Efectos en la rentabilidad y sustentabilidad del agroecosistema por incorporación del cultivo de soja
INTRODUCCIÓN
Para satisfacer las necesidades
alimenticias de la creciente población mundial, estimada
en 1010 millones de habitantes para el año
2050, será necesario triplicar la producción
agrícola actual. Para ello resulta fundamental incrementar
la productividad de las tierras más aptas.
La región pampeana argentina cuenta con una
riqueza natural que la constituye en una de las regiones
agro-productivas más importantes del mundo. A partir de la
década del ´70, sufrió una extraordinaria
transformación derivada de procesos de
agriculturización que generaron crecimientos en la
producción, adopción de modernas tecnologías
y desarrollo de nuevas formas organizativas.
Dentro de la zona geográfica elegida para la
realización del presente trabajo de tesis, formada por el
partido de Tres Arroyos y área de influencia, ha ocurrido
algo similar. La agriculturización ha marcado un aumento
de la superficie destinada a cultivos de verano y los
rendimientos han manifestado incrementos
considerables.
La principal alternativa de intensificación
agrícola por la que se ha optado en el sudeste bonaerense
ha sido la utilización del doble cultivo "trigo-soja de
segunda". Esta práctica ha demostrado ser una excelente
herramienta para el incremento de la productividad, pero con una
fuerte presión sobre el sistema.
Frente a este escenario, el objetivo primario del
presente trabajo es evaluar la inclusión del cultivo de
soja en rotaciones de cultivos, analizando sus impactos en la
rentabilidad y sustentabilidad de un sistema de producción
agrícola representativo del partido de Tres Arroyos. En
virtud de este objetivo, se plantean además los siguientes
objetivos específicos:
/ Identificar factores sociales y
medioambientales que resultan modificados mediante el uso del
cultivo de soja.
/ Realizar un análisis
económico y de sustentabilidad del sistema productivo
agrícola tomado como objeto de estudio, en virtud de la
inserción de la soja como doble cultivo.
/ Proponer una serie de recaudos a
considerar al incorporar el cultivo de soja en sistemas de
rotaciones para optimizar el planteo, sin pérdidas de
sustentabilidad.
El trabajo se desarrolla a través de
una estructura que consta de ocho capítulos.
El primero de ellos describe los aspectos
políticos, económicos, naturales y
geográficos del partido de Tres Arroyos.
El capítulo siguiente detalla, luego de la
realización de una investigación descriptiva, la
evolución histórica, el diagnóstico y las
perspectivas de la actividad agropecuaria.
A partir de la recopilación de datos secundarios,
en el capítulo tercero se dan a conocer las alternativas
de intensificación, basadas en la incorporación de
la soja en los sistemas de producción.
El siguiente se centra en la
confección de un análisis FODA del complejo
sojero.
En el quinto capítulo se exponen los efectos
sociales y medioambientales que resultan afectados por el uso de
la soja.
El capítulo posterior describe un estudio de
mercado, efectuado mediante entrevistas a productores
agropecuarios del distrito, orientado a conocer el manejo que
realizan de su sistema productivo y cuestiones inherentes al
cultivo de soja.
Tomando como unidad de análisis una
pequeña explotación ubicada en el partido de Tres
Arroyos, se analiza en el capítulo sexto la
sustentabilidad de la siembra "de segunda" del cultivo estival de
soja sobre cultivos de invierno.
Por último, se exponen una serie de propuestas
orientadas al mejoramiento de la actividad y la gestión de
explotaciones agrícolas, promoviendo la toma de conciencia
del productor ante decisiones de intensificación mediante
el uso de la oleaginosa.
CAPÍTULO 1:
CARACTERÍSTICAS DESCRIPTIVAS DEL
PARTIDO DE TRES
ARROYOS
1.1. ASPECTOS POLÍTICOS
El partido de Tres Arroyos se encuentra ubicado en la
zona sur de la Provincia de Buenos Aires. Su localización
precisa es: 38° 22' Latitud Sur y 60° 16' Longitud Oeste.
