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Descentralización y economía



    Recursos
    regionales

    El proceso de descentralización no sólo
    supone el traspaso de importantes atribuciones del Gobierno y del
    Estado Central a los Gobiernos y Estados Regionales. Supone
    también dotar a las regiones de recursos suficientes para
    su normal desenvolvimiento, pero, sobre todo, para que se
    impulsen hacia el desarrollo.

    En general, debe hablarse de hasta tres tipos de
    recursos:

    a) activos y recursos de capital de que hoy dispone y
    maneja el Estado Central, pero que se encuentran en las regiones;
    b) recursos presupuestales que siendo de carácter y
    destino regional, se vienen manejando desde Lima, y; c)
    transferencias crecientes que en el futuro vaya haciéndose
    desde el Estado Federal a las Regionales Federales.

    Activos
    regionales

    Constituyen activos de cada Región Federal los
    siguientes:

    • Los bienes muebles e inmuebles que actualmente
    están bajo el control del Concejo Transitorio
    de Administración Regional –CTAR–.

    • Los demás que, estando actualmente bajo
    control del Gobierno Central, a solicitud de las
    autoridades regionales sean transferidos a
    éstas.

    • Las tierras eriazas no denunciadas ni en curso de
    explotación.

    • Los bosques, minas, canteras, depósitos de
    recursos naturales y otros de este género que aún
    no han sido denunciados ni puestos en
    explotación.

    • Las aguas de los ríos, lagos y
    nevados.

    • La riqueza ictiológica marítima que
    no sea de altura, hasta el límite que por tal
    consideración fijen las autoridades correspondientes del
    Gobierno Federal.

    • Las empresas estatales de ámbito
    estrictamente regional (en el caso de las hidroeléctricas,
    por ejemplo, sólo la fase de generación). Las
    regiones, a iniciativa de sus autoridades, decidirán su
    futuro. En el caso de ser privatizadas o cedidas en
    concesión, los ingresos que se obtenga pasarán a
    constituir activo de la región.

    • Los legados y donaciones que se hagan a su
    favor.

    Recursos
    presupuestales regionales

    Constituyen recursos presupuestales de las
    regiones:

    • Los ingresos que se obtenga por tributos y tasas
    impositivas existentes, y los que sean creados en y
    para la región.

    • La porción de los tributos que capte el
    Gobierno Federal y que corresponda a las
    regiones.

    • Las transferencias directas que haga el Gobierno
    Federal durante el proceso de descentralización, y
    correspondientes a cada una de las actividades que paulatinamente
    vayan asumiendo las regiones.

    • Otras transferencias específicas que pueda
    hacer en lo sucesivo el Gobierno Federal.

    • Las transferencias correspondientes a la
    región en el Fondo de Compensación
    Regional.

    • Las rentas que produzcan sus bienes no
    privatizados.

    • Los derechos periódicos que se pacte con
    los nuevos propietarios o concesionarios de las
    empresas regionales privatizadas.

    • Una parte del canon de explotación y
    transformación que pagan las empresas sujetas
    a ese régimen.

    • Los recursos provenientes de operaciones de
    crédito interno.

    • Los legados y donaciones que se hagan a su
    favor.

    Recursos
    municipales

    El Estado Federal y los Estados Regionales
    deberán reestructurar sus activos y recursos
    presupuestales de modo que queden completamente descentralizados,
    con la mayor cesión de recursos posibles a los municipios
    del país.

    Activos
    municipales

    Constituyen activos de cada municipalidad los
    siguientes:

    • Los bienes muebles e inmuebles que actualmente
    están bajo el control de las
    mismas.

    • Todos aquellos que, a solicitud de los Concejos
    Municipales, sean transferidos a las municipalidades
    por el Gobierno Federal y el Gobierno Regional.

    • Todos aquellos que, como parte del proceso de
    descentralización, vayan siendo transferidos
    por el Gobierno Federal y los Gobiernos Regionales.

    • Las empresas estatales de ámbito
    estrictamente municipal (agua potable, generación y
    distribución eléctrica de ámbito provincial
    o distrital, etc.: y la empresa del Tren Eléctrico en
    Lima, por ejemplo, que necesariamente debe pasar a competencia
    del Distrito Federal).

