La revolución muerta: el ejército aún
vive en el poder – Monografias.com
La revolución muerta: el
ejército aún vive en el poder
Lo más importante en los avances que ha
experimentado México es en lo referente a la
evolución política dentro de la democracia, el
movimiento revolucionario propició que se generaran
transformaciones jurídicas, políticas, sociales,
estructurales, culturales e institucionales que hasta hoy
persisten y que conforman una situación política
totalmente distinta a la que se tenía durante el
porfiriato, la transformación política ha
consistido en pasar de un poder oligárquico a un poder
democrático. "Con la revolución, especialmente en
las últimas décadas de la historia mexicana, una de
las tendencias políticas que prevalece es hacia la
refuncionalización en el papel político de los
militares. Dicho proceso lo entendemos como la reducción
en el peso político específico de la rama militar
que forma parte de la burocracia estatal. Particularmente, ello
se pone de manifiesto en el hecho de que los miembros de los
mandos militares dejan gradualmente de participar dentro de los
puestos más importante de la administración
gubernamental, quedando solamente cargos como Secretario de la
Defensa, de Marina o las Jefaturas de Policía en manos
militares"[1].
La revolución acaudillada por Francisco I.
Madero[2]y gente importante de la región
norte de nuestro país en busca de un cambio en el poder
político, y continuada después por quienes le
imprimieron el rumbo hacia una transformación social, es
una de las etapas más trascendentales de la historia de
México. Si el porfiriato marco una nueva era en el
desarrollo económico del país, el movimiento de
1910 permitió el desencadenamiento de sucesos que hicieron
posible la primera reestructuración política que
condujera a una transformación social. "los levantamientos
armados estallaron en la fecha prevista y el movimiento
revolucionario se extendió rápidamente en el norte
del país. En el curso de las semanas siguientes, las masas
campesinas tomaron las armas con una celeridad que
sorprendió tanto a los militares como a los
"científicos". Ante las masas revolucionarias no
había más que un ejército bastante
débil y una burocracia política profundamente
dividida y la lucha basculó muy fácilmente a su
favor"[3]. A principio de 1911, el régimen
de Porfirio Díaz no descansaba más que en supuesto
poderío de su aparato represivo, pero este se encontraba
endeble en su totalidad y se puso de manifiesto en la derrota de
Ciudad Juárez, ante la perspectiva de eminente derrota
opta por la salida más honrosa al rendirse ante el empuje
de los revolucionarios.
Pero otra de la cuestiones fundamentales de esta etapa
es deducir la función del Estado y para poder hablar del
Estado y las funciones que cumple frente a una sociedad libre y
democrática; debemos de ver que la organización del
Estado, se encuentra efectivamente la autoridad real sustentada,
"para proceder a la integración de aparatos mediante los
cuales puede ejercer el control de las relaciones
políticas y puede reproducir estas mismas condiciones.
Sobre la acción de dichos aparatos descansa, en realidad,
el poder del Estado"[4], pero éste Estado
debe de tener ciertas instituciones que lo respalden en dicho
poder; por ello, "los militares son un factor real de poder.
(aunque) no generan su propio poder; esté se deriva de su
articulación con las clases sociales […] las fuerzas
armadas tienen poder, pero no lo desarrollan para sí,
consecuentemente al tener un carácter institucional, son
un dispositivo que expresan los intereses de las clases
dominantes"[5] a pesar de que su fuerza
política es importante en un momento dado, en realidad no
son fuente de poder, porque se encuentra supeditado en cierta
manera al dominio que ejercen los grupos políticos
civiles.
En la primera mitad del siglo XX ya se observaba la
crisis política, tanto nacional como internacional del
porfiriato y era inminente su caída, la oposición
era reprimida con mayor fuerza por las armas y las desapariciones
o los encarcelamiento no se hacían esperar, y por el vigor
de la misma los opositores buscaban la forma de salvar su
integridad física exiliándose en el extranjero o en
el anonimato, para continuar con sus ideales de lucha contra el
régimen opresor porfirista; se forman clubes o partidos
políticos antirreleccionistas para hacerle
frente.
Uno de los problemas a que se enfrenta el Estado durante
su formación es el de ser un poder personal y no un poder
institucional, por lo cual surgen desavenencias en su interior.
