Monografias.com > Filosofía
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

De la democracia a la Tirania




Enviado por



  1. Introducción
  2. Planteamiento
    filosófico
  3. Conclusión
  4. Bibliografía

Introducción

En resumen, los gobiernos o gobernantes totalitarios
habidos y por haber en la historia, tienen en su
característica principal un denominador común, el
resentimiento, elemento este que los convierte en perversos y
vengativos con las más variadas formas de ejecutar sus
apasionados deseos de retribuirse con malsanas sutilezas, las
posibles o supuestas ofensas y maltratos sufridos en otras
épocas en contra de miembros de gremios, familiares y
afines, etc. Las mas de las veces, producto, de un solipsismo
construido por la vanidad y el narcicismo dañino que
siempre los identifican y, generado por causas que en
términos normales no afectarían a individuos con un
desenvolvimiento normal, regular o sano,
sicológicamente.

Esta característica, no es necesariamente propia
de quienes habiendo surgido de niveles bajos de la sociedad hayan
llegado al gobierno por un deseo inmenso de poder –voluntad
de poder, como plantea Nietzsche– para satisfacer sus anheladas
venganzas, esta es propia también, de: miembros de cortes,
monárquicas, oligárquicas, dinastías, etc.
Donde, herederos, y miembros de la nobleza son marginados,
sometidos a ostracismos y un sinfín de retaliaciones con
el propósito de quitarles el poder o apoderarse del mando
y hacer la voluntad de quienes conspirando se convierten en
acólitos de un títere, o marioneta política
–dizque líder– también conspirador, impuesto
y sumiso al deseo de poder de otros más viles y prolijos
en astucia. Otros perversos y volitivos simplemente se
desencadenan en personalidad inmediatamente agarrando el
poder.

Observemos también con Hanna Arendt, en franca
oposición, y sin embargo impactada por las
Características de "Essai sur l´inegalite des races
humaines" de Arthur Gobineau, plantea que aun cuando existan
creencias e ideologías de racismo radical, la verdadera
causa de la aparición del totalitarismo, radica en
profetizar la ruina de las civilizaciones por su decadencia y la
progresiva ruina de la humanidad, como propaganda y, derivada de
la codicia y la voluntad de poder, este autor para ella, exagera
la mitología escandinava dándole virtud a las
elites-arias –Nazismo futuro-, al colocarlas como
influencias de Odín, (linaje de Odín) igualmente
define al autor como una curiosa mezcla del noble frustrado y el
intelectual romántico que inventó el racismo por
accidente. Para ella los mejores hombres se hallan en la cumbre
de la sociedad.

Hanna Arendt determina la posición de Gobineau,
como una prescripción de la teoría darwiniana "la
supervivencia de los más aptos" un concepto también
de Nietzsche (lo dionisiaco vs. Apolíneo) igualmente
concibe lo político del racismo de Gobineau como un
intento de vindicar la raza aria que creía en peligro de
extinción avasalladas por las razas inferiores "no arias"
mediante el avance de la democracia.

Planteamiento
filosófico.

Luego de obtener el poder, se acorazan con la más
diversa gama de elementos de defensa, en función de
protegerse de las disidencias y oposiciones que naturalmente
nacen de sus malas gestione y, derivados de un recelo enfermizo
de perderlo, por lo cual se ingenian desde la creación de
leyes, las más de las veces absurdas, con el único
fundamento de protegerse, dizque, legalmente de los reclamos y
las protestas que sus actuaciones gubernamentales en contra de la
disidencia producen, ejemplo terrorismo de estado,
violación de la libertad de expresión,
criminalización de la disidencia, en resumidas cuentas
abuso de poder.

Esta forma ultima tiene muchos ejemplos y tiende a
aparecer cuando el mandatario llega al poder mediante una forma
democrática (mediante el voto popular) por cuanto el
pueblo brinda la confianza a este resentido, el cual la ha ganado
con un discurso fabricado mediante el sofisma y con el
instrumento de la más burda demagogia. Platón
observa y define este tipo de transición ejemplarmente, en
el siguiente párrafo del capítulo VIII de: "La
Republica o el Estado", de esta obra citare textualmente lo que
plantea el filósofo; quien compara a los astutos secuaces
del líder títere con las abejas Zanganos. En un
dialogo entre Sócrates con su homologo Adimanto, se
define:

Sócrates refiere a Adimanto, después de
establecer un dialogo que determina la democracia como la forma
de gobierno más perfecta por la libertad que se disfruta
pero más débil por corruptible por ende derrotable,
la forma como se desenvuelven los potenciales tiranos en un
sistema previamente democrático.

