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La flexibilidad de la cadena posterior baja en jugadores de rugby




Enviado por rossinile67



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Problema
  4. Justificación
  5. Marco
    teórico
  6. Lesión deportiva
  7. Tipos
    de flexibilidad
  8. Evaluación de la
    flexibilidad
  9. Estado
    del arte
  10. Material y métodos
  11. Resultados
  12. Discusión
  13. Conclusión
  14. Bibliografía

Resumen

El objetivo principal de este estudio es evaluar la
flexibilidad de la cadena posterior baja en los jugadores de
rugby. A su vez poder establecer si existen diferencias
significativas entre las posiciones de juego y la
flexibilidad.

Material y métodos: se evaluaron un total de 42
jugadores de rugby amateur quienes realizaron de forma aleatoria
los diferentes tests. Los tests utilizados fueron: el SLR, AKE y
medición de la flexión dorsal de tobillo. Las
mediciones se llevaron a cabo mediante la utilización de
un inclinómetro.

Los resultados obtenidos, mediante los tests SLR y AKE,
demostraron que alrededor de la mitad de los jugadores
presentaron un acortamiento moderado. En el test de AKE un 40 %
de los jugadores poseía un acortamiento marcado, mientras
que en el test de flexión dorsal de tobillo, la
mayoría de los jugadores tuvieron valores
normales.

Al agrupar a los jugadores según el puesto de
juego, se observó que la mayoría de los backs
mostraron un acortamiento marcado en el caso del test de AKE. A
diferencia de lo ocurrido para el test SLR, donde obtuvieron un
acortamiento moderado.

Por otra parte, la mayoría de los forwards
presentó acortamiento moderado (test de AKE) y en el caso
del test SLR más de la mitad mostro valores
normales.

La mayoría de jugadores de ambos grupos
obtuvieron valores normales en el test de flexión dorsal
de tobillo.

En conclusión, la flexibilidad de la cadena
posterior baja de los jugadores de rugby se encuentra acortada
parcialmente. El puesto que exhibió un mayor
déficit en esta capacidad, fue en el caso de los jugadores
backs. Esto estaría evidenciando el alto grado de
predisposición a las lesiones musculares que presenta este
grupo de jugadores.

PALABRAS CLAVES

  • Rugby.

  • Flexibilidad.

  • Cadena posterior baja.

  • Jugadores forwards.

  • Jugadores backs.

Introducción

El rugby es un deporte de conjunto que enfrenta dos
equipos constituidos por quince jugadores cada uno, aunque existe
una variación donde participan siete jugadores. El campo
de juego tiene forma rectangular y generalmente es de
césped aunque en ocasiones puede estar constituido por
arena, tierra, nieve o césped artificial. El juego
consiste en correr con la pelota en las manos evadiendo jugadores
del equipo rivál y apoyar la pelota en el in-goal
contrario para obtener puntos.

Es un deporte que implica una gran demanda de contacto
físico entre los jugadores, lo que constituye uno de los
factores de riesgo de diferentes tipos de lesiones, las cuales
podrían producirse en varias situaciones deportivas
individuales o de conjunto, como: patadas, pases, durante la
carrera, tackles, ruck, mouls, line out, scrum, etc.

El rugby en argentina, aun hoy, es un deporte amateur a
diferencia de lo que ocurre en diferentes partes del mundo donde
es un deporte semi-profesional o de ligas como en Inglaterra,
Francia, Australia y Nueva Zelanda. En estos países es un
deporte altamente profesionalizado y uno de los más
populares.

Dentro de los quince jugadores habrá dos grupos
divididos con funciones y características
morfológicas distintas.

Por un lado, se realizaron estudios (Brooks et. al.
2005)[1] en la liga inglesa acerca del biotipo
característico del jugador de rugby. Describieron a los
"forwards" como grandes y fuertes jugadores con una estatura
promedio de 188 (±7.4) cm y con una masa corporal de 108.5
(±8.1) Kg. Por el otro lado, describen a los "backs" como
jugadores rápidos, potentes y más ágiles
cuya estatura promedio es de 181.3 (±5.4) cm y su masa
corporal es de 89.5 (±6.7) Kg. Esto da una idea general
acerca del biotipo de jugador que participa de este
deporte.

Como consecuencia de las características
específicas del rugby los jugadores presentan un alto
potencial de lesiones físicas. Encontraremos lesiones
típicas del deporte, las cuales están a asociadas a
las situaciones específicas del juego.

Al realizar una gran revisión
bibliográfica se encontró que las lesiones
musculares en el rugby tienen alta incidencia y prevalencia,
representando en algunos casos a casi la mitad de las lesiones
que ocurren durante los partidos de juego. Gran cantidad de estas
lesiones musculares se dan a nivel de los músculos
isquiotibiales. Se considera la pérdida de la flexibilidad
como uno de los factores de riesgo de las lesiones musculares.
Por este motivo, este estudio intenta determinar cuál es
el nivel de flexibilidad de la cadena posterior baja de los
jugadores a través de tres test específicos.
También se evaluará la relación que existe
entre los puestos de juego y la flexibilidad, con el fin de
señalar si este factor de riesgo está presente en
los jugadores testeados y así poder determinar cuál
es el grupo de jugadores que tienen mayores riesgos sufrir
lesiones musculares.

