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La necesidad de redimensionar la visión del sujeto demandante de ayuda psicológica



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Fisura
    epistémica en las prácticas
    psicoterapéuticas
  4. El proceso
    psicoterapéutico una situación investigativa en
    sí misma
  5. Conclusiones
  6. Bibliografía

Resumen

Se realizó una valoración acerca de la
necesidad de redimensionar la visión del sujeto demandante
de ayuda psicológica en las prácticas
clínicas, en su abordaje metodológico en la
psicoterapia, para el logro de una participación
involucrada en la díada terapéutica, donde se
sustituya la relación que se establece en estos escenarios
terapéuticos de investigador-investigado por
investigador-investigador.

Claves -Psicoterapia; paciente; problema

Abstract

This article talks about the necessity of view the
patient in psychotherapy other different form that examination
usually. When the subject is in front of the problem or conflict,
a self discovery and exploration is developed by himself, thus,
the patient passes to be his own investigator.

Key -Psychotherapy; patient; problem

Introducción

Desde la declaración, por la comunidad
científica, de los rasgos comunes de la psicoterapia que
se encuentran presentes en todos sus enfoques1 y la visión
no diferencial de su efectividad2 se ha valorado altamente la
motivación del paciente en la díada
terapéutica, teniendo clara la comunidad
terapéutica que la psicoterapia no se prescribe, se
acuerda entre el terapeuta y paciente.

De forma temprana en los inicios del desarrollo
histórico de la psicoterapia los enfoques humanistas, en
su enfoque no directivo, dieron cuenta de la importancia de la
relación en el efecto terapéutico de la
relación simétrica persona– persona, establecida
para el abordaje del paciente y facilitadora de su
movilización para el cambio.

Pero sucede, que a pesar de la evolución de la
psicoterapia en su tendencia integracionista teórica y
técnica, en su intención de atrapar al sujeto
demandante de ayuda psicológica, de forma
holística, sistémica, en historicidad, en sus
múltiples mediatizaciones para su movilización y
cambio, aún prevalece la idea de ser una psicotecnia
manipulada por el terapeuta, el cual en sus formas de proceder,
en el cómo es enfocado el sujeto demandante de ayuda
psicológica, en el modo de guiar los problemas y de buscar
las repuestas de éste, lo metodológico en su
abordaje tiene una perspectiva positivista.

En las prácticas psicológicas el
profesional se relaciona con el sujeto demandante de ayuda con un
enfoque empirista (capacidad de relacionarse instrumentalmente
con los objetos de la investigación) de abordaje del
conocimiento, ya que es el profesional el que tiene la capacidad
y la habilidad, por lo tanto siempre se hace asimétrica
esta relación, el poder lo tiene el terapeuta, y aunque
adopte una actitud a la manera del humanismo, empática y
de aceptación incondicional con el paciente, la
actuación con recursos y técnicas, lo separa del
sujeto, se establece una distinción perentoria entre
investigador e investigado, el uno actuando como sujeto activo y
el otro como objeto pasivo de las intervenciones; de esta manera
el profesional se coloca en una posición superior frente a
las personas que dan la información, y ésta
implicación ética es más grave aún
cuando se trata de aplicar al conocimiento, ya que se convierte a
las personas en objetos a los que se les controla.

El siguiente trabajo tiene como objetivo valorar la
necesidad de redimensionar el abordaje metodológico del
sujeto de ayuda psicológica en la psicoterapia y la
propuesta de coordenadas epistémicas y praxológicas
para la redefinición del sujeto, no como objeto de
investigación, sino como investigador de sí mismo,
en una relación simétrica y colaborativa
investigador(terapeuta)-investigador(paciente).

Fisura
epistémica en las prácticas
psicoterapéuticas

Comprender que en las prácticas sociales el
conocimiento científico circula, se legitima y se ejerce,
debe ser una preocupación no sólo de la comunidad
académica, científica, de los teóricos, sino
que debe ser un nodo de reflexión y crítica, para
los profesionales que están ligados a la
práctica.

En estos escenarios de salud, los profesionales,
independiente del modelo teórico referativo de
actuación al cual se inscribe o declara, ha generado en el
nivel axiológico, con el propósito utilitario de la
operatividad que exigen las prácticas de
intervención, un conjunto de conceptos o representaciones
que articulan en sus operaciones de ayuda psicológica y
que permite con ello, tener un aproximado del funcionamiento del
sujeto psicológico, cuestión ésta que tiene
implicaciones metodológicas, que generan consecuencias de
eficacia, de eficiencia y sobretodo éticas en la
actuación con el paciente.

