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-Vivo en las pupilas- Buenaventura, su realidad inmediata es su micromundo



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Buenaventura
  4. Ermita
    San Buenaventura
  5. La
    fiesta
  6. Voces
    que hacen historia
  7. Conclusiones
  8. Citas
    bibliográficas
  9. Anexos

"Una cultura se define por la habilidad de
aprender de sus subculturas, sin ser destruida y sin
destruirlas"

Luís Brito
García

Resumen

El presente trabajo investigativo cuenta la
semblanza de un poblado pequeño con una peculiar historia
y una modesta fiesta tradicional, hilvanada en un lenguaje
pintoresco que pretende la visualización del contexto,
afectado quizás por la ausencia de documentos
historiográficos y por el mal estado de otros, con la
incidencia efectiva de la voz de sus gestores quienes con luz
propia se igualan en el amplio espectro de la cultura cubana y
que se convierte en símbolo de identidad toda vez que
convergen en su devenir.

Un pequeño punto en el mapa de La Habana que
tiene sus raíces en la historia de la colonización
española y debe su, casi imperceptible, continuo progreso
al proceso de formación de la nacionalidad cubana en a su
devenir social, político, cultural y económico, el
cual se manifiesta en las pinceladas de la
narración.

Fue necesario realizar una búsqueda significativa
en la Biblioteca Nacional, el Instituto de Historia, la antigua
Sociedad Económica "Amigos del País" situada en la
Biblioteca de Lingüística, en la Biblioteca del
Arzobispado, en el Archivo del Museo de los Capitanes Generales y
en el Archivo Nacional, en cuyas fuentes se encontraron las
informaciones que fundamentaron la
investigación.

Sobre todo, este trabajo es un intento por reconocer la
importancia del rescate de la identidad de las poblaciones
cubanas, escondida quizás detrás del tiempo y el
olvido.

Introducción

Por coincidencias de la vida llegué a
Buenaventura, me instalé y conocí su gente:
sencilla, dicharachera, jocosa, sin dobleces ni sofisticaciones,
cordiales, dadivosas, cada uno cuenta su propia historia y sus
maneras, cada cual tiene su estilo y peculiaridades que los
identifican entre los demás con apodos o "nombretes":
Pitofui, El Potro, Mantequilla, Pipín, Oreja'epollo,
Candela, por mencionar algunos.

Dentro del territorio que comprende el asentamiento, se
identifican por el lugar donde viven: "de la carretera de La
Salud", "de la carretera de Quivicán"; "de la entrada" y
"de las parcelas"; a todos les une un sentimiento de regionalismo
intenso, la idea de sentirse buenaventureños, defensores
de una idiosincrasia que toda vez que se siente amenazada se
compacta e impide su "violación".

Se reconocen formas elocutivas típicas,
fraseología dicha con una sonoridad característica,
es frecuente oír frases como: "Entra pollón"; "No
te huyas como el gallo pinto"; "Esa no es pica(pa(gallina fina";
"El hombre con mujer no mete machos en la casa, te llevan la
mujer y te dejan sin la casa"; "Los sábados un buche de
cerveza y el domingo carne en la mesa". En la esquina se
reúnen los abuelos, no falta quien exalte entre ellos la
voluptuosidad femenina: "Ahí sí que me
postuló para presidente"; "Cuidado que te tumban del
caballo"; "Con una despedida de duelo como esa me voy pa´l
otro mundo chiflando". Si por el contrario no hay tantas curvas:
"El ciclón del 26 arrasó"; "Con ese penco no llegas
ni al arroyo"; "Huye que por ahí viene el
arroyo".

Algunos aficionados a la lotería o charadas,
acostumbran, hasta hoy, a llamarse por números:
"Ahí viene el 33"; "Este está como el 21", "Parece
una jodida 24", "Compadre, mira que 66 viene por ahí".
Cuando se trata de un velorio: "Hay que cumplir con los vecinos";
se visten con sus mejores ropas, un sombrero de yarey no puede
faltar y una "penquita" para las mujeres, entonces,
acompañan la noche los cuentos de aparecidos por lo de
Calcaño, cadenas, gritos, luces en la Casa de Piedra, los
muros de Perdomo que no los derrumbó el tractor, ni la
grúa del chucho.

Las fiestas comunes son pocas, casi todas particulares,
pero no falta el ron en la esquina, en el Dengue, como le llaman
a un bar que se encuentra en el punto más céntrico
de esta población. Alguien me habló sobre la fiesta
del 15 de julio, según el almanaque Santoral, día
de San Buenaventura. Aparecieron estampas del Santo
Patrón, testimonios de testigos de la celebración
más importante del lugar se dieron cita ante mi
asombro.

Se realizó una encuesta (Anexo 1) con el objetivo
de conocer con certeza el arraigo de la festividad entre los
vecinos, en las repuestas a la última pregunta
encontré planteamientos interesantes:

  • "Si fue algo que se estuvo realizando por más
    de 150 años, porqué no se puede volver a hacer,
    otros pueblos han mantenido sus fiestas hasta
    hoy".

  • "Para continuar una tradición, eso es de
    nosotros y nos pertenece."

  • "Para que estas nuevas generaciones sepan
    cómo nos divertíamos, aquellos sí fueron
    bailes y ni una bronquita."