Problema

¿Cuál es el nivel de flexibilidad, en
relación a los valores normales de la cadena posterior
baja en los jugadores de rugby amateur, del plantel superior del
Club San Carlos Rugby durante la temporada 2011?

¿Cuál es la diferencia de la flexibilidad
de la cadena posterior baja de los jugadores según el
puesto de juego en el que se desempeñan?

HIPÓTESIS

  • La flexibilidad de la cadena posterior baja en
    los jugadores de rugby presentaría un acortamiento
    respecto de los valores normativos.

  • Un mayor número de jugadores forwards
    presentarían un acortamiento de la cadena posterior
    baja respecto de los backs.

OBJETIVOS

Generales:

  • Conocer cuál es el nivel de flexibilidad de
    la cadena posterior baja en jugadores de rugby
    amateur.

  • Determinar si existen diferencias en la flexibilidad
    según la posición de juego.

Específicos:

  • Medir la flexibilidad de los músculos
    extensores de cadera, flexores de rodilla y flexores dorsales
    de tobillo en los jugadores de rugby.

  • Determinar la relación entre el puesto de
    juego y los niveles de flexibilidad muscular de los
    músculos extensores de cadera, flexores de rodilla y
    flexores dorsales de tobillo.

Justificación

Las lesiones musculares tienen un alto grado de
prevalencia e incidencia en el rugby. Por sus
características propias y evolución,
alejarán a los jugadores de la posibilidad de realizar
toda práctica deportiva entre 18 y 25 días
dependiendo del grado de la lesión. Existen varios autores
que señalan a la perdida de flexibilidad como uno de los
principales factores de riesgo de las lesiones musculares. Si
existiera relación directa entre los niveles de
flexibilidad de la cadena muscular posterior baja y la
predisposición a las lesiones musculares; se podría
llevar a cabo una serie de test para obtener objetivamente cual
es el nivel de flexibilidad de cierto músculo o grupo
muscular. De esta manera poder organizar trabajos orientados a la
prevención y tratamiento de estos acortamientos, no solo
orientado al rugby sino también aplicarlo a otros
deportes.

Actualmente no existe un test que evalúe la
cadena posterior en plenitud, ya que ésta recorre toda la
longitud del cuerpo, desde los dedos de los pies hasta la hoz del
cerebro; por lo cual es muy difícil encontrar un test para
medirla. Por este motivo, se decidió segmentar a esta
cadena en uno de sus eslabones para poder medirla. Se utiliza el
término de cadena posterior baja, que incluye la
medición de los músculos extensores de cadera,
flexores de rodilla y flexores dorsales de tobillo. A
través de tres tests que evalúan el ROM de cadera,
rodilla y tobillo.

Cuando se valora una variable biológica
específica como la flexibilidad, es preferible la
medición tanto pasiva como la activa, porque la fuerza
muscular y la coordinación motriz desempeñan un
importante papel en el último método (Soares de
Araújo 2005)[2].

Marco
teórico

ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS DEL
RUGBY

Existen gran cantidad de estudios acerca de la
incidencia, factores de riesgo y prevalencia de las lesiones
deportivas en el rugby en todo el mundo. A continuación
haré mención a algunos de ellos para tomarlos como
referencia.

Cuando se estudian las lesiones deportivas una de las
primeras preguntas que surgen es:

¿Los jugadores presentan más lesiones
durante los entrenamientos o durante los partidos?

Gabbett[3](2003) investigó cual
era la proporción de lesiones a lo largo del desarrollo de
la temporada completa, teniendo en cuenta tanto los partidos como
los entrenamientos. Al analizar los datos observó una
mayor cantidad de lesiones en los entrenamientos durante la
primera mitad de la temporada, a diferencia de la segunda parte
del año, donde se producía un mayor número
de lesiones durante los partidos.

El mismo autor evaluó la incidencia de las
lesiones durante el desarrollo de los partidos, y encontró
que la mayor cantidad de las mismas se producía en el
primer tiempo de juego, o sea en los primeros 40 minutos del
partido.

Otro interrogante que surge es:

¿Cuál es la región corporal que
sufre mayor cantidad de lesiones en el rugby?

Estudios realizados por diferentes autores (Gabbet 2003,
Brooks et. al. 2005)2 [4]en Australia y en
Inglaterra, evaluaron la prevalencia de las lesiones y su
localización. Ambos descubrieron que la región con
mayor prevalencia de lesión fue el miembro inferior con
33.2 %. Dentro de ese 32.2 % el muslo y la pierna representan el
20 %. Esta región del cuerpo se lesiona más
comúnmente durante los partidos en los backs. A diferencia
de lo que ocurre en los durante los entrenamientos, donde estas
se presentan mayormente en los forwards.

