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La mejor forma de gobernar (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

  • Modelos de desarrollo comunitario que sean
    de arriba para abajo ya no pueden responder
    adecuadamente a las necesidades y
    aspiraciones de la actualidad moderna. La
    comunidad mundial tiene que moverse hacia
    procesos de gobierno más participa
    torios, basados en el conocimiento y
    dirigidos por valores en que las personas
    pueden asumir responsabilidad por los
    procesos y las instituciones que afecten sus
    vidas. Estos sistemas tienen que ser
    democráticos en espíritu y en
    método, y deben emergí en todos
    los niveles de la sociedad mundial,
    incluyendo el nivel global. La consulta la
    expresión operante de la justicia en
    los asuntos humanos – debe llegar a ser su
    modo primordial de toma de decisiones.

  • Naturalmente las antiguas formas de
    ejercer el poder y la autoridad tienen que
    dar lugar a nuevas formas de liderazgo.
    Nuestro concepto de liderazgo tendrá
    que reformularse para incluir la habilidad de
    fomentar la toma de decisiones colectiva y la
    acción colectiva. Encontrará su
    mayor expresión en el servicio a la
    comunidad entera.

  • Hacia una comunidad en común, un
    destino en común.

  • En conclusión, las comunidades que
    crecen y prosperan en el nuevo milenio lo
    harán debido a que reconocen la
    dimensión espiritual de la naturaleza
    humana y se ocupan de que el desarrollo
    moral, emocional e intelectual del individuo
    sea prioridad central. Darán
    garantía a la libertad de
    religión y alentarán el
    establecimiento de los lugares de
    adoración. Sus centros de aprendizaje
    buscarán cultivar las potencialidades
    ilimitadas en la consciencia humana y
    perseguirán como meta principal la
    participación de todo el pueblo en la
    generación y la aplicación del
    conocimiento. Siempre teniendo en cuenta que
    los intereses del individuo y de la sociedad
    son inseparables, estas comunidades
    promoverán el respeto tanto para los
    derechos como para las responsabilidades,
    fomentarán la igualdad y la
    asociación de mujeres y hombres, y
    protegerán y cuidarán a las
    familias.

  • Promoverán la belleza, natural y
    hecha por el hombre, e incorporarán en
    su diseño principios de
    preservación y rehabilitación
    ambiental. Guiadas por el concepto de la
    unidad en la diversidad, apoyarán la
    amplia participación en los asuntos de
    la sociedad, y más y más se
    dirigirán a líderes quienes
    estén motivados por el deseo de
    servir. En estas

  • comunidades los frutos de la ciencia y la
    tecnología beneficiarán a la
    sociedad completa, y habrá trabajo
    disponible para todos.

  • Las comunidades tales como éstas
    demostrarán ser los pilares de una
    civilización mundial: una
    civilización que será la cumbre
    lógica de los esfuerzos de la
    humanidad hacia creación de comunidad
    a través de largos trechos de tiempo
    de geografía. La declaración de
    Bahá'u'lláh de que toda persona
    "nace para llevar adelante una
    civilización en continuo progreso",
    implica que toda persona tiene tanto el
    derecho como la responsabilidad de contribuir
    a esta empresa histórica, abarcadora y
    colectiva cuya meta es nada menos que la paz,
    la prosperidad y la unidad de la familia
    humana entera.

  • Aunque se han perpetrado enormes
    injusticias en toda la historia, en nombre de
    la religión, hecha por los hombres,
    como una mala , egoísta, y prejuiciosa
    interpretación de las
    enseñanzas divinas; es imposible negar
    el papel primordial que la fe ha realizado en
    el progreso social, motivando a los
    individuos a desarrollar cualidades
    espirituales, apoderándoles a
    sacrificarse para sus semejantes y a
    contribuir al mejoramiento de sus
    comunidades.