"Hemos comparado los valientes a los zánganos
armados de aguijón –los políticos astutos- ,
y los cobardes a zánganos sin aguijón –los
políticos títeres, narcisistas dañinos-
.

Adimanto—Me parece exacta esa
comparación.

Sócrates —Estas dos especies de hombres
causan en el cuerpo político los mismos estragos que la
flema y la bilis en el cuerpo humano. Un legislador sabio, como
médico hábil del Estado, tomará respecto de
ellos las mismas precauciones que un hombre que cuida abejas toma
respecto a los zánganos. Su primer cuidado será
impedir que entren en la colmena, y si a pesar de su vigilancia
se le escurren dentro, procurará destruirles lo más
pronto posible así como las celdillas que han
infestado.

Adimanto—No puede hacerse otra cosa.

Sócrates —Para comprender mejor aún
lo que queremos decir, hagamos una cosa.

Adimanto—¿Qué cosa?

Sócrates—Separemos con el pensamiento el
estado popular en las tres clases de que efectivamente se
compone. La primera comprende esos mismos de que acabo de hablar.
La licencia pública hace que su número sea tan
grande como en la oligarquía.

Adimanto—Así es la verdad.

Sócrates —Sin embargo, hay la diferencia de
que en un Estado democrático son mucho más
maléficos.

Adimanto—¿Por qué
razón?

Sócrates —Porque como en el otro Estado no
tienen ningún crédito y se procura alejarlos de los
cargos públicos, quedan sin acción y sin fuerza;
mientras que en el Estado democrático son ellos los que
exclusivamente están a la cabeza de los negocios. Los
más ardientes hablan y obran: los demás murmujean
alrededor de la tribuna y cierran la boca a todo el que intente
manifestar una opinión contraria; de suerte que en este
gobierno todos los negocios pasan por sus manos con raras
excepciones.

Adimanto—Es cierto.

Sócrates —La segunda clase vive aparte, y
no se comunica con la multitud.

Adimanto—¿Cuál es?

Sócrates—Como en este Estado todo el mundo
trabaja para enriquecerse, los más entendidos y los
más prudentes en su conducta son también de
ordinario los más ricos.

Adimanto—Así debe ser.

Sócrates—De éstos, sin duda, son de
los que los zánganos sacan más miel y con
más facilidad.

Adimanto—¿Qué podrían sacar
de los que tienen poco o nada?

Sócrates—Así es que dan a los ricos
el nombre de pasto para los zánganos.

Adimanto—Ordinariamente lo hacen.

Sócrates —La tercera clase es la plebe,
compuesta de artesanos, ajenos a los negocios públicos y
que apenas tienen con qué vivir. En la democracia, esta
clase es la más numerosa y la más poderosa cuando
está reunida.

Adimanto—Sí, pero no se reúne como
no tenga esperanza de recibir alguna miel.

Sócrates—Por esto los que presiden a estas
asambleas hacen los mayores esfuerzos por
proporcionársela. Con esta idea se apoderan de los bienes
de los ricos, que reparten con el pueblo, procurando siempre
quedarse ellos con la mejor parte.

Adimanto—Ése es el origen de las
distribuciones que se hacen al pueblo.

Sócrates—Sin embargo, los ricos,
viéndose despojados de sus bienes, sienten la necesidad de
defenderse, se quejan del pueblo, y emplean todos los medios
posibles para poner sus bienes al abrigo de tales
rapiñas.

Adimanto—Sin duda.

Sócrates —Los otros, a su vez, los acusan,
inocentes y todo como son, de querer introducir la
turbación en el Estado, de conspirar contra la libertad
del pueblo y de formar una facción
oligárquica.

Adimanto—No dejan de emplear esos
medios.

Sócrates —Pero cuando los acusados se
aperciben de que el pueblo, más que por mala voluntad, por
ignorancia, y seducido por los artificios de sus calumniadores,
se pone de parte de estos últimos, entonces quieran ellos
o no quieran, se hacen de hecho oligárquicos. No es a
ellos a quienes hay que culpar por esto, sino a los
zánganos que los pican con sus aguijones y los lanzan en
tales extremos.

Adimanto—Sin contradicción."

