- 1.
Introducción - 2. La reserva de Laguna
Blanca: medio ambiente y población; su historia y
situación - 3. Características
sociales y culturales: los cambios en las condiciones
objetivas de vida - 4. Algunas contradicciones
planteadas por el proyecto - 5. Estrategias de desarrollo
social
- 1.
Introducción - 2. Medio
ambiente - 3. El
Aislamiento
4. Medio ambiente y aislamiento como condicionantes de la
economia local
5. Proceso de Cambio
6. Conclusiones
PREFACIO
Este informe de
investigación presenta los resultados de
varios años (1980–1992) de trabajo en un
área de la Puna catamarqueña (Laguna Blanca –
departamento Belén) donde se ha producido una importante
intervención por parte de las autoridades de la provincia:
la creación de una reserva de vida silvestre.
Desde entonces, la intención de nuestro trabajo
fue seguir el proceso de
estas y otras intervenciones para evaluar su impacto en la
población residente, la que hasta entonces
había vivido en gran aislamiento y en condiciones de
marginalidad.
La reserva natural de vida silvestre de Laguna Blanca
fue creada en el año 1979 mediante el decreto
495–D–15688/78. Comprendía una superficie de
770.000 ha. que, posteriormente, se amplió a 952.625
ha.
El 12 de agosto de 1982 fue declarada reserva de la
biósfera, pasando a formar parte de la red internacional del
programa MAB
(Hombre y
Biósfera) de la UNESCO.
La reserva se encuentra ubicada en el departamento de
Belén encontrándose su centro geográfico,
aproximadamente, entre los 26º40'5 y
67º30'0.
Limita al Norte con la provincia de Salta, al Este con
las Sierras de Chango Real y Hombre Muerto, al Oeste con el
Nevado de Laguna Blanca y al Sur con una línea imaginaria
que une Chango Real con Culampajá (hoja 2766 del
IGM).
En Laguna Blanca habitan 90 familias.
El presente informe de investigación está
compuesto de los siguientes trabajos:
– "Laguna Blanca, una comunidad de
pastores de llamas en la Puna Catamarqueña".
Floreal Forni
– "El establecimiento de una Reserva de Vida
Silvestre en una comuunidad de pastores de altura (Laguna Blanca
– Departamento Belén – Catamarca)".
Floreal Forni, María Isabel Tort y Leonor
Pessina.
Ambos surgen de informes de
trabajos de campo.
– Una monografía, elaborada por las Licenciadas
Dora Jiménez y Leonor Pessina, que sintetiza cuatro
años de investigación intensiva sobre el terreno,
con visitas repetidas, combinando entrevistas y
una encuesta
efectuada en noviembre de 1988.
Esta monografía
está centrada en un intento de evaluación
del impacto que ha producido la creación de esta reserva
–en la medida en que se puede, en un "experimento mental",
aislar tal impacto de los producidos por la apertura de la ruta,
comunicación, etcétera– en la
población, especialmente en los residentes de La Lomita
que son los principales afectados.
El trabajo se ubica en una doble tradición, por
un lado la de evaluación de procesos de
cambio en
comunidades aisladas y por otro en la lógica
de supervivencia de poblaciones ubicadas en situaciones
límite sobre ecosistemas
frágiles.
Sobre este último punto el estudio representa un
intento, exploratorio pero muy sugerente, sobre categorías
de análisis centradas en la noción de
escasez (la idea
de trueque, por ejemplo).
Un último aspecto que está presente en
esta monografía, que representa, también, una
apertura a futuras investigaciones,
es la relación de esta población con los recursos
naturales renovables, punto central para considerar el tema
de las reservas de vida silvestre que abarcan población
humana, incluídas sus actividades
económicas
Floreal Forni, Buenos Aires,
agosto de 1993.
I. LAGUNA BLANCA, UNA
COMUNIDAD DE PASTORES DE LLAMAS EN LA PUNA
CATAMARQUEÑA*
Floreal H. Forni
La reserva ubicada en la Puna Catamarqueña (Dto.
Belén) se extiende por una pampa de alrededor de 600.000
ha en una zona de gran aislamiento recién interrumpido por
la apertura (en 1979) de una ruta entre Belén y
Antofagasta de la Sierra que pasa por su margen. De todos modos
el tráfico por esa nueva ruta es escaso, y no hay
abastecimiento de combustibles ni negocios a
partir de Villa Vil hasta Antofagasta.
La pampa ubicada a 3.500 metros de altura sobre el nivel
del mar, rodeada de altas cumbres, presenta una marcada aridez
(200 mm anuales), apenas atenuada por la presencia de aguas
subterráneas originadas en los deshielos y que emerge en
vertientes, por la propia Laguna Blanca y por los terrenos de
base húmeda (vegas) (1) donde crecen pastos duros pero
abundantes. La combinación de estas áreas
más húmedas y fértiles, con la
utilización de pastos de los cerros fundamenta un antiguo
(acreditado por ruinas de construcciones indígenas)
asentamiento humano de base ganadera en el lugar. La ganadería
comprende llamas, ovejas, burros salvajes y escasos equinos y
vacunos.
No he podido indagar aún la historia más
inmediata de este asentamiento aunque existen sin dudas fuentes
disponibles en el archivo
provincial, registros
parroquiales (Belén), etc. La presencia de un antiguo
templo (mediados siglo XIX) señala la importancia del
lugar, posible punto intermedio para arreo de ganado y producción de mulas para Chile y Bolivia.
Existe una amplia literatura sobre comunidades
rurales aisladas (2) y las consecuencias de ese factor sobre el
desarrollo
económico, la integración social y la vida cotidiana de
sus habitantes.
Creemos que ese es el caso de Laguna Blanca. Obviamente
el aislamiento no es sólo un dato físico y
corresponde al estadio de desarrollo, a
la tecnología de transportes dominante y al
tipo de relaciones de la población del área con la
región circundante y el resto del país.
El aislamiento de esta área, y su pérdida
de importancia relativa, ha sido inversamente paralelo al proceso
de desarrollo del país (incluyendo su vuelco hacia la
región pampeana y la interrupción de corrientes
comerciales con Chile y Bolivia a través de puna y
cordillera) y a la estructuración de una red de transportes que
la excluyó.
A partir de esa situación se fue estructurando un
sistema de
relaciones desiguales con el exterior, basada en a) la comercialización de la producción de
rebaños y los tejidos de lana
de oveja o llama (sea como arrendatarios o herbajeros, o a
través del trueque por un limitado conjunto de
mercancías) siendo el lomo de burro la forma de transporte
predominante, y b) en la emigración (temporaria y
gradualmente cada vez más definitiva) de sus
habitantes.
Sobre la base de un desequilibrio entre posibilidad de
producir (capacidad de pastaje y producción animal con la
tecnología disponible) y una población de alta
fecundidad, la migración
de los jóvenes es un proceso ya antiguo de varias
décadas.
El valor
declinante de la propia producción (siempre mediada por
mecanismos de comercialización muy imperfectos) y el
aumento de las necesidades que introduce la sociedad
global sobre una economía en buena
medida de autoconsumo (visible en objetos eléctricos y
competitiva en el terreno de telas) son también factores
crecientes de desequilibrio.
