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I.-
INTRODUCCION.
La humanidad aparece atravesada por la tendencia
homogenizante de la razón económica neoliberal, la
concentración de la economía y la riqueza, el
desarrollo excluyente de las mayorías que beneficia a unos
pocos, la constitución de bloques continentales, el
acelerado avance tecnológico y la cultura
unipolar.
Esto se contrapone con demandas por acceder a una
democracia más participativa, por el respeto a la
soberanía nacional y local, por la preservación de
las identidades y valores culturales y la erradicación de
la pobreza.
Lo anterior corresponde a reflexiones realizadas durante
los foros territoriales que se llevaron a cabo entre agosto y
diciembre del 2000, en torno al tema "Implicaciones del
Desarrollo Local en el Desarrollo Nacional" (CONADES, 2001), en
los que participaron miembros de la sociedad civil,
representantes de los gobiernos locales y del gobierno
central.
Las ideas allí expresadas, muestran una clara
conciencia de los procesos que actualmente están
llevándose a cabo en el mundo. El fortalecimiento de un
orden económico unipolar, está acompañado
como señala Ocampo (2001) de la idea de que la
combinación de una economía abierta y una
macroeconomía estable – en el sentido limitado en
que se utiliza actualmente este término, es decir como
sinónimo de equilibrio fiscal y baja inflación-
puede impulsar, por sí sola, el crecimiento
económico. Esta idea se ha visto frustrada hasta
ahora.
Sobre este tema, Vázquez (2000) Apunta que
"Las respuestas a los desafíos de la
globalización son limitadas y se pueden sintetizar en dos
estrategias básicas: o se pone en marcha una estrategia de
desarrollo exógeno y de atracción de inversiones
externas, en la que compiten las ciudades y regiones entre
sí (juego de suma cero), o se pone en marcha una
estrategia de desarrollo económico local que cree las
condiciones para el surgimiento de iniciativas locales e intente
una solución de los problemas locales (juego de suma
positiva)".
Centroamérica está enfrentando inevitables
procesos de integración promovidos desde la
globalización, el Tratado de Libre Comercio TLC, el Plan
Puebla Panamá PPP, así como otras instancias
regionales de integración de carácter más
autónomo, como la Secretaría de Integración
Centroamericana SICA, entre otros. Estas son expresiones
concretas de la necesidad (para unos y para otros) de sumar
fortalezas y oportunidades para enfrentar los retos del futuro,
ya sean estos para beneficio de la población en general, o
para beneficio de unos pocos. Es sobre estas reflexiones
precisamente, en donde radica el debate sobre el rumbo a tomar
para el desarrollo de Nicaragua.
Las propuestas de desarrollo, presentadas por el
gobierno central, tal y como han sido dadas a conocer, establecen
que "El propósito de esta Estrategia es fortalecer la
competitividad de Nicaragua e insertarla con renovados
bríos en el nuevo contexto del comercio
internacional" (END, 2003).
Además, el documento de Estrategia (END)
establece como principio básico, que para reducir la
pobreza es necesario, ante todo, crear las condiciones para que
haya crecimiento económico. Es la generación de
riqueza la que determina el empleo, el ingreso y el bienestar. La
llave es la inversión privada con el apoyo del Estado para
fortalecer el capital humano y la infraestructura básica,
con miras a aumentar la productividad del trabajo.
Estas propuestas como bien lo señala
Vázquez, tienen como estrategia o punto de partida al
desarrollo exógeno, que se monta sobre la débil y
desfragmentada economía nacional y se propone aprovechar
las ventajas que supondrían la integración a los
tratados antes mencionados.
Sin embargo en este trabajo se propone
más bien partir de la segunda estrategia planteada por
Vázquez. Es decir, que a partir de procesos de
integración local y estrategias de desarrollo
endógeno es que será posible, entonces, negociar
con lo exógeno, para alcanzar un beneficio social amplio y
llegar a una forma de desarrollo nacional de carácter
humano, sostenible y con base en lo local.
Para ello, el documento está estructurado en tres
grandes apartados, primero se hace un recuento de dos aspectos
importantes, uno conceptual y otro histórico, en el primer
caso queda claro que cada forma y estilo de desarrollo, ha estado
acompañado de sus correspondientes instrumentos
técnicos y metodológicos. En el segundo caso, queda
claro que durante todo el proceso de formación
histórica del modelo en Nicaragua, ha estado caracterizado
por dos situaciones: Los actores económicos son los
mismos, los criollos y sus descendientes y por un patrón
repetitivo de explotación de los recursos naturales y
humanos.