  • "Yo considero que es muy importante volver a retomar
    esta fiesta, le daría a nuestro pueblo su esencia,
    porque eso habla de la existencia de este asentamiento, de
    sus orígenes y de que a pesar de ser muy
    pequeño tuvo una historia especial."

  • "Porque la heredamos de nuestros padres y abuelos,
    nosotros queremos que nuestros hijos y nietos la hereden
    también."

  • "Ahora que se está hablando de identidad,
    ¿esto no formará parte de nuestra identidad
    como buenaventureños?, esta fiesta fue un hecho
    representativo de este pueblo en toda la
    región."

Motivado el interés por conocer a fondo lo
relacionado con esta historia, me dediqué a realizar
entrevistas exploratorias para buscar referencias previas y
localizar posibles fuentes, la circunstancia de encontrarme entre
ellos facilitó el aprovechamiento máximo del
material humano y la entrada a sus vivencias, sin que se
sintieran invadidos. Concerté citas, seleccioné
informantes, tiempo y lugar, con la premisa de su
vinculación con los hechos.

Descubrí que a pesar de las casi cuatro
décadas en que no se celebró la fiesta, se hablaba
de ella en tiempo presente, los años no habían
podido silenciar los rezos y las oraciones, ni la alegría
del 15 de julio, la imagen estaba viva. Los vi volver a aquellas
escenas, en sus ojos había música, nostalgias,
desconsuelos, añoranzas, recuerdos que a pesar del tiempo
no se han habían borrado.

Quedé atrapada, la incertidumbre impuso la
preocupación que debía asumir la sociedad y que
llevaba implícito afrontar el riesgo de formar una
sociedad que reniegue de sus ancestros o desconozca de
dónde vino, ¿sabrá acaso a dónde va?
¿Se preocuparán estas generaciones por
transmitir a las sucesivas sus valores identitarios?
¿Sucumbirá ante la cibernética, la
robótica y la clonación todo intento por conservar
lo natural e identificativo de la humanidad? ¿Seremos
capaces de conservar nuestras raíces a pesar del progreso
y de no olvidar a los que nos antecedieron, a quienes en
definitiva le debemos la vida?

Este trabajo es una deuda contraída con mis
amigos: Mateo Suárez Armario (fallecido) de quien recuerdo
sus manos llenas de ciruelas para mi niña mientras le
entrevistaba; Mercedes Suárez Viera, su hija, quien me
facilitara la estampa de San Buenaventura y las fotos y muchos
detalles históricos; Alberto Sosa Trujillo, Coco, un joven
de 92 años con barba blanca y una mente prodigiosa
(fallecido este año).

Además a Nené y sus hermanos quienes
constituían una de las familias más antiguas del
lugar y los únicos negros de la población por
muchos años; Chucha, siempre risueña quien contaba
su historia con los ojos iluminados; Sulbina, Neya, Carmela, Rosa
Cabezas, Celita, Hortensia y su esposo, Rafael Ruisánchez
y tantos otros que sin duda son parte de esta historia
singular.

Ahí estaba la historia, dormida entre libros
viejos, legajos y expedientes amarillentos, carcomidos por el
tiempo y el olvido. Fue una tarea fatigosa enfrentar la escena de
un sueño que se estaba extinguiendo. Aún corriendo
el riesgo de no abarcar todos los detalles o no mencionar a todos
los que me ayudaron, decidí hacer algo, por lo menos, no
volver la espalda a un recuerdo que aún permanece
Vivo en las pupilas de los habitantes de
Buenaventura, donde su realidad inmediata constituye su
micromundo

A ellos va dedicado este
trabajo.

"La historia no es pasado muerto,
es acción sin término, marcha constante en lo
infinito del tiempo."

(A.d)

Buenaventura

El territorio de Buenaventura dependió
indistintamente de Santiago de las Vegas, La Salud,
Quivicán, Batabanó y Bejucal, el hecho mismo de
encontrarse en el límite de esas demarcaciones
posibilitaba tal situación, por lo que se encontraron en
documentos de la época estos datos:

1803 – Buenaventura pertenecía a La Salud
como un Partido de la Jurisdicción de Santiago de las
Vegas.

1846 – Pertenecía al Partido de
Quivicán.

1852 – Barrio de Batabanó.

1870 – Partido de Bejucal, Cabecera
Jurisdiccional.

1876 – Aparece como cuartón de La
Salud.

En las Actas del Ayuntamiento de la Antigua
Anotaduría de La Habana, se encontraron datos que
evidencian litigios sobre distancias y sitios que
pertenecían a los mencionados partidos (estos existen
desde el momento en que una zona rural estaba suficientemente
poblada para que fuera necesario la presencia del
estado).

En el Prontuario de Mercedes de Rodrigo de Bernardo y
Estrada aparece como montería de pueblo "la llanura
más allá de Bejucal". El 24 de octubre de 1631
Simón de Céspedes solicita un sitio en la Laguna de
Naranjo, nombrado Buenaventura. El 1 de julio de 1632 se trata un
litigio entre Diego de Soto y Pedro de Govea sobre el perjuicio
que les causaba este pedido y el parecer de los comisionados Juan
Sánchez Pereira y Álvaro de Luces quienes por esta
causa no conceden la merced de Céspedes.