  • Los centros de adoración, y las
    instituciones y actividades a las cuales dan
    lugar, deben hacerse parte fundamental de
    todo pueblito, aldea, pueblo y ciudad – de
    hecho, de todo tipo de domicilio humano en
    toda nación – pero tienen que
    contribuir a la harmonía, la paz, el
    bienestar, el entendimiento, y la tolerancia
    cabales de la comunidad. De no ser
    así, sólo servirán para
    retrasar el desarrollo de comunidades
    sostenibles y prósperas, y el pueblo
    eventualmente los abandonará al darse
    cuenta del papel divisivo y parroquial que
    desempeñan en la sociedad. De hecho,
    casi cualquier lugar puede servir como centro
    de adoración. Una de las oraciones
    reveladas por Bahá'u'lláh
    recalca este punto:

  • "Bendito es el sitio, y la casa, y el
    lugar, y la ciudad, y el corazón, y la
    montaña, y el refugio, y la cueva, y
    el valle, y la tierra, y el mar, y la isla, y
    la pradera donde se ha hecho mención
    de Dios y se ha glorificado Su alabanza."

  • Sin embargo, la importancia de centros
    físicos basados en la comunidad para
    el desarrollo y la expresión de la fe
    no puede sobre recalcarse.

  • El Mashriqu'l-Adhkár
    bahá'í (el Punto de amanecer de
    la Alabanza de Dios) es un centro tal que por
    su propio diseño integra la
    adoración con el servicio, es decir,
    expresa lo espiritual de formas
    prácticas. En el centro de este
    complejo yace la Casa de Adoración la
    cual está abierta a toda persona, no
    importa de qué fe sea. Alrededor de la
    Casa de Adoración, y animados por
    ella, han de haber un numero de dependencias
    – o instituciones – dedicadas a los asuntos
    sociales, administrativos, humanitarios,
    educativos y científicos. Al
    desarrollarse cada complejo
    Mashriqu'l-Adhkár, estas dependencias
    incluirán "un hospital, un
    dispensario, un hospedaje para viajeros, una
    escuela para huérfanos, y una
    universidad para estudios avanzados." Este
    modelo práctico para armonizar los
    aspectos moral y éticos,
    físicos y ambientales,
    económicos y sociales de domicilios
    humanos es digno de estudio por aquellos que
    estén involucrados en los procesos de
    creación de comunidades.

  • En este aspecto, la comunidad puede
    concebirse como un conjunto de
    círculos concéntricos, siendo
    la comunidad local la más
    pequeña, y la comunidad global la
    mayor.

  • El concepto de la ciudadanía
    mundial ayuda a integrar a todos los niveles
    de la comunidad: siendo un ciudadano
    responsable a niveles local y nacional no
    niega el amor por toda la humanidad; sino que
    estas lealtades y obligaciones de
    múltiples niveles forman una red
    fuertemente tejida, un todo inseparable.

  • En la consulta los participantes
    individuales se esfuerzan por trascender sus
    puntos de vista respectivos para poder
    funcionar como miembros de un cuerpo con sus
    propios intereses y metas. En una
    atmósfera caracterizada por tanto la
    honestidad como la cortesía, las ideas
    pertenecen no solamente al individuo quien
    los presenta, sino al grupo entero, para
    aceptar, descartar, o bien revisar
    según parezca mejor para servir la
    meta perseguida. La consulta tiene
    éxito en la medida que todos los
    participantes apoyen las decisiones hechas,
    sin importar las opiniones individuales con
    las cuales entraron a la discusión.
    Bajo tale circunstancias una decisión
    anterior puede fácilmente
    reconsiderarse si la experiencia
    enseña cualesquier faltas.

  • Es interesante notar que varios de los
    conceptos que aparecen en este enunciado
    también se presentaron en el enunciado
    que entregara la Comunidad Internacional
    Bahá'í a la primera Conferencia
    sobre Domicilios

  • Humanos de las Naciones Unidas en el 1976.
    Entre más recientes enunciados
    bahá'ís que aclaran el tema de
    las comunidades sostenibles se incluyen La
    Prosperidad de la Humanidad; La
    Ciudadanía Mundial: Una

  • Ética Global para el Desarrollo
    Sostenible; y El Punto Decisivo para Toda
    Nación. Sobre la Comunidad
    Internacional Bahá'í Oficina de
    las Naciones Unidas… (Comunidad
    Internacional Baha'i, Comunidades Sostenibles
    en un Mundo Integrante)