Así cuando el Estado se encuentra en una crisis de
hegemonía- el poder militar se vuelve en el principal
factor político dominante, "no pretendemos afirmar que un
ejército profesional pueda llegar a ser el agente
principal del cambio social"[6], pero si un factor
importante para que esto se logre ya que se considera la primera
agrupación política unida del momento.
Pero si es importante su inmenso peso en la
política del Estado, y así. Los ejércitos
populares que por alguna razón triunfaron y alcanzaron el
poder político, estos llegan a ocupar el lugar de los
vencidos y automáticamente "se convierten en
ejércitos defensores del orden (del nuevo orden) al tiempo
que van adquiriendo una mayor profesionalización. En esta
forma, los cuerpos armados populares pierden su carácter
original y cubren nuevas funciones, en base a las cambiantes
condiciones estructurales que se presentan después de su
arribo al poder"[7], esto es porque se adquiere un
nuevo estatus y una nueva perspectiva del poder y no la que se
tenía anteriormente ya que la nueva política tiene
que ver con la debilidad o las fuerzas de los grupos
sociales.
Debido a las represiones políticas y
físicas que sufrían a manos del régimen
opresor; algunos políticos o fundadores de partidos
opositores al gobierno buscan refugiarse, así tenemos por
ejemplo que: "Francisco I. Madero logró escapar de la
prisión de San Luis Potosí en octubre de 1910 y se
refugió en San Antonio, Texas, junto con otros
antireeleccionistas, como Roque Estrada, Federico González
Garza, Juan Sánchez Azcona y Enrique Bordes Mangel. Entre
todos prepararon las bases financieras, militares e
ideológicas de la lucha armada que debería de
estallar el 20 de noviembre en diversos lugares de México,
con Madero de Caudillo y el Plan de San Luis
Potosí[8]como bandera"[9].
En éste se declaró ley suprema de la nación
el principio de no reelección, se desconoció al
gobierno de Porfirio Díaz y a las autoridades cuyo poder
dimanara del voto popular. Asumiría la presidencia
provisionalmente y convocaría a elecciones en un mes
después de que el Ejército Libertador dominara la
capital y la mitad de los estados.
Otros artículos disponían la forma de
ocupar las poblaciones y el nombramiento de los gobernadores
provisionales; distintivos, grados y disciplina para la tropa, y
el trato de los prisioneros [….] más decía el
plan que se integraría comisiones para dictaminar sobre
las responsabilidades de los funcionarios porfiristas y se
respetarían los compromisos contraídos con los
gobiernos o las corporaciones extranjeras del 20 de noviembre de
1910. […] Madero se proponía cruzar la frontera la noche
del 19 de noviembre para ponerse al frente del movimiento, pero a
mediados de noviembre las autoridades porfiristas descubrieron a
los conspiradores de la capital de la república y les
decomisaron armas, correspondencia y listas de comprometidos; lo
que por añadidura les permitió hacer más
arrestos en otras partes del país y sacrificar a Aquiles
Serdán en Puebla"[10]. Debido a la
acción fuerte del gobierno al inicio de este movimiento,
los revolucionarios actuaron con más cautela y los brotes
de violencia fueron más esporádicos; pero estos no
desistían de su afán de quitarse el yugo opresor y
el movimiento siguió avanzando por el norte hacia el
centro del país.
La organización del ejército que
siguió a Madero en este movimiento que se generó
para un cambio en la estructura gubernamental podría
decirse que fue una organización natural de forma
repentina. "En contraste con los federales que se llevaban la
lucha, aquí los hombres se afiliaban por gusto; por
amistad, por paisanaje, por los incontenibles deseos de librarse
del hacendado o del patrón explotador. Así que
resulto innecesario cualquier sistema de
reclutamiento"[11]. Así mismo cabe
mencionar que "los soldados revolucionarios aprendieron mucho al
guerrear durante ese año. De esta etapa de lucha surgieron
algunos jefes que luego destacarían en la historia del
nuevo ejército"[12].
Además estos grupos de disidentes al sistema que
fue la de campesinos y obreros armados que Madero tomó en
cuenta al implicarlos en su política; "había puesto
en juego un estilo de hacer política entre las masas, que
Madero ni siquiera imaginó. No solo no mostraron
ningún temor hacia los campesinos y los trabajadores
urbanos, sino que supieron enrolarlos bajo su mando, atendiendo
sus reivindicaciones y prometiéndoles ejercer el poder
especialmente para dar satisfacción a sus
demandas"[13], aquí vemos como se empieza a
tomar conciencia de valor que tienen las masas medias y populares
para ejercer presión o ganar fuerza para llevar a cabo un
determinado fin, ya que este factor de fuerza es importante para
declinar la balanza para cualquiera de los
adversarios.
