Tarija y la guerra del Pacífico –
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Tarija y la guerra del
Pacífico
Conferencia brindada en la Ciudad de Tarija, sobre la
Guerra del Pacífico bajo el auspicio de la
Dirección Estratégica de Reivindicación
Marítima. El trabajo contiene reflexiones en torno a la
verdad histórica, la necesidad de rectificar la Historia
de Bolivia y la importancia de las fuentes para dicho cometido.
El presente trabajo, fue elaborado a base de la "Memoria" del
Cnl. Ezequiel Apodaca (1879), y de la Señora Isolina
Morales Viuda de Pantoja (1966), que ofrecen detalles
inéditos y la verdad sobre la Batalla de "Canchas Blancas"
(12 de noviembre de 1879), el primer triunfo del Ejército
Boliviano sobre el Ejército Chileno durante la Guerra del
Pacífico y otra rica bibliografía de autores
chilenos y bolivianos respectivamente.
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El interés de este trabajo, es profundizar el
análisis de las condiciones de posibilidad para la
existencia de un quehacer ciudadano que aporte al desarrollo de
una coherente conciencia unitaria nacional en la perspectiva de
una acción capaz de ser hegemónico y aglutinante en
torno a nuestra demanda soberana de acceso al Océano
Pacífico.
Para lograr este trabajo, fue necesario la lectura y
análisis de rica bibliografía nacional y chilena
respectivamente que trató -desde bien finalizada la Guerra
del Pacífico- con sus propias ópticas y arribando a
sus propias conclusiones.
El camino que elegimos, ha sido seguir la
insinuación de Gramsci "…de hacer el inventario
de la propia historia…". No se trata,
entonces, más que indagar cómo y por qué se
ha llegado a la situación actual de las relaciones entre
las Repúblicas de Bolivia y Chile respectivamente. Pero
sobre todo, trataremos de buscar e identificar los hitos
esenciales de su evolución e involución
históricas, para prever y proyectar el futuro de dichas
relaciones.
Está claro que ese devenir posible no es una mera
preocupación contemplativa desde el sur del país.
En este trabajo, que fue esbozado desde el pasado sábado
24 del mes en curso, luego de recibir dos atentas llamadas
telefónicas de parte del Dr. Gerardo Ruiz Castellanos
(Tarija), y del Asesor del Director Ejecutivo de la
Dirección Estratégica de Reivindicación
Marítima (La Paz), hay juicios, afirmaciones y
críticas. Estas últimas, no eluden el
análisis de la tradición y el pasado sobre este
conflicto armado y, con ello, se transforman en una verdadera
autocrítica, ya que cuestionamos aquello que se siente
como propio. Por lo tanto, no existe aquí una
pretensión iconoclasta ilimitada, que pudiera conseguir el
efímero brillo de un trabajo falsamente renovador. Tan
solo, hemos buscado y escogido lo más serio y documentado
de ambas visiones, para proyectar lo nuevo, desde un lugar y un
compromiso que sólo pide ser considerado como uno
más entre "los de abajo", que casi siempre han sido
marginados por la pasión político-partidaria que
promueve el patrioterismo y los regionalismos.
La coyuntura actual, exige claridad y definiciones, pero
sobre todo, responsabilidad. A mayor legitimidad, mayor
responsabilidad. La necesaria solidaridad que necesitamos en los
ámbitos nacional e internacional, no debe ocultar que hay
sectores sociales y políticos distintos, con proyectos
diferentes. La unidad nacional en torno al terma de nuestra
reivindicación marítima, sólo tendrá
sentido a partir de reconocer la diversidad. Si la unidad social
y política del pueblo boliviano es tan necesaria; es
porque, en su interior hay diferencias y sólo será
posible construirla desde una postura franca y abierta de
discusión para demostrar que somos capaces de acentuar lo
que nos une y revertir lo que nos separa. Por ello, las acciones
a seguir de aquí en más, deben estar alejadas del
oportunismo y del cálculo político-partidario, para
evitar caer en el abismo.
