Monografias.com > Filosofía
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Génesis del método científico moderno a partir de las concepciones científicas precedentes (aspectos filosóficos)




Enviado por Juan Puelles Lopez



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

  1. Introducción: Ciencia y
    método
  2. Planteamiento del
    problema
  3. Construcción
    de leyes, teorías y modelos
  4. La
    concepción moderna de la ciencia: Galileo y
    Kepler
  5. Precursores: El
    pensamiento medieval
  6. El Renacimiento:
    irrupción del pensamiento moderno
  7. La
    concepción experimental de la ciencia: Francis
    Bacon
  8. Descartes
  9. Spinoza
  10. Leibniz
  11. El Empirismo
    Inglés: Hume
  12. El pensamiento
    ilustrado
  13. Newton
  14. Bibliografía

Introducción:
Ciencia y método

Según Alexander Koyré, la historia del
pensamiento científico nos enseña
que[1]

  • 1. El pensamiento científico nunca ha
    estado enteramente separado del pensa-miento
    filosófico.

  • 2. Las grandes revoluciones científicas
    siempre ha sido determinadas por conmo-ciones o cambios de
    concepciones filosóficas.

  • 3. El pensamiento científico no se
    desarrolla in vacuo, sino que siempre se en-cuentra
    en el interior de un cuadro de ideas, de principios
    fundamentales, de evidencias axiomáticas que
    habitualmente han sido consideradas como pertene-cientes a la
    filosofía.

¿Qué caracteriza a la forma de pensar de
los científicos? ¿En qué se diferencia de la
manera cómo piensan las personas normales? Por
"pensamiento cotidiano" entendemos normalmente toda aquella
actividad intelectual que se da en la mayoría de las
personas, de manera habitual, todos los días, y que no
pretende llegar a explicaciones profundas: basada en poderes o
seres imaginarios[2]la llamada "filosofía
popular", de saberes y técnicas prác-ticas, etc.
Por "pensamiento científico", en cambio, nos referimos a
toda actividad intelec-tual que busca explicaciones profundas de
amplio alcance objetivo, basado en leyes y prin-cipios. La
diferencia entre ambos conceptos radica, por tanto, en las
explicaciones que se den acerca de la realidad.
 

Según Miguel Angel
Quintanilla[3]explicar "… un
fenómeno A es dar una res-puesta precisa a la pregunta de
por qué se produce A. La finalidad de la ciencia es
preci-samente la explicación. Desde un punto de vista
lógico, un fenómeno (
explicandum) que-da
explicado cuando el enunciado que lo describe aparece como una
consecuencia lógica de unas premisas (
explicans)
en las que figuran al menos un enunciado general de una ley o
teoría científica, y al menos un enunciado
particular que describe las condiciones empí-ricas que
permiten que el "explicandum" sea subsumido bajo el alcance de la
mencionada ley o teoría. Una explicación
científica es, pues, un tipo particular de inferencia
deducti-va
".

Monografias.com

El "pensamiento científico", por tanto,
suministra unas explicaciones de caracterís-ticas
totalmente opuestas a las no científicas. Serán las
siguientes:

  • 1. Objetividad:
    Concordancia o adaptación a su objeto

  • 2. Racionalidad: No está
    formado de imágenes, sensaciones o hábitos de
    conducta (está integrado por principios y
    leyes)

  • 3. Sistematicidad: Los conocimientos
    no pueden estar aislados y sin orden ; siem-pre están
    inmersos en un conjunto y guardan relación entre
    sí.

Michel Callon[4]intenta otro enfoque de
esta cuestión y propone cuatro modelos de lo que se puede
entender por "ciencia", inspirados sin duda en los cuatro que a
su vez pro-pone Mario Bunge[5]

  • 1) La ciencia como conocimiento racional ; el
    resultado de la actividad investiga-dorase entiende como una
    acumulación de enunciados y redes de
    enunciados.

  • 2) La ciencia como
    competición

  • La ciencia produce enunciados teóricos cuya
    validez depende de la imple-mentación de
    métodos adecuados.

  • La evaluación del conocimiento es el
    resultado de un proceso de "competi-ción" o,
    más en general, de una lucha usualmente descrita con
    categorías to-madas prestadas de la economía y
    la sociobiología.

  • 3) La ciencia como práctica
    sociocultural

  • 4) La ciencia como traducción extendida,
    entendiendo "traducción" como todas las operaciones
    que unen dispositivos técnicos, enunciados y seres
    humanos impli-cados en el proceso
    científico.

Se trata, en definitiva, de caracterizar al "pensamiento
científico" por ser "metódi-co". El método,
por tanto, constituye el instrumento primordial de la
investigación científi-ca. Consta de los varios
pasos que podemos agrupar a su vez en dos aspectos del
mismo[6]

  • Empírico (objetos físicos,
    objetos psíquicos, cambios en los hechos de la
    natu-raleza, experimentaciones, etc.)

