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Principios de la visión




Enviado por joel ching meletz



Partes: 1, 2

  1. Dios
    ama las multitudes
  2. Comprendiendo el alcance de
    Dios
  3. Los
    desafíos de Dios
  4. Trabajando por las
    multitudes
  5. De
    ladrillero a conquistador
  6. El
    modelo de Jesús
  7. Soñando con
    multitudes
  8. Esforzados y valientes
  9. El
    río de Dios
  10. Convicción, Compromiso y
    Carácter
  11. La
    estructura de una célula
  12. Dos
    son mejor que uno
  13. El
    poder de las ofrendas
  14. Los
    Cuatro enemigos

Dios ama las
multitudes

El Dios de bendición y
multiplicación

Para concebir la visión debemos conocer el
corazón de Dios. Mientras no se conoce el corazón
de Dios, difícilmente se sabe si la visión viene de
Él o no. Pero cuando se conoce a Dios se reconoce la
visión que viene de Él.

El mandato de Dios para su pueblo siempre ha contenido
una orden de multiplicarse. Él le ha dado esta orden a
cada generación que se levanta. Pero ésta no se ha
dado sin que Dios los haya bendecido primero. A todos los que
Dios llamó les dijo que los iba a bendecir y los iba a
multiplicar. Dios es un Dios de bendición. No hay
ningún padre que ame a sus hijos y no los bendiga, y a
todos los que Dios ama, bendice. Donde hay amor hay
bendición, y donde hay bendición habrá
multiplicación. La visión y los grupos son para
bendecir a Ias personas. El mundo está buscando en
dónde se puede descargar, en dónde haya
bendición.

Algunos ejemplos de la bendición y la
multiplicación son:

  • Adán y Eva en el huerto de Edén
    Génesis 1:28

  • Noé, después del diluvio
    Génesis 9:1

  • Abraham, cuando fue llamado Génesis 17:6,
    Isaías 51:2

  • El pueblo de Israel, bajo Moisés Deuteronomio
    7:12-13

  • Una promesa cumplida en Jesús Isaías
    53:8, Apocalipsis 5:11-12

  • Los primeros discípulos Hechos 6:7

Todos tenemos una promesa de una gran descendencia
espiritual y ésta llegará. Debemos creerle a Dios
por la multiplicación de la misma manera que le
creímos por el perdón o por la sanidad. Aquellos
que le creen a Dios se esforzarán por alcanzar las
multitudes para Él. La gente se opone al crecimiento
cuando no es parte de éste.

Comprendiendo el
alcance de Dios

  • La visión de Dios es discipular a naciones
    enteras. Jesús, antes de ascender al cielo, nos
    dejó el mandato de ir y hacer discípulos a las
    naciones (Mateo 28:19).

  • Dios ha prometido que naciones se convertirán
    a Él. Si la Biblia profetiza esto y además nos
    dice que discipulemos a las naciones, es porque Dios espera
    que todos en una nación se conviertan a Él
    (Zacarías 2:11).

  • Por eso el Señor nos dijo: "Pídeme, y
    te daré por herencia las naciones…"Por lo tanto
    debemos orar constantemente para que Dios nos dé
    nuestra nación y las demás para Cristo (Salmos
    2:8).

  • Dios quiere esta nación entera.
    Por lo tanto no debemos tener miedo de crecer mucho.
    ¡Tengamos la convicción de que Dios nos
    dará esta aldea y esta nación para
    Cristo!

  • Cristo prometió que el poder del
    Espíritu Santo vendría y nos haría
    testigos suyos a todas las naciones (Hechos 1:8). Por eso no
    nos puede gustar más la unción que la
    visión, pues la unción es para que cumplamos
    con la visión. La misma unción nos trae el
    deseo de testificar.

Dios, las multitudes y tú

La visión de Cristo es la cosecha de multitudes.
Él dijo: "Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque
ya están listos para la siega"; y también dijo: "A
la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues,
al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies".
La cosecha ya está lista para ser recogida. Si el
Apóstol Pablo pudo llenar Asia con el evangelio en pocos
años, hace mucho tiempo que nosotros ya hubiéramos
podido ganar nuestra nación y el mundo para
Cristo.

Dios ha derramado de su Espíritu pero su pueblo
no ha querido tomar su visión. Lo que Dios no ha
encontrado es gente dispuesta a abrazar la visión que
Jesús dejó desde que Él ascendió a
los cielos. El Señor nos ha bendecido y nos ha dado la
orden de multiplicarnos. ¿Serás tú de
aquellos que cumplan con el deseo y los sueños de Dios?
(Juan 4:34-35, Mateo 9:37-38).