Sobre el delicado como complejo tema de la Guerra del
Pacífico, la necesidad de claridad es especialmente
urgente. Al respecto, debemos ser muy claros: nuestra juventud,
nuestros niños, nuestros hijos, saben pero no conocen lo
que ocurrió desde 1879 hasta 1904. No saben por qué
desfilan, sólo conocen a pocos héroes, no
dimensionan las consecuencias nefastas que deparó la
pérdida del acceso al Pacífico. Entonces,
válido es preguntar: ¿Cómo lograr una
conciencia nacional si el mayor porcentaje de la población
boliviana, siendo joven, nos ofrece esa cruda realidad…? Si
aceptamos ser sinceros, reconoceremos que todo el sistema
educativo nacional, es el culpable; o dicho de otra manera, el
Estado es el principal promotor de esta situación porque
sigue fomentando y trabajando sobre viejas y gastadas
fórmulas basadas en las formulaciones abstractas, que son
presentadas como las banderas del futuro. Además, la mayor
parte de la bibliografía nacional referida a esta cruenta
guerra, tiene una visión andinocentrista. Ello
también justifica la revisión del
pasado.
Metodológicamente, intentaremos superar la falsa
alternativa entre una acumulación indiscriminada de una
maraña de datos, muchas veces erróneos, banales y
superficiales y la inclusión forzada de la realidad en
modelos preestablecidos. Así también, rechazo el
desahucio de paradigmas como marcos de interpretación de
la vida nacional desde 1904, en aras de una supuesta nueva y
renovada diplomacia para tratar este ingrato como desgraciado
tema de nuestro enclaustramiento marítimo, que no es
más que una capitulación teórica que cada
año y de la manera más irresponsable, es puesta en
la mesa de discusión para generar actitudes patrioteras,
totalmente alejadas del verdadero sentir cívico
nacional.
Entre los innumerables testimonios de la
dramática Historia de la República de Bolivia, sin
duda, las Guerras del Pacífico (1879 – 1884), y del Chaco
(1932 – 1935), hasta hoy, tuvieron y tienen enorme influencia en
el temperamento de todas las generaciones de bolivianos, pudiendo
decir que, es la desazón la que nos oprime. Razón
por la cual, hemos aceptado la gentil invitación de
DIREMAR para participar de este cónclave nacional, para
demostrar por qué se debe reescribir continuamente la
Historia de Bolivia.
Discurriendo sobre este punto en busca de la
solución que tanto necesitamos los bolivianos como es el
de dejar de ser un país mediterráneo y poder
encarar esta etapa de la Historia Internacional, en la que todos
los países y pueblos del mundo están atrapados en
la vorágine de la globalización, quiero recordarles
la frase de Aristóteles: "…que la
explicación de las cosas, está en el origen de las
mismas…" Entonces, no podremos resolver el
problema de nuestra mediterraneidad, sino indagamos primero y sin
complejos, los antecedentes y los acontecimientos del pasado a
fin de adquirir la preparación indispensable que nos
permita fijar con solidez lo que debemos ser y hacer en el
futuro. Una vez que sepamos lo que hemos hecho y lo que nos han
hecho, podremos determinar conjuntamente las modificaciones
necesarias para que dilucidando el tema, definamos una
POLÍTICA DE ESTADO coherente y sostenible sobre el tema
marítimo y; que ésta, sea el norte de toda
gestión de Gobierno, independiente de su ideología
y de los gobernantes de turno. Sólo de esa manera, el
pueblo sabrá qué acción tomar y no caer en
constantes desorientaciones.
Respecto a la Historia de La Guerra del Pacífico,
podemos decir que, las primeras obras que se escribieron sobre
este hecho bélico, nos permitieron descubrir la carencia
de criterio positivo, que las diferencia esencialmente de las que
se escriben en nuestros días. Las más, en efecto,
de aquellas que quedan de las décadas pasadas, se
distinguen por la excesiva credulidad que sus autores mostraron
para aceptar la efectividad de los sucesos sin mayor
discernimiento de lo falso y lo verdadero.