La necesidad de la construcción teórica
acerca de la naturaleza del fenómeno psicológico,
es una exigencia de sus prácticas, así en la
historia de la Psicología han sido las necesidades de la
praxis social, la que han impuesto su definición como
ciencia, poniendo de manifiesto cómo numerosas
teorías existentes, se han engendrado en el quehacer de
dichas prácticas, especialmente en las labores
clínicas y de salud como por ejemplo Freud, Allport,
Roger, entre otros, como una necesidad del profesional de asumir
la interpretación de los datos que obtiene del sujeto
demandante de ayuda psicológica, de cómo hacer para
la comprensión de su comportamiento, de la realidad
subjetiva a estudiar y diseñar su estrategia de
diagnóstico y de cambio.

A pesar de los avances en las respuestas a estas
necesidades, se hace notorio el problema de fondo
epistemológico de esta ciencia, colocándose en
relieve la urgente actuación de psicólogos y de
investigadores afines a ésta, en la búsqueda de la
problemática conceptual propia de una disciplina en
desarrollo, donde su objeto de estudio es difícil
atraparlo metodológicamente, constituyendo un reto para la
comunidad científica y una urgente necesidad de tener un
sistema categorial que responda a los criterios
científicos de explicar las regularidades, permitan operar
en la realidad y predecir; así como que la
construcción metodológica pueda aprehender el
objeto en su dinámica, en su proceso.

La necesidad de redimensionar los sistemas conceptuales
en la Psicología es una exigencia desde la práctica
profesional, emergiendo a su vez la necesidad del enfoque
cualitativo en las ciencias sociales y humanísticas y
según refiere Fernández L[1](2003)
donde se legitime lo procesal en la construcción del
conocimiento, el énfasis en el rol activo del sujeto, se
reformule la noción de objetividad y que el sujeto
investigado se implique de modo dinámico, constructivo,
activo hacia el instrumento de investigación.

Los modelos téoricos paradigmáticos que se
pusieron de manifiesto en la psicoterapia, hoy no tienen el
"protagónico" de referente interpretativos del
fenómeno psicológico, donde existió un
predominio de la parcelación del mismo,
manifestándose en las prácticas
psicoterapéuticas, la necesidad de la integración
como tendencia de desarrollo, en una especie de
integración técnica o/y teórica.

Pero a pesar de ello, se sigue considerando la
psicoterapia como una psicotecnia, manipulada por un experto que
define su visión diagnóstica y de cambio, donde
sobresale la creencia, que el esquema referencial interpretativo
del profesional, es el sujeto.

Ésta visión no ha cambiado mucho desde sus
orígenes, desde el nacimiento de la Psicología como
ciencia, en la época moderna, la cual se vinculó
más a la técnica que a la filosofía y sus
exigencias prácticas, respondían a la urgencia de
transformar los conocimientos acerca del hombre, en
tecnologías de control social.

En la actualidad en las prácticas clínicas
y de salud es un axioma que el hombre es una unidad
biopsicosocial y se requiere una mirada metodológica
cualitativa de los procesos de cambios, dada por la trascendencia
alcanzada del método clínico en sus
prácticas, como herramienta de conocimiento de
carácter personalizado, interpretativo, dinámico e
irregular, que de hecho, plantea Roca M, (2002), lo convierte en
una estrategia metodológica de un valor
epistemológico alternativo a las definiciones
metodológicas instrumentales dominantes en el positivismo
donde se debe tener en cuenta un sujeto activo en este proceso de
conocimiento, productor de sentidos y significados en sus
discursos de análisis y argumentaciones sobre el problema
o conflicto, objeto de su demanda asistencial y cuya
involucración en el proceso psicoterapéutico, ha
sido un factor común en la potenciación de la
efectividad terapéutica de todas las formas de hacer
psicoterapia.

Pero sucede que en el abordaje del mismo, en este
proceso de conocer que se establece en consulta, la
relación jerárquica que se establece entre el
terapeuta y el paciente promueve la pasividad del sujeto y aunque
se intente modelar su activismo (no directividad) e incentivar su
participación hacia el cambio, con recursos y
técnicas, este modelo de relación
terapéutica se puede convertir en una camisa de fuerza que
promueve la pasividad y la dependencia del sujeto.

Ésta visión del hombre como objeto de
manipulación y no como sujeto de liberación,
independientemente de los discursos humanistas que
acompaña su acción en la práctica,
constituye una fisura epistémica de alta
implicación ética y técnica,
manifestándose como contradicción el modo
tradicional de relación jerárquica en el abordaje
del sujeto demandante de ayuda psicológica en la
psicoterapia y la declaración, por parte del profesional,
de la necesidad del activismo de este sujeto para el logro del
cambio.

Los esquemas de referencias de interpretación en
la psicoterapia son construcciones de conceptos operados por el
profesional como guía en la ayuda del cambio y ésta
posición lo coloca en una relación
asimétrica significativa con el paciente, cuestión
ésta reconocida con la proliferación de
psicoterapias donde existen aquellas como las de corte
construccionistas sociales[2]que se oponen
terminantemente a estas opciones estratégicas
tradicionales abogando por la heterarquía o una
relación democrática o igualitaria e incluso
defendiendo la ausencia de fundamentos teóricos como
referentes interpretativos por parte del profesional, como
expertos en la ayuda psicológica.

