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Medios de comunicación, secuestro extorsivo y agenda pública (página 2)




Enviado por Marcelo



Partes: 1, 2, 3

Variedad de fuentes de información. Los
ciudadanos tienen derecho a procurarse diversas fuentes de
información, que no sólo existen sino que
están protegidas por la Ley.

Los conglomerados multimediáticos, han abolido en
pocas décadas las tradicionales nociones –en tanto
obstáculos para los procesos de circulación de
información- de espacio y tiempo, colocándonos en
una ruta que nos aproxima a la instantaneidad." (Castells. M. La
era de la información, Vol. 1: La sociedad red, ed.
Alianza, Madrid, 1998).

De hecho, los medios de comunicación, tanto
escritos como electrónicos, a decir de Miguel Carbonell,
han tratado de influir en el quehacer Estatal, no siempre en
beneficio del bien común y de la libertad de
expresión como a veces se ha querido entender, sino en su
propio interés y conforme a procedimientos bien lejanos de
la libertad de información de los usuarios: "muchos medios
de comunicación -sostiene Gregorio Peces Barba-, sirven a
los intereses de sus propietarios, promueven las campañas
que política, económica y culturalmente interesan a
quienes pagan".

El mundo de los negocios, es el mundo que determina
actualmente las formas de producción de los medios, por lo
tanto, este ámbito mutable es el que debe considerarse en
las normas jurídicas y políticas
públicas.

Podría afirmarse que se trata de un "conflicto
entre libertades; la libertad del individuo a ser soberano en su
ámbito privado" (derecho a la intimidad), "contra la
libertad del medio a revelar lo que ocurre en ese ámbito
cuando juzga que es de interés general" (libertad de
expresión).

Así, se puede definir a la empresa informativa
como "aquella que se dedica a la compra-venta de informaciones y,
por consiguiente, abre un mercado de noticias, en el que la
principal mercancía (el objeto de comercio) es la
información".

Los medios de comunicación masiva contribuyen en
gran parte a fijar las maneras de pensamiento de la sociedad; a
establecer la agenda de los asuntos políticos, sociales y
económicos que se discuten; a crear o a destruir la
reputación de una organización, persona o grupo de
personas; proporcionan información y elementos para que la
persona o el público construyan, ponderen y formen sus
opiniones. Son en muchas ocasiones los intermediarios entre la
sociedad y el poder político. Son un poder porque poseen
los instrumentos y los mecanismos que les dan la posibilidad de
imponerse; que condicionan o pueden condicionar la conducta de
otros poderes, organizaciones o individuos con independencia de
su voluntad y de su resistencia. (CARPIZO, 1999: 78)

Para una mayor comprensión de los
fenómenos sociales entendemos que es básico
preguntarse por la ideología que se esconde detrás
de la conducta de los actores sociales que protagonizan los
acontecimientos históricos, entendiendo a la
ideología como el tipo de pensamiento que se forma de
acuerdo a la pertenencia de los individuos a una determinada
clase social. En realidad, es en el nivel de las clases sociales
donde las situaciones generan las actuaciones, y donde las ideas
e ideologías dejan de ser simples devaneos para volverse
fuerzas sociales históricamente activas.

Para mantener y legitimar esta hegemonía, es que
las clases sociales dominantes necesitan controlar los medios de
producción ideológicos y en las actuales
circunstancias históricas se destacan "los medios masivos
de comunicación" como la principal herramienta de
producción cultural, es decir, en el principal aparato de
hegemonía. (Puente Ojea, 1993 : 7; (Costa Pinto, 1970: 9 y
Esteinou, 1992: 20)

Los Medios Masivos Comunicación, tienen una
función narcotizante, en el sentido de suscitar la
apatía del ciudadano en cuanto tal, por efecto de la
prolongada exposición a la abundante información
que recibe. (Gómez Morales)

Al explicar más esta función narcotizante,
a la que en realidad Lazaferd y Merton mencionan como una
"disfunción narcotizadora", ellos explican que usan el
término disfunción porque existe un "supuesto de
que no interesa a la compleja sociedad moderna mantener en estado
de apatía e inercia política a las grandes masas de
la población", pero en realidad, es en beneficio de las
clases dominantes el que grandes masas se mantengan en estado de
apatía en relación a temas que estas clases puedan
considerar peligrosas políticamente.
(Miliband).

Numerosas investigaciones han puesto en evidencia como,
a la luz de lo que dicen y callan -"presencias y ausencias"-, el
discurso de los medios crea e impone un estereotipo del
delincuente. En sus relatos, los penados denuncian que en los
reportajes está presente sólo un tipo de delito
-convencional- cuyos hechos más violentos son expuestos de
forma dramática.

El delincuente aparece con características
físicas específicas, perteneciente a los estratos
sociales más bajos, asociándose la imagen con
calificativos negativos: "malandra", "sicario", "sádico",
"drogadicto", etc… Tal como señala Reguillo (1998), en
la prensa se incluye a las clases vulnerables, pero a su vez se
las excluye ya que son presentadas como la evidencia contundente
e irrefutable del mal. "… Esto focaliza los relatos sobre
ciertas categorías de fenómenos (…..) lo que es
captado no es la subjetividad sino, a través de la
subjetividad, ciertos aspectos de la realidad social" (Poirier y
colaboradores, 1983:2).

"Alcanza la dimensión social del fenómeno
a través de la experiencia y del sentido que le dan las
propias personas afectadas" (Romero, 1997: 142).

Todo esto nos lleva a pensar, que los medios de
comunicación no solamente controlan y manipulan a la
opinión pública, sino que también generan
estereotipos, crean realidades y a su vez forman a las clases
políticas y económicas dominantes; quienes se
tornan dependientes y a su vez se nutren de los contenidos de lo
noticiable.

Esta forma cíclica de uso y creación de
información, que los conglomerados multimediaticos
utilizan; también tiene en cuenta una de las formas
más antiguas de difundir la información en una
sociedad. "…el habla, ya que esta revela las condiciones
estructurales, los sistemas de valores, normas y símbolos,
y simultáneamente transmite las representaciones de grupos
específicos en condiciones históricas,
socioeconómicas y culturales concretas". (Minayo, 1993,
citado por Romero Salazar, 1997:28).

Situación esta, que quedo claramente reflejada en
el hecho que nos ocupa; ya que la primer convocatoria a las
marchas en repudio de lo ocurrido, (por parte de los familiares
de Axel), se realizo mayormente, mediante el llamado "boca a
boca". Debido a que los concurrentes transmitieron sus deseos de
apoyar la movilización y convocaron a sus allegados, con
esta forma clásica de comunicación. Siendo captado
luego, por los medios gráficos y televisivos, quienes al
advertir la importancia de lo ocurrido y las potenciales
ganancias que traería aparejada su difusión, se
encargaron de magnificarlo y propagarlo con
posterioridad.

Concluyendo se podría decir, que en la actualidad
y como consecuencia del proceso de globalización cultural,
los medios de comunicación han pasado de manos del Estado
a ser propiedad de grandes grupos económicos. El
interés de estos grupos en moldear la realidad social y la
consiguiente opinión pública, está ligado a
la obtención de sus propios beneficios. En este sentido,
estos grupos terminan influenciando, indirectamente, no
sólo la agenda de los políticos que están en
campaña, sino también, la de las actividades del
Estado.

CAPITULO III

Tratamiento del caso
Blumberg por parte de la prensa escrita

La cruzada, iniciada por Juan Carlos Blumberg a partir
de la muerte de su hijo, en marzo de 2004, es un paradigma para
el análisis de discursos sobre la construcción
mediática del delito y la delincuencia. Durante los
primeros meses de ese año se refuerza ampliamente la
circulación de construcciones discursivas en torno a la
necesidad de reimponer el orden social mediante la "mano dura" o
endurecimiento del sistema penal. La superposición de una
serie de hechos –reclamos masivos de la clase media,
surgimiento de un referente social, modificaciones legislativas,
entre otros- (Guagnini, 2005) nos ubica en el análisis del
caso, es decir, en un lugar privilegiado para explorar
tendencias, posicionamientos y concepciones del delito y del
castigo (Arfuch, 1997).

Lo que emerge en este período, es un ejemplo del
modo enunciativo propio de una década signada por la
profundización del discurso relacionado a la inseguridad.
Desde mediados de los ´90 los medios masivos de
comunicación reforzaron la difusión de
temáticas vinculadas al delito. A la par de las primeras
apariciones de los resultados de la instauración de un
modelo económico neoliberal (distribución regresiva
del ingreso, desempleo, emergencia de nuevas formas de protesta),
aumentó la tasa de delitos denunciados y en paralelo, se
reforzaron construcciones discursivas que buscan resolver las
consecuencias del modelo mediante el empleo de políticas
punitivas y la profundización de mecanismos de control
social –formal/informal- (Pegoraro 2000, Del Olmo, 2000).
Esto se evidencia tanto en la modificación de Leyes, como
en el aumento del poder punitivo y en la criminalización
de la protesta social.

Cabe aclarar, que esta afirmación no significa
vincular a la pobreza con el delito, se trata de complejizar el
aumento de la tasa de delitos con una década signada por
el incremento de la desigualdad social.

Robert Castel, lo define de la siguiente manera: La
inseguridad moderna no seria la ausencia de protecciones o
medios, sino todo lo contrario; una obsesiva manía
vinculada a la búsqueda incesante de seguridad en un mundo
social interrelacionado. Esa propia búsqueda
frenética en si es la que genera el constante sentimiento
de inseguridad. En este sentido, no toda sensación sobre
la inseguridad es proporcional a un peligro real, sino mas bien
el desfase entre una expectativa desmedida y los medios
proporcionados para poner en funcionamiento la protección;
en otros términos estar protegido, sugiere Castel, implica
estar amenazado; a medida que la sociedad va alcanzando nuevas
metas en la materia, otras nuevas surgen dando origen a riesgos
que no habían sido tenidos en cuenta plasmado en una
especie de aversión colectiva al riesgo.