Las demás regiones corporales que siguen en orden
de incidencia son la cara con 13.9 %, luego los brazos y las
manos con un 13,9 %, etc.

Por otra parte, un estudio realizado en Canadá
(Underhill et. al. 2007)[5] obtuvo resultados muy
diferentes, encontrando como más prevalente la
lesión en cara con un 22.8%, cabeza con un 13.7 %, y por
último el brazo con un 10.2 %. Cabe destacar que dicho
estudio fue realizado con datos obtenidos de la
hospitalización de los jugadores. Por lo tanto, no se
tiene en cuenta gran cantidad de lesiones de aquellos jugadores
que no llegan a ser hospitalizados, siendo este el caso de las
lesiones musculares leves, contusiones del miembro inferior,
etc.

Cuando estudiamos un deporte con alto grado de contacto
físico como el rugby, otra pregunta que surge
es:

¿Cuál es la estructura corporal que se
ve más afectada en este deporte?

Varios autores (Fuller et. al 2010, Brooks et. al.
2005)[6] [7]investigaron dicho tema
y encontraron como resultado a las lesiones
musculares.

Estas representan un 32.9 % durante los partidos, siendo
este porcentaje aún mayor en aquellos jugadores
forwards.

Por otro lado, estas lesiones se incrementan en un 48.7%
durante los entrenamientos.

Otra investigación, (Fuller et. al.
2009)[8] demostró que la lesión con
mayor incidencia durante las competiciones se localizaban en los
miembros inferiores y era de carácter musculo-tendinosas
(Super 14: 27.8 % y en Vodacom Cup: 25.7%).

Otro interrogante que evaluaron varios investigadores
fue:

¿Durante el desarrollo del partido cuál
es la situación de juego que causa mayor cantidad de
lesiones?

Se obtuvo como resultado el tackle con un 46.3% de los
jugadores lesionados.

Mientras las colisiones contra objetos físicos,
(por ejemplo: el campo de juego o los palos de las H)
representaron un 10.9%, mientras que el contacto directo con otro
jugador obtuvo un valor mayor de lesiones correspondiente al
13.8%. Ambas situaciones representan gran parte de las causas de
lesiones en este deporte.

Lesión
deportiva

Es aquella lesión o injuria producto de la
práctica de una actividad deportiva específica, ya
sea durante un entrenamiento o en el transcurso de los partidos.
Se genera especialmente por la repetición del gesto
deportivo que provoca un efecto acumulativo, micro-trauma, en la
zona de mayor solicitación originando lesiones de tipo
crónico propias de esta práctica deportiva
(sobre-uso). También surge producto de situaciones de
exigencias físicas sobre los tejidos, las cuales
sobrepasan los límites de sus posibilidades funcionales
(macro-trauma).

LESIONES MUSCULARES

Haré referencia a los diferentes tipos,
particularidades y clasificaciones de las patologías
traumáticas de los músculos, en relación con
la frecuencia de los accidentes que se presentan durante la
práctica deportiva.

Las lesiones musculares ocurren tras un estiramiento de
aproximadamente el 25 % de su longitud.

La lesión puede ocurrir en el propio vientre
muscular o en la unión musculotendinosa. Predominantemente
estas injurias son comunes de encontrar en músculos
biarticulares. Se manifiesta durante la realización de
contracciones excéntricas, en músculos con alta
proporción de fibras tipo II y por lo general, cercanas a
la unión musculo-tendinosa.

Los músculos afectados con mayor frecuencia son:
recto femoral, gemelo medial, isquiotibiales y aductores. Las
menos frecuentes son: recto abdominal, pectoral mayor,
músculos del brazo y antebrazo. Será determinante
el tipo de deporte que se practique, ya que hay mayor
solicitación de grupos musculares específicos para
cada deporte.

Las lesiones musculares pueden ser clasificadas
según su origen:

  • Extrínsecas o directas: son aquellas que se
    producen por un mecanismo directo como puede ser un choque
    con otro objeto o cuerpo. El músculo sufre una
    compresión resultante del choque de la masa muscular
    contra otra superficie dura y el hueso; se las denomina
    contusiones musculares. Es muy frecuente en deportes de
    contacto.

  • Intrínsecas o indirectas: son aquellas que se
    producen secundariamente a un mecanismo interno, mediante
    movimientos que provocan un exceso de tensión de la
    musculatura o elongación excesiva, resultado de una
    fuerza interna generada por la contracción repentina
    del músculo.

Lesiones benignas

  • Sobrecarga: es habitual en este caso la presencia de
    molestias musculares que aparecen al iniciar la sesión
    de entrenamiento y que no limitan la realización del
    movimiento. En estos casos se produce dolor a la
    contracción y cuando se realiza la palpación
    del músculo, éste aparece doloroso y
    tenso.