La apertura de la ruta Belén–Antofagasta de
la Sierra si bien rompe relativamente el aislamiento
físico (se trata de una población que no dispone de
medios de
movilidad) va a acentuar sin dudas las dos tendencias
señaladas. Sin abrir juicios todavía sobre el
óptimo poblacional y productivo del área es
manifiesto que el equilibrio
alcanzado hasta ahora es uno que se refleja en una
población de muy bajo nivel de vida, exportadora de ganado
de baja calidad, lana,
tejidos rústicos y, sobre todo, de mano de obra poco
calificada. Pero, a su vez, la nueva ruta abre perspectivas de
mejoras productivas. La ganadería que se ha ido refinando
en otras áreas marginales del país, de mejorarse en
pasturas, genética y
técnicas de manejo (y aun de esquila para
los ovinos) permitiría aumentar considerablemente
el valor del producto.
Obviamente, esto abre el interrogante sobre la capacidad
y posibilidades de esta población –dada su
situación de tenencia y capitalización– para
aprovechar esas oportunidades. Si la respuesta fuese negativa la
consecuencia sería el marginamiento o expulsión
definitiva de la misma.
Un análisis del aislamiento debe completarse con
el de las formas de articulación de estas comunidades con
la sociedad circundante; históricamente ellas han sido las
relacionadas con la tenencia de la tierra y
las formas de comercialización. Nos hemos referido al
"trueque", en realidad los procesos de comercialización
del área de la Puna (y los procesos de itinerancia entre
zonas más agrícolas, salares, zonas de pastoreo,
etc.) merecen una investigación detallada. Especialmente
cuando la introducción de nuevas técnicas de
transporte van a alterar este elemento esencial de la vida
económica y tejido social. (3)
Actualmente la población reside dispersa (dada la
naturaleza
pastoril de su actividad) pero organizada en tres áreas
sobre el extenso territorio (Laguna Blanca, Corral Blanco, Aguas
Calientes). Totalizan en cantidades equivalentes unos 90 hogares
y entre 450 y 500 personas. (4)
Un primer análisis de la distribución por edades de esa
población revela un marcado índice de dependencia
(47,2% de menores de 15 años y 13,6% de mayores de 50) lo
que se explica por la migración de jóvenes (en
apariencia ligeramente superior por parte de los varones, pero
marcada para ambos sexos) y la alta natalidad para la
población residente (son comunes familias con 6 y
más hijos). El tema de la familia no
ha sido aún profundizado, pero el examen de los datos de registro y la
opinión de informantes revelan la existencia de formas de
organización en que los abuelos
crían (a veces coexistiendo con la crianza de los propios
hijos menores) nietos –especialmente de sus hijas–;
hijas residiendo con sus hijos en la casa paterna y hogares cuyos
jefe es una mujer. El gran
número de casos de madres "solteras" nos hizo pensar en un
acentudado desequilibrio de sexos, pero el examen de la
pirámide de edades y de tasas específicas de
masculinidad en las edades más propensas a la reproducción no confirmó la hipótesis (TN general= 94; entre 15 y 40
años = 84). Si bien existe el desequilibrio, la elevada
"ilegitimidad" no encuentra su única explicación en
el mismo. Hay sin duda una valoración de la
reproducción (y normas referidas
a la actividad sexual de las jóvenes) que legitiman esa
forma de organización de la comunidad doméstica. La
conformación de parejas estables debe relacionarse,
pensamos, con la posibilidad de cierta independencia
económica en el complejo sistema de rebaños
familiares. Este es otro punto que requiere una
investigación detallada. Dado lo aislado del área
las redes de
parentesco son pocas y extensas.
Como hemos dicho, la producción del área
es básicamente pastoril y extensiva. Se organiza en
algunas estancias mayores (una ocupa más de la mitad del
territorio) y pocas propiedades de menor dimensión. En
estos establecimientos mayores la producción de parte de
la superficie se organiza a través de puesteros, y otra
(esto involucra a la mayor parte de la población) se
arrienda en contratos de
herbaje (pago por cabeza). (5) Obviamente, las superficies en
sí son de poca importancia en este extenso territorio
cuasi desértico. Importan aquellos espacios privilegiados
por agua y
pasturas, y la medida de la riqueza es otorgada por la magnitud
del rebaño. Las estaciones imponen un ritmo al pastoreo y
desplazamiento de los animales. Las
tareas mayores (ej. marcada) están pautadas culturalmente
y comprenden trabajos comunitarios o de ayuda recíproca en
el marco de una clara explotación individual.
La consideración de la actividad económica
de esta población está estechamente ligada a su
organización familiar y concepción cultural, temas
que deben ser profundizados en esta investigación. De
todos modos cabe señalar que a través de
informantes aparece que en cada familia hay a su
vez rebaños menores pertenecientes a diferentes miembros
(ej. hijos) y que esto afecta sin duda la lógica de la
explotación.
Las horas muertas del invierno, y aun los
períodos de cuidado del ganado, son tradicionalmente
dedicadas al tejido de hilado, el que está también
sujeto a las formas de explotación ya señaladas.
(Se practica una mínima agricultura en
"chacritas" cercadas de piedra y regadas o irrigadas).
Los déficit alimentarios son complementados con
trueques con las zonas "bajas" (ej.: las áreas a
más o menos 2000 a 2500 mts. de altura entre la quebrada
de Belén y la de Randolfo).
Como se ha dicho, se trata de una típica
población puneña cuya cultura (de
raíces probablemente muy antiguas) se articula en torno a la
actividad pastoril. Viven sometidos a un clima riguroso y
en el contexto de una gran escasez de bienes con un
estilo de vida
muy austero. El esfuerzo físico, incluso de los niños,
es considerable. Esta austeridad se rompe sólo en
ocasión de fiestas y acontecimientos. En los hombres estas
ocasiones se acompañan de ingestiones exageradas de
alcohol, y hay
presunciones de que el alcoholismo y
la procreación entre familiares cercanos afectan el caudal
genético de esta población. De todos modos queremos
rescatar este rasgo de escasez para definir luego su
actitud frente
a la naturaleza.
Toda su vida social y cultural está articulada
por la actividad de pastoreo y sería necesario realizar
detallados estudios de casos (monografías sobre el trabajo y
vida cotidiana de familias) para disponer de un conocimiento
adecuado del conjunto de normas, valores y
actitudes que
organizan este "estilo de vida" en que los ciclos vitales del
rebaño y de las comunidades domésticas se
entrelazan estrechamente (6) .