Por consiguiente si la lucha armada se hubiera
prolongado un poco más, los revolucionarios habrían
adquirido mayor cohesión y sin condiciones hubieran
acabado con el régimen de Porfirio Díaz; pero
Madero era enemigo de derramar sangre, debido a su
formación espiritual que había tenido en sus viajes
por Europa, optimista y generoso aceptó una
transacción: el Tratado de Ciudad Juárez, el cual
estipulaba que Díaz debería renunciar al poder y
él ocupar el cargo en forma provisional para posteriores
elecciones generales. "las negociaciones de paz con los
representantes de Díaz pusieron fin a una lucha
sorprendentemente breve, cinco meses. Después de que
declararon un armisticio el 22 de abril de 1911, los rebeldes y
los representantes de Díaz iniciaron sus pláticas
en Cd. Juárez. Como miembro de la delegación
maderista; Carranza estaba consternado por las generosas
concesiones otorgados a los porfiristas […] Carranza
sintió que Madero estaba entregando a los reaccionarios
una revolución muerta que combatir de
nuevo"[14]. Para sorpresa de los profiristas los
revolucionarios aceptaron a un presidente interino y dejaron
prácticamente todo intacto. Madero cometió el error
de dejar intacto al antiguo régimen el cual siguió
su curso sin ninguna alteración, convirtiendo al periodo
interino de inestabilidad política porque frecuentemente
había choques entre revolucionarios y porfiristas.
Además las fuerzas armadas de uno y otra fracción
tuvieron frecuentes enfrentamientos por los diversos ideales que
los movían y los rencores por pertenecer a diferente
bando.
Debido a la diversidad social, política,
cultural, ideológica y de lucha fueron motivos suficientes
para que las fuerzas revolucionarias entraran en conflicto
acentuándose cuando Madero desconoce al Partido
Antirreeleccionista y que lo reemplazaba por el "Constitucional
Progresista, que incluiría el Plan de San Luis
Potosí en su plataforma […] Entre julio y agosto de 1911
se crearon numerosos partidos políticos y los que ya
existían reanudaron sus actividades […] la
convención del Partido Constitucional Progresista fue muy
similar al del Antirreeleccionista de 1910, pero
añadiéndole algunas reformas para que los
procedimientos judiciales fueran más efectivos y dieran
mayores garantías a la libertad individual. Madero
asumió la presidencia constitucional de la
república el 6 de noviembre de 1911, y de nuevo dio
muestras de su espíritu conciliador, tanto por incluir en
su gabinete a la mayoría de los secretarios de De la Barra
como por reforzar el ala conservadora con Manuel Vázquez
Tagle y la revolucionaria con Abraham González y Miguel
Díaz Lombardo. La unificación jamás se
logró, a pesar de que a partir de febrero de 1912 hubo
algunos reacomodos en el gabinete"[15]. Aunque
anteriormente los hombres del antiguo régimen,
representados por el grupo denominado "los científicos",
lograron convencer a Madero de que, para que la
administración de la República no sufriera
alteraciones, era necesario que en la dirección del
gobierno no hubiera hombres de ideas nuevas; esto explica por
qué en el gabinete de Madero quedaron excluidos personajes
que habían figurado durante la lucha, como don Venustiano
Carranza, los Vázquez Gómez y otros.
Por este motivo, a pesar del triunfo de la
revolución y de haber llegado a la presidencia por el voto
popular unánime de la nación, el malestar popular
no desapareció, porque los obreros y campesinos esperaban
con la administración de Madero la llegada de una
época de justicia y de franca protección para el
proletariado. Esto no se logró debido a que integró
en su gabinete a muchos del antiguo régimen,
obstaculizando estas y otras demandas. Pues bien "Madero
reivindicó los principios del liberalismo
decimonónico […] vio en el retorno de la democracia y la
legalidad una solución adecuada a los males de
México y desechó la vía revolucionaria como
camino que consideraba el más peligroso y el que menos
podía garantizar un cambio efectivo en la realidad
nacional […] Trató de no comprometer el ideal liberal
con la adopción exclusivas de exigencias de clases
sociales particulares, así fuesen las más
desvalidas, pues la democracia, y la legalidad solo podían
conseguirse respetando el orden establecido y hablando solo a
todos los mexicanos, sin distinciones de ninguna
especie"[16].