En el análisis exploratorio realizado sobre el
tratamiento mediático del caso Blumberg desde su muerte en
marzo de 2004, hasta la última marcha realizada por su
padre, a mediados de 2005. Si bien es importante relevar las
diferencias en el modo de tratamiento de cada medio de
comunicación, en este caso sólo se analizaran
elementos regulares del discurso sobre el caso. El objetivo
general, por lo tanto, es reflexionar acerca de algunos rasgos
que subyacen a la construcción discursiva que atraviesa el
caso Blumberg y pensar el papel que los medios de
comunicación poseen en el entramado del sistema
penal.

El material gráfico desde el que se realiza el
análisis está formado por artículos
periodísticos vinculados a la muerte de Axel Damián
y particularmente las cuatro marchas protagonizadas por Blumberg;
utilizando para ello los diarios Clarín, La
Nación
y Página 12; en sus tiradas del mes
de
marzo del año 2004 al mes de junio del año
2005.

Sobre un total general de 760 artículos; se
analizaron en profundidad 232 notas, destacando que la
mayoría correspondió al diario La
Nación
(97 notas), seguido por el diario
Clarín (71 notas) y por último el diario
Página 12 (64 notas). Este relevamiento dio como
resultado que la mayor cantidad de publicación en
relación al caso Blumberg, correspondió al diario
La Nación (41 por ciento), seguido por el diario
Clarín (31 por ciento) y en menor medida el
diario Página 12 (28 por ciento).

Las notas analizadas corresponde a las siguientes
fechas: 24 y 25 de marzo de 2004 (surgimiento del caso); 1, 2 y 4
de abril de 2004 (primera marcha); 22, 23 y 25 de abril de 2004
(segunda marcha); 26, 27 y 29 de agosto de 2004 (tercera marcha)
y, finalmente, el 2, 3 y 5 de junio de 2005 (cuarta
marcha).

A partir del conjunto de este material, los siguientes
apartados analizan en primer lugar cómo se elabora
periodísticamente el caso Blumberg, cuáles son sus
particularidades discursivas; y en segundo lugar, cuáles
son los estereotipos que se reconstruyen desde los medios;
considerando a su vez en este punto qué tipos de
resolución del diagnóstico de inseguridad emergen
del material trabajado durante el análisis.

3.1 NARRACION DEL HECHO Y CONSIDERACIONES
SOCIALES.

En las tapas de los diarios del día 24 de marzo
del año 2004, se publica la noticia del asesinato de un
joven de 23 años secuestrado una semana atrás. El
secuestro de Axel Damián Blumberg, se conoció el
día de su muerte, había permanecido en secreto
durante el transcurso de las negociaciones. Los medios
recién conocieron la noticia el día anterior cuando
apareció el cuerpo de Axel en un descampado de Moreno,
próximo al barrio denominado Las Catonas, (zona humilde y
de bajos recursos, con un alto índice de hechos
delictivos). No habían cubierto, como en otros casos, el
transcurso de las negociaciones de los familiares y los
secuestradores, los intentos de pago, los pormenores del
secuestro y toda la tramitación legal previa.

Entrevista al Comisario General Walter C.: "…
Se procura mantener a un hecho de estas características
bajo la mas estricta reserva, a los efectos de prevenir cualquier
tipo de fuga de información, tratando de hacer uso de la
publicidad o los medios de prensa, con el objeto de sacar un
provecho en la investigación y de esa manera intentar
inducir a los captores a tomar decisiones que pongan en ventaja
al personal Policial…"

La noticia periodística del momento de su muerte
marca el primero de muchos elementos que harían, de alguna
manera, diferente el tratamiento de este caso, no sólo por
el asesinato de la victima secuestrada y las posteriores
movilizaciones masivas convocadas por el padre con el apoyo de
las empresas mediáticas, sino también por ser un
caso que comienza cuando todos los otros secuestros de los
años anteriores habían finalizado: con el rescate
vivo de los secuestrados. El final trágico es el principio
de la historia que marcará las particularidades del relato
que realizan los medios.

– Entrevista Comisario General Walter C.: "…En el
95 % de los casos aproximadamente, la labor policial culmina de
manera exitosa, logrando que la victima no sufra ningún
tipo de castigo corporal y sea liberada tal como se pacta con los
captores…"

El surgimiento del hecho en los medios, corre en
paralelo a la profundización e institucionalización
de los discursos de Derechos Humanos por parte del Estado.
Clarín titula el 24 de marzo: "Tensión
Kirchner-PJ por el acto en ESMA" y en un recuadro menor,
acompañado de una foto de Axel Damián Blumberg,
"Matan a sangre fría a un secuestrado". Al día
siguiente, el 25 de marzo, se replica esta distribución:
"ESMA: Kirchner pidió perdón en nombre del
Estado"/"Conmoción por el brutal asesinato de Axel". El
acto encabezado en la Escuela de Mecánica de la Armada por
el presidente Kirchner, tiene lugar el mismo día en que
surge la noticia de la muerte de Axel, cuando su padre Juan
Carlos Blumberg realiza las primeras declaraciones
mediáticas acusando a las autoridades por la muerte de su
hijo: "Yo hice lo que decía la policía, fui a
entregar la plata… y perdí a un hijo". Todos
tenían el tipo de caso noticiable por su dramatismo y por
el tono político que adquirían esas palabras en la
boca del familiar de una víctima fatal de la
inseguridad.

– Entrevista Lic. en Psicología Alejandro O.:
"…El Señor Blumberg, en algunas circunstancias, no
siguió los consejos de los profesionales y eso pudo
provocar algunos inconvenientes en la investigación y en
consecuencia en el desenlace del hecho…"

Con la primera marcha de Juan Carlos Blumberg, se
instala como referente en la sociedad; impacta a las autoridades
con la masividad inesperada, convocada mediante y por los medios
de comunicación, y funcional para sectores
políticos sociales con proyectos de Ley aguardando el
empujón de un hecho de resonancia social. En el caso
Blumberg los medios más que instalar la noticia, la
potencian a escalas que hasta ese momento no habían tenido
precedentes

La figura de Juan Carlos Blumberg se convierte en un
referente político-social que sigue siendo fuerte en
términos mediáticos, frente a los secuestros de
Patricia Nine, Cristián Ramaro, Gabriel Gaita y
Nicolás Garnil; e incluso acrecentar por momentos, su
presencia noticiosa. Él es el personaje que
acompaña a las nuevas víctimas, él pasa a
ser la víctima que les da voz a aquellos que recién
ingresan en los relatos. Pero cuando estos hechos disminuyen y
los pedidos se diversifican y multiplican, las noticias
periodísticas dejan de acompañar masivamente estos
reclamos –recordemos que en la última marcha del mes
de junio del año 2005, los reclamos dejan de vincularse
con los secuestros extorsivos y pasan a centrarse en la
excarcelación de Omar Chabán y María Julia
Alzogaray.

– Entrevista Lic. en Psicología Gabriela T.:
"…la presencia de los profesionales psicólogos en
este hecho, fue requerida en forma tardía, ya que nuestra
intervención fue prácticamente en el día que
se tomo conocimiento sobre el hallazgo del cuerpo de
Axel…"; "….si hubiésemos intervenido de
manera temprana, la familia hubiese estado mas contenida y con
una orientación adecuada para este tipo de
hechos…"

Una pequeña aproximación cuantitativa de
los artículos relevados permite demostrar la
variación mediática que posee cada una de las
marchas. De los 760 artículos utilizados para el
análisis, 23 pertenecieron al momento del surgimiento del
caso, días más tarde, con la primera marcha, el
número de notas crece a 70 adquiriendo su mayor pico en el
período trabajado. La segunda marcha da cuenta de una
pequeña disminución (62 notas) en una línea
que vuelve a crecer con la tercera marcha (67 notas) y disminuye
fuertemente, hasta casi desaparecer, en la cuarta marcha del
2005. Esta variación de alguna manera corre en paralelo a
las cifras de asistentes a las manifestaciones. Según
estimaciones periodísticas (Guagnini, 2005), durante la
primera marcha participaron 150 mil personas, en la segunda
alrededor de 40 mil, la tercera sube a 70 mil y la cuarta marcha
registra un descenso pronunciado de participantes, con
sólo 5 mil personas.

3.2 LA EVOLUCION DE LA NOTICIA EN LOS MEDIOS DE
PRENSA.

El modo de narrar la noticia de las marchas organizadas
por Juan Carlos Blumberg, puede ser desarrollado a partir de las
tapas de los tres diarios analizados. De los mismos surgen una
serie de similitudes y diferencias, tanto al espacio utilizado
para cada una de ellas, como para los elementos narrativos que
construyen desde lo visual como desde lo
gráfico.

