74] Organización Latinoamericana de
Estudiantes

[75] Nelson Herrera Ysla, “Un mundo
nuevo de imágenes” en rev. Universidad de la
Habana, Nº 209, 1978

[76] Cecilio Avilés,
“Historietas, reflexiones y proyecciones”. La
Habana, 1989

[77] Entrevista al arquitecto Juan Tosca
Sotolongo: “Haciendo camino al andar”, Nieves
Romero y Rolando S. Buenavilla, en rev. Revolución y
Cultura. Nº 12, 1989

[78] Entrevista a Mario Coyula, por Nieves
Romero y Rolando S. Buenavilla, en rev. Revolución y
Cultura., Nº 4. 1991

[79] Obra del arquitecto Néctor
Garmendía

[80] Formaron parte del equipo de Quintana
para el diseño y construcción del Palacio de
Convenciones: Edmundo Azze, Thelma Ascanio, Fernando
López, José Raggi, Antonio Pérez,
José Alonso y Gonzalo Cordoba

[81] Parque Lenín, con un área
aproximada de 745 hectáreas inaugurado el 22 de abril de
1972 al sur de La Habana.

[82] Eliseo Altunaga, “La telenovela:
¿show sentimental o discurso de la periferia?, en rev.
La Gaceta de Cuba, pág. 15, Nº 2, 1997

[83] En 1972 la tasa de mortalidad infantil
en Cuba fue de 28, 3 /mil nacidos vivos y en 1980 este
índice alcanzaba 19,6, en una tendencia que habrá
de sostenerse en años posteriores

[84] Esther Mosak, “Una Prueba a
tiempo” en rev. Cuba Internacional N º 1, 1992

[85] Uso de métodos
inmunológicos para fines diagnóstico
médico que no constituyen problemas inmunológicos
en sí, sino infecciosos, metabólicos, etc.

[86] El sistema KAPA (Procesador de
Análisis por Métodos Bioquímicos)

[87] Agosto de 1980

[88] Medalla de Oro en la Olimpiada de la
vida. José Antonio de la Osa, en per. Granma,
pág. 5, 3/9/1997

[89] “Cronología: Hechos
históricos relacionados con la ciencia y la
tecnología acaecidos en La Habana, 1521-1988”,
Pedro M. Pruna Goodgall. Pág. 60. La Habana, 1994

[90] Ídem., págs. 63 y 64

[91] Ídem, pág. 64

[92] Veinticinco años de historia
regional en Cuba revolucionaria (1959-1983), Hernán
Venegas Delgado, en Revista Biblioteca Nacional de José
Martí, pág. 27, Nº 76, mayo-agosto, La
Habana, 1985

[93] En el compendio “La
república neocolonial”, tomo 1, editado por la
editorial Ciencias Sociales

[94] La historia económica de Cuba: 25
años de historiografía, Gloria García, en
Revista de la Biblioteca Nacional José Martí,
Nº2, La habana,1985

[95] Publicado en la revista
«Santiago», Nº 17, 1975

[96] Hasta 1975 el país se
dividía en seis provincias: Oriente, Camaguey, Las
Villas, Matanzas, La Habana y Pinar del Río.

[97] Se aplicó la nueva
división político administrativa, dos equipos por
las provincias que ya lo tenían Matanzas, Ciudad de la
Habana, Pinar del Río y uno por cada una de las
restantes 11 y uno por el municipio especial Isla de la
Juventud.

[98] Se crearon dos federaciones la FIBA,
histórica , y en la que estaba afiliada Cuba y la FEMBA,
hasta que se reagruparon nuevamente en 1976 en la AIMBA

[99] Cuba había celebrado la Olimpiada
Mundial de Ajedrez(1966), Campeonato Mundial de Caza Submarina
(1967), Campeonato Mundial de Esgrima (1969), Campeonato
Mundial de Gimnasia Moderna(1971), Campeonato Mundial de
Beisbol (1971 y 73) y Campeonato Mundial de Pesas (1973)

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