El 1 de junio de 1640 el Cabildo de La Habana
trató la petición de Melchor de Laguna del sitio
Buenaventura, para poblarlo de ganado menor, el Consistorio en
esta ocasión ordenó que hiciera sus diligencias
ante el Procurador General. El 2 de noviembre de 1641
Bartolomé Márquez, presbítero, pidió
merced de un sitio, tierra y monte, llamado así, se le
exigió que comprobara los linderos con el Sr. Tomas de
Armenteros quien el 10 de enero de 1642 pidió que no se le
admitiera hasta que le concedieran la suya.

El 9 de agosto de 1652 Pedro de Quesada pidió
merced de este sitio para poblarlo de ganado menor, en septiembre
se le indica que haga sus diligencias teniendo en cuenta las 8
leguas que se acostumbraba tener este fin. Tales litigios se
presentaron con sobrada insistencia entre los vecinos del
territorio, lo cual dificultaba su desarrollo como comunidad o
centro poblacional.

El 2 de septiembre de 1631 Don Juan González
Bachardo, pide merced en un lugar nombrado así y el
Cabildo negó tal gestión porque "estaba
destinado para bien común
" por cuya causa se la
habían negado a otros. Este indicio parece ser el que
denota la presencia de un núcleo poblacional más o
menos organizado y constituye una probable referencia al primer
asiento de este término junto al Camino Real del
Sur.

Teniendo en cuenta la carencia de mapas que dieran idea
exacta de las distancias interiores de cada población
estaban determinadas por fuertes presiones económicas,
políticas y sociales y los pequeños poblados eran
trasladados con frecuencia a núcleos más grandes.
Buenaventura aparece frecuentemente como cuartón dentro
del corral Aguas Verdes, destinado a cría y ceba de ganado
menor que aprovechaba la aguada que surcaba sus tierras, el
llamado por los vecinos, Arroyo Padrón.

La cercanía del Camino Real del Sur
propició la emigración de los pobladores de las
tierras cercanas hacia este lugar y así comenzaron a
construir sus casas sobre pilotes de madera o de canto debido a
las crecidas del mencionado arroyo. Se construyó la
primera tienda de campo con el objetico de avituallar a los
carreteros y viajeros en su travesía desde la costa sur
hacia la costa norte.

Más tarde se erigió la ermita u oratorio,
la plaza de la iglesia y la casa de los capellanes bajo la
advocación de San Buenaventura (costumbre de la
época, aunque en este caso no se sabe quien
adjudicó el nombramiento) Este nombre se debió al
Padre de la iglesia católica y escritor italiano, llamado
por sus numerosas obras de teología el Doctor
Seráfico (1222-1274) cuya fiesta patronal es el 15 de
junio. Murió el 15 de junio de 1274 (Anexo 2).

En el tomo V de las Actas Capitulares del Ayuntamiento
de Bejucal aparece un acta con fecha de 19 de noviembre de 1813
que Buenaventura no tenía población organizada. Ya
en 1842, Buenaventura es identificado en la Carta
Topográfica de Duffour como "pueblo con iglesia", ubicado
según lo civil en Provincia La Habana, según lo
militar en el Departamento Occidental, por hacienda en la
Intendencia de La Habana, según la marina, Real Habana y
por lo eclesiástico en el Arzobispado Metropolitano,
Obispado de La Habana.

Según el Cuadro Estadístico de Leopoldo O"
Donell, en 1862, tenía 9 casas de madera y teja y 11 de
guano, 2 tiendas mixtas, 1 tabaquería. La población
estaba constituida por 84 blancos, 5 de color libres, 16
esclavos. Total 105 habitantes. En el censo de 1861 tenía
158 pobladores y 20 fincas urbanas, entonces se identificaba como
Vicariato Apostólico.

En Noticias Estadísticas de Armildez de Toledo en
1862, Buenaventura aparece como caserío con una
población: 136 blancos, 24 de color libres, 12 esclavos.
Total 172 habitantes. En 1870 según el Almanaque
Mercantil, Buenaventura tenía igual población. Cuba
en la Mano, la identifica como el barrio de mayor importancia en
el término, por su riqueza agrícola, caña y
tabaco, con extraordinaria fertilidad del suelo, uno de los
mejores en la provincia.

En el tomo 26 de las Actas Capitulares con fecha 26 de
marzo de 1900, aparece un asiento, se habla de un puente llamando
Arroyo Padrón en mal estado que necesitaba reparaciones.
En el acta del 9 de abril del mismo año se propone la
construcción de la carretera por la importancia de la
vía para el enlace con Batabanó.

Jacobo de la Pezuela clasifica a Buenaventura en su
Diccionario Geográfico Estadístico Histórico
de la Isla de Cuba como aldea y continúa con una
descripción: "está sobre terreno llano del Corral
Aguas Verdes, junto al camino que desde Bejucal conduce al pueblo
de Quivicán, cabeza de su partido… cerca del
ferrocarril de "La Habana a Güines". Más adelante
señala que Bejucal era una cabecera
jurisdiccional.

En el libro "Por las Veredas del Pasado" de Ramiro
Guerra, se encontró que la compañía
española del General Melguizo, tuvo un encuentro con las
tropas del entonces teniente Coronel Juan Delgado y con la
caballería de Benigno el Gallego, que contaba con una
fuerza insurrecta de 30 o 40 hombres. Narra también que
los cubanos desaparecieron sin dejar rastro ni tener bajas; (la
zona de Buenaventura está rodeada por el este por la loma
Santa Bárbara donde existían varias cuevas),
Melguizo en represaría ordenó dar muerte a tiros a
todo hombre que encontraran en las casas de los campesinos, cuyas
familias huyeron a refugiarse al pie de
Quivicán.