  • Racional (leyes, teorías,
    hipótesis, ecuaciones, conceptos, definiciones,
    …)

El aspecto "empírico" trata, evidentemente, de
aquella parte del método científico que se ocupa de
lo relacionado con la experiencia ("empeiria" en griego). Se
refiere a dos puntos: observación (percepción
orientada al estudio de los fenómenos, tal y como se nos
presentan en la realidad) y experimentación
(reproducción del hecho en el laboratorio). Según
John Stuart Mill (1806-1873), máximo representante del
"positivismo utilitarista", hay cuatro posibles "métodos
experimentales"[7]

  • 1. Método de concordancia:
    Comparar entre sí varios casos en que se presenta un
    fenómeno natural, a la vez que señalar lo que
    en ellos se repite como causa del fenómeno.

  • 2. Método de diferencia Se
    reúnen varios casos, y observamos que siempre que
    falta una circunstancia, no se produce un efecto.

  • 3. Método de las variaciones
    concomitantes
    : Si la variación de un
    fenómeno se acompaña de la modificación
    de otro fenómeno, concluimos que uno es la cau-sa del
    otro.

  • 4. Método de los residuos: Ir
    eliminando de un fenómeno las circunstancias cuyas
    causas son ya conocidas. Lo que quede como residuo
    será la causa buscada.

El aspecto racional del método, por su parte,
contempla toda la parte intelectual o de razonamiento que se
lleva a cabo durante un proceso científico. Hay tres
operaciones importantes:

Monografias.com

Según Henry E. Kyburg y Cho Man
Teng[8]en la inducción analógica
partimos del hecho de que un objeto o una clase de objetos
A dado posee ciertas propiedades P1 … Pn
comunes con un objeto o una clase de objetos C, y esto
nos permite asumir que A posee otra propiedad
Pn+1 que C también posee ; esta
suposición no la derivamos a partir del nú-mero de
objetos o clases de objetos A, sino de la similitud que
descubrimos entre A y otras entidades. Por ejemplo,
sabemos que los gansos son aves, que son acuáticas y que
migran. También sabemos que copulan para perpetuar la vida
; los patos también son aves acuáti-cas que migran,
y por inducción analógica general concluimos que
también copulan. Ni la "inducción" ni la
"analogía", las dos variantes del razonamiento reductivo,
cumplen, como puede verse, las reglas de la Lógica, y
diversos autores a lo largo de la historia del pensa-miento se
han manifestado acerca de este problema. Para Aristóteles,
por ejemplo, la in-ducción no es concluyente (no obstante,
se la aplica con frecuencia, no sólo en la vida dia-ria,
sino incluso en las ciencias de la naturaleza). Según M.A.
Quintanilla, por otro lado, el término "inducción"
se puede entender en varios sentidos[9]

  • a) Inducción matemática:
    Un procedimiento de demostración de las propiedades de
    los números que se basa en que si una propiedad vale
    para 0 y, si vale para un número cualquiera
    n, vale también para el sucesor de n
    (n+1), entonces vale para todos los
    números.

  • b) Inducción empírica, o
    inducción propiamente dicha

  • Inducción completa: Comprobado que cada uno
    de los elementos de una clase finita de objetos tiene la
    propiedad P, se pasa a afirmar que todos los
    elementos de la clase tienen la propiedad P. Las
    premisas de una "inducción completa" serían las
    siguientes:

Monografias.com

El problema filosófico de la inducción a
que nos hemos estado refiriendo deriva, como decimos,
precisamente de esta "inducción incompleta". Es lo que en
Lógica se cono-ce con el nombre de Demostración
Condicional (CP)[10], y relacionada con
ella la Demos-tración Indirecta (RAA), por
contradicción o "por reducción al
absurdo"[11]El caso es que -debido en parte al
problema de la inducción- ni en la matemáticas ni
en las ciencias empí-ricas se acostumbra presentar la
deducción de las conclusiones de un modo tan formal co-mo
el desarrollado en los tratados de Lógica, y con cierta
frecuencia se recurre a una "de-mostración
informal"[12]

"En una demostración informal sólo se
enuncia del argumento lo que baste para que la persona
familiarizada con el tema siga la línea de pensamiento con
un grado relativamente alto de facilidad y comodidad. Se supone
que resulta transpa-rente llenar en forma intuitiva las lagunas
lógicas de la demostración. En muchos aspectos las
normas de inteligibilidad de las demostraciones informales son
simila-res a las de una conversación informal. Así,
si alguien ne pregunta si iré hot a casa manejando mi
coche, supóngase que contesto: "No, porque mi
automóvil está sien-do reparado en la
estación de servicio
". No procedo a enunciar todas
las demás premisas obvias … De modo análogo,
al dar una demostración informal, tratamos de efectuar los
pasos esenciales y no evidentes y omitir las inferencias
triviales y de rutina … La misma vaguedad de los criterios
que rigen las demostraciones in-formales es una
justificación prima facie de la necesidad de una
definición precisa de demostración formal. En caso
de controversia o duda sobre la validez de una
de-mostración informal, es sumamente útil tener a
mano una norma exacta y clara a la cual apelar".