Después del movimiento para derrocar al
régimen de Díaz, los revolucionarios aunque
tenían un partido político carecían de la
experiencia política. "Al caer la dictadura de
Díaz, los aparatos de estado porfiriano permanecieron en
su sitio. La revolución maderista triunfaba sin que el
ejército federal hubiese sido militarmente vencido y
desmantelado"[17]. Sin darse cuenta que con el
tiempo esto generaría problemas para llevar a cabo los
cambios en la política, tomando en cuenta la importancia
que tenía el ejército en la política
nacional.
En todo momento histórico de una nación
hay cierto paralelismo con otros acontecimientos y se pueden
notar periodos o momentos similares en ello, así tenemos
que el maderismo protagonizó dos momentos uno a finales de
1909 y el otro la primera mitad de 1910, considerado como
movimiento de resistencia electoral, dentro de los límites
legales. "Es un lugar común decir que Madero no era buen
político. Sin embargo, cualesquiera que estudie con
atención la campaña política
anti-reeleccionista tendrá que aceptar que Madero no solo
era bueno, sino magnífico. Solo con una grandísima
habilidad política pudo organizar el movimiento
antiporfirista en su fases, legal y revolucionaria […] solo un
muy sagaz político podría incorporar a tantos
militantes de los otros movimientos
oposicionistas"[18]. La forma en que Madero
logró atraer a la mayoría de las clases demostrando
con ello su capacidad de líder político.
Tenía la perspectiva de un visionario y por esto
se distingue de muchos de los hombres que pugnaron por un cambio
de régimen en esta época y con éste
gobernando, espero el momento preciso para actuar; porque
"jamás alguien fue tan coherente como Madero con los
principios que hizo suyos desde que decidió participar en
la política: la realidad y el orden jurídico se
dividieron. Buscó la permanencia e hizo la apología
de un sistema jurídico del que solo la Constitución
y las leyes derivadas formaban parte, sino además y sobre
todo, la voluntad de la nación, del
pueblo"[19]. Pero para lograr esto era necesario
lo que dijo Venustiano Carranza: las victorias deben de se r
decisivas e implacables para que una revolución triunfe y
genere reformas sociales y no dejar rastro del anterior
régimen ya que si esto se hace, no se ganaría nada
ya que la corrupción que se combatió no se
terminaría y seguiría
existiendo"[20].
Madero cometió el error de no estructurar al
nuevo gobierno con sangre nueva, nuevos ideales y por esto la
perspectiva de cambio fracasó y con ello el respeto
popular aunque las clases medias participaron y lograron grandes
avances en la lucha, pero estos carecían de la experiencia
política, y se vieron rebasaron por los vencidos en estas
lides; Esta fue la causa primera de la caída de Madero.
Los herederos del porfiriato, una vez disipados del primer susto,
retornaban su aire y sus sitios. Las elecciones no habían
tenido aun lugar cuando ya los maderistas estaban eliminados,
encuadrados y concentrados. Los nuevos hombres, los hombres de
buena fe, del partido maderista o del nuevo partido
católico nacional fundado con la bendición de
Madero, eran presa fácil de los viejos lobos del
porfiriato"[21]. Y su política había
generado la inconformidad entre muchos de los que se
habían unido a él en la lucha contra el porfirismo
principalmente de Carranza que fue muy crítico de su
proceder al llegar al gobierno. Ya durante el interinato de
León de la Barra se habían publicado dos planes, el
de Texcoco y el de Tacubaya, en los que se consideraba frustrada
la revolución.