Un segundo apartado hace una amplia discusión del
desarrollo endógeno, de sus conceptos, sus elementos, su
evolución y características, con el
propósito de despertar una discusión generalizada
del tema. Tratando de poner de relevancia dos aspectos, uno
referido a los intentos de la globalización por cooptar y
apropiarse de este tema y otro, como la posibilidad real de
constituirse en la base para la construcción del anhelado
país.
Al final, el tercer apartado se propone mostrar algunas
propuestas y posibilidades reales de aspirar a un desarrollo
nacional, partiendo de lo endógeno y de las ricas, pero
aún desarticuladas experiencias locales que se han
desarrollado en diferentes partes del país y concluyendo
con un reflexión y propuesta de desarrollo que se ha
venido construyendo desde la Coordinadora Civil.
Como señala Novy (2002) en su trabajo Otro Mundo
es Posible: "En conjunto se trata de una visión del
desarrollo, como un proceso conjunto del desenvolvimiento de la
libertad. El objetivo del desarrollo es brindar a muchos hombres
y mujeres las posibilidades de inaugurar la promoción de
sus vidas y vale la pena pensar sobre ello y comenzar a trabajar
sobre esa utopía.
CAPITULO SEGUNDO
LA
CUESTIÓN DEL DESARROLLO: DE LO NACIONAL A LO
LOCAL
Los pueblos son la verdadera riqueza de las naciones y,
por ende, el desarrollo consiste en la ampliación de las
opciones que ellos tienen para vivir de acuerdo a sus
valores.
Por eso el desarrollo significa mucho más que
crecimiento económico, el cual solamente constituye un
medio, aunque muy importante, para ampliar las opciones de la
población.
(PNUD, 2001)
II.- DESARROLLO LOCAL – DESARROLLO
ENDOGENO. (UNA DISCUSIÓN NECESARIA, UNA OPCIÓN
POSIBLE).
Hablar de Desarrollo es hablar de un tema muy complejo y
de múltiples dimensiones, la complejidad que representan
los prolongados y sostenidos procesos y la diversidad de
relaciones sistémicas que existen en ellos, pero
además, las multiplicidad de enfoques, niveles y
dimensiones.
Desde la evolución de los
términos "Progreso", "Crecimiento" y "Desarrollo", hasta
los diferentes niveles que se han conceptualizado, como
desarrollo integral, desarrollo regional, desarrollo nacional,
desarrollo rural, desarrollo local, Desarrollo sostenible,
desarrollo humano, desarrollo endógeno, entre otros, son
términos y conceptos que se refieren a aspectos de un
fenómeno común, pero que responden a escalas,
realidades y sobre todo a necesidades e intereses muy
concretos.
De igual manera, las dimensiones del desarrollo pasan
por un abanico de temas y aspectos, como son: la dimensión
social del desarrollo, la dimensión económica,
territorial, ambiental, jurídica, etc. son algunas de las
dimensiones que enfocan y determinan al desarrollo, sin contar
con sus dimensiones transversales, como equidad, justicia,
género, etc. que expresan los enfoques y determinaciones
de quienes dirigen y manejan en la práctica este
desarrollo.
Por esa razón, se considera importante, antes de
abordar el tema central del Desarrollo Endógeno, abordar
dos aspectos que darán mas claridad y contenido a la
discusión, en aras de una mayor y mejor comprensión
del tema. Estos son el concepto del desarrollo y sus
instrumentos.
2.1.- EL
DESARROLLO, UNA VISIÓN GENERAL
Partiendo de la definición clásica del
desarrollo, el diccionario Larousse (1999) expresa: "Mejora
cuantitativa y durable de una economía y de su
funcionamiento". Por otro lado, el Informe sobre Desarrollo
Mundial (Banco Mundial, 1991) define como desarrollo "El
mejoramiento del nivel de vida, el cual comprende el consumo
material, educación, salud y protección del medio
ambiente" Mas adelante, el mismo informe señala que
el objetivo global del desarrollo es "dotar de mayores
derechos económicos, políticos y civiles a todos
los seres humanos, sin distinción de sexo, grupo
étnico, religión, raza, región o
país".
