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La cultura y los obstáculos para la comunicación y las relaciones interpersonales (página 2)




Enviado por Luis Ángel Rios



Partes: 1, 2

La importancia de
la diferencia

En opinión del investigador Salvador Moreno
López, si bien es cierto que entre nosotros hay semejanzas
significativas, también encontramos en los demás
importantes diferencias. Es por ello que piensa que es
"difícil sostener que existe sólo un conocimiento
válido de la realidad, compartido de la misma forma por
todas las personas"[66]. Por el hecho irrefutable
de ser personas únicas e irrepetibles, tenemos que
consentir, así nos resulte difícil, que el otro
piense y se exprese libremente, haciendo uso legítimo de
su inalienable derecho a ser diferente. "Por pertenecer a
culturas diferentes, los hombres son diferentes, poseen distintos
modos de vida, se expresan de manera diferente, interpretan y
valoran la realidad según patrones
diversos"[67]

Los modelos culturalmente impuestos y aceptados eclipsan
nuestro espíritu crítico, impidiéndonos
entender la importancia de las diferencias. "Cada uno tiene su
propia sensibilidad, una tendencia natural a preferir ciertas
actitudes y comportamientos respecto a los demás. Por otra
parte, si no hubiera diferencias, incluso profundas, entre los
individuos, nunca tendrían lugar los procesos de
renovación que transforman, a menudo de forma radical,
normas y estereotipos que habían permanecido inmutables
durante mucho tiempo"[68] A pesar de que
compartimos una biología similar, somos socialmente
diferentes. Biológicamente somos parecidos, pero
diferentes socialmente. Nuestra biología compartida
posibilita nuestra diversidad social. "Debido a que nuestras
mentes no ven la realidad de modo idéntico, cada uno de
nosotros responde a una situación según la
construyamos"[69]

Libres de los condicionamientos culturales, podremos
comprender que los mecanismos sociales están encaminados
deliberadamente a que tengamos una visión compartida de
las situaciones humanas, que desconocen la pluralidad y las
diferencias, para que las personas piensen de acuerdo con el
rebaño y se "aclimaten" dentro de él, con el
ánimo de que se anule el pensamiento crítico y se
desconozcan otras realidades distintas a las que nos imponen
dichos mecanismos. "Bajo la justificación de que las
sociedades necesitan de mecanismos y procesos que las mantengan
unidas, y que preserven el orden social necesario para la
convivencia, muchas veces se esconden formas de
dominación, manipulación, imperialismo o
totalitarismo. Dichos mecanismos y procesos se hacen
también presentes en la comunicación y en las
relaciones interpersonales. Es así que encontramos
contenidos y formas de comunicación que, si bien es cierto
contribuyen a mantener también una desigualdad entre
hombres y mujeres, y entre adultos y niños, por ejemplo,
son sancionadas positivamente por muchos, incluso por aquellos y
aquellas que padecen la injusticia, la desigualdad o el mal
trato"[70].

Quienes manipulan los diversos mecanismos
socioculturales, tendientes a la homogenización o a la
"visión compartida", generan ambientes inapropiados para
que la dinámica comunicativa fluya, por cuanto pretenden
"eliminar" las diferencias y que todos piensen y sientan de la
misma manera, en aras de favorecer oscuros intereses,
generalmente inherentes a las relaciones de poder y de
dominación. Por consiguiente, el ser humano en nuestro
sistema productor de mercancías, además de estar
extraviado en la racionalidad instrumental, viviendo de
sucedáneos que lo despersonalizan, lo cosifican y
masifican, no se reconoce a sí mismo como un ser
diferente, ni reconoce en los demás una condición
análoga. Perdido como está dentro de los estrechos
límites de su marco cultural, no desarrolla habilidades
comunicativas ni es capaz de aceptar, en su mundo anónimo
y vacío, que su realidad es distinta de la de los
demás, y que en toda praxis comunicativa se tiene que
permitir que aflore la realidad de los interlocutores y se les
posibiliten espacios para disentir, controvertir, debatir y
opinar de manera diferente a como conciben la realidad
intrínseca y extrínseca.

