PRESENTACION
El lenguaje se considera un instrumento del pensamiento,
un medio de comunicación que abarca tanto los procesos
productivos de la lengua (hablar y escribir) como los receptivos
(escuchar y leer).
Por ello, la adquisición del lenguaje tiene una
especial importancia en la Educación Inicial. No obstante,
la lectura y la escritura son causales de muchas interrogantes e
inquietudes en aquellos adultos significativos que
acompañan a los niños y niñas entre 0 y 6
años en este proceso de construcción y
práctica social.
En el currículo de Educación Inicial se
incluyen elementos teóricos y prácticos para el
abordaje de la lectura y la escritura con un enfoque
constructivista social, en contraposición de una
práctica educativa mecanicista y conductista que se viene
dando en ambientes convencionales y no convencionales,
favoreciendo el interés y exigencias de padres y
representantes porque sus hijos(as) aprendan a leer y escribir a
través de planas y lecturas fragmentadas.
Es por ello, que el propósito de este
fascículo es orientar las acciones mediadoras que
contribuirán a que niños y niñas, cuenten
con las capacidades y destrezas necesarias, para la continuidad
de su proceso de construcción de la lengua escrita, cuando
ingrese al primer grado, haciendo de él o ella un ser
humano capaz de aprender durante toda la vida.
""Leer ayuda a vivir en plenitud, contribuye a hacer
la vida mas hermosa, mas amplia, mas generosa "".
" Luis Beltrán Prieto Figueroa
"
I. FUNCIÓN
SOCIAL DEL LENGUAJE
El lenguaje es uno de los logros fundamentales del
género humano, su papel en la apropiación de la
cultura e incorporación del individuo a la sociedad,
constituye un instrumento clave del proceso educativo. Su esencia
es expresar ideas, necesidades, experiencias y sentimientos por
medio de la palabra hablada y escrita, los gestos, las actitudes
y los comportamientos.
Es precisamente a través del lenguaje que el
niño y la niña se insertan en el mundo y se
diferencian de él, ya que en su desarrollo van pasando de
una función afectiva e individual, a cumplir una
función eminentemente cognitiva y social. A través
del lenguaje tanto oral como escrito, el niño y la
niña pueden expresar sus sentimientos y explicar sus
reacciones a los demás, conocer distintos puntos de vista
y aprender valores y normas. También pueden dirigir y
reorganizar su pensamiento, controlar su conducta, favoreciendo
de esta manera un aprendizaje cada vez más
consciente.
El desarrollo del lenguaje se inicia en los primeros
contactos de la madre con el/la bebé en su vientre; cuando
le canta o le habla, éste(a) comienza a relacionar la
palabra con situaciones placenteras. Una vez nacido(a) y durante
sus primeros meses, comienza a producir una serie de sonidos
expresivos y gestos, producto de sus interacciones con el
entorno. Es por ello que progresivamente, en los primeros
años de vida, el niño y la niña se comunican
realizando juegos vocales, balbuceos, combinando
sonidos en sucesión de sílabas y
produciendo sus primeras palabras.
La práctica del lenguaje en diversas situaciones
y contextos, en sus manifestaciones verbales y no verbales,
comienza a tener intencionalidad en los intercambios
comunicativos; niños y niñas se van haciendo
más activos (as), bajo la influencia cultural de su
entorno, su vocabulario aumenta y su dominio avanza
considerablemente. Hacen sus primeras relaciones de palabras,
sonidos, nombres, estructurando de esta manera su lenguaje; por
lo que se sostiene el lenguaje del niño y la
niña es aprendido en un contexto social y cultural a
través de las relaciones con adultos y
niños(as).
II. LA LECTURA Y
LA ESCRITURA EN LA EDUCACIÓN INICIAL
En la sociedad actual de manera permanente se observan,
textos escritos, como: periódicos, revistas, libros,
comiquitas, cuentos, envases de alimentos y de otros productos,
propagandas en la calle y en la televisión.
Los niños(as) establecen contacto permanente
con este ambiente alfabetizador, no son indiferentes
ante las escrituras que aparecen en todas partes, los ven,
preguntan sobre ellos, observan cómo los adultos o
hermanos(as) mayores leen o escriben; reflexionan sobre los
material portadores de texto y construyen hipótesis en
torno a ellos.
Al respecto Goodman (1992) refiriéndose a las
raíces del aprendizaje de la lectura y la escritura,
argumenta que en una sociedad orientada hacia lo impreso sus
miembros, independientemente del estrato de donde provengan, usan
la lectura y escritura a diario desde temprana edad,
interactúan con el significado de los textos escritos que
encuentran en las etiquetas de los productos para la casa, la
alimentación, los juguetes, en los carteles, otros. Es
así como los niños y niñas comienzan a
comprender las funciones particulares que la lectura y la
escritura tienen en su grupo social tomando conciencia de que el
lenguaje escrito presenta formas diferentes cuando sirve para
funciones distintas, distinguen entre un programa televisivo, un
anuncio en la calle o un cuento.
