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Estrategias e-business y gestión del cambio en las grandes organizaciones


    ABSTRACT

    Las estrategias
    e-business y gestión del cambio que están
    desarrollando la mayoría de las grandes organizaciones y/o
    viejas burocracias apuntan hacia una transformación del
    modelo de
    negocio e invitan a sus miembros a cambiar para compartir
    conocimientos y relacionarse entre ellos (E2E) y con la empresa (B2E),
    así como con los clientes
    (B2C), proveedores y
    partners (B2B) a través de la red. Las NTIC e Internet son la clave y se
    habla de gestión del
    conocimiento (knowledge management), teletrabajo
    (e-work), teleformación (e-learning) y
    comercio
    electrónico (e-commerce). Se
    inician algunos proyectos
    estratégicos de cambio, pero la cosa no acaba de cuajar.
    Los viejos y pesados dinosaurios
    continúan moviéndose con demasiada lentitud y no
    son capaces de cambiar a los ritmos y/o velocidades que exigen
    los tiempos de Internet.

    Palabras clave:

     · aprendizaje

     · cambios
    científico-tecnológicos

     · gestión del
    conocimiento

     · nueva
    economía

     · organizaciones

    Para empezar…
    (1)

    Las tecnologías de la información (TI) nos trajeron la
    informatización de las organizaciones y la mejora de los
    procesos, pero
    pocas cosas cambiaron en la estructura
    organizacional y comunicacional de las grandes
    organizaciones. La convergencia de las tecnologías de la
    información y la
    comunicación (TIC) y el
    desarrollo de
    Internet nos han traído la ‘webización’
    de las organizaciones, una mejora de las comunicaciones
    y una mayor facilidad de acceso a la información, pero
    pocas cosas han cambiado igualmente. Las viejas burocracias
    devienen, pues, ‘e-burocracias’ pero continúan
    siendo burocracias.

    En efecto, aun desarrollando estrategias
    e-business y de transformación del modelo de
    negocio, las estructuras
    organizativas y relacionales de estas grandes organizaciones
    continúan siendo innecesariamente jerárquicas y
    burocratizadas. Salvo raras excepciones, aún persisten los
    modelos
    ‘tayloristas’ en sus maneras de hacer, de
    organizarse, de comunicarse, etc.

    Todavía existen en la mayoría de las
    organizaciones, aun en la era de la información y del
    conocimiento,
    una cultura
    organizativa muy burocratizada, departamentalizada y basada en la
    desconfianza.

    Este contexto organizativo no contribuye en absoluto a
    la creación de conocimiento y/o desarrollo
    personal, profesional y organizacional. Antes al contrario,
    contribuye a la creación de barreras y obstáculos
    al aprendizaje,
    innovación y creatividad.
    Las nuevas formas de liderazgo,
    basadas en el
    conocimiento y en la confianza, el trabajo en
    equipos multidisciplinares y la implantación de nuevas
    formas organizativas basadas en el poder de los
    proyectos y en la potenciación de las estructuras
    profesionales y de procesos, continúan siendo la gran
    asignatura pendiente en estas grandes organizaciones.

    Éstas, en la mayoría de los casos,
    ignoran, infrautilizan y despilfarran el conocimiento
    organizativo y el talento de sus miembros. Y,
    paradójicamente, esa es la cultura organizativa que
    poseen, transmiten y reproducen creando así una especie de
    bucle melancólico. Cultura, por lo demás, muy
    alejada de los modelos de organizaciones aprendientes y del
    conocimiento, así como de las culturas organizativas
    innovadoras, que propician la creatividad y el desarrollo
    organizacional, personal y
    profesional de sus miembros en el seno de la
    organización y, en definitiva, el talento individual y
    organizativo.

    Los discursos y
    las prácticas

    Lo paradójico de la situación es que desde
    las cúpulas directivas llaman al cambio continuamente;
    dicen a sus miembros que deben cambiar y desarrollan enormes
    programas y
    proyectos estratégicos de cambio, pero no tocan y/o no
    intervienen en la cultura
    organizacional. Apelan y resaltan la importancia del talento
    (individual y organizativo) como elemento clave y diferenciador
    para la sostenibilidad de las ventajas competitivas de la
    organización, pero no crean las condiciones
    favorables y/o sistemas de
    recompensas para que estos talentos y conocimientos
    tácitos emerjan.