Comunicación y relaciones de
pareja

Las relaciones de pareja (profundamente condicionadas
por las tradiciones, los convencionalismos y las costumbres) y su
complejo universo afectivo y comunicacional se ven hondamente
condicionadas y afectadas por la concepción que se tiene
de ésta en nuestra cultura y los roles genéricos
("formas típicas de comportarse para uno y otro sexo") que
impone la misma. La psicoterapeuta María Consuelo
Cárdenas señala que la dinámica de la pareja
se ve profundamente expuesta a irreconciliables inconvenientes
por la diferencia en la concepción y expectativas que a
priori se tienen de ésta; también influyen la
resistencia al cambio, el mito de que hay que compartirlo todo,
las relaciones de poder, el nivel de entrega, la incompatibilidad
en las diferencias en las expectativas de rol y los factores
socioeconómicos. Considera que las diferencias
genéricas en las expectativas respecto a la
relación de pareja obedecen a las socialización de
roles que se hace todavía en nuestro contexto
sociocultural. Los roles arbitrarios, socioculturalmente
establecidos, pretenden que la mujer "sienta" y el hombre
"piense", y encasillar a la mujer en el rol "expresivo" y al
hombre en el rol "instrumental". "Esto limita al hombre en su
expresividad, a la vez que dificulta la comunicación con
la mujer porque definitivamente su marco de referencia es
otro… En nuestro medio parece prevalecer la idea de que
cada uno de los géneros, hombre y mujer, le corresponden
determinadas expresiones y actividades en relación con el
otro. Se sigue suponiendo que la mujer debe expresar sus
sentimientos, verbalizar necesidades, y al hombre esto parece
estarle negado o al menos limitado… En pocas palabras,
todo el terreno de la llamada vida privada sigue siendo
responsabilidad fundamental de la mujer, y se asigna al hombre el
terreno de lo público. Esta concepción de
los roles genéricos lleva implícito un
círculo vicioso: mantiene una separación de esferas
de vida y de formas de expresión que dificultan la
comunicación entre los miembros de la pareja y garantizan,
por consiguiente, que nada cambie… en la práctica
lo que permite la existencia de la relación de pareja es
que cada pareja, cada persona, es única, diferente y
construye su propia forma de vivir, y bienvenida sea la
creatividad y la iniciativa para hacerlo"[71] La
psicóloga plantea la necesidad de cambiar la
socialización de roles que nos muestran como seres
opuestos y que nos definen como contrarios por siempre. No se
trata de invertir los roles del hombre por los de la mujer, pero
sí de modificarlos de manera que el otro "no se vea como
el opuesto, o el superior o el inferior en una jerarquía,
sino como una persona, diferente, por supuesto, pero de igual
nivel"[72] Cada vez que surjan conflictos en la
pareja por la diferencia de roles, sus integrantes deben estar
dispuestos a introducir algunos cambios para encontrar nuevas
formas de enfrentarlos y solucionarlos.

Como quiera que, según la experiencia
terapéutica de Cárdenas, muchos de los diversos
problemas de pareja tienen su origen en las múltiples
diferencias y en la discrepancia sobre los roles adecuados a cada
uno de sus componentes, es procedente "enseñar habilidades
de comunicación y expresión de todos aquellos
sentimientos, creencias, deseos y actitudes que cada cual trae a
la relación, para que a través de esta
comunicación se compartan las diferencias, que siempre
estarán presentes, y que son, precisamente, las que hacen
atractiva la idea de establecer una relación con
otro porque es distinto y se mantiene diferente, porque
si se anula la diferencia ese atractivo dejaría de
serlo"[73].