Hasta aquí el pueblo cansado de todos los
ademanes de los políticos democráticos y su
despreocupación por informar al pueblo de los posibles
bienes y vindicaciones que podrían haber procurados para
ellos, y que jamás llego al conocimiento del pueblo
–por muchas razones- incluso desidia y apatía,
decide buscar un salvador un mesías que si se ocupe de
ellos, entonces el resentido, astuto y audaz, sobre todo con
mucha voluntad de poder pezca en rio revuelto y zasss el
zarpazo.

Continuemos con Platón:

"Sócrates —En seguida vienen las denuncias,
los procesos y las luchas entre los partidos. —Es
cierto.

Sócrates —¿No es natural que el
pueblo tenga alguno a quien confíe especialmente sus
intereses, y a veces procure engrandecer y hacer
poderoso?

Adimanto—Sí.

Sócrates —Es evidente que de esta estirpe
de protectores del pueblo es de la que nace el tirano, y no de
ninguna otra.

Adimanto—La cosa es clara.

Sócrates —Pero el protector del pueblo,
¿por qué principia a hacerse tirano? ¿No
será evidentemente cuando comienza a hacer una cosa
parecida a lo que se dice que pasaba en Arcadia en el tiempo de
Júpiter Liceo?

adimanto—¿Qué dicen que pasa
allí?

Sócrates —Se dice que el que ha comido
entrañas humanas, mezcladas con las de otras
víctimas, se convierte en lobo ¿No has oído
decirlo?

Adimanto—Sí.

Sócrates —En la misma forma, cuando el
protector del pueblo, encontrando a éste completamente
sumiso a su voluntad, empapa sus manos en la sangre de sus
conciudadanos; cuando en virtud de acusaciones calumniosas, que
son demasiado frecuentes, arrastra a sus adversarios ante los
tribunales y hace que expiren en los suplicios, bañando su
lengua y su boca impía en la sangre de sus parientes y de
sus amigos diezma al Estado, valiéndose del destierro y de
las cadenas, y propone la abolición de las deudas y una
nueva división de tierras, ¿no es para él
una necesidad el perecer a manos de sus enemigos o hacerse tirano
del Estado y convertirse en lobo?

Adimanto—No hay medio.

Esto está sucediendo en Venezuela, actualmente,
derivado de la moción de la CIDH respecto a la
inhabilitación política de Leopoldo Lopez,
finalmente ratificada Por El TSJ con una ambigüedad
tremenda. Ha sancionado con ejecútese a una serie de leyes
en donde sus artículos, si bien podrían fomentar un
espíritu de justicia, por ir en contra de la
violación de los derechos humanos que derivan del
terrorismo de estado y el abuso de poder de los mandatarios,
quedan de plano, incisivas y a la vez irrelevantes, por cuanto se
abocan solamente a las acciones ejecutadas en un periodo de
tiempo particular -1958-1998, en vez de promoverse y ejecutarse
en todas las épocas (pasadas presentes y futuras) hasta
que se verifiquen obsoletas y se promulguen otras que sustituyan
por mejores, las ahora sancionadas. ¿No creen ustedes que
esto lleva un trasfondo vil y perverso por el ventajismo que
evidencia? ¿Qué pretenden con esto? ¡Queda
por tanto, en tela de juicio su inexorabilidad!

Sigamos con Platón:

"Sócrates —Ya le tienes aquí en
guerra abierta con los que poseen grandes bienes.

Adimanto—Es cierto.

Sócrates —Y si se consiguiese expulsarlo, y
volviese a pesar de sus enemigos, ¿no vendría hecho
un tirano completo?

Adimanto—Sin duda.

Sócrates —Pero si los ricos no pueden
conseguir echarlo ni hacer que le condenen a muerte,
acusándole delante del pueblo, natural-mente
conspirarán sordamente contra su vida.

Adimanto—No puede menos que suceder
así.

Sócrates —Entonces el hombre ambicioso, que
ha llegado a este punto extremo, aprovecha la ocasión para
hacer al pueblo una petición. Le pide una guardia para
proteger al defensor del pueblo.

Adimanto—Sí, verdaderamente.

Sócrates —El pueblo se la concede,
temiéndolo todo por su defensor, y no temiendo nada por
sí mismo.

Adimanto—Sin duda.

Sócrates —Cuando las cosas llegan a este
punto, todo hombre que posee grandes riquezas y que por esta
razón pasa por enemigo del pueblo, toma para sí el
oráculo dirigido a Creso: huye hacia el río Hermo
de lecho pedregoso y no teme la tacha de
cobardía.

Adimanto—Tienes razón; no tendría
ocasión de temerla dos veces.

Sócrates —En efecto, si le prenden en su
huida, le cuesta la vida.

Adimanto—No es otra la suerte que le
espera.