Una primera hipótesis a partir
de este bosquejo somero es que en el precario equilibrio que
sostienen con el medio tan hostil tienden ancestralmente a
apreciar la fauna circundante
como una oportunidad de aumentar su dieta proteínica o
aumentar sus ingresos, y que
por lo tanto tendrían, a partir de nuetra actitud
conservacionista del medio natural, conductas predatorias
difíciles de erradicar. A partir de su inserción
precaria en la sociedad más vasta, la caza de
vicuñas, zorros colorados, etc., ha representado un
recurso que permite superar la mera economía de
subsistencia. Este recurso es requerido por agentes externos, por
otro lado, estrechamente vinculados a la red de intercambios de
la puna. Retirar estos recursos implica
pues una privación para una parte de la población
que no tiene elementos para aceptar la legitimidad de una
acción
conservacionista. Otra hipótesis es la referida a su
relación con el ganado. Pensamos que estos pastores
evalúan positivamente más la cantidad que la
calidad (al estar la cantidad –en economía de
trueque tradicional– asociada con poder) y
serían renuentes a la tecnificación. Ambas
hipótesis deben ser exploradas en el contexto del complejo
cultural del que hablamos. Un cambio planificado que quiera
contar con la adhesión de esta población
deberá tener en cuenta el difícil equilibrio, con
la naturaleza y la sociedad externa, en que ha subsistido y lo
poco flexible de la cultura emergente.
II. EL ESTABLECIMIENTO DE
UNA RESERVA DE VIDA SILVESTRE EN UNA COMUNIDAD DE PASTORES DE
ALTURA (LAGUNA BLANCA – DEPARTAMENTO BELEN
– CATAMARCA)**
Floreal H. Forni, Leonor Pessina y María
Isabel Tort.
Esta comunicación da cuenta de una experiencia en
curso. Se trata del establecimiento de una reserva de vida
silvestre localizada sobre una extensa propiedad
privada donde residen pastores de altura en hábitat
disperso (Flores Ochoa, Jorge A., 1977, Castro Lucic, Milka,
1982). Esa población aparece hasta fines de los
años '60 reducida a un extremo aislamiento, (7) lo que se
manifestaba en la autosuficiencia con respecto al consumo
(alimentos y
vestidos de acuerdo al uso local), y en la no recepción de
prácticamente ningún tipo de servicio
exterior ni de los medios de
comunicación masivos. Desde entonces se puede
señalar un debilitamiento de la base económica
ganadera de muchos hogares y una fuerte dependencia de la
actividad del hilado por parte de los más pobres, y
especialmente de aquellos a cargo de mujeres. Pero los impactos
de cambio más significativos se producen a comienzos de la
década del '80. La apertura de un camino que conecta el
área con el resto de la provincia (8) , la
declaración de reserva (que hace efectiva la
prohibición de caza de una especie muy valiosa, la
vicuña), la instalación de una estación (en
el sector accesible del área) periódicamente
visitada por técnicos, que, en una decisión poco
común, emplea a unos 20 miembros varones de la misma parte
del área como guardafaunas y auxiliares.
Igualmente se iniciaron acciones de
extensión respecto a la actividad ganadera.
Estas decisiones partieron de criterios técnicos
y políticos, y no contaron con ninguna
participación de la población afectada. Ellas
causaron, sin duda, en el grupo
más involucrado, y probablemente en el resto de las
familias, efectos importantes.
En esta comunicación se pretende, en primer
lugar, efectuar una primera evaluación de ese impacto, y
luego presentar la experiencia comenzada hace tres años,
(9) con apoyo externo, de convertir esta acción
–iniciada con fines conservacionistas– en un proyecto
participativo de organización de la comunidad para
controlar y optimizar sus recursos.
Finalmente se discutirán algunos puntos
relevantes para el desarrollo futuro de la experiencia y estrategias de
investigación que pueden contribuir a sus fines
principales, con respecto a una utilización racional del
medio
ambiente, la calidad de
vida y participación de la población en las
decisiones sobre su propio desarrollo.
2. La reserva de Laguna
Blanca: medio ambiente y
población; su historia y situación
(10)
Laguna Blanca es una reserva provincial de vida
silvestre (11) ubicada en la parte sur de la Puna
catamarqueña (Dto. Belén), que se extiende en una
pampa de alrededor de 973.000 ha (12) . De las especies
allí protegidas, la vicuña es la más
significativa. (13)
La pampa ubicada a 3.500 m. de altura sobre el nivel del
mar, rodeada de altas cumbres, presenta una marcada aridez (200
mm anuales) apenas atenuada por la presencia de aguas
subterráneas originadas en los deshielos y que emergen en
vertientes por la propia Laguna Blanca y por los terrenos de base
húmeda (vegas), donde crecen pastos duros pero abundantes.
La combinación de estas áreas más
húmedas y fértiles con la utilización de
pastos de los cerros ha permitido el asentamiento humano. Esto
está atestiguado por antiguas ruinas de construcciones
indígenas y por la existencia actual de una
población básicamente ganadera (con transhumancia),
que acredita varias generaciones de residencia. La presencia en
Laguna Blanca de un viejo templo (mediados del siglo XIX)
señala la antigua importancia del lugar, posible punto
intermedio para arreos de ganado y producción de mulas
para Chile y Bolivia.
Actualmente la población, de unos 90 hogares de
entre 400 y 500 personas (14) , tiene patrón de
asentamiento disperso organizado en tres áreas sobre el
extenso territorio. Laguna Blanca, Corral Blanco y Aguas
Calientes. Ese patrón responde a razones ecológicas
(la distribución de vegas y pasturas), a la actividad
pastoril predominante (llamas, ovejas y en menor medida cabras),
acompañada de "chacras" con agricultura de subsistencia
(papas, habas, maíz,
cebolla de verdeo) y a la
organización en estancias, que impone la figura de
puesteros, actuales pastajeros.
Un rasgo característico de esta reserva es que
está asentada sobre propiedad privada. Una parte menor, en
Laguna Blanca, corresponde a una familia que ha fraccionado su
propiedad por herencia. Pero la
mayor parte integra una antigua estancia que en 1970 fue
adquirida por un ex trabajador, convertido con los años en
importante comerciante, quien no reside en el lugar, aunque lo
visita frecuentemente en su condición de comerciante y que
ha mantenido las relaciones existentes con los pastajeros. El
efectuó años después una donación de
tierras en Laguna Blanca (1.500 ha, aproximadamente), sobre la
que se instaló la Estación Experimental de
Altura.
La declaración de reserva y el establecimiento de
la estación experimental coinciden en el tiempo
(alrededor de 1980) con la construcción de la ruta
Belén–Antofagasta de la Sierra, que rompe el extremo
aislamiento de esta área. La veda de caza de una especie
tan valiosa como la vicuña afectó sin duda la
economía de algunos de los pobladores; otro rasgo
característico de esta reserva es el haber incorporado
como guardafaunas asalariados –de hecho los únicos
responsables de la conservación de la fauna
silvestre– a unos 20 pobladores (todos hombres) de Laguna
Blanca. En el sector cercano a la estación esto
operó como una compensación por la pérdida,
si bien la medida no alcanzó a los pobladores más
alejados.
Estos hechos, como veremos posteriormente, han
determinado algunas de las contradicciones del proyecto, que
deben ser tenidas en cuenta para la mejor continuación del
mismo.
3. Características
sociales y culturales: los cambios en las condiciones objetivas
de vida
A principios de
siglo estos valles y pampas cordilleranos cumplían una
función
importante en el traslado de ganado. Por entonces la mayor parte
de la actual Puna recién había sido transferida a
la Argentina. El área de Laguna Blanca parece haber sido
un centro de intercambio y actividad. (15) Había
abundantes alfalfares y una agricultura diversificada,
incluía quinoa, trigo y maíz. Las vicuñas
constituían otro importante recurso.