Las relaciones de pareja, dada la programación
cultural "machista" del varón, se tornan un tanto
difíciles en el ámbito de la dinámica
comunicativa, por cuanto el hombre adopta, en muchas ocasiones,
un lenguaje autoritario e intimidatorio. Para que éste
propicie de diálogo armónico y participativo, debe
conocer la naturaleza femenina, bien diferente a la suya.
¡Qué paradoja! La mujer, un ser profundamente
fervoroso y, según una mujer, "religiosa por
naturaleza"[74], es víctima de sus
creencias. ¿Acaso el mismísimo San Pablo no
sentenció como axioma irrefutable que la mujer
estará sometida al marido?
"Que la esposas se sometan
a sus maridos… En efecto, el marido es cabeza de su
esposa… cuerpo suyo… Y así como la Iglesia
se somete a Cristo, así también la esposa debe
someterse en todo a su marido"[75]. Son tan
oprobiosos estos axiomas paulinos para la dignidad de la mujer,
que, precisamente, un sacerdote, obrando como
imprimatur[76]aclara que "entre
cristianos no cabe el prejuicio masculino de que hay que someter
a la mujer…"[77] En pleno siglo XX
cuántas mujeres siguen creyéndose el ese cuento tan
absurdo e indigno de que "la esposa debe someterse en todo a su
marido". Y pensar que esa doctrina paulina es el dogma "oficial"
que se repite en la celebración del matrimonio en los
rituales católicos tradicionales. ¿Será que
un hombre que siga al pie de la letra el imperativo de San Pablo
verá a la mujer como un ser igual y como un interlocutor
válido durante un evento comunicativo?

Como secuela de los absurdos "preceptos sociales" se
estableció arbitrariamente cómo debe ser y
qué debe hacer la mujer y cómo debe ser y
qué debe hacer el varón. Así, debido a estas
imposiciones culturales, se configuró a la mujer "como
dependiente y sumisa, tierna e intuitiva, débil y
temerosa, caprichosa y superficial, voluble e
incomprensible"[78]; constituyéndose el
mito de lo femenino, contrario a lo viril, "caracterizado por la
fuerza y el valor, la inteligencia y la decisión, el
dominio, la autoridad, cualidades indispensables para el
ejercicio del poder"[79]. Por consiguiente, esta
injusta discriminación ha facilitado que el hombre se
imponga sobre la mujer atropellando sus derechos y su dignidad
humana. Esta oprobiosa realidad no le ha permitido a la mujer
buscar su verdad, sino que ha tenido que aceptar la verdad
impuesta por el hombre. Las palabras de la investigadora
María Luz del Socorro nos invitan a
reflexionar:

"(…) Este hecho de juzgar la verdad al
contacto con los otros la han llevado muchas veces a adquirir una
configuración mental impuesta desde fuera, con criterios
universales, elaborados frecuentemente por el hombre. La mujer se
ha limitado a las fronteras que le han sido impuestas y ha
aprendido la verdad a través de la imagen que se le ha
querido comunicar. Esto lo ha asimilado de una manera tan
candorosa, que pocas veces intenta recurrir a sí misma
para descubrirse plenamente…

…La visión poética que matiza
la contemplación femenina, la lleva finalmente a
construcciones mentales impregnadas de este sentimiento
(debilidad de la especie), impulsándola a
desempeñar papeles heroicos tales como el silencio, el
anonimato, la entrega y el pleno
sacrificio"[80].

Gustavo Flaubert nos dejó una interesante
reflexión en labios de Madame Bovary:

"Un hombre, al menos, es libre; puede recorrer las
pasiones y los países, atravesar los obstáculos,
gustar los placeres más lejanos. Pero a una mujer esto le
está continuamente vedado. Fuerte y flexible a la vez,
tiene en contra de sí las molicies de la carne con las
dependencias de la ley. Su voluntad, como el velo de su sombrero
sujeto por un cordón, palpita a todos los vientos; siempre
hay algún deseo que arrastra, pero alguna conveniencia
social que retiene"[81].

Daniel López les habla a las mujeres a
través de la canción Corazón de
mujer.
¡Escúchenlo!

"Devuélveme la vida, / no me hagas más
llorar; / no sujetes ya mis alas / que hoy quiero volar; / tengo
sentimientos, sueños y de sesos, / mi voz grita con fuerza
¡libertad!"