Sócrates —En cuanto al protector del
pueblo, no creas que se duerme en medio de su poderío;
sube descaradamente al carro del Estado, destruye a derecha e
izquierda a todos aquellos de quienes desconfía, y se
declara abiertamente tirano.

Adimanto—¿Quién puede
impedírselo?

Sócrates —Veamos ahora cuál es la
felicidad de este hombre y la del Estado que le sufre.

Adimanto—Me agrada.

Sócrates —Por lo pronto, en los primeros
días de su dominación, ¿no sonríe
graciosamente a todos los que encuentra, y no llega hasta decir
que ni remotamente piensa en ser tirano? ¿No hace las
más pomposas promesas en público y en particular,
librando a todos de sus deudas, repartiendo las tierras entre el
pueblo y sus favoritos, y tratando a todo el mundo con una
dulzura y una terneza de padre?

Esto paso en Cuba, Fidel aseguró hasta la
saciedad en 1962, mediante un prolongado discurso ante la prensa
que: ni él ni su gobierno eran comunistas, y fue verdad,
porque, él y sus sequitos –nomenclatura– son, o
monarcas o tiranos, menos socialistas, ni comunistas. De hecho se
heredan el poder. El mismo lo aseguro:

"Ni en Cuba funcionó el Socialismo", ¡lo
emblemático fueron los 50 años ostentando el poder
como el patriarca, páter de los nobles y sumisos cubanos!
Desayunando quesos, vinos y frutas, mientras, el pueblo, pan de a
locha y avena o frijoles ¡cuando había!

Luego como cerrando con broche de oro. El discurso
perverso y falas, la mentira con que someten a sus pueblos, pues,
por miedo a la impiedad de la guerra el pueblo se tiene que
sentir protegido de un enemigo creado y mantenido solo en la
estrategia goebbeliana-maquiavelica, de sendos
gobernantes.

"una mentira dicha mil veces construye una
verdad"

De esto afirma Nuestro filósofo. Respecto a la
estrategia de sumisión de los pueblo, poned
atención:

"Sócrates , Es natural que empiece de esta
manera.

—Cuando se ve libre de sus enemigos exteriores, en
parte por transacciones, en parte por victorias, y se cuenta
seguro de este lado, tiene cuidado de mantener siempre en pie
algunas semillas de guerra para que el pueblo sienta la necesidad
de un jefe.

Adimanto—Así debe ser.

Sócrates —Y, sobre todo, para que los
ciudadanos, empobrecidos por los impuestos que exige la guerra,
sólo piensen en sus diarias necesidades, y no se hallen en
estado de conspirar contra él.

Sucedió en Argentina con Galtieri y la guerra de
las Malvinas.

Adimanto—Sin contradicción.

Sócrates —Y también hace esto para
tener un medio seguro de deshacerse de los de corazón
demasiado altivo para someterse a su voluntad,
exponiéndolos a los ataques del enemigo. Por todas estas
razones es preciso que un tirano tenga siempre entre manos
algún proyecto de guerra.

Adimanto—Sin duda.

Sócrates —Pero semejante conducta no puede
menos de hacerle odioso a los súbditos.

Adimanto—Muy odioso.

Sócrates —Y algunos de los que
contribuyeron a su elevación, y que son los que,
después de él, tienen mayor autoridad, ¿no
hablarán entre si con mucha libertad de lo que pasa, y los
más atrevidos no irán hasta quejarse a él
mismo?.

Adimanto—Parece que sí.

Sócrates —Es preciso que el tirano se
deshaga de ellos si quiere reinar en paz; y que, sin distinguir
amigos de enemigos, haga que desaparezcan todos los hombres de
algún mérito.

Adimanto—Es evidente.

Sócrates —Debe ser muy perspicaz para
distinguir los que tienen valor, grandeza de alma, prudencia y
riqueza; y es tal su fortuna, que se ve obligado, quiera o no
quiera, a hacer a todos la guerra, y tenderles lazos sin tregua
hasta que haya purgado de ellos al Estado.

Adimanto—¡Extraña manera de
limpiar!

Sócrates —Hace lo contrario de los
médicos, que purgan el cuerpo, quitándole lo malo y
dejándole lo bueno.

—Tiene que obrar así o renunciar a la
tiranía.

—En verdad, ¿no es para él una
magnífica alternativa la de perecer o vivir con canalla,
que tan poco puede evitar que le aborrezca?

Adimanto—Tal es su situación.