Limita al norte con los partidos de Adolfo Gonzáles Chaves
y Coronel Pringles, al este con el partido de San Cayetano, al
oeste con el partido de Coronel Dorrego y al sur con el
Océano Atlántico.
Cuenta con una superficie total de 5.962 km2, de la cual
el 96% se utiliza para la producción agropecuaria (576.243
hectáreas). De una población total de 57.244
habitantes, el 16% vive en asentamientos rurales (9.082
habitantes). La densidad de población resultante es de 9,6
habitantes/km2.1
Ilustración 1 Ubicación del
partido de Tres Arroyos.
1.1.1. Explotaciones agropecuarias:
distribución por estratos de tamaño y superficie
ocupada
Siguiendo los datos del Censo Nacional Agropecuario la
superficie del partido en el 2002 estaba distribuida en 692 EAP2,
con un promedio de 760 ha cada una.
Respecto a la distribución, el mayor
número de explotaciones se presentaba en los estratos de
200 a 500 ha y de 500 a 1000 ha. En conjunto las EAP de estos
estratos ocupaban un 34% de la superficie agropecuaria del
partido, mientras que prácticamente el 64% de la tierra
restante pertenecía a las EAP comprendidas en los estratos
de entre 1000 y 7500 ha.
Las explotaciones pequeñas de hasta 200 ha
constituyen el 26,3 % del total de productores, pero sólo
trabajan el 2,85% de la tierra.
Tabla 1 Cantidad y superficie de las EAP
por estratos de tamaño.3
Fuente: elaboración propia en base a
datos del INDEC y del Censo Nacional Agropecuario
2002.
1.2. CARACTERÍSTICAS
CLIMÁTICAS
El clima se caracteriza por ser templado con influencia
oceánica, lo cual implica la ausencia de temperaturas
excepcionalmente extremas, siendo la temperatura media anual 15
grados centígrados. Las mayores temperaturas y el mayor
número de heladas se producen hacia el oeste del distrito,
entre los meses de junio y julio. La media anual de
precipitaciones es de 750 milímetros y la humedad relativa
es del 68%. La velocidad promedio del viento es de 16
kilómetros horarios, predominante del norte, suroeste y
sureste. En general son uniformes, algo más intensos al
comienzo de la primavera.
1.3. ASPECTOS GEOGRÁFICOS
El Partido de Tres Arroyos se ubica en la denominada
"Pampa surera". Abarca una llanura semi-ondulada con una altura
media de 108 metros sobre el nivel del mar y forma parte de una
de las 8 regiones que se distinguen por su calidad de suelo en el
sudeste de la Provincia de Buenos Aires.
Los suelos de alta fertilidad resultan aptos para
cultivos de raíces superficiales, distribuyendo sus
condiciones en cultivos de raíces profundas. Son en se
mayoría llanos, altos y se apoyan sobre un espeso manto de
material duro estratificado, denominado tosca o caliche, que se
encuentra a profundidades variables, con frecuentes afloramientos
superficiales en lugares de mucha erosión.
Las tierras negras de calidad crean un área de
gran potencial para la producción agrícola. El
contenido orgánico histórico -posiblemente
modificado por el laboreo- fue calculado en el 4%, con
disminución hacia el sur y oeste.
La franja costera de un ancho promedio de 1000 a 1500
metros, presenta suelos típicos de dunas con porosidad y
permeabilidad elevadas, con buen drenaje y depresiones con
acumulación de sales.
1.3.1. Perfil
agroecológico4
El partido de Tres Arroyos se encuentra ubicado en una
zona agroecológica denominada "mixta
cerealera"5 Dentro del partido se
pueden distinguir tres áreas ecológicas
diferentes:
1. Una ubicada en el oeste del partido donde la
actividad predominante es la ganadería bovina y en menor
medida agricultura con cultivos de cosecha fina. Los suelos son
planos y de escasa pendiente con desagüe dificultoso e
impedido. Tiene escasa productividad y altas posibilidades de
generación de anegamientos e inundaciones.