Después de que Madero asumiera el poder, se
produjeron varias sublevaciones dirigidas por revolucionarios que
sentían que los ideales por los que habían peleados
no se cumplieron y se sintieron traicionados. Porque su
pensamiento de las reformas políticas
desarrollarían a México de alguna manera no fue
suficiente para satisfacer las demandas de justicia social que se
oían en todos los lados. Una de las razones por lo que su
pensamiento político no prosperó en realidad fue
que no conocía a cabalidad la problemática
económica de la gran mayoría de la población
del país y creía que las políticas locales
debían de ser las que llevaran a cabo las reformas a nivel
nacional[22]
Una de las rebeliones más importantes en esta
etapa y que logro tambalear al gobierno en turno, fue la
orozquista que preocupó seriamente al gobierno de Madero,
puesto que había logrado atraer la simpatía y apoyo
de las clases alta y media, interesadas con acabar el
régimen maderista recién implantado, y porque
contaba con gran popularidad entre la clase trabajadora, que no
habían visto cambio alguno con el nuevo gobierno. Pascual
Orozco persona importante en la revolución maderista, fue
uno de los primeros en manifestar su descontento y oponerse a
Madero ya que. "El fue quién llegó a Ciudad
Juárez y obligó al viejo oaxaqueño a pactar,
pero, como tantos otros, no quería ya saber nada del
vástago de los millonarios Madero, y ahí estaba, en
los desiertos de Chihuahua, en píe de guerra poniendo a
Francisco Inocencio a un paso del
derrumbe"[23].
Otro de los momentos críticos de la
contrarevolución, que tendría un trágico
desenlace, fue organizada en la capital del país por un
grupo de militares del ejército federal en
colaboración con civiles antimaderistas y apoyados por
Estados Unidos mediante su embajador aquí en
México, que era Henry Lane Wilson; la razón del
deterioro de las relaciones internacionales con Estados Unidos,
fue la política nacionalista implementada por Madero, y
que no favorecía a los intereses comerciales del mismo y
otra la incapacidad del gobierno de Madero para controlar los
disturbios y crear un orden interno propicio para las relaciones
diplomáticos, políticos y comerciales.
Como consecuencia de las luchas internas y los
desacuerdos existentes entre los mismos revolucionarios se dan
las confrontaciones al no estar en la misma línea
política y a consecuencia de esto las luchas internas
pugnaban por que el gobierno de Madero cambiara su
táctica; para calmar los ánimos entre los
revolucionarios revoltosos el Ejército Federal al mando de
Huerta "partía a la guerra contra Villa, y contra el
propio Orozco. Esta victoria debía tener consecuencias
funestas puesto que al régimen tenía ahora como
apoyo militar a los antiguos federales y ya no ha los
maderistas"[24]. Como consecuencia de las derrotas
a los jefes revolucionarios. El ejército federal vuelve a
ser protagonista al estar al frente del poder del Estado y tiene
en sus manos el poder político y al frente de él
Victoriano Huerta.
La lucha por el poder y las desavenencias de las
distintas facciones de los hombres de la revolución genera
un gran conflicto político-social del grupo en el poder y
Madero y sus más cercanos colaboradores caen en
descrédito y con las victorias infringidas a los jefes
revolucionarios alzados en contra de Madero; Huerta toma el poder
del Ejército y cuenta con el respaldo del gobierno
estadounidense, quién aprovecha esta coyuntura en el
gobierno de Madero, actúa con el arresto a Madero en
palacio nacional (9 de febrero de 1913). Los felicistas
abandonaron la Ciudadela; se mando tocar las campanas. Madero
renuncio para salvar sus amigos prisioneros y la Cámara
aceptó por unanimidad menos una media docena de estos
votos esta renuncia. Media hora más tarde aceptó la
renuncia del ministro de Relaciones Exteriores que había
sido nombrado presidente en ese lapso, y nombraba a Huerta
presidente interino"[25]. Aunque esto fue una
farsa a la vista de todos los mandos superiores del
Ejército Federal, entre ellos el general Felipe
Ángeles, no quisieron actuar o no pudieron debido a las
convicciones de lealtad que en ellos imperaba.
En esta lucha y de descontentos generales en todos los
niveles de la sociedad y en los niveles de gobierno "Madero
tenía que caer: sus mismos errores le habían minado
el terreno, sus mismos parientes y amigos cercanos lo
habían orillado al desastre. Su renuncia, así como
la renuncia de Pino Suárez, no era más que el
corolario de la trágica y larga carrera de fallas,
debilidades y equivocaciones. Pero el crimen no era explicable
por ningún concepto"[26]. A pesar de su
renuncia Madero seguía siendo presidente y con su
asesinato se perpetúo un crímen contra la
incipiente democracia de México, porque fue el primer
presidente que fue electo por la voluntad popular.