    • Las tierras eriazas, minas, canteras, bosques,
    etc., que estén bajo la jurisdicción de los
    distritos y provincias dentro del radio que, a partir de cada
    centro urbano, fije en cada caso el Congreso Regional
    (véase el gráfico aclaratorio que al respecto se
    presenta más adelante en el acápite "Recursos
    comunes").

    • Los legados y donaciones que se
    hagan a su favor.

    • En el caso de la costa en particular, y en lo que
    corresponda en las demás zonas geográficas del
    Perú, los ríos y los territorios agrícolas
    de sus cuencas son activos provinciales y, en consecuencia,
    están bajo jurisdicción de las autoridades de
    éstas. De constituirse Juntas de Regantes, éstas
    necesariamente deben contar con representantes de toda la cuenca,
    sin excepción; y en la forma y proporción en que,
    en cada región, lo determinen coordinadamente las
    autoridades provinciales y las regionales competentes.

    Recursos
    presupuestales municipales

    Constituyen recursos presupuestales de las
    municipalidades:

    • Los ingresos que se obtenga por
    tributos, contribuciones, arbitrios, licencias,
    tasas impositivas existentes, y los que sean creados en y
    para la municipalidad.

    • La porción de los tributos
    que capte el Gobierno Regional y que corresponda a
    las municipalidades.

    • Las transferencias directas que haga el Gobierno
    Federal durante el proceso de descentralización, y
    aquellas correspondientes a cada una de las actividades que
    paulatinamente vayan asumiendo las municipalidades.

    • Otras transferencias
    específicas que puedan hacer en lo sucesivo el
    Gobierno Federal y el Gobierno Regional.

    • Las transferencias correspondientes
    a las provincias y distritos en el Fondo de
    Compensación Provincial.

    • Las rentas que produzcan sus bienes
    no privatizados.

    • Los derechos periódicos que
    se pacte con los nuevos propietarios o
    concesionarios de las empresas municipales
    privatizadas.

    • El canon o la parte del canon de
    explotación y transformación que pagan las
    empresas sujetas a ese régimen, y las que se
    establezcan en el futuro.

    • Los recursos provenientes de
    operaciones de crédito interno.

    • Los legados y donaciones que se
    hagan a su favor.

    Recursos
    comunes

    Actualmente, los distritos y provincias eminentemente
    rurales son geográficamente inmensos. Es lógico
    esperar que paulatinamente se vayan creando en ellos nuevos
    distritos. Entre tanto, la inmensa mayoría de los espacios
    rurales deben ser considerados como activos comunes, de
    allí la necesidad de establecer no sólo las
    competencias sino la modalidad como se distribuirán los
    beneficios a obtener con las nuevas inversiones.

    La autoridad competente será la que obtenga los
    ingresos por autorizaciones, licencias, etc., salvo las
    autorizaciones y licencias de tipo urbano involucradas en cada
    proyecto que en tal virtud corresponden a los
    distritos.

    La decisión del sistema para definir las
    competencias es una tarea que, en función de las
    características geográficas del territorio de cada
    región, deberán asumir los Congresos
    Regionales.

    Definición
    de competencias sobre activos comunes

    En términos generales, para definir la
    competencia sobre activos comunes puede pensarse en por lo menos
    dos sistemas complementarios y concurrentes. Ellos
    son:

    • Criterio geográfico.

    • Criterio económico.

    En primera instancia se aplicaría el criterio
    geográfico. Y en segunda instancia, y sólo si
    modifica al criterio geográfico, el criterio
    económico.

    Criterio
    geográfico

    Puede aplicarse un criterio geográfico como el ya
    sugerido, mediante el cual, dentro de un determinado radio,
    medido a partir de la plaza principal (o un punto equivalente) de
    cada centro poblado, la competencia corresponde a la
    municipalidad distrital; del límite de éste a otro,
    a la autoridad provincial; y, de este último al
    límite geográfico del distrito, a la
    región.

    Pueden presentarse por lo menos cinco casos
    distintos:

    Caso I: Autorización corresponde a las
    autoridades distritales. El proyecto queda circunscrito dentro
    del círculo de competencia del distrito.