2. Otra área, que comprende la mayor parte del
partido, predominantemente agrícola, con preeminencia de
los cultivos de trigo y girasol, y con presencia de
ganadería vacuna de cría, recría e
invernada. Los suelos cuentan con buen drenaje y no hay peligro
de anegamientos por constituir una llanura suavemente ondulada.
Presenta con frecuencia limitaciones edáficas importantes
debido a la presencia de tosca dentro de un metro de
profundidad.
3. Una tercera comprende la franja colindante al litoral
marítimo del partido. La actividad predominante es,
también, la agricultura siendo los cultivos más
utilizados el trigo y girasol; y con presencia de
ganadería vacuna de cría, recría e
invernada. Los suelos mayoritariamente pertenecen al grupo de los
argiudoles. Se diferencia del área anterior por la
ausencia de tosca, lo que permite mayor capacidad de
almacenamiento de agua pluvial. Esto sumado a la influencia
oceánica, brinda a los cultivos gran potencial de
rendimiento, y en especial a los de verano, por ser menor el
déficit hídrico en el período
estival.
1.4. FAUNA Y FLORA
Las especies animales más
representativas son:
Aves: perdiz, martineta copetona, martineta colorada,
cisne cuello negro, flamenco rosado, ñandú (especie
protegida), garza, cigüeña, chajaes, bandurria,
cuervo, chimango, carancho, loro barranquero, tero, gaviota,
paloma torcaz, colibrí, pájaro carpintero, hornero,
benteveo, golondrina, albatros pico amarillo, urraca, tordo,
zorzal, cardenal, jilguero y gorrión.
Mamíferos: zorro gris, liebre, carpincho, gato
montés, vizcacha, nutria, peludo, mulita, hurón,
zorrino, cuis y comadreja.
Acuáticos: en arroyos: bagre, dentudo, mojarra;
en mar, río y lagunas: pejerrey; en mar: corvina,
pescadilla, raya, chucho, lenguado, gatuzo, borriqueta, pez palo,
salmón, cazón, sargo y mero. Además existen
ofidios, reptiles y batracios.
La vegetación es muy diversa, generalmente de
poca altura. Las especies más abundantes son: flechilla,
paja brava, gramilla dulce y blanca, macachín, duraznillo
blanco y negro, manzanilla, trébol y cardo. Entre los
árboles predominan el eucaliptus, el pino y el
álamo.
1.5. CARACTERÍSTICAS
ECONÓMICAS
La principal actividad económica y fuente de
ingresos del Partido de Tres Arroyos es la producción
agrícola. El mismo es considerado representativo dentro de
la zona agrícola del sur de la provincia de Buenos Aires,
tanto desde el punto de vista agroecológico, como de las
actividades agropecuarias predominantes y su estructura agraria.
Posee también un importante desarrollo ganadero y
destacada actividad industrial relacionada con el sector
agropecuario.
Las características climáticas y suelos de
alta fertilidad brindan al distrito excelentes cultivos
agrícolas, destacándose en primer orden la
producción de trigo, utilizando para ello aproximadamente
el 45% de la superficie del partido.
También son destacados los cultivos de girasol,
maíz, cebada y avena. En menos proporción se
produce soja, y papa destinada exclusivamente a la
producción de semilla.
En ganadería, se destaca la cría e
invernada de bovinos, predominando la raza "Aberdeen Angus" y en
segundo lugar la "Hereford". En la cría de lanares son
representativas las razas "Corriedale" y "Lincoln".
Complementan el destacado perfil productivo de Tres
Arroyos, emprendimientos alternativos, pero muy significativos
como la apicultura, avicultura, pesca comercial, y en menor
medida la actividad de cunicultura.
El distrito tiene un destacado nivel de actividad
industrial donde sobresalen las empresas relacionadas al rubro
agropecuario. Posee además, un parque industrial donde se
han radicado empresas de gran envergadura (entre ellas Aiello y
Maltería Quilmes).
Debido a sus recursos naturales el partido presenta
posibilidades turísticas que también influyen con
su permanente evolución en la economía
tresarroyense.
1.5.1. La producción
agropecuaria
La actividad agrícola ha mostrado en las
últimas décadas un crecimiento sostenido. Los
sistemas agropecuarios de la zona sur de la provincia de Buenos
Aires comenzaron a sufrir una profunda transformación a
partir de la década del `80 con una tendencia a prolongar
los ciclos agrícolas con respecto al período de uso
ganadero y con la incorporación de nuevas superficies a la
actividad agrícola. Es así que los cultivos de
cosecha que en inicios de la década del `80 ocupaban cerca
del 60% del suelo, en la actualidad han llegado a ocupar el 80%
de la superficie total de los establecimientos según
estimaciones de la última campaña. La
situación es más marcada en el partido de Tres
Arroyos donde el 86% de la superficie es actualmente ocupada por
cultivos de cosecha.6
En relación a la composición de los
cultivos, el trigo y el girasol son los granos a los que
históricamente se les ha asignado mayor superficie,
particularmente el trigo (tanto duro como candeal. No obstante, a
partir del 2003 – 2004 ha sido marcado el crecimiento de la soja
que ha pasado a ocupar casi 100 mil hectáreas en la
última campaña.
Gráfico 1 Evolución de la
superficie agrícola total y por cultivo. Serie 1969
– 2007.
Fuente: elaboración propia en base a datos de la
SAGPyA.
La producción ha crecido en función de la
mayor cantidad de hectáreas destinadas a los cultivos,
pero este crecimiento ha sido más que proporcional7. Esto
se ha generado por el incremento de los rendimientos unitarios de
los cultivos a partir de una masiva incorporación de
innovaciones tecnológicas.
Con respecto a la actividad ganadera, el
partido cuenta con una existencia del orden de las
250.000 cabezas. Los stocks sufrieron reducciones hasta el
año 1999, pero a partir de 2000 se evidenció una
recomposición8. Esto muestra que a pesar de disponer de
menos superficie la actividad se ha intensificado, haciendo que
la región mantenga su característica de
producción mixta.9
En cuanto a estructura, la actividad ganadera en el
año 2002 se encontraba compuesta
por:10
1. 30 EAP se dedicaban exclusivamente a la
invernada, con un total de 13.879 cabezas.
2. 179 EAP llevaban a cabo exclusivamente
cría, con 34.566 cabezas.
3. 191 EAP realizaban ciclo ganadero
completo, incluyendo cría e invernada. El total de cabezas
que operaban era de 107.750.
4. 13 EAP contaban con tambos.
Tenían una existencia total de 1.579 cabezas.
CAPÍTULO 2:
EVOLUCIÓN
HISTÓRICA, DIAGNÓSTICO Y PERSPECTIVAS DE
LA ACTIVIDAD AGROPECUARIA
2.1. LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA
EN LA REGIÓN PAMPEANA11
La actividad agropecuaria pampeana cuenta con un rol
central tanto en la provisión de alimentos nacional e
internacional, como en el desarrollo de la Argentina. La pampa
húmeda es una llanura de más de 50 millones de
hectáreas, cuya riqueza y potencialidad productiva la
hacen una región con fuertes ventajas comparativas para la
producción agropecuaria. La explotación de las
tierras la llevan a cabo cuatro sectores principales:
1. Agrícola (cereales y
oleaginosas).
2. Ganadero (cría, invernada y
lechería).
3. Urbano y periurbano (infraestructura
habitacional, industrial, y horticultura o floricultura bajo
cubierta).
4. Minero (extracción de tosca,
conchilla, suelo y subsuelo, como materia prima para la industria
de la construcción y de jardinería).
La región pampeana ha mostrado grandes cambios a
través del tiempo por el llamado proceso de
"Agriculturización", caracterizado por el uso creciente y
continuo de tierras para cultivos agrícolas dejando de
lado usos ganaderos o mixtos.
Hasta fines de la década del `30 la
expansión de la agricultura estaba basada fundamentalmente
en la ampliación de la frontera agrícola por
utilización de nuevas tierras previamente inutilizadas,
llegando a ocupar más de un 30% del total de las tierras
agrícola- ganaderas de la pampa húmeda.
A partir de los años 1960, la
agriculturización se produjo a expensas de superficie
dedicada a ganadería extensiva. Esta sustitución
provocó el desmantelamiento casi total de la
infraestructura de soporte de la cría bovina en la zona
núcleo maicera (4,4 millones de hectáreas con gran
fertilidad que fueron el epicentro del desarrollo del
proceso).
Hacia fines de la década del `60, el sector
agropecuario parecía estar en una etapa terminal en cuanto
a sus posibilidades de crecimiento productivo. La falta de
mejoramiento tecnológico había estancado la
producción y la productividad.
A partir de la década del `70, y hasta la
actualidad, los cambios se precipitaron. La
agriculturización se consolidó primero en la pampa
húmeda y luego comenzó a expandirse a otras
ecoregiones (especialmente a las Yungas, el Gran Chaco y el
Espinal), hacia donde se trasladaron capitales, conocimientos,
tecnologías de producción y también parte de
la producción de carne bovina junto a semilleros-criaderos
de granos y forrajeras subtropicales. Se produjo un fuerte
proceso de concentración de la producción y de la
tierra, con una notable desaparición de
pequeños y medianos productores, y una
expansión de los grandes productores que adquirieron
control productivo sobre 18 millones de hectáreas. Estos
cambios, acompañados por la rápida adopción
de nuevas variedades de cultivos, agroquímicos para el
control de malezas y fertilizantes para potenciar la
producción, resultaron en aumentos importantes de la
productividad.
En la década del `90 se incrementó el
proceso de concentración e intensificación, pasando
a tener la actividad agrícola gran preponderancia sobre la
ganadería. Los censos agropecuarios del Instituto Nacional
de Estadística y Censos (INDEC) muestran que entre 1988 y
2002 la superficie media de las explotaciones pasó de 375
a 509 hectáreas en las provincias pampeanas. En los
últimos once años, sólo en la pampa
húmeda, se han convertido a agricultura 6,6 millones de
hectáreas de campo natural o con cultivos forrajeros,
utilizados anteriormente para la producción de
carne.
2.1.1. La actividad sojera12
El proceso de agriculturización descripto
anteriormente y la llamada "Revolución Verde" en la
región pampeana, posibilitaron la inclusión de la
soja en los sistema de rotaciones para aparearla con el trigo y
así generar sistemas con dos cosechas anuales. Hasta los
´70, esto había estado limitado por las condiciones
climáticas y el tipo de producción adoptado. Los
campos, una vez cosechados quedaban vacíos o, en el mejor
de los casos, se pastoreaba ganado en los rastrojos.
A partir de la década del `70 los productores
medianos apoyados por el Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA), motivaron una serie de cambios en el sistema
de producción. Se incorporaron variedades de trigo con
capacidad de crecimiento rápido, permitiendo que luego de
la cosecha, los campos fueran utilizados para la
producción de soja. Los beneficios obtenidos eran altos,
pero también lo era la presión sobre el suelo. Si
bien esto redujo la expansión del doble cultivo, que
sólo se mantuvo en algunas situaciones y con el agregado
de altas dosis de fertilizantes, produjo un efecto importante: la
introducción definitiva de la producción sojera en
la llanura pampeana.
La potencialidad ambiental pampeana para la
producción de soja había sido probada, los mercados
internacionales estaban abiertos y creciendo rápidamente,
y los precios se mantenían altos. El "giro productivo"
estaba en pleno auge y la biotecnología ingresó
para acelerar el proceso. La nueva revolución verde
implicó un complejo sistema de procesos de manejo del
suelo, semillas genéticamente modificadas, maquinaria
agrícola de mayor complejidad, sistemas de riego, sistemas
de almacenamiento flexible y una fuerte articulación de la
producción agraria con cadenas y complejos
agroalimentarios.
El sistema convencional de manejo del suelo fue
progresivamente reemplazado a partir de los años ´90
por un nuevo sistema tecnológico: labranza cero ó
siembra directa. Este sistema permite el mantenimiento de humedad
del subsuelo, la conservación de los microorganismos
activos en los procesos de degradación biológica y
el mantenimiento de la estructura radicular, evitando los
procesos de erosión hídrica y eólica. En
contrapartida, las pestes y las malezas se difunden muy
rápidamente, obligando al uso masivo de
biocidas.
Junto con la siembra directa, la medida más
efectiva y más discutida fue la adopción masiva de
semillas genéticamente modificadas. Las semillas RR fueron
las que tuvieron mayor impacto. Con su utilización el
cultivo se hace resistente al glifosato, un herbicida de amplio
espectro cuya patente ha vencido, lo cual lo hace más
barato en el mercado de agroquímicos. Esta
característica reduce el número y
precio de las fumigaciones, disminuyendo el costo general de
producción. El éxito de la semilla RR fue rotundo,
y en la actualidad casi el 90% de la soja se produce con dicha
variedad.
La soja pasó de ser un cultivo
prácticamente desconocido en la década del `70, a
convertirse en el primer producto agrícola del
país, cubriendo más de 12 millones de
hectáreas y generando unos 35 millones de toneladas al
año.
Una de las características más importantes
de la producción sojera es que está totalmente
integrada como un eslabón más a la cadena
productiva. Esta comienza con las grandes compañías
que comercializan semillas mejoradas y agroquímicos, y
continúa con la venta para la exportación o la
industrialización después del momento de
producción. En buena medida la soja no se exporta como
grano sino transformada en aceite y alimentos balanceados para
animales. Es por ello que el aumento de la producción
llevó a la construcción de grandes fábricas
de aceite y puertos privados cerealeros y aceiteros.
2.2. LA AGRICULTURA EN EL PARTIDO DE TRES ARROYOS Y LA
ZONA13
Los sistemas agropecuarios de Tres Arroyos y la zona
comenzaron a sufrir una profunda transformación en la
década del `80, a partir de la prolongación de los
ciclos agrícolas con respecto al período de uso
ganadero y la incorporación de nuevas superficies a la
actividad agrícola.
En los inicios del período mencionado, el 60% del
suelo se encontraba ocupado por cultivos de cosecha, mientras que
en la actualidad la ocupación asciende al 80% de la
superficie total.
Se produjo un encadenamiento de factores que
contribuyeron en distintos grados a este proceso de
agriculturización. Los principales fueron: la mayor
rentabilidad de la agricultura con respecto a la ganadería
posibilitando un rápido retorno de la inversión, el
notable avance logrado en la tecnología de los cultivos y
los ciclos climáticos favorables.
Los cambios en el manejo de los sistemas de
producción repercutieron fuertemente, entre otros, en el
aumento de la dimensión y escala de trabajo de algunas
empresas agropecuarias y en la desaparición de otras.
También se amplió de manera significativa la
explotación del suelo por parte de terceros contratistas y
arrendatarios, mediante la firma de contratos de siembra y/o
arrendamientos, en muchos casos de duración anual. Este
proceso, indefectiblemente, acentuó el planteo
agrícola dentro del sistema de producción
regional.
El aumento de la superficie asignada a cultivos de
cosecha ha estado acompañado por la incorporación
de cultivos de verano en las rotaciones (primero girasol, luego
maíz y en los últimos años soja). Ello ha
implicado ocupar el suelo en momentos del año en los que
no era común hacerlo ya que la zona siempre fue netamente
triguera.
En todos los distritos de la zona de Tres Arroyos ha ido
disminuyendo a través del tiempo la superficie de potreros
y campos naturales. Es interesante destacar que la superficie con
pasturas perennes implantadas en líneas generales se ha
mantenido, con lo cual se puede decir que la ganadería
regional se realiza en superficies más
reducidas.
Gráfico 2 Evolución de la
superficie ocupada en el partido de Tres Arroyos
Fuente: La expansión
agrícola: una señal de alerta. Ing. Horacio
Forján. AgroBarrow Nº 32. Mayo de 2005.
El avance de la actividad agrícola en la zona ha
sido impulsado por el empleo de tecnologías basadas en la
utilización de insumos y equipamiento de última
generación. Entre ellas se destacan el avance
genético logrado en los cultivos a través de un
mayor potencial de rendimiento y la incorporación de
biotecnología (materiales resistentes a insectos y
tolerantes a herbicidas de amplio espectro), el empleo de nuevos
herbicidas específicos para cada cultivo, la
aplicación de mayores dosis de fertilizantes y la
aparición de moderna maquinaria. Estas tecnologías
llamadas "de insumos" implican un elevado consumo de
energía, gran empleo de agroquímicos, manejo
intensivo, y tendencia a lograr un permanente aumento del
rendimiento con su incorporación.
En la zona de Tres Arroyos gran parte de las empresas
agropecuarias han incorporado el manejo tecnológico en
mayor o menor medida, logrando importantes aumentos en la
productividad. Sin embargo, en los últimos años
esta tendencia ha estado acompañada por factores poco
favorables. La caída en el valor de la producción,
el aumento en el precio de los insumos y por ende la
disminución de la rentabilidad, han tornado más
inestables y riesgosos a los sistemas altamente dependientes de
insumos. Como consecuencia, aquellas empresas agropecuarias que
evolucionaron con poco margen de diversificación, han
quedando cautivas de las tendencias económicas
predominantes y se están viendo forzadas a incrementar la
presión sobre los recursos, con altas probabilidades de
aumentar la contaminación y la degradación de sus
sistemas de producción.
Otras empresas, en cambio, han optado por una
situación que no necesariamente se basa en maximizar los
rendimientos de los cultivos, sino en lograr eficiencia de todo
el sistema de producción disminuyendo los costos e
incrementando los rendimientos. Esto se ha conseguido
reemplazando parcialmente las "tecnologías de insumos" por
las llamadas "tecnologías de procesos". Las mismas
están asociadas a emprendimientos de largo plazo y se
caracterizan por ser más dificultosas, requiriendo
dedicación prácticamente personalizada por parte
del productor con un fuerte componente de información,
conocimiento y eficiencia.
Entre las principales tecnologías que entran
dentro de esta categoría se encuentran las
tecnologías de manejo (de cultivos, de suelos, de plagas,
de pasturas, de rodeos, etc.) y el gerenciamiento de actividades
más complejas, como la promoción asociaciones (para
producir, comercializar, etc.) a fin de mejorar la competitividad
frente al mercado.
2.2.1. El cultivo de soja14
El crecimiento logrado por la agricultura de granos ha
sido acompañado por fuertes procesos de cambio en aspectos
tecnológicos y productivos, especialmente en los
últimos años.
Una de las consecuencias de este proceso fue la
incorporación paulatina del cultivo de soja dentro de los
sistemas de rotaciones. En la zona de Tres Arroyos la agricultura
cuenta con un nivel aceptable de diversificación, que
acompañado por la adaptación de los grupos de
madurez, la mejora en los rendimientos y la reducción de
los costos de implantación, han hecho que la soja se
presente como una opción de alta
competitividad.
Los valores de superficie sembrada según los
relevamientos realizados por la CEI Barrow confirmaron que la
soja es el cultivo de mayor aumento relativo en los
últimos años en lo que respecta a este
parámetro. En la última campaña predominaron
las sojas denominadas de primera, sembradas en la época
óptima para el crecimiento y desarrollo del cultivo. Sin
embargo, y de la mano de la siembra directa, un área
importante se sembró con soja tardía o de "segunda"
sobre rastrojos de cereales de invierno o colza,
básicamente tomando como referencia las favorables
condiciones que se dieron para la producción del doble
cultivo en otras zonas del país, y en la campaña
previa en esta región.
Tabla 2 Superficie sembrada con soja
Campaña 2005/06 (en hectáreas)
Fuente: Soja en la región:
sorprendente aumento del área sembrada. Ing. Horacio
Forján. AgroBarrow Nº 40. Mayo de 2008.
La historia del cultivo muestra que hasta la
campaña 2000/01 tuvo una participación reducida. A
partir de allí se produjo el impactante incremento de la
superficie sembrada, pasando de un área inferior a 2.000
ha, a otra cercana a las 50.000 ha en toda la región en un
año, tendencia que se dio en los cuatro partidos. En la
campaña 2003/04 se sembraron casi 140.000 ha y en 2005/06
se llegó a las 300.000 ha.
Gráfico 3 Evolución de la
superficie sembrada con soja en la región
Fuente: Soja en la región:
sorprendente aumento del área sembrada. Ing. Horacio
Forján. AgroBarrow Nº 40. Mayo de 2008.
El doble cultivo mediante la siembra de soja de segunda
secuencial a cereales de cosecha fina, surgió con fuerza
en los últimos años. Esta modalidad se
generalizó, fundamentalmente y con mayor éxito
sobre rastrojos de avena, cebada y colza. También se
realizó en gran medida sobre rastrojos de trigo con
resultados variados pero habitualmente menores (esto porque la
siembra de soja se realiza más atrasada con respecto a los
otros cultivos de invierno). En la última campaña
se sembró un total de 134.300 ha mediante esta
técnica, representando un 44,7% del total
sembrado.
2.2.2. Situación actual y perspectivas de la soja
en la región15
En los últimos años ha habido un
incremento constante de la actividad agrícola de Tres
Arroyos y zona de influencia, marcado principalmente por el
aumento de la superficie destinada a cultivos de verano. En lo
que respecta a la soja se reemplazaron superficies destinadas a
otros cultivos como trigo y maíz, además de la
incorporación de nuevos lotes, algunos con limitantes para
la producción agrícola.
El cultivo se encuentra fuertemente arraigado en los
sistemas de rotación agrícolas. Tal es así
que actualmente se destinan en promedio 66.000 ha del partido a
siembras de soja de primera y 48.000 ha a siembras
de segunda.16 Como antecesores se
utilizan cualquiera de los cultivos incorporados en las
secuencias de la región (trigo, maíz, girasol,
verdeos de invierno, entre otros). El cultivo que sigue a la soja
generalmente es el trigo. En los últimos años con
la incorporación de la siembra directa se realizan
siembras de segunda sobre cebada, avena, trigo o colza. En lo que
hace a fechas de siembra los mayores rendimientos se obtienen con
siembras de fines de octubre hasta mediados de noviembre. En
investigaciones realizadas se ha demostrado que a partir del 25
de noviembre el rendimiento sufre una reducción de 28
kg/ha por día de atraso en la fecha de siembra.
El stress hídrico durante el período de
llenado de granos es el más crítico para el cultivo
de soja. Produce fuerte reducción en el número de
vainas, número de semillas por vaina y el peso de las
semillas. En trabajos experimentales se ha demostrado una
correlación positiva entre los rendimientos obtenidos y
las precipitaciones registradas durante ese
período.
Los rendimientos en siembras de primera en lotes sin
limitaciones de profundidad alcanzan los 3.000 kg/ha, en
años con buena provisión de humedad. En lotes con
limitaciones de profundidad se obtienen 2.000 a 2.500 kg/ha. En
siembras de segunda se registra una merma muy marcada, siendo los
rendimientos promedio menores a 1.200 kg/ha.
Para las próximas campañas se prevé
un crecimiento de la siembra directa acompañado de un
incremento en la superficie destinada a soja de segunda. En la
última campaña la siembra de soja sobre rastrojos
de cultivos de cosecha fina representó un 44.7% del total
sembrado, totalizando una superficie de 134.300
hectáreas.17
Las condiciones favorables que se presentan en el corto
plazo (alta rentabilidad – bajos costos de
producción) pronostican una adopción generalizada
del cultivo en la región. Esto deberá ir
acompañado de cultivares que presenten mayor crecimiento
vegetativo, con mayor tolerancia al frío y a las
deficiencias hídricas, planificación de rotaciones
adecuadas y manejo equilibrado de la fertilización. De
esta manera, se podrá contribuir a la
diversificación y establecer cultivos de soja sustentables
para el área.
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