Victoriano Huerta[27]al tomar el poder
por medio de la farsa de un "golpe de Estado" actúa de
manera dolosa en contra de sus prisioneros ya que los manda
matar, sin intermediar juicio político, esto a instancias
del gobierno norteamericano en conturbenio con su embajador, la
muerte de Madero se debió a que el ejército
porfirista seguía más vivo que nunca y se
"demostró históricamente el error de la
apreciación idealista del primer presidente
revolucionario, en lo que al ejército federal se
refería, y por ende, a la actitud de las fuerzas
conservadoras a las que éste
defendía"[28]. El crimen dio bandera a una
revuelta de varios años y abrió las puertas a la
violencia más terrible que recordara la historia de la
patria. Al abatir a Madero estaban retardando nuevamente la hora
de los civiles y entregando el destino de la patria a las
espadas.
La organización y la gran respuesta al llamado
que se proclamaba para la lucha por el sufragio fue tan repentina
que no tuvieron tiempo de reflexionarla y reorganizar las
estructuras del antiguo régimen vemos que: "el movimiento
de Madero cayó víctima de un éxito de tal
manera rápido que no había tenido tiempo de madurar
y de transformar la conciencia popular. Su victoria pudo
producirse gracias a la audacia de Madero, a la conjunción
de un vacío de poder político, de la lucha de
facciones en el interior del grupo dirigente y de la ofensiva
norteamericana"[29]. Aunque hay que considerar
otros aspectos y no tan solo el político que algunos
grupos se precipitaron hacia la revolución en contra del
porfirismo.
Para llevar a cabo una buena política e imagen
después del golpe de estado dado al gobierno de Madero
tenía que actuar con cautela y demostrarle al gobierno
Norteamericano su capacidad y al pueblo mexicano que era
necesario su proceder en contra de Madero; "Huerta se alío
a mucha gente entre los obreros y su nacionalismo no disgustaba a
los sindicatos. El maderismo parecía muerto con su jefe;
el ejército, el mundo de los negocios, los cuadros
políticos con algunas excepciones, los intelectuales, los
estudiantes […] casi todo el México político fue
huertistas […] la unanimidad de las adhesiones a Huerta fue
impresionante; pudo militarizar las escuelas, las facultades, la
burocracia, sin el menor problema"[30]. Podemos
constatar la adhesión de varios grupos a su gobierno en
los archivos existentes de la época.
Es innegable los logros alcanzados por parte de Huerta y
sus méritos logrados durante su régimen, el cual
quedo demostrado y, "es incalculable el beneficio que el general
Huerta prestó a la revolución con el solo hecho de
haber llegado a la presidencia, siendo indio de raza como era.
Además creo los ministerios de agricultura y de industria,
trató de fundar la economía nacional en el estadio
de nuestro territorio, elevó los asuntos de trabajo a la
categoría de un departamento especial en la
Secretaría de Industria ya citado, propugnó por
dignificar e imponer las marcas de los artículos de
producción nacional, estableció un impuesto que
gravaba los capitales de los ricos, elevó los sueldos de
los empleados que requerían capacidades técnicas, y
fundó con el nombre de "Instituto de Industrias
Etnográficas", la primera institución destinada a
desarrollar y proteger las industrias
indias"[31].
Las políticas implementadas durante su gobierno
fueron desaprobadas debido a su proceder y la pérdida
paulatina del apoyo de las clases medias, también
perdió el apoyo del gobierno norteamericano y el respaldo
popular, porque, "Huerta disolvió el Congreso, lo que le
trajo consecuencias funestas. Entre éstas habría
que considerar su rompimiento definitivo con los felicistas y
otros grupos políticos contrarios a la Revolución,
como el de los católicos; el aumento de las filas
constitucionalistas, al engrosarlas los diputados renovadores, lo
que aumento la legitimidad del movimiento constitucionalista, por
último, la pérdida de todo vestigio de legalidad
del usurpador".[32] El cual venía tomando
fuerza considerable desde los estados norteños de
Coahuila, Durango, Sonora y Sinaloa, al mando del Venustiano
Carranza, y con ideales muy diferentes a él.