Un vecino de la zona, Juan Alonso Méndez, nos
dijo que su papá era carbonero en la época de la
guerra, que sus hornos estaban en la finca cerca de las arboledas
de mango, mamey y aguacate y de las cuevas, que los mambises
acampaban por allí y más de una vez los
españoles lo detuvieron al entrar al poblado con su carga
de carbón registrándolo temiendo que ayudara a los
mambises. El viejo Alonso siempre se las ingenió para
ayudar a los cubanos burlando la guardia española.
También hablaba de Manuel García con quien
mantenían relaciones de amistad y que a pesar de ser un
hombre rudo siempre tenía un saludo amigable tocando un
ala de su sombrero.

Actualmente Buenaventura se encuentra situado sobre
terreno llano en tierras del actual municipio Bejucal a 5 Km.
aproximadamente, limita al norte con el asentamiento Cuatro
Caminos, al este con la loma Santa Bárbara, al sur con
tierras de Quivicán y al oeste con el pueblo de La Salud.
Lo caracteriza una excelente fertilidad en los suelos que se
encuentran surcado por el Arroyo Aguas Verdes, su
población es de aproximadamente 1 400
habitantes.

Sus principales renglones económicos son la
caña de azúcar y los productos agrícolas.
Pequeños agricultores rodean el núcleo poblacional
que cuenta con carnicería, bodega mixta,
bar-cafetería, escuela primaria, gasolinera, taller de
artesanía, acueducto, represa, centro de acopio
cañero, círculo social, punto de venta de la cadena
Panamericana, cooperativa de producción cañera,
puesto médico, farmacia y terreno de béisbol, la
fuerza laboral de la localidad está dividida en los
centros de trabajo del lugar, pero en su gran mayoría los
trabajadores laboran en los pueblos cercanos.

En su labor cultural se encuentra gran aceptación
por los guateques campesinos, la décima escrita y cantada,
denuncia expositores de la talla de Rafael Ruíz
Sánchez, Genaro Álvarez, Israel y Evelio
Domínguez León, Numancia Nuñez Baluja,
Gustavo, entre otros, un talento joven Eneisi Morejón
Ramos, socióloga y poetiza; y la niña Dayana
Remedios Díaz también poetisa.

Se debe destacar el desarrollo del Teatro en el lugar y
la figura de Ovidio Domínguez, promotor cultural nato,
director del grupo de teatro Experimental, con una trayectoria
artística reconocida y respetada por su pueblo. Un
buenaventureño, Manuel Domínguez Angulo, es
reconocido como mártir del MININT, integrado y con una
trayectoria revolucionaria relevante, murió en una
acción contra elementos desafectos a la justicia
revolucionaria (Anexo 3).

En 1960 los campesinos y vecinos de Buenaventura crearon
una comisión para recaudar fondos para construir el
Círculo Social que luego nombraron "Camilo Cienfuegos".
Alberto León Ravelo vendió un camión de su
propiedad y Juan Rodríguez Sosa donó una cosecha
para completar el dinero. Desde entonces los pobladores pueden
contar con un lugar de recreación y esparcimiento que se
renueva poco a poco como centro promotor de la
cultura.

Ermita San
Buenaventura

"EI templo sigue a la población, sea esta
concentrada o dispersa en torno a un centro único cercano.
En muchos casos, la iglesia quedó situada, como veremos,
en el batey de una hacienda o en el de un ingenio, lo cual poco
nos dice del asentamiento demográfico de la zona.
Más elocuente es su presencia cuando se sitúa junto
a un caserío o lugar céntrico entre varios de
ellos… la iglesia supone la preexistencia de un núcleo
de población" (1)

Primeramente Cuba era una sola Diócesis
(territorio en que ejerce jurisdicción espiritual un
prelado) con extensión a las provincias de La Louisiana y
Dos Floridas, sufragánea de la de Santo Domingo de la Isla
Española. En 1798 se divide la isla en dos obispados, el
de La Habana que se extendía hasta Puerto Príncipe
y el de Cuba (Santiago) que era arzobispado y llegaba hasta el
extrema oriental. Los obispos residían primeramente en
Santiago de Cuba, una vez fundada la Villa de San
Cristóbal de La Habana y reconocida la importancia de este
punto se trasladan a ella.

Don Diego Avelino de Compostela, sacerdote
español, obispo de La Habana entre 1687 y 1704, dispuso
misiones por todos los lugares de su diócesis levanto
numerosos templos e iglesias, en el campo fundo 20 curatos. Al
Ilmo. Sr. Don Juan José Díaz de Espada y Landa se
debieron los aumentos y beneficios entre 1801-1832 en muchas
zonas del país, hicieron nuevas erecciones en La Habana y
partidos del campo organizando la administración de
sacramentos en regiones rurales. La Comunidad Franciscana se
fundó en La Habana 1574, construyendo en la parte
occidental de la bahía su iglesia y convento que
comenzó a funcionar en 1584 hasta 1737 en que cerró
sus puertas pasando a otro lugar su residencia.