  • Un nuevo orden Mundial.
    Pronto este viejo orden mundial será
    plegado, y uno nuevo extendido en su lugar
    (Baháulláh, La Gloria de Dios,
    1817-1892)

    • Tal como la concibe
      Bahá'u'lláh, implica el
      establecimiento de una mancomunidad
      mundial en la que todas las naciones,
      razas, credos y clases estén
      estrecha y permanentemente unidos, en que
      se salvaguarden completa y
      definitivamente la autonomía de
      sus estados miembros, la libertad
      personal y la iniciativa de los
      individuos que la componen. Por lo que
      podemos captar de ella, esta mancomunidad
      tiene que contar con una asamblea
      legislativa mundial, cuyos miembros, en
      calidad de albaceas de toda la humanidad,
      controlarán definitiva y
      enteramente los recursos de todas las
      naciones que la compongan y
      promulgarán aquellas leyes que
      sean necesarias para regular la vida,
      satisfacer las necesidades y ordenar las
      relaciones de todas las razas y pueblos.
      Un ejecutivo mundial, respaldado por una
      fuerza internacional, llevará a la
      práctica las decisiones que se
      tomen, aplicará las leyes
      aprobadas por esta asamblea legislativa
      mundial y salvaguardará la unidad
      orgánica de toda la mancomunidad.
      Un tribunal mundial juzgará y
      dictará sentencia firme y
      vinculante en todas y cada una de las
      disputas que surjan entre los diversos
      elementos que componen este sistema
      universal. Se ideará un mecanismo
      de intercomunicación mundial, que
      abarcará todo el planeta,
      estará libre de las trabas y
      restricciones nacionales y
      funcionará con maravillosa rapidez
      y perfecta regularidad. Una
      metrópolis mundial actuará
      como centro nervioso de una
      civilización mundial, como foco
      hacia el que convergerán las
      fuerzas unificadoras de la vida y del que
      irradiarán las influencias
      energizantes. Se inventará o se
      elegirá entre los idiomas
      existentes un idioma mundial y se
      enseñará en las escuelas de
      todas las naciones federadas como
      auxiliar del idioma materno. Una
      escritura mundial, una literatura
      mundial, un sistema monetario, de pesas y
      medidas uniforme y universal
      simplificará y facilitará
      el intercambio y el entendimiento entre
      las naciones y razas de la humanidad. En
      una sociedad mundial así, la
      ciencia y la religión, las dos
      fuerzas más poderosas de la vida
      humana, se reconciliarán,
      cooperarán y se
      desarrollarán armoniosamente. Bajo
      tal sistema, la prensa, al mismo tiempo
      que dará plena libertad a la
      expresión de los diversos puntos
      de vista y convicciones de la humanidad,
      dejará de ser maliciosamente
      manipulada por intereses creados, sean
      éstos privados o públicos,
      y se liberará de la influencia de
      los gobiernos y pueblos contendientes. Se
      organizarán los recursos
      económicos del mundo, se
      explotarán y utilizarán al
      completo sus fuentes de materias primas,
      se coordinarán y
      desarrollarán sus mercados y se
      regulará equitativamente la
      distribución de sus productos.

    • Las rivalidades, los odios y las
      intrigas nacionales cesarán, y la
      animosidad y el prejuicio raciales
      serán reemplazados por la amistad,
      el entendimiento y la cooperación
      interraciales. Las causas de la lucha
      religiosa serán definitivamente
      eliminadas, las barreras y restricciones
      económicas serán
      completamente abolidas y la excesiva
      diferencia entre las clases será
      suprimida. Desaparecerán la
      pobreza extrema, por una parte, y la
      exagerada acumulación de bienes
      por la otra. La enorme energía
      disipada y derrochada en la guerra, ya
      sea económica o política,
      se dedicará a aquellos fines que
      amplíen el alcance de las
      invenciones y el desarrollo
      técnico humano, al aumento de la
      productividad de la humanidad, al
      exterminio de las enfermedades, a la
      extensión de la
      investigación científica, a
      la elevación del nivel de salud
      física, a la agudización y
      refinamiento del cerebro humano, a la
      explotación de recursos no
      utilizados e insospechados del planeta, a
      la prolongación de la vida humana
      y al fomento de cualquier otro medio que
      pueda estimular la vida intelectual,
      moral y espiritual de toda la raza
      humana.