Debemos alzar nuestros ojos y ver que la cosecha ya
está lista. Cuando tu visión está en las
cosas de arriba, en Cristo sentado a la derecha del Padre,
verás como Él mira. Verías una multitud
perdiéndose sin ser alcanzada. Si entramos en la presencia
de Dios le oiríamos hablar de las almas. Tan ardiente es
su deseo por las almas que ni a su Hijo escatimó, sino que
lo envió para salvarlas. Con ese mismo deseo ardiente nos
está esperando en oración para hablarnos de las
almas y del modelo bíblico para ganarlas.

La visión bien transmitida a gente que
verdaderamente desea hacer la voluntad de Jesucristo, no produce
ni temor ni duda, sino una profunda emoción de haber
encontrado la manera de hacer que más personas vayan al
cielo y sirvan a Jesús y no vayan al infierno. En la
medida que conozcas más el corazón de Dios
conocerás el por qué de la importancia de la
visión. Cuando tu deseo es el mismo deseo de Dios, tu
visión será la misma visión de
Dios.

Los
desafíos de Dios

Introducción:

  • En Apocalipsis 21:1-14 describe que hay cosas bellas
    en el cielo, y según lo que está escrito, la
    vamos a pasar muy bien en Él. Sin embargo, hay cosas
    gloriosas aquí en la tierra que Dios ha preparado para
    cada uno de nosotros.

  • Jesucristo viene más pronto ahora, de cuando
    fue escrito el Apocalipsis, y vemos que todo lo que
    allí se describe está aconteciendo; cosas
    buenas y cosas malas. Existen personas que se agarran de esta
    escritura como consuelo y como excusa para no hacer nada
    aquí en la tierra, esperando el futuro
    venidero.

  • Nosotros debemos ser personas que siempre vamos
    mejorando; quien se estanca, realmente va para atrás.
    La actitud de proseguir debe correr en nuestras
    venas.

  • La Biblia nos enseña que de acuerdo a la obra
    que hagas, así será también tu
    recompensa. Estas recompensas son los galardones. Si la obra
    permaneciera, serás recompensado. No podemos decirle a
    Jesús "no, gracias, no espero recompensa de tu parte",
    pues dejaríamos al Señor con los regalos en la
    mano.

  • No hay quien ame la venida del Señor que no
    trabaje para verla, pues el Señor dijo que el fin
    sería hasta que este evangelio sea predicado a todas
    las naciones. Por eso el apóstol Pablo decía:
    "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he
    guardado la fe. Por lo demás, me está guardada
    la corona de justicia, la cual me dará el
    Señor, juez justo, en aquel día; y no
    sólo a mí, sino también a todos los que
    aman su venida" (2 Timoteo 4:7-8).

  • Las obras que se realizan tienen nombre, pues
    hablamos de las vidas de cada uno que es salvo y es formado
    como discípulo. Pablo realizó varias obras:
    Tito, Timoteo, Filemón, etc. ¿Cómo se
    llaman tus obras?

Los desafíos implican pagar un
precio

  • El apóstol Pablo tuvo un día que
    escoger entre irse al cielo o quedarse en la tierra
    predicando el evangelio. Él había sufrido
    muchas adversidades en peligros de muerte, en naufragios,
    cárceles, hambre, falsos hermanos, etc. Pero
    también había sido llevado al tercer cielo a
    escuchar y ver cosas maravillosas. Él ya había
    probado que podía encontrar en ambas partes. Y
    aún después de haber visto las maravillas del
    tercer cielo dijo que no sabía qué escoger, si
    estar en el tercer cielo sin pasar problemas, o quedarse
    aquí aún con las dificultades. El
    escogió quedarse predicando el evangelio a más
    personas, para que más personas fueran
    salvas.

  • Pablo está ahora en el cielo sin pasar por
    las tribulaciones mencionadas anteriormente; pero tampoco
    tiene el desafío de llenar todo un continente de la
    palabra del Señor.

  • Si usted no quiere pasar incomodidades, desvelos o
    hambre, pídale a Dios que lo recoja, pues mientras
    esté en la tierra va a pasar adversidades por seguir a
    Jesús o por huir de Él. Aquí en la
    tierra es donde se hace la diferencia entre una persona y
    otra, y la diferencia entre lo que ambas van a recibir en el
    cielo. Aquí es donde se necesita fe para sanar
    enfermos, liberar cautivos, salir de deudas, hacer milagros y
    ver la mano de Dios moverse con poder. Aproveche esta vida
    para que sea mejor su galardón en el cielo.

  • Dios tiene desafíos grandes para nosotros, y
    el tuyo será tan grande como tú creas. El
    día que Dios te llame solamente a cosas sencillas y
    fáciles es porque dejó de confiar en ti. No te
    preocupes si hay más trabajo o los retos que Dios te
    pone son más grandes de lo que esperabas;
    siéntete honrado que no busque a nadie más y te
    haya escogido a ti. Dios nunca hace los sueños
    realidad de alguien que no trabaje para verlos
    cumplidos.