Existe una amplia literatura sobre comunidades rurales
aisladas (16) y las consecuencias de ese factor sobre el
desarrollo económico, la integración social y la
vida cotidiana de sus habitantes. Creemos que ése es el
caso de Laguna Blanca. Obviamente el aislamiento no es
sólo un dato físico y corresponde al estadio de
desarrollo, a la tecnología de transportes dominantes y al
tipo de relaciones de la población del área con la
región circundante y el resto del país. El
aislamiento de esta área y su pérdida de
importancia relativa ha sido inversamente paralela al proceso de
desarrollo del país (incluyendo su vuelco hacia la
región pampeana y la interrupción de corrientes
comerciales con Chile y Bolivia, a través de puna y
cordillera) y a la estructuración de una red de
transportes que la excluyó.
A partir de esa situación se fue estructurando un
sistema de relaciones desiguales con el exterior basada en: a) la
comercialización de la producción de sus
rebaños y los tejidos de lana de oveja o llama (sea como
arrendatarios o herbajeros, o a través del trueque por un
limitado conjunto de mercancías), siendo el lomo del burro
la forma de transporte predominante; y b) en la emigración
(temporaria y gradualmente cada vez más definitiva) de sus
habitantes. Sobre la base de un desequilibrio entre posibilidad
de producir (capacidad de pastaje y producción animal con
la tecnología disponible) y una población de alta
fecundidad, la migración de los jóvenes es un
"proceso ya antiguo de varias décadas".
Una "expedición científica" realizada en
1955 (17) acredita lo difícil del acceso desde
Belén y la práctica autosuficiencia de la
población para su consumo, tanto en alimentos como en
vestidos. En ese momento señalan la importancia del lugar
como centro del tráfico de cueros de vicuña, tanto
los obtenidos localmente, como los de mejor calidad
traídos desde Chile. Esta función de mercado
articuló tempranamente, sin quebrar el aislamiento, al
área con Belén–Catamarca centro del tejido
artesanal.
Esta articulación hacia el sur se refuerza con la
transferencia de la propiedad de la gran estancia que adquiere el
mencionado comerciante (residente en una localidad intermedia),
la disminuación de la vicuña y la
prohibición de su caza (más o menos implementada
hasta el establecimiento de la reserva); la presión
del número sobre los rebaños de ganado
doméstico y como consecuencia un gran proceso de vuelco
hacia el hilado. De hecho la organización laboral
corresponde a una relación de tipo "cottage industry" (18)
con el propietario y más recientemente también con
otros comerciantes, que operan a través del trueque, pero
adjudicando un calor
económico a lo intercambiado en función del valor
del producto del hilado. Aun los muy pequeños pastores
entran en relación con vecinos de mayor rebaño
hilándoles la lana "al partir". En muchos hogares, dado el
tamaño reducido del rebaño, el hilado (y en menor
medida el tejido) es la principal fuente de recursos. Esta
actividad tiene la particularidad de ser compatible con las
tareas pastoriles, de no establecer diferencias por sexo y casi
por edad, y una primera observación de la población revela
que a partir de la primera infancia "todo
lo que se mueve hila". Esta mercantilización de las
actividades tampoco quebró por sí misma el
aislamiento, pero hizo abandonar tareas incompatibles con la
dedicación al hilado, como algunos cultivos, especialmente
trigo, maíz y quinoa (19) , y muchas de elaboración
de autosubsistencia (por ejemplo el tejido de picote,
prácticamente abandonado).
Al producirse, en los alrededores de 1980, la
construcción del camino, por el cual los vehículos
pueden acceder a Laguna Blanca, y la instalación de la
estación, aparecen, al menos en la parte del área
más abierta a contactos, las condiciones que posibilitan
la ruptura del aislamiento. (20) De todos modos, el
tráfico por la nueva ruta es escaso, y no hay
abastecimiento de combustibles ni negocios a partir de Villavil
hasta Antofagasta.
Desde 1982 la reserva provincial inició una
experiencia inédita al emplear como guardafaunas y
auxiliares a veinte hombres del paraje Laguna Blanca (una parte
considerable de la población masculina del lugar y buena
parte de los miembros de la red de parentesco de pequeños
propietarios independientes). Esto implicó para este grupo
la introducción a una economía monetaria del
ingreso fijo, a una diversificación en el consumo (de
alimentos, de vestimentas, la introducción de objetos), y
a una alteración de los ritmos y horarios de
trabajo.
El acceso a este empleo y
sueldo en este lugar significa un real privilegio desde el punto
de vista de los ingresos. La estratificación, medida hasta
entonces básicamente por el tamaño del
rebaño, presentaba unos pocos casos de propietarios de
rebaños realmente importantes (varios cientos de llamas y
más de mil ovejas), pocas decenas de "unidades
económicas" (alrededor de 100 llamas y más de mil
ovejas) y el resto poseedores de muy pocos animales. A estos
niveles de rebaño corresponden diferentes estrategias (en
término de dedicación a diferentes actividades), de
acuerdo también con la composición por edad y sexo
de los hogares (Forni, Floreal y Benencia, Roberto,
1985).
Queremos relacionar así esta
estratificación con la observación que
habíamos hecho con respecto a la dependencia de muchos
hogares de la actividad del hilado. El examen de los datos de
registro y la opinión de informantes revelan la existencia
de formas de organización en que los abuelos crían
nietos –especialmente de sus hijas–, a veces
coexistiendo con la crianza de los propios hijos menores; hijas
residiendo con sus hijos en la casa paterna y hogares cuyo jefe
es una mujer. (21) Justamente es en estas situaciones donde el
hilado tiene el mayor peso con respecto a los otros elementos del
presupuesto
familiar.
¿Cuales serían, pues, los principales
cambios que el establecimiento de la reserva y la estación
implicaron para esta población?
En general hay una mejora evidente en accesibilidad y
servicios.
Pero desde el punto de vista económico para el conjunto
que no ha accedido a los nuevos salarios, sin
duda, las prohibiciones respecto a la fauna (y uso de armas) son
vividas como pérdidas. Como se ha dicho, se trata de una
típica población puneña cuya cultura (de
raíces probablemente muy antiguas) se articula en torno a
la actividad pastoril. Viven sometidos a un clima riguroso y en
el contexto de una gran escasez de bienes con un estilo de vida
muy austero. El esfuerzo físico, incluso de los
niños, es considerable. Esta austeridad se rompe
sólo en ocasión de fiestas y acontecimientos. En
esas ocasiones se realizan comidas especiales, que en los hombres
se acompañan de ingestiones abundantes de alcohol. De
todos modos, queremos rescatar este rasgo de escasez para definir
luego su actitud frente a la naturaleza. Una primera
hipótesis a partir de este bosquejo somero es que en el
precario equilibrio que sostienen con el medio tan hostil tienden
ancestralmente a apreciar la fauna circundante como una
oportunidad de aumentar su dieta proteínica o de aumentar
sus ingresos, y por lo tanto tendrían, respecto de la
actitud conservacionista en que está basada la reserva,
conductas predatorias difíciles de erradicar.
