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Su Excelencia El amor (página 4)




Enviado por Theodoro Corona



Partes: 1, 2, 3, 4

Pudiera decirse que la razón de este libro gira
alrededor del conflicto buscando en su Excelencia El Amor el
equilibrio que nos debe merecer las diferencias entre seres
inteligentes y equilibrados.

Nadie por supuesto soporta por mucho tiempo un
conflicto, y cuando éste se hace crónico, las
consecuencias suelen ser muy traumáticas, diría
irreversible. Cuando tal acontecimiento se presenta es
conveniente buscar urgente ayuda profesional que medie para
encontrar soluciones concertadas o rompimiento definitivo, pero
en buenos términos.

El conflicto es al hombre como las arenas al mar,
siempre lo llevará consigo y medirá fuerzas con
él en cruentas batallas. Pero, el hombre cada día
es más razonable, sabe que la única manera de
sacarse los conflictos de encima es haciéndoles frente sin
arrogancia, pero también sin temor. Temer enfrentar el
conflicto es una rendición frente al problema,
dejándonos en malas condiciones para atajar el
trance.

Sin embargo podemos preguntarnos ¿Le es posible
al hombre evitar el conflicto, esto es, no dejarlo
aparecer?

Cuando el conflicto se desarrolla hacia y desde otros,
pareciera que estamos frente a lo inevitable; ello no obstante,
puede detenerse a tiempo. Ya dijimos que el conflicto nace con el
hombre y permanece en él de manera latente, por lo que
parece inevitable su aparición, lo que nos deja en
situación de tener que esperar el conflicto para
solucionarlo.

Prepararnos, si es que tenemos tiempo para enfrentarlo,
nos deja en situación de ventaja, no para ser preeminentes
o ventajistas, sino para usar esa ventaja como muro de
contención del conflicto y así evitarlo o
disminuirlo.

La perdida de control frente al conflicto nos acarrea
serios tropiezos y difíciles caminos por donde transitar;
por lo que siempre debemos considerar la no tenencia de la verdad
absoluta, lo que nos ayuda a ser razonables y rendir banderas
cuando éstas no son del todo justas, sino que se amoldan a
nuestros intereses. No cabe la menor duda que nuestros intereses
son de valor propio, pero debemos preguntarnos si ellos no pueden
en un momento determinado violentar los interese de los
demás. Somos muy aferrados a que nuestro punto de vista es
el valedero, ello, sin embargo deja duda, pues con toda seguridad
no siempre tendremos la razón.

La espiritualidad y
el amor

La paz y la armonía en la pareja, así como
en la familia toda, posee innegable fundamento en el amor y en la
identificación con una espiritualidad -que no con una
filosofía o una religiosidad- que tapiza la
relación con la finura y suavidad de la seda.

No voy a repetir los contratiempos lógicos y
normales de las relaciones humanas porque ya los hemos visto con
detenimiento y por considerarlos, además, parte integrante
de la persona humana y su entorno social. Quiero fijar mi
atención en la singularidad del hombre en su peregrinar
espiritual que le hace "algo" más que simple
materia.

La incuestionable dimensión espiritual del ser
humano es lo que le permite la valoración de sí y
de su semejante. Si le diera, el hombre, la espalda a la
espiritualidad muy pronto estaría sumergido en el
salvajismo y su perfil nada se distinguiría de las
bestias. Por lo que podemos afirmar la doble condición del
hombre que lo conduce a una perfectibilidad espiritual y a un
desarrollo material que llamamos evolucionismo.

La espiritualidad, sin embargo, se identifica con una
diversidad de corrientes filosóficas y religiosas que se
vinculan a tendencias de pensamientos o prácticas
místicas. No obstante, la espiritualidad le viene dada al
hombre por ser depositario de un alma inmortal no necesariamente
unida a ninguna de las expresiones señaladas, pero que
sí juega dentro del hombre con una condición
especial que lo hace sensitivo frente a sí como ente
espiritual.

Partiendo de lo afirmado el ser humano se convoca entre
sí a esa expresión que llamamos amor, que lo
califica como un ser superior de todo lo existente. Por tal
motivo el hombre no puede desvincularse del amor, muy a pesar de
las tentativas de convertirlo en un ser indiferente frente a esa
noble condición humana.

Sabidas y conocidas tendencias materialistas han
intentado señalar a la persona, al ser, su mente y a la
esencia humana, como un conjunto de carne y hueso sin
vinculación espiritual. Lo difícil para los
practicantes del materialismo es entender cómo en una
materia llamada cuerpo, pueda tener cabida la espiritualidad sin
llegar a ser materia también.