  • Contractura muscular: se trata de una
    contracción involuntaria, duradera o permanente de uno
    o varios grupos musculares. En la exploración se
    observa una zona de hipersensibilidad dolorosa que se
    acentúa cuando el paciente realiza una
    contracción muscular contra resistencia. En estos
    casos hay pérdida de la elasticidad. Las causas de su
    aparición están relacionadas con la
    disfuncionalidad muscular, problemas metabólicos,
    fatiga, etc.

Tipos de lesiones musculares:

  • Hernia muscular: es la procedencia del
    músculo a través de un defecto en la
    aponeurosis. Solo se trata si produce molestias.

  • Distensión muscular: ocurre cuando un
    músculo es elongado hasta su límite
    máximo, produciendo una tensión exagerada de
    las miofibrillas y por consiguiente puede estar
    acompañada de una ruptura cerca de la unión
    músculo-tendinosa o bien sin ruptura de las fibras. El
    paciente refiere dolor severo sin determinar un punto preciso
    de mayor sensibilidad.

  • Desgarro muscular: es una lesión producida
    por un traumatismo intrínseco que se manifiesta por un
    estado patológico muscular responsable de las rupturas
    de fibras/ fascículos musculares, o por un
    máximo estiramiento de un músculo con rupturas
    de fibras/fascículos.

Tipos de desgarros:

  • Miofibrilar.

  • Fibrilar.

  • Fascicular.

  • Total o troncular.

FACTORES DE RIESGO

Actualmente hay muchas investigaciones (Tejeda
2007)[9] acerca de los factores de riesgo de las
lesiones musculares que se presentan durante las actividades
deportivas, pero no se encuentran datos concluyentes por ser tan
amplia la cantidad de factores a tener en cuenta.

Factores no modificables intrínsecos:

  • Sexo: los hombres son más propensos a las
    lesiones musculares que las mujeres. Ya que ellas tienen
    valores más altos de flexibilidad que los
    hombres.

  • Edad: se ha demostrado que las rupturas de fibras
    son más frecuentes a mayor edad. Lo que
    causaría esto es un deterioro de colágeno, y
    con ello la pérdida de la capacidad
    viscoelástica del músculo.

  • Existencia de lesiones previas: los deportistas que
    han tenido un desgarro son más propensos a tener otro
    episodio en el mismo grupo muscular comprometido. Dicha
    incidencia se encontró con valores del 73 %, mientras
    que un 27 % correspondió a un episodio
    inicial.

  • Práctica de deportes de velocidad: presentan
    una alta incidencia en deportes con carreras de 20 a 30
    metros, sprint (velocistas, rugby, fútbol,
    hándbol, futbol americano etc.)

  • Raza.

Factores modificables intrínsecos:

  • Insuficiente calentamiento.

  • Falta de entrenamiento.

  • Sobreentrenamiento (fatiga).

  • Trastornos metabólicos (trastornos
    hepáticos, mala alimentación, focos
    sépticos).

  • Alteraciones psicosomáticas.

  • Enfermedades interrecurrentes.

  • Falta de potencia muscular.

  • Flexibilidad. [10]

  • Atrapamiento L4L5L6. El déficit en la
    conducción nerviosa produce pérdida de fuerza,
    sensibilidad y propiocepción con lo cual la fibra
    está más propensa a las injurias.

  • Alteraciones biomecánicas.

  • Volúmenes altos de entrenamiento.

  • Alteración de relación
    agonista/antagonista.

Factores extrínsecos:

No entran en la consideración de este trabajo.
Como por ejemplo: las condiciones ambientales, terreno de juego,
altitud, etc.

FLEXIBILIDAD MUSCULAR

Hay gran cantidad de definiciones acerca de la
flexibilidad, entre alguna de ellas se encuentra la de Prentice
(2001)[11], quien la define como: "capacidad para
desplazar una articulación o una serie de articulaciones a
través de una amplitud de movimiento completo, sin
restricciones ni dolor".

Garret (2005)[12] la define como: "grado
de movilidad posible en una articulación, la cual
está determinada por ciertas condiciones que impone el
tejido blando y los músculos sobre la movilidad
articular".

Riestra (2002)[13] la define como: "la
capacidad mecánica-fisiológica que se relaciona con
el conjunto anatómico-funcional de músculos y
articulaciones que intervienen en la amplitud de movimientos.
Depende de la movilidad articular, entendida como el grado de
libertad específica de cada una de las articulaciones, y
de la elasticidad muscular, referida a la propiedad del
músculo para alargarse y recuperar su estado inicial sin
que exista un detrimento de su fuerza y potencia.

La flexibilidad es una capacidad física
determinante ya que de ella dependen en gran parte el resto de
las capacidades físicas. Cualquier atleta o jugador que
presente una disminución de esta capacidad seguramente
atentará contra el desarrollo de las demás
capacidades físicas dado que están
íntimamente relacionadas entre sí. Es una capacidad
muy estimulada en deportes que requieren grandes amplitudes
articulares para realizar sus diversos gestos deportivos, por lo
cual estará desarrollada al máximo y se
dedicará mucho tiempo a su entrenamiento. Algunos de estos
deportes son gimnasia deportiva y artística, ballet,
atletas de saltos, velocistas, nadadores, etc.