La anteriormente mencionada postura aristotélica
con respecto a la inducción ofre-ce, según Ferrater
Mora, un problema de comprensión, por cuanto el Estagirita
opone por un lado la inferencia inductiva al silogismo, pero al
mismo tiempo la considera como una variedad del
mismo[13]Para Ferrater, esta dificultad
hermenéutica de los textos de Aristó-teles puede
subsanarse, de acuerdo con W.D. Ross[14]si se
tienen en cuenta los siguientes extremos:

  • Movido por su descubrimiento del silogismo y por su
    idea de que sólo él es un razonamiento
    válido, Aristóteles tendió a hacer
    depender la validez del razona-miento inductivo de la del
    razonamiento silogístico.

  • El razonamiento inductivo perfecto es sólo un
    caso límite del razonamiento in-ductivo en general, y
    puede aplicarse con éxito sólo a aquello
    objetos que pue-den ser enumerados por entero y cuyas
    propiedades son fácilmente obtenibles por
    abstracción.

  • El razonamiento inductivo perfecto no es
    equivalente, sin embargo, a una infe-rencia aparente, en la
    cual no se haga sino repetir lo mismo mediante otro
    con-cepto, pues se introduce una conexión racional
    efectiva entre el concepto y otro concepto inferido de
    aquel.

  • Una exposición suficiente de la doctrina
    aristotélica de la inducción debe tener en
    cuenta los razonamientos inductivos perfectos en tanto que
    razonamientos inductivos límites, y los imperfectos en
    tanto que más habituales.

  • La inducción imperfecta no opera a base de
    una "visión" directa de la conexión o
    conexiones racionales entre los términos empleados,
    sino a base de una espe-cie de "mediación
    psicológica" a partir de los casos
    particulares.

  • La inducción perfecta, que va siempre de la
    esencia al género, presupone una inducción
    imperfecta, que va usualmente de los individuos a la
    especie.

Durante la Edad Media se continuó, salvo escasas
variaciones, con la concepción aristotélica que
acabamos de sintetizar. Desde Bacon hasta el siglo XIX, con la
eclosión del método científico moderno, se
han sucedido, siguiendo a Ferrater Mora, las siguientes
concepciones de la inducción[15]

  • a) Concepciones basadas en las ideas baconianas
    (empirismo).

  • b) Concepciones fundadas en las ideas
    aristotélicas (escolasticismo y posturas rea-listas
    moderada y conceptualista)

  • c) Concepciones que han insistido en una
    noción "positiva" de la inducción, de
    inspiración platónica (Leibniz)

  • d) Concepciones según las cuales el
    razonamiento inductivo se basa en el hábito generado
    por la observación de que ciertos razonamientos siguen
    normalmente a otros (Hume)

  • e) Concepciones según las cuales los
    juicios inductivos -o mejor, la justificación de tales
    juicios- se explican por la estructura de la conciencia
    trascendental (Kant)

Entre las interpretaciones del problema inductivo del
siglo XIX destacamos la ela-borada por matemáticos
franceses como Émile Boutroux[16]Pierre
Duhem[17]o Henri
Poincaré[18]entre otros, quienes afirmaban
que, en efecto, no era posible la demostración reductiva,
pero que la "plausibilidad"[19]de una
proposición verificada por razonamiento reductivo
aumenta. En el siglo XX, por otra parte, nos encontramos con
las siguientes opiniones, procedentes ambas de la tendencia
filosófica conocida como
"neopositivis-mo"[20]

  • 1. Rudolf Carnap  (1891-1970): La
    confirmación aumenta la plausibilidad de las
    hipótesis, y el grado en que aumenta puede ser
    controlado y comprobado. El trabajo filosófico,
    lógico y semiótico de Carnap, por otro lado, se
    refiere a cin-co campos
    diferenciados[21]

  • Aspecto crítico-filosófico:
    Análisis del problema del "espacio", donde se notan
    influencias kantianas, si bien de un Kant interpretado en
    sentido críti-co-fenomenista y
    lógico-regulativo

  • Análisis de la constitución: Teoria en
    virtud de la cual se ordenan los dife-rentes sistema de
    objetos o conceptos según grados, entendiendo esta
    orde-nación o "reducción" en sentido
    lógico-sistemático -dentro de las
    orienta-ciones del Círculo de Viena, del que Carnap
    fue, como se sabe, uno de los miembros más destacados-
    y en ningún momento metafísico

  • Sintaxis lógica del lenguaje: Carnap
    distingue entre el modo "formal" y el "material" de hablar,
    pues ello evita, según él, confundir las
    proposiciones auténticas con las pseudoproposiciones
    metafísicas.