    Caso II: Autorización corresponde a las
    autoridades provinciales. El proyecto queda circunscrito dentro
    del círculo de competencia de la provincia.

    Caso III: Autorización corresponde a las
    autoridades regionales. El proyecto queda circunscrito dentro del
    ámbito de competencia de la región.

    Caso IV: Autorización corresponde a las
    autoridades provinciales. El proyecto involucra ámbitos de
    competencia distrital y provincial.

    Caso V: Autorización corresponde a las
    autoridades regionales. El proyecto involucra ámbitos de
    competencia provincial y regional.

    En la práctica, sin embargo, también se
    darán otros casos como los siguientes: Caso VI:
    Autorización corresponde a las autoridades provinciales.
    El proyecto involucra jurisdicciones de dos o
    más distritos.

    Caso VII: Autorización corresponde a las
    autoridades regionales. El proyecto involucra jurisdicciones de
    dos o más provincias.

    Caso VIII: Autorización corresponde a las
    autoridades federales. El proyecto involucra jurisdicciones de
    dos o más regiones.

    Criterio
    económico

    Concurrente y alternativamente, y siempre que modifique
    la competencia surgida de la aplicación del criterio
    geográfico, se aplicaría el criterio
    económico. Éste estaría definido por el
    monto de la inversión a realizar en el proyecto.
    Así, a título de ejemplo:

    Competencia Inversiones

    Distrital: Menores a 500 mil dólares

    Provincial: De 500 mil a menos de 5 millones de
    dólares. Regional: Entre 5 y menos de 1 000 millones de
    dólares. Federal: Mayores a 1 000 millones de
    dólares.

    Sólo de la producción y de los excedentes
    (canon, impuestos, etc.) que genere la nueva inversión
    productiva es de donde el país puede obtener recursos para
    financiar la inversión social. A este respecto, la
    identidad que todos debemos internalizar es:

    Inversión productiva
    ––> inversión social

    De allí que se sostiene que el desarrollo (que en
    gran parte significa empleo e inversión social), se
    sustenta en inversión productiva, dado que es la
    única que, al propio tiempo, garantiza plazas de trabajo
    estables e indefinidamente autosostenidas; y excedentes con los
    cuales solventar la inversión social.

    Nadie tendrá más entusiasmo, más
    interés, ni lo hará mejor, en cada lugar, que
    quienes residen en él. Hay que crear las condiciones para
    que ello ocurra.

    Pero, simultáneamente, porque ya no hay tiempo
    que perder, debe potenciarse la capacidad de manejo de cada vez
    mayores recursos, y la capacidad de desarrollar proyectos y
    adoptar decisiones de inversión.

    De la misma manera que antes hablábamos de que el
    ejercicio democrático se aprende con la práctica,
    aquí debemos enfatizar en que también el manejo de
    los recursos y las decisiones de inversión se aprenden con
    el ejercicio, y sólo con él.

    El efecto de esa descentralización
    potenciará a las regiones, provincias y distritos, en la
    medida que múltiples tipos de especialistas serán
    necesarios para asumir esas responsabilidades: ingenieros,
    arquitectos, calculistas, especialistas en presupuestos,
    ingenieros sanitarios, electricistas, etc. Los efectos directos
    serán económicos –en tanto crecerán
    los mercados regionales y locales–. Pero el asentamiento de
    todos esos tipos de especialistas habrá de contribuir,
    además, a elevar la calificación profesional
    promedio en todos los rincones del país.

    Sin duda habrá de argumentarse que la
    multiplicación de unidades de proyectos de
    ingeniería en todo el país –para sólo
    hablar de eso aquí–, incrementará
    sensiblemente los costos que hoy, centralizadamente, se tiene por
    ese concepto. Por supuesto que los incrementará. Pero
    ése es uno de los costos que tendremos que pagar por
    descentralizar el país. ¿O alguien ha imaginado que
    tan anhelado objetivo nos habría de resultar
    gratuito?