A partir de su inserción precaria en la sociedad
más vasta, la caza de vicuñas, zorros colorados,
etc., ha representado un recurso que permitía superar la
mera economía de subsistencia. Este recurso era requerido
por agentes externos estrechamente vinculados a la red de
intercambios de la Puna. Retirar estos recursos implicó
una privación para una parte de la población que no
tiene elementos para aceptar la legitimidad de una acción
conservacionista, (22) ni información suficiente sobre las
posibilidades de un futuro uso racional de cuyos beneficios
podría participar.
Para los que han ingresado como agentes en la
estación ha habido una compensación efectiva, que
ellos retribuyen con una eficaz vigilancia. Percibir regularmente
un ingreso monetario (que ha atraído vendedores al
área) les ha permitido una diversificación del
consumo (fácilmente detectable en la ropa y otros objetos,
y también en la alimentación).
Tomando algunos casos típicos se elaboraron presupuestos
familiares, lo que permitió obtener "perfiles
alimentarios" y comentarios muy significativos sobre los cambios
de este rubro. Hay que señalar que el acceso más
fácil desde el exterior y acciones estatales, como los
comedores escolares y las cajas de PAN (recibidas
prácticamente por todos los pobladores), han introducido
en general cambios en los hábitos alimenticios.
(23)
4. Algunas contradicciones
planteadas por el proyecto
Una evaluación del impacto causado por estas
acciones pone de manifiesto que las mismas afectan en distinto
grado y con distinto sentido a los miembros de la
población, beneficiándolos en algunos casos,
causándoles perjuicios que son sólo algunas veces
claramente percibidos, en otros. Por otra parte, la experiencia
ha avanzado en función de intereses conservacionistas,
científicos y decisiones políticas,
sin resolver algunos problemas
fundamentales, desde el punto de vista de la población
residente.
– Un problema básico es que la reserva
está ubicada sobre tierras privadas, que son a su vez
puestas en valor por pastajeros, a los que las prohibiciones
respecto de la fauna silvestre limitan. Si bien ésta es
una contradicción importante, no es insoluble en
términos de la explotación adecuada del recurso
–futura utilización racional de la
vicuña–, en la medida que posibilite que la
población pueda negociar en igualdad de
condiciones con el Estado y
el propietario. Por otra parte, es evidente que toda
acción que mejore el medio, si bien es aprovechada por
los pobladores, beneficia y valoriza más directamente al
propietario.
– Si bien es un hecho positivo la
contratación de personal local
eficiente para las funciones
requeridas, lo cierto es que en un medio tan pobre un
número limitado de personas con ingresos fijos (y
estatus de "empleado público") acentúa la
desigualdad. Por otro lado, esas formas de ingresos, horarios,
etc., los divorcian de su estilo de trabajo y vida
campesina.
– Otro problema surge de la concentración
de acciones y salarios en el área restrigida de Laguna
Blanca, debida en buena medida a la contradicción
generada por la gran propiedad que cubre buena parte de la
reserva y por la dificultosa accesibilidad al interior de la
misma, para difundir las acciones en el resto de la
población.
– La selección exclusiva de personal masculino
para el trabajo en la reserva desequilibra un sistema de
relaciones en una población donde las mujeres cumplen un
rol económico muy importante.
5. Estrategias de desarrollo
social
De los puntos anteriores se hace evidente que hay en
esta experiencia problemas básicos de no fácil
resolución porque involucran intereses contradictorios.
Pero que hay también hechos positivos que pueden imputarse
al proyecto y que benefician, dentro de la desigualdad
señalada, al conjunto de la población: mejoramiento
del ganado a través de reproductores, sanidad animal. (24)
Estas acciones significaron empezar a cambiar el antiguo valor de
la cantidad de cabezas de ganado, propio de una población
pastoril, por la unión de calidad más cantidad. En
una economía caracterizada por la escasez –como ya
se señaló– casi el único valor
económico de atesoramiento es el ganado, que brinda carne,
leche, grasa,
lana. Con el desarrollo del proyecto, y al estar
configurándose como un elemento más importante el
hilado (por la prohibición de la caza), los aumentos de
rendimiento por animal en la esquila, junto con la calidad de la
lana, aparecen como nuevos valores para la
población.
Pero el hecho positivo fundamental es la posibilidad de
organización y contacto que ha tenido la comunidad
más cercana a la Estación Experimental. A partir de
esta posibilidad se inició con la misma, hace tres
años, la promoción de un proyecto en el marco del
Programa Regional de Tecnología Apropiada para la Mujer
Campesina, promovido por la Comisión Interamericana de
Mujeres de la Organización de Estados Americanos. Con una
metodología participativa, (25) se
determinaron las necesidades sentidas por la población y,
consecuentemente, las acciones a emprender en los límites
del proyecto.
Los problemas y soluciones
planteados por la población fueron: sanidad animal de los
rebaños de ovejas y llamas; mejoramiento y
ampliación de pasturas para lograr incrementar y mejorar
dichos rebaños; manejo del agua para asegurar su
disponibilidad; mejora de la nutrición humana a
través de huertas comunales; incremento de los ingresos
familiares por medio del mejoramiento de la producción y
comercialización de los hilados y las artesanías
que producen; aumento de la interacción entre la población,
facilitándola a partir de la construcción de un
centro de reuniones y depósito de productos
artesanales, semillas y vacuna; mejoramiento sanitario de la
alimentación mediante la instalación de un
salón para faenamiento de los animales de
consumo.
Para implementar este programa se contó con un
presupuesto, una promotora de la provincia que visitó
repetidamente el área y una promotora local. Se formaron
comisiones con las mujeres de la población para
implementar estas acciones. Más allá de los logros
objetivos, los
resultados de mayor valor han sido:
– participación asociativa;
(26)
– verbalización colectiva de las
necesidades y medidas para solucionarlas;
– autovaloración como
personas.
A partir de esta experiencia, la comisión (y de
hecho toda la población involucrada) ha participado en la
elaboración de un nuevo proyecto, (27) que incluye la
construcción de una pequeña represa, la
utilización de fuentes no convencionales de energía
y la producción y conservación de
alimentos.
Estos objetivos, aunque limitados, son logros valiosos
dada la situación de partida. Aún se está
lejos de alcanzar con la acción al conjunto de la
población, desarrollar formas organizativas adecuadas y
estar en condiciones de negociar con las partes intervinientes el
futuro del área y la disposición de sus recursos.
Pero de todas maneras el proceso que ha tenido esta experiencia
ha permitido hasta ahora incluir a esta población como un
actor significativo en la mejora de sus condiciones de vida y
tenerla en cuenta en la toma de
decisiones.
III. EL IMPACTO DE LA RUPTURA
DEL AISLAMIENTO EN UNA POBLACION DE PASTORES DE
ALTURA
Dora Jimenéz y Leonor Pessina *
* Dirección de Flora y Fauna Silvestres
– Subsecretaría de Recursos Naturales
Renovables.
