El rol de la Magistratura – Monografias.com
El rol de la
Magistratura
Excelencia, liderazgo moral y
servicio
El mundo de hoy y la búsqueda
de excelencia
En el día de hoy, donde las condiciones
materiales de subsistencia están cubiertas por el
altísimo grado de desarrollo científico y
tecnológico, resulta importante sostener que los nuevos
cambios en la educación y en la cultura buscan contribuir
al desarrollo de las potencialidades y capacidades de los
ciudadanos.
Se habla permanentemente de los mejor, de la calidad y
de la excelencia. Toda buena educación apunta a la
excelencia ciudadana, y la ética, como punto medular de la
educación y de la formación de la personalidad,
aparece como el coronamiento de una vida dedicada a la justicia y
al bien, vale decir a lo mejor.
Debemos reconocer, para no caer en la ingenuidad, que
los desafíos del hombre moderno son inmensos en el terreno
económico y moral. Millones de hombres viven en pobreza y
en pobreza extrema, desafiando así los éxitos y los
progresos del mundo industrializado.
Todos estos problemas crean una nueva cultura de valores
que no son precisamente los más adecuados. Nuestra
realidad nos hace pensar que:
Estamos en una época marcada por una
economía global que se caracteriza por una
creación incesante de riqueza y por una
explosión de la innovación tecnológica
que produce desconcierto y una aguda alineación cuando
golpea al individuo común y corriente.La "patología" de esta economía
está determinada muchas veces por demandas y
expectativas imposibles, mejor calidad con precios más
bajos y con innovaciones más rápidas, las que
generan formas de estrés sin precedentes.La dinámica del mundo presiona a la gente
para que alcance objetivos cada vez más altos, en
todos los campos del trabajo, en riqueza y estilo de vida.
Las personas tienen que aprender a luchar con esa
presión permanente en sus vidas.Los medios de comunicación y la cultura de
masas le están dando un tratamiento vergonzoso a los
negocios. El mensaje que se difunde "usted vive en el mejor
país del mundo, en el mejor momento de la historia,
posee un grado sorprendente de libertad para hacer lo que
diera, junto con una oportunidad sin precedentes de volverse
rico y exitoso en tiempo récord", refleja
lamentablemente la pérdida de valores y de conducta
ética en que se encuentra y se forma a gran parte de
la población humana.
A pesar de las dificultades que trae la
globalización y la nueva economía del mundo, los
pueblos aún atrasados aspiran tanto como los avanzados a
la excelencia en el comportamiento moral, político,
material y económico, nadie puede estar en contra de una
calidad de vida mejor.
Esta formación en las ciencias y en las
técnicas, en la justicia, en el derecho y en la
ciudadanía y naturalmente también en la
creación estética y artística, tiene como
norte el ideal de la excelencia.
La formación en la excelencia ha sido y es el
ideal de cualquier formación humana. La excelencia exige
formar a los hombres como los mejores. Pero ser los mejores
equivale a serlo intelectual y moralmente.
No hay pues duda en afirmar que en la excelencia
ética del magistrado está viva la justicia y la
garantía de una sociedad humana plenamente realizada.
Hemos aprendido en el Perú, por las dolorosas experiencias
vividas, que solamente con jueces probos y honestos podemos
enfrentar el desarrollo económico, social y
política del país.
La mejor propuesta nacional es aquella que coloca el
punto de desarrollo en la educación y la que dentro de
ella se preocupa centralmente por la formación de la
conciencia cívica del magistrado, porque permite contar
con mujeres y hombres conscientes de sí mismos, de sus
derechos y de sus deberes.
La Magistratura, excelencia en el
liderazgo ético
El liderazgo ético de la magistratura está
en entender que el verdadero líder es aquel que sirve a
los demás y no espera servirse de ellos. Todo ello implica
un compromiso, en tener un comportamiento desinteresado, actuando
conforme a nuestros principios y valores, sin esperar recompensa.
La excelencia del magistrados radica en adecuarse a principios
éticos. Ahí está el sentido profundo del
liderazgo del magistrado.
El magistrado debe ser un ejemplo vivo tanto en su
desempeño personal como social. No puede tener como divisa
central la contraprestación que gira en torno a la
remuneración que espera recibir.
EL MAGISTRADO, CREADOR DE UNA CULTURA DE
VALORES.
Desde este horizonte es que el magistrado debe propiciar
la creación de una cultura de valores en el entorno en el
cual se desempeña, tanto en la familia, como en el trabajo
o en la corte. De esta manera contagiará con su actitud a
los demás compañeros de trabajo y personas
allegadas y convertirá su centro de trabajo en un centro
de tolerancia, respeto y justicia.
Crear una cultura de valores supone que el magistrado
tenga varios objetivos centrales:
Uno de ellos es comprender que su propio sentido de
justicia implica la impostergable necesidad de integrar
valores morales objetivos entre los criterios que deben
usarse en su desempeño diario.Otro objetivo es vencer las resistencias más
comunes para con la ética, en especial aquella
sensación de que la ética no aporta nada y no
pertenece al mundo de lo practico y de lo real.Finalmente, un objetivo central es entender el
sentido de los valores morales, porque deben ser respetados y
cómo convertirlos en normas de conducta que permitan
solucionar situaciones concretas.