  • ¿Por qué tanta queja del trabajo en el
    servicio a Dios y el horario? No busque tanto una comodidad;
    no sea que el desafío se vaya también con ella.
    No hay edad para dejar de tener desafíos.

  • Tu cuerpo se puede desgastar, pero Pablo dijo que
    mientras nuestro hombre exterior se desgasta, el interior se
    fortalece. "Por tanto, no desmayamos; antes aunque este
    nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no
    obstante se renueva de día en día" (2 Corintios
    4:16).

Ejemplos de personas que aceptaron
desafíos

Existen muchos otros ejemplos de personas que aceptaron
desafíos de Dios escritos en la Biblia, las cuales
están mucho mejor disfrutando de la gloria de Dios y sin
pasar más penas:

  • Abraham posiblemente esté en presencia
    de Dios, contando las estrellas en el cielo y viendo su gran
    descendencia; sin embargo, ya no tiene el desafío de
    usar su cuerpo como casi muerto para engendrar un bebé
    en el vientre de una mujer estéril, del cual
    saldría una nación entera.

  • Moisés ha de estar muy bien sin tener
    que atender un pueblo quejándose todo el tiempo; pero
    ya no tiene que esperar un maná del cielo y guiarse
    por una nube enviada por Dios, lo cual fue glorioso
    también.

  • Josué ha de estar adorando en el
    tabernáculo hermoso de Dios, pero ya no tiene el
    desafío de conquistar una ciudad amurallada y llevar
    al pueblo a poseer la tierra prometida. Este desafío
    no sólo era grande, sino parecía una locura.
    Donde la razón te deja tirado, la fe te
    acompaña.

  • Gedeón ha de estar disfrutando de una
    mesa servida para él comiendo con el Señor; sin
    embargo ya no tiene el reto de vencer a un ejército de
    miles con tan solo trescientos hombres.

  • Sansón ha de disfrutar que su nombre
    está escrito en Hebreos dentro de los héroes de
    la fe; pero ya no tiene un pueblo que liberta de la mano de
    los Filisteos.

  • Elías está vivo pues
    según las Escrituras no vio muerte; pero su
    desafío quedó en el Monte Carmelo.

Hubo muchos más que aceptaron desafíos de
parte de Dios escritos en la Biblia: Nehemías, David,
Daniel, Pedro, Juan, etc. Todos ellos están en la
presencia de Dios ahora, sin tener que pasar por pobreza,
desvelos, hambre, escasez, dolor, persecución o angustia.
Sin embargo, tampoco tienen desafíos nuevos que
enfrentar.

Todos ellos fueron personas que aprendieron a decir
sí a los desafíos de Dios, a caminar con Él,
a decir sí a sus peticiones y a ver sus
milagros.

Graba esto en tu corazón: "A ti nadie te
ha dado el derecho de que un día se te entierre sin haber
dado todo lo que tenías que dar. No tienes el derecho de
enterrar el potencial que Dios te dio, sin haberlo
explotado".

El desafío es muy similar a un embarazo:
placentero cuando se recibe, delicado cuando se está
gestando y doloroso mientras se da a luz. Sin embargo, cuando se
contempla el fruto de ese proceso, no se hallan las horas de
volver a concebir uno.

Trabajando por
las multitudes

Donde hay vida hay crecimiento. El crecimiento es
inevitable donde hay bendición, pero es evitable crecer
desorganizado.

Dios trabaja en equipo y tiene un orden para hacerlo.
Debemos comprender el oficio de cada uno dentro de la Iglesia, el
del Pastor y el de las ovejas. La Biblia dice: "Y él mismo
constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a
otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio"

(Efesios 4:11-16). El Pastor fue constituido por Dios
para equipar a las ovejas de la Iglesia para que éstas
hagan la obra del ministerio.

La bendición de trabajar es para
todos

En el principio: Adán

Desde el principio Dios le dio un huerto al hombre para
cuidar de él y cultivarlo. Dios le dio trabajo. El trabajo
dignifica al hombre, produce carácter en él y
satisfacción cuando termina lo que ha iniciado, y es el
medio usual por el cual Dios provee nuestro sustento.
(Génesis 2:8)

Hoy: nosotros

El Señor le ha dado a su pueblo una viña
en la cual servir. Al ser salvos, Dios nos devuelve la
bendición de trabajar nuevamente para Él,
recogiendo la cosecha, de la misma forma que Adán
cultivaba el huerto de Edén. Debemos esforzarnos en la
obra de Dios, pues la Gran Comisión implica
trabajo.

