La explotación infantil en el Perú es un
hecho que se presenta cada vez más alarmante. La
fotografía como denuncia como tantas otras expresiones
artísticas ha servido para denunciar situaciones ante la
sociedad. La explotación infantil y abuso contra los
niños, niñas y jóvenes en el Perú es
alarmante frente a la indiferencia y resignación de la
sociedad. En la apertura del XXI las imágenes
fotografiadas valen más que mil palabras. El Perú
sigue incumpliendo principios fundamentales de la ley de
protección al menor. En 2010, el
número de niños trabajadores en el Perú era
de 3 mil 300 millones, lo que representan el 42% de niños
y niñas ví ctimas de la explotación
infantil.
Las siguientes imágenes son un testimonio que
vale más de mil palabras, "La niña zapatera que a
su corta edad trabaja en un taller artesanal", "Niños
entre las edades 5 a 7 años trabajando en una
fábrica de ladrillos a las afuera de la ciudad de Lima",
"Niños y niñas buscadores de oro en un rio del
Perú", expuesto a las contaminaciones. "El niño
limpia carro en la gran ciudad de Lima" un niño que
velozmente se entrecruza vehículo poniendo su vida en
peligro. "Niñas que venden su cuerpo" por una monedas ante
la indiferencia de la sociedad, "Un niño en medio de un
bucero publico haciendo la tareas escolar," ante la indiferencia
del sistema educativo. "Niñas en una esquina de las calles
de Lima", estas niñas son expuestas a los peligros de los
abusadores sexuales y proxenetas. "El niño vendedor en las
calles de Lima" muestra su rostro cansado ante la indiferencia de
la sociedad peruana. "Dos niñas recolectando basura" estas
niñas expuestas a enfermedades en un basurero buscan
desperdicios. "Niñas expuesta a la pornografía
infantil", estas y otras imágenes buscan sensibilizar e
incitar a la reflexión, en que cada ciudadano del
Perú contribuya a cambiar esta situación en la que
más de 3 millones de niños, niñas y
jóvenes viven en el Perú frente a la indiferencia
de la sociedad peruana.
La explotación infantil en el Perú es un
hecho que azota aproximadamente a 3 millones de niños y
niñas en el Perú, y se presenta cada vez más
alarmante. Estos niños y niñas entre las edades de
4 a 16 años de edad trabajan en micro empresas, talleres
informales, tiendas familiares, fabricas de textiles en Gamarra,
servicio doméstico, venta de periódicos, venta de
dulces, cuidado de carros, cargando bultos, niños payasos,
niños cantores, cobradores de microbuses, lustrabotas,
prostitución infantil, "trabajo" domestico infantil,
lavadores de oro en las minas, chancadoras de piedras,
recolectores en basureros públicos,
recolectores de hoja de coca, pozas de maceración de
coca, y otras labores agrícolas, fábrica de
ladrillos y en la modalidad de la mendicidad, son parte de un
modelo dé economía de subsistencia en donde se
dé dedican al comercio ambulante y la venta en las calles
en las grandes ciudades.
Un reciente reporte revela que el 70% de las mujeres que
trabajan en los hogares del Perú son violadas por sus
patrones, porcentaje aún mayor entre las menores de edad
entre las edades de 8 a 16 años de edad, lo más
preocupante de la situación es que los violadores son
gente que ocupa importantes puestos en las administraciones
públicas, lo que les permite paralizar las denuncias
contra ellos e incluso sobornar si es necesario según el
reporte. Las víctimas, al no tener un estatus de
trabajadoras, es muy difícil probar las agresiones se
produjo en el hogar del violador, ya que el patrono niega conocer
a la mujer para quedar impune y no hay un contrato de trabajo que
demuestre lo contrario. Este vacío legal en el sistema de
justicia del Perú deja impune el crimen por
violación y acoso sexual contra los menores de edad. Es
evidente que muchos de los "llamadas trabajadores del hogar son
de origen andino, donde el racismo se hace más evidente
para administrar justicia en el Perú, por ser una
víctima invisible.
En el Perú una creciente población
infantil trabaja desde muy temprana edad en una situación
de alto riesgo, físico y moral. Es una realidad social que
afecta a menores y adolescentes, y que en el Perú va
creciendo ante la indiferencia del poder judicial, poder
legislativo, estado peruano, el congreso de la republica,
partidos políticos, organizaciones no-gubernamentales y la
resignación de la sociedad. La explotación infantil
y el racismo en el Perú son formas de
discriminación que recurriendo a motivos raciales tono de
piel, de tal modo que unas se consideran superiores a otras. Al
revisar la historia del Perú, entendemos cómo las
decisiones políticas se han tomado a partir de una
exclusión de la población, de las etnias diferentes
a la blanca (andina, amazónica, negra, criollos, mestiza y
otras etnias) y la indiferencia a los niños y
jóvenes víctimas de las peores formas de
explotación.
El Perú es un país de origen,
tránsito y destino. Los niños, niñas y
jóvenes son víctimas del delito de trata de
personas, de manera específica bajo las modalidades del
trabajo y la prostitución forzados. Diversos estudios
coinciden que en el Perú, varios miles de personas se ven
obligadas a laborar bajo condiciones de trabajo forzado,
principalmente en la minería, las actividades forestales,
la agricultura, la fabricación de ladrillos y el servicio
doméstico.