Si bien el esquema referencial no es el sujeto, se hace
necesario una guía de orientación para la
interpretación a que está sujeta todo proceso
psicoterapéutico, pero este esquema interpretativo, debe
de caracterizarse por ser abierto, flexible, que capte la
naturaleza intencional, consciente y activa de la
subjetividad.

El enfoque histórico social
epistemiológicamente podría ser plataforma de
integración en la concepción del estudio y cambio
del fenómeno psicológico ya que es un sistema
abierto, en constante perfeccionamiento y con puntos
justificativos en el referente básico de la teoría
de la complejidad.

Las categorías o conceptos desde este enfoque,
permiten articular el origen y desarrollo de la subjetividad, en
sus múltiples interconexiones, en la intencionalidad del
sujeto, como constructor de sí mismo, rechazando el dilema
entre la determinación interna o externa de dicha
subjetividad, permitiendo al hombre el control intencional de su
comportamiento, el hombre como artífice de sí
mismo.

La orientación epistémica histórica
social de Vigotski[3]su pensar dialéctico
acerca de las principales contradicciones de la ciencia que
demanda sus prácticas, ha transcendido en la historia de
la Psicología, en él se asume construir el
conocimiento científico sin negar o rechazar absolutamente
el conocimiento producido previa o alternativamente, antes bien,
se subraya la necesidad de repensar o reelaborar ese
conocimiento, en una búsqueda permanente de los aportes de
las diferentes escuelas, desde este enfoque el conocimiento se
adquiere en un proceso de continuidad histórica y en la
negación dialéctica, que no se establece rupturas a
ultranzas (Fariñas G, 2005).

Además la autora de este trabajo considera que
otro aspecto a redimensionar en el enfoque metodológico
del paciente debe ser la forma de estructuración del
proceso psicoterapéutico, que tenga en cuenta no la
visión y la expectativa que existe tradicionalmente tanto
de profesionales como del paciente, de que éste aquejado
está sujetado a su demanda de ayuda, el no saber
qué hacer o no poder hacer, lo descalifica en su
protagónico de actuación de su vida y de su
conflicto, perspectiva ésta que implican una
relación de dependencia y un enfoque de trabajo como
objeto de investigación.

La propuesta de la autora de este trabajo está
concebida desde una visión protagónica, de
investigación en "primera persona" en la concepción
de la psicoterapia desde una metodología desarrolladora de
principios orientadores de la conducción de la
investigación participativa.

El proceso
psicoterapéutico una situación investigativa en
sí misma

La situación conflictiva o problema en la demanda
asistencial, es una situación en sí misma
investigativa, constituye – por analogía- a la prueba
funcional que se utiliza como método en la práctica
médica, la cual consiste en someter a prueba la actividad
de algún órgano. Con el problema, el sujeto ante la
dificultad u obstáculo, actualiza e involucra lo sabido,
experimentado, vivido en su historia de vida y su relación
con su actividad actual, lo cual manifiesta todo el contenido de
su actividad psíquica, dado en su
comportamiento.

Ante esta necesidad de conocer que crea el problema en
el sujeto demandante de ayuda psicológica, en su
interés por desentrañar la esencia del conflicto,
ésta necesidad cognoscitiva, implica por sí, la
necesidad de hacer algo, como refiere Rubinstein, 1967 en todo
acto de cognición constituye, al mismo tiempo, un
acto en el cual hace entrar en acción nuevas determinantes
de la conducta.

La revisión o examen de sí, permite darse
cuenta que se da cuenta que sucede con él, permite
desarrollar un proceso de autodescubrimiento y
autoexploración importante. El problema o conflicto puede
ser uno de los momentos de contradicción que lleve al
sujeto a la estructuración de procesos de
integración o de desintegración.

Cuando el sujeto demandante de ayuda psicológica
fija el foco de atención en el problema, objeto de su
demanda, el carácter incomprensible para el mismo, hace
que la atención del sujeto se dirija a su "yo" como la
entidad psicológica emergente, con todas sus redes de
relaciones. "El yo aún como configuración
individual y autorreferencial es mucho más un proceso que
una entidad, es una fluida y dinámica interacción
de la persona con su entorno y consigo mismo, en que confirma,
descalifica o modifica las distintas perspectivas a partir de la
cual tiene experiencias"
(Roca, 2002, ).