Las jornadas de trabajo de Jesús eran de doce
horas diarias, y de seis días a la sanana. Si trabajas
ocho horas diarias y cinco días a la semana, puedes
dedicar las cuatro horas del día de trabajo a servir a
Dios, así como el día que queda libre. Una persona
que trabaja cinco días a la semana y ocho horas diarias
podría llegar a trabajar hasta treinta y dos horas
más a la semana, siguiera éste principio del
Señor.

(Mateo 20:1-15, Juan 9:4, Éxodo 20:9).

Dios trabaja en equipo

Dios realiza su obra en sociedad con el hombre. El
espera que también nosotros trabajemos en equipo con
otros, como un cuerpo en el que cada miembro se ayuda. Todos
somos importantes para levantar la cosecha y cada uno puede
cumplir una función especial dentro del equipo. No debemos
envidiar a aquellos a quienes Dios bendice y honra, sino debemos
gozarnos con aquellos a quienes Dios bendice en la obra. (1
Corintios 12:1-31, Romanos 12:1-18).

Dios establece primero autoridades

Siempre que Dios va a hacer una obra en equipo comienza
estableciendo la autoridad que la va a presidir. Antes de iniciar
su obra Dios establece las autoridades a quienes les da la
visión y son los responsables de transmitirla al pueblo. A
través de ellos Dios prueba quienes en su pueblo son
sujetos y quienes rebeldes, a quienes puede usar y a quienes no.
Ejemplo de esto son:

  • Primero creó a Adán, luego a
    Eva.

  • Primero llamó a Abraham y de él
    salió el pueblo de Israel.

  • Llamó Moisés, luego sacó al
    éxodo al pueblo de Israel.

  • Primero levantó a Josué y
    después fue la conquista de Canaán.

  • Trató antes con David y luego
    estableció el reino que Él deseaba para
    Israel.

  • Primero vino a Jesús, luego nació la
    Iglesia.

  • En la iglesia es igual, primero Dios trata con el
    pastor y luego nace la congregación. Hasta que el
    Pastor no cree, no nace aquella Iglesia gloriosa que Dios
    desea.

Somos administradores de Dios

No basta tener bendición y multiplicación,
hay que tener organización. Si no mantenemos en el orden
debido aquello que es de bendición, puede tornarse en algo
malo. Los siervos de Dios son administradores y mayordomos del
Señor y deben ser hallados fieles. Todo administrador
está puesto para hacer crecer el patrimonio de la iglesia.
No debemos dejar que el éxito sea una casualidad. 1
Corintios 4:1-2 dice: "Así, pues, tengamos los hombres por
servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.
Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea
hallado fiel."

Para servir a Dios debemos realizar los pasos de una
buena administración, los cuales son la
planificación, la organización, la ejecución
y la supervisión. El mismo nos ha dado el
ejemplo:

Dios es un buen planificador:

  • Él envió a su Hijo cuando vino el
    cumplimiento del tiempo que Él había previsto
    (Gálatas 4:4).

  • Él preparó de antemano las buenas
    obras en las que debemos andar (Efesios 2:10).

  • Él tiene planes de bien para nosotros
    (Jeremías 29:11).

  • Nosotros debemos planificar nuestro trabajo en la
    visión.

Dios es organizado:

  • Jesús mandó a organizar en grupos de
    50 a los 5,000 varones que alimentó cuando
    multiplicó los panes y los peces, y aún
    contaron las piezas que sobraron (Juan 6:1-15).

  • Mandó a Moisés a organizar al pueblo
    para llevar la carga de ellos, a través de un sistema
    de jueces en los que delegó el trabajo (Éxodo
    18.13-23).

Dios nos manda a ejecutar:

  • David dijo a su hijo Salomón referente al
    templo de Dios: "Anímate y esfuérzate, y manos
    a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios,
    mi Dios, estará contigo; él no te dejará
    ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra…
    "(1 Crónicas 28:20-21).

  • Jesús dijo antes de irse: "Id y haced
    discípulos…" El nos dejó el mandato de
    ejecutar la Gran Comisión (Mateo 28:19).

Dios supervisa:

  • El Señor arregló cuentas con los
    siervos a quienes dio los talentos (Mateo 25:19).

  • Supervisó a los 70 que envió a
    predicar (Lucas 10:17-20).

  • Todos daremos cuenta ante Él en su venida de
    todo lo que hayamos hecho (2 Corintios 5:10).

  • Debemos dar cuentas de los grupos
    a través de entregar los reportes: asistencia y
    ofrendas.

Jesús mismo cumplió estos pasos de
buena administración para salvar al mundo:

  • Jesús planeó ganar el mundo y
    pagó el precio para lograrlo.