En la mayoría de los deportes, sin importar el
nivel de competencia, encontraremos que la flexibilidad debe
estar relativamente normal, tanto para permitir rangos de
movimiento acordes como para mantener lejos las
lesiones.

Por otro lado, como menciona Prentice en su libro, un
factor muy importante a tener en cuenta es: "la carencia de
flexibilidad también puede tener como resultado una
descoordinación o unos patrones de movimientos
incómodos".

Esta visión es muy importante, hay que prestarle
mucha atención, ya que si hablamos de lesiones musculares
es bien conocido el mecanismo de producción de los
desgarros. La mayoría de estos se producen en
músculos biarticulares cuando son sometidos a una
contracción excéntrica.

Por lo cual, una alteración en la
coordinación intermuscular es uno de los factores que
predispone a que se produzcan las desgarros musculares y
están íntimamente relacionados con la
pérdida de flexibilidad muscular entre otros factores. Por
este motivo "se considera que el mantenimiento de un buen nivel
de flexibilidad es importante en la prevención de lesiones
de la unidad musculo-tendinosa".

Así también tendremos que tener en cuenta
que músculos grandes e hipertrofiados y el exceso de
tejido graso pueden limitar la amplitud de movimiento debido al
contacto de segmentos adyacentes del cuerpo. No obstante, la
principal limitación tanto para la flexibilidad
estática como para la dinámica es la rigidez de las
estructuras que componen el tejido blando. Por ello se obtuvieron
datos acerca de la contribución relativa de los tejidos
blandos a la resistencia total encontrada por la
articulación durante el movimiento (Heyward
2001)[14]:

  • Cápsula articular: 47 %

  • Músculo y su fascia: 41 %

  • Tendones y ligamentos: 10 %

  • Piel: 2 %

Tipos de
flexibilidad

Hay diferentes clasificaciones acerca de esta capacidad
física. Desde el punto de vista del movimiento podemos
hablar de flexibilidad estática cuando una
articulación es movilizada de manera pasiva hasta el
límite de su rango.

Por el contrario la flexibilidad dinámica se
manifiesta cuando una articulación es movilizada de manera
activa por los músculos que la rodean, llevándola
al límite de su rango de movimiento.

Otra forma de clasificar la flexibilidad es según
la cantidad de músculos que participan. Se entiende por
flexibilidad específica la que comprende a un solo
músculo y en el caso de que sea un grupo de
músculos hablamos de flexibilidad general.

LAS CADENAS MUSCULARES

La medicina de los últimos años se ha
centrado en tratar específicamente el lugar de la
lesión, no mirar más allá del sitio del
dolor. En algunos casos solamente se procura eliminar los
síntomas, sin tratar de encontrar su origen, motivo por el
cual muchas veces las patologías se mantienen en el tiempo
sin poderse resolver o bien se producen varias
recidivas.

Hay autores que en contraposición con este
método de trabajo, han propuesto o postulado una modalidad
de trabajo diferente, "concibiendo al cuerpo como un todo", una
estructura inseparable, con lo cual una alteración de una
pequeña parte produce una modificación de toda la
estructura. Este enfoque también es denominado
"sistémico".

Uno de estos autores es Busquet
(2008)[15] quien introduce el concepto "las
cadenas musculares", mencionándolas como: "las cadenas
musculares representan circuitos en continuidad de
dirección y de planos a través de los cuales
propagan las fuerzas organizadoras del cuerpo".

Además hace mención de las leyes que rigen
el cuerpo humano: equilibrio, economía y confort, las
cuales explican como el cuerpo humano va adaptando y modificando
sus posturas concibiendo prioridad al "no dolor". En algunos
casos se disminuirá la movilidad producto de adaptaciones
defensivas a pesar de que estas modificaciones produzcan menor
economía de movimiento.

A continuación introduciré otros conceptos
descriptos por Busquet:

Respecto del acortamiento muscular lumbar, encontraremos
como consecuencia:

  • Aumento de la lordosis fisiológica

  • Pinzamiento discal posterior

  • Presiones interapofisiarias posteriores

  • Pérdida de la movilidad.

Por otro lado, los isquiotibiales retraídos
provocarán compensaciones estáticas y
dinámicas como lo describe Busquet en su libro "la
pubalgia":

Compensaciones estáticas:

  • Aumento del flexúm de
    rodilla.

  • Posterioridad del ala
    ilíaca.