La primera marcha surge como una noticia
excluyente, capaz de eliminar de la tapa gran parte de la
información que el diario posee en su interior. Pese a las
diferencias, los tres medios poseen tres elementos similares de
construcción de la noticia. El primero de ellos es la
contundencia, el dato cuantitativo de la cantidad de
asistentes presentado especialmente a través de adjetivos.
"gigantesco reclamo…", "la multitud
exigió…", en Clarín; o "Un
gran…", "la mayoría silenciosa",
"impresionante…" en La Nación; "decenas de
miles de personas", en Página 12. El elemento
cuantitativo se resalta particularmente con las
fotografías de la multitud frente al Congreso de la
Nación. Pero la contundencia de la multitud en ambos
medios se ancla en la imagen de Juan Carlos Blumberg,
pequeña en ambos casos pero presente, como la única
cara visible de esa multitud. En cambio Página 12
instala
la imagen de Blumberg pero en un primer plano, con
la multitud atrás. Centrando su información en la
ambigüedad del reclamo de Blumberg, por un lado persigue la
"mano dura" y por otro considera que la responsabilidad policial
es otro dato relevante. Sin embargo, Página 12, pone el
eje de los reclamos de Blumberg en los reclamos por la
policía bonaerense, el título principal en este
sentido es "Hay que extirpar el cáncer de la Bonaerense".
La construcción de Clarín y La
Nación,
difieren en los dos casos, el relato del
reclamo por la demanda de Leyes más duras, cambios en la
policía bonaerense y críticas a los funcionarios de
los "tres poderes".

– Entrevista Lic. en Psicología Alejandro O. y
Gabriela T.: "…es verdad, algunos efectivos policiales
dejaron ver su descontento con cuestiones internas de la fuerza,
esto fue recogido por Juan Carlos y lo utilizo para dejar ver
fisuras institucionales y quizás resaltar las
desprolijidades que se registraron en el comienzo de la
investigación…", "…hay que tener cuidado con
algunos comentarios que se realizan de manera aislada ya que
estos pueden ser recogidos y utilizados como armas en tu contra.
Y en este caso le toco a la Policía…"

Por último es dable hacer constar, que estas
primeras tres portadas, tienen una característica
especial, en todos los casos hay un relato particularmente
narrado, no demasiado común para una tapa de un diario.
"sin banderas, apenas con velas…"
(Clarín), "…miles de personas manifestaron
su dolor…." (Página 12), "en la más
impresionante manifestación…" (La
Nación
"), son algunas de las pautas que permiten
entrever una necesidad de acercarse al caso desde una perspectiva
diferente.

La segunda marcha posee un espacio más
reducido que la primera, pero se vuelve a incrementar en la
tercera, hasta desaparecer de las portadas en la cuarta
movilización. En los tres diarios se mantiene la figura de
la "multitud", tanto a través de los relatos como de las
fotografías (La Nación y
Clarín vuelven a repetir una imagen similar).
"Otro reclamo contundente…", titula
Clarín; "Otra multitud
acompañó…", describe La
Nación
. Página 12, por su parte, va
cambiando el enfoque y da cuenta ya desde la tapa de la menor
cantidad de participantes en relación con la primera
movilización, a la vez que comienza a describir
quiénes son los participantes de esta segunda marcha, la
"clase media". Por otro lado, en los tres casos se retoman los
ejes del reclamo, criticas al sistema judicial y al Poder
Legislativo. Página 12, es el único en
todas las tapas descriptas que en este caso pone en su portada
una noticia vinculada con información sobre el propio caso
del secuestro de Blumberg.

La tercera marcha, define los perfiles del tipo
de cobertura de cada uno de estos tres medios gráficos.
Tanto Clarín como La Nación
siguen resaltando la figura de la multitud: "Otra gran
marcha…" (Clarín), "decenas de miles de
personas…", en cambio Página 12, si bien
resalta que la convocatoria fue "nutrida", plantea que
ésta "es menor que la marcha anterior", volviendo a hacer
hincapié en la composición de clase media de los
asistentes. La multitud de Clarín y la de La
Nación
comienzan a diferenciarse: en el primero sigue
siendo constituida por esa figura amorfa propuesta a partir de la
foto desde la que se observan los miles de personas frente al
Congreso, en el segundo, la multitud, la "mayoría
silenciosa" pasa a tener caras, son participantes que tienen un
claro perfil social –clases medias y medias altas
profesionales-, elemento que se resalta, por ejemplo desde sus
vestimentas, trajes en muchos casos que permiten inferir esta
característica. Los reclamos vuelven a presentarse de la
misma forma, el dato es que cada uno de los tres medios se
diferencia en el momento de relatar los nuevos cuestionamientos
de Blumberg: a los organismos de Derechos Humanos y los
movimientos piqueteros. Página 12, pasa
definitivamente a analizar el perfil del personaje Blumberg,
usando para ello la noticia de la marcha. Este diario se centra
en el espíritu antipolítico del "ingeniero",
dejando de lado el perfil ambiguo que decoraba las líneas
de la primera portada. Al contrario, Clarín y
La Nación, ponen en el centro el perfil
"político" del reclamo mediante fotos de Blumberg con el
gobernador de la provincia de Buenos aires, Felipe Solá
(La Nación) y a través de los mismos
titulares: "un reclamo con un perfil más político"
(Clarín).

Los medios de comunicación relatan mediante una
serie de herramientas discursivas, que para el análisis
pueden ser agrupables en algunas figuras con las que elaboran el
secuestro y la movilización del padre: el melodrama, la
narración desde el lugar de la víctima, la
cobertura, los relatos de guerra y el par
deshistorización-recontextualización.

El secuestro es un crimen con capacidades narrativas
amplias, uno de los modos de encarar estos relatos es el
melodrama. La emocionalidad del caso surge de elementos
tales como la dicotomización entre el futuro prominente y
el final trágico, en este sentido hay grandes similitudes
de este tipo de presentación en el conjunto de medios
analizados. La imagen opuesta entre el basural de la localidad de
Moreno, donde aparece el cuerpo de Axel, y su juventud promisoria
es un elemento sobre el que se realiza el relato en la mayor
parte de los medios cuando se conoce el caso. Por ejemplo, La
Nación
publica el 24 de marzo: "Bolsas de basura
rotas, un cesto de basura, desperdicios esparcidos por el
césped y pastizales altos. Allí, en un descampado,
en medio de la suciedad, fue hallado el cuerpo sin vida de Axel
Blumberg, el joven de 23 años que fue ejecutado por sus
secuestradores" (La Nación). El modo de presentar
la noticia que realiza en este caso La Nación, es
similar a la puesta fotográfica que publica
Clarín cuando contrapone la imagen del basural y
el primer plano sonriente, ya conocido por todos, del joven
Blumberg, fotos que llevan acompañada la siguiente frase a
sus pies: "Tragedia. El descampado de La Reja, partido de Moreno,
donde la Policía halló el cuerpo de Axel (foto
familiar) estudiaba ingeniería"
(Clarín).

– Entrevista Comisario General Walter C.: "… vos
te acordas que la zona donde apareció el cuerpo de Axel
era un basural, descampado, con algunas casas muy humildes,
cuando allanamos ahí, la casa de la mujer de los chanchos,
donde estaba Axel secuestrado, era todo una mugre, edificaciones
precarias, zona de mucha delincuencia, es mas cuando llegamos a
la mañana estábamos juntos cundo este hombre le
pego el tiro a Marcelo y eso era todo un
rancherio…"

Sobre la apuesta por el melodrama, Carlos
Monsiváis sostiene que los discursos, reportajes y
análisis académicos se tiñen desde este
género literario con "el poderío de la
selección del fatalismo que adopta formas teatrales y
habla expresiva" (Monsiváis, 2000, 233). El uso de relatos
de tipo melodramáticos reforzados con herramientas
sensacionalistas, no es algo que exclusivamente se presente en la
prensa popular, sino que es una forma de cubrir los casos
presentes también en los diarios "serios". Este es un
recurso de construcción común de las noticias de
tipo policial (Fernández Pedemonte, 1999, 2001;
Martín, 1999).

Se apela a imágenes dramáticas, a
metáforas de dolor que relatan los hechos desde la
emoción y la conmoción, elementos que para Susan
Sontag representan "parte de la normalidad de una cultura en que
la conmoción se ha convertido en la principal fuente de
valor" (Sontag, 2003, 33).

Los relatos que apelan a la emocionalidad y al contenido
humano deben a su vez elaborar la narración desde el
lugar de la víctima
, en este caso representada por la
figura del padre que toma la voz del joven muerto y de todos
aquellos que se sienten víctimas de la situación de
inseguridad. La antropóloga Susana Rotker considera que
"cuando falla el saber objetivo, se apela de nuevo a lo
más primitivo al saber original: qué me pasó
y cómo sobreviví" (Rotker, 2000, 8). Se recurre a
aspectos de la individualidad para explicar y descontextualizar
sucesos más amplios acudiendo a la mirada de los
personajes involucrados. Esto se ejemplifica a partir del modo en
que Clarín relata el dolor del padre en el
entierro de su hijo desde sus propias palabras: "¨Hijo, hice
todo lo que pude, perdóname por no haberte podido
proteger. Con la voz quebrada y los ojos enrojecidos, Juan Carlos
Blumberg balbuceó una disculpa para despedir ayer en el
cementerio a su hijo Axel, secuestrado y asesinado el lunes."
(Clarín, 25/3/04). Son narraciones que van siendo
elaboradas a partir de lo emocional (Rey, 2005), basados en el
énfasis puesto en el perfil de los protagonistas. Sin
embargo, no siempre la mirada del relato está puesta de
este modo en la víctima.

La individualización y emocionalidad, se
completan con un tercer elemento, la cobertura in situ y
permanente de los movimientos de los protagonistas. Desde que se
conoce la noticia, las actividades de Blumberg fueron seguidas en
vivo por varios canales de televisión y luego en las
páginas de los medios gráficos. Esto
transformó la muerte de Axel, en un duelo público y
los reclamos de su padre en una demanda generalizada, apropiada
asimismo por los medios de comunicación. La fuertes
coberturas mediáticas de las marchas, particularmente las
dos primeras, las movilizaciones en el gran Buenos Aires, la
participación en las comisiones del Congreso, en las
sesiones de diputados y senadores para que voten Leyes de
endurecimiento de penas, la imagen estática de la puerta
del chalet de Blumberg en San Isidro, sus viajes al interior y
exterior… Se produce una cobertura-convocatoria por parte
de los medios de comunicación. Por ejemplo, La
Nación
editorializa la convocatoria a la primera
marcha al Congreso desde la que sostiene: "La
manifestación multitudinaria y pacífica de la
ciudadanía prevista para hoy puede superar el tenebroso
clima de indefensión en el que hemos estado sumergidos
hasta hoy los argentinos" (Editorial, La Nación,
1/4/04).