Al ser el objeto de la investigación
psicológica en la psicoterapia un sujeto activo y
reflexivo y no un mero agente de respuestas definidas por el tipo
de estímulo externo que se presente ante él, se
puede valorar como las dinámicas que se establece en el
proceso terapéutico, se constituyen en procesos
investigativos, donde se estimula la investigación en dos
direcciones una inductiva, exploratoria, abierta,
fenomenológica, que alterna con otra deductiva,
confirmatoria, cerrada y abstracta o generalizadora, todo ello
con el fin de la comprensión y el cambio, donde al igual
que en la investigación-acción (I-A) se genera dos
tipos de conocimientos: instrumental y de reflexión,
autoreflexión y crítica.

Otra de las similitudes en la psicoterapia, de esta
forma investigativa de participación, es que se mueve
entre extremos de análisis y síntesis, entre el
aislamiento de variables y el control de factores y la
visión holística arraigada en el trasfondo
socio-cultural en que el se encuentra insertado el sujeto de
estudio, siendo los objetivos fundamentales que se plantea tanto
de la investigación acción como de la psicoterapia,
mejorar e involucrar. En ambas sea cual fuere el procedimiento,
éste deberá ser siempre en espiral,
moviéndose de lo sencillo a lo complejo, de lo conocido a
lo desconocido, todo en contacto permanente con el sujeto de
estudio.

Todas las hipótesis, informaciones e
interpretaciones están en una continua
retroalimentación con el sujeto demandante de ayuda en el
proceso psicoterapéutico, al igual que en la I-A, donde en
ambas, se establece un objetivo estratégico, que
transcurre en forma de una espiral de bucles de
planificación, acción, observación y
reflexión, estando todas estas actividades implantadas e
interrelacionadas de forma sistemática, valorándose
todo el conjunto de variables que puedan estar incidiendo de
forma favorable o no sobre el sistema, el individuo.

Se define en ambas objetivos tácticos y acciones
a corto plazo, etapa en que tendrá lugar la
operacionalización de las acciones dirigidas a resolver
los problemas más urgentes que obstaculizan el logro de
los objetivos; donde al culminar esta etapa permitirá
comenzar nuevamente el ciclo, en otro nivel de
desarrollo.

La psicoterapia es un trabajo fundamentalmente educativo
orientado hacia la acción, es reconocido en la actualidad
que en la medida que cura al sujeto demandante de ayuda
psicológica educa y viceversa, donde la educación
no es transmisión didáctica de conocimiento sino es
una búsqueda activa del sujeto de aprehender a aprender.

El proceso psicoterapéutico, transcurre en forma
de espiral, en una visión dialéctica de
ampliación del conocimiento tanto del paciente como del
terapeuta, con un efecto pedagógico. Este educar no es
dando herramienta que conduzca un resultado cognitivo, sino es un
proceso de aprendizaje, una dinámica de
involucración del paciente en la díada
terapéutica con salida o extensión en la
cotidianidad de su vida.

En la psicoterapia existe un contraste dinámico y
cruzado de las interpretaciones del sujeto y del terapeuta, como
investigadores, en el procedimiento de confrontación
dialógica para comprobar y validar sus interpretaciones,
desarrollando la autoconciencia y la comprensión del
sujeto.

El estilo que caracteriza este proceso es suave,
cálido, imaginativo, flexible y abierto, al mismo modo que
las investigaciones participativas. La intervención de
ayuda psicológica es un proceso investigativo, de
conocimiento, que por su situación problémica
genera interpretación y comprensión, donde el foco
central de todo su análisis es la búsqueda del
significado. El sujeto demandante de ayuda psicológica es
como un investigador cualitativo al igual que el terapeuta ya que
en el proceso terapéutico la definición del
significado y del problema es en principio una demarcación
conceptual abierta en múltiples sentidos, es abierta en
cuanto a su contenido, puesto que ambos, paciente y profesional
desconocen de entrada su naturaleza precisa, en cuanto a su
comprensión, y es susceptible de inesperadas e
insólitas ramificaciones, donde el significado admite
profundidad, además de densidad y extensión, se
necesita desinvernar al máximo la situación o
problema, objeto de investigación por ambos, para la
captación y comprensión de su significado y
sentido, siendo todo un proceso de
investigación.

Conclusiones

Se hace necesario la visión del sujeto
interactivo, protagónico en sus procesos de cambios en la
psicoterapia, donde ella se devele la verdadera naturaleza de
este sujeto activo, consciente e intencional, lo cual
podría propiciarse en la propia estructuración del
proceso terapéutico, desde una perspectiva
metodológica participativa y con una mirada
epistemológica desde el enfoque histórico
social.

Bibliografía

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Autor:

MSc. Celene Calvo Cutié

Institución: Policlínico
Docente Comunitario Carlos J. Finlay. Santiago de
Cuba.

Profesora Auxiliar Facultad Ciencias Médicas y
Universidad de Oriente.

[1] Norcross J, 1986, 1992, Frank J, 1973

[2] Andersen D, 2005

[3] Pensando en Personalidad

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