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La educación para la sexualidad (página 2)



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También es importante no pretender
tener actitudes abiertas y liberales que comúnmente no se
practican ni es necesario tener. Lo importante es reconocer que
se tienen temores e identificar como esos miedos controlan los
comportamientos y así evitar que estos influyan sobre la
educación para la sexualidad en los ámbitos escolar
y no escolarizado. No es necesario ser un/a docente liberal para
hacer una buena educación para la sexualidad. Lo
importante es comprender que existen múltiples opiniones,
formas de pensar, ideologías, creencias y actitudes
relacionadas con la sexualidad, y reconocer que la propia no es
más que una de ellas. Un buen educador o buena educadora
va flexibilizando sus creencias, valores y actitudes sexuales,
sabe que la suya no es quizá la única, la verdadera
y totalmente objetiva, comprende otras posiciones, respeta las
diferencias y no trata de imponer su ideología con lo
más conveniente y tampoco presiona a sus estudiantes para
que lo sigan ciegamente. Una buena educadora o buen educador
comprende que su papel es formar para que los y las estudiantes
construyan autónomamente los propios valores, actitudes y
principios con los cuales poder conducir su vida sexual es un
contexto de crecimiento humano.

Perfil del/la
educador/a sexual

El perfil del/a educador/a sexual hace
referencia a las características, valores, actitudes,
condiciones, habilidades y aptitudes que se esperan de una
persona que aspira a generar de manera formal, consciente e
intencional procesos de educación sexual, especialmente
dentro del contexto de la escuela y las comunidades. Aunque todos
hemos sido de una u otra forma "educadores/as" de la sexualidad,
en este caso nos referimos a la persona que desea empeñar
el rol de educador sexual en una forma sistemática e
intencional.

El mejor recurso con que cuenta el educador
sexual es él o ella misma. Por esta razón es
importante que quienes desean asumir este rol tengan en cuenta
las premisas y cualidades que se esperan del mismo para que sean
objetivo permanente en su proyecto de perfeccionamiento y
realización como educador o educadora de la
sexualidad.

Un educador o educadora de la
sexualidad.

Un educador o educadora de la
sexualidad:

  • Esta motivado o motivada e interesado o
    interesada por participar en procesos de educación
    para la sexualidad.

  • Asume y acepta su propia sexualidad,
    reconoce el valor de la sexualidad y el papel que esta tiene
    en la vida de las personas.

  • Posee una madures afectiva y emocional
    que lo lleva a tener una actitud positiva hacia su propia
    sexualidad.

  • Se siente cómodo o cómoda
    tratando los temas sexuales.

  • Comprende y respeta profundamente las
    diferencias individuales y la variedad de estilos de vida que
    pueden tener las personas para ejercer su
    sexualidad.

  • Vivencia y manifiesta en todos sus
    actos un compromiso con la vida, con el amor y con su
    trabajo.

  • Identifica y reconoce sus limitaciones
    y fortalezas como educador sexual y como persona.

  • Es autentico o autentica, se muestra
    genuino o genuina, se siente cómodo o cómoda
    siendo el mismo o ella misma.

  • Posee y se esfuerza por desarrollar
    habilidades de comunicación interpersonal: practica el
    escuchar activamente, la empatía, la expresión
    de sentimientos y otras habilidades importantes para mantener
    relaciones interpersonales graficantes y eficaces.

  • Es creativo/a, renovador/a, evita la
    rutina y la repetición, le agrada variar, crear. Es
    capaz de adaptar y adecuar creativamente experiencias,
    metodológicas y técnicas a las necesidades e
    intereses de los grupos con los cuales trabaja.

  • Se esfuerza por lograr una coherencia,
    congruencia y solidez entre lo que dice, sus actitudes y lo
    que vive.

  • Vivencia lo que
    enseña.

  • Dice "no se" con naturalidad, cuando no
    conoce lo suficiente sobre algo. Se preocupa por investigar y
    resolver sus propias lagunas sin pensar lo que tiene que
    "saber todo".

  • Posee habilidades y competencias
    pedagógicas básicas, se puede hacer entender
    con facilidad, tiene aptitudes para
    enseñar.

  • Comprende que no hay una única y
    mejor forma de vivir la sexualidad.

  • Comprende el alto sentido de
    responsabilidad que tiene su papel como educador
    sexual.

  • Tiene capacidad para manejar
    actividades de grupo.

  • Cuestiona, confronta y estimula la
    reflexión sin juzgar, atacar, violentar, enjuiciar y
    desvalorizar a los demás.

  • Esta relativamente libre de problemas
    emocionales o de personalidad que invaliden el ejercicio de
    su rol como educador/a sexual.

  • Promueve el respeto por las ideas y
    valores personales, sociales, religiosos, étnicos,
    morales y humanos en general.

  • Se comunica afectiva y efectivamente,
    es capaz de hablar abiertamente, sin perjuicios, con una
    actitud franca, honesta, sincera y desenvuelta.

  • Está en permanente y continuo
    proceso de clarificación y reestructuración de
    sus actitudes y valores sexuales.

  • Se asume como un ser en permanente
    cambio. Comprende y estimula su propia transformación
    como consecuencia de sus experiencias y su
    trabajo.

  • Comprende y tiene en cuenta la
    importancia que tienen los cambios sociales e
    históricos en la estructuración de las
    actitudes, valores y comportamientos sexuales.

  • Se mantiene actualizado sobre la
    información científica acerca de la sexualidad,
    domina en forma general y suficiente los conocimientos de la
    sexualidad en todas sus dimensiones.

  • Crea un ambiente y un clima de respeto,
    libertad, confianza, seguridad y aceptación como parte
    esencial de la dinámica de los grupos para realizar
    procesos de educación.

  • Expresa respeto por las ideas,
    actitudes, valores y comportamientos sexuales de las personas
    con quienes trabaja en educación sexual.

  • Se interesa por desarrollar en
    sí mismo y los demás la capacidad de
    autocritica y autoreflexión.

Evita asumir posiciones autoritarias,
moralistas y dogmaticas. Se interesa por facilitar que cada
participante revise libremente sus actitudes y conocimientos a
través de un proceso reflexivo, responsable y
autónomo.

 

 

Autor:

Mamerto Sanchez Casas

 

Partes: 1, 2
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