El cuarto elemento de narración se vincula con
los relatos de guerra, contexto que enmarca las noticias
alrededor del caso Blumberg. Guerras de ciudadanos contra
delincuentes, de ciudadanos contra la inoperancia del Estado. Una
guerra basada en una realidad enmarcada por la "criminalidad" en
la que "los enemigos –según Grondona- son los
delincuentes" (Hora Clave, 11/4/04). Las noticias asociadas a la
noción de inseguridad tienen un vínculo fuerte con
relatos de guerra, hablar de seguridad es también hablar
de guerra. Y muchas veces estas imágenes se apoyen en las
estadísticas las cuales, para Rotker, aparecen en estos
casos a falta de otros modos de construcción
simbólica del relato" (Rotker, 2000, 7). Son datos que
muestran la cantidad de secuestros por zonas, de muertos por la
delincuencia, otras veces, de "agentes caídos en
cumplimiento del deber", son cifras que acentúan el
concepto de lo inseguro a través de imágenes
bélicas.

– Entrevista Comisario General Hugo M.: "…vos
sabes que pese a lo mal que termino el secuestro de Axel, porque
apareció sin vida, el resto de la investigación fue
altamente positiva, el hecho se esclareció y se juzgaron a
los responsables…", "…lo que pasa es que vende mas
periodísticamente la muerte, es decir lo malo, que lo
ocurrido después, el esclarecimiento. Vos te fijaste que
poca prensa le dieron después, nadie se acordó que
la Policía trabajo bien…"

En este punto podemos citar a Eduardo
Ovalles, quien manifiesta que probablemente los secuestros sean
una de las modalidades más representativas de la
complejidad que muestra el mundo delictivo, a diferencia de
épocas anteriores. No sólo por la cantidad de
delitos que intervienen en el mismo, el hecho que cierta parte de
la delincuencia común se ha volcado a ellos, sus nexos en
ciertos casos con el narcotráfico, que evidencian la falta
de cierto control territorial por parte del Estado, sino
fundamentalmente porque la víctima en realidad es la
indirecta: "la familia" y el entorno inmediato del cautivo, lo
que multiplica en gran medida la percepción de
inseguridad. Además, son un reflejo de la ausencia de
respuesta del sistema Estatal, fundamentalmente la función
policial, el servicio de justicia, el penitenciario, las fuerzas
de seguridad y los organismos de inteligencia.

Las estadísticas, según el Ministerio del
Interior, el Registro Nacional de Reincidencia Criminal y la
Procuración General de la Nación, de los
secuestros, han evolucionado de 50 casos en promedios anuales en
la década del 70, descendiendo a 7 y 9 en los 80 y los 90
respectivamente, llegando a 212 en el 2000, lo que muestra que
durante la primera década del siglo el volumen se ha
multiplicado significativamente respecto a los 80 y los
90.

Durante los 70, de acuerdo a un informe del
Ministerio del Interior, presentado el 28 de mayo de 1986
–en una interpelación en la Cámara de
Diputados- el año 1974 fue el momento cuando mayor
cantidad de secuestros extorsivos se produjeron en el
país. En 1972 fueron 27, en 1973 llegaron a 65, y en 1974
escalaron a 155 siendo el pico máximo del período.
En 1975 descendieron a 58, en 1976 cayeron aún más
siendo 28, en 1977 crecen levemente a 31, en 1978 llegan a 25 y
en 1979 fueron solo 11. En los 80 –siguiendo la misma
fuente- ya al comenzar la década claramente, se observa
una tendencia al descenso. Es así que se registraron solo
4 en el primer año, crecen a 8 en 1981, son 7 en 1982,
bajan a 5 en 1983, se ubican en 4 en 1984 y ascienden a 10 en
1985, habiéndose registrado 3 en los primeros cinco meses
de 1986. Teniendo en cuenta los hechos de secuestros extorsivos
denunciados, en este caso según el Registro Nacional de
Reincidencia Criminal, difundido el 22 de mayo de 1994, en 1985
se registraron 13 casos, en 1986 fueron sólo 6, al
año siguiente se duplican llegando a 12 y en 1988 se
ubican en 11. En 1989 se denuncian sólo 4, en 1990
ascienden a 8, en 1991 crecen a 12, al año siguiente bajan
a 9, en 1993 descienden levemente a 7 y en los primeros cuatro
meses y medio de 1994 fueron solo 4. En lo que va de la
década actual, entre 2000 y 2003, de acuerdo a los casos
en los cuales intervino la Justicia Federal, se registraron
sólo 26 en el año 2000, 22 en 2001, crecen
sensiblemente en 2002 ubicándose en 284, y llegan en 2003
a ser 517. Frente a los datos, hay varias cuestiones. La
existencia de una elevada cifra negra ya que los familiares no
denuncian los hechos por temor a poner en riesgo la vida de la
víctima, y tampoco lo hacen posteriormente por eventuales
represalias, a lo que se agrega la posibilidad de que la
delincuencia "reincida" con la víctima. Algunos casos han
tenido lugar al respecto.

También, la falta de confianza
frente a la eficacia por parte de los organismos intervinientes
del Estado, es un elemento que incide en la denuncia de las
víctimas. Finalmente, la inconsistencia que muestran las
cifras oficiales, donde se advierte una falta de
consolidación que no sólo existe en materia de
secuestros sino en el resto de los delitos que tienen lugar en el
país.

Al mismo tiempo, el aumento en la cantidad
de secuestros se dio en un marco de un incremento generalizado de
los hechos delictivos en el país, tanto desde el punto
cuantitativo como cualitativo, esto es mayores niveles de
violencia, donde el fenómeno de los secuestros
adquirió proporciones superiores al del resto de los
delitos. Es que mientras el volumen de todos los delitos en el
país –los denunciados- actualmente se ha
multiplicado por 1,7 veces respecto a los 90 y por 3 en
comparación a los 80, los secuestros lo hicieron por
más de 27 veces respecto a 10 años atrás, y
por más de 30 en comparación a 20 años
atrás.

Por otra parte, y ampliando la
visión al marco regional, mientras que nuestro país
no se encontraba durante la década pasada entre los que
mayor cantidad de secuestros tenían, actualmente se ubica
entre los tres de América Latina con más
número de casos. De acuerdo a la consultora norteamericana
Kroll Inc., en la región se cometen el 75% de los
secuestros reportados en el mundo, donde Colombia encabezó
el 2003 con 4.000, seguida por México con 3.000 y la
Argentina con 2.000.

Al margen de lo anterior, la Argentina no
presenta la gravedad de otros países de la región.
Pero hay que tener en cuenta que pese al bajo nivel de registro
que tienen estos casos, sólo durante el último
año la justicia federal intervino en más de 500
secuestros, lo que evidencia que no estamos en un nivel tan
distante respecto a las naciones donde esta problemática
tiene mayor magnitud.

En cuanto a las variantes, en los ochenta y
en los noventa prevalecían los secuestros prolongados
–también conocidos como extorsivos, aunque todos lo
son-, mientras que durante el último año
aproximadamente más del 85% fueron rápidos o
express. Pero estos últimos, si bien comenzaron a
instalarse como una modalidad delictiva predominante en 2001
–cuando se desencadenaba la crisis
político-económica más importante de la
historia del país-, en la primer parte de la década
pasada ya empezó a advertirse su surgimiento, o en todo
caso comenzó a darse cierta reconversión en los
secuestros prolongados que habían caracterizado
épocas anteriores. Entre fines de 1993 y principios de
1994, hubo una sucesión de hechos que trascendieron
públicamente con esta modalidad.

El 16 de noviembre de 1993, fueron
secuestrados Marcelo Grimoldi y Fernanda Rosas, siendo liberados
18 horas más tarde. El 8 de diciembre, fue el turno de
Marisa Cayetano quien reapareció a las 24 horas. En ambos
casos, hijos de empresarios, si bien los montos no fueron bajos
–como predominan actualmente en los secuestros
rápidos- fueron menores respecto a los negociados en esa
época y llamó la atención el menor lapso de
tiempo. El 13 de mayo de 1994, secuestraron a Pablo Gowland,
propietario de una empresa de publicidad, siendo liberado al
día siguiente tras el pago del rescate, y luego fue
secuestrado Raúl Santamarina, dueño de una
concesionaria de automóviles. En ambos casos –en la
provincia de Buenos Aires- nuevamente los montos pactados fueron
menores a los que se negociaban anteriormente y las
víctimas eran empresarios medianos o
pequeños.

Al respecto, hacia mediados de ese
año la policía sostenía que se
trataría de una metodología delictiva, con
estructuras pequeñas, de gran movilidad, bajo costo
operativo, cierta inteligencia, que se especializan en el
secuestro de pequeños o medianos empresarios, con
capacidad de pagar en el menor tiempo posible bajas sumas pero de
cobro seguro. Marcadas diferencias, con los casos anteriores como
por ejemplo de Jorge Born, Eduardo Aulet, Emilio Naum y Ricardo
Manoukián, entre otros. En cuanto al impacto sobre la
población, mientras en los 70 se producía un
secuestro cada más de 467 mil personas, en lo que va de la
actual década la relación es de uno cada más
de 171 mil habitantes, al tiempo que para el último
año -el 2003- fue de un secuestro cada más de 70
mil personas en todo el país.