    • Un sistema federal mundial, que
      gobierne toda la Tierra y que ejerza una
      autoridad incuestionable sobre sus recursos
      inimaginablemente vastos y que combine y
      encarne los ideales de Oriente y Occidente,
      liberado de la maldición de la
      guerra y sus miserias y dedicado a la
      explotación de todos los recursos
      energéticos disponibles sobre la
      superficie del planeta; un sistema en el
      que la Fuerza se transforme en sierva de la
      Justicia, un sistema cuya vida se base en
      el reconocimiento universal de un solo Dios
      y por su lealtad hacia una
      Revelación común; ésta
      es la meta hacia la cual avanza la
      humanidad, impulsada por las fuerzas
      unificadoras de la vida."

    El mensaje de
    Bahá'u'lláh es un mensaje de
    esperanza, de
    amor, de justicia, unidad ,
    reconstrucción
    práctica

    • Hoy cosechamos las pavorosas
      consecuencias del rechazo de Su
      llamamiento divino por parte de nuestros
      antepasados. Pero hoy día hay
      nuevos gobernantes, nuevas gentes, que
      quizás oigan y eviten o mitiguen
      la severidad de una catástrofe
      inminente. Con esta esperanza, y
      considerando que es su deber sagrado, la
      Casa Universal de Justicia, la
      institución internacional que
      gobierna la Fe Bahá'í,
      proclama nuevamente, mediante la
      publicación de estos pasajes
      seleccionados, la esencia de aquel
      poderoso llamamiento hecho hace un siglo.
      Con la misma esperanza y la misma fe, los
      bahá'ís de todo el mundo
      harán todo lo posible, durante
      este período centenario, para
      llamar la atención de sus
      semejantes hacia la característica
      redentora de esta nueva efusión de
      guía y amor divinos. Creemos que
      no se esforzarán en vano.

    • (Baha'u'llah, La Proclamación
      de Baha'u'llah)

    • El mejor plan de gobierno elaborado no
      dará buenos frutos si no esta
      basado en la espiritualidad, pues solo lo
      espiritual hace que pensemos antes en los
      demás que en nosotros mismos.

    • Ama a tu prójimo Más que
      a ti mismo.
      (Bahá"u"lláh)

    • EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO

    • En la Enseñanza de
      Bahá'u'lláh se halla
      escrito: "Únicamente por medio del
      poder del Espíritu Santo puede
      progresar el ser humano, pues su poder es
      limitado, y el Poder Divino es
      infinito."

    • La humanidad, ya sea considerada a la
      luz de la conducta individual del hombre
      o de las relaciones existentes entre
      comunidades organizadas y naciones,
      lamentablemente se ha desviado
      muchísimo y ha sufrido una
      declinación demasiado grande como
      para ser redimida mediante los esfuerzos
      aislados de sus mejores gobernantes y
      estadistas, por muy desinteresados que
      sean sus motivos, por muy coordinada que
      sea su acción, por muy fervorosos
      que sean en su celo y devoción a
      su causa. Ningún esquema que
      todavía puedan diseñar los
      cálculos de los mayores
      estadistas; ninguna doctrina que se
      propongan desarrollar los más
      distinguidos exponentes de la
      teoría económica;
      ningún principio que puedan
      esforzarse por inculcar los más
      fervientes moralistas
      suministrarán, en última
      instancia, los cimientos adecuados sobre
      los que ha de erigirse el futuro de un
      mundo aturdido.

    • Ninguna apelación a la
      tolerancia mutua que puedan hacer los que
      entienden las condiciones del mundo, no
      importa lo apremiante e insistente que
      sea, podrá calmar las pasiones o
      contribuir a restaurar el vigor. Ni
      tampoco ningún esquema general de
      mera cooperación internacional
      organizada, en cualquier sector de la
      actividad humana y por muy ingeniosa que
      sea su concepción o muy amplio su
      alcance, logrará erradicar la
      causa primera del mal que ha perturbado
      tan bruscamente el equilibrio de la
      sociedad actual. Ni siquiera, me atrevo a
      afirmar, la acción misma de
      inventar el mecanismo requerido para la
      unificación política y
      económica del mundo -principio
      sostenido cada vez más en los
      últimos tiempos- podrá por
      sí sola proveer el antídoto
      contra el veneno que progresivamente va
      minando el vigor de pueblos y naciones
      organizados.