En este trabajo vamos a analizar el proceso de cambio
provocado por un conjunto de acciones de instituciones
estatales sobre una comunidad con un importante grado de
aislamiento físico y que, además, sufre un alto
nivel de marginación con respecto a la sociedad
nacional.
La más relevante de esas acciones ha sido la
creación de una reserva de vida silvestre que ha cambiado
la estrategia,
laboral y de subsistencia, de una parte de los habitantes de
estas pequeñas comunidades de "pastores de
altura".
La literatura antropológica se ha ocupado siempre
de las comunidades aisladas, pero algunos de estos trabajos no
han tenido en cuenta las articulaciones
que las vinculaban con la sociedad mayor en la que estaban
contenidas (por ejemplo, las primeras investigaciones de
Redfield). De esta forma se simplificaba el análisis, ya
que su objeto de estudio quedaba bien delimitado y se le
podía adjudicar, sin dificultad, una lógica interna
que permitía dar respuesta a todos los
interrogantes.
Con el correr del tiempo, y con la profundización
de las investigaciones, variaron los enfoques de los
científicos que comenzaron a tener en cuenta los factores
externos que afectaban la vida de la comunidad. Por otra parte,
fueron desapareciendo los grupos aislados y
autosuficientes que hacían las delicias de los
antropólogos de la primera mitad del siglo.
Se comienza, entonces, a ver a estas comunidades como
segmentos de sociedades
complejas.
Es prácticamente imposible ocuparse de un grupo,
por más pequeño que sea y aislado que parezca, sin
ubicarlo dentro de un contexto más amplio en
relación con el cual se pueden observar corrientes
fluídas de elementos que se intercambian. Steward equipara
a las instituciones nacionales con "el esqueleto y el sistema nervioso
que recorre la totalidad de la sociedad manteniéndola
unida y afectándola en todos los puntos" (Steward, J.,
1955, pág. 58).
Si bien esta corriente es más fuerte en un
sentido que en el otro ya que hay "una aceleración e
intensificación de los impulsos que van del centro a la
periferia" (Pearse, A., 1979, pág. 61) no se puede negar
que los pobladores de estas regiones aisladas cumplen
determinados roles en la economía de los sistemas
nacionales, ya sea como mano de obra ocasional o como proveedores de
materia prima
barata.
En el caso del que nos ocupamos, el aislamiento
físico es importante, ya que los caminos abiertos
recientemente son malos; la población local no tiene
automotores, no hay líneas telefónicas y el
único equipo de radiocomunicación funciona en forma
deficiente.
A pesar de eso y de que, como veremos más
adelante, no era común que la gente del lugar saliera para
ir a trabajar a la zafra o a otras cosechas, no podemos, en
relación con la historia de este lugar, hablar de
incomunicación total en ningún momento.
Partimos así de un aislamiento relativo, que se
fue modificando en distintos períodos de su historia para
llegar al momento actual en que la Nación
interviene en la región para recomponer las poblaciones de
vicuñas que habían sido diezmadas.
Paradójicamente, esta acción que trata de
volver –en lo que hace a la fauna silvestre– a un
estado de
cosas anterior trae aparejada una serie de cambios que afectan la
vida de los habitantes de la zona.
Intentaremos ver cuáles han sido los puntos de
articulación de la comunidad con la sociedad nacional, a
través de los cuales se ha producido el intercambio de
elementos culturales, haciendo hincapié en el proceso de
transformación que se está desarrollando en la
actualidad.
Este trabajo es parte de una continuidad de estudios
realizada en el área (Ver Prefacio, supra).
Se basa en seis visitas realizadas al terreno, por
períodos de quince días cada una, en un lapso de
tres años.
Durante estas visitas recorrimos el territorio de la
comunidad y efectuamos entrevistas a informantes calificados y a
pobladores.
En el año 1988 realizamos una encuesta a treinta
familias de la localidad La Lomita sobre aspectos:
demográficos y de su vida familiar, laboral y
productiva.
El medio ambiente en el que se encuentra la
población de Laguna Blanca presenta elementos que
conforman un patrón difícil para la vida
humana.
Su altura –superior a los 3000 m.– y su
ubicación dentro del altiplano puneño argentino
establecen una serie de características comunes a otras
áreas.
Las precipitaciones son escasas y estacionales,
produciéndose casi todas durante el verano, en los meses
de diciembre a marzo. El promedio anual está comprendido
entre los 100 a 250 mm. (Cajal, J.L., l988).
A la limitada oferta
biológica natural se suma un balance hídrico
negativo para todos los cultivos, los que se pueden realizar
exclusivamente con riego suplementario aun en el
estío.
Los cursos de agua, en su mayor parte, recorren
sólo cortas distancias y son de carácter temporario, no obstante lo cual
han desempeñado y desempeñan un papel importante en
la localización de las poblaciones. Todos estos
ríos y arroyos deben su caudal a las lluvias y granizadas
que en verano condensan en la cima de los cerros, pues en el
fondo de las cuencas las precipitaciones son siempre
escasas.
La temperatura
tiene oscilaciones diurnas que se acentúan en el invierno.
Durante esta última estación se registran marcas por debajo
de los –15 grados centígrados. Las heladas son
frecuentes en siete meses del año y casi diarias entre
abril y agosto. Con respecto a los vientos, los más
comunes soplan desde el Oeste y el Sur. Estos últimos son
más frecuentes durante el invierno, ocurren diariamente y
prácticamente sin interrupción. Los del Oeste, por
lo general, comienzan a soplar después del
mediodía. (Cajal, J. L., 1988).
Estos factores ambientales limitan las posibilidades
agrícola– ganaderas de la región y, por ende,
afectan la calidad de vida de sus habitantes.
"Acá, en invierno, hace mucho frío, cada
vez está nevando" (Informante Nº 31). "En agosto y
septiembre todavía hace mucho frío" (Informante
Nº 40).
Aun en el verano los fuertes vientos limitan las
actividades que se desarrollan al aire libre,
como el tejido. "Cuando el zonda está muy fuerte no
podemos tejer" (Informante Nº 31)
La hostilidad del clima no impide la existencia de
numerosas especies animales, particularmente aves y
mamíferos. Entre los mamíferos
autóctonos descuellan los camélidos americanos:
llama (Lama lama) doméstica y vicuña (Vicugna
vicugna) silvestre. Otros mamíferos son los
carnívoros como los zorros, colorado (Dusicyon culpaeus) y
gris (Dusicyon griseus), y el puma (Felis concolor) que en esta
área es el mayor depredador de animales domésticos
y silvestres. Se encuentran, además, aves y
roedores.
"La vegetación es de tipo estepa y la tasa de
cobertura fluctúa entre 15% y 70%. Predomina una
vegetación leñosa baja: tola (Lepidophyllum
quadrangulare). En los sectores más secos, que anuncian
la puna árida, las asociaciones de "yareta" (Aizotella
yareta), plantas en
cojines muy duros y crecimiento muy lento, constituyen un
combustible muy apreciado. En sectores con más agua
predomina la champa, asociación de gramíneas
(festucae, poas, bromeliaceae, etcétera). Parte de este
tapiz de gramíneas crece en la estación de
lluvias y desaparece al comenzar la estación seca,
valorizando por tal razón a la vegetación de las
depresiones húmedas, higro–morfas, los apreciados
'bofedales' del ganado vacuno y camélido" (Dollfus, O.,
1981, pág 42).