Este sólo dato, por sí mismo,
permite explicar el aumento de la percepción de
inseguridad en la sociedad frente a esta modalidad
delictiva.

El significativo incremento que registra
nuestro país en materia de secuestros, incluso muy por
encima del resto de los delitos, más en un contexto de
deterioro constante de la situación de seguridad
pública, debe ser un alerta para las autoridades, en el
sentido de que la Argentina no atraviese en el futuro un proceso
similar al de México o en un caso extremo al de
Colombia.

– Entrevista Comisario Inspector Marcelo
C.: "…Los secuestros extorsivos en los últimos
años disminuyeron al punto que en la actualidad son casi
nulos, vos sabes, hay algunos hechos esporádicos, pero en
su mayoría son Express, son muy aislados los hechos en los
que se extienden mas de dos días, casi no se registran
secuestros largos y complicados…".

Continuando con los "relatos de guerra",
este modo de contextualizar la noticia, está asociado a
los estados de excepción ante la preocupación, el
temor, propicios para establecer modificaciones al orden
democrático de mayor restricción a los derechos. En
el siglo XX asistimos, según Giorgio Agamben, en el
contexto de lo que se ha denominado una "guerra civil legal". El
totalitarismo moderno se caracteriza por la instauración
de una guerra civil legal a través del estado de
excepción, definido como el momento del derecho en el que
se suspende el derecho precisamente para garantizar su
continuidad e inclusive su existencia (Agamben, 2001). El
concepto de cruzada utilizado por Blumberg para marcar el modo de
intervención y socializado por los medios como una postura
democrática pero firme ante la realidad de inseguridad, da
cuenta también del modo de comprender y significar la
acción frente al contexto de guerra, de excepcionalidad en
la cual es preciso intervenir.

Según las construcciones mediáticas, las
dicotomías de guerra se manifiestan también en las
divisiones de izquierda y derecha, vinculadas a las
políticas de seguridad, particularmente en referencia a la
década del ´70.

Esto se visualiza, por ejemplo, en las intervenciones de
Mariano Grondona a partir de un desarrollo de la teoría de
los dos demonios en la cual aparece un tercer demonio asociado a
la violencia delictiva. Según sus palabras: la sociedad
"ya no le teme a la violencia militar y a la violencia
subversiva, le teme al tercer demonio que nos está
acosando ahora, el de la violencia delictiva, favorecido, casi
diría estimulado por un Estado y gobernantes que se han
distraído en el pasado y que si siguen así no
sólo a Axel Blumberg van a dejar sin pasado". La
referencia a los ´70 se corresponde con otras
construcciones: "La seguridad no es de derecha ni de izquierda, y
el Estado es como un padre firme y justo. Un padre autoritario y
un padre permisivo, producen igualmente daño, construyen
hijos monstruosos. Un padre firme, pero a la vez justo,
disciplina con dolor y quiere con justicia, reparte premios y
castigos, prepara para la vida" (La Nación,
4/4/04).

Un elemento que aparece por medio de este relato es el
doble proceso de deshistorización y
recontextualización
del hecho en particular y de la
problemática de la inseguridad en general. En este doble
movimiento, si bien por un lado hay una ausencia de
análisis de contexto, se produce un nuevo tipo de
contextualización unidimensional. La noticia policial pasa
a ser entendida únicamente desde su propia particularidad
e individualidad, se deshistoriza pero a la vez se
recontextualiza mediante un diagnóstico común
basado en la profundización de la inseguridad. Tanto
Clarín como La Nación,
contextualizan el caso Blumberg con otros secuestros anteriores,
incluso con muertes sucedidas en estos hechos: "Se trata del
tercer cautivo asesinado por sus secuestradores en los
últimos dos años" (La Nación,
24/3/04), "En promedio, más de un secuestro por
día" (Clarín, 24/3/04). Página
12
, por su parte, recurre al conteo de casos pero de una
manera distinta: "En los últimos tiempos, aunque el
número de secuestros se incrementó hubo sólo
tres casos que terminaron en homicidio" (Página
12
, 24/3/04).

Los medios legitiman su relato de los hechos a partir de
posicionarse como quienes dan a conocer perspectivas autorizadas
sobre los acontecimientos que se fundan en la
autolegitimación de los periodistas a través de los
elementos de la retórica que utilizan para transmitir las
noticias (Zelizer, 1997, 248). Al entenderse de un modo
unidimensional, la inseguridad pasa a ser causa de todos los
problemas sociales y, ya no más, consecuencia de una
situación estructural más amplia. Se relata un
acontecimiento sin procesos en el que las noticias aparecen, en
muchos casos, desprovistas de referencias a pesar de la magnitud
cuantitativa de las publicaciones de artículos sobre el
caso Blumberg.

Ahora bien, ¿el caso Blumberg y sus reacciones
son únicamente símbolos de estos tiempos de
inseguridad? ¿O tienen más que ver con contextos
históricos más amplios y procesos de
instalación de estados de conmoción social que no
necesariamente se vinculan con el aumento de los índices
del delito?

El caso del secuestro de Abel Ayerza nos permite hacer
un paralelismo para repensar el caso Blumberg y los modos de
construcción noticiosa. En 1932, el joven Abel Ayerza es
secuestrado por una banda rosarina y luego de pedir rescate es
asesinado. El hecho, enmarcado en una serie de secuestros
extorsivos a miembros de la clase alta, generó un amplio
seguimiento mediático, gran repercusión
pública seguida de movilizaciones en reclamo de cambios
legislativos y la posterior modificación en el Congreso de
varias leyes que endurecían las penas. El caso Ayerza es
considerado el descubrimiento periodístico de la historia
del secuestro. En este sentido, resulta curioso la similitud con
que el periodismo trata la noticia: "la terrible lección
(del asesinato de Ayerza) es que hay que terminar de una vez por
todas con el sentimentalismo absurdo de criminalistas
excesivamente científicos, y erradicar a los dulcificadas
leyes producidas por el reformismo penal" (citado por Caimari,
2004, 123). Este caso permitió que se recuperara la
popularidad de la vieja Ley de Residencia como instrumento de
defensa social e incluso se llegó a pedir la
restauración de la pena de muerte que en 1933, mediante
una reforma el Código Penal, fue reinstaurada. La
relación con el caso Ayerza permite ejemplificar la
historización que los medios invisibilizan en muchos casos
de secuestros extorsivos. A su vez posibilita observar el modo en
que noticias policiales de amplia resonancia social son
amplificadas también en otras épocas con un
resultado similar: la intensificación de los estados de
alarma social y el endurecimiento del sistema penal a
través de modificaciones legislativas. Las reacciones
propias que se producen con este tipo de delitos emergen como una
problemática no necesariamente vinculada con el contexto
actual, sino con procesos que apelando a la emotividad de un
hecho particular, permiten amplificar estados de conmoción
social que llevan a "tomar partido". Jock Young señala en
este sentido que "las malas noticias están a la orden del
día, porque la comedía moral de la Ley y orden por
una parte y la desviación por la otra, calman la ansiedad
de las "masas" (Young, 1987). Los llamados a la acción
tienen como resultado el refuerzo del sistema penal en momentos
en que la gobernabilidad debe ser reforzada por medio del aparato
coercitivo.

Sin embargo, este tipo de estados de conmoción
social no necesariamente coinciden con mayores índices
delictivos. Aunque no se puede dejar de lado que
específicamente los casos de secuestros extorsivos
tuvieron un aumento durante los años de 2003-2004, un
trabajo realizado por la Universidad de Belgrano (UB) que
relaciona delito y apariciones en los medios, muestra las
diferencias entre los meses con picos de mayor índice
delictivo y aquellos que registraron mayor presencia de noticias
policiales en el año 2004. Por su parte, los datos de la
Dirección Nacional de Política Criminal dan cuenta
de la cantidad de denuncias realizadas en todo el país
durante el primer semestre de 2004. De la misma se desprende que
el mes de mayor concentración de delitos cada 100 mil
habitantes en todo el país es marzo (301,5). Sin embargo,
mientras que el índice realizado por la UB muestra que
marzo resultó un mes promedio en términos de la
cobertura recibida por los delitos en la prensa (234,2), el
puntaje del delito en los medios asciende significativamente en
abril, un mes en que las estadísticas oficiales no fueron
diferencialmente altas, lo que se explica por la aparición
del caso Blumberg.

La dificultad para asociar el incremento de noticias
sobre delitos y las estadísticas oficiales se visibiliza a
la vez en un trabajo de la Fundación Elbert producido por
Germán Rey que describe la particularidad de los diarios
Argentinos en relación con la aparición de noticias
de seguridad ciudadana. El estudio cuantitativo del autor
colombiano toma La Nación y
Clarín y, al relacionarlos con otros 12 medios
gráficos latinoamericanos, muestra cómo a pesar de
los índices más bajos de delitos, los
periódicos argentinos –sobre todo
Clarín– publican mayor cantidad de noticias
vinculadas a seguridad, incluso más que Colombia,
país con uno de los mayores índices delictivos de
América Latina. Sobre el tratamiento de los
periódicos colombianos cabe señalar que la mayor
cantidad de noticias sobre seguridad están asociadas a la
guerra y no a temáticas vinculadas a la seguridad urbana
("delitos comunes"). En cifras, del relevamiento realizado por
Rey, el 10 por ciento de las noticias monitoreadas en todo el
período analizado en Clarín son de tipo
policial, con un promedio diario de 7.1 por ciento. La
Nación
, por su parte, posee índices de
publicación de noticias policiales más bajos, en
total contabilizando un 6.16 por ciento, y un porcentaje promedio
diario de 4.9. Estas cifras son elevadas si consideramos que el
promedio más alto lo posee el Diario de Hoy de El Salvador
con un 17 por ciento total y un 10 por ciento diario, mientras
que el más bajo (2 por ciento diario) es el diario El
Tiempo de Colombia.