    • ¿Qué otra cosa podemos
      afirmar confiadamente que no sea la
      abierta aceptación del Programa
      Divino enunciado por
      Bahá'u'lláh con tanta
      simpleza y fuerza hace sesenta
      años, el cual encarna en sus
      principios esenciales el esquema ordenado
      por Dios para la unificación de la
      humanidad en esta era, al que se agrega
      una férrea convicción de la
      infalible eficacia de todas y cada una de
      sus disposiciones; aceptación y
      convicción, las cuales
      serán finalmente capaces de
      resistir las fuerzas de
      desintegración internas; fuerzas
      que, de no ser frenadas, seguirán
      necesariamente carcomiendo las partes
      vitales de una sociedad desesperada? Es
      hacia esta meta -la meta de un nuevo
      Orden Mundial, Divino en su origen,
      universal en sus alcances, equitativo en
      sus principios y desafiante en sus
      rasgos- por la que ha de bregar una
      humanidad hostigada.

    • Sería presuntuoso, aun por
      parte de los que se declaran adeptos de
      su Fe, sostener que se han captado todas
      las inferencias del prodigioso esquema de
      Bahá'u'lláh para la
      solidaridad humana mundial, o que se ha
      comprendido su significación.
      Sería prematuro, aun en una etapa
      tan avanzada de la evolución de la
      humanidad, pretender vislumbrarlo en
      todas sus posibilidades, estimar sus
      beneficios futuros e imaginar su
      gloria.

    • Todo lo que razonablemente podemos
      intentar es esforzarnos por lograr una
      vislumbre de los primeros rayos del Alba
      prometida que, en la plenitud del tiempo,
      habrá de ahuyentar las tinieblas
      que han rodeado a la humanidad. Todo lo
      que podemos hacer es señalar los
      que, en sus más amplios contornos,
      parecen ser los principios rectores que
      subyacen en el Orden Mundial de
      Bahá'u'lláh, desarrollados
      y enunciados por 'Abdu'l-Bahá, el
      Centro de su Convenio con toda la
      humanidad, y quien fuera designado
      Intérprete y Expositor de su
      Palabra.

    • Que el desasosiego y sufrimiento que
      afectan a toda la humanidad son, en gran
      medida, consecuencias directas de la
      Guerra Mundial y atribuibles a la falta
      de discernimiento y a la miopía de
      los responsables de los Tratados de Paz,
      es un hecho que sólo una mente
      predispuesta rehusaría
      admitir…

    • Sin embargo, sería
      inútil sostener que la guerra, con
      todas las pérdidas que
      involucró, con las pasiones que
      despertó y con las injusticias que
      dejó tras de sí, ha sido la
      única responsable de la
      confusión sin precedentes en que
      se hallan inmersos en la actualidad casi
      todos los sectores del mundo civilizado.
      ¿No es un hecho -y ésta es
      la idea central que deseo destacar- que
      la causa fundamental de esta inquietud
      mundial es atribuible no tanto a las
      consecuencias de lo que tarde o temprano
      habrá de ser considerado el
      disloque transitorio de un mundo en
      continuo cambio, sino antes bien al
      fracaso de aquellos en cuyas manos se ha
      depositado el destino inmediato de
      pueblos y naciones, al no adaptar su
      sistema de instituciones
      económicas y políticas a
      las imperiosas necesidades de una era en
      rápida evolución? Estas
      crisis intermitentes que convulsionan a
      la sociedad actual ¿Acaso no se
      deben principalmente a la lamentable
      incapacidad de los líderes
      reconocidos del mundo para comprender
      correctamente los signos de la
      época, para librarse de una vez
      por todas de sus ideas preconcebidas y
      credos encadenadores, para remodelar la
      maquinaria de sus respectivos Gobiernos
      de acuerdo con las pautas
      implícitas en la suprema
      declaración de
      Bahá'u'lláh de la Unidad de
      la Humanidad, rasgo principal y
      distintivo de la Fe por Él
      proclamada?…