Conclusión

Para liberarnos de las cadenas de los condicionamientos
e imposiciones culturales y poder desarrollar habilidades
comunicativas, además de fortalecer nuestro
espíritu crítico, iconoclasta, contestatario,
anticonvencional, libertario y controversial, se requiere
explorar, así sea de manera superficial, las diversas
ciencias que se relacionan con el lenguaje y, por ende, con la
comunicación, como la sociolingüística
(estudio de las interrelaciones entre estructura social y sistema
lingüístico), la lingüística (estudio del
lenguaje), psicolingüística (estudio del proceso de
la adquisición del lenguaje), la
neurolingüística (estudio de los mecanismos del
cerebro humano que facilitan el conocimiento y la
comprensión del lenguaje), la psicología social
(estudio de la manera en que las personas piensan unas de otras,
se influyen y se relacionan entre sí), la
sociología del lenguaje (estudio de los factores
socioeconómicos y sociopolíticos que condicionan el
lenguaje), la filosofía del lenguaje (estudio del uso y el
entendimiento del lenguaje, el significado, la verdad, el
aprendizaje y la creación del lenguaje), la
semiología (estudio de los sistemas de comunicación
dentro de las sociedades humanas), la hermenéutica (arte
de interpretar los discursos escritos o hablados), la
gramática (arte de hablar y escribir correctamente una
lengua), retórica (arte de bien decir, de embellecer la
expresión de los conceptos, de dar al lenguaje escrito o
hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover),
la dialéctica (arte de dialogar), la lógica
(estudio de la rectitud de las operaciones y actos del
entendimiento), la quinesia (estudio del lenguaje corporal) y las
funciones del lenguaje (representativa o referencial, expresiva o
emotiva, apelativa o conativa, poética o estética,
fática y metalinguística). ¿Por qué
es necesario conocer, así sea de manera somera, estas
ciencias relacionadas con el lenguaje? Porque "desde el momento
en que estamos dentro del ser-lenguaje estamos siempre
acercándonos a la realidad con "prejuicios" que
predeterminan la comprensión, que la
anticipan"[82]. Los prejuicios son subjetivos, y,
como se sabe, la lente de la subjetividad es un espejo
deformante. El ideal de la Ilustración (supremacía
del poder de la razón) era combatir los prejuicios. "La
razón tiene como cometido fundamental ser clarificadora y
autoclarificarse: la razón consiste siempre en no afirmar
ciegamente lo tenido por verdadero, sino en ocuparse de ello
críticamente"[83].

Todo lo anterior nos llevará a entender que
nuestros interlocutores, además de ser emisores
válidos, son personas que tienen su particular manera de
interactuar y comprender su mundo en una forma muy diferente a la
nuestra, pero que es digna de todo nuestro respeto y
aceptación. Así no compartamos su peculiar
cosmovisión, tenemos el deber de aceptarla; de lo
contrario, se presenta una accidentalidad del diálogo, del
acto comunicativo. "Los interlocutores son llevados por el
diálogo y nunca pueden saber a priori a qué lugar
les va a llevar el diálogo ni donde va a terminar
éste. Cuando uno de los interlocutores intenta controlar
la conversación lo que hace es acabar con
ella"[84] Si somos seres pluriétnicos y
multiculturales, nos debe animar el imperativo categórico
de reconocer y aceptar las diferencias. "Mientras nos preparamos
para jugar, trabajar y vivir con personas cuya cultura y
género difieren del nuestro, necesitamos comprender
cómo cada uno de nosotros ha llegado a ser quien es. Y al
aceptar nuestras diferencias, nuestras sociedades necesitan
también abrazar ideales unificadores que los mantengan
juntos. Hacerlo así puede finalmente ayudarnos a ampliar
nuestros círculos de amor para abarcar no sólo a
nuestras familias, vecinos y grupos étnicos, sino a la
comunidad humana completa en nuestra nave espacial
planetaria"[85]

Finalmente, convendría reflexionar sobre las
palabras de la sicóloga María Luz del
Socorro:

"La comprensión de la persona como tal exige
de inmediato la comprensión de su devenir, es decir, de su
realidad de ser en movimiento, cuya última finalidad es la
realización plena de sus potencialidades y de sus
aspiraciones"[86].

