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Etica y propiedad intelectual desde una perspectiva cubana



  1. La
    fuente de nuestros derechos y deberes
  2. Las
    sociedades han comenzado a cambiar como lo está
    haciendo la Naturaleza
  3. El
    futuro es hoy

Reflexiones de ciudadanos del nivel
medio de educación de adultos.

La fuente de
nuestros
derechos y deberes

Mi nombre es Gabriel, y formo parte de la
experiencia de educación de adultos. Una instancia para
valorar la información, reflexión y
aplicación en nuestra vida cotidiana de aquellos
principios y valores que encontramos en nuestros diálogos
ciudadanos. Y considero que lo nuevo es que ahora podemos
analizarlos y reflexionar juntos como ciudadanos, es decir
sintiéndonos personas que somos parte de una sociedad, de
la cual somos corresponsables de su devenir. Esto es posible
cuando nuestra experiencia de educación no se reduce a una
transmisión de datos, sino en un espacio para
desarrollarnos en lo cognitivo, emocional y
espiritualmente.

Esto nos induce a buscar la
información yendo más allá de los estadios
de desinformación que provienen de los monopolios
mediáticos. Ya esto constituye para mí,
María, un verdadero descubrimiento, al darme
cuenta como grandes temas de interés social y
público son ignorados y ocultados con alta frecuencia.
Así mismo es algo nuevo para mí poner las cosas en
su contexto; de modo que ya no quedo conforme con saciarme con
las "noticias", sino que busco los "temas", que conllevan
análisis, historia y presentación de los
procesos.

Efectivamente, Gabriel, que hay
una gran diferencia como de la tierra al cielo en los dos
ámbitos a que te refieres. Algo similar me pasaba a
mí, al punto de desinteresarme por completo de la "cosa
pública", y no me daba cuenta que estaba permitiendo el
despojo de lo más esencial de mí: ser un ente
social. Lo cual es la fuente de mis derechos y deberes. Atributos
que me llevan a ocuparme y preocuparme por la suerte de la
sociedad a la cual pertenezco. Y no puedo dejar por ningún
motivo en manos de una clase política que se apropie de
nuestro destino.

Por eso me alegro de contar con esta
experiencia de educación que nos orienta a ocuparnos
responsablemente de nuestra formación y educación.
Es decir, responderme a las preguntas: ¿Qué es lo
necesito aprender? ¿Cómo lo puedo aprender? Y
¿Cómo lo debo aplicar? Esto es un aprendizaje
significativo, útil y práctico. Hecho del cual
emana una mayor disposición e interés de mí
parte, porque me doy cuenta que nuestra formación en
nuevos conocimientos, valores, y con conciencia ciudadana y
ecológica es de lo más importante en este periodo
de la Historia que nos toca vivir y actuar, y no solo contemplar
o ignorar con indiferencia.

Este cambio de mentalidad me induce a un
cambio de sensibilidad. Hoy puedo comprender que uno no tiene
ningún derecho a reclamar del mal estado del sistema
social y ecológico si uno no hace nada por mejorarlo o
cambiarlo. Al mismo tiempo que puede admirar a quienes son
personas generosas con sus semejantes, poniendo su tiempo y
capacidades en la tarea de buscar el bien
común.

Efectivamente, toda persona está
revestida de una ciudadanía que le da su carta de
pertenencia a una sociedad, a un pueblo, a una Historia; sin
dejar de tener en cuenta que "pertenecer" significa "participar".
La pertenencia en forma pasiva se convierte en una forma de ser
parásito. Es importante, entonces, que tengamos conciencia
que la fuente de derechos y deberes somos nosotros mismos, por el
hecho de ser personas.

Las sociedades
han comenzado a cambiar como lo está haciendo la
Naturaleza

Sabias las personas que aprenden a
interpretar los signos de la Naturaleza; y necias las que no las
atienden. En este periodo en que claramente la Naturaleza esta
expresándose por todas partes del globo terráqueo,
me siento interpelada por la Naturaleza, la misma que nos
alimenta, de quien provenimos y a quien volvemos, como al seno de
una madre.

Mi desafío es entender y establecer
una comunicación amorosa y permanente con la Naturaleza,
tal como ella lo hace conmigo. De tal manera, que la
definición de ser un ser comunicacional o un ser social
por naturaleza no me distraiga ni aparte de aquella primera
realidad y condición: la de ser energía. Esto es lo
que todos tenemos o somos en común en medio de la gran
diversidad. Y considero que quedarnos o absolutizar la diversidad
ha sido un grave error. Por ejemplo, el antropocentrismo que en
su versión más corrompida es la
egolatría.