  • Aspecto semántico: El estudio de la sintaxis
    condujo a Carnap a interesarse también por la
    semántica y a analizar problemas relacionados con la
    forma-lización de la lógica y con la
    modalidad.

  • Examen de la inducción: Elaboración de
    un sistema de lógica inductiva contemplando a la
    probabilidad como un grado de confirmación ; se trata
    de un intento antipsicologista que no tiene en cuenta ni
    presupone ninguna de las doctrinas que las lógicas
    inductivas clásicas estimaban indispensa-bles, como es
    la afirmación de la regularidad de los
    fenómenos naturales.

  • 2. Karl Popper (1902-1994): Ninguna
    confirmación puede aumentar la plausibili-dad de las
    hipótesis ("Criterio de falsación" o de
    falsabilidad)[22]

Como consigna Eugenio Moya[23]la
filosofía contemporánea ha estado dominada, ya
desde los tiempos de Frege[24]por el
intensionalismo[25]y el
holismo[26]en el sentido de que siempre ha sido
necesaria la mediación del lenguaje. El ya citado Bertrand
Russel, en On Denoting (1905), se opone radicalmente a
esta concepción, pues supone que -refi-riéndose
sobre todo a las expresiones singulares precedidas por un
artículo definido- cual-quier descripción definida
está desprovista de sentido y no funciona como nombre, ya
que él "… no sólo prescinde de la
dualidad sentido-referencia tal como es planteada por Fre-ge,
sino que pretende fundar el significado en lo
real
":

"La teoría russelliana de las descripciones
definidas como símbolos incom-pletos, que después
retomarán Ryle[27]y Quine, permite tratar
los símbolos de cla-se, los conceptos universales,
así como otros términos incómodos como
"cuadrado redondo" o "sirena", a los que el realismo exagerado de
Meinong[28]atribuía algún tipo de
realidad (ideal), como descripciones que no nos comprometen
existencial-mente hasta que no descubrimos un particular o una
instancia particular que satis-face la función que nos
permite realizar la descripción".

Estas consideraciones de Russell, derivadas de su
identificación, como antes había hecho Frege
[véase], de la lógica con las
matemáticas, suscitan en Felipe Martínez Marzoa las
siguientes observaciones[29]

"Es muy fácil ver que la matemática trata
con problemas que no son canti-dad en el primer (y
estricto) sentido. Un problema del que nadie negará que es
de pura matemática es este: con las letras a,
b, c, d y e,
¿cuántos distintos pares de le-tras (no
necesariamente distintas entre sí las dos de cada par)
podrían formarse? ; hay que precisar en el enunciado del
problema si consideramos o no distintos los pares que sólo
difieren entre sí por el orden de los elementos (por
ejemplo: ab y ba) ; en el primer caso formamos
"pares ordenados" ; en el segundo, "pares no or-denados" ; la
solución al problema es que pueden formarse 25 pares
ordenados dis-tintos, o bien 15 pares no ordenados distintos ; si
introducimos la condición de que cada par ha de estar
formado por dos letras distintas entre sí, entonces el
número de pares ordenados se reduce a 20 y el de pares no
ordenados a 10. Obviamente, to-dos los números que
aparecen en este tipo de problemas tienen que ser enteros ;
fracciones carecerían de sentido ; no se trata de
cantidades. Sin embargo, se trata de un problema estrictamente
matemático, ¿por qué? ; en principio porque
"las le-tras a, b, c, d y e"
aparecen aquí simplemente como cinco elementos distintos
entre sí, que igualmente podrían ser "los
números 1, 2, 5, 8 y 9" o "los apóstoles Pedro,
Pablo, Juan, Andrés y Santiago" sin que el problema
matemático dejase de ser exactamente el mismo".

La matemática, efectivamente, y según
indica Martínez Marzoa[30]no admite una
delimitación material de su objeto. Por otra parte, los
filósofos de la ciencia contemporá-neos, herederos
de Russell y de Wittgenstein[31]han llegado a
plantearse un gran proble-ma epistemológico derivado de
todo lo anterior: el de los "términos
teóricos"[32]que vie-ne a decir que
"… si los símbolos de clase, ni, en general,
los términos que no denoten particulares, no forman parte
del vocabulario mínimo para describir el mundo, ¿a
qué se refieren conceptos de clase naturales como "agua",
"electrón", "gen", etc
.?" El argumento que Popper
opone a esta concepción, y que luego sería adoptado
por todos los filósofos de la ciencia post-positivistas es
-como decimos- que todo enunciado contrastable
empírica-mente, descriptivo, emplea nombres o
símbolos universales que trascienden nuestras
expe-riencias inmediatas, y no hay medio de coordinarlos o
reducirlos directamente con ninguna experiencia sensorial. Lo
interesante de la posición consiste, según
Moya[33]en que con-tribuyó sin pretenderlo
a alimentar el holismo semántico y el relativismo a que
nos hemos estado refiriendo, ya que lo que venía a
recalcar en el fondo era que "… un concepto no tiene
realmente significado por sí mismo, sino en la medida en
que comprendía una conje-tura o teoría, que es
justamente lo que defiende el "holismo"
…" a partir
del segundo Witt-genstein[34]en teorías
como las de Quine, Davidson[35]o
Lewis[36]