Sócrates —¿No es claro que cuando
más odioso se haga a sus conciudadanos, a causa de sus
crueldades, tanta más necesidad tendrá de una fiel
y numerosa guardia?

Adimanto—Sin duda.

Sócrates —Pero ¿dónde
encontrará esas gentes fíeles? ¿De
dónde las hará venir?

—Si paga bien, acudirán en gran
número de todas partes.

Adimanto—Ya te entiendo; acudirán enjambres
de zánganos de todos los países.

Sócrates —Has comprendido perfectamente mi
pensamiento.

—¿Por qué no confiará la
guardia de su persona a gente de su país?

¿No les parece el vivo retrato de nuestro,
comandante presidente? ¿A quién empleó el
mismo, para sus círculos de protección? ¿O
fue una imposición foránea? ¿Decidme
vosotros?

Conclusión

En conclusión si se cree que la figura del tirano
es producto del intelecto moderno ¡están
equivocados! Ni siquiera producto del genio florentino,
Maquiavelo, Platón ya tenía conocimiento de este
tipo de gobernantes; totalitarios, déspotas y nepotistas,
este (el tirano) simplemente es producto de la voluntad de poder
de los narcisistas maléficos (dañinos) según
la sicología moderna, que las mas de las veces llegan al
poder por la decisión de un pueblo engañado y
privado de la verdad por la propaganda de intereses mezquinos, en
pocas palabras, sumergidos en la ignorancia. Sin embargo,
Maquiavelo, respecto a cómo someter a un pueblo antes
gobernado por otra constitución plantea, empobrecerlos
como una alternativa, la cual parece ser la que más les ha
gustado a los dictadores totalitarios dl siglo XX y XXI en
África y Latinoamérica.

Analizad lo siguiente de Maquiavelo en "El
Principe":

De qué modo deben gobernarse las ciudades o
principados que. Antes de ocuparse por un nuevo príncipe,
se gobernaban con sus leyes particulares

"Cuando uno quiere conservar aquellos Estados que
estaban acostumbrados a vivir con sus leyes y en república
es preciso abrazar una de estas tres resoluciones: debes o
arruinarlos, o ir a vivir en ellos, o, finalmente, dejar a estos
pueblos sus leyes, obligándolos a pagarte una
contribución anual y creando en su país un tribunal
de un corto número que cuide de conservártelos
fieles. Creándose este Consejo por el príncipe, y
sabiendo que él no puede subsistir sin su amistad y
dominación, tiene el mayor interés en conservarle
su autoridad. Una ciudad habituada a vivir libre, y que uno
quiere conservar, se contiene mucho más fácilmente
por medio del inmediato influjo de sus propios ciudadanos que de
cualquier otro modo."

Imaginaos la capacidad de interpretación que
puede tener un narcisista dañino de estos; que se regodee
con este manual de Oligarquía como libro de
cabecera.

Es también oportuno aclarar que la voluntad de
poder, se centra en el deseo infinito y el don de mando que
caracterizan esa clase de individuos dolientes de narcisismo
dañino, su sistema volitivo siempre motivado en la
adquisición de la fuerza se conjuga con la voluntad de
mentir, antes que desarrollar ficción por desconocimiento
de formas de desenvolver su gobierno, derivando esta capacidad de
mentir una elevada condición por sobre la voluntad de la
verdad. En eso estriba, la noción nietzscheana del eterno
retorno de Euclides, más allá de cualquier
fundamento nihilista que de hecho existe en la mente enferma del
filósofo, el eterno retorno se muestra como un
análisis de la historia de la perversidad humana, lo cual
comprende un darwinismo antes que cualquier metafísica
Hobbesiana para comprender la maldad y el uso positivista
respecto al poder que le otorga Nietzsche a la voluntad de poder
y de mentir. En función de aupar al totalitarismo,
tiranía y/o dictadura.

Bibliografía.

Platon,1941, La Republica o el Estado. Ed. Espasa Calpe,
Madrid.

Maquiavelo, N.2001, El Príncipe, Ed. La palma
Viajera, Caracas

Nietzsche, F. 2000, Asi Hablaba Zarathustra en Obras
inmortales, tomo II. Ed. Edicomunicaciones S.A, Madrid

Altini, C. 2005, La fábrica de la
soberanía, Hobbes, Maquiavelo y Spinoza, Ed. El cuenco de
plata, BA Argentina.

Arendt, H. 2004, Los orígenes del totalitarismo,
Ed. Taurus.Santillana, Madrid.

 

 

Autor:

Joise Morillo

LICDO en Filosofía

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter