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La identidad danzaria en la ciudad de Santiago de Cuba




Enviado por Yirka Maceo Ferrera



  1. Bailes
    populares y tradicionales cubanos
  2. Bibliografía

En la actualidad uno de los objetivos del Estado y el
gobierno cubano es elevar la cultura general e integral de la
población, a través de las diferentes aristas: en
lo estético, científico-técnico,
intelectual, político-ideológico,
físico-moral y por supuesto en lo cultural. Es por ello,
que alcanzar un alto nivel de eficiencia, constituye una de las
razones fundamentales de los esfuerzos que se realizan día
a día para el desarrollo constante de la cultura cubana.
De ahí, la ramificación de transformaciones en el
campo cultural que permiten el desarrollo de las diversas
manifestaciones artísticas.

Al ser descubierta Cuba por los españoles
encontraron a los aborígenes y en sus prácticas se
evidenciaron diversas manifestaciones musicales y bailables y
poseían sus propios instrumentos. El exterminio de estos,
debido a la explotación en los lavaderos de oro, hizo que
esa parte de la cultura no trascendiera. Lo que se conoce es
producto a crónicas de españoles. Por necesidad de
mano de obra, se empiezan a importar negros africanos en la
condición de esclavos. Así se extrajo variados
elementos de estas culturas madres.

El florecimiento de la música cubana es resultado
del proceso de interacciones culturales entre raíces
hispánicas y africanas, a la que Fernando Ortiz
denominó transculturación, donde se hizo
partícipe también los pobladores. Estas culturas
constituyen el antecedente de la identidad musical y bailables
cubanos, por la incorporación de aportes que ha
asimilado.

Ante esto el Argeliers León, estudioso de nuestra
música planteó: "(…) tenemos una
música cubana (…) de raíces
hispánicas (…) y de raíces africanas; y son
muchos los pobladores de nuestra población que participa
de ambas expresiones, sirviéndose de ellos en diferentes
ocasiones o momentos de la vida diaria. Estas son las dos
corrientes que van a converger en nuestra música, ambas
constituyen los factores antecedentes de la música en
nuestro pueblo".

Así surgió una identidad musical de gran
importancia en nuestra cultura como patrimonio universal, por el
papel que tiene en la vida del hombre y en especial para nuestro
pueblo, tanto por su idiosincrasia, como por las posibilidades
que brinda como sistema de comunicación. Transmite
información y comunica mensajes que pueden ser
conocimientos, sentimientos y emociones entre distintos elementos
de la cadena comunicativa desde el creador hasta el oyente. Cada
uno de ellos con funciones diferentes en la sociedad.

Esta constituye un antecedente de nuestros bailes
populares tradicionales. Para el desarrollo del baile tuvo que
existir algún elemento sonoro. Surgió la
música y dio paso al desarrollo del baile. Por ejemplo, la
guaracha fue un género en sus inicios de
representación teatral, pero para ello se tuvo que crear
un número musical. El propio Enrique Jorrín
aseguró en varias entrevistas realizadas, "no hay baile
anterior a la música".

La danza es una de las manifestaciones del arte y
constituye desde tiempos remotos una actividad cultural del
hombre. De ahí que lo considere como una necesidad humana,
por ser a través del lenguaje del movimiento, una forma de
liberar y recrear emociones, desarrollar la sensibilidad y el
gusto y disfrute de la belleza, satisfaciendo y motivando esa
necesidad del arte.

La música y la danza se conjugan bajo la
finalidad común, pero mantienen su independencia innata.
Pueden aparecer simultáneamente bajo determinada
manifestación artística o surgir en diferentes
momentos y fusionarse después de satisfacer las exigencias
de la expresión popular.

En cuba el universo popular tradicional lo mismo
danzario que musical, constituyen un elemento mercantilista,
utilizado por los medios de comunicación para reiterar e
imponerse, impulsar la moda de cualquier género, autor y
fabricar ídolos y estrellas. Pero es el pueblo, a
través del tiempo, lo han hecho válido, son los que
han hecho posible su trascendencia y permanencia.

La identidad es un concepto debatible por los estudiosos
de las ciencias sociales y humanísticas hace varios
años atrás, por ser uno de los elementos de unidad
esencial de cada pueblo. Es un fundamento creado durante el
proceso propia participación social, en su cotidianidad
incesante y creadora, al asumir responsabilidades en la sociedad.
Conjunto de tradiciones y hechos que el pueblo hace suyo y le
aporta nuevos elementos, que con el paso del tiempo y acorde a su
perdurabilidad adquieren el sentido de la tradición. Todo
individuo nace y se desarrolla en una sociedad con una estructura
social y cultural, donde aprende a autoidentificarse y a
reconocer su propia identidad.

La palabra cultura proviene del verbo latín
colo que significa cultivo, elaboración y que por
su origen es el resultado de la actividad social y transformadora
del hombre.[1] A finales del siglo XVII el
término cultura conservaba su originaria
significación agrícola: relacionado con el cultivo
de la tierra y lo agrario en general y posteriormente se
concibió como el conjunto de prácticas y conductas
sociales inventadas y transmitidas dentro de un grupo
social[2]

Por tal motivo, la cultura está relacionada con
la actividad del hombre y es producto de un determinado ambiente
cultural, como resultado de determinadas relaciones sociales. Es
un conjunto del ambiente natural que el hombre se crea y en el
que es creado, donde posee medios (obras artísticas o
utilitarias, palabras, imágenes, etc.) de acción
múltiples para dominar este ambiente. El hombre lo va a
transformar según su voluntad o para ajustarse a
él. Es la manera como se conduce y reacciona en el mundo
que lo rodea.

El hombre el centro de la cultura. En su accionar lo
desarrolla. Como fruto del arduo trabajo creador se desarrolla
nuestra identidad cultural. El sujeto va a transmitir esto de
generación en generación y así
forjándose la tradición, lo que va a identificar a
cada pueblo.

La identidad cultural no es más que esa realidad
de la imagen particular y aporte propio de cada tipo de
civilización en la historia general de las sociedades,
visión autárquica de la historia de las culturas.
Es lo que cubre cierto número de rasgos específicos
en los comportamientos de una comunidad humana relativamente
homogénea y reflexiva en la manera de vivir, los sistemas
de valores y modos de producción intelectual y
artística.

La identidad musical cubana es contentiva de una
diversidad de ritmos entre los que se encuentran: el punto
guajiro o cubano, la rumba, la conga, el bolero, la guaracha, el
danzón, el mambo, chachachá, son, la salsa y las
diversas vertientes y nuevos ritmos como el pilón, el
mozambique y otros. Estos han dado lugar a nuestros bailes de
gran popularidad y tradición en la cultura de Cuba. Por lo
tanto, cuando se habla de identidad musical e identidad danzaria,
se diserta acerca de nuestra música y bailes cubanos, que
nos identifica y define.

La danza en Cuba se distingue por su gran desarrollo,
por contar entre sus mejores resultados de una rica
historiografía a lo largo de los años, ha aportado
a la lista de bailes internacionales, pero con la
inserción de géneros foráneos, se han ido
dejando a un lado.

En entrevistas realizadas a especialistas de diversas
instituciones culturales se pudo constatar que
históricamente han trabajado por el rescate de nuestros
bailes populares y tradicionales cubanos, lo mismo por
confección de grupos danzarios o de talleres de
aprendizaje, pero actualmente este último no se encuentra
en función. Los grupos danzoneros existentes, están
integrados por personas de la tercera edad, no hay
inserción de los jóvenes en sus actividades y
reuniones-encuentros. Estos grupos trabajan la línea del
danzón y el son, y aunque no tienen en su línea el
casino lo saben bailar, e incluso, lo insertan en sus
festividades.

Los escasos grupos de aficionados que existen en algunas
Casas de Culturas, el trabajo es pobre. Los grupos o movimientos
de jóvenes que bailan tienen formación
empírica. Es un grupo de amigos que se reúnen
periódicamente o cuando se realiza una convocatoria
competitiva. En actividades como Semana de la cultura, Matamos
Son, estos se reúnen en sus números danzarios
fusionan los diversos bailes populares y tradicionales cubanos.
Pero talleres para que aprendan no poseen. Si sabes bailar tienes
oportunidad de ser matrícula de cualquier
institución, si no, no.

Con respecto a la Casa del Estudiante, he tenido
referencia de que seccionó un taller de aprendizaje para
jóvenes donde tenían espacio los diferentes
géneros bailables, pero en la actualidad se encuentra en
remodelación.

Producto del festival "Matamoros Son", que se realiza
cada dos años en la provincia, en el año 2006
durante una conferencia el prestigioso músico cubano
Adalberto Álvarez exhortó para que se creara una
Casinoteca, idea que se materializó y tuvo gran acogida
por los jóvenes. En su programa de acción tienen
conformada la idea de realizar talleres de aprendizaje de
nuestros bailes. Pero como no se ha realizado un estudio profundo
en cuanto a horarios y comodidades de los que de una forma
estarían interesados a asistir el funcionamiento de esta
no es el adecuado. Estos últimos meses ha sido usado por
sindicatos de diversos centros laborales (alquilado), para la
realización de actividades.

El Museo del Carnaval, La Casa del Caribe y el Consejo
Provincial de Artes Escénicas, agrupan a diversos grupos,
que promueven el baile de la rumba, junto a sus diversas
variantes. Pero la enseñanza de este baile no.

Hace dos años se creó la Casa del Son,
donde se le dá vida a este género por grupos de la
ciudad e invitados de otras provincias. Se promueve en
género, pero no se baila son por todos, son escasas las
parejas.

Como se puede apreciar las instituciones que deben dar
el paso para el rescate de los bailes populares y tradiciones
cubanos no están funcionando como lo requiere. Se deben
realizar nuevos planes para la enseñanza danzaria de la
ciudad de Santiago de Cuba. Esto a modo de conclusión lo
expreso por/para:

  • crear espacios recreativos e instructivos sano para
    los jóvenes santiagueros.

  • lograr la integración de la enseñanza
    teórica y la práctica de los bailes populares y
    tradicionales cubanos.

  • ser una de las ocupaciones predilectas del cubano en
    sus ratos de ocio.

  • pretender estar a tono con nuestro pueblo en la
    batalla por la defensa de los valores culturales y
    nacionales.

  • desarrollar el amor, el gusto, la preferencia por el
    conocimiento de nuestras raíces y tradiciones, lo que
    se hace realidad con la participación de los
    pobladores.

  • contribuir a elevar el nivel cultural de los
    jóvenes santiagueros.

  • fomentar una cultura con más sentido de
    pertenencia, con mayor calidad de vida, más sensibles
    y consientes.

  • defender mañana con más fuerza y
    juicio el patrimonio humano-espiritual denominado Identidad
    Nacional.

Para resumir es convertir a Santiago de Cuba en una
ciudad idónea en materia de bailes populares y
tradicionales cubanos, trayendo consigo el conocimiento de la
historia, el aprendizaje y el logro de un verdadero sentido de
pertenencia e identidad hacia estos. Y el interés actual
del país, en especial el Ministerio de Cultura, por
reafirmar la identidad cultural cubana acorde a nuestra realidad
sociocultural.

Bailes populares
y tradicionales cubanos

El zapateo se evidencia a principios del
siglo XVIII, en la segunda mitad del siglo XIX alcanza su mayor
auge y ya en el primer cuarto de siglo XX desaparece. Es baile de
parejas sueltas, ejecutadas en un tiempo y ritmo muy estables. La
hembra baila erguida y elegante, mientras que el hombre se
destaca por su destreza, estableciéndose entre una
competencia, porque prima el coqueteo de la dama. En la
actualidad no se encuentra en la práctica social,
desapareció rápidamente. Se observa en estampas
teatrales de ambiente campesino o festivales de
aficionados.

El punto se va a ser notar más en
la región central-occidental que en la oriental. Va a
caracterizar una de las vertientes del canto campesino, la
décima. En su evolución se le agregan instrumentos
musicales como las tumbadoras, la marímbula; el conjunto
instrumental actual es parecido al del son.
Dentro del punto encontramos el punto libre y el
punto fijo, y entre sus variantes: la seguidilla, el
punto en clave o cruzado
, las tonadas a dos voces y
otras.

La rumba es una manifestación
originada en el siglo XIX en los primeros tiempos de la llegada
de los negros libres a las ciudades. Se va a combinar la
música y la danza al igual que los anteriores, con gran
influencia de aportes africanos y determinados elementos de
raíz hispánica. Según Martha Esquenazi, se
le atribuyen los géneros como el guaguancó,
yambú, columbia y la conga. Los tres primeros comparten un
origen similar y sus partes musicales afines, aunque manifiestan
modificaciones locales de interpretación. Pero la conga,
tiene génesis propia.[3]

La columbia tiene lugar en la zona rural de la provincia
de Matanzas. Existía un caserío denominado Columbia
donde se reunían músicos y bailadores. Con la
abolición de la esclavitud es extiende el movimiento de
negros libres a poblados marginales y suburbios de las ciudades,
trayendo consigo esta modalidad, donde se modifica su lenguaje y
temas. Es un baile de hombre solo. Exhibe coreografías
complicadísimas y el baile sostiene un baso o una botella
sobre la cabeza. Imita pasos del ballet, gestos de circo o ensaya
una danza de cuchillos a ritmo rápido.

El yambú es originaria de siglo XIX, en los
primeros tiempos de la llegada de los negros libres a las
ciudades. Surge por influencia de los cantos entonados por
acompañamiento de percusión por sectores populares
de la Habana y Matanzas. Se caracteriza por la lentitud y
suavidad en los movimientos de la pareja danzante. Se ubica
dentro de los bailes pantomímicos de contenido
erótico tan extendido en el ámbito afroamericano.
La pareja escenifica un diálogo amoroso en la que la
hembra se desplaza frente a él con coquetería y el
la intenta conquistar.

El guaguancó nace a finales del siglo XIX en los
barrios suburbanos de La Habana y Matanzas. Inició su
desarrollo junto a coros líricos y de claves. Desde el
punto de vista poético y melódico es la modalidad
de mayor lucimiento. El guaguancó es un baile de pareja.
Al comenzar la danza los espectadores se separan para dejar
espacio libre a los bailarines y hacen el centro del
círculo. El hombre bailará extrovertidamente y
todos sus gestos y movimientos son para vacunar a su
compañera. Ella realiza pequeñas contracciones de
moviendo de afuera hacia dentro, cubriéndose el sexo
siempre para no se abrochada por su compañero.

La conga originaria de fiestas de
negros, tuvo su presencia en las procesiones religiosas. Fue
usada para propiciar campañas electorales y marchas
revolucionarias. Escrita en compás binario, se baila dando
tres pasos continuados a los que sigue un marcado movimiento de
todo el cuerpo. Es una danza muy alegre, de carácter
popular, masivo y general.

La guaracha surge a mediados del siglo
XIX. Género eminentemente teatral, su surgimiento se
observa dentro del teatro bufo habanero. Tiene como antecedente
la guaracha española y guarda lo melódico no tanto
lo rítmico de lo español. Por su forma musical es
deudora de la tonadilla escénica hispana, aunque fue
permeada por la rumba antillana. Son consideradas formas de
catarsis criollas, medio enmascarado de denuncia y resistencia,
utilizando la sátira.

El bolero nace en Santiago de Cuba en la
segunda mitad del siglo XIX. Se expandió por todo el
Caribe y demás países latinoamericanos. Del bolero
español solo conservó el nombre y su compás
ternario, aunque en la actualidad corresponde a dos por cuatro.
Se considera como primer bolero Tristezas de José
Sánchez (Pepe), cantor, guitarrista y autor de canciones y
guarachas. Empiezan a desarrollarse otros géneros y se
fusiona con el son específicamente en tríos y
septetos.

Desde el punto de vista coreográfico el
bolero y la guaracha como en los
demás el baile es generado por el pueblo. Se abandona el
estilo zapateado tan ricamente expresado en España. Se
transforma al arrastre o escobillado de los pies.

En el Liceo de Matanzas, hoy Casa de Cultura "Jose
White", el 1 de enero de 1879, se estrena por una orquesta de
viento y el creador Miguel Fraílde (1852-1921), el primer
danzón " Las alturas de Simpson".
Posteriormente se dan a conocer otros números como: El
delirio, La ingratitud, Las quejas.
El danzón
asimiló diversos géneros del repertorio nacional.
El danzón lo forman hasta veinte parejas provistos de
arcos y ramos de flores y sus movimientos se ajustan al
compás de la habanera.

José Urfé (1879-1957) en 1910, inserta en
la parte final del danzón "El bombín de Barreto" un
montuno de son, comenzando así una nueva etapa dentro del
son. El cornetista Aniceto Díaz (1881-1964), saca a la luz
una modalidad, fusionando el son y el danzón, y como
resultado el danzonete. Esto ocurrió en 1929, con la obra
"Rompiendo la Rutina". Va a presentar una introducción
amplia y el canto como elemento novedoso.

Ya para la década de 1930 la orquesta de
Arcaño y sus Maravillas, crean el llamado danzón de
nuevo ritmo. El músico Orestes López (1908 – ?)
agrega a la parte final del un danzón mambo, que en 1938
Dámaso Pérez Prado lo estructura como mambo. Como
complejo musical agrupa al mambo y al
chachachá.

El Mambo se da a conocer por Orestes López en
1938, con su danzón de nuevo ritmo como había
dicho. Dámaso Pérez Prado (1916 – ?) es el creador
del ritmo y le agregó la instrumentación.
Según su creador es un ritmo sincopado. Los saxofones
llevan la sincopa en todos los motivos, las trompetas llevan la
melodía, y el bajo el acompañamiento, combinado con
tumbadoras y bongoes. El ritmo responde al a métrica de
cuatro por cuatro y posee una superposición de planos
sonoros. El auge del mambo es para la década del 50,
destacándose disímiles músicos. El mambo se
puede ejecutar solo o en pareja. Es un baile de pista y
teatral.

El Chachachá tiene como creador a
Enrique Jorrín (1926-1988) en la orquesta América
de Ninón Mondéjar. Jorrín crea una serie de
danzones con coros montunos como "Doña Olga", "Lo que sea
varón", "Central Constancia" y otros, a los que le
agregó un coro, que se repetía al unísono.
Se coreaba "chachachá, chachachá, es un baile sin
igual". Surgió como resultado de la necesidad de crear
algo diferente partiendo del propio danzón. Para 1953
Enrique Jorrín da a conocer el número musical "La
engañadora", catalogado por el como mambo rumba. Es
considerado el primer chachachá.

El nombre del género fue producto de un proceso
evolutivo por los propios bailadores del SILVER
STAR[4]los primeros en bailar eso y luego se
denominaría chachachá, en salones de Prado y
Neptuno y sitios habaneros al ejecutar el paso. La estructura del
baile dio la estructuración del ritmo.

El Son Tuvo su origen en los suburbios montuneros de
algunas ciudades de la zona oriental de cuba, como
Guantánamo, Baracoa, Manzanillo y Santiago de cuba. Se
trasladó a La Habana hacia el año 1909 por soldados
del Ejército Permanente. Se bailó en accesorias,
salones y academias de baile aunque al principio fue rechazado en
los salones elegantes. Este se compone por el son urbano y el son
montuno. Dentro del son montuno encontramos diversas modalidades
que presento a continuación.

En el son urbano los movimientos son pausados,
suaves y elegantes. La posición social de baile es
erguida. Las flexiones de las rodillas son menos pronunciadas y
no se ejecutan los movimientos continuos de brazos.

El son montuno es propio de zonas rurales del
país y en la actualidad está diseminada en todo el
territorio cubano. Presenta un carácter laico y su
motivación es netamente festivo. El conjunto instrumental
lo integra el tres, bongó, claves, güiro,
marímbula, guayos y quijada. Se compone de cuatro compases
y en donde el coro interviene dos veces entre cada solo. Es un
baile de parejas independientes y carece por su espontaneidad de
una organización determinada, aunque en ocasiones varias
parejas pueden integrar un círculo y una pareja situarse
en el centro. Se adopta la posición de baile social y se
caracteriza por un movimiento acentuado del torso hacia los
lados, profundas flexiones de las piernas que provocan un
constante subir y bajar del cuerpo, y la acción frecuente
de los brazos arriba y abajo, parecido a la acción de
extraer agua del pozo. No se realizan figuras fijas, es
común que la mujer realice giros sobre sí misma o
alrededor de su pareja. Dentro de esta vertiente se encuentran
diversas modalidades como: sucu sucu changüí,
nengón, kiribá, chivo capón y la
guanajá.

Un sin número de autores continuaron su labor
dentro del son y se dieron a la tarea de hacerlo un poco
más complejo. Lo fusionaron con diversos ritmos, un
ejemplo de ello fue Ignacio Piñeiro (1888-1968), director
y contrabajista. Le agrega elementos del guaguancó y
antiguas claves habaneras, dando lugar al son-guaguancó.
Con Moisés Simons (1889-1945), surge el son-pregón,
con la obra El manisero, esta modalidad se observa a
través de músicos como Enrique Bonne y David
Álvarez. El Trío Matamoros (1925) logra gran auge,
va a dar lugar al bolero-son. Y por último Antonio
Fernández (1902 – ?) conocido como Ñico Saquito,
crea las guarachas-son se destacan Compay gallo, María
Cristina, No dejes camino por vereda
y otras.

El casino es denominado a la forma de
bailar la salsa en Cuba. Surgió en el municipio
Playa[5]de Ciudad de La Habana, por grupos
sociales. Los viejos camineros aseguran que la
denominación casino se tomo del famoso Conjunto Casino
fundada en 1940, una de las orquestas más populares de la
época. Surge como una manifestación danzaria
anónima en el seno de las clases populares urbanas. No
corresponde a ningún género, intergénero o
modalidad musical específica. Es un estilo para la
diversión individual y colectiva. No identifica a ninguna
religión y sus movimientos no tienen significación
alguna.

Se baila con una secuencia completa del paso consta de
ocho tiempos musicales. La ejecución está dividida
en dos partes que abarca cuatro tiempos cada uno, tres de
movimiento y uno de espera. Se pueden realizar en el lugar para
lo cual existen dos variantes, con desplazamiento hacia delante o
detrás y con giros rápidos o lentos sobre el mismo
eje. En todos los casos se alternan los pies. En la rueda de
casino se forma con varias parejas que se colocan en
posición de baile social cerrado, quedará hacia
dentro del círculo el hombro derecho de la mujer y el
izquierdo del hombre. Los pasos se realizan al unísono por
todos los integrantes.

En la década del 60 la música tuvo un
período de decadencia debido a cambios
socioeconómicos, éxodo de artistas y agrupaciones
musicales de gran calidad, y muerte de otros. Los cantantes y
compositores para lograr un sitio en el gusto popular crearon
nuevos giros como el Mozambique, creado por Pedro Izquierdo, el
pilón del compositor Enrique Bonne y popularizado por
Pacho Alonso, el pacá de Juanito Márquez, el
dengue, ideado por Dámaso Pérez Prado y entre otros
como el guapaché, el chiqui-chaca, el mozon-chá,
guagua, que no trascendieron. Unas de las causas fue el
estancamiento en la difusión de los ritmos cubanos dentro
y fuera del país. Esto produjo la penetración de
géneros extranjeros como el twist, bossa nova, beat,
beyé, rock y otros, que cobraron mayor auge y la
producción musical cubana en plena crisis.

Bibliografía

  • Alén, Rodríguez, Olavo:
    Géneros de la música cubana I.
    Editorial Pueblo y Educación, La Habana,
    1985.

  • Carpentier, Alejo: La música en
    Cuba
    . Editorial Letras Cubanas, La Habana,
    1979.

  • Chió, Evangelina: "Se baila nengón y
    kiribá", en Revolución y
    Cultura
    # 3, marzo-abril, 1984, p. 64.

  • Elí, Victoria y Gómez, Zoila:
    …haciendo música cubana.
    Editorial Félix Varela, La Habana, 2005.

  • Gómez Cairo, Jesús: "Acerca de al
    interacción de géneros en la música
    cubana", en Panorama de la música popular
    cubana. Selección y prólogo de Radamés
    Giro.
    Editorial Letras Cubanas, La Habana,
    1998.

  • León, Argeliers: Del canto y el
    tiempo
    .
    Editorial Pueblo y Educación, La
    Habana, 1974.

  • Linares, María Teresa: La
    música y el pueblo
    . Editorial "Pueblo y
    Educación", La Habana, 1974.

  • Orovio, Helio: Diccionario de la
    música cubana
    . Editorial "Letras Cubanas", La
    Habana, 1992.

  • Orovio, Helio: El son, la guaracha y la
    salsa.
    Editorial Oriente, Santiago de Cuba,
    1994.

  • Ruiz, Rosendo (hijo): "Acerca de la
    interacción de los géneros en la música
    popular cubana", en Panorama de la música
    popular cubana. Selección y prólogo de
    Radamés Giro.
    Editorial Letras Cubana, La
    Habana, 1998.

 

Autor :

Yirka Maceo Ferrera

[1] Referencia tomada del artículo "
La cultura en la salud", de Rosa Aguirre y Doris Prieto,
p.25.

[2] Referencia tomada del sitio WEB:
www.wikipedia.org/wiki/es. 9 de noviembre del 2006, 4:00pm.

[3] Tomado del libro, Del areíto y
otros sones, p. 15.

[4] La SILVER STAR (estrella de plata) era
una sociedad de negros que con frecuencia contrataba a la
Orquesta América, donde se gestaron los primeros
resultados del chachachá.

[5] Bárbara Balbuena, en el Casino y
la Salsa en Cuba, p.15.

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