Ese camino nos ha llevado a una sociedad a
encerrarse en sí misma y desconectada del mundo. Una
sociedad así, es una sociedad artificial y perjudicial
para sí misma y para la Naturaleza. ¿No te parece,
Gabriel?

Efectivamente, María, creo
que esto ha sido nuestro error histórico como humanidad de
este periodo. Y es evidente que la Naturaleza no da más. Y
en esta relación no hay empate, sino que claramente somos
nosotros como especie los que llevamos la de perder. El Universo
tiene miles de millones de años, nosotros somos un punto
en dicha línea del tiempo. Por eso debemos reaccionar con
intuición, amor y creatividad.

La Historia conoce de revoluciones, pero
hoy día, pienso, que necesitamos de la revolución
hacia dentro de nosotros mismos, es decir, que cambiemos nuestra
forma de pensar y de actuar. Tenemos que para el consumismo
desenfrenado; irracional, no solo por quienes son
víctimas, sino también por quienes lo impulsan
valiéndose de la publicidad sin ética.

Me parece que este camino si bien es arduo,
es posible asumirlo con disciplina, coraje e imaginación.
Si bien debo reconocer que antes de esta experiencia de
educación de adultos con enfoque andragógico,
también reconozco que es maravilloso plantearse estos
desafíos para vivir. Creo que el odio tiene muchas caras,
y una de ellas es la indiferencia como consecuencia del
egocentrismo. Creo que tenemos que globalizar la energía
del amor hecho solidaridad.

No perdamos los
sueños.

El día en que nos quedemos sin
ellos, será el ocaso de nuestra especie.

No importa la edad; importa la
energía que sostiene y mueve la vida.

¿Dónde la buscaremos?
¿Dónde la encontraremos?

En la inocencia de todos los seres que
nos rodean. Esa inocencia que calla, y nos grita desde el
silencio, desde la noche, desde la paz. Nuestra razón
necesita complementarse con nuestro espíritu
.

Si trabajamos nuestro desarrollo
espiritual con la misma intensidad con que hemos desarrollado
nuestra racionalidad, entonces estaremos listos para inaugurar
una nueva Humanidad.

El futuro es
hoy

Cuando concurrí a estudiar no
tenía idea de los métodos y enfoques de estudio en
nuestros días y en nuestra realidad, solamente una idea
vaga de sus contenidos por lo que escuchaba en los comentarios de
pasillo. Más en mis primeros pasos en
alfabetización digital hacia el uso inteligente y
responsable de la red, poco a poco voy tomando conciencia de esta
tremenda sentencia.

Sería tremendo que no nos
diéramos cuenta de lo que está en juego en nuestro
presente. Por mucho tiempo el ser humano venia para vivir y morir
en una misma cultura arraigada. Nosotros en cambio, lo que
tenemos es una cultura derrumbada en sus cimientos. Con una
particularidad que hoy día no son individuos heroicos que
se levantan, sino que son los pueblos o grandes masas de seres
humanos por todo la faz de la Tierra, que contienen tanta fuerza
como verdaderos tsunamis sociales, con la particularidad que van
revelando una nueva faz de la sociedad.

Siento que tenemos el privilegio de recibir
una invitación de la Historia para acercarnos a la mesa de
la participación en una etapa en que hay que poner los
nuevos cimientos de todo, de una nueva cultura con instituciones
que respondan a las nuevas necesidades de la Humanidad por su
subsistencia. Y en esto, Gabriel, no deseo caer en la
exageración, pero tampoco dar la espalda a los verdaderos
retos que tenemos.

Efectivamente, María, es
una de las aprehensiones que podemos sentir, sobre todo ante la
indiferencia y reacción de algunos. Sin embargo, no somos
los primeros ni los únicos que tenemos esa conciencia ante
la realidad que vivimos. Y lo más importante, a mi
parecer, es que esto nos motiva a entregarnos con todas nuestras
fuerzas a trabajar con ahínco en nuestra
preparación profesional a para tratar estos grandes
temas.

No hay tiempo que perder. La calidad del
futuro para nuestra especie y nuestro planeta está en
nuestras manos; depende del grado de ética y
responsabilidad con que procedamos los seres humanos. Esto
constituye para mí una verdadera "revelación", dada
mi condición anterior, antes de entrar a la
Educación de Adultos. Entonces presumía de ser un
joven desentendido de todas estas materias. En cambio ahora
constituyen el centro de mi quehacer diario. Y representan mi
ruta a caminar.