  • Organizó a los obreros para recoger la
    mies.

  • Ejecutó los planes
    enviándolos.

  • Los supervisó cuando regresaron.

El liderazgo es para aquellos que están
dispuestos a practicar estos requisitos. A menos que se
esté dispuesto a trabajar organizadamente no se puede
optar a ser siervo de Dios. Este trabajo es para aquellos que lo
desean hacer bien, con excelencia, porque es para Dios. Los
siervos de Dios son administradores de las bendiciones del reino
y debe ser hallado fiel en aquello que hace.

De ladrillero a
conquistador

Todos tienen algo que dar

  • Cuando Pedro fue llamado, lo único que
    podía ofrecer era peces y una barca, pues era
    pescador. Sin embargo, al ser salvo por Jesucristo y lleno
    del Espíritu Santo, pudo ofrecer mucho más que
    eso: vida eterna en Jesús, milagros, prodigios,
    sanidad, paz, gozo, libertad, etc.

  • Así le dijo al cojo en la puerta del templo:
    "Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo:
    Míranos. Entonces él les estuvo atento,
    esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo
    plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de
    Jesucristo de Nazaret, levántate y anda".

  • Estos hombres habían ocupado el tiempo en
    hacer algo más que oro y plata, y eso dieron. Ahora ya
    tenemos más que ofrecer de lo que teníamos
    antes. "Lo que tengo, doy". Si preparamos personas que tengan
    algo más que dar, edificaremos la iglesia que Dios ha
    querido siempre. Jesús quiere que ofrezcamos
    más de lo mismo que hemos recibido.

  • Jesús dijo: "Y yendo, predicad, diciendo: El
    reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad
    leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia
    recibisteis, dad de gracia"

(Mateo 10:7-8).

De demandantes a
ofertantes

  • Cuando una persona viene a Jesús, viene con
    demandas y espera que a través de la palabra y la
    unción, sus demandas sean satisfechas. Se les da y al
    consolidarlos y saciar sus necesidades, se les convierte de
    demandantes en ofertantes.

  • Una de las tareas nuestras es motivar a la gente
    hasta que diga "esto tengo que dar" Hay gente que retrasa su
    restauración porque les gusta sentir lástima de
    sí mismas. Las iglesias están llenas de gente
    consumidora y no productora.

  • Esto hace que los pastores tengan muchos aficionados
    y pocos comprometidos.

  • En el ejército de Dios hay muchos generales
    pero pocos oficiales y soldados. Los generales están
    guerreando, cuando deberían estar dirigiendo la
    batalla.

  • Ninguno puede hacer una obra si no tiene una mente
    de ofertante. El Señor prometió al pueblo de
    Israel que los sacaría de Egipto y los llevaría
    a la tierra prometida. Él le dijo a Moisés, que
    le dijera a faraón: Jehová el Dios de los
    hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora
    camino de tres días por el desierto, para que
    ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios"
    (Éxodo 3:18).

  • Dios dejó claro para que quería hacer
    libres a los israelitas para que pudieran ofrecer. Cuando las
    personas son libres de sus aflicciones y ataduras debemos
    guiarlos a que puedan ofrecer a Dios.

  • "Después Moisés y Aarón
    entraron a la presencia de Faraón y le dijeron:
    Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi
    pueblo a celebrarme fiesta en el desierto. Y Faraón
    respondió: ¿Quién es Jehová, para
    que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a
    Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel. Y ellos
    dijeron: El Dios de los hebreos nos ha encontrado; iremos
    pues, ahora, camino de tres días por el desierto, y
    ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, para
    que no venga sobre nosotros con peste o con espada."
    (Éxodo 5:1-3)

  • Dios quiere que su pueblo sea libre y le celebre
    fiesta. A los israelitas se les olvidó quiénes
    eran, y creyeron que eran solamente esclavos de Egipto y que
    dependían de ellos para comer. Creyeron la mentira y
    por eso llegaron a tener mentes de demandantes. Peor que eso,
    llegaron a pensar como ladrilleros, como esclavos; para ellos
    era inconcebible la idea de ofrecer algo, sino solamente
    pensaban en demandar. Pero la realidad era otra. Fue a causa
    de la sabiduría de José que en tiempos antiguos
    pudo comer todo el pueblo de Egipto; no fue a causa de Egipto
    que comió Israel. Nosotros no estamos bien a causa del
    mundo; el mundo está bien a causa de nosotros.
    Nosotros le damos sabor al mundo, pues somos la sal de
    él.

  • Éxodo 1:8-14 menciona que los egipcios
    necesitaban de su mano de obra. El faraón se
    aprovechó de esto para oprimir al pueblo de Dios para
    que no se multiplicaran, matando a los hijos varones. Esto
    quiere decir que Satanás tiene estrategias para que no
    nos multipliquemos.