Todo el territorio de Bejucal, La Salud y Wajay, entre
otros, dependían eclesiásticamente de Santiago de
Compostela de las Vegas, de la cual se desmembraron
posteriormente. En el archivo del Arzobispado de Cuba existe un
expediente (Legajo 22) que trata la fundación de la Ermita
de Buenaventura, Auxiliar de La Salud y contiene los siguientes
datos:

"17 de diciembre de 1798 "Don Felipe José de
Trespalacios y Verdeja Obispo de La Habana: por cuanto Don Marcos
Sánchez y vecinos de la Real Villa de Santiago de
Compostela de las Vegas tienen concluido un oratorio decente en
una Estancia de su propiedad, concedemos licencia para que en el
Oratorio pueda celebrarse el Santo sacrificio: para una misa en
días festivos y no se practique en días primeros de
la Pascua de Resurrección, Pentecostés, Natividad
de Nuestro Señor Jesucristo, Epifanía y
Ascensión del Señor, Anunciación y
Ascensión de la Santa Virgen María, de todos los
Santos, San Pedro y San Pablo y Natividad de San Juan Bautista.
Para bendecir al nuevo templo se designo a D. Francisco
Sánchez, cura de Santiago."

El 11 de mayo de 1801 los vecinos de Buenaventura dicen
al Sr. Obispo que: "con consentimiento del Cura de la
Parroquial -antecesor del actual- se ha fabricado en paraje
proporcionado: que la Iglesia de Santiago dista como 3 leguas de
este Pueblo, y a medio Camino se haya la Sierra del Bejucal, en
cuya bajada corre un río que va desviado en las estaciones
acuosas."

Continua la cita referida "…de que por la
distancia del Santuario a veces no llegan a tiempo de la
celebración de los Sacrificios y en los tiempos de lluvia
no hay para que "emprender marcha por los malos pasos que no
ofrecen tránsito… así en carruaje como en
cabalgadura. Ya se queden sin misa, ya se retarda el cumplimiento
de Iglesia, el bautismo, el viático y Santo óleo,
que muchas veces no se alcanza siendo doble y aún
cuadruplicada la fatiga de ir a avisar al Párroco
acompañarle de ida y vuelta y regresar a sus casas en las
que además se ve el triste espectáculo de tres,
cuatro o más niños de ambos sexos desamparados,
mientras la triste madre redondea seis leguas de camino para
oír una misa los días de precepto, con el peligro
de un asalto al honor de las niñas que cuentan la edad
viril y otros riesgos demasiado inminentes en las casas de campo
sin resguardo ni sombra de los padres. La fábrica material
está hecha a costa de los vecinos."

Los que suscriben solicitan que denominen a la
mencionada Ermita como ayuda de Parroquia con un ministro que
"la asista continuamente como ya también exige el
gentío de una porción que junta más de mil
seiscientas almas."
El 7 de junio de 1801 el Sr. Obispo
ordena se entregue a los Alcaldes de la Santa Hermandad (creada
por Isabela Católica entre 1450 y 1479 en Castilla,
España, era una especie de guardia civil para perseguir
los delitos en despoblados y mantener el orden) de Santiago de
las Vegas el expediente de la pretensión de los vecinos de
Buenaventura.

El 22 de junio del mismo año el Párroco de
Santiago D. Francisco Sánchez informa al Sr. Obispo
que" todo lo expresado es una sarta de falsedades" y los
desmiente, ofendiéndoles alegando haber hecho un
reconocimiento. El 4 de octubre de 1801 los vecinos de
Buenaventura reclaman al Obispo por aquella actitud e insisten en
su solicitud. Mediando en este proceso el 19 de enero de 1803
aparece en una carta destinada al Sr. Obispo la firma de los
vecinos:

Manuel Morales,

Gabriel Lapuente Vargas.

Juan Alfonso.

Francisco Lugo.

María del Roz Medina.

José Fernández.

Rafael (ilegible).

Laureano (ilegible).

Manuel Ignacio Arrascaeta.

Mario Herrera.

Manuel Balladares.

Antonio Padrón.

Emiliano Salvador González.

Pedro de la Cruz.

Luis Fariñas.

En la verificación que hizo un sacerdote, D.
José Miguel Suárez se aclara este mal entendido y
que era cierto que en ese paraje existía una ermita de
guano forrada toda con tablas de cedro, adornada y con su altar
correspondiente y con los ornamentos adecuados. (Anexo 4). El 30
de marzo de 1803 y después de una fatigosa lucha, el Sr.
Obispo concedió a los vecinos licencia de Ermita
Pública con la asistencia del cura párroco de La
Salud y dependiente de Santiago de las Vegas. El templo se
había erigido en tres solares donados por D. Antonio
Herrera, uno para ermita, otro para plaza y el tercero para casa
de los capellanes. El templo era de madera y tejas con 20 varas
de largo y 8 de ancho.

El 31 de julio de 1813, D. Nicolás José
Morejón, Beneficiado Teniente de Cura de La Salud informa
al Sr. Obispo que ha venido observando excesos en los servicios
de la ermita de Buenaventura que hay dos campanas y que practican
la procesión no autorizada, en respuesta de este
requerimiento se le prohíbe realizar tales actividades le
es quitada una campana y exigen que respeten las concesiones
hechas anteriormente.