En estos conceptos, una cosa que queda claro, es que en
ellos, el desarrollo es fundamentalmente un asunto de
economía, de estado y por último, del mercado. La
satisfacción de las necesidades básicas constituye
una de los aspectos centrales del desarrollo económico y
esta concepción, que en el pensamiento liberal se soporta
inicialmente, sobre la dominación de la naturaleza y,
posteriormente, se ha sumado, la industrialización y el
mercado.
Esto ha traído consigo la percepción que
son los economistas y los políticos quienes definen las
políticas de desarrollo que asume un país. Sin
embargo, actualmente, dado el enorme peso del capital
transnacional en las economías nacionales y el
fenómeno de la globalización, realmente es
válido pensar que es precisamente ese capital el que
impone sus intereses y regulaciones a débiles
economías, como la de Nicaragua, en función de
asegurar el pago de la deuda y las materias primas que
requiere.
Desde que la mano invisible de Adam Smith y la
economía clásica impone sus reglas y preceptos,
desde entonces el equilibrio entre la oferta y la demanda es el
elemento del equilibrio económico, en un enfoque
mecanicista y excluyente de otros elementos
importantísimos, como los aspectos, sociales, culturales,
ambientales, entre otros, partiendo que es produciendo bienes
como se resuelven las necesidades humanas.
De acuerdo con Méndez (2000), en estos procesos,
el desarrollo viene a ser como un mito, pues cuando se define
como: "el crecimiento beneficia a todos, y todos pueden
acceder al desarrollo gracias a la difusión del progreso
tecnológico y a la incorporación de nuevos sectores
de la población económicamente activa en empleos
más calificados, generadores de ingresos más
elevados", se define suponiendo que los países y
sectores más ricos, van a derramar el excedente de su
riqueza, así, los más pobres podría acceder
también a esa riqueza derramada, o el efecto, o por lo
menos en la región centroamericana.
Dado que el concepto de desarrollo no es
estático, sino que tiende a evolucionar, al igual que la
sociedad, se ha visto un tránsito desde los conceptos
clásicos más tradicionales, hasta modernos
conceptos de globalización y conglomerados.
Tránsito que ha sido acompañado de diferentes y
cambiantes enfoques y políticas nacionales, todas ellas en
su mayoría, respondiendo a los mandatos de intereses
externos y transnacionales.
Desde los ensayos de la Alianza para el Progreso, que
trajo al país la tristemente celebre Revolución
Verde y el Desarrollo Rural Integrado DRI, en un intento de
establecer un "desarrollo nacional", hasta la
liberalización y transnacionalización de los
mercados. Cincuenta años después de su
aparición y unos cuarenta de su aplicación, los
efectos de esa revolución y esos DRI son devastadores, la
acelerada expansión de la Frontera Agrícola, la
acelerada desaparición de áreas boscosas, perdida
de biodiversidad, procesos erosivos, perdida de capacidad de
recarga de los acuíferos, es decir, reducción de
las condiciones materiales que sustentan la vida.
Esta indeseable situación, que se reproduce
también al nivel planetario, condujo a la necesidad de
repensar algunas cosas alrededor del Desarrollo. Desde
el
Informe del Club de Roma "La crisis del Crecimiento" en
1972, la Conferencia de Estocolmo en 1974 y el Informe de la
Comisión Bruntland en 1987, a la Cumbre de Río de
Janeiro en 1992, el concepto de sostenibilidad en los procesos
productivos y del desarrollo, ha cobrado auge.
Los países ya incorporan, al menos al nivel de
enunciados, en sus políticas nacionales el tema ambiental,
como una de las dimensiones del desarrollo; el concepto de
Desarrollo Sostenible, se empieza a popularizar, en
función de sostener las capacidades de la tierra, para
mantener la vida actual y futura, así como los procesos
productivos inherentes.
Sin embargo eso no fue suficiente, aún quedaban
algunos aspectos torales por enfrentar, ya no es suficiente
buscar el bien-estar, es vital incorporar el concepto
del bien-ser, en términos de calidad de vida, es
decir un desarrollo humano, como lo define el Informe sobre
Desarrollo Humano 2002; "..busca la expansión de las
capacidades humanas a fin de ampliar las capacidades de la gente,
de vivir la vida que deseen y valoren".