  • Lee Éxodo 5:5-20 y verás las palabras
    mentirosas que hablaron a los hijos de Israel. Les dijeron
    que como estaban ociosos se les ocurría esta idea de
    ser libres y hacer fiesta y les pusieron más trabajo.
    De igual forma el diablo trata de meternos mentiras para que
    no hagamos lo que Dios quiere y no le sirvamos. El
    faraón tenía su estrategia, decía "Estos
    están ociosos". El diablo le mete a las personas a la
    cabeza que deben darle a Dios solamente los tiempos de ocio.
    Luego, ataca eso poniendo más trabajo. Como resultado
    los cristianos le dedican menos tiempo a Dios. Puede darse
    por ser promovidos o porque se aumenta la cantidad de
    trabajo, pero al verse apretados recortan el servicio. Eso lo
    programó el diablo. Hay que desprogramarlo con la
    ayuda del Espíritu Santo.

  • Siempre el primer tiempo que se recorta cuando
    estamos cargados es el de Dios. ¿Por qué las
    personas no dejan de ver televisión o ir al GYM para
    dedicarse más a Dios? Pero, si Dios encuentra gente
    que siempre le hace tiempo a Él sin importar la carga,
    el diablo ya no tiene más tiempo que
    cargar.

  • El Señor quería liberar al pueblo de
    Israel de la opresión que tenían,
    enseñándoles a ser ofertantes; Él
    quería que celebraran fiesta en el desierto y que se
    levantaran como un ejército conquistador que
    tomará la tierra prometida. Pero a los Israelitas les
    costó creerle, pues tenían una mente de
    ladrilleros, una mente estrecha que no les permitía
    verse a sí mismos como Dios los veía. Por eso
    no le creyeron a Dios y quedaron postrados en el desierto, no
    entrando en la tierra prometida.

  • Dios se disgusta de ver lo que faraón hizo en
    la mente de ellos, pues cambió su mentalidad a puros
    demandantes. Por eso lo primero que le dijo fue "sal y me
    ofreces". Porque Él tiene que cambiar nuestra mente.
    Cuando eres transformado por el Espíritu Santo, puedes
    ofrecer algo a Dios.

  • Mientras más se pone usted en la línea
    del que ofrece, más prospero será. Nosotros no
    somos del tercer mundo, somos de otro mundo, pues nuestra
    ciudadanía está en los cielos, de donde
    esperamos al Señor. Si tu mente piensa que eres del
    tercer mundo seguirás pensando como mediocre y no
    lograrás llegar a ser un conquistador.

Si tú vas a ser líder
tienes que tener mente de ofertante y persistir hasta que las
cosas se den.

Yo soy un ofertante, tú eres un
ofertante.

¿Vamos ofrecer?

El modelo de
Jesús

Introducción:

Jesús nos dejó una instrucción: que
fuéramos por todo el mundo e hiciéramos
discípulos. Pero, ¿cómo haremos tal cosa? De
la misma manera que Él lo hizo.

Jesús es sensible a las
necesidades

Jesús tenía compasión por las
multitudes que lo seguían (Mateo. 9:35-37).

Jesús nunca pensó en pocos, siempre en
muchos.

Muchos piensan que Jesús sólo se
dedicó a pocos y por lo tanto no es correcto alcanzar
multitudes para Él. Jesús tuvo doce
discípulos, a quienes llamó manada pequeña,
pero los escogió para alcanzar multitudes. Para tener
compasión por las multitudes necesitamos más que
ojos carnales. Debemos comprender las verdades espirituales para
tener compasión por ellos. Por ejemplo aquellos que ven a
la humanidad con los ojos de la carne se compadecen
únicamente de los drogadictos, los alcohólicos, las
prostitutas, los pobres o los pandilleros. Pero todas las
personas tienen un alma que hay que salvar.

Manifestó su poder

Jesús llenó las necesidades de las
personas manifestando su poder sanador y liberador. Sanó a
muchos e hizo prodigios entre el pueblo. El propósito de
las señales es que las personas crean en el Señor.
El resultado fue que muchos más le seguían, y
andaban como ovejas sin pastor.

El resultado de manifestar su poder fue que las
multitudes lo siguieran.

La unción no hace discípulos.

Jesús mismo no discípulo multitudes,
porque no hubiera podido hacerlo.

Escogió a doce personas

Muchos siguieron a Jesús por las señales y
prodigios que hizo, pero eran como ovejas que no tenían
pastor. Esta nueva multitud debía ser cuidada y
Jesús no podía hacerlo sólo, por lo que
escogió a doce obreros que le ayudaran. (Mateo 9:35 al
10:4)

  • Un discípulo es aquella persona que se llama
    con un propósito en el reino de Dios.