Mientras en las obras históricas de nuestros
tiempos trasciende la exquisita escrupulosidad con que los
autores, guiados por el espíritu de duda, trabajan en
archivos, compaginan documentos, comparan narraciones, descifran
inscripciones y realizan excavaciones arqueológicas antes
de llegar a la afirmación o negación de un hecho.
En el pasado, con raras excepciones, los historiadores
ceñían sus trabajos más en la
tradición oral.
Particularmente, la tradición oral no es el
reflejo de la verdad histórica. Antiguamente, se la
aceptaba como una herencia sagrada del pasado y otras como
símbolos del pasado. Empero, estando arraigado como
está el criterio contemporáneo en la memoria del
boliviano, no estamos habilitados para desechar lo absurdo y lo
imposible sin perjuicio de lo verdadero.
¿Qué crédito podemos prestar
entonces al historiador que refiere sucesos antiguos, que no ha
podido presenciar ni ha conocido, sino, por medio de simples y
adulteradas tradiciones…? Por esas razones, a las conclusiones
que arribamos acerca del nimio valor histórico de las
tradiciones, son severas.
En sustancia, la tradición es un testimonio que
se supone presencial y que fue transmitido oralmente de
generación a generación. Entre tanto, hasta
qué punto el testimonio, aun el testimonio actual y
comprobable puede llevarnos a conocer la verdad o la
mentira…?
Basta buscar y leer algunos libros de la Historia, para
llegar a una conclusión: que la guerra tiene una
dimensión humana que supera toda otra expresión,
porque además de comprometer a los pueblos enfrentados,
sus protagonistas –venciendo todo obstáculo- pueden
superar sus miedos y odios para proporcionarnos sus vivencias a
través de testimonios escritos.
Y la Guerra del Pacífico, generó un
sinnúmero de emociones y sentimientos en la
población boliviana, que al formar parte del contingente
militar, ser testigos y/o protagonistas, terminó moldeando
su carácter.
En el caso nuestro, es decir, de los pueblos bolivianos,
de acuerdo a las pocas fuentes hemerográficas de la
época y de 1905, se puede conocer que todos -sin
excepción- manifestaron un verdadero sentimiento de
patriotismo. El "Anatema" de Potosí, las manifestaciones
en Sucre y Tarija, amén de otros departamentos, proyectan
una otra dimensión humana.
Sin embargo, hubo otros aportes que protagonistas y
testigos dejaron reflejados en relatos, epístolas y
crónicas. Pero sin duda alguna, las "Memorias"
fueron el mejor testimonio. En ellas, están expresados los
sentimientos y motivos de cada uno de los protagonistas de este
hecho histórico, y expresan –como los dos casos que
hoy presentaremos- una posición emocional, una postura
más meditada y reflexiva. En fin, los dos coinciden en
cuestionar la situación planteada desde el punto de vista
político y militar.
Al conocer que el Estado de Chile el 5 de abril de 1879
declaró la Guerra a Bolivia, los bolivianos ya
estábamos sufriendo los resultados de las invasiones en
Antofagasta. A pesar de ello, los testimonios en los
periódicos reflejan el temor, la incertidumbre y la
confianza. Pero el sentimiento de optimismo decrece al conocer
que la disputa por el dominio marítimo se define a favor
de las tropas chilenas, y más aún, después
del desembarco en "Pisagua" el 2 de noviembre de 1879 y
la ocupación de los cantones salitreros de
"Tarapacá" en 1880. Es decir, la exitosa
Campaña Marítima planificada por Chile tuvo lugar
entre marzo y octubre de 1879 y su desarrollo permitió y
facilitó a Chile trasladar el teatro de las operaciones
terrestres a territorio peruano y aislar a ese país del
aprovisionamiento de material bélico desde el
exterior.