"En efecto, Quine subraya que aprender un lenguaje es un
fenómeno social, público, intersubjetivo, pero
reconoce también, y no es incompatible con lo ante-rior,
que el esquema explicativo de la respuesta condicionada es
insuficiente para explicar la adquisición del lenguaje, y
que su utilidad se reduce a la explicación de cómo
aprendemos las oraciones observacionales, o sea, se reduce al
mecanismo de la ostensión[37]El aprendizaje
de las oraciones observacionales puede explicarse adecuadamente
aplicando dicho esquema".

Según establece Ferrater
Mora[38]lo que se conoce como "fenomenalismo" (o
fe-nomenismo) se refiere en realidad a tres doctrinas
distintas:

  • a) Todas las realidades son fenómenos ;
    no hay ninguna realidad "en sí" que se en-cuentre
    más allá de, o subyazga a los
    fenómenos.

  • b) Hay realidades en sí, pero son
    incognoscibles ; lo único que podemos conocer son los
    fenómenos, o las realidades en tanto que
    fenómenos.

  • c) No es necesario mantener ni que hay ni que
    no hay realidades en sí subyacentes a los
    fenómenos, y no es necesario tampoco mantener que hay
    solamente fenó-menos ; lo único que se afirma
    es la posibilidad de una reconstrucción lógica
    a partir de fenómenos o experiencias
    sensibles.

El fenomemismo ontológico afirma que no hay cosas
en sí ; el gnoseológico, por el contrario, afirma
que si hay cosas en sí, no pueden conocerse. Estas dos
concepciones del "fenomenismo" se combinan a veces en uno y el
mismo autor. Las doctrinas de este tipo han sido abundantes a lo
largo de la historia del pensamiento, ya desde los
escépticos de la Antigüedad y de algunos de los
sofistas. Entre los fenomenalistas modernos contamos con
filósofos de orientación más o menos
empirista como Hobbes (fenomenismo mecanicista), Berkeley
(fenomenismo espiritualista) o Hume (fenomenismo
sensacionalista), que trata-remos más adelante. En la
época actual, y especial en autores ingleses o de lengua
inglesa, el fenomenismo es tratado usualmente desde el punto de
vista lingüístico. Es el caso, entre otros, de Isaiah
Berlin[39]Para el citado Quine, no se trata de
pronunciarnos acerca de la realidad -como hacen tanto
fenomenalistas como "fisicalistas"[40]sino,
más que nada, de elegir un modo de hablar acerca de ella.
Para Quine el fenomenalismo no se puede consi-derar un
pensamiento neutralista (como tendían a sostener ciertos
autores empiriocriticis-tas como
Mach[41]Avenarius[42]etc.), sino
una ontología en virtud de la interdependencia entre la
realidad y lo que se dice acerca de ella. El método
científico moderno consta, en definitiva, de cuatro pasos:
planteamiento del problema, formulación de
hipótesis
, con-trastación de las
hipótesis
y construcción de leyes,
teorías y modelos
.

Planteamiento del
problema

Esencialmente se trata de una correcta y atenta
observación de los fenómenos a es-tudiar ; se
entiende por "observación" la atención cuidadosa a
un objeto con el fin de cono-cerlo, auxiliada generalmente por
instrumentos que dan mayor exactitud a los resultados
(microscopio, barómetro, telescopio, espectroscopio,
etc.). Según Ferrater Mora[43]la
ob-servación puede ser interna (introspección) o
externa, siendo esta última a la que se refie-ren por lo
general las ciencias tanto naturales como sociales. Como decimos,
se trata bási-camente de observar fenómenos o
datos. Algunos autores tienden a restringir la
observa-ción a las propiedades fenoménicas
(cualidades sensibles), mientras que otros la extienden a
complejos de fenómenos, generalmente titulados "hechos".
Tradicionalmente, por otro lado, se ha distinguido entre la mera
observación y la observación dirigida o controlada
; igualmente se han diferenciado los fenómenos
directamente observables de aquellos que no lo son:

"Una de las cuestiones más debatidas ha sido la
de si, y la proporción en que, un observador puede
"influir" sobre lo observado. Ello sucede normalmente en
observaciones que se efectúan en las ciencias sociales,
pero también puede ocurrir en las ciencias naturales. El
caso más a menudo mencionado es el de las relaciones de
incertidumbre. No obstante, no es plausible hablar aquí de
alteración de lo ob-servado justa y precisamente porque en
tales relaciones no se postula una distin-ción tajante
entre lo observado y las condiciones de la observación, y
se supone que se trata -cuando menos en algunas interpretaciones-
de "límites reales" o de "condiciones reales"".