  • No es discípulo aquel que está
    allí por amistad o antigüedad, sino con un
    propósito.

  • Discipular no es adoctrinar, es formar personas.
    Él los llamó para ser hechos "pescadores de
    hombres".

  • Jesús discipuló a quien quería
    trabajar, no sólo a aquel que quería oír
    o aprender. Ser un discípulo es ser un obrero del
    Señor y colaborador en la visión de
    Dios.

  • Él escogió doce para cuidar multitudes
    a través de sus discípulos.

Cómo los escogió

  • Llamó a los que Él quiso. El
    escogió a sus discípulos, no sus
    discípulos a Él.

  • Escogió con propósito, por el objetivo
    a conseguir.

  • Estableció un número determinado de
    obreros: los 12.

  • Capacitó y delegó con poder, primero a
    12 y luego a 70.

  • Envió a los obreros de dos en dos.

Jesús pasó toda la noche orando antes de
escoger a los apóstoles. El había dicho que
pidiésemos al Señor de la mies más obreros,
por lo que Él mismo oró al Padre para que le
revelare quienes serían los doce. La oración es
esencial para escoger a los doce.

Él los llamó primero para que estuviesen
con Él, aprendiendo, y luego para ser enviados por
Él a predicar y enseñar. Jesús llama
discípulos para que reciban y den, para que aprendan y
enseñen, para que sean cuidados y para que cuiden, para
que sean ministrados y suministren poder a otros. Él llama
con propósito. (Mateo 9:37)

Resultado del trabajo de los doce

Con el trabajo de los doce se multiplicó la gente
que seguía a Jesús, lo que hizo que se necesitasen
más obreros que los mismos doce. Si haciendo milagros
Él solo, las multitudes lo seguían al punto de no
poder entrar a las ciudades, con doce obreros más
haciéndolos, ¿Qué sucedió? (Marcos 1,
Marcos 3:19-20)

La bendición siempre trae crecimiento; donde hay
vida se aumentan los discípulos. El ministerio de
Jesús creció mucho, pero Él siempre
procuró que este crecimiento se diera en forma organizada.
Esta fue la razón de llamar en un principio a los doce.
Pero ahora debía llamar más obreros; aquellos que
antes habían sido sólo seguidores suyos
debían ahora ser enviados. El crecimiento será
organizado si se hace a través de capacitar obreros. Los
problemas de las multitudes se resuelven haciendo obreros, no
instituyendo Co-Pastores en las Iglesias.

Más obreros: los 70 ó 72

Después de haber enviado a los doce, Jesús
necesitó de una nueva generación de obreros.
Llamó a otros setenta (unas versiones dicen setenta y dos)
y los envió de dos en dos, con las mismas instrucciones
que les había dado a los doce. (Lucas 10:1-2) Lo que Dios
busca y establece son personas dispuestas a trabajar en la obra
del Reino. Todo obrero con la visión correcta
levantará la mies, consciente que hay que buscar,
establecer, capacitar y enviar más obreros. Siempre que se
recoge la mies se deben hacer más obreros, quienes
traerán más cosecha.

  • La cosecha siempre traerá consigo más
    mies, que requerirá más obreros.

  • Jesús dijo que la mies es mucha, y que los
    obreros pocos, Él dijo que pidiéramos al
    Señor que enviara más obreros.

  • Entonces, ¿Cuánta es la
    mies?

  • Y, ¿Cuántos son los
    obreros?

  • ¿Qué crees que Jesús le
    está pidiendo al Padre para levantar la
    cosecha?

  • Según Jesús, ¿por qué
    deberíamos orar nosotros?

  • Debemos pedirle al Padre que dé la
    nación y que envíe más obreros para
    ganarla.

Jesús fue a las casas
inmediatamente

Cuando Jesús llamaba a alguien para que lo
siguiese, muchas veces iba a la casa de éste y
tenía una reunión en ella (Marcos 1:29, Marcos 2:1,
Marcos 2:15, Marcos 3:19, Lucas 19:5). Aquí hay unos
ejemplos de esto:

  • Luego de llamar a Andrés, Simón Pedro,
    Jacobo y Juan entró en casa de la suegra de
    Pedro.

  • En su casa, donde sanó a un
    paralítico, después de predicar en
    Galilea.

  • Al llamar a Mateo comió esa noche con los
    amigos de éste.

  • Después de escoger a los doce los
    llevó a casa.

  • Cuando llamó a Zaqueo le dijo que era
    necesario que posara en su casa esa noche.

¿Por qué dos?