El 3 de marzo de 1820 fue bendecido nuevamente el templo
porque había sido necesaria una reedificación del
mismo pues había sufrido daños por la temporada de
lluvia. El ciclón de 1840 afectó notablemente la
construcción que se volvió a edificar y a bendecir
el 28 de julio de 1846. En la madrugada del 19 junio de 1867 el
cura de La Salud, D. Francisco de Paula Fernández informa
al Sr. Obispo que se había desplomado aquel
oratorio.

Se nombró una comisión de vecinos que
debía guardar celosamente los ornamentos, "personas de
reconocida piedad, de familias ilustres, posición social y
buenos antecedentes religiosos: D. Manuel Padrón, D. Pedro
Ivigoa, D. Benito Agustín, D. Nicolás
González, D. Ramón Hernández
Núñez, D. Manuel Valladares, D. Martín
Pérez Socas y D. Pedro Acosta y Delgado.
El 2 de
julio de 1874 se forma Junta Parroquial para reconstruir la
ermita. El 23 de mayo de 1883, la Sra. Dolores ColI de Blanco
pide al Sr. Obispo permiso para formar una Junta de Damas para
levantar una ermita de mampostería en el pueblo de
Buenaventura. Aunque se les dio permiso nunca se
reconstruyó.

La fiesta

…"Es posible que la fundación de una
iglesia en zonas rurales constituya siempre el inicio de nuevas
maneras colectivas de distraerse, por las ceremonias y fiestas
que se van popularizando, destinadas al Santo Patrono bajo cuya
advocación está la feligresía. De este modo
aparece un lazo de unión y de civilidad sobre manera
eficaz" (2)

A pesar de que no existe documentación escrita
que atestigüé la celebración de la fiesta
patronal de San Buenaventura, por lo menos hasta el momento de
terminar esta investigación, se ha podido comprobar que
por más de 150 años y hasta hace 4 décadas
se celebró dicho festejo, cada época le impuso sus
marcas, en cada momento tuvo sus promotores, los testimonios
así lo demuestran.

En 1813 se confirma un requerimiento a la
feligresía de la antes mencionada ermita por excederse en
sus ceremonias y sacar de ella la majestad sacramentada, la
imagen de San Buenaventura que paseaba el pueblo en una
procesión el 15 de julio, según el almanaque
santoral. Llevada en andas sobre una parihuela, adornada con
flores, rodeada de velas, vestida con ropas nuevas confeccionadas
cada año por las mujeres de la vecindad, paseaba la imagen
de San Buenaventura, la primera de yeso coloreado y se encontraba
en la ermita cuando el ciclón la destruyó, los
habitantes decidieron guardarla en las casas de los vecinos junto
a los otros ornamentos.

Pepilla la Isleña era una vecina muy devota,
tenía en su casa el altar y todos los años
salía de su casa la procesión. Cuando esta
señora enfermó su hija la llevó para su casa
en El Gabriel llevándose la imagen. Hubo un tiempo en que
los vecinos dejaron de celebrar la fiesta por el desconcierto que
trajo consigo este suceso, pero la población se sobrepuso
a tal situación y continuó su
tradición.

Julio Domínguez, esposo de la famosa actriz
cubana Martha Muñiz (Anexo 5 y 6) tenía una finca
en las inmediaciones de Buenaventura, donde acostumbraba pasar
temporadas, al morir, su esposa se refugió en el campo
dejando atrás el "glamour" de la ciudad. Se entregó
a su fe y a enseñar catecismo a las jóvenes del
pequeño poblado. Encontró la imagen del Santo
Patrono en una iglesia de La Habana y la trajo para que hicieran
una réplica con la madera que había donado el
vecino Domingo Rodríguez. También mandó a
hacer la urna entre dos árboles a la entrada del pueblo y
el parque que la rodeaba.

Desde el 6 de julio empezaba el novenario a San
Buenaventura, durante este tiempo las mujeres recaudaban fondos
para comprar las telas que vestirían la imagen, las flores
y las velas. Durante todo el día 15 los niños
participaban en juegos de calle, carreras de sacos, carreras en
zancos, disfrutando del Tiovivo, los Caballitos y otros juegos de
calle preparados para ellos en un lugar alejado de la carretera,
frente al antiguo terreno destinado para plaza de la
iglesia.

Los mayores por su parte participaban de las carreras de
caballo, el palo encebado, etc. En la tarde-noche salía la
procesión donde todos llevaban velas encendidas en las
manos y las mujeres llevaban coronas de flores en sus cabezas.
Hubo años en que una banda infantil amenizaba la
ceremonia. Ya entrada la noche comenzaba la fiesta en los
comercios, bodegas y casas particulares. Todo el pueblo
acudía.

Las familias acostumbraban unirse para cenar, visitarse
y pasar horas compartiendo con amigos de las demarcaciones
cercanas. Las mujeres procuraban tener un vestido nuevo y los
hombres desempolvaban su guayabera de hilo y su sombrero de
paño. Cada establecimiento con salón, preparaba una
fiesta invitando músicos y cantantes, los más
afortunados contrataban una orquesta y aglutinaban la mayor
cantidad de personas. En tarimas colocadas a lo largo de la
carretera se vendía comida criolla: moros, lechón
asado, yuca con mojo, además de tamal, dulces, cerveza y
aguardiente.