Para llegar a su meta el juez, puede ser audaz, mas no
temerario. El magistrado no puede ser imprudente porque lleva
sobre sí la responsabilidad de la libertad o del
patrimonio de otros. Como líder ético debe dar el
ejemplo en todo momento y ser capaz de utilizar todas las
herramientas a su alcance para el cumplimiento de su
función y así honrar el derecho.
CAMINO DEL LIDERAZGO.
La característica más importante de una
persona que busca ser líder, y es el caso del magistrado,
es la integridad. Así como nosotros confiamos en bancos
para resguardar nuestro dinero, los subordinados confían
en sus líderes y esperan ser remunerados con pagos de
integridad.
En el caso de que el líder no sea íntegro
los subordinados se comportan tal como lo harían con el
banco retirar su confianza y lo dejan sin poder.
El primer paso que debe dar aquella persona que quiere
ser líder es aprender a estar conciente de sí y de
los demás, pues éste es un elemento clave para
lograr el liderazgo personal y social. No podemos ser
líderes de otros si no tenemos la capacidad primero de
liderarnos a nosotros mismos.
Aristóteles decía: "Tanto la virtud
como el vicio están en nuestro poder. En efecto, siempre
que está en nuestro poder el hacer, también lo
está el no hacer, y siempre que está en nuestro
poder el no, lo está el sí, de modo que si
está en nuestro poder el obrar cuando es bello, lo
estará también cuando es vergonzoso, y si
está en nuestro poder el no obrar cuando es bello, lo
estará asimismo, para no obrar cuando es
vergonzoso".
El magistrado debe re-orientar su actividad buscando
convertirse en un líder. Para ello debe empezar consigo
mismo, ordenando su vida y definiendo claramente sus fines y
propósitos en la vida, y de esta manera empezar a
trascender con los demás. Vamos a entender al líder
como un personaje cuyos seguidores, inspirados en su aptitud y
capacidad, buscan imitarlo.
LA MAGISTRATURA, UNA VOCACIÓN DE
SERVICIO.
Junto a la excelencia y al liderazgo ético
tenemos que subrayar el papel de servicio de la magistratura. Hoy
en día se reconoce que uno de los valores que más
falta hace, es el de servir. La sociedad contemporánea nos
impone una carrera de consumo que muchas veces nos aparta del
camino correcto. Nos hemos acostumbrado a "servir" pero cambiando
el sentido de servicio, condicionándolo casi siempre a la
obtención de un favor. De ese modo se ha tergiversado y
perdido la esencia del papel del servidor
público.
El magistrado que da prioridad al servicio en el
ejercicio de su actividad suele reconocer que existe una hipoteca
social sobre su educación.
Esta mística profesional, nace del código
personal de conducta. En tal sentido puede describirse como una
manera de actuar que es coherente con el conjunto de valores
morales que una persona ha asimilado a lo largo de su vida. Es un
modo de ser frente a los demás que surge de los valores de
la persona y de su actitud moral fundamental.
LA VERDADERA RIQUEZA Y EL VALOR DE LOS
VALORES.
Gary Zukav en su libro "The SEAT of the soul", sostiene
que "la verdadera evolución del hombre viene cuando
desarrolla actividades por encima de sí mismo, cuando
servicio desinteresado y gracias a ello deja de pensar
sólo en sus beneficios y se preocupa por los demás.
En realidad, para él, "la evolución del hombre no
radica en la tecnología, sino en su nivel de
conciencia".
El magistrado tiene una vocación de servicio
fundamental para la sociedad. Su papel como garante de la ley,
como restaurador de la paz lo coloca como defensor del sistema
democrático y como una especie de poder no político
que tiene la virtud de controlar el apetito desmedido de poder y
a la vez la responsabilidad de administrar justicia entre los
hombres. Probablemente la función del magistrado, de cara
a la sociedad, sea una de las más nobles, graves y
profundas vocaciones de servicio entre las diversas actividades
humanas.
Conclusiones
Ética, es la ciencia de las costumbres, que
trata sobre la moral y las obligaciones del hombre; responde
a una forma de comprensión de la vida, en un sentido
específico y diferencialmente humano, implica
aprehenderla como existencia inteligente y consciente, capaz
de asumir un cierto grado de libertad.Ética Profesional, se encuentran asociada al
desempeño de una profesión con altura en el
ejercicio específico, sin obsesión especulativa
o mercantilista y dispuesto a los sacrificios que imponga el
servicio a los demás.Dentro de la ética de la profesión
jurídica, se comprende tanto las siguientes
profesiones: la abogacía, la judicatura, la
fiscalía y el notariado. En cualquiera de ellas existe
el buen actuar y desenvolvimiento, debido a que su actuar
genera sinergia en función de lograr la tan ansiada
paz.El juez no sólo debe ser el especialista que
conoce el derecho, sino que debe ser un celoso defensor de la
dignidad y de la libertad de hombre, defender esa dignidad,
involucra que el hombre no podrá realizar sus
propósitos vitales, sino actúa con libertad,
entendiéndose con ella el romper con las ataduras:
miseria e ignorancia, que lo impregna.
Bibliografía
ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA. "ETICA Y REVALORIZACION DEL
JUEZ Y FISCAL". Módulo IV. Primer Curso Programa de
Formación de Aspirantes- PROFA. Segundo Ciclo. Segunda
Semana.
www.derechoyfilosofía.com
Autor:
Felicita Diaz Vargas