    Conservan las estructuras burocratizadas, aunque algo
    menos; jerarquizadas, aunque también algo menos; y las
    formas tradicionales de entender y hacer las cosas, aunque
    también con ligeros retoques. Por ejemplo, introducen y
    generalizan el uso del correo
    electrónico y foros de debate
    virtuales, disponen de webs, portales, canales, etc. donde
    acceder y compartir información, pero continúan sin
    remover las barreras organizativas para aprender y cambiar. Esto
    es, de viejas burocracias pasan a ‘e-burocracias’
    pero continúan siendo burocracias.

    Y, si conservan todo esto, también es lo que
    perciben y aprenden sus miembros, convirtiéndose, pues, en
    "su" aprendizaje organizativo y/o forma de percibir la
    organización. Así pues, dado que el aprendizaje
    organizativo está asociado a la capacidad de la
    organización para transformarse y cambiar, cambian poco
    porque aprenden poco y/o más de lo mismo.

    Estrategias de cambio y
    aprendizaje organizacional

    La cuestión a debatir, pues, sería si
    estas estrategias de cambio evolutivo y de aprendizaje adaptativo
    que comportan cambios de reducida envergadura en la
    organización, o pequeños ajustes en el comportamiento
    organizativo, que no implica el replanteamiento de las "teorías
    en uso organizativas" o las asunciones básicas que
    orientan la acción
    organizativa, es la más adecuada para la
    transformación de estas grandes burocracias y el
    desarrollo de los aprendizajes y/o el talento de sus miembros, o,
    por el contrario, se debería adoptar una estrategia de
    cambio no meramente evolutivo y de aprendizaje generativo, que
    sí entrañaría necesariamente el
    replanteamiento de las "teorías en uso organizativas" y,
    como consecuencia, cambios profundos en el comportamiento
    organizativo.

    Conviene advertir que no se trataría tanto de
    realizar cambios revolucionarios, aunque pudiera parecerlo, sino
    que frente a las estrategias de cambio evolutivo y aprendizaje
    adaptativo, que es el que se está llevando a cabo en la
    mayoría de estas grandes organizaciones y que, desde mi
    punto de vista, es una forma lenta de entender el cambio y los
    aprendizajes que no sé muy bien si se lo podrán
    permitir en la era de Internet, esbozaría y/o
    apuntaría para la reflexión y el debate una
    alternativa de cambio "no meramente evolutivo y de aprendizaje
    generativo", que sí entrañaría
    necesariamente el replanteamiento de las "teorías en uso
    organizativas" y, como consecuencia, cambios profundos en el
    comportamiento organizativo.

    Esto no significa que deba desaparecer toda la estructura
    jerárquica de las viejas burocracias, ni mucho menos la
    jerarquía. Ésta siempre existirá, pero de
    forma diferente. Como mantienen algunos autores, en las empresas del
    futuro la jerarquía deberá ser necesariamente
    multiforme, esto es, tendrá diversas formas y no
    atenderá sólo a la estructura de posición
    (organigrama).
    Algunos gurús las definen como empresas
    heterárquicas, esto es, organizaciones con
    jerarquías de distintas clases.

    La verdad es que, si nos fijamos bien, toda
    organización tiene tres estructuras y/o sistemas que se
    solapan y/o superponen. La de posición que se muestra en los
    organigramas de
    la empresa, la
    profesional que nos proporciona información acerca de las
    habilidades de los empleados, y la estructura de procesos que nos
    muestra lo que se está haciendo en realidad a
    través de proyectos y actividades.

    El problema que tienen la mayoría de estas viejas
    burocracias es que sólo se reconoce jerarquía en la
    estructura de posición y no en la profesional y/o de
    procesos. Dependiendo del lugar que se ocupe en el organigrama se
    tendrá más o menos obsesión por saberlo y
    controlarlo todo. Y este es el gran error histórico de las
    organizaciones, sobre todo de las grandes, porque tienden a
    burocratizarse, departamentalizarse y a introducir rigideces en
    los procesos de cambio y, en consecuencia, barreras al
    aprendizaje organizacional.