    • Muy patéticos son, por cierto,
      los esfuerzos de esos líderes de
      las instituciones humanas quienes, con
      total desprecio por el espíritu de
      la época, bregan por adaptar los
      procesos nacionales, apropiados a los
      antiguos días de naciones
      aisladas, a una época que debe
      lograr la unidad del mundo, tal como la
      esbozara Bahá'u'lláh, o
      perecer. En una hora tan crítica
      para la historia de la
      civilización corresponde a los
      líderes de todas las naciones del
      mundo, grandes o pequeñas, de
      Oriente o de Occidente, vencedoras o
      vencidas, prestar atención al
      toque de clarín de
      Bahá'u'lláh, e imbuidos por
      completo de un sentimiento de solidaridad
      mundial, condición sine qua non de
      lealtad a su Causa, alzarse valientemente
      para lograr en su totalidad el
      único esquema reparador que
      Él, el Médico Divino, ha
      recetado para la humanidad doliente. Que
      descarten de una vez para siempre toda
      idea preconcebida, todo prejuicio
      nacional, y que presten atención
      al sublime consejo de
      'Abdu'l-Bahá, autorizado Expositor
      de sus enseñanzas. "Podrá
      usted servir mejor a su país", fue
      la respuesta de 'Abdu'l-Bahá a un
      alto funcionario en ejercicio del
      Gobierno federal de los Estados Unidos,
      quien le había interrogado acerca
      de la mejor manera de estimular los
      intereses de su Gobierno y de su pueblo,
      "si, en condición de ciudadano del
      mundo, trata de colaborar en la
      definitiva aplicación del
      principio de federalismo que subyace en
      el Gobierno de su propio país a
      las relaciones existentes ahora entre los
      pueblos y naciones del mundo".

    • Es necesario desarrollar cierta forma
      de superestado mundial, a favor del cual
      todas las naciones del mundo
      habrán de ceder voluntariamente
      todo derecho de hacer la guerra, ciertos
      derechos de gravar impuestos y todos los
      derechos de poseer armamentos, salvo con
      el propósito de mantener el orden
      interno dentro de sus respectivos
      dominios. Dicho Estado habrá de
      incluir en su órbita un Poder
      Ejecutivo Internacional con capacidad
      para hacer valer su autoridad suprema e
      indiscutible sobre todo miembro
      recalcitrante de la Mancomunidad; un
      Parlamento Mundial cuyos miembros
      serán elegidos por los habitantes
      de sus respectivos países y cuya
      elección será confirmada
      por sus respectivos Gobiernos; y un
      Tribunal Supremo cuyos dictámenes
      tendrán carácter
      obligatorio aun en los casos en que las
      partes interesadas no hayan acordado
      voluntariamente someter el litigio a su
      consideración.

    • "Una comunidad mundial en la que todas
      las barreras económicas
      habrán quedado totalmente
      derribadas y en la que se
      reconocerá definitivamente la
      interdependencia del capital y el
      trabajo; en la que el clamor del
      fanatismo y del conflicto religioso
      habrá sido acallado para siempre;
      en la que estará definitivamente
      extinguida la llama de la animosidad
      racial; en la que un código
      único de derecho internacional
      producto de un juicioso análisis
      de los representantes federados del
      mundo- será sancionado por la
      intervención instantánea y
      coercitiva de las fuerzas combinadas de
      las unidades federadas; y, finalmente,
      una comunidad mundial en la que el furor
      de un nacionalismo caprichoso y militante
      será trocado por una perdurable
      conciencia de ciudadanía mundial;
      así es como se presenta, a grandes
      rasgos, el Orden anunciado por
      Bahá'u'lláh, un Orden que
      habrá de ser considerado el
      más hermoso fruto de una
      época que madura lentamente…