Producto del acortamiento de los isquiotibiales, uno de
ellos, el bíceps femoral, se producirá una
rotación externa de la tibia respecto del fémur.
Además, producto de este acortamiento se encuentra a la
tuberosidad isquiática con una rotación alrededor
del eje coxofemoral y provocará el estiramiento de los
aductores, lo cual conllevará a un trabajo excesivo y con
ello la aparición de contracturas y tendinitis a este
nivel. Esto mismo produce un aumento de tensiones que tiene que
soportar la articulación de la cadera, lo que
producirá una gran probabilidad de generación de
coxartrosis.

Como Busquet define: "este mismo acortamiento de los
isquiotibiales producirá que los jugadores trabajen en
acortamiento predisponiéndolos a la aparición de
contracturas, distensiones, desgarros, dolores de vainas y de los
tendones".

A nivel lumbar se producirá un enderezamiento de
la lordosis, la cual estará en constante puja con los
músculos de la cadena de extensión que aumentan la
lordosis lumbar, como es el caso del cuadrado lumbar y el psoas
ilíaco. Esta puja entre ambas fuerzas opuestas
producirá un aumento de las presiones que tienen que
soportar los discos intervertebrales y a nivel de las superficies
articulares posteriores se presentaran compresiones.

TIPOS DE CADENAS MUSCULARES

Souchard (2005)[16] distingue dos tipos
de cadenas musculares: cadenas estáticas y cadenas
dinámicas. Las cadenas musculares estáticas se van
a encargar, principalmente, del mantenimiento de la postura, son
los músculos antigravitatorios.

Los músculos dinámicos no son
indispensables para mantener la postura erguida, tienen poco tono
y se pueden relajar por sedentarismo

La actividad de los músculos estáticos es
constante, por un lado manteniendo un tono constante
indispensable para poder mantener la postura erguida, tono que
podemos comparar con el ralentí del motor de un coche
parado, y por el otro se contraen para llevar a cabo los
movimientos, acto que podemos comparar con la pisada del
acelerador que hace avanzar el coche. Pero un músculo que
se ve solicitado permanentemente siempre tendrá tendencia
a aproximar sus extremos, lo que provoca inevitablemente
acortamiento y rigidez.

Según Souchard el problema de la cadena maestra
posterior es que trabaja constantemente manteniendo la postura,
por lo que evolucionará siempre hacia la hipertonicidad,
la rigidez y la pérdida de longitud.

Las cadenas musculares estáticas o tónicas
son:

  • Cadena maestra posterior.

  • Cadena maestra anterior.

  • Cadena inspiratoria.

  • Cadena superior de hombro.

  • Cadena anterointerna de brazo.

  • Cadena anterior de brazo.

  • Cadena anterointerna de cadera.

  • Cadena lateral de cadera.

La cadena maestra posterior está constituida por
los siguientes músculos: flexores plantares,
tríceps sural (gemelos y sóleo), poplíteo,
isquiotibiales, músculos profundos de los glúteos
(pelvitrocantéreos), glúteo mayor, piramidales y
espinales.

Evaluación
de la flexibilidad

De la misma manera que la fuerza muscular, la
flexibilidad es específica para cada músculo. Por
lo tanto no se puede generalizar el resultado final de una prueba
de flexibilidad para determinado músculo, como el
indicativo de la flexibilidad general de un sujeto. La longitud
de los músculos es medida indirectamente a través
de pruebas clínicas específicas para cada
músculo o grupo muscular.

Los métodos clínicos para valorar la
longitud muscular consisten en movimientos de elongación
del músculo en el sentido contrario a la acción
normalmente ejecutada por él. Existen diferentes test para
valorar la extensibilidad muscular:

  • Las longitudinales (centimétricas), el test
    de inclinación hacia delante sentado, sit and reach
    test; y de pie, toe touch, etc.

  • Los que están basados en las medidas de
    recorrido articular (angulares), como la de elevación
    de la pierna recta, test SRL y el ángulo
    poplíteo o test de AKE, etc.

En el presente estudio se utilizarán las medidas
de la amplitud de movimiento articular, las cuales deben ser
guiadas por instrumentos que registren la amplitud alcanzada en
grados. Varios son los aparatos utilizados para realizar las
mediciones angulares, uno de ellos es el goniómetro. Este
es considerablemente utilizado en el ámbito de la
fisioterapia y en las investigaciones científicas. Es un
instrumento fiable para medir los ángulos de
desplazamiento de las articulaciones, es decir, su amplitud; y
para su aplicación se utilizan los goniómetros. El
goniómetro estándar o manual es un transportador de
ángulos con dos brazos, uno fijo que forma el cuerpo del
goniómetro con el transportador, y uno móvil unido
al cuerpo del goniómetro. Varios experimentos examinaron
el grado de fiabilidad de las medidas goniométricas
utilizando diferentes procedimientos y demostraron que la
amplitud de movimiento de la rodilla, medida con
goniómetro estándar, obtuvo un nivel de
confiabilidad de bueno a excelente (Russel y Bandy 2004, Winters
et. al. 2004)[17] [18]En otros
trabajos concluyeron ser válidas las medidas realizadas
con el goniómetro, tras haber sido correlacionadas con las
medidas obtenidas radiográficamente (Gogia et. al.1987,
Brosseau et. al 2001)
[19][20]