Niñas-mujer y jovencitas peruanas son reclutadas
y obligadas a prostituirse en clubes nocturnos, bares y burdeles
en las zonas urbanas, (Miraflores, San Borja, Breña, La
Victoria, en algunas zonas exclusivas de la ciudad –clubes
–casa privados clandestinos, y conos de Lima en los
llamados Pueblos Jóvenes) y centros mineros del
Perú, a menudo esto sucede a través de falsas
ofertas de empleo o promesas de brindarles
educación.
El departamento de Madre de Dios,
así como las ciudades de Cuzco y Lima,
se han convertido en los principales destinos de las
víctimas de la trata de personas para fines de
explotación sexual en el Perú. Las jóvenes,
niñas y niños de origen indígena son
especialmente vulnerables al peligro de convertirse en virtuales
esclavos por las deudas contraídas con las
compañías en las que laboran.
El problema del trabajo de explotación infantil
forzoso continúa existiendo, especialmente en las
áreas de la minería informal, entre bandas de
mendigos en las zonas urbanas y en la producción y el
transporte de cocaína. El turismo sexual infantil ocurre
en lugares como el Cuzco, Arequipa, Trujillo, Chimbote, Madre de
Dios, Iquitos, Pucallpa y Lima. Los tratantes de personas
continúan operarando con impunidad en algunas regiones del
país donde existe muy poca o ninguna presencia del Estado
o autoridades corruptas involucradas en negocios de
prostitución a través de los llamados
clubes-discotecas donde la venta de alcohol se produce entre los
menores de edad.
La explotación infantil de trabajo domestico en
el Perú es llamado "trabajo infantil" doméstico de
niñas entre las edades 8 a 16. En el Perú esta
práctica suele darse con el consentimiento de sus padres a
través de la "entrega" de la menor a algún
allegado, o conocida llamada "madrina". En la región
andina del Perú aún se mantiene vigente la entrega
de las hijas menores a la familia de la "madrina" ésta una
práctica basada en las relaciones de compadrazgo. La
familia receptora se compromete a tratar a la niña "como a
una hija", cuidar su integridad y velar por que inicie o
continúe sus estudios escolares; en otras palabras, se
entrega a la niña a cambio de que sea "criada" en mejores
condiciones y con mayores oportunidades de desarrollo. No
obstante, la ahijada beneficiará a su padrino y madrina en
tanto realice las tareas domésticas sin pago y sin
ningún tipo de protección legal; en otras palabras,
su rol equivale al servicio de esclava doméstica de cama
adentro, pero en realidad, estas niñas se encuentran
aisladas e incomunicadas, lo que constituye una práctica
evidente de explotación infantil, frente a la indiferencia
de la sociedad peruana afecta el desarrollo infantil, expone la
vida de un menor en peligro y el disfrute de la
niñez.
La explotación infantil se define al
trabajo de niños y niñas en cualquier sistema de
producción económica de un
país, una región y en el mantenimiento
económico de un grupo o clan familiar. Podemos hablar
de explotación infantil en los siguientes
casos:
• Los niños y niñas
menores de 16 años que desempeñan cualquier
actividad económica de producción que afecta su
desarrollo personal o el disfrute de sus derechos.
• Los niños y niñas
obligados a mantener un constante trabajo para después le
quiten los ingresos recaudados por un clan familiar.
• Los niños y niñas en
edades comprendidas entre los 12 y 14 años que realizan
cualquier trabajo que implique un riesgo y sea evidentemente
peligroso.
• Todos aquellos menores de edad y
jóvenes que son víctimas de las peores formas de
explotación infantil como las siguientes:
• Victimas de
tráfico.
• Cualquier forma de
esclavitud.
• Obligados a la pornografía
infantil.
• Obligados o inducidos a realizar
actividades ilegales.
• Prostitución
infantil.
· Obligados a mendigar.
• Obligados a trabajar en las
minas.
• Obligados a trabajar en las pozas de
hojas de coca.
Los Niños de la CoCa son víctimas de la
explotación infantil en los valles de los ríos
Apurímac y Ene. Las mafias en complacencia de los padres a
través de un sistema de enganche han creado una fuerza
laboral infantil de niños de entre 6 y 13 años.
Ellos son llevados a trabaja en plantaciones de hoja de coca,
cobrando 3 soles al día. Estos niños trabajan desde
las cuatro de la mañana hasta las cuatro de la tarde
expuesto a las altas temperaturas. Su trabajo consiste en
deshojar, secar y embolsar las hojas de coca que después
comprarán los narcotraficantes. Deshojar la coca les
provoca cortes en las manos. Al llegar a la
adolescencia pasan a ser "mochileros", trasladan entre 8 y
10 kilos de coca, ya procesada, a través de
caminos inaccesibles ganan aproximadamente 100
dólares por viaje.
La fotografía es una manera clara y evidente de
denuncia social que captura los eventos en un momento
histórico. La explotación infantil en el
Perú son las imágenes más graficas y
evidentes de un país segmentado socialmente que cada
lector puede tener de ellas. Estos niños y niñas
son obligados o inducidos a realizar actividades ilegales lo cual
afecta el desarrollo personal y el disfrute de sus
derechos.
El propósito del presente trabajo es incitar a la
reflexión y cambiar esta situación en la que
más de 3 millones de niños, niñas y
jóvenes se encuentran atrapados, hacer cumplir las leyes,
exigir sanciones contra los padres irresponsables y abusadores,
las llamadas "madrinas", las compañías y
funcionarios corruptos que facilitan estas prácticas del
delito de explotación infantil. Sensibilizar y crear una
mayor conciencia de responsabilidad social en los peruanos y
peruanas.
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ORIGINAL.
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