    • Que no quede ningún recelo en
      cuanto al propósito que anima a la
      Ley mundial de Bahá'u'lláh.
      Lejos de tender a la subversión de
      los fundamentos actuales de la sociedad,
      trata de ampliar su base, de amoldar sus
      instituciones en consonancia con las
      necesidades de un mundo en constante
      cambio. No está en conflicto con
      compromisos legítimos ni socava
      lealtades esenciales. Su propósito
      no es ni sofocar la llama de un sano e
      inteligente patriotismo en el
      corazón del hombre, ni abolir el
      sistema de autonomía nacional, tan
      esencial cuando se busca evitar los males
      de un excesivo centralismo. No ignora ni
      intenta suprimir la diversidad de
      orígenes étnicos, de
      climas, de historia, de idioma y de
      tradición, de pensamiento y de
      costumbres que distinguen a los pueblos y
      naciones del mundo. Insta a una lealtad
      más amplia, a un anhelo mayor que
      cualquiera de los que la raza humana haya
      sentido. Insiste en la
      subordinación de móviles e
      intereses nacionales a las imperativas
      exigencias de un mundo unificado. Repudia
      el centralismo excesivo por una parte y
      rechaza todo intento de uniformidad por
      otra. Su consigna es la unidad en
      diversidad, como el mismo
      'Abdu'l-Bahá ha aclarado…

    • Sus implicaciones del principio de la
      Unidad de la Humanidad son más
      profundas, sus aspiraciones son mayores
      que las que pudieron adelantar los
      Profetas del pasado. Su mensaje es
      aplicable no sólo al individuo,
      sino que atañe principalmente a la
      naturaleza de aquellas relaciones
      esenciales que han de ligar a todos los
      Estados y naciones como a miembros de una
      familia humana. No constituye simplemente
      el enunciado de un ideal, sino que
      está inseparablemente vinculado a
      una institución apropiada para
      encarnar su verdad, para demostrar su
      validez y para perpetuar su influencia.
      Implica un cambio orgánico en la
      estructura de la sociedad actual, un
      cambio que todavía el mundo no ha
      experimentado. Constituye un
      desafío, audaz y universal a la
      vez, a las gastadas consignas de los
      credos nacionales, credos que han tenido
      su día y que, en el transcurso
      normal de los sucesos, modelado y
      controlado por la providencia,
      deberán abrir paso a un nuevo
      evangelio, fundamentalmente diferente e
      infinitamente superior a lo que el mundo
      ha concebido hasta ahora. Requiere nada
      menos que la reconstrucción y la
      desmilitarización de todo el mundo
      civilizado, un mundo orgánicamente
      unificado en todos los aspectos
      esenciales de su vida, de su maquinaria
      política, de su anhelo espiritual,
      de su comercio y de sus finanzas, de su
      escritura y de su idioma, y aun
      así, infinito en la diversidad de
      las características nacionales de
      sus unidades federadas.

    • Representa la consumación de la
      evolución humana, evolución
      que ha tenido sus orígenes en el
      nacimiento de la vida familiar, su
      subsiguiente desarrollo en el logro de la
      solidaridad tribal, que llevó a su
      vez a la constitución de la
      ciudad-estado y que posteriormente se
      expandió en la institución
      de la nación independiente y
      soberana…

    • Pongamos un ejemplo. ¡Qué
      confiadas eran las afirmaciones emitidas
      antes de la unificación de los
      Estados del continente norteamericano
      cuando se referían a las barreras
      infranqueables que cerraban el paso hacia
      su federación final! ¿No se
      declaraba amplia y enfáticamente
      que los intereses en conflicto, la
      desconfianza mutua y las diferencias de
      Gobiernos y costumbres que
      dividían a los Estados eran tales
      que ninguna fuerza, ya fuere espiritual o
      temporal, podía jamás
      lograr su armonía y su control? Y,
      aun así, ¡Cuán
      diferentes eran las condiciones reinantes
      hace ciento cincuenta años de las
      que caracterizan a la sociedad actual! En
      realidad, no sería exagerado decir
      que la ausencia de esas facilidades que
      el progreso científico moderno ha
      puesto al servicio de la humanidad de
      nuestro tiempo ha convertido al problema
      de la fusión de los Estados
      norteamericanos en una federación
      única, por similares que fueran
      algunas de sus tradiciones, en una tarea
      muchísimo más compleja que
      la que afronta una humanidad dividida en
      sus esfuerzos para lograr su
      unificación.

    • Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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