También existen los goniómetros
pendulares, como es el flexómetro o el flexómetro
de Leighton (Leighton 1996)[21] y el
inclinómetro (Loeb 1976)[22]. Todos ellos
sirven para la medida de los desplazamientos tanto en el
movimiento de flexión, extensión como las
rotaciones. Son goniómetros de tipo gravitatorio
utilizados para medir amplitudes articulares. Tienen un dial
graduado en 360° y un indicador en forma de aguja. Estos
aparatos tienen valores mayores de confiabilidad que los
presentados por los goniómetros. Por ello cada vez son
más utilizados por los diferentes autores para realizar
distintos tipos de evaluaciones y tests.

El actual estudio intenta evaluar la cadena muscular
posterior. Esta cadena está formada por varios
músculos que constituyen sus eslabones. No existe
actualmente un test que pueda medir la flexibilidad de la cadena
posterior. Por este motivo se decidió separarla y evaluar
la parte baja de la cadena muscular posterior, o sea el miembro
inferior únicamente. Para esto se utilizaron tres tests,
que evalúan diferentes partes del miembro inferior, lo que
se correspondería con la cadena posterior baja. Los tests
seleccionados son: el test de SRL, el test de AKE y la
medición de la flexión dorsal del tobillo con la
rodilla extendida. Todos los tests se evalúan mediante la
utilización de un inclinómetro.

Al comenzar con la revisión bibliográfica
de los trabajos que incluyen los test de AKE y SRL se
encontró que todas las investigaciones se centraban en
verificar cual es la fiabilidad de cada test y cuál es el
aparato de medición con mejor confiabilidad. Pero ninguno
de los trabajos describía cuales son los valores
normativos o parámetros estándar. Por este motivo
se decidió escribir a varios de los autores que
participaron en la investigación sobre estos tests (Wang
S, Munteanu Shannon, Gabbe B, Robboy Martin, Luque Suárez
A) con el fin de develar cuales eran los valores que ellos
tomaban como normativos. Los autores respondieron que no
conocían cuales eran los valores estándar o bien no
se habían preocupado en sus trabajos de encontrarlos. Uno
de los autores recomendó la lectura del trabajo que fue
presentado por Santonja Medina y col. donde se había
descripto cuáles eran los valores normativos esperados en
sujetos sanos. Este trabajo se llevó a cabo con
goniómetros de palancas largas.

En el caso del test de la medición de la
flexión dorsal del tobillo con la rodilla extendida
sucedió algo similar. Solo se encontró un trabajo
sobre este test donde se evaluaba su fiabilidad y se
sugería un rango de ROM como valor normativo. Al
escribirle al autor, éste respondió que no se
conocían los valores normativos ya que era muy reciente el
desarrollo de este test, pero que se podrían tomar los
valores encontrados en el estudio como los normativos para
sujetos sanos.

Estado del
arte

Es variada la bibliografía y enfoques acerca de
la producción de las lesiones musculares y sus factores de
riesgo en diferentes tipos de deportes. Sin importar cual sea el
deporte investigado, muchos autores han abordado este tema y
coinciden que algunos de los factores de riesgo son: la
insuficiente entrada en calor, la flexibilidad muscular, la
fatiga, los altos volúmenes de entrenamiento, el
desbalance de fuerza entre agonistas y antagonistas, la postura
pélvica, los problemas metabólicos, las
infecciones, etc.

Al realizar una amplia revisión
bibliográfica acerca de estudios referidos a la
flexibilidad muscular de la cadena posterior en jugadores de
rugby no se encontraron investigaciones sobre este tema; a pesar
de ser uno de los factores de riesgo anteriormente
mencionado.

Se halló una investigación (Maud
1983)[23] referida a la flexibilidad muscular de
los jugadores de rugby, a través de la utilización
del test Sit and Reach. Se encontró que a nivel general se
obtuvo valores 44.2 (±7.1). Mientras que al dividir los
jugadores en grupos, los forwards tenían valores de 42.2
(±9.1) y los backs del 46.4 (±3.1). Estos
resultados ponen de manifiesto que los jugadores evaluados
presentan valores buenos de flexibilidad y que no presentan
diferencias significativas entre forward y backs, a pesar que
estos últimos obtuvieron mejores marcas.

También se encontró una
investigación (Warrington et. al. 2001)[24]
donde se evaluó la flexibilidad de un grupo de forwards
del equipo nacional de Irlanda, a través de tres tests: el
test sit and reach, test forward flexion y el test back flexion.
Encontraron que estos jugadores obtuvieron valores buenos en el
sit and reach y en el test de back flexion, pero valores bajos en
el test de forward flexion.