    Tendremos entonces que planteárnoslo de otra
    manera: ése habrá de ser uno de los tantos costos
    que tendrá que pagar el país por haber incurrido en
    el gravísimo error del centralismo. No obstante, y como se
    ha adelantado, sería absurdo considerar que la
    descentralización sólo habrá de significar
    costos, cuando inmensos serán los beneficios que,
    concurrentemente, habrá de proporcionar al
    país.

    Identidad "inversión
    ––> beneficios"

    Hay que crear las condiciones para que todas y cada una
    de las poblaciones del país aprendan a proyectar e
    invertir sus propios recursos y las transferencias que se les
    asigne; y se esmeren en atraer y concretar inversiones privadas:
    miles de pequeñas, en los distritos; cientos de grandes,
    en las provincias; y muchas muy grandes, en las
    regiones.

    Sin embargo, esto último sólo será
    posible si en cada espacio –en cada distrito, en cada
    provincia, en cada región–, la población
    identifica e internaliza todas las formas de expresar la
    identidad que hemos mencionado antes:

    • inversión productiva ––>
    inversión social

    • inversión productiva ––>
    beneficios

    • empleo, impuestos ––> beneficios =
    inversión social

    En síntesis, se les ha retaceado hasta el extremo
    el sagrado principio de que cada pueblo tiene derecho a labrar su
    propio beneficio.

    ¿Cómo romper con ese estado de cosas?
    ¿Cómo quebrar ese nefasta y castrante inercia?
    ¿Cómo, en fin, establecer, afianzar y consolidar en
    todo el territorio peruano la identidad "inversión >
    beneficios"?

    Según ya puede verse, los pueblos "sólo"
    tienen que arrancarle al Estado centralista el derecho a aplicar
    autónomamente tres políticas, y las tres
    necesariamente concurrentes:

    • El derecho a promover inversiones en sus
    territorios;

    • El derecho a captar directamente los excedentes
    sociales que generen la nuevas inversiones,
    reteniendo directamente lo que les corresponde, y;

    • El derecho a proyectar y aplicar la
    inversión social de los ingresos captados.

    Agresiva
    política de concesiones

    La casi nula capacidad de inversión social
    existente en el país, y la previsiblemente escasa que
    habrá en el futuro inmediato e incluso mediato, obligan a
    pensar en la necesidad de promover agresivamente inversiones
    sociales, y específicamente viales, bajo la forma de
    concesiones.

    Todos debemos entender la importancia estratégica
    extraordinaria que para el desarrollo tienen las comunicaciones
    físicas. Debemos internalizar la idea de que las
    comunicaciones viales tienen la primera y más absoluta
    prioridad entre las inversiones sociales. Incluso antes que
    educación y salud. Mas debemos explicarnos, porque el
    asunto es verdaderamente importante y espinoso, y lo
    último que quisiéramos es dar lugar a malas
    interpretaciones.

    Como bien se sabe, y directamente relacionado con esa
    cifra, un elevadísimo número de centros educativos
    en el país, muchísimos en ubicación aislada
    y remota, tienen deplorable condición física, sin
    los más mínimos equipamientos educativos ni
    sanitarios, para no mencionar deportivos. Y, por inaudito que
    parezca, con profesores que atienden al propio tiempo a alumnos
    de diversos grados que, en múltiples casos extremos,
    están en la misma aula, bajo el mismo techo. Y todo ello
    como resultado, básicamente, de la ausencia de vías
    de comunicación.

    En presencia de éstas, como en otros
    países del mundo, los alumnos de distintos centros
    poblados cercanos asistirían a un mismo colegio,
    más grande, mejor equipado, con mejores maestros, personal
    de apoyo, etc. Y otro tanto puede decirse de los centros de
    salud.

    La integración vial es fundamental. Habrá
    de dar paso, necesariamente, al diseño y
    concretización de infraestructuras educativa y de salud
    más racionales, mejor implementadas y, necesariamente
    también, de mejor calidad. De allí, entre otras
    diversas razones, la indiscutible importancia estratégica
    del desarrollo vial.