Formulación de hipótesis

Las "hipótesis" son suposiciones que permiten
establecer relaciones entre los he-chos estudiados ; pueden ser
explicativas, descriptivas y
analógicas. T.W. Moore, por su parte, analizando
concretamente la estructura lógica de la educación,
distingue tajantemen-te entre "teorías (o
hipótesis) explicativas" y "teorías
prácticas"[44]Según este autor, en
efecto, mientras una teoría científica natural es
básicamente descriptiva y explicativa, "… un
teoría educativa no se dedica a explicar cómo es el
mundo
" ; su función es, principal-mente, prescriptiva
o recomendatoria. En este caso, no se puede, opina, considerar a
las teorías educativas, y a todas las procedentes de las
llamadas "ciencias psicosociales" como propiamente
científicas, dado que -como anticipó
Kant[45]no constituyen más que un con-junto
de recomendaciones razonadas. La estructura lógica de
tales razonamientos sería, según Moore,
aproximadamente la siguiente[46]

  • a) P es deseable como
    finalidad.

  • b) En las circunstancias dadas, Q es
    la forma más efectiva de conseguir
    P.

  • c) Por consiguiente, hágase todo cuanto
    Q implica.

No tener en cuenta la mencionada distinción
podría conducir al investigador social a lamentables
errores conceptuales, como bien lo expresa P.
Sorokin[47]al comentar que "… si el
operativismo en las ciencias físicas es de
aplicación y valor limitado, sus limita-ciones son
todavía mayores en las disciplinas psicológicas y
sociales. Esto está confirma-do, primero, por la
extraña naturaleza de lo que los sociólogos y
psicólogos operativistas pretenden que es su método
operativo. Incluso los físicos operativistas se sorprenden
de la extraña deformación del método
operativo hecha por sus seguidores en los estudios
psico-sociales
". Sorokin procede a diagnosticar una serie de
enfermedades que él detecta en las llamadas "ciencias
sociales" y que, en su opinión, proceden de un excesivo
mimetismo de las mismas respecto a la metodología de las
"ciencias físico-naturales". Básicamente cree
él que dichas disciplinas adolecen de
testomanía y quantofrenia.

La "testomanía" consiste, como es fácil
deducir, en mostrar una confianza excesiva en los resultados de
los tests. Según Sorokin[48]"… no se
les debería conceder un papel demasíado importante.
Todo lo más no son sino instrumentos suplementarios para
el estu-dio integral de aquel cosmos más complejo y
más misterioso: la personalidad humana
". La
"quantofrenia", por otro lado, se refiere a la tendencia que se
observa en ciencias socia-les de cuantificar lo incuantificable.
Así, Sorokin nos dice[49]

"La pasión por cuantificar toda
clase de datos cualitativos se ha manifestado en muchos campos:
en medir las intensidades y cualidades de las creencias,
emo-ciones, inteligencia, ideologías, actitudes y
opinión pública ; en las "teorías
cuanti-tativas de análisis factorial", en la
construcción de "modelos matemáticos" y en
ex-plorar métodos generales para traducir correctamente
cualidades no-métricas en cualidades
escalares".

El resultado de todo este despliegue de tablas,
fórmulas, índices, etc. deja mucho que desear y,
como concluye Sorokin[50]"… a pesar … de
la enorme energía y dinero gas-tados en la
investigación pseudomatemática y
estadística, sus consecuciones han si-do singularmente
modestas, su esterilidad asombrosamente notable y sus falsedades
sorpren-dentemente numerosas
". Y sin embargo, tal es la
tendencia general en "ciencias sociales". El anteriormente citado
Moore[51]añade que "… si alguien
desea validar una teoría prácti-ca, no podrá
hacerlo simplemente a la manera como un científico valida
una teoría cientí-fica … Lo que la gente
realmente hace o no hace tiene, por lo general, poco que ver con
lo que debería hacer y ninguna clase de evidencia
ayudará a establecer la validez de una
prescripción
". Las teorías en "ciencias
sociales", en consecuencia, sólo pueden usarse en todo
caso a modo recomendatorio, en relación con la
práctica, y en ésta influyen primor-dialmente las
experiencias cotidianas -"teorías implícitas"- del
profesional de turno.