Como muestra de su antipatía por Huerta el
gobierno norteamericano lo hace través de acciones y
hechos respaldando el moviendo que se venía dando desde su
frontera y "cualquiera que haya sido la causa y las relaciones
entre Huerta y Woodrow Wilson fueron malas y tirantes desde el
principio. Casi un año después de iniciada sus
mutuas fricciones, habría de haber una intervención
militar norteamericana en Veracruz, como muestra de su
oposición a Huerta. Es más los simpatizantes de
éste aun sostienen que Huerta cayó por el
apoyó norteamericano a los
constitucionalistas".[33] Claro como es sabido que
los intereses económicos son los que mueven en primera
instancia las acciones de los norteamericanos hacia México
y tenía que apoyar a los contrarios del huertismo ya que
no le era de su conveniencia.
Pese a las carencia con se enfrentó durante su
gobierno la que más le hizo mella fue la política
de reclutamiento y la falta de unidad de su Ejército, ya
que este se encontraba en lamentable estado y falta de
espíritu de lucha y de cuerpo, ya que son la base
primordial de cualquier ejército que se encuentra en pie
de lucha, como lo manifiesta Garcia-Diego: "Huerta tuvo siempre
grandes carencias que pronto tuvo que acudir a métodos tan
odiosos como la conscripción obligatoria, mejor conocida
como "leva" y los préstamos forzosos, Huerta no
calculó los efectos negativos de la leva; además de
minar el espíritu de cuerpo del ejército federal,
las muchísimas deserciones agravaron su problema
económico, pues el abandono de las filas implicaba armas,
pertrechos y montura." [34]
Los dos grupos del momento que se encontraban en pugna
uno en ascenso y el otro en franca decadencia se demostró
durante las constantes luchas y en la demostración de
afecto por ambos bandos por parte del pueblo, en lo sucesivo
tenemos que: "entre ambos contendientes fue que mientras Huerta
se le desintegraba paulatinamente su aparato de gobierno, don
Venustiano Carranza logró conformar uno, así haya
sido a su modo, suficientemente respetable. Como el dominio
revolucionario en Sonora era absoluta para finales de 1913,
Carranza estableció allí una capital más o
menos estable […] lo que confirma el peso ejecutorio de
Carranza, es evidente que todo esto era ya germen de
gobierno."[35] Como lo hemos venido mencionando
debido al resquebrajamiento del gobierno de Huerta ya que no
contaba con apoyos suficientes tanto económicos como
hombres.
Con la fuerza pujante del Ejército formado en el
norte y al mando de Carranza, que venía
imponiéndose desde aquel lugar tenemos que durante "la
primera mitad del año de 1914 se caracterizó por el
paulatino derrumbe del régimen usurpador. En el
ámbito militar, es evidente el espíritu de derrota
que corroía al ejército federal: abandono de plazas
a defender, retiradas alarmantes, acusaciones mutuas entre los
jerarcas del ejército, masivas deserciones, etc. Para
desgracia de Huerta, colaboradores y partidarios, no solo los
constitucionalistas, comenzaron a apresurar la caída del
régimen usurpador"[36]. La
intervención constante de los Estados Unidos en las
decisiones políticas de México lo vemos a lo largo
de la historia ya cuidaba sus intereses económicos al
apoyar o negar ayuda alguna al que ya no satisfacía sus
intereses.
Uno de las visiones de Venustiano Carranza fue que
esperó el momento oportuno para actuar y centrarse de
lleno en la política nacional y dejar de actuar
regionalmente, ya que viendo el eminente derrumbe de Huerta y su
abandono por parte de los Estados Unidos, actúa en
consecuencia y se hace eminente "el avance de la
revolución constitucionalista, que veía más
o menos próximo su triunfo al participios de 1914, no fue
resultado sólo de los factores castrenses. Problemas de
carácter político, financieros,
socio-económico y diplomáticos acabaron con el
régimen de Huerta. Lo primero que hay que decir es que a
la fuerza, determinación y relativa cohesión del
ejército constitucionalista, Huerta sólo pudo
oponer un ejército sin ambiciones de triunfo y carente de
unidad. A la más mínima amenaza de opresión,
los jefes huertistas ordenaban la retirada. Por otro lado la
participación de los orozquistas como irregulares, no fue
la única causa de la desunión. Afloraron pronto
viejos resabios entre militares reyistas y
felicistas".[37]
Con la derrota huertista los militares que lo apoyaban
buscan los bandos contrarios para sumarse a ellos, esta derrota
se debió a la desunión y falta de disciplina de los
integrantes del ejército federal, ya que los
métodos de reclutamiento no habían cambiado en nada
y los cargos de los oficiales los seguían ocupando, para
hacer negocio y no para dirigir gente en combate, cada
quién cuidaba sus intereses a su manera. Pero sin
descuidar las relaciones estatales se sumaban a las causas de los
grupos que llegaban al poder.