Muy a pesar de esas condiciones adversas, nos interesa
sobremanera conocer lo que sucedió a mediados de noviembre
de 1879; porque precisamente, el Ejército Boliviano, a
través de oficiales y soldados tarijeños,
chicheños y cinteños que formaban parte de la V
División en marcha a "Canchas Blancas"
protagonizaron la primera victoria boliviana en la Guerra del
Pacífico: "LA BATALLA DE CANCHAS BLANCAS EL 12 DE
NOVIEMBRE DE 1879". Posteriormente, el 6 de diciembre del
mismo año, habremos de obtener la segunda y última
victoria sobre el Ejército Chileno con la Batalla de
"Tambillos", cuyos protagonistas también fueron
oficiales y soldados tarijeños, chicheños,
cinteños y del interior del país.
La Batalla de "Canchas Blancas" que
culminó con la toma del espejo de agua o "kocha"
por la tropa boliviana y la derrota a la tropa chilena ese
memorable día miércoles 12 de noviembre de 1879,
confirma que muy a pesar de la inferioridad de condiciones de los
bolivianos, pudimos comprobar en toda su dimensión, los
horrores de la guerra.
A pesar de la victoria en "Canchas Blancas",
que coronó meses de sacrificios, despliegue de recursos,
demostraciones de patriotismo y generó muchas
susceptibilidades al interior de las tropas bolivianas y; que
finalmente, llenó de orgullo a sus protagonistas,
también los llevó a expresar una reflexión
crítica de lo vivido. Todos estos aspectos se reflejan en
los distintos testimonios dejados por el Cnl. Ezequiel Apodaca,
que junto a los Coroneles Lino Morales y Juan Bautista Ayoroa,
fueron los principales protagonistas con los valientes soldados
bolivianos.
Para elaborar el presente trabajo, y contextualizar los
escenarios, hemos apelado a bibliografía
contemporánea nacional y chilena respectivamente y
compulsado ambas sobre determinados hechos de nuestro
interés. De la chilena, que datan de 1984 y 1998,
obtuvimos valiosas interpretaciones, rasgo necesario para decir,
que el tema sigue siendo investigado en las aulas universitarias
y académicas de ese país. De las obras nacionales,
obtuvimos dos valiosos testimonios personales que nos permiten
conocer varios tópicos que se suscitaron antes, durante y
después de la Guerra del Pacífico. Los dos
manuscritos, hoy mecanografiados, son el testimonio personal de
dos personas vinculadas a la "BATALLA DE CANCHAS BLANCAS",
un importante hito de la Guerra del Pacífico, que proyecta
el valor de las tropas bolivianas, particularmente del
"Escuadrón Méndez" y la "Escuadra
Méndez", compuestos mayoritariamente por vecinos de
la entonces denominada "Provincia de San Lorenzo" (hoy
Méndez). Es decir, de través de estos dos aportes,
podemos decir que, "hablan los tarijeños sobre la Guerra
del Pacífico a través del Cnl. Ezequiel Apodaca y
de la Señora Isolina Morales Cavero Viuda de Pantoja -hija
del Cnl. Lino Morales-"
Empero, en los libros de la historia nacional, apenas
mencionan esta hazaña militar que se realizó el 12
de noviembre de 1879. Similar situación se dio con la
BATALLA DE "TAMBILLOS" realizada el 6 de diciembre del
mismo año. Ambas, significaron triunfos del
Ejército Boliviano sobre el Ejército de Chile y
donde los principales protagonistas fueron bolivianos nacidos en
Tarija, San Lorenzo, Tupiza, Cotagaita y Cinti.
Gracias a un paisano nuestro, el Cnl. Ezequiel Apodaca,
nacido en Yesera (Tarija), y que durante esa batalla se
desempeñó como Jefe del Estado Mayor de la V
División del Ejército Boliviano acantonado en
Santiago de Cotagaita al mando del Comandante General -el
también tarijeño- Gral. Narciso Campero
Leyes.
El trabajo, titulado "MEMORIA DEL CNL. EZEQUIEL
APODACA – POTOSÍ – COTAGAITA – CAMINO A
CANCHAS BLANCAS – 1879 – 1880", nos brinda la
única oportunidad de conocer y saber la verdad en torno a
la Batalla de "Canchas Blancas". La "Memoria"
abarca desde julio de 1879 hasta el 1º de abril de 1880, y
además nos ofrece otros detalles de carácter
histórico, social, militar. Por lo tanto, un
período muy importante de la conflagración entre
Chile y Bolivia.