Pero como el valor fundamental de esta obra, y el de su
autor, estriba en la excelencia del amor como una
expresión corpórea y espiritual, para nada me voy a
detener, más allá de lo explicado, sobre tales
tendencias.

El amor y la espiritualidad van unidas al hombre y su
expresión es una condición que lo distingue, siendo
que sin la participación del espíritu es imposible
la vida misma. ¿Cómo sentirse amado, en
consecuencia, más allá de la unión carnal si
no sentimos que ese acto está vinculado a los sentimientos
y al amor? De nuevo se plantea aquí el sexo sin amor, que
si bien cumple una función fisiológica no se puede
llamar amor a tal unión. Repito lo dicho: expreso, ante
este hecho innegable en su existencia, mi respeto, pero ello no
significa un reconocimiento a que tal práctica sea la
ideal para complacencia del cuerpo y el
espíritu.

Por otra parte, amamos a los seres humanos de manera
integral, no sólo a sus cuerpos que son representativos de
cada cual; ya que cuando han desaparecido de manera física
amamos su memoria y su recuerdo. Ello nos dice
categóricamente que la espiritualidad como signo filial es
una verdad inobjetable que nos permite ser causalidad y efecto,
así como presencia perdurable.

En lo personal, me permito esta libertad con anuencia de
ustedes, considero que la espiritualidad es lo que conduce los
invisibles hilos de la vida hacia la gran dimensión
humana. La inteligencia, por ejemplo, es espiritual ya que
sólo los seres dotados de espíritu la poseen y
pueden cultivarla. De allí, de la inteligencia, nace toda
expresión humana traducida en arte y cultura, dos
universos donde el amor juega papel fundamental."El arte es
quizá, al mismo tiempo, la expresión más
sensible y sensual del espíritu humano…" (Arnold Hauser,
en la Historia Social de la Literatura y del Arte)

El arte en ninguna de sus formas puede ser mediatizada
y, es un hecho histórico, que tal pretensión ha
fracasado rotundamente. Nada que nazca del espíritu puede
llevársele por caminos de una determinada
ideología.

A lo que me refiero es que compelidamente el arte no
puede ponerse al servicio de una causa, sin que el arte sufra la
mutilación de su fuerza espiritualista que la crea. Y
cuando se da esta posibilidad, se observa que la creación
artística se hace menuda, sin grandeza, recibida y
rechazada, aceptada o cuestionada. El arte es un idioma universal
que no debe conocer sino la crítica dirigida a su
integridad artística, no a su motivación
ideológica. Sin embargo, esto no quiere decir que el
artista por su propia convicción no se oriente hacia y al
servicio de una "causa" determinada. En ese caso el arte es
definitivamente abreviado en su razón y contenido,
perdiendo la universalidad que le debe caracterizar.

El amor y la espiritualidad van indefectiblemente
unidos, siendo que ambos poseen en sí mismos la fuerza y
razón de la existencia humana.

Tips para el
crecimiento humano

Concluyendo quiero dejar para ustedes algunos
pensamientos que nos ayuden a conquistar un puesto privilegiado
en la vida.

  • Ama y descubre la vida

  • Entrégate sin temor; pero si te pesa
    regrésate

  • Apuesta a ganar, perder es más
    fácil

  • Nunca digas que no a priori

  • Cuando amas es justo recibir amor, así que no
    pienses nunca que amas sólo por recibir
    recompensa

  • Dile a tu pareja: Hagámosle juntos

  • Ejercítate de cuerpo y alma, son medicinas
    para la salud integral

  • Caminar es suficiente ejercicio para un cuerpo
    sano

  • Orar te procura paz, máximo modo de
    vivir

  • No dejes nunca de escuchar a los niños; su
    sabiduría es incalculable

  • Ante ese mal carácter pregúntate:
    ¿Soy un ganador?

  • Podemos ser serios, pero ello no es sinónimo
    de mal carácter

  • Sonríe, procúrate el gusto de ese
    económico mensaje gestual

  • Si somos capaces de amar, con seguridad podemos
    perdonar

  • Frente a una dificultad tenemos dos caminos:
    Evadirla o enfrentarla

Sé en ti, como otros lo son en
ellos

Fin

20/07/2004 07:54 p.m.

 

 

Autor:

Theodoro Corona

 

[1] "Familia (ciencias sociales),"
Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2000.

Partes: 1, 2, 3, 4
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