En esta misma línea, Camps y Kauffman citadas por
Gillanders (2001), sostienen que la adquisición de la
lectura y la escritura se da a partir de los contextos en los que
aparezca en forma evidente para niños y niñas el
valor funcional de la lengua escrita.
Por ello, en Educación Inicial se promueve esta
relación con el mundo del lenguaje escrito, se
continúa profundizando en su desarrollo de
manera intencional desde que el niño y la
niña ingresan a espacios educativos
convencionales y no convencionales.
Este proceso de aprendizaje se produce cuando los
niños y las niñas avanzan de un escritura no
convencional (palitos, bolitas, signos, líneas rectas y
curvas, a una escritura cada vez más convencional. En la
medida que se les permita hacerlo de manera natural y cometiendo
errores, a través de estas acciones obtendrá sus
propias experiencias y conocimientos acerca de lo escrito,
confrontándolas con lo impreso y con las escrituras de
otros. De allí que el/la docente como mediador (a) debe
involucrarse en todas las actividades desarrolladas por
niños y niñas, de esta forma servirá de
modelo en estos procesos cuando realice actos de lectura y de
escritura.
III.
DIDÁCTICA DE LA LECTURA Y LA ESCRITURA
En estos últimos años los aportes de
investigadores de la lingüística coinciden en
señalar que los métodos utilizados para el abordaje
de los procesos de lectura y escritura, no responden a la
concepción que actualmente se tiene de los mismos, ni a la
reconstrucción que hacen los niños y las
niñas al plantearse hipótesis acerca de la
naturaleza de los objetos que le rodean. (Linuesa, 1999). Muchos
de ellos sostienen que la lectura y la escritura son procesos que
se inician desde el hogar, mucho antes del ingreso a la
Educación Inicial, a través de las
interacciones con la familia, comunidad o
vecindario.
Igualmente rechazan la idea, del uso de un texto
único, la práctica de ejercicios de
apresto para la adquisición de habilidades y destrezas
motoras para escribir; al igual que las tareas tediosas y sin
sentido; no es la forma más adecuada y así lo
expresan para que niños y niñas se apropien de este
conocimiento.
Los cambios en la concepción del aprendizaje de
la lectura y la escritura se traducen en el "APRENDER
HACIENDO", proceso activo, inteligente, de resolución
de problemas por parte del o la que aprende.
El aprendizaje de la lectura y la escritura se logra a
través del contacto con materiales variados tales como:
cuentos, periódicos, fotos, libros de recetas,
diccionarios, y con la práctica social en forma activa, en
situaciones reales significativas, en un entorno informal y
lúdico que favorezca la exploración,
experimentación, la comunicación y los intercambios
de saberes con sus pares y adultos.
Los niños y las niñas al tener contacto
activo con los materiales que les ofrece el entorno, y al
enfrentarse a diversos y variados géneros, comienzan a
explorar, expresar emociones y sensaciones; a partir de esta
experiencia toman conciencia y construyen nuevos saberes, esta
exploración les permite apropiarse del lenguaje, en forma
creativa. El niño y la niña que aún no leen
ni escriben de manera convencional, en su interacción con
los textos, observan la presencia de tipos de
letras, longitud de las palabras, letras
mayúsculas y minúsculas, símbolos,
otros.
Los símbolos o signos observados, por su
diversidad, son portadores de información, ya que el
niño y la niña van descubriendo de que se trata
(una carta, un cuento, una revista, una receta, otros). Ante esta
diversidad formulan hipótesis sobre la propiedad del
texto, lo cual van verificando en la medida que se apropian de la
lectura y la escritura convencional.
Otro elemento primordial de la interacción con
los textos son las imágenes, los/las niños(as) en
un principio, anticipan para comentar con otros lo que
están leyendo o conversan con los/las
compañeros(as) o adultos intercambiando con
éstos(as) acerca del texto que encontraron.
Por estas razones, los/las docentes de Educación
Inicial tendrán la responsabilidad de crear situaciones
que permitan al niño (a) apropiarse de la lectura y
escritura, desarrollar su capacidad comunicativa, con la
finalidad de propiciar el inicio de estos procesos con disfrute,
interés, curiosidad y de manera constructiva.
Los niños y niñas como seres
activos, necesitan de la mediación del adulto
para favorecer sus intercambios orales, en un clima
de confianza, de respeto, que sea receptivo de sus experiencias
propias, de su cultura, de su lenguaje y que cree situaciones de
aprendizaje acordes con su entorno real.
Los adultos que acompañan los procesos de lectura
y escritura deben tener presente que el niño y la
niña tienen que ser tratados desde temprana edad como
lectores y escritores, aunque todavía no lo hagan de
manera convencional. A través de sus acciones y la
presentación de situaciones problemáticas, el y
ella se apropian de estos conocimientos; en algunos casos
aprenden a leer y escribir en situaciones concretas, ante la
presencia de verdaderos ambientes comunicativos, donde se
realicen actos de conversación, de lectura y escritura;
así como también, a través de la
práctica e intercambios sociales del lenguaje y en sus
diversas expresiones de comunicación (gestual, oral,
escrita, gráfica).
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