    Y por eso también, entonces, la necesidad
    imperiosa de otorgarle privilegiada atención. Mas
    ésta, vista la estrechez de capacidad de inversión
    pública, no podrá ser sino a través de un
    masivo sistema de concesiones privadas. Sí, todas las
    regiones, y todas las municipalidades provinciales y distritales,
    deberán licitar concesiones tanto para la
    construcción como para el mejoramiento de la red vial. Y,
    supletoriamente, deberán asumir directamente la
    responsabilidad en las vías que se considere de mayor
    importancia en cada espacio.

    Crear mercados y
    proyectos rentables

    Aun cuando el desarrollo se sustenta en
    inversión, y en inversión descentralizada en
    particular, nunca será suficiente recalcar que no basta
    con concretar inversiones. ¡Tienen que ser inversiones
    rentables!

    Es decir, económica y societariamente rentables,
    o, si se prefiere, privada y socialmente rentables. Esto es, que
    satisfagan tanto los legítimos intereses de los
    inversionistas, y que generen adicionalmente excedentes de los
    que, también legítimamente, pueda usufructuar la
    comunidad: canon, impuestos, etc.

    Al inversionista, con una tradición y experiencia
    social centenaria tras de sí, no hará falta pedirle
    que concrete proyectos rentables. Simplemente y llanamente, si
    los proyectos no son rentables –en el papel y antes de
    comenzar–, no los llevará a cabo. Y cada vez que se
    concrete un "no", estará dejándose de crear empleo
    y dejándose de crear impuestos.

    La existencia de proyectos rentables supone siempre la
    existencia previa de mercados capaces de absorber la nueva
    producción o los nuevos servicios generados. Sin embargo,
    la deplorable pobreza del Perú representa, entre muchas
    otras cosas, precisa y lamentablemente, la carencia de mercados,
    más aún en las provincias, y más
    todavía en las más remotas.

    Crear mercados –mercados internos–, es una
    obligación fundamental de cualquier política
    económica coherente e integral (mas no es en eso en lo que
    piensan nuestros gobernantes, ni la mayor parte de los
    economistas). Los nuevos proyectos que se pongan en
    ejecución en el país no pueden estar pensados en
    satisfacer sólo la demanda externa, que invariablemente se
    reduce siempre a productos primarios, sin transformación.
    Por esa vía –como lo han demostrado Roca y
    Simabuko–, nos mantendremos siempre pobres y, lo que es
    más, con recursos naturales cada vez más
    depredados.

    Bien se sabe que no es posible crear grandes mercados de
    la noche a la mañana. Pero sí es posible, en
    cambio, desarrollar más rápidamente muchos
    pequeños mercados distritales, potenciar algunos medianos
    mercados provinciales, y dinamizar y hacer crecer a otros
    más grandes mercados regionales.

    Pero a su turno, y para ello, resulta imprescindible
    transferir demanda – consumidores– hacia donde
    queremos desarrollar, potenciar o dinamizar mercados. De
    allí, por ejemplo, la importancia de:

    • transferir a miles de funcionarios
    públicos de Lima a provincias;

    • incrementar diferencialmente sueldos y salarios
    (públicos y privados), para que sean más altos
    fuera de Lima; no sólo para incrementar directamente el
    consumo en esos mercados, sino para alentar el reflujo
    migratorio, que una vez más acrecentaría el volumen
    de los mercados provincianos.

    • alentar la inversión descentralizada,
    porque los nuevos trabajadores estables y los
    funcionarios de las nuevas empresas incrementan la
    demanda;

    • facilitar que des centralizadamente se capte el
    canon y los impuestos, porque ello invariablemente
    dinamizaría las economías regionales y
    provinciales, y, entre otros;

    • dejar que en cada espacio se decidan y proyecten
    las inversiones sociales locales, porque ello demandará
    afluencia de técnicos y profesionales fuera de
    Lima.

    Recaudación
    autónoma

    Resultará fundamental que, en el contexto del
    proceso de descentralización, los pueblos puedan recaudar
    autónomamente los excedentes sociales, tanto el canon como
    los impuestos, generados por las nuevas inversiones; y tanto los
    propios como los de otras instancias del nuevo aparato estatal
    descentralizado del país.

    La recaudación autónoma y descentralizada,
    como está dicho, coadyuvará necesariamente a la
    dinamización de las economías locales. Mas tiene
    otro beneficio cuya importancia tampoco puede
    soslayarse.