Según un informe del licenciado Alfredo Reca, las
áreas de aptitud muy alta para el pastaje representan
sólo un 20% de la superficie total de la reserva y se
notan en muchos sectores indicios de sobrepastoreo y de que se
está llegando al límite del soporte
ecológico en relación con la carga
animal.
Pese al cuadro adverso descripto en el punto anterior,
se tiene conocimiento de antiguos asentamientos en el
área. Una expedición científica realizada en
1955 encontró una casa semisubterránea con la
"conchana" o fogón redondo en el centro y aberturas a los
costados para la salida del humo, características de
antiguas construcciones (1).
Los antecedentes históricos más antiguos
señalan la propiedad de parte de la actual reserva, como
producto de antiguas mercedes reales. Mencionan una Hacienda de
Calchaquí o Encomienda de Pulares o Tonocotés,
otorgados en encomienda en el año 1698 al maestre de campo
Diego Diez Gómez, heredada por su hija María
Magdalena, casada en segundas nupcias con Domingo de Isasi
Isasmendi. La hacienda se extendía desde las propiedades
de la Marquesa del Toxo por el Norte (Ciénaga Redonda o
Carachi Pampa) hasta los altos de Belén y Santa
María, con 80 leguas de largo por 32 de ancho (2). En su
jurisdicción posteriormente se creó Antofagasta de
la Sierra (3).
No se tienen otros antecedentes de ocupación
humana hasta el siglo XIX, de la que queda como recuerdo, un
antiguo templo. La tardía incorporación de la llama
en el lugar (4) –unos cincuenta años atrás
aproximadamente– y el hecho de ser éste un
camélido doméstico propio de las poblaciones
puneñas, podría aseverar la hipótesis de un
último poblamiento proveniente de valles inferiores. Un
anciano de setenta años señaló que sus
abuelos "han sido de la provincia de Salta, San Carlos" (5),"un
lugar lindo para criar hacienda; lo que no se daba eran papas y
habas. Tenían vacas, ovejas y cabras" (Informante
39).
3.2. La ruptura del
aislamiento
En tanto aquí se ha considerado el aislamiento no
solamente como un dato físico, sino como el tipo de
relaciones que establece una comunidad con su entorno y con el
resto del país, pueden determinarse dos períodos en
el proceso de ruptura del aislamiento de Laguna Blanca. El
primero comienza con las primeras décadas del siglo y
finaliza en el año 1979. El segundo, que llega hasta el
presente, está signado por los efectos que ocasiona la
creación de la reserva de vida silvestre.
3.2.1. Primer período. Comercio,
escuela y
servicio militar.
En esta etapa uno de los factores que produce un quiebre
del aislamiento es el tráfico comercial que establece dos
vertientes, una hacia Bolivia –y probablemente
Perú– y otra hacia Chile. En Bolivia, donde se
abastecía a la zona minera que demandaba animales de
carga, el intercambio económico para los habitantes de
Laguna Blanca era la cría y venta de burros
y, en menor medida, de mulas. "Para Bolivia se llevaban burros y
mulas. Yo fuí hasta mitad de camino, hasta San Antonio de
los Cobres (6).Le poníamos ocho días de camino;
íbamos por caminos de herradura nomás, por
serranías. En San Antonio de los Cobres vendíamos y
seguían otros, los que compraban allá, para
Bolivia" (Informante 39).
Si bien hay referencia de que los animales se
vendían por dinero
boliviano de plata que representaba muchas veces importantes
sumas (7), no se ha registrado, hasta el momento, esta forma de
pago para Laguna Blanca, sino el trueque por coca, que
consumían y cuyo excedente cambiaban en Belén por
bienes de consumo. Quizás el pago en especies y no en
dinero se debía a que la venta no se hacía
directamente sino a intermediarios que eran los que llevaban los
arreos a Bolivia.
Las ventas a Chile
probablemente eran para las compañías mineras
inglesas que se establecen al finalizar la Guerra del
Pacífico, adquiriendo fundamentalmente ganado en pie.
"Venían de Chile a comprar 300, 500 corderos, así,
chilenos. Compraban vacunos y los 'ojoteaban' en las patas para
el arreo, para que no se despeñen" (Informante 39). El
comercio con Chile era realizado desde allí a Laguna
Blanca y el pago por la hacienda se hacía en dinero y
también en especies, "algunos traían cueros de
vicuña, de chinchilla" (Informante 39).
Las necesidades de animales –mulas y burros–
de los centros mineros del altiplano boliviano y el
tráfico ganadero hacia Chile contribuyeron a activar la
economía de esta área de la Puna y, en cierta
medida, disminuyeron el aislamiento al aumentar los contactos
(8).
Este comercio con el exterior brindaba insumos para el
aprovisionamiento, que se hacía desde Belén. El
trayecto llevaba cuatro días a lomo de mula de ida y otro
tanto de vuelta (9). Estos contactos –pautados en el
tiempo– eran un rito de pasaje en los jóvenes,
cuando sucedían antes del enrolamiento para el servicio
militar. "Salí de la laguna por primera vez a los catorce
años, ayudando a llevar cargas para traer la
manutención, trigo, maíz, arroz, de Belén.
Arreábamos burros y nosotros a mula" (Informante 39).
"Bajábamos con tropas de burros mansos para traer cosas,
para traer la proveeduría" (Informante 31). Para pagar los
alimentos que compraban, especialmente maíz, arroz, yerba,
azúcar
y telas para confeccionar la ropa interior, llevaban coca, cueros
de chinchilla (10), de vicuña y lana. Los cueros de
vicuña provenían del lugar y también de
Chile. La vicuña chilena era preferida por la calidad de
la lana, "la lanita de la vicuña de aquí era
ordinaria, bajita, la chilena era muy linda, altita así"
(Informante 18).
El valor que la vicuña tenía –dentro
de los animales silvestres– en la economía del lugar
era notorio y resaltado por los informantes, que indicaron que no
solamente llevaban a Belén y Villavil los cueros de
vicuña, sino que desde distintos parajes subían
compradores (11).
La coca aparece como otro elemento importante, dado que
se recibe como pago. Por ser Laguna Blanca una zona carente de
ella, actuaba como distribuidora de la misma hacia localidades de
más abajo.
El comercio ejercido por los habitantes de Laguna Blanca
reitera las formas de trueque tradicionales en las relaciones
interétnicas prehispánicas, aunque seguramente ya
subsumidas dentro de las relaciones asimétricas de
intercambio establecidas actualmente.
El intercambio comercial, especialmente con Chile,
continuó hasta avanzado este siglo, teniéndose
referencias de la continuidad del mismo hasta 1955
(12).
Probablemente, de los contactos con otros lugares y
también de las necesidades que planteaban las transaciones
comerciales, se establece otro elemento que contribuye a
resquebrajar el aislamiento: la escuela. Parecería que el
primer maestro que estuvo en el lugar era boliviano y fue llevado
por los padres de familia, quienes le pagaban. Esto
ocurría alrededor del año 1924 y rotaba,
enseñando tres meses en Corral Blanco y tres en La Lomita.