Jesús los envió de dos en dos porque
conocía el principio Bíblico que dice: "Mejor son
dos que uno…" (Eclesiastés 4:9). Esto consiste en que
dos personas trabajan en equipo para levantar la cosecha, cuidar
de ella y enviar nuevos obreros. Tanto los doce como los setenta
los envió de dos en dos. Aquí unas de las parejas
que Dios formó para que le sirvieran en la
obra:

  • Adán y Eva, para iniciar la raza
    humana.

  • Moisés y Aarón, para el Éxodo
    de Egipto.

  • Josué y Caleb, para la conquista de
    Canaán.

  • Elías y Elíseo, quienes profetizaron
    contra la idolatría.

  • Elíseo y Giezi, quienes continuaron la obra
    de Elías.

  • David y Jonatán, antes del reinado más
    próspero de Israel.

  • Pedro y Juan, en la Iglesia primitiva.

  • Pablo en sus viajes misioneros con Bernabé,
    Silas o Timoteo.

  • Jesús y el Espíritu Santo.

  • Los dos testigos en Apocalipsis.

  • Hasta el diablo enviará una pareja: El
    Anticristo y el falso profeta.

¿Por qué doce?

El número doce en la Biblia indica
organización, perfección de gobierno,
supervisión. También servicio, potestad y
protección. He aquí unos ejemplos de
utilización del número doce en la
Biblia:

  • Doce fueron los hijos de Jacob, los patriarcas
    (Génesis 35:22).

  • Doce son las tribus de Israel (Génesis
    49:28).

  • Aún Ismael tuvo 12 príncipes
    (Génesis 17:20).

  • Doce fueron las fuentes de Elim (Éxodo
    15:27).

  • Moisés envió doce espías a la
    Tierra Prometida (Deuteronomio 1:20-22).

  • Doce escogidos por Josué para levantar el
    altar con las piedras del Jordán.

  • Doce fueron los jueces de Israel
    (Jueces).

  • Salomón estableció doce oficiales para
    gobernar Israel (1 Reyes 4:7).

  • Jesús escogió doce apóstoles
    para iniciar su Iglesia (Mateo 10:1-4).

  • Doce son los tronos en los que se sentarán
    los apóstoles a juzgar las doce tribus de Israel
    (Lucas 22:30).

  • Doce legiones de ángeles que Jesús
    podía pedir para su protección (Mateo
    26:53).

  • Alrededor del trono de Dios hay veinticuatro tronos
    donde se sientan veinticuatro ancianos (12×2) (Apocalipsis
    4:4).

  • 144,000 santos en el tiempo final, judíos
    sellados; doce mil de cada tribu de Israel (12×12, 000)
    (Apocalipsis 7:4).

  • Jerusalén, la ciudad de Dios, tiene doce
    puertas, con doce ángeles a las puertas. El muro de la
    ciudad tiene doce fundamentos y en ellos los nombres de los
    doce apóstoles del Cordero. Tiene doce piedras y doce
    cimientos. Mide 12,000 estadios (Apocalipsis
    21:9-21)

  • En el aposento alto habían 120 orando. El
    día de Pentecostés se convirtieron 3,000 (ambos
    múltiplos de doce).

El modelo de los doce ha sido el que Dios siempre ha
adoptado para reinar en su pueblo. Cuando formó la
nación de Israel lo hizo a través de doce tribus,
la juzgo a través de doce jueces y la gobernó a
través de los doce oficiales.

Jesús también utilizó este modelo.
La Iglesia fue establecida por doce discípulos suyos
llamados "apóstoles" a quienes Él capacitó y
envió. Antes de morir dio cuentas al Padre
únicamente de éstos. Los Pastores, al igual que
Jesús deberían rendir cuentas a Dios sólo de
doce discípulos de su Iglesia.

Luego de la ascensión de Cristo, el
Espíritu Santo guió a los once apóstoles a
escoger a otro de entre los discípulos que ocupara el
lugar de Judas. Ellos mismos habían entendido la
importancia del modelo de los doce y llenaron la vacante antes de
iniciar la obra evangelística. Hoy, el Espíritu de
Dios nos está moviendo de nuevo al mismo sentir de Dios,
con el fin de levantar la gran cosecha de los últimos
tiempos, y cuidar de cada creyente para el glorioso día
del retorno del Amado.

Hechos 2:42-47

"Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles,
en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y
en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona y muchas
maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
Todos los que habían creído estaban juntos y
tenían en común todas las cosas y vendían
sus propiedades y sus bienes, y los repartían a todos
según la necesidad de cada uno y perseveraban
unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan
en las casas, comían juntos con alegría y sencillez
de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el
pueblo. Y el Señor añadía cada día a
la Iglesia los que habían de ser salvos."

Soñando
con multitudes

Los retos que Dios pone

Partes: 1, 2

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