Durante este período, Apodaca, formó parte
de la Plana Mayor de la V División en marcha a
"Canchas Blancas", al mando de otro paisano nuestro: el
Cnl. Mariano Lino Morales de los Reyes, nacido en San Lorenzo el
23 de septiembre de 1824.
Por su parte, la obra de la Señora Isolina
Morales Viuda de Pantoja, titulada "TARIJA Y LA GUERRA DEL
PACÍFICO", es importante por varias razones. Primero,
porque fue escrita el año de 1966 cuando ella contaba con
103 años y respondió a una solicitud planteada por
el Señor Carlos Calderón Zaconeta, Director del
periódico paceño "Antofagasta".
Doña Isolina Morales Cavero Viuda de Pantoja, con
una lucidez excepcional, relató de manera
cronológica, todos aquellos detalles que la
historiografía nacional y chilena no conocen hasta hoy. A
través de éste, podemos conocer que, Lino Morales y
su hermano Antonio y obviamente ella misma, se constituyeron como
la fuerza que irradió el patriotismo entre la
población sanlorenzeña y de otras regiones cercanas
ante la declaratoria de Guerra a Bolivia de parte del Gobierno de
Chile el 5 de abril de 1879.
Pero además, el aporte de la autora, es muy
particular porque se remonta a su minoría de edad para
hablarnos de temas delicados como el espionaje chileno, argentino
y boliviano y otros temas que hoy pueden ameritar una otra
visión e interpretación sobre qué es lo que
generó la Guerra del Pacífico y las consecuencias
en el orden político, social, militar y económico y
el por qué el año de 1876 Argentina preparaba una
invasión a Bolivia y que para propiciar la defensa de la
frontera boliviana. Figuran en primera línea, el Gral.
Celedonio Ávila y el Cnl. Othón Jofré, ambos
tarijeños.
Ambos trabajos, son una inagotable fuente para la
investigación sobre la Guerra del Pacífico, pues
nos brindan muchos antecedentes y señalan que muchos de
ellos sobrepasan los límites bolivianos y se generaron en
Chile y la Argentina peligrosamente. Identifican a los
principales protagonistas, se detienen en aquellos hitos que
cambiaron la Historia de Bolivia, y nos ofrecen descarnadamente
las consecuencias de la Guerra y el hecho de haber sido
derrotados y los enfrentamientos político-partidarios que
se desarrollaron después de la Guerra y que dejaron como
saldo, el odio entre bolivianos. Es decir, los manuscritos nos
ofrecen una patética realidad que ocasionaron los
caudillos y políticos nacionales desde la época de
Melgarejo hasta Daza respectivamente hasta llevarnos al
descalabro de la Guerra del Pacífico. Por ello, nuevamente
planteo la necesidad de reescribir la Historia
nacional.
Y por último, y después de la lectura
desapasionada de los cuatro tomos que conforman la
Colección "Salamanca: su gravitación sobre el
destino de Bolivia" (Talleres Gráficos Bolivianos, La
Paz, diciembre de 1957), del Dr. David Alvéstegui,
quién se desempeño como Ministro de Relaciones
Exteriores del Presidente Daniel Salamanca, hemos extraído
valiosas consideraciones que hoy deseamos transmitirlas a la
distinguida concurrencia. De hecho, y por razones obvias hemos
tomado especial atención al importante artículo de
prensa que el Dr. Salamanca publicó a fines de 1926 en el
periódico "El Republicano" de la Ciudad de
Cochabamba.
El artículo, es un desapasionado y correcto
análisis del complejo y delicado tema del Pacífico
que Salamanca presentó a consideración de la
ciudadanía boliviana, después de conocer las
determinaciones que asumieron los Gobiernos de Chile y
Perú en torno a la fórmula que presentó el
30 de noviembre de 1926 el Señor Frank B. Kellogg,
Secretario de Estado de los Estados Unidos de
Norteamérica, sobre los territorios de Arica y Tacna
respectivamente y; que el Canciller boliviano Gutiérrez
aceptó apresuradamente, pero que los Gobiernos de Chile y
Perú rechazaron. La parte sustancial de dicha
fórmula, decía:
"…las Repúblicas de Chile y del
Perú, se comprometen libre y voluntariamente, en uno o
varios protocolos, a ceder a la República de Bolivia, a
perpetuidad, todo derecho, título e intereses que ellas
tengan en las Provincias de Tacna y
Arica…"
Lamentablemente, Bolivia el año de 1929
aceptó resignado su destino: la Cuestión de Tacna y
Arica tuvo el final esperado: Arica, fue adjudicado a Chile y;
Tacna, al Perú.
El concienzudo planteamiento de Salamanca -al que
personalmente consideramos como uno de los intelectuales
bolivianos más influyentes de principios del Siglo XX- nos
proyectan a un acérrimo defensor de la integridad nacional
cuando éste se desempeñaba el año de 1904
como Senador de la República y que juntos a otros 29
parlamentarios –entre 10 Senadores y 19 Diputados y entre
ellos 2 Senadores y 2 Diputados tarijeños- que conformaron
la Minoría, rechazaron y votaron en contra de la
Ratificación del Tratado de 20 de octubre de 1904 con
Chile.
Entre los Senadores y Diputados tarijeños que
rechazaron el Tratado, fueron: Guillermo Cainzo (S),
Tomas O"Connor D"Arlach (S), Casimiro Campero (D),
y Fernando Campero (D).
Así fue. Revisando los documentos de rigor,
pudimos conocer que bajo el Gobierno Constitucional de Ismael
Montes y la Presidencia del Congreso Extraordinario de Bolivia, a
cargo del H. Venancio Jiménez y de la Directiva conformada
por los HH. Benedicto Goytia, Carlos V. Romero, Sabino Pinilla y
José Santos Quinteros, el H. Congreso de Bolivia reunido
en la Ciudad de La Paz desde el 29 de noviembre de 1904 al 2 de
febrero de 1905, se procedió a aprobar el Tratado de 20 de
octubre de 1904, suscrito entre los Estados de Bolivia y Chile
respectivamente, mediante el cual Bolivia cedió
definitivamente su litoral a Chile y perdió su acceso al
Océano Pacífico.
"La Cuestión del Pacífico y sus
Enseñanzas para Bolivia", es el título del
artículo de Salamanca, y uno de aquellos esfuerzos
intelectuales que todos los bolivianos debemos leer para entender
varios tópicos sobre nuestra realidad en torno al
Pacífico y; muy particularmente de nuestras relaciones con
Chile y Perú.
Pero fueron sus líneas iníciales las que
nos impactan sobremanera. He aquí lo que pensaba Salamanca
en aquel año de 1926:
"…siempre me ha parecido que la
situación internacional de Bolivia, en la región
del Pacífico, donde todavía tenemos nuestros
más grandes intereses, podría condensarse con
claridad en estas dos frases: de Chile, hay que temerlo todo. Del
Perú, nada hay que esperar como
favor…"
Otros dos párrafos, que a nuestro entender son el
corazón del trabajo, expresan:
"…cuando en 1904, al discutir el Tratado de
Paz con Chile, apuntaba yo estas mismas ideas, se me
contestó, con la improbidad propia de nuestras discusiones
parlamentarias, que yo quería levantar una muralla china
entre Bolivia y Chile. Este recuerdo, me induce a prevenir esa
clase de objeciones. La política que conviene a Bolivia,
sobre la base ya expresada, no es la de la hostilidad ni la del
aislamiento. Es sencillamente la de la prudencia y la firmeza.
Conocido el peligro, se trata de evitarlo. Que Bolivia tomase una
actitud agresiva sería sencillamente una anomalía
peligrosa o que tratase de aislarse e interrumpir toda
comunicación comercial con Chile, sería a su vez
absurda e imposible. En realidad, la actitud de Bolivia
sería más bien la de una defensa discreta y firme
de su independencia y de su soberanía. Es entendido que
Bolivia llevándose amistosa y lealmente con Chile,
debería evitar todo pacto que directa o indirectamente
pudiese afectar a su plena independencia y huir cuidadosamente de
todo negocio común con Chile. Para justificar esta
conducta basta recordar la medianería del Tratado de 1866
y la Cuestión de los 10 centavos que fue una de las
remotas emergencias. Este negocio común con Chile nos ha
costado ni menos que nuestro Litoral, nuestro enclaustramiento y
todas las funestas consecuencias que estamos sufriendo hoy y de
las cuales justamente estoy tratando
ahora…"
"…como no pretendo esbozar todo un plan de
política internacional boliviana, sino, de asentar una de
sus bases, me basta añadir de paso que Bolivia debe
aprovechar de todas las influencias internacionales, tanto en el
sud como en el norte de América y sobre todo, debiera
cultivar lealmente la buena amistad argentina, sin por eso soltar
privilegios o concesiones que un país consciente de su
dignidad y sus intereses, no podría admitir en modo
alguno…"
No olvidemos que lo leído fue publicado el
año de 1926. ¿No han pasado acaso 85 años y
continuamos con el mismo dilema…?
Entonces, ésta, a nuestro entender, la esencia de
la Política Exterior de Bolivia que debe implementar a
futuro con respecto al Pacífico y sus relaciones con
Chile, Perú y Argentina. Esta debe ser la estrategia
boliviana avalada por la ciudadanía nacional. La
participación del Presidente y de los futuros Presidentes
en foros internacionales, el posicionamiento del tema
marítimo en la agenda internacional, la búsqueda de
aliados en los cuatro puntos cardinales, la firma de acuerdos,
configurar escenarios que nos "acerquen" y no nos "alejen" con
nuestros vecinos, defender nuestros intereses y recursos
naturales, concluir temas pendientes como el Silala,
etc.
Para una lógica reflexión, decir que el
recurso natural más importante de la humanidad: el agua,
muy pronto será aquel -como el petróleo-, el
detonante que genere los próximos conflictos
bélicos y limítrofes entre las naciones del mundo
que posean dicho recurso. Los tarijeños, sabemos mejor que
nadie lo que significa mutilar su patrimonio territorial en los
chacos boreal con la "Guerra del Chaco" y central a través
de un Tratado con la Argentina. Cuando nos incorporamos a Bolivia
en septiembre de 1826, teníamos más de 320.000
kilómetros cuadrados, hoy, apenas contamos con 37.623
kilómetros cuadrados. Es decir, hemos perdido más
aproximadamente el 90% de dicho patrimonio.
Además, otros importantes recursos naturales como
el gas, litio y hierro, que se encuentran en territorios
tarijeño, potosino y cruceño, deben ser parte
esencial de esa estrategia nacional, que nos permita avizorar un
mejor futuro para los bolivianos y apostar por la Paz continental
y confiar en la solidaridad y justicia de nuestro Continente y
sus organismos.
En todo caso, solicito al Señor Director
Ejecutivo de la Dirección Estratégica de
Reivindicación Marítima, que concluido este ciclo
de conferencias a nivel nacional, se proceda a construir una
consciencia nacional para encaminarla en un proyecto
específico y sin contaminación, caso contrario,
nuevamente la frustración se apoderará de
nosotros.
Para ese propósito, sugiero la creación de
los Comités Departamentales de Reivindicación
Marítima para que el pueblo, que cumplirá un rol
protagónico y fundamental de legitimación,
configure el ideario y visión que el patriotismo exige a
la sociedad boliviana y que se editen los dos documentos que
tengo en mi poder: "MEMORIA" del Cnl. Ezequiel
Apodaca y "TARIJA Y LA GUERRA DEL
PACÍFICO" de Isolina Morales Cavero Viuda de
Pantoja.
Esa nuestra conclusión. Gracias
Autor:
Elias Vacaflor Dorakis