Para ejemplificar, según datos comparativos de la
Organización Mundial de la Salud del año 2000,
mientras que en Colombia la tasa de homicidios cada 100 mil
habitantes llega a 65, en Argentina se ubicaba en el 7.2. En el
año 2004, cuando el estado de conmoción por la ola
de delitos llega a su pico máximo por el caso Blumberg y
se realizan importantes manifestaciones que tienen como
raíz un homicidio, las propias estadísticas
muestran que el índice de homicidios dolosos en todo el
país fue el más bajo de los últimos 13
años

– Entrevista Comisario Inspector Marcelo C.: "…es
claro que existen meses del año donde se registra una
mayor cantidad de hechos delictivos, pero también es
sabido que hay momentos en que la prensa esta escasa de noticias
y pone en el tapete algún hecho criminal, pese a que el
índice en ese momento sea menor…", "…esto
genera de forma inmediata una sensación de
desprotección y por lo tanto el común de las
personas piensa que el delito aumento…"

3.3 CONFORMACION DE LOS TIPOS. VICTIMA Y
VICTIMARIO.

De la construcción significante del cuerpo
mediático, emergen a la vez una serie de estereotipos que
dan cuenta de un esquema colectivo que permite entrever la imagen
que los miembros de un grupo construyen de sí, a partir de
la que hacen de los otros (Amossy, Pierrot, 2001). En
términos generales, los relatos analizados delinean un
mapa identitario formado por las víctimas, los
victimarios, la autoridad y los medios de
comunicación.

La víctima, en primer lugar, se
configura desde lo individual lugar desde el que pasa a lo
colectivo, en tanto nosotros. En relación a lo individual,
la víctima, Axel Blumberg, se construye a partir de
algunas especificidades presentes en los casos de secuestros pero
no en otros hechos policiales. Las fotos que se publican de Axel,
son ejemplos para describir los regímenes de visibilidad e
invisibilidad. En la mayoría de los casos se publican
imágenes que resaltan esta idea de futuro prominente a la
que hacíamos referencia antes: fotos de Axel sonriente,
Axel abanderado, fotos de un "ganador" Axel en un podio, Axel
recibiendo el título junto a sus padres. La cara sonriente
de Axel, es la imagen que acompaña toda la cruzada y la
que más se publica en los medios.

Por otro lado, las imágenes que se invisibilizan,
son aquellas vinculadas con el final trágico. A diferencia
de otros hechos policiales en las que el cuerpo de la
víctima –o del victimario- es la foto más
publicable, en este caso se sustituye por la imagen de la
víctima en el pasado. Cómo aparece Axel, tiene que
ver con el lugar social que ocupa, es un muerto del "nosotros" y
como tal no debe ser exhibido, no es la imagen que debe
prevalecer, no es una imagen que deba ser de todos. Es parte de
la lógica de guerra de los relatos sobre la inseguridad,
particularmente de los secuestros, que la imagen de "los
nuestros" sea invisibilizada. A los muertos los exhibe el
enemigo, en cambio como plantea Susan Sontag en Ante el dolor
de los demás
, "con nuestros muertos siempre ha habido
una vigorosa interdicción que prohíbe la
presentación del rostro descubierto" (Sontag, 2003, 83).
Nosotros no debemos ser vistos, nosotros debemos ver, y no ver
aquello que nos muestra en menores condiciones y, por sobre todo,
no mostrarnos así frente a ellos.

La muerte del "Hígado" Muñoz,
(delincuente), permite visibilizar el modo en que los medios
reflejan el propio discurso policial. Sospechado de haber
liderado la banda que secuestró a Nicolás Garnil y
Cristián Ramaro, Muñoz estaba prófugo desde
que la policía Cordobesa lo había liberado por
"falta de controles". Un día antes de su confusa muerte,
el "Hígado" Muñoz, había mandado una carta a
su abogado para que la hiciera pública, en la que
decía: "Quiero hacerle saber a la ciudadanía, por
las dudas si me mataran, que no tengo nada que ver con lo que se
me acusa" (Clarín 28-9-04). Un detalle del hecho es que la
muerte sucedió el 28 de agosto de 2004, apenas un
día después de la tercera marcha organizada por
Blumberg, en el medio del aumento considerable de los secuestros
extorsivos y con muchas víctimas de este tipo de delitos
acompañando a Blumberg en el escenario de la plaza
Congreso.

Estos datos se refuerzan si tomamos en cuenta que
generalmente los medios gráficos potencian la figura de
las víctimas a través de las imágenes
fotográficas que acompañan las notas
periodísticas. Según el informe anteriormente
citado, Rey, el 31.6 por ciento de las imágenes publicadas
en los medios gráficos latinoamericanos pertenecen a
víctimas de hechos delictivos, seguido de lejos por
miembros de las fuerzas policiales (23 por ciento) y por los
presuntos delincuentes (22 por ciento).

Siguiendo en el ámbito de la víctima en
términos individuales, la especificidad del caso hace que
la construcción de víctima posea otra
particularidad. A diferencia de los hechos que habitualmente
circulan por los medios donde el lugar de víctima pasa del
espacio público al privado, se vinculan con el rol de
madre –femenino-, aquí se presenta; un miembro que
se hace público a partir de su rol de padre, Juan Carlos
Blumberg, quien se posiciona en tanto jefe de familia. El
secuestro como delito tiene una característica particular,
ya que en ellos "la familia", poseen un lugar primordial
–en la negociación con los secuestradores, en la
imagen mediática de los casos-, simbólicamente se
puede decir que los secuestros funcionan como una amenaza a la
institución familiar. A la vez, en este caso estamos ante
una diferencia particular al considerar un sujeto público
masculino en contraposición con el papel un poco
más habitual de familiar femenina de
víctima.

Es relevante también que el lugar de madre en el
caso Blumberg, está invisibilizado, no sólo por su
propia elección, sino por la extrema visibilización
mediática de la figura del padre. Por ejemplo, en el
primer programa de Hora Clave en el que participa Blumberg, su
mujer lo acompaña pero se ubica en un segundo plano de la
cámara y nunca toma la palabra. Lo mismo ocurre en la
primera marcha cuando ocupa –por única vez- el
escenario de la plaza Congreso junto a su marido, vistiendo la
remera con la imagen de su hijo muerto, mientras que a su lado
Blumberg toma la palabra frente a la multitud con un formal traje
y una prolija corbata. El espacio de la figura de Blumberg como
representante de "todos los hijos de una Argentina insegura", se
construye como identidad a partir del reconocimiento
público de su lugar de padre (reforzado por supuesto, por
la aparición permanente en los medios), no se construye de
la misma manera el lugar de la madre, marcadamente presente por
su ausencia primero de su palabra y luego ya de su propia
persona.

Una posible hipótesis de la identidad que
adquiere la visibilización de un padre y no de una madre,
puede tener que ver con que, al pasar de lo privado a lo
público, en el caso de padres de víctimas
masculinos –como Blumberg-, la construcción
pública-mediática de los reclamos se presentan
desde lo racional-político-técnico (pedido de
modificación de Leyes, intervención en
instituciones, etc.), en cambio en los casos de madres con
víctimas el rol parece estar construido desde pedidos
afectivos desde los cuales se llegan a los reclamos de justicia.
Esto no quiere decir que los medios no hayan resaltado el lugar
de lo afectivo en Blumberg, sino que se acentúa su rol
técnico, su "capacidad" de intervenir
legislativamente.

De todas formas, la diferenciación de
género respecto al rol de víctima no es
particularmente relevante si se considera que en cualquier caso
la figura que se privilegia en el pedido de justicia por parte de
familiares femeninos o masculinos (y en algunos pocos casos de
ambos) se relaciona con el lugar propio de la familia, dando
cuenta de la resignificación política del espacio
privado (Pita, 2005). En todos los casos el ámbito privado
es desde donde se parte para ejercer el reclamo, es desde donde
se legitima el discurso público del pedido y es el modo
incluso que hace posible configurar una desgracia personal en
general, social.

Otra particularidad de los rasgos enunciativos tiene que
ver con que, para los medios, las víctimas son
representados por líderes sociales, como el ingeniero
Blumberg, nunca "políticos", sus referentes son
involuntarios, "no asistidos por posiciones de poder,
ideologías de moda o estructuras partidarias, sino
únicamente, por una irresistible fuerza moral" (La
Nación
, 25/4/04), como la que posee J.C. Blumberg.
Sin embargo, el lugar de Blumberg se comprende por su hijo Axel;
José Pablo Feinmann sostiene en este sentido que "se le
destina toda la piedad, todo el dolor y hasta la
admiración y el liderazgo al padre del hijo muerto; no al
hijo, no al muerto. Tanto ha hecho Blumberg que la víctima
del asesinato de Axel no es Axel, es él. Es Blumberg
(Feinmann, 2005).

3.3 A – VICTIMA.

En el momento en que el hecho privado se transfiere a lo
público, el reclamo es potencialmente constituible como
colectivo. Desde este plano colectivo asistimos a una
configuración particular del nosotros. El tratamiento
mediático del caso Blumberg presenta un nosotros en tanto
"mayoría silenciosa", es decir, en palabras de La
Nación
, "personas sin filiación
política, sin hábito de concurrir a reuniones
masivas" que "han decidido poner fin a su anonimato para
manifestar su total desagrado y su completo desacuerdo con la
manera en que las autoridades llevan adelante sus
políticas de seguridad" (La Nación,
1/4/04). El reclamo "silencioso" se percibe claramente en los
grupos de imágenes de participantes con velas –casi
escenas que exhalan "plegarias"-, que por los días de las
marchas acompañan los informes periodísticos de las
movilizaciones. El "desagrado" de estos miles de participantes,
los reclamos silenciosos –las plegarias- permite a la vez
reflexionar acerca del modo en que las que podríamos
denominar "democracias inseguras", configuran en estos casos el
lugar del ciudadano en tanto ciudadano-reactivo. Este es el tipo
de ciudadano que "reacciona" ante las situaciones que le
"desagradan", a través de las cuales decide abandonar por
un instante el espacio privado para avanzar hacia el
público.