El Universo nos
contempla,

Y nosotros nos sentimos habitantes de
una aldea global:

La hambruna y muertes por sed de
millones de seres humanos no nos dejan
indiferentes;

Somos parte de la suerte que corre
cualquier ser vivo,

Y tenemos que pasar de la
omisión a la acción.

Una acción que no procede de la
ceguera ni del odio,

Sino de la luz y del
amor.

El sentido común es la fuente de
esa luz,

Y el miedo y la cobardía ceden
ante la fuerza del amor.

No hay opción más
importante que ésta en esta hora de parto,

La nueva civilización que tiene
que aparecer necesita de nuestro concurso

Para quedar incluidos.

El Universo con sus miles de millones
de años nos acoge pacientemente,

Pero la paciencia se acaba, sino se
transforma.

De la transformación interior ha
de brotar la transformación exterior.

"Mañana", sería demasiado
lejano.

¡El "Hoy" es demasiado
importante!

Reclama nuestro cambio de mentalidad y
de hábitos;

La capacidad de trabajar en equipo como
resultado de la generación de confianzas,

Porque no somos rivales, sino
hermanos.

La sepultura de la competencia ha de
dar paso a la resurrección de la
solidaridad.

El tiempo que tenemos es la vida que
poseemos.

(María) Para quienes no nos
comprendan, y puedan pensar que son "sueños de juventud",
aun admitiendo que es una posibilidad, no puedo dejar de
sorprenderme del número de personas que se han suicidado
en el último tiempo a mi alrededor. Este fenómeno
no distingue ni género, ni edad, ni rol alguno. Es la
realidad que me está hablando con un lenguaje
estremecedor.

Ahora cuando el día atardece, mi
jornada de estudio comienza. Así como el fuego brilla en
la noche, nuestras reflexiones son manantiales de luz que
penetran nuestro ser. Esta experiencia se debería de
multiplicar por todos los rincones de mi gran ciudad, y pueden
aportar la energía que necesitamos para desenredarnos y
comenzar a caminar. Es posible salir de nuestra parálisis
de pensamiento y de acción.

Con mi antiguo paradigma de la competencia,
pensaba muy diferente. Comenzaba siendo el centro yo, terminaba
en ese mismo punto; siendo los otros, el reflejo de mis
adversarios a quienes debería de vencer para conquistar mi
éxito.

Ahora, el centro lo constituye los puentes
que hay que construir. Puentes que solo podremos construir
juntos. Puedo visualizar esa sinfonía brotando de la
solidaridad. Y así me niego a permanecer en el pesimismo
como fruto de la violencia y de la degeneración del ser
humano ahogado por las drogas.

(Gabriel) En este sentido,
¡qué hermoso tiempo en que nos ha tocado vivir! En
el que podemos ser protagonistas si nos atrevemos a responder a
sus demandas. En esta megapolis en que nos encontramos, es
posible salir de la ceguera y del clientelismo para darnos cuenta
de nuestra verdadera realidad personal, social y
ecológica.

Y así del desamparo en el que nos
hemos sentido aprisionados, siento que es posible sentir la
libertad para actuar finalmente como ciudadanos. Es una
condición que no conocía, y ni me interesaba. Pero
es la verdadera piedra angular para construir la nueva
ciudad.

Que la libertad salga de nuestras
priones,

Y nuestra larga noche conozca el
amanecer.

Que el día nos encuentre
preparados y despiertos,

Para actuar con responsabilidad y
amor.

No sintiendo más como centro del
Universo,

Sino como parte de su inmensa
riqueza.

Ese gran futuro se fragua en nuestro
presente,

Que no termina ni aquí ni
ahora,

Sino que se prolongara en la infinitud
y eternidad,

Donde los nuevos seres vivientes como
nosotros podrán reír y cantar.

Allí donde nos encontremos
tenemos una gran misión: poner nuestra inteligencia y
nuestras manos al servicio de que todo tenga vida a nuestro
alrededor; que la belleza sea la invitada permanente. Y la
armonía de los seres humanos se entrelace con la del
Universo. Es inútil que pretendamos seguir viviendo en un
mundo totalmente artificial generado solo por el intercambio
comercial sin fronteras ni limites.

 

 

Autor:

José Leandro
Flores

facilitador

Enviado por:

Hortensia Peón
Naranjo

 

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