    En efecto, obligará a desarrollar pequeñas
    administraciones tributarias en cientos y miles de espacios del
    territorio. Y ello, en sí mismo, es también
    altamente beneficioso hasta en dos sentidos. Porque, en primer
    lugar, alentará el reflujo a provincias de técnicos
    en la materia, contribuyendo a elevar la calificación
    profesional promedio en provincias. Pero, además, en
    segundo lugar, y de hecho, contribuirá a incrementar la
    magnitud de cada pequeño mercado local.

    ¿Significará ello un incremento de los
    costos de recaudación? Por supuesto. Sin la más
    mínima duda. Pero téngase cuidado, se
    elevarán los costos absolutos. E incluso los costos
    relativos. Pero muy probablemente se incrementaría la
    recaudación neta –que es realmente lo que debe
    buscarse–. Veámoslo.

    Los costos absolutos se incrementarán en tanto
    habrá más funcionarios y dependencias de
    recaudación. No obstante, y sin mayor estímulo
    especial de por medio, es absolutamente comprensible que la
    recaudación bruta y neta habrá de incrementarse
    más que el incremento de los costos correspondientes. La
    recaudación descentralizada será más
    eficiente y más barata.

    ¿Por qué habrá de incrementarse la
    recaudación? Pues previsible y comprensiblemente por
    varias razones: a) porque habrá más funcionarios
    recaudadores, más y mejor distribuidos en el territorio
    del país; b) porque habrá más autoridades
    interesadas en el incremento de la recaudación, y; c)
    porque la población estará directamente interesada
    en concretar el mismo objetivo. Unos y otros tendrán
    conciencia de que de ello depende que se haga mayor o menor
    inversión social.

    Solidaridad y
    redistribución

    El titánico reto del desarrollo del Perú
    no podrá ser solamente una resultante de múltiples
    esfuerzos aislados. Necesariamente tiene que ser el resultado de
    esfuerzos concurrentes y complementarios, que
    recíprocamente potencien el esfuerzo que habrá de
    desplegarse en cada uno y todos los rincones del
    territorio.

    Será imprescindible diseñar un esquema en
    el que se plasmen tanto la mutua solidaridad como un permanente
    proceso de redistribución. Tanto porque un sistema
    solidario afianzará el sentimiento de unidad en todo el
    país. Cuanto porque un sistema redistributivo
    permitirá que los excedentes obtenidos mañana en un
    espacio, potencien luego el desarrollo de otras áreas
    cuyos excedentes, más tarde, repotenciarán a su vez
    a las áreas de donde vino el apoyo inicial.

    Una manera en que se plasmen ambos principios
    sería, por ejemplo, que de todo cuanto recaude un espacio
    determinado, una parte sea para disposición propia y otra
    de aporte el Fondo de Compensación correspondiente.
    Así, en el caso de los distritos, una parte de cuanto
    recaudarían sería para el Fondo de
    Compensación Distrital de la provincia a que pertenecen.
    Igual criterio se daría en el caso de las provincias, que
    en tal caso aportarían al Fondo de Compensación
    Provincial de la Región a la que pertenecen. Y, a su
    turno, las regiones contribuirían con el Fondo de
    Compensación Regional, al que lógicamente
    también aportaría el presupuesto del Gobierno
    Federal.

    Hoy el único mecanismo de compensación
    existente es el que se concreta a través de las
    transferencias del Gobierno Central a 1 819 distritos del
    país. Mas no se conoce cómo ha sido
    diseñado. Lo cierto es que, a través de él,
    los distritos del departamento de Lima reciben más
    transferencias que todos los de otros diez departamentos del
    país juntos.

    Todo indica que, si se han combinado y sopesado varios
    criterios, aquel al que más peso específico se le
    ha dado es al de "población". Así las cosas, de
    hecho, se sigue alentando el crecimiento poblacional de la
    capital, por cierto en detrimento del resto del país. Y
    ello, por decir lo menos, es absurdo. Ese absurdo sólo es
    consistente con el ancestral criterio de clientelismo
    político que viene prevaleciendo en el Perú, y que
    es impostergable erradicar.

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