De hecho, y como se ha visto, el criterio de
falsación de Popper es aplicable a cual-quier tipo de
teorías, y a la larga todas ellas acabarán siendo
sustituidas por otras nuevas. Sin embargo, y en vista de que
tenemos que conformarnos -a falta de panaceas universa-les- con
el surtido de teorías vigentes dentro de un paradigma dado
[véase], nos vemos for-zados a evaluar dichas
teorías de acuerdo con criterios más o menos
convencionales. En ese sentido, S.M. Osipow considera -como
veremos más adelante en Leibniz- que una buena
teoría "… debe abarcar la más amplia gama de
fenómenos con un ánimo postula-dos
". Por
"ideas implícitas" entiende nuestro autor dos
cosas[52]ideas no verbalizadas
explí-citamente y conocimiento fragmentado. Además,
según Osipow[53]para solucionar tales
ca-sos prácticos (aquí referidos concretamente a la
llamada "orientación escolar"), el investí-gador
necesita ineludiblemente, aparte de las intuiciones personales
que hemos descrito, de una teoría explícita de
apoyo, puesto que lo que haga "… depende de sus ideas
acerca de los intereses y de los conceptos que tenga en
relación con los factores que determinan los modelos
… en el uso normal de los eventos y de las circunstancias
que pueden prever la cristalización de un modelo
determinado
".

Según Marshall Walker[54]el hombre
ha intentado sobrevivir como individuo y como especie utilizando
el método científico para predecir el futuro. Se
considera un hom-bre racional al que basa su comportamiento en
tales predicciones. También la ética consti-tuye
una fuente de consejos tales como "no robarás".
Algunos autores, por otro lado, dis-tinguen entre los
términos moral, referido al comportamiento real
de una cultura, y ético, que se refiere a
cómo una cultura cree que debería
comportarse:

"Cierto número de escritores del campo de la
ética se han ocupado de fun-ciones proposicionales de la
forma "X es bueno", donde X representa a una palabra que
expresa una acción o un proceso en curso. Los grupos de
terminus resultants son enunciados completes, pero resulta dudoso
que se les pueda asignar significado verificable alguno. Para
dotar a "es bueno" de un significado verificable debemos
asumir que se trata de la abreviatura de una sentencia más
compleja, "X es bueno para el propósito de conseguir
el fin Y bajo las condiciones Z
" … Si asumimos, con
Aristóteles, que existe un único fin Y que puede
considerarse el fin ultimo de todas las acciones, sigue
pareciendo inverosímil que haya algún X que
favorezca el logro de Y bajo cualquier circunstancia.
Alternativamente podemos suponer que "X es bueno"
significa "X es bueno para alcanzar muchos fines bajo
múltiples
condi-ciones". Tal interpretación
sería demasiado vaga para que nos permita clasificar
ninguna acción que se nos proponga".

Hans Reichenbach ( 1891-1953)[55] hizo
notar que la ciencia puede aconsejar a los hombres acerca de la
manera de alcanzar un fin determinado, pero no es capaz de
decirle si debe elegir dicho fin o no. Está, como hemos
apuntado, el fin general de la superviven-cia del hombre como
individuo y como especie. En ese sentido, si alguien se quita la
vida propia o atenta contra los demás, se le
clasificará como "insano" o víctima de
desinforma-ción. Pero el propósito común de
todos los hombres es también el propósito de la
men-talidad criminal y del mártir cristiano que se
autoinmola buscando su variedad particular de "supervivencia" en
la vida eterna o del héroe que da su vida por la
humanidad. Un acon-tecimiento como el bombardeo nuclear de
Hiroshima, por otro lado, cuya intencionalidad inicial fue
ética (salvar las vidas, tanto japonesas como
norteamericanas que se habrían perdido de haberse
realizado una invasión a gran escala) puede ser
clasificado como no-ético por los historiadores del
futuro. Una tal clasificación nunca será segura,
pues el ser humano no es omnisciente, y lo único que puede
hacer en este caso es extrapolar sus cono-cimiento del pasado
para intentar predecir el futuro. En esto precisamente consiste
la cien-cia: un matemático se preguntaría en este
caso cómo pueden maximizarse simultáneamen-te dos
cantidades muy diferentes, a saber, la probabilidad de
supervivencia individual y la probabilidad de supervivencia como
especie, teniendo en cuenta que las cantidades en jue-go
(variables) han cambiado en el pasado y es probable que lo sigan
haciendo en el futuro.

Las predicciones en ética, por otra parte, suelen
ser difíciles de contrastar, y las ob-servaciones pueden
extenderse a varias generaciones. Así, el consejo
"Honrarás a tu pa-dre y a tu madre", pronunciado
por Moisés según la tradición
bíblica, estaba basado en la experiencia tribal
nómada de que los hombres y mujeres que se hacían
demasiado viejos para cuidar de ellos mismos eran abandonados a
su suerte cuando la tribu migraba ; se su-ponía que acatar
la nueva prescripción derivaría a la larga en
beneficios de cara a la super-vivencia de la comunidad tribal. Lo
dicho hasta aquí se puede resumir en el siguiente cua-dro,
en el que se equipara lo racional y lo moral-religioso en
relación con el método
cientí-fico[56]

1. Existe una pauta de comportamiento para con la
naturaleza que maximiza la probabilidad de super-vivencia
del hombre como individuo y como espe-cie. Ese conocimiento
se conoce como racional.