Así pues, el paradigma del desarrollo, entendido
bajo la vieja escuela liberal al inicio y neoliberal actualmente,
ha traído como consecuencia una serie de desequilibrios
económicos, sociales y ambientales para los países
"subdesarrollados", desequilibrios y brechas cada vez mas
profundas, exacerbadas por el llamado neoliberalismo o
capitalismo salvaje.
Esto ha sido señalado con amplitud por Ocampo,
(2001) "La idea de que la combinación de una
economía abierta y una macroeconomía estable
–en el sentido limitado en que se utiliza actualmente este
término, es decir como sinónimo de desequilibrio
fiscal y baja inflación- puede impulsar, por sí
sola, el crecimiento económico, se ha visto frustrada
hasta ahora". Y agrega: En este sentido, el rasgo
más preocupante es el carácter incompleto e incluso
desequilibrado del actual proceso de globalización y de la
agenda internacional de políticas que lo acompaña,
que reproduce antiguas asimetrías de la economía
mundial y crea otras nuevas.
Así pues, parece ser que lo último en
conceptos, es el desarrollo humano sostenible, con el cual se
espera responder no sólo a los problemas y necesidades
económicas, sino también a las de equidad,
participación, territorio, género, entre otras
importantes cosas. Sin embargo aún quedan dos
obstáculos, de los llamados estructurales, por resolver,
mientras estos no sean resueltos, todavía quedará
mucho camino por andar.
El primer obstáculo se refiere a una
cuestión de aplicabilidad. Es decir, dadas las
particularidades específicas de cada territorio, de cada
escala de situación, es difícil aplicar
genéricamente este concepto universal de Sostenibilidad,
pues como lo expresa bien Shearman (1990) "la sostenibilidad,
más que un concepto que define un estilo de desarrollo, es
mas bien una forma de interpretar una realidad determinada, para
su transformación", transformación que en todo
caso, tiene que ver con los objetivos nacionales de
desarrollo, con las potencialidades y restricciones particulares
de cada lugar y, sobre todo, con la voluntad política de
los habitantes de ese espacio, en el sentido de cómo
encarar el futuro y qué expectativas tienen de la
vida.
Por ello, en tanto se pretenda aplicar a situaciones
específicas, determinadas y complejas, conceptos
generales, sin considerar sus particularidades, será
difícil aterrizar esos conceptos.
El segundo obstáculo tiene que ver con tres
aspectos conceptuales, de carácter filosófico,
ideológico y económico. Filosófico, en
cuanto al pensamiento occidental y cristiano, que sitúa al
hombre por encima de la naturaleza, no como parte misma de los
procesos y sistemas naturales, a diferencia de los orientales y
grupos étnicos locales, poseedores de una
cosmovisión que les hace parte de esos procesos e
interdependientes de ellos.
El carácter ideológico, se refiere al
pensamiento liberal del Siglo XVII, aún en boga en nuestro
país, que establece que la naturaleza, con sus recursos
"inagotables", está a la disposición del hombre y,
su dominación, será la base para resolver sus
necesidades. Este grave error de percepción y sobre todo
de cálculo, ha traído consecuencias devastadoras al
planeta tierra y a su capacidad de soportar, al menos, la vida
humana.
El obstáculo de carácter económico
está determinado por el pensamiento que todo se reduce a
mercancía y moneda, así cualquier proceso en donde
interviene el ser humano, tiene un valor de mercado, o en el peor
de los casos, son externalidades no imputables a las cuentas
nacionales. Aunque existen modernas teorías de
economía ambiental, que tratan de abordar el tema, como
afirma Acevedo (1996), aún no se apartan de la
economía positiva y neoclásica y no logran resolver
el problema planteado.
De igual manera, los bienes comunes, como el aire, al
agua, etc. no son valores tangibles monetariamente. En esta
lógica, los costos ambientales son asumidos por la
sociedad y las ganancias, por el inversionista.
Un ejemplo de todo lo anterior fue la Alianza para el
Progreso, la que trajo algunos instrumentos de orden
técnico, jurídico y financiero, que después
de tantos años, todavía algunos de ellos son
vigentes, como el caso del sistema financiero nacional, que
todavía considera a aquel productor que presente
"mejoras", entendiendo esto como despale, para hacer fincas, como
sujeto de crédito y así, la frontera
agrícola con todo sus efectos, continúa avanzando.
Para bien o para mal, los últimos gobiernos no han
destinado programas de crédito para el sector campesino,
pero la mentalidad y la práctica, aún
perduran.
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ORIGINAL.
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