 

 

Autor:

Luis Angel Rios Perea

[1] RODRIGUEZ ALBARRACIN, Eudoro.
Introducción al filosofar. Usta, Bogota, 1988, p.
206.

[2] MARQUÍNEZ ARGOTE, Germán y
otros. El hombre latinoamericano y su mundo. Ediciones Nueva
América, Bogotá, 1986, p.129.

[3] MYERS, David g. Psicología social.
McGraw Hill, México, 1995, p. 554.

[4] KELLE, Kovalzan. Materialismo
histórico. Ensayo marxista sobre la sociedad. Progreso,
Moscú, p. 141.

[5] SAAVEDRA MONTOYA, Nancy. Cultura,
comunicación y lenguaje.
https://www.monografías.com

[6] SASTRE, Fernando. NAVARRO, Andrea.
Qué entendemos por cultura.
https://www.monografias.com

[7] MORALES BENITEZ, Otto. Estudios
críticos. Plaza & Janes, Bogotá, 1985, p.
233

[8] DICCIONARIO DE LA LENGUA
ESPAÑOLA

[9] Ibídem

[10] Ibídem

[11] CIURANA, Emilio Roger. Ob. Cit.

[12] NOGUERA SAYER, Leonor. En busca de una
vida propia. Planeta, Bogotá, 1995, p. 60.

[13] RAMIREZ, Amarillo. La República
de las letras. http://amarilloramirez.blogspot.com.

[14] FROTO MADARRIAGA, Germán. Ante el
encuentro. http://www.elsiglodetorreon.com.mx

[15] GIOMMI, Roberta. PERROTTA, Marcello.
Programa de educación sexual. Everest, León,
1993, p. 8.

[16] VELIZ, Javier. Cazador de unicornios.
http://www.javierveliz.com.ve.

[17] FLAUBERT, Gustavo. Madame Bovary.
http://www.librodot.com

[18] MORENO LOPEZ, Salvador. Ob. Cit.

[19] MYERS, David g. ob. Cit. P. 190.

[20] HESSE, Hermann. El lobo estepario.
Alianza editorial, Madrid, 1967.

[21] MORENO LOPEZ, Salvador. Ob. Cit.

[22] CIURANA, Emilio Roger. Ob. Cit.

[23] SAAVEDRA MONTOYA, Alejandra. Ob.
Cit.

[24] CIURANA, Emilio Roger.
Antropología hermenéutica.
http://www.fly.uva.es

[25] Ibídem.

[26] ROY, Louis-Simón. Revisar su
condicionamiento cultural. http://www.libro-psicologia.com

[27] PINKAS, Zarko. El profeta iluminado.
http://www.lapagina.com.sv.

[28] GONZALEZ ALVARES, Luis José.
BELTRAN PEÑA, Francisco. El sentido de nuestra cultura.
En El hombre latinoamericano y su mundo. Nueva américa,
Bogotá, 1986, p. 130.

[29] Ibídem, p. 131.

[30] DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA
ESPAÑOLA.

[31] GONZALEZ ALVARES, Luis José.
BELTRAN PEÑA, Francisco. Ob. Cit. p. 131

[32] SASTRE, Fernando. NAVARRO, Andrea. Ob.
Cit.

[33] GONZALEZ ALVARES, Luis José.
BELTRAN PEÑA, Francisco. Ob. Cit. p. 131

[34] VERGER, Osvaldo. El hombre como animal
simbólico en Ernest Cassirer.
http://imago-inis.blogspot.com

[35] Ibídem.

[36] Ibídem.

[37] CASSIRER, Ernesto. Antropología
filosófica. Fondo de Cultura Económica,
México, 1976.

[38] GONZALEZ ALVARES, Luis José.
BELTRAN PEÑA, Francisco. Ob. Cit. p. 132

[39] MORRIS, Charles. Lineamientos de una
teoría del signo. Losada, Buenos Aires, 1953.

[40] MONZON, Francisco Leonardo. ¿Para
qué sirve la semiología?
http://codigosbinarios.blogspot.com.

[41] Ibídem.