A finales de la década de 1950 y debido a la
situación imperante, por temor o por presiones impuestas
al principio del sistema recién nacido por voluntades
desconocedoras del trasfondo histórico de esta
celebración identitaria, se dejó de celebrar esta
fiesta, por casi 40 años. Muchos vecinos cuentan que
cuando Playa Girón, las mujeres fueron a la urna, la
rodearon de velas y flores, toda la noche se sintió el
murmullo de las plegarias intercesoras por los combatientes que
arriesgaban su vida por la patria. Meses después alguien
destruyó la imagen y la urna, se desconocen las causas y
el autor.

Cinco años llevó la búsqueda del
basamento histórico de esta festividad, con el apoyo de
vecinos y de la comunidad católica logró realizar
el 15 de julio de 1998 la fiesta de San Buenaventura nuevamente y
así recatar esta importante celebración. La misa al
Santo Patrón se realizó en el patío de los
esposos Carlos Jesús García y Elizabeth
González, oficiaron el párroco de Bejucal Silvano
Pedroso, Ministro co-celebrante F. José Ángel
Chasco o.f.m de la orden San Buenaventura, radicado en el
Convento de los Frailes Franciscanos de la Ciudad de La Habana,
cura invitado Padre Claudio Ojea de la Diócesis de Pinar
del Rio y Padre Ignacio Aguirre Sacerdote diocesano.

En esta ocasión fue bendecida la nueva imagen
esculpida en madera, obra del joven escultor bejucaleño
Reinaldo Acosta. Fueron realizados 9 bautizos y se bendijeron 5
matrimonios de feligreses locales. Estuvieron presentes las
comunidades de San Pedro de Quivicán, Santo Cristo de La
Salud, San Felipe y Santiago del Bejucal. En el Círculo
Social también se realizó una modesta fiesta con la
participación de talentos del lugar.

Desde el año 2000 el Arzobispado Cubano se
reanudó en el almanaque anual esta festividad religiosa
con novenario y las administraciones locales reconocen desde 1998
la fiesta popular como significativa en la zona,
introduciéndola en el Programa Cultural del municipio.
Aunque todavía no resultan como quisieran los vecinos hay
que precisar la preocupación de esta localidad por
perpetuar su tradición a pesar de constantes
contratiempos. Es una experiencia impactante para los
buenaventureños esta nueva manera de celebrar que cumple
ya 12 años de renovada.

"Sin la fuente viva, la sencilla
voz de los hombres, es imposible comprender en toda su magnitud
nuestra realidad como nación".

Miguel Barnet

CAPÍTULO 2.

Voces que hacen
historia

Esta parte de la investigación la he dedicado a
plasmar las entrevistas realizadas a vecinos que aportaron datos
interesantes no recogidos en los referentes teóricos, pero
que por su importancia se colocan en el cuerpo del trabajo, las
mismas fueron aplicadas de diferente manera, con preguntas
dirigidas o no, de forma abierta, debido a la edad e
individualidad de los informantes, además se recogieron en
varios momentos o sesiones de entrevista.

Entrevista No. 1

Entrevistado: Lázaro Rodríguez
Sosa.

Edad: 85 años.

Lugar de nacimiento: Buenaventura.

Lugar de residencia: Buenaventura.

  • 1. ¿Por qué este lugar se llama
    Buenaventura?

  • Dicen los más viejos que antes le
    decían la Buena Ventura, que era una aventura venir a
    vivir a este lugar, cada vez que alguien se mudaba para el
    lado de Camino Real decía que iba a correr la
    aventura, pero a ciencia cierta a la verdad que no se
    sabe.

  • 2. ¿Qué sabe sobre la historia de
    este lugar?

  • Los viejos míos hablaban de que esto era un
    lugar de paso, el Camino Real que venía de
    Batabanó, pasaba por aquí mismo por el
    cañaón y los arrieros con sus cargar y sus
    arrias de mulas o bueyes que llevaban mercancía para
    La Habana, paraban aquí para darles agua a los
    animales y comer ellos, para descansa, como del otro lado del
    camino pasaba el arroyo, por eso se hiso la bodeguita donde
    hoy está el Dengue, la gente comenzó a fabricar
    a los lados del camino y así…..

  • 3. ¿Cómo eran las
    casas?

  • Las casas de madera y guano, cuando yo nací
    ya eran de tejas, y la Casa de Piedra era de piedra, porque
    cuando yo era muy chiquitico mis padres se mudaron para esa
    casa. Las casas del pueblo estaban levantadas del suelo,
    porque cuando llovía mucho, el arroyo se desbordaba,
    cuando se hizo la carretera nueva entonces se desvió
    el arroyo, se hizo portal con el frente para el otro lado,
    por eso las casas de Buenaventura tienen dos portales y
    puente que las separa de la carretera.

  • 4. ¿Sabe algo de los antiguos pobladores
    de la zona?

  • Bueno hay algunos apellidos, tu sabes que antes se
    reconocía a la gente por apellidos, estaban los
    Padrón, como el arrollo que pasaba por su tierra,
    Arencibia que tenían una finca por allá por el
    camino de la presa, Calcaño, eran los propietarios del
    cafetal, que todavía le dicen así, Munichi,
    dueño de una bodeguita y de tierras, los
    Rodríguez, casi todos vivían por la carretera
    de la Salud y alquilaban casas, los Alonso, los Valladares,
    los Viera, yo creo que hay más, todos esos son
    familias de los primeros que vivían
    aquí.