    No debemos olvidar que aprender es cambiar. Todo
    aprendizaje supone un cambio y viceversa. Pero no todos los
    cambios equivalen al mismo aprendizaje, al igual que no todos los
    aprendizajes significan el mismo cambio.

    La estrategia de cambio evolutivo y aprendizaje
    adaptativo que se está llevando a cabo en la
    mayoría de las grandes organizaciones y/o viejas
    burocracias es, desde mi punto de vista, errática e
    inadecuada porque persiste en el error histórico de
    reconocer jerarquía sólo en la estructura de
    posición, esto es, más de lo mismo.

    Por eso, aunque los líderes formales llamen al
    cambio y/o a la transformación para el futuro, en el marco
    de las estrategias e-business y de gestión del
    conocimiento que muchas de ellas están desarrollando, poco
    van a cambiar y/o transformar aunque sus miembros comiencen a
    hacer las cosas de otra manera, así como a relacionarse
    entre ellos (B2E) y con sus clientes (B2C) y proveedores (B2B) a
    través de la red.

    Nuevos protagonistas: los
    trabajadores del conocimiento

    La estrategia de cambio que definía como "no
    meramente evolutivo", que no revolucionario, y de aprendizaje
    generativo sí debe intervenir necesariamente en la
    estructura de posición, esto es, en la jerarquía y
    en el peso del organigrama en la organización.
    Éste, al igual que los directivos y/o líderes
    formales, aunque deben seguir desempeñando una función
    esencial, ya no deben ser los únicos actores,
    protagonistas y/o estrellas. Ahora, en las empresas del siglo XXI
    existen otros protagonistas y/o mejor dicho, co-protagonistas y
    estos son los trabajadores del conocimiento, líderes
    informales, líderes emergentes estrechamente vinculados
    con la estructura profesional y de procesos.

    Como mantienen la mayoría de los gurús del
    management, ante la creciente complejidad del panorama del
    conocimiento, es necesario reforzar el poder de las estructuras
    profesionales y de procesos. Las empresas en general y las
    grandes organizaciones en particular necesitan líderes de
    proyectos más fuertes, además de campeones intelectuales
    con suficiente poder.

    No obstante lo anterior, como también mantienen
    algunos autores, habría que ser prudentes y muy cuidadosos
    para no pasar de la burocracia a la
    ad-hocracia y/o meritocracia, sino buscar un sabio
    equilibrio
    entre las tres estructuras jerárquicas y/o de poder. Esto
    es lo que los expertos llaman empresas
    heterárquicas.

    Y este es el cambio "no meramente evolutivo" al que me
    refería y el único que es capaz de producir
    aprendizajes generativos en la organización, liberando las
    barreras actuales para el aprendizaje organizacional y acelerando
    el proceso de
    cambio y/o transformación para ganar el futuro y seguir
    siendo líderes en la nueva economía.

    Notas

    [1] – © 2004, Rafael Casado Ortiz es
    Licenciado en Sociología Industrial y del Trabajo por la
    Universidad
    Complutense de Madrid (UCM) y
    diplomado-experto en Gestión del Conocimiento y Capital
    Intelectual por el Instituto Universitario
    Euroforum-Escorial, INSEAD y la UCM. Ha sido responsable de
    proyectos de teleformación y red del profesorado,
    así como Jefe de Proyectos e-business en la
    Dirección de Desarrollo y Formación
    de Recursos
    Humanos de Telefónica de España. Ha
    escrito varios artículos y ha impartido diversos cursos y
    conferencias sobre las aplicaciones e impactos sociales de las
    NTIC (teletrabajo, teleformación y gestión del
    conocimiento). En la actualidad es Presidente del foro de investigación y acción participativa
    (fiap) para el desarrollo de la sociedad del
    conocimiento.

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    Rafael Casado Ortiz

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