Habría sido este maestro quien gestionó y obtuvo la
creación –en 1950– de la escuela Nº 450
de La Lomita. En 1968 se inaugura la escuela de Corral
Blanco.
La escuela supone una relación que pone en
contacto a alumnos, padres y maestros, no sólo como medio
educativo, sino a través de su función social y de
cooperación comunitaria. Desde estos aspectos, la escuela
actúa como un elemento que interviene en la ruptura del
aislamiento. Es a partir de ella, y de las fiestas que
tradicionalmente allí se realizan así como del
trabajo comunitario de refacción de los edificios, que los
habitantes de los distintos parajes pueden reunirse.
El tercer elemento que aparece como interruptor del
aislamiento es el enrolamiento y el servicio militar, en el caso
de los varones (…) "pudimos observar las caras de
alegría de varios muchachos próximos a los 18
años de edad cuando nos contaban que debían bajar
pronto a Belén para el "enrole". Esa alegría
mezclaba la oportunidad de salir del pago cuanto a
exteriorización de un nuevo status" (13). El recuerdo del
año pasado fuera de Laguna Blanca permanece en la
mayoría de los más ancianos "el servicio militar lo
hice en Catamarca, estuve un año; fue un año lindo"
(informante Nº 39). El servicio militar, además, era
muchas veces el paso previo a una partida temporaria o
definitiva: la emigración en busca de fuentes de
trabajo.
Hasta la creación de la reserva –año
1979– y la desaparición del último
obstáculo al concluirse la ruta que atraviesa la cuesta de
Randolfo, la mayoría de la población que
tenía contactos con el exterior –saliendo de Laguna
Blanca– eran varones; en cambio, las mujeres
recibían los contactos a través de comerciantes,
viajeros y maestros que pasaban por Laguna Blanca. En los varones
la actitud hacia el contacto era activa, decisional, como en el
caso del comercio o pasiva –impuesta desde afuera– en
el servicio militar, pero siempre implicaba una salida del
espacio físico y familiar. Las mujeres salían poco
del lugar y la ruptura del aislamiento estaba dada por contactos
con los que llegaban desde afuera; su papel era, por lo tanto, el
de un receptor pasivo.
Desde el punto de vista de la comunidad, las fuentes de
ingreso de dinero o bienes obtenidos por trueque provenían
de lugares fuera, no sólo del área sino de la
República Argentina (14). Los contactos con el país
adonde estaba asentada la población se limitaban a los
viajes para
aprovisionamiento y trueque con Belén, el servicio militar
o la acción de la escuela.
AQUI VA EL MAPA
3.2.2. Segundo
Período. La creación de la
Reserva
La interrupción de las corrientes comerciales con
Chile y Bolivia sucedió en diversos momentos del
período anterior. Esta situación produjo una
pérdida económica en la comunidad, especialmente en
la venta de burros y mulas, lo que derivó en el incremento
numérico de los primeros, por lo que la comunidad,
actualmente, considera excesivo su número.
A esto le siguió la creación de la Reserva
de Vida Silvestre en el año 1979. Con ella se producen
más rápidamente los cambios. Con la apertura de la
ruta comienzan a llegar los vehículos, con maestros,
personal técnico y vendedores ambulantes. En el año
1987 esto culmina con el establecimiento de un servicio de
ómnibus semanal que, ingresando en Laguna Blanca
–sector La Lomita–, une Antofagasta de la Sierra con
Belén y permite el transporte desde allí a
Catamarca y otros lugares del país.
Este servicio fue interrumpido durante unos años,
pero actualmente ha sido repuesto.
"Cuando yo llegué a Laguna Blanca, en 1978, los
chicos no entendían lo que hablaba, había muchos
que no conocían lo que era un auto" (Informante Nº
40).
A su vez, esta vía de comunicación
facilita o posibilita formas de emigración más
rápidas y el contacto con otros lugares.
El establecimiento de un número bastante
importante de puestos rentados –dieciocho dependientes de
la Dirección de Ganadería, uno de la Policía
Provincial y otro de Salud
Pública– conforma un núcleo privilegiado
de familias que perciben un ingreso monetario permanente y cuyas
posibilidades de acceso al exterior son mayores.
En esta etapa la mayoría de los contactos
económicos y sociales se establecen con Barranca Larga,
Villavil y Belén, y llegan los lagunistas en sus
emigraciones hasta el Sur de la provincia de Buenos
Aires.
La presencia de vendedores ambulantes modificó
pautas de consumo, con introducción de nuevos alimentos y
bienes duraderos (radios a transistores,
relojes pulsera, cocinas a garrafa de gas). A su vez,
la pérdida de ingreso económico que le significaba
la vicuña, aun cuando su número disminuyera sin
cesar por la presión de la caza, determinó la
estructuración de relaciones cada vez más
asimétricas con el exterior.
En el año 1984, con la creación de la
escuela de Aguas Calientes, se completa el establecimiento de
centros educativos en los tres núcleos poblacionales. Sin
embargo, es significativo el número de familias
–especialmente en La Lomita– que envían a sus
hijos a estudiar fuera de Laguna Blanca, lo que ahora se ve
facilitado por el mejoramiento de las vías de
transporte.
Al igual que en el período anterior, el
conocimiento de lugares más alejados se encuentra en
mayor grado entre los varones, por influencia de la
emigración y el servicio militar. Las mujeres más
jóvenes superan a las mayores en la realización de
viajes fuera de Laguna Blanca. Belén y Antofagasta son los
centros urbanos más conocidos por las comunidades ubicadas
desde La Puerta de Laguna Blanca hasta Corral Blanco. La
población de Aguas Calientes y su área de
influencia, aunque se encuentra más aislada, tiene
contactos con el Departamento de Santa María
(16).
La ruptura del aislamiento con el exterior es
visualizada como positiva por la población. "Antes de
abrirse la ruta estábamos peor que ahora, porque no
venía la proveeduría, había que ir a comprar
comida" (Informante Nº 16).
El quiebre del aislamiento de la comunidad global con el
exterior no es acompañado por un comportamiento
similar en lo interno. Las características de los
asentamientos, por su alto grado de dispersión, dificultan
las comunicaciones
más allá de los vecinos o parientes ubicados en las
cercanías. Las largas jornadas de trabajo son otros
factores que contribuyen al aislamiento interno. Son poco
frecuentes las "visitas sociales"; cuando éstas se hacen
tienen un fin preciso, generalmente la adquisición o el
trueque de bienes. Esto hace que las relaciones intrafamiliares
se fortifiquen más, convirtiéndose así las
familias nucleares o extensas en unidades de producción,
consumo y distribución de bienes.
Las fiestas vinculadas con el ganado, como la
"señalada" o la de San Juan Bautista, patrono de Laguna
Blanca y "abogado de las ovejas" (17), son las oportunidades,
pautadas en el tiempo, en que se reúnen segmentos
importantes de la población (18).
AQUI VAN LOS CUADROS Nº 2 Y 3.
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