  • 5. ¿Qué sabes de la
    ermita?

  • Eso quedaba ahí al pasar el puente, pero lo
    que pasa es que antes no había que cruzarlo porque no
    estaba, decían mis padres que cuando ellos eran muy
    chiquitos se hablaba mucho de la iglesita, al lado quedaba la
    plaza y una casa vieja que era de los curas. El viejo
    decía que un rayo la destruyó.

  • 6. ¿Se hacían fiestas en el
    pueblo?

  • Sí, como no, la de San
    Buenaventura.

Entrevista No. 2

Entrevistado: Juan Alonso Méndez.

Edad: 77 años.

Lugar de nacimiento: Buenaventura.

Lugar de residencia: Buenaventura.

Buenaventura, ese nombre viene del santo del pueblo, San
Buenaventura, me acuerdo de una casita que le hicieron en la
entrada, entre dos Álamos, porque yo no sé si tu
sabes que todo el camino desde Bejucal hasta aquí estaba
lleno de árboles muy grandes que daban una sombra
tremenda, uno podía venir caminando hasta aquí sin
fatigarse, porque daban un fresco, como le dije, en el lindero de
Goyito Padrón, el chino Lam hizo la casita de bloques y
cristales, la puertecita estaba por detrás, y un
pequeñito parque con bancos, allí iban y le
ponían flores y velas y la gente se sentaba
alrededor.

Eso fue después porque antes el altar estaba en
casa de Pepilla la Isleña, que vivía aquí
mismo en esta casa, ella era la esposa de Antonio Portón,
cuando se le murió el marido le dio por eso, ese
medía como un metro y era de yeso, ella puso un altar en
su casa, cuando se acercaba el mes de julio, se reunía con
las mujeres y recogían dinero para flores y velas, todos
los años vestían al santico y de ahí
salía la procesión, llevando los hombres al santico
en los hombros en una parihuela, lo paseaban por todo el pueblo,
rezando la oración, creo que decía así: "
Milagroso santo escucha… y ampárame en el peligro",
ya ni me acuerdo.

Yo también iba a las procesiones, cuando era
niño y luego cuando crecí y me casé iba con
mi mujer y con los muchachos, a veces iba solo, cuando aquello
vivíamos en el sitio allá al frente, esa noche, la
noche del 14 de julio, se veía el pueblo todo alumbrado y
la procesión pasando con las velas encendidas, la gente
rezando y cantando, había un olor a mariposa, a flor de
muerto, casi siempre se acababan tarde en la noche, algunos se
iban pero otros se quedaban hasta el otro día tomando o
conversando en el bar, entonces comenzaba la fiesta, la otra,
venían gente de todos los lugares, de Quivicán, los
Güiros, de Bejucal, La Salud, San Felipe, del campo, los
guajiros no trabajaban ese día desde temprano se
ponían su guayabera y su sombrero de paño y a
fiestear.

Por el día se hacían verbenas, careras de
saco, competencias de caballo, carreras en sanco, el Tiovivo, los
caballitos, y por la noche el baile, me acuerdo que venían
orquestas, la de Belisario López, Barbarito Diez, la de
Antonio María Romeo, entonces sí que todo el mundo
iba, en las casas no se hacía comida porque la comida se
vendía en las calles, comida criolla, lechón asado,
yuca con mojo, tamales, dulces, aguardiente y cerveza, que
sé yo, de todo. La fiesta se hacía en la esquina o
en el Dengue antes en la carretera de la Salud, en una casa
grande que tenía allí y por toda la orilla de la
calle.

Yo no conocí la iglesia, el viejo me contaba que
él estaba en la bodeguita cuando le cayó un rayo,
no quedó nada, sólo unos pilotes de madera dura que
parecen que eran del piso, el viejo me contaba que las
procesiones antes salían de allí y que tocaban
campanas y hacían misa, pero eso no sé si lo
oyó de sus padres, no sé, cuando la guerra el viejo
era carbonero tiraba un arria de mulas desde la finca al
pueblo… yo si le digo que las fiestas duraron hasta los
primeros años después que bajo la
revolución.

Nadie la mandó a quitar, pero no se hicieron
más. Sin saber porque, cuando Playa Girón, Celita
la hija de Hortensia, la mujer de Romelio que era una niña
tenía el santico en los brazos y esa noche se vieron en la
casita muchas velas encendidas, mucha gente le prendió
velas y le llevó flores, pero un tiempito después
apareció la casita y el santico roto, no se sabe
quién lo hizo, algunos dicen que fueron Mingo el loco y
Evelito buscando dinero, pero el santico era más pobre que
ellos. Bueno pues… ven acá, tengo que seguir
hablando, es que, a mi me gusta hablar pero yo tengo el "gaznate"
sequito, sequito… Maritza, mi hija, preparó una
limonada en memoria de San Buenaventura… (risas)
ojalá yo vea otra vez esas fiestas.

Entrevista No. 3

Entrevistado: Olga Domínguez
León.

Edad: 72 años.

Lugar de nacimiento: Quivicán.

Lugar de residencia: Buenaventura.

  • 1. ¿Qué tiempo hace que vive en
    este pueblo?

Partes: 1, 2

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