[42] SASTRE, Fernando. NAVARRO, Andrea. Ob.
Cit.

[43] CIURANA, Emilio Roger. Ob. Cit.

[44] GONZALEZ ALVARES, Luis José.
BELTRAN PEÑA, Francisco. Ob. Cit. p. 138.

[45] CASSIRER, Ernesto. Ob. Cit.

[46] GONZALEZ ALVARES, Luis José.
BELTRAN PEÑA, Francisco. Ob. Cit. p. 138.

[47] CIURANA, Emilio Roger. Ob. Cit.

[48] Ibídem, p. 139.

[49] Ibídem, p. 140.

[50] Ibídem, p. 141

[51] MYERS, David. Ob. Cit. Págs. 186
y 187.

[52] SAAVEDRA MONTOYA, Nancy. Ob. Cit.

[53] GILARDI POLAR, Hernando. Claves para
triunfar en la vida. Fundación Nueva
Acrópolis.

[54] DEL SOCORRO, María Luz. Ob. Cit.
P. 71.

[55] Ibídem, p. 72.

[56] MYERS, David g. ob. Cit. P. 216.

[57] MANN, Thomas. La montaña
mágica. Edhasa, Barcelona, 2002

[58] DE MELLO, Anthony. Autoliberación
interior. http:/ www.promineo.gq.nu

[59] DIRKS, Heinz. La psicología
descubre al hombre. Ediciones Nacionales, Bogotá, p.
159.

[60] DEL SOCORRO, María Luz. Mujer,
liberación y destino. STVDIVM, Madrid, 1974, p.18 y
19.

[61] MARTINEZ ECHEVERRI, Leonor y Hugo.
Diccionario de filosofía. Panamericana, Bogotá,
1997.

[62] MIERS, David. Ob. Cit. P. 42.

[63] Ibídem, p. 66.

[64] ABELLA, René. Los
condicionamientos culturales y religiosos.
http://www.culturaespirita.com.

[65] GILARDI POLAR, Hernando. Ob. Cit.

[66] MORENO LOPEZ, Salvador. Los imaginarios
sociales de la comunicación interpersonal.
http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n25/smoreno.html

[67] GONZALEZ ALVARES, Luis José.
BELTRAN PEÑA, Francisco. Ob. Cit. p. 72.

[68] GIOMMI, Roberta. PERROTTA, Marcello. Ob.
Cit.

[69] MYERS, David g. ob. Cit. P. 215.

[70] Ibídem.

[71] CARDENAS SAENS DE SANTAMARIA,
María Consuelo. Las relaciones de pareja, la importancia
de la diferencia. Uniandes, Bogotá, 1990, p. 36, 55 y
174.

[72] Ibídem, p. 37.

[73] Ibídem, p. 51.

[74] DEL SOCORRO, María Luz. Ob. Cit.
P. 27.

[75] SAN PABLO. Carta a los efesios. Cap. 5,
ver. 22 y 24.

[76] “Un Imprimatur es una
declaración oficial por la jerarquía de la
Iglesia Católica de que una obra literaria o similar
está libre de error en materia de doctrina y moral
católica, y se autoriza por lo tanto su lectura por los
fieles católicos”. http://www.
es.wikipedia.org.

[77] SANCHEZ B., Manuel. Arzobispo de
Concepción (Chile). Sagrada Biblia Latinoamericana.
Edición familiar. C. D. Stampley Enterpriss, Charlote
(USA), 1991, p. 290 (Nuevo Testamento).

[78] PALACIOS, Martha Lucía. El sexo
en los adolescentes. Editora Cinco, Bogotá, 1986, p.
11.

[79] Ibídem.

[80] DEL SOCORRO, María Luz. Ob. Cit.
P. 21 y 22.

[81] FLAUBERT, Gustavo. Madame Bovary. Oveja
Negra, Bogotá, 1982.

[82] CIURANA, Emilio Roger. Ob. Cit.

[83] Ibídem.

[84] Ibídem.

[85] MYERS, David g. ob. Cit. P. 187.

[86] DEL SOCORRO, María Luz. Ob. Cit.
P. 93.

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