"Como una procesión religiosa, sólo
coincidieron en ella ojos brillantes por el llanto, velas
encendidas por el recuerdo y un silencio que venía del
fondo de las almas, un silencio que Buenos Aires nunca
había escuchado", describe Grondona en una de sus columnas
dominicales (La Nación, 25/4/04). Esta
categoría de nosotros restringe de alguna manera el modo
de entender el lugar de ciudadano; el ser ciudadano se
circunscribe a la categoría de víctima
(preferentemente de la delincuencia), el reclamo hacia las
autoridades se realiza hoy en tanto víctima.

El ciudadano no es categorizable en estas construcciones
como aquel ciudadano de la democracia clásica que
participa de los asuntos del Estado subordinando lo privado a lo
público, sino más bien es aquel que
acciona-reacciona en el momento en que considera que su espacio
privado ha sido vulnerado, cuando se ha constituido
indeseablemente en víctima. El ciudadano que reacciona
como víctima y como tal peticiona, toma su experiencia
eminentemente personal como eje del reclamo ante un Estado que
evidencia ausente. Este ciudadano reactivo se acerca al lugar de
"público" o, siguiendo los planteos de Negri y Hardt, de
multitud, más que como ciudadano entendido en el sentido
clásico. Este público que reacciona, esta multitud,
pasa a constituirse desde un doble rol: pasivo en relación
a las instituciones y reactivo en relación a su
intervención en el espacio público producto del
modo de actuar frente a los hechos que toman resonancia
pública-mediática. El caso Blumberg muestra como
los reclamos que pasan de lo privado a lo público mediados
por un fuerte alo mediático, no logran constituirse como
proposiciones políticas ni articularse en un movimiento
que pueda salir del particular reclamo de seguridad.

Hardt y Negri plantean que la multitud "es una
multiplicidad, un plano de singularidades, un conjunto abierto de
relaciones que no es homogéneo ni idéntico a
sí mismo y que mantiene una relación indistinta e
inclusiva con lo que es exterior a él" (Negri, Hardt,
2002, 105). Sin embargo, lo que queda por repensar es si la
multitud no homogénea ni idéntica en este caso a
partir de sus propias vivencias como víctima de otro (el
Estado o la delincuencia) puede ser pensado a la vez como "una
confusa relación constitutiva" (Negri, Hardt, 2002,
105).

A la vez, el nosotros se entrelaza con la imagen de la
solidaridad con las víctimas, de la identificación
de lo que le pasó a Blumberg como que le podría
haber "ocurrido a cualquiera". Los obituarios y cartas de
lectores que desde el entierro de Axel comienzan a publicarse en
los diarios analizados (puntualmente en La Nación
y Clarín), permiten analizar este grado de
identificación con la víctima. "Queridos padres,
sin conocerlos, hoy estamos unidos por el código del
dolor", sostiene uno de los tantos obituarios publicados en
La Nación a partir de la aparición sin
vida de Axel. O en una carta de lectores de
Clarín: "a los padres de Axel, quería
transmitirles mi solidaridad y sentimiento de dolor". Se produce
un código de identificación que hace que se sienta
afinidad por este representante del nosotros, comprendemos la
causa de su sufrimiento y la sentimos a la vez cercana a
nosotros. Se observa como el "locus del dolor" (Pita, 2005) es el
que permite generar legitimidad y estructuración no
sólo a los reclamos de los familiares sino la
identificación inmediata con ellos, con su
sufrimiento.

La constitución del nosotros a partir de la
primera marcha de Blumberg es alta, lo cual se demuestra con los
datos de las encuestas de aquel momento. Según datos de
Telesurvey, el 94 por ciento de los entrevistados en abril de
2004 se manifestaron a favor de la marcha organizada por
Blumberg. Ya a fines del 2004 un relevamiento realizado por el
CEOP da cuenta que el 56.7 por ciento de los encuestados
considera que la posición de Blumberg no supone el mismo
grado de validez que meses anteriores porque "se ha politizado".
El tipo de construcción de la figura de Blumberg es
realmente paradójica tanto en el modo en que lo presentan
los medios como lo que surge de los sondeos de opinión. El
análisis del CEOP de octubre de 2004 releva esta
reacción; se puede visualizar a través de la
variación en la cantidad de participantes a las marchas
convocadas por Blumberg. Las propias cifras brindadas por los
organizadores muestran una baja en la segunda marcha, una suba de
la tercera respecto a la primera -en consonancia con el aumento
de los casos de secuestros extorsivos-; y una determinante
disminución en la cuarta marcha de 2005, reflejando el
descenso del grado de identificación y la
constitución pública de un nosotros inseguro. Sin
embargo cabe destacar que aquello que disminuye en la
construcción de un nosotros es la identificación
con una figura particular –de Blumberg- y con un tema
específico –el de los secuestros extorsivos-, pero
no con el problema en general –la inseguridad-. De esto da
cuenta un relevamiento del CEOP de fines de 2004, que pone en
relieve que para el 80.8 por ciento de los entrevistados,
considera que no hubo mejoras en la situación de
inseguridad, dado que el gobierno no se maneja con eficiencia en
este sentido.

3.3 B – VICTIMARIO.

El lugar de víctima se construye a su vez en
contraposición al victimario. "El delincuente es,
en realidad, un individualista salvaje" (La
Nación
4/4/04). La identidad del delincuente lleva el
lugar casi anónimo de aquel que acecha, no
individualizable, como sí puede suceder con Axel. En el
tratamiento mediático del caso, el lugar del delincuente
queda completamente restringido en relación a la figura
del padre de Axel, más bien el delincuente pasa a
entenderse en la clave de lo invisible que merodea al nosotros.
Pero en los casos de secuestros, no es que estemos ante un
merodeador desde el punto de vista del trasgresor. El
secuestrador implica una figura del criminal como un sujeto
racional, organizado, con la sangre fría necesaria para
planificar un delito complejo y para matar si las cosas no salen
como lo planeado. Lo significativo es que "el nosotros" imagina
el castigo, la pena, para una figura como la del secuestrador, o
sea, transfiere la contradicción al intentar dar cuenta de
qué entiende por politización el entrevistado: Por
un lado, el 5.9 por ciento sostuvo que su posición es de
extrema derecha, el 14 por ciento de derecha; el 8.5 sostuvo que
es de centro derecha, el 7.3 de centro, el 2.8 de centro
izquierda, el 5.4 de izquierda t e 0.6 de extrema izquierda y el
55.4 por ciento no respondió a la pregunta. Si bien la
mayor parte demuestra desconocimiento de su perfil
ideológico y un porcentaje algo mayor sostiene que se
acerca más a posiciones de derecha, la gran
variación en el espectro de respuestas permite evaluar la
ambigüedad de la construcción de su figura
pública y el modo de recepción contradictoria que
la misma despertó a partir de sus apariciones
mediáticas.

Castigo para un secuestrador y a otras figuras
delincuenciales. Los reclamos masivos, en este sentido, juegan un
papel importante. Además, el delincuente es aquel que
tiene los "derechos" que nos han robado (al nosotros). "Los
derechos humanos son para los delincuentes", sostiene Blumberg, y
apunta contra los organismos de derechos humanos: "a mi nadie me
llamó de los derechos humanos". El lugar del victimario,
se completa, como aquel que tiene lo que nos han robado, la
libertad, pero que a la vez es quien no tiene derechos (ni
garantías). El otro es a la vez, aquel que no acuerda con
los reclamos del nosotros –los organismos de derechos
humanos, en este caso- la posibilidad de discusión en este
sentido es prácticamente insignificante ya que quienes no
concuerdan con los planteos por mayor seguridad son los que
amplifican la potencial inseguridad al posicionarse del lado del
otro por no acordar con el nosotros.

Por otro lado, para el nosotros, la autoridad
por momentos también se elabora desde la identidad de un
victimario, sobre todo construida a partir de la inacción
ante la situación de inseguridad. "Lo menos que se puede
pedir es que las autoridades den explicaciones. A la familia de
Axel. A todos. ¿Qué es esto de no rendir cuentas?
Policías y fiscales, ¿dónde están?.
La abrumadora noticia trajo consigo un aire opresivo. Lo que se
exige es la brisa fresca del gesto de la honorabilidad de quienes
tienen una función social" (Clarín,
25/3/04), editorializa Clarín al día
siguiente de conocida la noticia de la muerte de Axel. La
dicotomía sobre la que se construye la noticia es: los
funcionarios callan/las víctimas hablan. "los responsables
de las operaciones se llamaron a silencio (…) la
razón y la verdad sólo las puso el padre de la
víctima" (La Nación, 25/3/04). Y las pocas
explicaciones que brindan los funcionarios son tomadas con
desconfianza: "el padre desconfía de lo que dicen los
investigadores y justamente señala que en la autopsia se
oculta la verdad (…) en las fuerzas de seguridad no hay
profesionalismo" (Página 12, 25/3/04).