1. Parte del entorno natural del hombre consiste
en otras personas y otros seres vivientes. Hay una pau-ta
de comportamiento hacia otros seres vivientes que maximiza
las probabilidades de supervivencia del ser humano como
individuo y como especie. Ese comportamiento es el que se
conceptúa como ético o
moral. Constituye un caso especial del
comporta-miento racional.

2. Dicha pauta de comportamiento racional no se
conoce empíricamente, pero puede ser inferida de
modelos extraídos de las leyes naturales. Las Leyes
de Newton constituyen un modelo de las leyes naturales
correspondientes.

2. Dicha pauta de comportamiento ético no
se co-noce empíricamente, pero puede ser inferida de
modelos extraídos de las leyes naturales. Las Leyes
de Moisés constituyen un modelo de las leyes
na-turales correspondientes.

3. A partir de las Leyes de Newton un hombre puede
inferior que si salta desde lo alto de un edi-ficio sus
probabilidades de supervivencia disminuirán. Estas
leyes predicen eventos futuros, y cualquier consejo que se
desprenda debe ser deducido de ellas.

3.Las Leyes de Moisés aconsejan
directamente."No matarás" es una
abreviación de "El acto de ma-tar disminuye las
posibilidades de supervivencia del hombre como individuo y
como especie
".

4. Los modelos exitosos de la ley natural se
cono-cen popularmente como "leyes de la naturaleza". La
invención (o el descubrimiento) de una "ley de la
naturaleza" ocurre a menudo repentinamente, tras un largo
estudio. Puede dar lugar a
fotismo[57]

4. Los modelos exitosos de la ley natural
relativos al comportamiento se conocen popularmente como
"le-yes éticas o morales". La invención (o el
descubri-miento) de una "ley ética o moral" ocurre a
menudo repentinamente, tras un largo estudio. Puede dar
lu-gar a fotismo.

5. Los primeros modelos de la ley natural eran a
menudo antropomórficos. Los mismos evoluciona-ron
desde las formas ingenuas de los griegos anti-guos a las
más sofisticadas de la actualidad, y
con-tinuarán evolucionando en el futuro.

5. Las primeras "leyes éticas" eran a
menudo antro-pomórficas. Las mismas evolucionaron
desde las formas ingenuas de los hebreos antiguos a las
más sofisticadas de la actualidad, y
continuarán evolu-cionando en el futuro.

6. Los antiguos griegos tenían hombres
especial-mente habilidosos para elaborar los primeros
mo-delos de la ley natural. A estos expertos se les
co-nocía como filósofos. Esos
"filósofos" procuraban asegurarse de que sus asertos
no eran únicamente suyos, sino que eran dictados por
la ley natural.

6. Los antiguos hebreos tenían hombres
especial-mente habilidosos para elaborar los primeros
mo-delos de la "ley ética". A estos expertos se les
cono-cía como profetas. Esos "profetas"
procuraban asegu-rarse de que sus asertos no eran
únicamente suyos, sino que eran dictados por la
personificación de las "leyes
éticas".

7. El lenguaje "natural" de los modelos de la ley
na-tural está constituido por las
matemáticas.

7. El lenguaje "natural" de la "ley ética"
está consti-tuido por mitos y
parábolas.

8. El criterio de éxito para los modelos de
la ley natural consiste en comparar una predicción
correc-ta con la experiencia subsiguiente.

8. El criterio de éxito para los modelos de
la ley na-tural relacionados con el comportamiento para con
otros seres vivos consiste en comparar una
predic-ción correcta con la experiencia
subsiguiente.

George Moore (1873-1958), por otra parte,
calificó de falacia naturalista a cual-quier
intento de definir el término "bueno", ya que el mismo
denota una cualidad simple no analizable[58]Lo que
es bueno se reconoce como tal como una simple aprehensión,
pero no puede demostrarse. Tampoco puede definirse el
término "bueno" en función de entida-des
metafísicas. Por extensión de este concepto se
suele denominar a veces "falacia natura-lista" al intento de
deducir un juicio de valor a partir de premisas exclusivamente
declarati-vas de hechos, cosa que se deriva del concepto mismo de
deducción, en virtud del cual, como se ha visto, nada
puede haber en la conclusión que no estuviera antes en las
premi-sas. Este punto de vista que estamos describiendo responde
a lo que se conoce como pres-criptivismo, y ha sido ilustrado por
Searle mediante el siguiente
ejemplo[59]

Partes: 1, 2, 3, 4, 5

Página siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter