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Tarija y la guerra del pacífico




    Tarija y la guerra del Pacífico –
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    Tarija y la guerra del
    Pacífico

    Conferencia brindada en la Ciudad de Tarija, sobre la
    Guerra del Pacífico bajo el auspicio de la
    Dirección Estratégica de Reivindicación
    Marítima. El trabajo contiene reflexiones en torno a la
    verdad histórica, la necesidad de rectificar la Historia
    de Bolivia y la importancia de las fuentes para dicho cometido.
    El presente trabajo, fue elaborado a base de la "Memoria" del
    Cnl. Ezequiel Apodaca (1879), y de la Señora Isolina
    Morales Viuda de Pantoja (1966), que ofrecen detalles
    inéditos y la verdad sobre la Batalla de "Canchas Blancas"
    (12 de noviembre de 1879), el primer triunfo del Ejército
    Boliviano sobre el Ejército Chileno durante la Guerra del
    Pacífico y otra rica bibliografía de autores
    chilenos y bolivianos respectivamente.

    ***********

    El interés de este trabajo, es profundizar el
    análisis de las condiciones de posibilidad para la
    existencia de un quehacer ciudadano que aporte al desarrollo de
    una coherente conciencia unitaria nacional en la perspectiva de
    una acción capaz de ser hegemónico y aglutinante en
    torno a nuestra demanda soberana de acceso al Océano
    Pacífico.

    Para lograr este trabajo, fue necesario la lectura y
    análisis de rica bibliografía nacional y chilena
    respectivamente que trató -desde bien finalizada la Guerra
    del Pacífico- con sus propias ópticas y arribando a
    sus propias conclusiones.

    El camino que elegimos, ha sido seguir la
    insinuación de Gramsci "…de hacer el inventario
    de la propia historia
    …". No se trata,
    entonces, más que indagar cómo y por qué se
    ha llegado a la situación actual de las relaciones entre
    las Repúblicas de Bolivia y Chile respectivamente. Pero
    sobre todo, trataremos de buscar e identificar los hitos
    esenciales de su evolución e involución
    históricas, para prever y proyectar el futuro de dichas
    relaciones.

    Está claro que ese devenir posible no es una mera
    preocupación contemplativa desde el sur del país.
    En este trabajo, que fue esbozado desde el pasado sábado
    24 del mes en curso, luego de recibir dos atentas llamadas
    telefónicas de parte del Dr. Gerardo Ruiz Castellanos
    (Tarija), y del Asesor del Director Ejecutivo de la
    Dirección Estratégica de Reivindicación
    Marítima (La Paz), hay juicios, afirmaciones y
    críticas. Estas últimas, no eluden el
    análisis de la tradición y el pasado sobre este
    conflicto armado y, con ello, se transforman en una verdadera
    autocrítica, ya que cuestionamos aquello que se siente
    como propio. Por lo tanto, no existe aquí una
    pretensión iconoclasta ilimitada, que pudiera conseguir el
    efímero brillo de un trabajo falsamente renovador. Tan
    solo, hemos buscado y escogido lo más serio y documentado
    de ambas visiones, para proyectar lo nuevo, desde un lugar y un
    compromiso que sólo pide ser considerado como uno
    más entre "los de abajo", que casi siempre han sido
    marginados por la pasión político-partidaria que
    promueve el patrioterismo y los regionalismos.

    La coyuntura actual, exige claridad y definiciones, pero
    sobre todo, responsabilidad. A mayor legitimidad, mayor
    responsabilidad. La necesaria solidaridad que necesitamos en los
    ámbitos nacional e internacional, no debe ocultar que hay
    sectores sociales y políticos distintos, con proyectos
    diferentes. La unidad nacional en torno al terma de nuestra
    reivindicación marítima, sólo tendrá
    sentido a partir de reconocer la diversidad. Si la unidad social
    y política del pueblo boliviano es tan necesaria; es
    porque, en su interior hay diferencias y sólo será
    posible construirla desde una postura franca y abierta de
    discusión para demostrar que somos capaces de acentuar lo
    que nos une y revertir lo que nos separa. Por ello, las acciones
    a seguir de aquí en más, deben estar alejadas del
    oportunismo y del cálculo político-partidario, para
    evitar caer en el abismo.

    Sobre el delicado como complejo tema de la Guerra del
    Pacífico, la necesidad de claridad es especialmente
    urgente. Al respecto, debemos ser muy claros: nuestra juventud,
    nuestros niños, nuestros hijos, saben pero no conocen lo
    que ocurrió desde 1879 hasta 1904. No saben por qué
    desfilan, sólo conocen a pocos héroes, no
    dimensionan las consecuencias nefastas que deparó la
    pérdida del acceso al Pacífico. Entonces,
    válido es preguntar: ¿Cómo lograr una
    conciencia nacional si el mayor porcentaje de la población
    boliviana, siendo joven, nos ofrece esa cruda realidad…? Si
    aceptamos ser sinceros, reconoceremos que todo el sistema
    educativo nacional, es el culpable; o dicho de otra manera, el
    Estado es el principal promotor de esta situación porque
    sigue fomentando y trabajando sobre viejas y gastadas
    fórmulas basadas en las formulaciones abstractas, que son
    presentadas como las banderas del futuro. Además, la mayor
    parte de la bibliografía nacional referida a esta cruenta
    guerra, tiene una visión andinocentrista. Ello
    también justifica la revisión del
    pasado.

    Metodológicamente, intentaremos superar la falsa
    alternativa entre una acumulación indiscriminada de una
    maraña de datos, muchas veces erróneos, banales y
    superficiales y la inclusión forzada de la realidad en
    modelos preestablecidos. Así también, rechazo el
    desahucio de paradigmas como marcos de interpretación de
    la vida nacional desde 1904, en aras de una supuesta nueva y
    renovada diplomacia para tratar este ingrato como desgraciado
    tema de nuestro enclaustramiento marítimo, que no es
    más que una capitulación teórica que cada
    año y de la manera más irresponsable, es puesta en
    la mesa de discusión para generar actitudes patrioteras,
    totalmente alejadas del verdadero sentir cívico
    nacional.

    Entre los innumerables testimonios de la
    dramática Historia de la República de Bolivia, sin
    duda, las Guerras del Pacífico (1879 – 1884), y del Chaco
    (1932 – 1935), hasta hoy, tuvieron y tienen enorme influencia en
    el temperamento de todas las generaciones de bolivianos, pudiendo
    decir que, es la desazón la que nos oprime. Razón
    por la cual, hemos aceptado la gentil invitación de
    DIREMAR para participar de este cónclave nacional, para
    demostrar por qué se debe reescribir continuamente la
    Historia de Bolivia.

    Discurriendo sobre este punto en busca de la
    solución que tanto necesitamos los bolivianos como es el
    de dejar de ser un país mediterráneo y poder
    encarar esta etapa de la Historia Internacional, en la que todos
    los países y pueblos del mundo están atrapados en
    la vorágine de la globalización, quiero recordarles
    la frase de Aristóteles: "…que la
    explicación de las cosas, está en el origen de las
    mismas…"
    Entonces, no podremos resolver el
    problema de nuestra mediterraneidad, sino indagamos primero y sin
    complejos, los antecedentes y los acontecimientos del pasado a
    fin de adquirir la preparación indispensable que nos
    permita fijar con solidez lo que debemos ser y hacer en el
    futuro. Una vez que sepamos lo que hemos hecho y lo que nos han
    hecho, podremos determinar conjuntamente las modificaciones
    necesarias para que dilucidando el tema, definamos una
    POLÍTICA DE ESTADO coherente y sostenible sobre el tema
    marítimo y; que ésta, sea el norte de toda
    gestión de Gobierno, independiente de su ideología
    y de los gobernantes de turno. Sólo de esa manera, el
    pueblo sabrá qué acción tomar y no caer en
    constantes desorientaciones.

    Respecto a la Historia de La Guerra del Pacífico,
    podemos decir que, las primeras obras que se escribieron sobre
    este hecho bélico, nos permitieron descubrir la carencia
    de criterio positivo, que las diferencia esencialmente de las que
    se escriben en nuestros días. Las más, en efecto,
    de aquellas que quedan de las décadas pasadas, se
    distinguen por la excesiva credulidad que sus autores mostraron
    para aceptar la efectividad de los sucesos sin mayor
    discernimiento de lo falso y lo verdadero.

    Mientras en las obras históricas de nuestros
    tiempos trasciende la exquisita escrupulosidad con que los
    autores, guiados por el espíritu de duda, trabajan en
    archivos, compaginan documentos, comparan narraciones, descifran
    inscripciones y realizan excavaciones arqueológicas antes
    de llegar a la afirmación o negación de un hecho.
    En el pasado, con raras excepciones, los historiadores
    ceñían sus trabajos más en la
    tradición oral.

    Particularmente, la tradición oral no es el
    reflejo de la verdad histórica. Antiguamente, se la
    aceptaba como una herencia sagrada del pasado y otras como
    símbolos del pasado. Empero, estando arraigado como
    está el criterio contemporáneo en la memoria del
    boliviano, no estamos habilitados para desechar lo absurdo y lo
    imposible sin perjuicio de lo verdadero.

    ¿Qué crédito podemos prestar
    entonces al historiador que refiere sucesos antiguos, que no ha
    podido presenciar ni ha conocido, sino, por medio de simples y
    adulteradas tradiciones…? Por esas razones, a las conclusiones
    que arribamos acerca del nimio valor histórico de las
    tradiciones, son severas.

    En sustancia, la tradición es un testimonio que
    se supone presencial y que fue transmitido oralmente de
    generación a generación. Entre tanto, hasta
    qué punto el testimonio, aun el testimonio actual y
    comprobable puede llevarnos a conocer la verdad o la
    mentira…?

    Basta buscar y leer algunos libros de la Historia, para
    llegar a una conclusión: que la guerra tiene una
    dimensión humana que supera toda otra expresión,
    porque además de comprometer a los pueblos enfrentados,
    sus protagonistas –venciendo todo obstáculo- pueden
    superar sus miedos y odios para proporcionarnos sus vivencias a
    través de testimonios escritos.

    Y la Guerra del Pacífico, generó un
    sinnúmero de emociones y sentimientos en la
    población boliviana, que al formar parte del contingente
    militar, ser testigos y/o protagonistas, terminó moldeando
    su carácter.

    En el caso nuestro, es decir, de los pueblos bolivianos,
    de acuerdo a las pocas fuentes hemerográficas de la
    época y de 1905, se puede conocer que todos -sin
    excepción- manifestaron un verdadero sentimiento de
    patriotismo. El "Anatema" de Potosí, las manifestaciones
    en Sucre y Tarija, amén de otros departamentos, proyectan
    una otra dimensión humana.

    Sin embargo, hubo otros aportes que protagonistas y
    testigos dejaron reflejados en relatos, epístolas y
    crónicas. Pero sin duda alguna, las "Memorias"
    fueron el mejor testimonio. En ellas, están expresados los
    sentimientos y motivos de cada uno de los protagonistas de este
    hecho histórico, y expresan –como los dos casos que
    hoy presentaremos- una posición emocional, una postura
    más meditada y reflexiva. En fin, los dos coinciden en
    cuestionar la situación planteada desde el punto de vista
    político y militar.

    Al conocer que el Estado de Chile el 5 de abril de 1879
    declaró la Guerra a Bolivia, los bolivianos ya
    estábamos sufriendo los resultados de las invasiones en
    Antofagasta. A pesar de ello, los testimonios en los
    periódicos reflejan el temor, la incertidumbre y la
    confianza. Pero el sentimiento de optimismo decrece al conocer
    que la disputa por el dominio marítimo se define a favor
    de las tropas chilenas, y más aún, después
    del desembarco en "Pisagua" el 2 de noviembre de 1879 y
    la ocupación de los cantones salitreros de
    "Tarapacá" en 1880. Es decir, la exitosa
    Campaña Marítima planificada por Chile tuvo lugar
    entre marzo y octubre de 1879 y su desarrollo permitió y
    facilitó a Chile trasladar el teatro de las operaciones
    terrestres a territorio peruano y aislar a ese país del
    aprovisionamiento de material bélico desde el
    exterior.

    Muy a pesar de esas condiciones adversas, nos interesa
    sobremanera conocer lo que sucedió a mediados de noviembre
    de 1879; porque precisamente, el Ejército Boliviano, a
    través de oficiales y soldados tarijeños,
    chicheños y cinteños que formaban parte de la V
    División en marcha a "Canchas Blancas"
    protagonizaron la primera victoria boliviana en la Guerra del
    Pacífico: "LA BATALLA DE CANCHAS BLANCAS EL 12 DE
    NOVIEMBRE DE 1879
    ". Posteriormente, el 6 de diciembre del
    mismo año, habremos de obtener la segunda y última
    victoria sobre el Ejército Chileno con la Batalla de
    "Tambillos", cuyos protagonistas también fueron
    oficiales y soldados tarijeños, chicheños,
    cinteños y del interior del país.

    La Batalla de "Canchas Blancas" que
    culminó con la toma del espejo de agua o "kocha"
    por la tropa boliviana y la derrota a la tropa chilena ese
    memorable día miércoles 12 de noviembre de 1879,
    confirma que muy a pesar de la inferioridad de condiciones de los
    bolivianos, pudimos comprobar en toda su dimensión, los
    horrores de la guerra.

    A pesar de la victoria en "Canchas Blancas",
    que coronó meses de sacrificios, despliegue de recursos,
    demostraciones de patriotismo y generó muchas
    susceptibilidades al interior de las tropas bolivianas y; que
    finalmente, llenó de orgullo a sus protagonistas,
    también los llevó a expresar una reflexión
    crítica de lo vivido. Todos estos aspectos se reflejan en
    los distintos testimonios dejados por el Cnl. Ezequiel Apodaca,
    que junto a los Coroneles Lino Morales y Juan Bautista Ayoroa,
    fueron los principales protagonistas con los valientes soldados
    bolivianos.

    Para elaborar el presente trabajo, y contextualizar los
    escenarios, hemos apelado a bibliografía
    contemporánea nacional y chilena respectivamente y
    compulsado ambas sobre determinados hechos de nuestro
    interés. De la chilena, que datan de 1984 y 1998,
    obtuvimos valiosas interpretaciones, rasgo necesario para decir,
    que el tema sigue siendo investigado en las aulas universitarias
    y académicas de ese país. De las obras nacionales,
    obtuvimos dos valiosos testimonios personales que nos permiten
    conocer varios tópicos que se suscitaron antes, durante y
    después de la Guerra del Pacífico. Los dos
    manuscritos, hoy mecanografiados, son el testimonio personal de
    dos personas vinculadas a la "BATALLA DE CANCHAS BLANCAS",
    un importante hito de la Guerra del Pacífico, que proyecta
    el valor de las tropas bolivianas, particularmente del
    "Escuadrón Méndez" y la "Escuadra
    Méndez
    ", compuestos mayoritariamente por vecinos de
    la entonces denominada "Provincia de San Lorenzo" (hoy
    Méndez). Es decir, de través de estos dos aportes,
    podemos decir que, "hablan los tarijeños sobre la Guerra
    del Pacífico a través del Cnl. Ezequiel Apodaca y
    de la Señora Isolina Morales Cavero Viuda de Pantoja -hija
    del Cnl. Lino Morales-"

    Empero, en los libros de la historia nacional, apenas
    mencionan esta hazaña militar que se realizó el 12
    de noviembre de 1879. Similar situación se dio con la
    BATALLA DE "TAMBILLOS" realizada el 6 de diciembre del
    mismo año. Ambas, significaron triunfos del
    Ejército Boliviano sobre el Ejército de Chile y
    donde los principales protagonistas fueron bolivianos nacidos en
    Tarija, San Lorenzo, Tupiza, Cotagaita y Cinti.

    Gracias a un paisano nuestro, el Cnl. Ezequiel Apodaca,
    nacido en Yesera (Tarija), y que durante esa batalla se
    desempeñó como Jefe del Estado Mayor de la V
    División del Ejército Boliviano acantonado en
    Santiago de Cotagaita al mando del Comandante General -el
    también tarijeño- Gral. Narciso Campero
    Leyes.

    El trabajo, titulado "MEMORIA DEL CNL. EZEQUIEL
    APODACA – POTOSÍ – COTAGAITA – CAMINO A
    CANCHAS BLANCAS – 1879 – 1880
    ", nos brinda la
    única oportunidad de conocer y saber la verdad en torno a
    la Batalla de "Canchas Blancas". La "Memoria"
    abarca desde julio de 1879 hasta el 1º de abril de 1880, y
    además nos ofrece otros detalles de carácter
    histórico, social, militar. Por lo tanto, un
    período muy importante de la conflagración entre
    Chile y Bolivia.

    Durante este período, Apodaca, formó parte
    de la Plana Mayor de la V División en marcha a
    "Canchas Blancas", al mando de otro paisano nuestro: el
    Cnl. Mariano Lino Morales de los Reyes, nacido en San Lorenzo el
    23 de septiembre de 1824.

    Por su parte, la obra de la Señora Isolina
    Morales Viuda de Pantoja, titulada "TARIJA Y LA GUERRA DEL
    PACÍFICO
    ", es importante por varias razones. Primero,
    porque fue escrita el año de 1966 cuando ella contaba con
    103 años y respondió a una solicitud planteada por
    el Señor Carlos Calderón Zaconeta, Director del
    periódico paceño "Antofagasta".

    Doña Isolina Morales Cavero Viuda de Pantoja, con
    una lucidez excepcional, relató de manera
    cronológica, todos aquellos detalles que la
    historiografía nacional y chilena no conocen hasta hoy. A
    través de éste, podemos conocer que, Lino Morales y
    su hermano Antonio y obviamente ella misma, se constituyeron como
    la fuerza que irradió el patriotismo entre la
    población sanlorenzeña y de otras regiones cercanas
    ante la declaratoria de Guerra a Bolivia de parte del Gobierno de
    Chile el 5 de abril de 1879.

    Pero además, el aporte de la autora, es muy
    particular porque se remonta a su minoría de edad para
    hablarnos de temas delicados como el espionaje chileno, argentino
    y boliviano y otros temas que hoy pueden ameritar una otra
    visión e interpretación sobre qué es lo que
    generó la Guerra del Pacífico y las consecuencias
    en el orden político, social, militar y económico y
    el por qué el año de 1876 Argentina preparaba una
    invasión a Bolivia y que para propiciar la defensa de la
    frontera boliviana. Figuran en primera línea, el Gral.
    Celedonio Ávila y el Cnl. Othón Jofré, ambos
    tarijeños.

    Ambos trabajos, son una inagotable fuente para la
    investigación sobre la Guerra del Pacífico, pues
    nos brindan muchos antecedentes y señalan que muchos de
    ellos sobrepasan los límites bolivianos y se generaron en
    Chile y la Argentina peligrosamente. Identifican a los
    principales protagonistas, se detienen en aquellos hitos que
    cambiaron la Historia de Bolivia, y nos ofrecen descarnadamente
    las consecuencias de la Guerra y el hecho de haber sido
    derrotados y los enfrentamientos político-partidarios que
    se desarrollaron después de la Guerra y que dejaron como
    saldo, el odio entre bolivianos. Es decir, los manuscritos nos
    ofrecen una patética realidad que ocasionaron los
    caudillos y políticos nacionales desde la época de
    Melgarejo hasta Daza respectivamente hasta llevarnos al
    descalabro de la Guerra del Pacífico. Por ello, nuevamente
    planteo la necesidad de reescribir la Historia
    nacional.

    Y por último, y después de la lectura
    desapasionada de los cuatro tomos que conforman la
    Colección "Salamanca: su gravitación sobre el
    destino de Bolivia
    " (Talleres Gráficos Bolivianos, La
    Paz, diciembre de 1957), del Dr. David Alvéstegui,
    quién se desempeño como Ministro de Relaciones
    Exteriores del Presidente Daniel Salamanca, hemos extraído
    valiosas consideraciones que hoy deseamos transmitirlas a la
    distinguida concurrencia. De hecho, y por razones obvias hemos
    tomado especial atención al importante artículo de
    prensa que el Dr. Salamanca publicó a fines de 1926 en el
    periódico "El Republicano" de la Ciudad de
    Cochabamba.

    El artículo, es un desapasionado y correcto
    análisis del complejo y delicado tema del Pacífico
    que Salamanca presentó a consideración de la
    ciudadanía boliviana, después de conocer las
    determinaciones que asumieron los Gobiernos de Chile y
    Perú en torno a la fórmula que presentó el
    30 de noviembre de 1926 el Señor Frank B. Kellogg,
    Secretario de Estado de los Estados Unidos de
    Norteamérica, sobre los territorios de Arica y Tacna
    respectivamente y; que el Canciller boliviano Gutiérrez
    aceptó apresuradamente, pero que los Gobiernos de Chile y
    Perú rechazaron. La parte sustancial de dicha
    fórmula, decía:

    "…las Repúblicas de Chile y del
    Perú, se comprometen libre y voluntariamente, en uno o
    varios protocolos, a ceder a la República de Bolivia, a
    perpetuidad, todo derecho, título e intereses que ellas
    tengan en las Provincias de Tacna y
    Arica…"

    Lamentablemente, Bolivia el año de 1929
    aceptó resignado su destino: la Cuestión de Tacna y
    Arica tuvo el final esperado: Arica, fue adjudicado a Chile y;
    Tacna, al Perú.

    El concienzudo planteamiento de Salamanca -al que
    personalmente consideramos como uno de los intelectuales
    bolivianos más influyentes de principios del Siglo XX- nos
    proyectan a un acérrimo defensor de la integridad nacional
    cuando éste se desempeñaba el año de 1904
    como Senador de la República y que juntos a otros 29
    parlamentarios –entre 10 Senadores y 19 Diputados y entre
    ellos 2 Senadores y 2 Diputados tarijeños- que conformaron
    la Minoría, rechazaron y votaron en contra de la
    Ratificación del Tratado de 20 de octubre de 1904 con
    Chile.

    Entre los Senadores y Diputados tarijeños que
    rechazaron el Tratado, fueron: Guillermo Cainzo (S),
    Tomas O"Connor D"Arlach (S), Casimiro Campero (D),
    y Fernando Campero (D).

    Así fue. Revisando los documentos de rigor,
    pudimos conocer que bajo el Gobierno Constitucional de Ismael
    Montes y la Presidencia del Congreso Extraordinario de Bolivia, a
    cargo del H. Venancio Jiménez y de la Directiva conformada
    por los HH. Benedicto Goytia, Carlos V. Romero, Sabino Pinilla y
    José Santos Quinteros, el H. Congreso de Bolivia reunido
    en la Ciudad de La Paz desde el 29 de noviembre de 1904 al 2 de
    febrero de 1905, se procedió a aprobar el Tratado de 20 de
    octubre de 1904, suscrito entre los Estados de Bolivia y Chile
    respectivamente, mediante el cual Bolivia cedió
    definitivamente su litoral a Chile y perdió su acceso al
    Océano Pacífico.

    "La Cuestión del Pacífico y sus
    Enseñanzas para Bolivia",
    es el título del
    artículo de Salamanca, y uno de aquellos esfuerzos
    intelectuales que todos los bolivianos debemos leer para entender
    varios tópicos sobre nuestra realidad en torno al
    Pacífico y; muy particularmente de nuestras relaciones con
    Chile y Perú.

    Pero fueron sus líneas iníciales las que
    nos impactan sobremanera. He aquí lo que pensaba Salamanca
    en aquel año de 1926:

    "…siempre me ha parecido que la
    situación internacional de Bolivia, en la región
    del Pacífico, donde todavía tenemos nuestros
    más grandes intereses, podría condensarse con
    claridad en estas dos frases: de Chile, hay que temerlo todo. Del
    Perú, nada hay que esperar como
    favor…"

    Otros dos párrafos, que a nuestro entender son el
    corazón del trabajo, expresan:

    "…cuando en 1904, al discutir el Tratado de
    Paz con Chile, apuntaba yo estas mismas ideas, se me
    contestó, con la improbidad propia de nuestras discusiones
    parlamentarias, que yo quería levantar una muralla china
    entre Bolivia y Chile. Este recuerdo, me induce a prevenir esa
    clase de objeciones. La política que conviene a Bolivia,
    sobre la base ya expresada, no es la de la hostilidad ni la del
    aislamiento. Es sencillamente la de la prudencia y la firmeza.
    Conocido el peligro, se trata de evitarlo. Que Bolivia tomase una
    actitud agresiva sería sencillamente una anomalía
    peligrosa o que tratase de aislarse e interrumpir toda
    comunicación comercial con Chile, sería a su vez
    absurda e imposible. En realidad, la actitud de Bolivia
    sería más bien la de una defensa discreta y firme
    de su independencia y de su soberanía. Es entendido que
    Bolivia llevándose amistosa y lealmente con Chile,
    debería evitar todo pacto que directa o indirectamente
    pudiese afectar a su plena independencia y huir cuidadosamente de
    todo negocio común con Chile. Para justificar esta
    conducta basta recordar la medianería del Tratado de 1866
    y la Cuestión de los 10 centavos que fue una de las
    remotas emergencias. Este negocio común con Chile nos ha
    costado ni menos que nuestro Litoral, nuestro enclaustramiento y
    todas las funestas consecuencias que estamos sufriendo hoy y de
    las cuales justamente estoy tratando
    ahora…"

    "…como no pretendo esbozar todo un plan de
    política internacional boliviana, sino, de asentar una de
    sus bases, me basta añadir de paso que Bolivia debe
    aprovechar de todas las influencias internacionales, tanto en el
    sud como en el norte de América y sobre todo, debiera
    cultivar lealmente la buena amistad argentina, sin por eso soltar
    privilegios o concesiones que un país consciente de su
    dignidad y sus intereses, no podría admitir en modo
    alguno…"

    No olvidemos que lo leído fue publicado el
    año de 1926. ¿No han pasado acaso 85 años y
    continuamos con el mismo dilema…?

    Entonces, ésta, a nuestro entender, la esencia de
    la Política Exterior de Bolivia que debe implementar a
    futuro con respecto al Pacífico y sus relaciones con
    Chile, Perú y Argentina. Esta debe ser la estrategia
    boliviana avalada por la ciudadanía nacional. La
    participación del Presidente y de los futuros Presidentes
    en foros internacionales, el posicionamiento del tema
    marítimo en la agenda internacional, la búsqueda de
    aliados en los cuatro puntos cardinales, la firma de acuerdos,
    configurar escenarios que nos "acerquen" y no nos "alejen" con
    nuestros vecinos, defender nuestros intereses y recursos
    naturales, concluir temas pendientes como el Silala,
    etc.

    Para una lógica reflexión, decir que el
    recurso natural más importante de la humanidad: el agua,
    muy pronto será aquel -como el petróleo-, el
    detonante que genere los próximos conflictos
    bélicos y limítrofes entre las naciones del mundo
    que posean dicho recurso. Los tarijeños, sabemos mejor que
    nadie lo que significa mutilar su patrimonio territorial en los
    chacos boreal con la "Guerra del Chaco" y central a través
    de un Tratado con la Argentina. Cuando nos incorporamos a Bolivia
    en septiembre de 1826, teníamos más de 320.000
    kilómetros cuadrados, hoy, apenas contamos con 37.623
    kilómetros cuadrados. Es decir, hemos perdido más
    aproximadamente el 90% de dicho patrimonio.

    Además, otros importantes recursos naturales como
    el gas, litio y hierro, que se encuentran en territorios
    tarijeño, potosino y cruceño, deben ser parte
    esencial de esa estrategia nacional, que nos permita avizorar un
    mejor futuro para los bolivianos y apostar por la Paz continental
    y confiar en la solidaridad y justicia de nuestro Continente y
    sus organismos.

    En todo caso, solicito al Señor Director
    Ejecutivo de la Dirección Estratégica de
    Reivindicación Marítima, que concluido este ciclo
    de conferencias a nivel nacional, se proceda a construir una
    consciencia nacional para encaminarla en un proyecto
    específico y sin contaminación, caso contrario,
    nuevamente la frustración se apoderará de
    nosotros.

    Para ese propósito, sugiero la creación de
    los Comités Departamentales de Reivindicación
    Marítima para que el pueblo, que cumplirá un rol
    protagónico y fundamental de legitimación,
    configure el ideario y visión que el patriotismo exige a
    la sociedad boliviana y que se editen los dos documentos que
    tengo en mi poder: "MEMORIA" del Cnl. Ezequiel
    Apodaca y "TARIJA Y LA GUERRA DEL
    PACÍFICO
    " de Isolina Morales Cavero Viuda de
    Pantoja.

    Esa nuestra conclusión. Gracias

     

     

    Autor:

    Elias Vacaflor Dorakis

     

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