Un estudio (Brooks et. al. 2005)[25]
realizado en deportistas profesionales del seleccionado
inglés de rugby, encontró a las lesiones musculares
como las más frecuentes durante los partidos llegando casi
a la mitad del total. Mientras que, durante los entrenamientos,
estas lesiones representan casi el 60 % de las lesiones
diagnosticadas.

Se hallaron pocos estudios acerca de las lesiones
musculares y sus factores de riesgo, a pesar de ser una
patología con una alta incidencia en el rugby, como se ha
demostrado con la investigación antes
mencionada.

Una de estas investigaciones es la llevada a cabo por
Brooks y col. (2006)[26], quienes estudiaron los
factores de riesgo de los desgarros de los isquiotibiales, en
jugadores profesionales, durante dos temporadas consecutivas.
Para esto, se dividieron a los jugadores en tres grupos, el
1º grupo de fortalecimiento: hacía ejercicios de
fortalecimiento concéntrico y excéntrico de
isquiotibiales.

Un 2º grupo de fortalecimiento y estiramiento:
realizaba ejercicios de estiramiento estático al menos una
vez por semana y ejercicios de fortalecimiento concéntrico
y excéntrico.

Por último el 3º grupo de fortalecimiento,
estiramiento y fortalecimiento con ejercicios nórdicos:
realizaban ejercicios de estiramiento estáticos al menos
una vez por semana, regularmente ejercicios de fortalecimiento
concéntrico y excéntrico, ejercicios
nórdicos de fortalecimiento excéntrico de los
isquiotibiales.

Los resultados obtenidos en dicha investigación
demuestran que en los tres grupos de entrenamiento no hubo
diferencias significativas en la severidad de las lesiones
durante los partidos y entrenamientos, ni tampoco en la
incidencia de lesiones durante el desarrollo de los
partidos.

Sin embargo, la incidencia de las lesiones ocurridas en
el entrenamiento y la incidencia de todas las lesiones fueron
significativamente menores en el grupo 3º, en
comparación con los grupos 1º y 2º.

En conclusión, se deduce que no se encontraron
diferencias significativas entre los jugadores que realizaban
estiramientos y aquellos que hacían ejercicios de
fortalecimiento únicamente. En el grupo que encontraron
diferencias significativas fue en el que realizaban ejercicios
nórdicos.

En el mismo estudio se investigó la
proporción de las nuevas lesiones musculares según
el tiempo parcial de juego, dividiéndolo en 4
períodos de 20 minutos. Obtuvieron como resultado que en
los forwards se incrementaban las nuevas lesiones en cada
período y en el 4º período era donde se
obtenía el valor más alto, llegando a un 10
%.

También se evaluó a los backs y
resultó en el 1º y 3º período de tiempo
que las nuevas lesiones musculares correspondían a un
valor cercano al 10 % y en el 2º y 4º período
estos valores aumentaban más del 20 % respecto del total
de lesiones. Por lo que podemos deducir una mayor cantidad de
lesiones a medida que pasa más tiempo de juego y
habría que estimar a la fatiga como un factor de
riesgo.

En el mismo estudio se evaluó en qué
situación de juego se producía mayor
proporción de las lesiones musculares y resultó que
un 56 % de estas se producía corriendo.

Según Brooks y col. (2005)[27] las
lesiones musculares de los isquiotibiales son comunes y con
diferentes proporciones en diferentes deportes: fútbol
australiano 16%, básquetbol 6%, criquet 11%, fútbol
12 %, rugby unión entre 6-15%.

Por lo tanto hay una gran proporción de
recurrencia en dicha patología y son lesiones que van a
alejar a los deportistas por largos períodos de tiempo de
sus deportes. Estas lesiones van desde distensiones musculares
hasta roturas totales. Además presentan un desafío
para rehabilitarlas y que no presenten recidivas.

Material y
métodos

Lugar y fecha:

Esta investigación se llevo a cabo en el campo de
entrenamiento del Club San Carlos, Pacheco, durante la segunda
semana de la pretemporada. Febrero del 2011.

Tipo de estudio

Este estudio es de tipo descriptivo, cuantitativo,
transversal, no experimental y de fuentes primarias.

Universo:

El universo está compuesto por individuos
masculinos jugadores de rugby amateur del plantel superior del
San Carlos Rugby Club.

Muestra:

Tamaño

Se evaluó 42 sujetos, jugadores de
rugby.

Técnica de muestra

La muestra es no probabilística por
conveniencia:

  • La disposición de los jugadores a ser
    evaluados.

  • Que estén dentro de los criterios de
    inclusión.

Criterios de inclusión

  • Sujetos comprendidos entre los 23 a 38 años
    de edad.

  • Jugadores con más de 2 años de
    entrenamiento continúo como mínimo.

  • Sujetos que realicen solamente dicha
    actividad.

Criterios de exclusión

  • Todos aquellos jugadores con alguna lesión
    muscular en estado agudo, o subagudo además de
    aquellos que se hallan lesionado pero con menos de 2 meses de
    evolución.

  • Partes: 1, 2

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