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Autor:
Clemente Vergara
Carachure[38]
[1] Guillermo Boils: Los militares y la
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Ediciones el Caballito, 1975, p. 47.
[2] Nació en la hacienda del Rosario,
Coahuila, el 30 de octubre de 1873 y muere el 22 de febrero de
1913.
[3] Luis Javier Garrido: El partido de la
revolución institucionalizada la formación del
nuevo estado en México 1928-1945, México, Siglo
XXI Editores, 2000, pp.32-33.
[4] G. Boils. Op. Cit, p. 24.
[5] Ibíd. pp. 25-26.
[6] Ibíd. p. 30.
[7] Ibíd. P. 29.
[8] Ver los anexos: A. Córdova: la
ideología de la Revolución, op. cit p. 428.
[9] Berta Ulloa Ortiz: “Lucha armada
1911-1920”, En: Historia general de México, tomo
II, México, El Colegio de México, 1994, p.
1075.
[10] B. Ulloa Ortiz: Op. Cit. pp.
1076-1077.
[11] G. Fuentes: Op. Cit, pp. 74-75.
[12] Ibíd. p. 79.
[13] Arnaldo Córdova. La
formación… Op. Cit. p. 23
[14] Douglas,W. Richmon: La lucha
nacionalista de Venustiano Carranza 1893-1920, México,
Fondo de Cultura Económica, 1946, p. 46.
[15] B. Ulloa Ortiz: Op. Cit. p. 1088.
[16] A. Córdova: Op. Cit.
Ideología de… pp. 96-97.
[17] L. J. Garrido: Op. Cit. p. 33.
[18] D. J. Garciadiego: Op.Cit. p. 37.
[19] Ibid. p. 106.
[20] D. W. Richmon: Op. Cit, pp. 46-47.
[21] Jean Meyer : La revolución
mexicana. México, Editorial Jus, 1991, p. 45.
[22] D. W. Richmon: Op. Cit, p. 48.
[23] Mario Mena: Álvaro
Obregón: historia militar y política 1912-1929,
México, Ediciones Jus, 1960. p. 15
[24] J. Meyer: Op. Cit. p. 48.
[25] Ibid, p. 50.
[26] M. Mena: Op. Cit. p. 28.
[27] 1843-1916, nació en Colutlan,
Jalisco, ingreso al Colegio Militar destacando en
matemáticas y astronomía, en 1894 asciende a
coronel, para 1910 combatió a los zapatistas en Morelos
y a Pascual Orozco, logró que Madero lo nombrara
comandante militar de la Plaza de México, estalló
la asonada el 9 de febrero de 1913 se une a los sublevados y
traiciona a Madero a instancias del embajador Henrry Lane
Wilson, hacen renunciar al presidente y a vicepresidente el 18
de febrero del mismo año, asume la presidencia y
renuncia el 15 de julio, es apresado en Estados Unidos donde
muere en prisión debido a una cirrosis hepática
el 13 de enero de 1916.
[28] Jorge Alberto Lozoya: El ejército
mexicano, México, El. Colegio de México, 1976, P.
44. cfr.Clara Guadalupe García: Rojo: del asesinato
político en México, México, P&J, 1997,
p. 75.
[29] J. Meyer: Op. Cit. p. 52.
[30] Ibid, p. 53.
[31] Ibid, p. 54.
[32] D. J. García-Diego: Op. Cit. pp.
73-74.
[33] Ibid, p. 63
[34] Ibíd, p. 76.
[35] Ibíd., p. 77.
[36] Idem.
[37] Ibíd., pp. 73-74.
[38] Lic. En Historia (UMSNH), Maestro en
Pedagogía (IMCED); Maestría en Docencia en
Educación Secundaria: Español. (ENSM).
Experiencia Docente en el Instituto México, Escuela
Normal Superior de Michoacán, Facultad de Historia,
Instituto de Ciencias y Estudios Superiores de Tampico.