En el conjunto de los medios se recupera y, en algunos
casos se ratifica, la inoperancia que poseen los dirigentes
frente a este tema. "Blumberg cargó duro contra la
dirigencia política, le pidió públicamente
que "dejen de mirar televisión y se ocupen de estos hechos
para que nos den tranquilidad y nuestros hijos puedan salir a la
calle" (Página 12, 25/3/04), porque los
"funcionarios no están en sus cargos para calentar sillas"
(La Nación, 2/6/05). La desconfianza con la que
se refieren a los funcionarios es sólo una parte de la que
poseen respecto a todas las instituciones en general,
policía y justicia incluidas.

Por último, los medios también
autogeneran su identidad respecto al caso. Los medios se
identifican como el espacio de transmisión de
información, nunca como constructores de la misma. El
objetivo primordial, en este sentido, es lograr niveles de
objetividad, de verosimilitud (Alsina, 1993). De hecho, varios
periodistas entrevistados consideraron el tratamiento
mediático del caso Blumberg, en relación con esta
necesidad de representar el acontecimiento. La tendencia,
entonces, es a pensarse como un "reflejo de lo que pasa", el
"mostrar la realidad". En este caso, los medios se posicionan
como quienes "escuchan a la sociedad", a los ciudadanos, como
quienes les dan voz: "En esta casa usted siempre va a tener voz",
le dice Nelson Castro a Blumberg (1/4/04). La concepción
representacionista se visibiliza en los casos de cobertura de
hechos de inseguridad al naturalizar qué se entiende por
seguridad y considerar que aquello publicado por los medios
refleja hechos dejando a un lado la capacidad constructora de los
relatos y las imágenes.

3.4 CUESTIONES PENALES.

El análisis del material compilado, da cuenta no
sólo del modo de relatar el secuestro de Axel, las
identidades que surgen del tratamiento periodístico
trabajado, sino también de cómo se entiende la
intervención política en este tipo de casos,
qué propuestas surgen para transformar la realidad
cotidiana en la que contextualizan los eventos. El principal
elemento desde el que se infiere cómo intervenir en el
ámbito de lo político es el conjunto de petitorios
presentado por Blumberg a distintos ámbitos del Estado y
que es recogido como propuesta a su vez por los medios de
comunicación.

La totalidad de los medios analizados publican de manera
pormenorizada el contenido de los "petitorios" de Blumberg, en la
mayoría de los casos con recuadros en el que se publica
textualmente el documento sin que se adjunte algún tipo de
análisis (crítico o no) del tipo de propuestas. A
rasgos generales desarrollamos los pedidos de los tres primeros
petitorios desde los cuales se reclama mayor seguridad, pedido
que los medios toman como propio. Esto se visualiza por ejemplo
en el modo de adjetivación con que construyen las
coberturas mediante criterios tales como eficiencia y
transparencia que, para La Nación, son "dos
palabras que podrían resumir todas las propuestas del
padre de Axel y que canalizan la exigencia de contar con mejores
instituciones" ya que "no hace falta discursos sino
acción" (La Nación, 23/4/04).
Acción como la que realizan los propios protagonistas en
el caso Blumberg, como la llevada adelante por los ciudadanos en
las movilizaciones ya que "sólo una masiva
participación de la comunidad en el diseño e
implementación de políticas de Estado de seguridad
podrá permitir la recuperación del espacio
público como un bien de usufructo común" (La
Nación
, 25/3/04).

El principal reclamo que surge de los "petitorios"
publicados en los medios gráficos, es la
modificación de Leyes penales por medio de penas
más altas, así lo explica Blumberg en el programa
de Nelson Castro: "hay una necesidad de endurecer las penas. No
puede ser que sean tan leves (…) en EE.UU. un secuestro es
de por vida y si es seguido de muerte le dan una inyección
letal, aunque yo no estoy de acuerdo con eso, el único que
puede sacar la vida es Dios" (1/4/04). Entre los castigos
más duros está el establecimiento de penas no
excarcelables para sujetos que porten armas; sentencias
más altas para casos de homicidios, secuestros y
violación; la posibilidad de sumar sin límite
máximo y asegurar el cumplimiento de las condenas
perpetuas. A este mismo grupo se pueden sumar la
modificación de las Leyes vinculadas con menores de edad.
Todo este conjunto tiene que ver con establecer "seguridad no
para los delincuentes sino para la sociedad" (Nelson Castro,
1/4/04). Sólo en pocos casos hay reacciones
críticas ante estas propuestas, por ejemplo en
Página 12 sostiene "votar Leyes que nada cambian
es más barato. Por eso, en los último cinco
años el Congreso ha votado numerosas reformas penales y
procesales, que agravan penas, aumentan facultades policiales y
reducen derechos y garantías, que no han tenido un
resultado apreciable" (Página 12, 4/4/04). Este
es el punto que provoca que el discurso de Blumberg se separe
más fuertemente de la línea editorial de
Página 12, a diferencia de lo que sucede con
La Nación y Clarín lo cuales,
cada uno desde su tratamiento particular, siguen cubriendo la
tercera movilización desde parámetros similares a
las anteriores.

En segundo lugar se ubican otras modificaciones
vinculadas con la posibilidad de cometer hechos delictivos como
cambios en la elaboración de documentos nacionales de
identidad o el establecimiento de planes trabajo en las
cárceles como "en EE.UU. donde hay filas de presos atados
cortando el pasto, eso sería importante porque actualmente
los presos se encuentran estudiando el delito" (Nelson Castro,
1/4/04).

Esta figura, que asocia trabajo a reforma del sujeto, es
una significación que recorre la historia e incluso
recuerda los deseos Hitlerianos a la entrada de Auschwitz: "El
trabajo te hará libre". La utopía de la
prisión modeladora de ciudadanos industriosos se encuentra
asociada a la vez a un reformismo discutido no sólo por el
estado actual de las cárceles sino por que se
trataría de reinstaurar toda una serie de herramientas que
en muchos casos se encuentran vinculadas con discusiones al
interior de lo que significa actualmente la obligatoriedad del
trabajo al interior de las cárceles.

Recordemos en este sentido que las cárceles
Argentinas, se encuentran compuestas mayoritariamente por presos
que están procesados sin una condena firme, por lo cual no
tienen ninguna obligatoriedad de trabajar. Estos elementos forman
parte de las significaciones del sentido común
criminológico que emerge en este tipo de casos mediante
los discursos de los medios de comunicación y, a
través de ellos (o gracias a ellos) de los protagonistas
de los hechos.

En tercer lugar aparecen la necesidad de instaurar
cambios en el sistema judicial que agilicen y efectivicen la
administración de justicia, una mayor independencia y un
aumento presupuestario para el área. Uno de los pedidos
más relevantes de este grupo es la creación de
juicios por jurados. Por último están los pedidos
por transformaciones más relacionadas con el Poder
Ejecutivo Nacional, como generar una reforma política,
especialmente desde la desaparición de las listas
sábanas y la sanción de una Ley de financiamiento
de partidos políticos.

En términos generales, por lo tanto, las
temáticas se desarrollan desde una serie de reclamos
configurados a partir de proposiciones "técnicas"
vinculadas a las modificaciones legislativas, políticas y
judiciales y se presentan periodísticamente como elementos
objetivos para sobreponerse a la situación de
inseguridad.

Este desarrollo demuestra que en los discursos
mediáticos analizados surgen con fuerza construcciones
vinculadas a la inseguridad como figura del desorden social (en
tanto diagnóstico) y a la necesidad de implementar Leyes
"acordes a los tiempos que corren", a poner en práctica
herramientas racionales que eliminen el caos (en tanto modo de
resolución del conflicto). La propuesta que distribuye el
discurso mediático privilegia la acción del Estado
a partir de su brazo legislativo y judicial como modo de
restablecer el orden. De esta forma, los enunciados que emergen
durante los meses de aparición de la denominada "Cruzada
Axel, por la vida de nuestros hijos", parten de la idea de
racionalidad legal y jurídica como modo de intervenir ante
la barbarie delictual.

¿Qué concepción del derecho se pone
en juego en los modos de construcción mediática
observable a través del caso Blumberg?

Para Bonaventura de Sousa Santos, el derecho en tanto
"leyes, normas, costumbres, instituciones jurídicas, es un
conjunto de representaciones sociales" (Santos, 2003, 224). Si
bien este trabajo no parte de forma precisa de la
construcción discursiva de la noción del derecho,
sí se vincula al concepto de seguridad urbana como un modo
de reflexionar sobre la resignificación de las ideas de
Ley y orden. Ese conjunto de representaciones sociales, en el
cual la Ley ocupa un lugar preponderante, funciona como la
herramienta jurídica de imposición de un orden
fundamental de las sociedades modernas.

El derecho, junto con la ciencia, son para Santos, los
lugares de racionalización preponderantes de la sociedad
moderna. Derecho y orden, por lo tanto, se implican mutuamente en
las sociedades modernas, lo que ocurre por haber dejado a un lado
su cara emancipatoria. Esta práctica explica porqué
el sentido común moderno considera que toda crisis debe
ser superada a partir de la implementación de los
elementos jurídicos racionalizadores. En las sociedades
modernas el caos, el conflicto, es la contracara del orden y,
como tal, debe ser subsumida bajo la lógica instrumental
de herramientas que permitan reacomodar el desconcierto. El
derecho, en tanto formalismo técnico racional,
actúa desde la centralidad del aparato del Estado
–jurídico y, en última instancia, aunque sin
ser elementos contrapuestos, represivo- desde una lógica
racionalizadora y universalmente aplicable.

La racionalidad del derecho se convierte en sentido
común y en este mecanismo las tecnologías
mediáticas poseen un rol importante. Si bien hoy son
tecnologías que se aplican al conjunto del aparato
perceptivo, la propia modernidad emerge en paralelo de una serie
de desarrollos técnicos que socializan los aspectos
racionalizadores de la Ley.

Partes: 1, 2, 3
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