- La ideología de la
globalización y la agonía de un largo
final - Asimetrías y des
identidades de la ciudad global - Política, estado,
nación, democracia - Notas
La ideología de la
globalización y la agonía de un largo
final
Las circunstancias de fines de siglo y los comienzos de
otro son problemáticas. Grandes fantasmas
recorren el mundo convertidos en fuerzas que rechazan el análisis, la historia, proponen otros
argumentos de la razón en condiciones de omnipotencia y de
absorción de los pensamientos de los sujetos. La
regulación apocalíptica que surgió en los
últimos años del siglo XX de los hechos
económicos, sociales, políticos, culturales como
explosión de la denominada globalización y de sus crisis, se
constituyó en el ámbito planetario proponiendo
elementos de oscuridad. Quizás de manera más
terrible en cuanto a las posibilidades de salida para los
países del Tercer Mundo. América
Latina sometida a períodos de congelamiento
político por el terrorismo de
Estado a
mediados de los años setenta, aceptó la
hegemonía estadounidense para la comprensión,
la
administración y la política de la vida
de sus países. Siguiendo la tradición del
compromiso de las burguesías con el capital
internacional la última década de los noventa
convirtió a los países periféricos en una plétora de
difusores y defensores del neoliberalismo. Porque la globalización
iniciada como proceso
económico extendió la misma
conceptualización a la filosofía y a una
multiplicidad de disciplinas. A partir de la apropiación
política de cada Ministerio de Economía o de
Hacienda, los reproductores de la globalización realizaron
prácticas proféticas argumentando la necesidad de
la inserción mundial para cada país y el valor del
mercado para
todos los hechos. Sucesos que se iniciaron en la década de
los 70 con las dictaduras militares preanunciando mediante
el lenguaje de
la violencia –no simbólica – lo que
ocurriría unos años más tarde con la
producción, los salarios, el
capital, los valores,
los consumos y las sociedades
modeladas para usos de intercambio en otros niveles de
violencia.
A principios de los
años setenta Aldo Ferrer que fuera ministro de
economía decía: "…el mercado debe asignar los
recursos
productivos y distribuir los ingresos entre
los agentes de la producción; la empresa
privada debe encabezar el desarrollo y
el Estado
cumplir una función
subsidiaria; la economía debe abrirse a la competencia
internacional y especializarse conforme a las ventajas
comparativas reveladas por el mercado internacional; la
inflación debe frenarse mediante la reducción del
gasto
público y sin déficit fiscal….."
La concepción conocida años más tarde como
neoliberal ya estaba en el Estado sin que la sociedad
hubiese tomado nota del cambio.
Globalización es un término que se repite
en los discursos
oficiales, en la academia, en los medios de
comunicación, en la opinión generalizada de
habitantes. Ha sido conocida como un paraíso para alcanzar
y como una fórmula disciplinada a la que se debe obedecer,
por los alambicados y sinuosos discursos en los actos del habla,
especialmente en las situaciones de trabajo,
cualesquiera fueran sus formas de empleo,
subempleo, trabajo en negro. Se insertó en lo que se
conoce como vida cotidiana o en el lugar en que los sujetos
desempeñan su subjetividad y crean su identidad
social. El lenguaje de la
opinión
pública y/o el de los medios de
comunicación se encargó de situarlo como un
proceso exclusivo de los economistas, oscuro y sobrepresentado
por datos
cuantitativos y adhiriéndole nociones impenetrables para
el común de la población. La distancia entre lenguajes
hace que la conciencia de lo
que ocurre en la vida cotidiana sea incomprensible, con falta de
razones y de respuestas a los por qué.
Para Agnes Heller la vida cotidiana se constituye como
vida alienada ya que las relaciones sociales de los individuos
con las formas de actividad son lo que determina la
alienación. [1] No hay vida cotidiana sin historia, como
tampoco la hay sin los elementos de la heterogeneidad, que son
las capacidades, habilidades y pasiones que poseen los individuos
a lo largo de su vida. A medida que los individuos actúan
en la vida cotidiana sus comportamientos devienen
homogéneos, lo que no significa que actúen de
acuerdo a una estructura
homogénea, sino que se sumergen en una objetivación
homogénea, que implica una praxis
comprometida, una concentración de fuerzas y de
capacidades concentradas y éstas son acciones
cognoscitivas, psicológicas y morales. La ideología
de la globalización, el neoliberalismo, el posmodernismo
se insertó en la vida cotidiana dejando de reconocer los
sucesos históricos, los pensamientos, las ideas, los
hechos, las identidades. La vida cotidiana se tornó mucho
más alienada en la Argentina en los últimos diez
años como producto de la
dispersión de fuerzas que tuvieron que realizar las
personas ante el cambio de valores que
planteó la globalización. ¿Qué
pasó que el neoliberalismo impuso el mecanismo del mercado
dictando sus leyes a la
sociedad?, conduciendo lo demolición de la sociedad.
¿Por qué el BM y el FMI pueden
intervenir a voluntad y forzar a los países a participar
en la economía
mundial, en términos desfavorables?. Seguridad
social amenazada en la mayor parte de los países,
medio ambiente
al borde del colapso, países cada vez más pobres y
países cada vez más ricos es la consecuencia de la
primacía de la dictadura de
lo económico sobre la sociedad. Las ideas del
neoliberalismo en sus orígenes crearon una red de fundaciones,
institutos de investigación, publicaciones, forjaron
académicos y escritores de las relaciones
públicas, de manera que empaquetaron las ideas y
doctrinas y las hicieron permeables para la sociedad.
Interpretaron a Antonio
Gramsci con el concepto de
hegemonía cultural. Se puede decir que el trabajo
minucioso y violento de la derecha ha tenido el éxito
al estilo de una promoción de una secta religiosa, ya que su
doctrina dogmática, el sacerdocio que pregona, las
instituciones
legislativas que lo enfundan envía a la Inquisición
a quienes se le opongan. A diez años de lo que fuera la
famosa frase de Margaret Thatcher cuando el bombardeo del buque
General Belgrano, en 1982, en el intento de recuperación
de las Malvinas se
hizo carne: no importan los individuos importa el
mercado.
En 1979 ¿El fin de la Historia? la obra de
Francis Fukuyama marcaba las líneas de su
coterránea Thatcher. Diez años después
aquél descubrió que en realidad la historia no
puede acabarse, pero hasta que las ciencias de la
naturaleza no
hayan llegado a su fin. No muy arrepentido de sus contundencias,
Fukuyama dice en la actualidad que no fue comprendido y que la
historia está dirigida por la expansión de las
ciencias de la naturaleza y de las tecnologías
contemporáneas y que ellas son el fundamento de la
modernización económica. Pero parece haberse dado
cuenta que se necesita de un sistema
político que admita la universalidad de los derechos del hombre. Su
lógica
evolutiva es que sólo las naciones más avanzadas
podrán llegar a la democracia
liberal y los mercados. El
resto y las crisis serán sólo involuciones.
Fukuyama pronosticó que la mundialización va a
durar mucho tiempo, que
llegó para quedarse y que será diferente
según países. Muy ávido por los procesos
evolutivos también pronostica Fukuyama que serán
las tecnologías de información las que acelerarán los
procesos de democratización, ya que ningún
país podrá quedarse aislado de las fuentes
externas de información.
El recorrido de la mirada por cualquier territorio
latinoamericano, del Tercer Mundo y aún de los del Primer
Mundo indica por el contrario que las víctimas del libre
mercado somos muchos y que lo que está en una picada
descendente son las formas de la democracia liberal y el mercado
manejado y manipulado de la forma en que se ha realizado en los
últimos 30 años.
¿Qué es globalización? El concepto
fue establecido como organizador de la discusión
económica política en la escena
contemporánea. El término implica que una sociedad
cohesiva y aislada y una economía doméstica ya no
se sostienen y que debemos integrarnos a una economía y a
una sociedad que son verdaderamente globales y que existe una
dependencia de la vida cotidiana de fuerzas, que también
son globales. De allí se pasa a aseveraciones, a juicios,
que la transformación cualitativa del capitalismo
desarrolló en nuevas relaciones de interdependencia
más allá de los estados nacionales. El concepto
devino en situaciones de mito, de
imágenes invertidas de la realidad y se
afirmó en las políticas
de los estados justificando las más impopulares, durante
toda la década de los noventa, e independientemente de
cuáles fueran sus voceros.
Se oyó decir que era un evento completamente
nuevo cuando en realidad situaciones globales acompañaron
todo el devenir del capitalismo. Como justificación
económica se dijo que se ingresaba a una nueva
época de crecimiento rápido, sin inflación
ni crisis, cuando las crisis son recurrentes y mucho más
la provocada por la globalización. También se dijo
que se iniciaba una época de producción y productividad
amparados por una revolución
tecnológica y la informática, cuando no ha habido
crecimiento de la productividad y el fenómeno del desempleo se ha
tornado estructural y a escala mundial la
situación de inflación que generó el capital
derivó en fuertes retrocesos de zonas que de tiempo
atrás estaban rezagadas. Se dijo que había que
privatizar porque el Estado era deficiente en su funcionamiento,
incluso con la justificación de escapar de la deuda externa.
Las privatizaciones, aparte de enajenar el capital
público no amortizaron las deudas externas de los
países menos desarrollados. Se dijo que la
globalización había de servir de base al
crecimiento sostenido; que serviría para el equilibrio
ambiental; que se debilitaba el Estado centralizado; que las
clases desaparecían e incluso el conflicto de
clases; que los movimientos reivindicatorios de los trabajadores
no tenían sentido; que los modos de operacionalidad de la
política irían cambiando a partir de la
búsqueda de consensos entre los tres sectores de la
sociedad: el estado, los empresarios y los académicos; que
las viejas nociones de centros hegemónicos y
periféricos eran obsoletas; que se iniciaba un orden con
el fin de la historia y que este comienzo se denominaba
neoliberalismo.
A partir de estos esquemas –seguramente existen
muchos más– devino un quehacer social y
político que cambió mentalidades, pensamientos,
idiosincrasias y erosionó las bases valorativas de
comprensión y justificación de la realidad social.
Las alteraciones a la realidad social son culturales porque
justifican a través del lenguaje, las formas de actuar
macro y micropolíticas, inventan lenguajes
crípticos denominados tecnológicos, son de ghettos
sociales y sirven para la reproducción social de la sobrevivencia de
unos pocos.
Lo definitorio de la globalización reside
en:
- La importancia de la estructura financiera y de la
creación global del crédito y el dominio de las
finanzas
sobre la producción. - El conocimiento
y/o una estructura del saber como definitorio para la
estructura de la producción. - La obsolescencia de ciertas tecnologías y el
crecimiento en la trasnacionalización de las
tecnologías. - El ascenso de los oligopolios globales con forma de
corporaciones multinacionales.
La globalización de la producción, del
conocimiento y de las finanzas dio lugar a la retirada del estado
nacional como poder
regulatorio y el ascenso de un poder global político en la
estructura de autoridad de
los estados, asociado con las Naciones Unidas,
que a su vez socavó al sistema
democrático tal como se lo conoció desde el siglo
XIX.
Asimetrías y des
identidades de la ciudad global.
Globalizaciones existieron siempre en el sistema de
producción capitalista, pero nunca como a fines de siglo
XX se dio en los discursos y en la conformación de las
operaciones de
las metrópolis sucesos para maximizar beneficios
jerarquizados. La globalización presenta contrastes tanto
en fortunas como en infortunios, entre los que ganan y los que
pierden y estos entrecruzamientos generan distintos lenguajes y
violencias solapadas. Las fortunas concentradas se encuentran en
las ciudades más globalizadas, New York, Japón,
París, Bonn o cualesquiera de ellas, las 300 personas
más ricas del mundo manejan ingresos superiores a la mitad
de la población del planeta. De esas ciudades parten los
negocios de la
droga, de las
armas, de la
prostitución, de las mafias, de las bolsas,
de las telecomunicaciones y de los esquemas de pensamiento
hegemónicos que se dispersan en asimetrías para el
resto de la población terráquea. También en
las más importantes de ellas existen contrastes entre los
modos de vida opulentos, los desocupados y
desempleados.
Nunca como en la última década el libre comercio
accionó los poderes de ofertas de mercaderías no
sólo como objetos, sino humanas y nunca se conoció
de manera tan violenta una monopolización de herramientas
económicas que permitiese el control de las
sociedades más ricas sobre las más pobres. Los
controles monopólicos se efectúan en los
ámbitos que dan más réditos: las
tecnologías, las finanzas, los medios de
comunicación, las armas de
destrucción masiva y el acceso a los recursos
naturales del planeta. La concepción del desarrollo se
asimiló a la expansión del mercado, del mercado
capitalista. Todo se mercantilizó en la sociedad y
también los actos del habla. Los proyectos se
percibieron de otra manera como la concentración espacial
de la era telemática, que fue vista como una
democratización específica, educativa y cultural,
pero que agudizó la dispersión de los conocimientos
y la integración en numerosos sentidos. Fue lo
político subsumido a lo económico, las concepciones
sobre el Estado las que produjeron las asimetrías
más dispares, especialmente para el Tercer Mundo.
Así economía y estados quedaron cada vez más
vinculados. Con detrimento de la política y en las
metrópolis grupos
sociales con intereses cada vez más transnacionales
son los que manipulan las corrientes de opinión y las
pasiones del pueblo.
Estas vinculaciones hicieron a la emergencia de
influencias políticas no sujetas a control, separadas de
toda intencionalidad y devenir democrático,
paradójicamente en las ciudades más destacadas
actúan las sedes del Banco Mundial,
la Organización Mundial de Comercio y el
Fondo Monetario
Internacional.
Es en las ciudades en las que se da una
integración de diversos sectores a la vida social, la
economía, la política, la cultura, pero la
economía que es mundializada y autónoma con
relación a los estados políticos o nacionales hizo
que los modelos
económicos asentados en la idea de la globalidad,
provocasen las consabidas demandas multiplicadas, reclamos de
enseñanza, de sistemas de
protección social, de empleo, de seguridad, de
derechos en los marginales, de los inmigrantes, de etnias y de
los y las diferentes. Demandas que la dinámica de las administraciones no
están preparadas para responder en tanto son dirigidas por
modelos
económicos globalizados. El mundo tecnocrático
inspirado en la mercantilización hizo de la democracia un
nivel poco destacable y en las administraciones de los estados se
dejaron de tener en cuenta la multiplicidad de realidades. El
paradigma de
las empresas
comenzó a cobrar vigor para conducir a lo público y
la representación de intereses y de valores se unió
a la representación política como no lo hiciera en
todo el siglo XX.
Las ciudades son hoy sede de las operaciones legales y
de contabilidad
más que de producciones y en las gestiones exportan
incertidumbres, especulación, fragmentación
además de la terciarización de los servicios.
Esta implantación de actividades crea distorsiones, de las
más conocidas: la disparidad de salarios entre
trabajadores de distinto nivel educativo, el desempleo, la des
información, altos ingresos y hábitos de consumo
elevados para sectores sociales ocupados y adaptados con los
términos de la economía y los lenguajes de modos de
vida dirigidos. La generación de subculturas se observa
por doquier, una uniformización de los modos de vida que
es acorde con los valores del posmodernismo que se ajusta a la
globalización y que hace que se estandaricen los tipos de
consumo, las representaciones imaginarias, las modas, pero lo que
se estandarizó con mayor agudeza fue el deseo de
ganar.
Aunque el grado de información tecnológica
es superabundante, el acceso a ella es relativo para diferentes
sectores sociales. Las informaciones televisivas también
de orden global son fragmentarias, las referencias de los sujetos
son dispersas pero excitan el goce y la pasión por los
consumos, por el éxito individual y el temor al fracaso.
Existen dificultades para elegir especialmente valores,
circunstancias y se vive en las ciudades de manera descartable
y/o haciendo zapping. Las proyecciones que tuvieron su soporte en
la globalización, en la Argentina, dejaron de tener en
cuenta identidades, historias, costumbres, favorecieron la
recepcitividad pasiva de espectadores y espectadoras.
Cada vez más en los espacios físicos se
superponen las diferencias, las hay que son ghettos protegidos en
los suburbios y que mantienen nulas relaciones de vecindad.
Centros en los que también se perciben las disparidades
como en las periferias, pero ahora los centros geográficos
están devaluados y en las periferias conviven poblaciones
marginales conjuntamente con las burguesías en ascenso. El
lenguaje actual los denomina country clubs. Los privilegios se
manifiestan en obras de infraestructura y atractivos especiales
en los que niñ@s y jóvenes asisten a niveles de
escolaridad también privados con accesos a campos
deportivos diversos, al consumo de tecnologías y una
movilidad que los imagina estar en cualquier ciudad del planeta
tierra. Los
posgrados en universidades del Primer Mundo han empezado a
competir con los posgrados en la metrópolis pero de
universidades privadas que poseen sus enclaves en las
cercanías de los barrios cerrados. El paisaje suburbano
argentino se asemeja al californiano o al inglés
y la vida transcurre de manera bucólica con escenarios
encerrados por el que fue en el siglo pasado, el símbolo
del progreso: el alambrado.
Alambrados y accesos con barreras custodiados por
guardias de seguridad. Luego es posible ver a los niños
en el paisaje homogéneo, con las bicicletas
homogéneas, los jardines homogéneos y las casas
homogéneas. Detrás de la violencia que suscita el
alambrado, muchas veces electrificado, la pobreza
multifacética. Es que el bienestar está amenazado y
el mal rodea a los prisioneros que se consideran los buenos del
campo de concentración de la pureza globalizada. La
desigualdad, o mejor la pobreza,
creó un nivel de criminalidad, de violencia, reconocida en
los países del Primer Mundo pero inespecífica en
los del Tercer Mundo. Existen admisiones acerca de la
relación entre el desempleo y el aumento de la violencia,
sin embargo poco se dice acerca de las motivaciones y de los
circuitos
culturales que hacen a los comportamientos violentos.
La continua superposición de actividades
encontradas aparece como generadora de una ética
global que dicta los señalamientos en los comportamientos.
La erosión de
los estados nacionales como contenedores de las identidades hizo
que se prescindiese de las integraciones simbólicas como
elementos significativos y se optase por la inclusión de
sujetos de las grandes corporaciones multinacionales, sus modos
de vida, sus costumbres y sus tradiciones. De manera que el poder
se convirtió en fachada de frivolidades, de expresiones
banales y de la iniciación de otros valores para transitar
el camino de las carreras políticas. Al semejanza con los
Estados Unidos
el sistema político se presenta lleno de desconfianzas, de
mediocridades y de mezclas de
corrupciones. La desconfianza de la opinión pública
con respecto al voto, el mayor acceso a los programas
televisivos y a la internet da lugar a la
presencia en la política de personas sin experiencia, sin
embargo a la opinión pública le gusta seguir a los
famosos sin experiencia en los cargos de gestión
del Estado porque en apariencia posee un hartazgo sobre la
corrupción
de la política. Los valores manifiestos por la publicidad
establecen paradigmas a
ser tenidos en cuenta por l@s que se dedicarán a la
política para el nuevo milenio como los siguientes: hace
falta inteligencia
para ganar dinero y tener
éxito; aquél o aquella que se presentan es porque
han tenido éxito, han ganado, y lo han conseguido por
sí mismos, no han robado en los cargos públicos.
Esta sospechosa participación de las vías
telemáticas en la política considera que el
público dejó de ser espectador y se
convirtió en protagonista, en una especie de experto, de
analista de los problemas
sociales, como la sanidad, la educación, el
cuidado de los ancianos, que lo importante es quién va a
ganar no quién es el mejor o la mejor candidato o
candidata.
A nivel societario existe una alta fragmentación
de identidades, ya que no hay una unidad de poder que permita
confluir lazos sociales, que asegure la convivencia. El
management es el nuevo código
ético de la administración de los estados. Las
administraciones públicas son ahora gerenciadas en vez de
administradas. Mejorar la gestión es mejorar la
economía y el deber ser ocurre en tanto exista el cierre
de caja. La agilidad de la gestión se mide por auditorías, por negociaciones
descentralizadas e individuales y sobre todo por aumentar la
productividad. Como el mercado opera de manera flexible nada fue
tan defendido y acatado como las pautas de las reformas del
mercado laboral para
convertirlo en flexible. El empleo precario, la reducción
unilateral de salarios para las empresas, las fechas para tomar
las vacaciones, la extensión de la jornada laboral, la
negociación a nivel de empresas, la
supresión de las negociaciones colectivas de trabajo
mediante los sindicatos,
fueron cambios que operaron en las ciudades. El poder
político sometido al poder económico hizo que los
contadores fuesen los técnicos más capaces para
administrar las políticas exteriores, la educativa, la de
defensa, la cultural. La necesidad de confiar en los mercados
confluye en una permanente consigna que es reducir gastos, efectuar
políticas de austeridad y continuar con el endeudamiento
externo. Las debilidades para formular y orientar
políticas públicas, para dar respuesta a los
problemas
concretos se realiza con un mayor control sobre recursos
humanos y con mayor poder de policía sobre los
trabajadores. La privatización y la destrucción de
los servicios
públicos que condujeron al igual que en Gran
Bretaña por los años 80 a una fuerte
reducción de los empleos públicos acarreó un
deterioro de la sindicalización, especialmente de la
fortaleza sindical derivada de los empleos públicos. Para
los neoliberales es mejor tener menos trabajadores que
más. El descrético hacia los sindicatos hizo
confundir a lo largo de los últimos diez años los
derechos adquiridos tanto en lo laboral como en lo social, de
manera que los lenguajes de tono totalitario fueron tan
frecuentes de oir en expresiones como: la hora de los sindicatos
ya pasó; si no te gusta este sueldo y este contrato te vas.
Los trabajos flexibles fueron lo constante en el ámbito
público como en el privado, aunque el trabajo
público continuó con el prejuicio de
la burocratización ineficaz e ineficiente; la
pérdida de tiempo; el gasto infructuoso. La
transpolación de lo ineficiente pasó de todo lo
público al reconocimiento de las personas.
El cambio en las relaciones de poder en la sociedad es
entre élites tecnocráticas o bien ligadas al poder
político de turno y el resto de una masa
heterogénea, desprotegida y en gran parte desempleada.
Esas élites antes eran denominadas patria contratista,
empresarios industriales, cúpulas sindicales. Ahora son
holdings, ex ejecutivos de corporaciones que asesoran, ejecutivos
del sector financiero, ejecutivos de los servicios privatizados.
El lenguaje común que se usa en las grandes ciudades es
emitir conceptos como si todos tuviesen el mismo modelo
básico cual si fuesen computadoras,
la PC del Mercado Libre. Los sistemas
operativos son las políticas macroeconómicas
para tener éxito en la economía globalizada y el
software es la
ley, los
tribunales, los organismos regulatorios, una prensa libre y
las instituciones democráticas. Tanto en Rusia como en
cualquier otra ciudad del Primer y/o del Tercer Mundo existen
gestionadores de las administraciones públicas corruptos,
porque la economía está sometida al hardware del mercado libre,
aunque dichas economías estén estancadas. La
gestión es la que debe de cambiarse y dejar de proteger
con normas a los
recursos dirigentes de esas administraciones. No hacen bien las
cosas, buscan favores, privilegios impositivos, subsidios y esto
aumenta los déficit. Se debe dejar de hacer asistencia y
comprender cuál ha sido el origen del éxito
norteamericano para emular. El sofware de leyes y de mercado que
permite ganar al competidor más productivo. De allí
que se necesiten administraciones públicas honestas,
flexibles y reducidas. [2]
El nuevo capitalismo reclama los subsidios y los
favoritismos que no mantienen las reglas básicas de la
economía de mercado. No es posible seguir trabajando a
pérdida, con malas calidades tanto de productos como
de recursos humanos, de lo contrario se continúa con los
incentivos
económicos perversos. Es necesario hacer cumplir la
disciplina del
mercado, [3] este es el lenguaje de la nueva ética. En el
lenguaje globalizante del capital no se reconoce la
apropiación en manos corporativas y privadas, como tampoco
la emergencia de influencias políticas sujetas a las
variantes de los oficiales del Banco Mundial o
del FMI. Estas instituciones se han fortalecido en los
últimos 20 años de manera asombrosa, gracias a la
crisis de la deuda y al mecanismo de condicionalidad el FMI ha
pasado a ser el dictador de las políticas
económicas sólidas. Dictadura que se traspasa a los
gobiernos democráticos y que permite las corrupciones de
éstos ya que al dictar la economía las
políticas, la política sobrevive apoyándose
en la norma neoliberal. Demás está en nombrar en
este pequeño esbozo que el resultado de las
privatizaciones en Argentina, y en otros países, no estuvo
relacionado con la eficiencia
económica. Los gerentes de las empresas privadas
duplicaron o triplicaron sus sueldos y por lo general fue la
misma gente que antes trabajaba para las empresas del estado. En
cuanto al resultado de esas privatizaciones se entregó el
producto enajenado de trabajo de miles de personas a los grandes
inversionistas.
El milagro económico de los últimos diez
años deja en la Argentina con más de la mitad de la
población viviendo en la pobreza. En Buenos Aires el
cinturón más grande del conglomerado urbano que se
encuentra en La Matanza, –otrora cinturón
industrial– es una hilera de fábricas abandonadas.
Las empresas se han ido al Brasil, por los
menores costos y un
mercado más grande, otras empresas dejaron de existir por
la apertura del mercado argentino a la competencia extranjera.
Mientras en las periferias urbanas se consume pobreza, droga y
violencia, en el centro las ofertas culturales son más
amplias, por un poder adquisitivo mayor y por un consumo cultural
adaptado a los niveles adquisitivos, lo que hace de la ciudad de
Buenos Aires una constante comparación con el Primer
Mundo. La industria
cultural no se mide por la calidad de las
producciones del pensamiento, sino por la producción de
ofertas de espectáculos, trabajo, inversión y ganancia como cualquier otra
actividad económica.
Desde la perspectiva sociológica clásica
los diagnósticos sobre las sociedades actuales fueron
catalogadas como sociedades anómicas. Anomia es un
término adaptado del griego por Emile Durkheim, que
define a una sociedad desintegrada, en la que no rigen normas de
conducta, ni
patrones de comportamiento
para mantener a los miembros de la sociedad compartiendo estilos
de convivencia. Esta desintegración, también
estudiada hace muchos años por la sociología norteamericana, por Robert
Merton, está concebida por los cortes entre los modelos de
éxito y las posibilidades de lograr las personas –el
éxito- mediante el trabajo. Se produce un corte
estructural entre las aspiraciones de la mayoría de la
población y las oportunidades y posibilidades de
realizarlas. Ante estas situaciones las personas efectúan
lo que Merton llamó "cortadas anómicas", es decir
que cada vez más gente renuncia a seguir caminos de
progreso personal comunes
en las sociedades bien constituidas, como trabajo, posibilidades
de ahorro,
honestidad,
dedicación a las tareas, etc., para tomar otros
caminos.
Estas cortadas anómicas son recurrentes en
comportamientos como ira, enojo, decepciones, protestas, violencia
social y política y también la evasión,
aislarse despectivamente de la sociedad y de su política
–en muchos caso estimuladas por drogas– o
dedicarse a actividades sin sentido positivo. En otras palabras
gambetear la situación, o utilizando el lenguaje actual,
zafar. Las llamadas actividades de diversión como casinos,
bingos, juegos de
azar, premios, loterías son formas de ilusiones para zafar
de ciertos dolores.
También existe otra forma de cortada
anómica que es el comportamiento "ritualista o
conformista" que deriva en indiferencia por lo que se hace, por
el otro o la otra y actuar también displicentemente,
generando climas de desinterés o de apatía social,
que en las expresiones del lenguaje oral es: es como
si…..
Política, estado,
nación,
democracia.
En los últimos tiempos no hubo una
expresión más acabada que aquella que
recomendó reconvertir el poder centralizador del Estado,
que permitió el surgimiento de recetas que notificaban
acerca de la necesidad de aplicar la descentralización en las administraciones
públicas. Operación que también la produjo
la empresa privada
en Estados Unidos con el crack financiero del año 29. Sin
embargo la descentralización se aplicó a la
economía, a la salud, a la educación y sobre
todo a la asistencia directa, que por la cesión de
competencias a
las provincias y a los municipios en las áreas de la
política
social servirían además para erradicar la
pobreza. En realidad la descentralización fue
también una herramienta usada al servicio de
las privatizaciones, a la crisis fiscal del estado y para
establecer ajustes especialmente en las áreas
sociales.
El Estado conoció numerosas reformulaciones
mediante la ideología de la globalización, de ser
un estado- burocrático-autoritario en los años de
la dictadura pasó a ser un estado gerente, a un
estado regulador por el proceso de las privatizaciones aunque sin
el funcionamiento acorde de los controles institucionales y a
comienzos del año 2000 se intentará pasar a un
estado solidario, para la defensa de los más
débiles. El tipo ideal weberiano, el ideal de la burocracia ya no
existe por obra y gracia de la búsqueda de la eficiencia.
Rigidez versus flexibilidad son los polos de la dinámica
de las organizaciones
modernas, rapidez, racionalidad del gasto, velocidad de
la decisión política. Esta racionalidad de la
gestión presupone estructuras
organizativas que ya no son piramidales, sino horizontales en las
que se favorece el trabajo en equipos. Los nuevos vocablos que
dicen de las acciones remiten a: calidad total,
reingeniería de procesos, planeamiento
estratégico, la coordinación en redes. La
denominación de estado solidario para la defensa de los
más débiles está señalando un cierto
darwinismo social que siempre estuvo implícito en la
ideología de la globalización Con esa
denominación se está cuestionando la ineficiencia
del estado liberal constituído alrededor de los valores de
libertad y del
individuo y
también se está desconociendo la historia de las
ideas, los pensamientos fértiles. Se está
cuestionando al Estado de Bienestar basado en la igualdad y en
lo colectivo y por los desastres ocurridos se está
utilizando un lenguaje menos violento que no cuestiona al estado
neoliberal, privatista, individualista y corrupto. Este
será el Estado que iniciará el tercer milenio, que
propondrá la defensa de los más débiles e
intentará calmar las asimetrías sociales mediante
la lucha contra la pobreza, las desigualdades sociales y las
exclusiones, que dice que tendrá en cuenta las
políticas de seguridad urbana o como suele llamarse hoy en
día a la seguridad
ciudadana. §
Sin embargo la ortodoxia de la globalización no
entiende de humanismos ni de solidaridades, aunque en el
último año del siglo haya utilizado esas palabras
porque como se expresó anteriormente el neoliberalismo no
entiende de democracias, ya que fue creado para los vencedores y
no para los votantes. La globalización no entiende de los
sufrimientos humanos porque dejó atrás las
relaciones sociales y disolvió la resistencia a la
explotación capitalista y porque entró para
quedarse durante muchos años. En realidad se rehacen
pérdidas como la de los valores democrático
liberales pero trasnacionalizando a los estados nacionales. De
esta manera se sugiere un seguro sobre los
ciudadanos del mundo aunque los ciudadanos sean solamente
factores de la producción en tanto mercancías
asalariadas. Bajo el principio de la competencia y de la
maximización del valor de las acciones, el neoliberalismo
se presenta como justamente violento. Por eso es que la
resistencia a la globalización no ha tenido efectos, la
violencia, la opresión, encuentra a los grupos oprimidos
sin condiciones para establecer cambios. De allí que se
haya escuchado y leído expresiones de
reestructuración sobre los quehaceres de la gente en los
márgenes. Una de las formas de lectura sobre
las respuestas hacia la violencia de las exclusiones fue la
expresión: estrategias de
sobrevivencia, especialmente para las mujeres. La gente
más pobre no hace otra cosa que adaptarse desesperadamente
a las condiciones adversas a través de estrategias de
existencia, pero aún así fracasan. Nada se aclara
acerca de la violencia que supone en las relaciones sociales de
vida, esas estrategias. Los contenidos implícitos son: la
sobrevivencia de los más aptos. De esta manera la
ideología de la globalización aplica en las
relaciones sociales el darwinismo social más sofisticado
porque instauró un nuevo orden moral.
Fukuyama llama a esta recomposición, una gran
reconstrucción moral. En su nuevo libro La gran
ruptura [4] dice que las sociedades industriales dejaron de
existir para convertirse en sociedades de la información y
que las naciones ricas sufrieron quiebres en sus valores. Fueron
las democracias liberales las que originaron esos quiebres con la
declinación de las instituciones de parentesco, los
crímenes, el bajo número de matrimonios y
nacimientos, la pérdida de fe en las instituciones y la
reducción del radio de
confianza o la tendencia de la gente a relacionarse en grupos
pequeños. Dice Fukuyama volviendo a instaurar la
terminología vigente en el siglo XIX : nuestros instintos
más básicos nos impulsan a crear reglas morales que
nos unen en comunidades y a promover la cooperación…en
las sociedades de la información, ni los gobiernos ni las
coorporaciones van a depender exclusivamente de reglas
burocráticas y formales, van a descentralizar el poder y
descansar en la gente, que se autoorganizará. Para
América
Latina las proyecciones de Fukuyama es que nada cambiará
hasta tanto no se realicen las asociaciones entre la cultura
formal con la informal, y por informal el autor entiende las
asociaciones privadas, o lo que hoy parece estar en el tapete de
la modernización, la sociedad civil.
También el concepto de sociedad civil deberá ser
revisado por la vocación de imponer condiciones
relacionadas a la reproducción del capital en el sistema
político. El totalitarismo de la sociedad civil como
reemplanzante de la tarea del estado-nación
en las democracias imperfectas, no da lugar a una democracia de
mayor nivel sino por el contrario, a la continuidad de una
democracia encorvada o de baja intensidad manejada por el
desarrollo socio político del mercado y ésta es una
estrategia
más de la concepción neoliberal globalizante del
gran capital.
Este darwinismo social que posee numerosas aristas,
justifica las relaciones patriarcales de dominación y la
sobrevivencia de los más aptos produce la estructura de
oportunidades para la relación jerarquizada entre varones
y mujeres. Ciudadanos y ciudadanas lo son en tanto compartan la
ciudadanía por la productividad, sus
derechos se deberán acomodar a los valores transnacionales
de la productividad. Es un appartheid de condiciones globales que
impone las reglas del apartheid a la población a fin que
resulte exitosa la guerra
económica. Ya no hay dignidades fuera de los factores de
la producción, el capital en sí mismo se ha
globalizado y está basado en la destreza científica
expandiéndose más allá de las fronteras del
estado-nación. Pensando en un ejemplo que recorre a todo
el siglo XX es la relación entre deporte, política,
nación y cultura. El deporte fue instrumentado por la
mayor parte de los gobiernos quizás no sólo en este
último siglo, antes también, pasando por los
apartheid en variadas olimpíadas, los boicots y las
expresiones acerca de la alegría de los pueblos en las
competencias deportivas. Las identidades deportivas que a primera
vista pueden pensarse como identidades nacionales fueron tomando
un auge a medida que las prácticas deportivas subieron las
divisas de
jugadores y clubes, grupos multinacionales, grupos
políticos insertándose en los clubes deportivos,
mafias, etc. El hecho es que los lenguajes de la comercialización que la opinión
pública admite son los relativos a los precios que se
ponen a los jugadores de football, (ejemplo que es más
importante para la Argentina, pero que se repite para el resto de
las actividades deportivas de competencias internacionales). La
mercancía humana permite la capitalización de
grupos de individuos ligados a todo tipo de corruptelas, sin
embargo estas transacciones no sufren ningún tipo de
sanción, por el contrario son estimuladas a partir de
concepciones que refuerzan las concepciones de las emotividades
de las multitudes, el ejercicio de la pasión por sobre la
razón.
Al concepto de Estado que se lo entiende en
términos de soberanía nacional, ejercida en un
territorio determinado y en relación a un pueblo, con la
administración del espacio público
incluyendo a la población que vive en ese espacio reconoce
la relación con la sociedad. Para la ideología
globalizante y de la violencia, el estado es sólo de
competencia. De esta forma el capital es la sociedad. Esta forma
de entender la relación entre estado y sociedad ignora las
relaciones de producción definidas y contradictorias, la
sociedad capitalista y constituida a través del proceso de
lucha de clases. La conformación del estado-nación
en la Argentina, en la segunda mitad del siglo XIX estuvo basado
en una economía de mercado. Estado y acumulación
del capital, con el aporte de las normas jurídicas que
favorecieron la propiedad
privada, fueron fundamentales para la conformación del
estado nación. Pero era un estado que se daba la
posibilidad de pensar y de intervenir en la sociedad, en todos
los ámbitos que conformaban las reglas de juego a fines
de ese siglo. La protesta instaurada contra el estado
centralizador se instaló con violencia porque
desarticuló la institucionalidad lograda y la armada a lo
largo de todo el siglo XX entre estado y sociedad. Por otra parte
la constitución de aquel estado, denominado
liberal, en el que intervinieron los socialistas con sus
versiones reformistas, se fundamentó sobre la legalidad
parlamentaria, el desarrollo de las organizaciones obreras, del
cooperativismo
libre, la aplicación de impuestos
directos y progresivos a la riqueza y la nacionalización
de los sectores claves de la economía, también puso
en marcha políticas sociales en materia de
salud, vivienda, protección a la vejez que se
plasmaron de manera contundente en la década del cuarenta
con la legislación peronista.
En la actual retirada del estado nación existe un
marco legal diferente al que usó el liberalismo
económico. Esa relación con la sociedad está
derivada por una subsunción de todos los aspectos sociales
de la vida humana provocadas por la competencia del mercado. Esto
no significa la crisis de la democracia de masas, sino su
tergiversación. Esta última está basada en
la formación de un Estado fuerte y activo dentro de la
globalización que está destinado a buscar en su
territorio las mejores ofertas de inversión de capital,
incluso dentro de su territorio, el estado debe movilizar sus
recursos para que el capital global prefiera ciertas
localizaciones en vez de otras, de manera de dictar las
políticas regionales.
El desarrollo social
siempre fue un derivado del desarrollo
económico. Sociedad y estado están sometidas a
la democracia, por ello no implica que hayan dejado de existir
las clases
sociales y las conflictividades subyacentes entre ellas.
Aunque se reconocen intereses sectoriales complejos y cambiantes
se le asigna al Estado ocuparse de los pobres, de los indigentes,
o de las desgracias individuales que le tocan a la gente. La
impotencia ante las situaciones del mal y del dolor posee varios
nombres, que el estado está sobre burocratizado, que es
torpe, que está sobreexpandido, que posee secuelas de
estancamiento, que produce inflación, grandes
déficit fiscales, subempleo, desempleo. Lo social,
léase la salud, la seguridad, la educación son
factores condicionantes del desarrollo económico. Entonces
aparecen las concepciones sesgadas tales como: "Sólo las
poblaciones con niveles altos y generalizados que poseen
educación y cultura poseen los comportamientos que
favorecen el progreso de las democracias constitucionales y
capitalistas contemporáneas." [5]
Ahora el modelo global presenta fisuras, las
predicciones hechas en el pasado sobre la desaparición del
estado nacional resultan infundadas, ahora opinan en Yale:
Geoffrey Garrett del Massachussetst Institute of Technology
(MIT), los países industrializados escaparon de las
presiones de la globalización, los gobiernos
intervencionistas no fueron invariablemente afectados por la fuga
de capitales. Por eso piensa el autor, en las condiciones
actuales, los gobiernos pueden expandir la economía
pública, incluso aumentando los impuestos al capital, sin
afectar la competitividad
de la economía ni provocar una huida masiva de empresas
multinacionales. Esto se debe, según el autor, a que con
el gasto público los gobiernos suministran bienes
colectivos de importancia económica que ayuda a las
empresas a incrementar su productividad. [6]
El movimiento
corporativo en coalición con las tecnocracias
modernizantes del estado ahora privatizado y con
propósitos oscuros, incluye los negocios en toda
investigación para superar los estados de condicionamiento
y llegar a la inclusión globalizante. La nueva virtud de
la ética es la adscripción a la teoría
de los sistemas complejos condenando el pensamiento obsoleto. El
progreso, palabra mal vista y estigmatizada a la
generación del 80, a los pensadores positivistas del siglo
pasado, es caminar bajo el signo del neoliberalismo. El orden
actual promete premios para los que sufren la transición
con una estabilidad y bonanzas sin aclarar qué tipo de
disposiciones habrá que efectuar para la contínua
subvaluación de los salarios y ataques serpenteados a los
derechos
humanos. Es evidente que la ansiada democracia llegó a
fines del actual siglo aquejada por numerosos problemas,
pertrechada por la invasión de avances
tecnológicos, por los mundos de la cibernética y de la informática.
Avances que llegaron a unos pocos. La democracia parece que se
mantiene y se estabiliza cuando el régimen se hace eficaz,
cuando la economía se muestra
sólida. Entonces parece que lo que vendrá
será democracia eficaz cuando pueda solucionar problemas
rápidamente. Entre los supuestos de la
representación, en lo que hace al comportamiento de los
sujetos las ideas permanecen muy vagas por las visiones
globalizantes. ¿A quién debe el mandato de la
representación el diputado o la diputada, al partido, al
bloque, o a quienes lo votaron?. La clarificación del
pluripartidismo con los límites
sobre cómo es el actuar del parlamento, más la
incidencia de los grupos de interés, o
lo que en expresiones actuales se conoce como hacer lobbies con
el mundo de las multinacionales, forma parte de la des
ideologización del final de siglo. Y parece haber sido una
simple ilusión el reclamar participación en la
década de los noventa por parte de la ciudadanía.
La política de opiniones primarias televisiva no da lugar
a una mayor socialización cultural de la
población, los partidos
políticos se han tornado meras máquinas
electorales por lo que las decisiones de envergadura no son
consultadas a la hora de los compromisos. Resulta por tanto
contradictorio escuchar las propuestas de cambio cuando las
decisiones se realizan en defensa de intereses en vez de defensa
de ideas. A pesar de las reformas constitucionales del 94, en
Argentina, las participaciones directas y semidirectas no han
entrado en funcionamiento aún.
Se declararon finalizados y estancos a los estados
nacionales y culturales con la consiguiente pérdida de
identidad de los sujetos. El pensamiento único declara la
armonía en un espacio totalitario, de inestabilidad y de
incongruencias. El llamado al reemplazo por la identidad
globalizante no es exclusivamente un discurso, sino
algo socialmente efectivo. La subasta y adjudicaciones a favor de
las transnacionales y de las elites de apoyo alimentan el nuevo
momento económico, político y social. Las
corrupciones, comportamientos recurrentes de las clientelas
domesticadas, dicen transitar por una nueva identidad. En el
Tercer Mundo esta desarticulación urbana produce el caos
en las clases medias y bajas, ya que las primeras perdieron la
idea de proyecto, algunos
se asilan en los medios tecnocráticos mientras otros
devalúan sus vidas en una pauperización creciente.
El proletariado readapta sus condiciones de marginación
conjuntamente a un complicado movimiento de migraciones y
mecanismos de defensa con cuotas de sacrificio.
El imaginario social del nuevo mensaje evangelizador es
que se han borrado las fronteras nacionales y por lo tanto ha
perdido vigencia el derecho de los pueblos a ejercer su
soberanía con relación al control sobre su patrimonio
cultural. Y por patrimonio cultural hay que entender no
sólo recursos materiales a
ser reciclados, territorios, sino lenguas, organización social, conocimientos
creencias, lealtades, manutención de grupos, incluso
creencias en tradiciones y valores hasta chauvinistas. Una
percepción totalizante ligada a la
conquista de América y a la formación de los
estados nacionales americanos que negó la plurietnicidad y
diversidad cultural de lo americano, incluso de la
autonomía indígena. El reemplazo del término
nación por el de mercado mundial confunde
globalización con integración y América
Latina queda convertida en una de las regiones más
atrasadas del planeta. Queda desvirtuada la construcción de la americanidad que
construida sobre la participación tardía del
proceso civilizatorio, fue producto del mestizaje, de la
hispanidad, del de ser indios y el de convertir a la cultura
europea en la cimiente de una liberación. Basada en las
diferencias, más en las tragedias que en los éxitos
a semejanza de la América del Norte, la integración
de la América del Sur se sostiene hoy en día sobre
los aislamientos. La competencia exacerbada como Credo religioso,
muestra el aislacionismo de los países a diferencia de lo
que realizó Europa con la
Unión
Europea. El panamericanismo de contenido anglosajón
deja pendiente los hechos históricos y divide a la
región latinoamericana con conflictos
marcados por la desigualdad, la gobernabilidad, la democracia y
la violencia producto de la mercantilización de la
actuación de las mafias, drogas, el negocio de la
prostitución, lavado de
dinero, etc. Este fracaso occidental que erosiona la cosa
pública no hace desaparecer las identidades, ni el apego a
las instituciones, que constantemente a partir de la
democratización en los años ochenta tienden a ser
renovadas, sino que multiplican las reacciones violentas. La
insensibilidad sobre las diversidades culturales y también
la necesidad por encontrar nuevos chivos expiatorios sobre las
desventuras humanas hace crecer las reacciones xenófobas.
Esa imitación sobre los comportamientos pragmáticos
tan exitosos para la América del Norte, sobre los
pensamientos de las potencias Occidentales trae aparejado la
fragmentación cultural, que se expresan de diferente
manera por antagonismos sociales basados en el racismo, en el
sexismo, o en nacionalismos.
A pesar de las visiones pesimistas el estado nacional
permanece como posibilidad de renovación
democrática ya que el neoliberalismo fracasó en la
movilización global por el acuerdo social y la
sumisión a la política del apartheid, y/o el de la
violencia. El reformismo radical incluye hoy en día
políticas y luchas institucionales y extra
institucionales, este reformismo social aún puede ser
encarado por algunos partidos políticos que pueden
plantear formas de creación del control político y
reformar el marco social y político dentro del cual la
acumulación capitalista pueda desplegarse. Entre las
reformas se encuentran las estructuras institucionales que
vigilan la explotación del trabajo.
El pensamiento universal que incluso proclama los
derechos humanos y la autodeterminación de los pueblos y
que es cada vez más ratificado por las cartas magnas de
los países, están muy lejos de ser cumplidos y de
ponerse en práctica, a pesar de las declaraciones
oficiales. Fundamentalismos de diferente tenor se multiplican y
levantan al comienzo del nuevo siglo. Mientras que la Iglesia
Católica, la imperante en la región del sur de
América se torna cada vez más estructurada y pierde
fieles por doquier, se multiplican las sectas religiosas y las
creencias conducidos por gurúes budistas, hinduistas y de
congregaciones evangélicas que prometen salvaciones en
esta tierra y no en el cielo. El seguimiento por ese tipo de
creencias cruza a las clases sociales y el desinterés por
la preocupación por el otro y la otra, es la nueva
geografía
cultural con el que comienza el tercer milenio.
El fracaso del pensamiento único, así como
el de la posmodernidad
muestra que la convergencia de los valores ha desaparecido. Que
la ética es sólo ética para los unos pero no
para los otros. También el término democracia
sufrió adjetivaciones en las dos últimas
décadas. Se le adjuntó los términos de
desconcierto y de la desesperanza. Entonces se crearon nuevos
calificativos como democracias de baja intensidad, democracias
delegativas, democracias electorales poco gobernables,
democracias imperfectas, democracias inmaduras, democracias
limitadas. El rasgo común es los efectos sobre las
desigualdades sociales como las dificultades de los sistemas
económicos, las corrupciones, el vanaglorio sobre el
poder, las licencias en los modos de vida de los satélites
del poder y los lenguajes sobre los despropósitos en el
manejo de la cosa pública. Con estas bifurcaciones se
asientan los medios de comunicación y los escenarios de la
publicidad, de las continuas denuncias, delaciones sobre
evasiones fiscales y fastuosidades de la vida privada de
gobernantes y clientelas que no hacen más que publicitar
la bipolaridad social.
El fracaso del pensamiento único comenzó a
sucumbir porque no tuvo, ni tiene sueños. Porque
descreyó de la idea de progreso con el que el liberalismo
y los hacedores de ideas y de hechos construyeron a este
país. Porque no tuvo ni tiene proposiciones para disolver
la desigualdad; no tiene ni tuvo vanguardias; porque no tiene ni
tuvo exaltadores de la democracia representativa, ni del
pensamiento revolucionario. Nació como lo que se conoce
como pensamiento light, es decir, ligero, insustancial, sonso.
Porque los albores de este totalitarismo declaró
inconsistente a lo creado anteriormente y propuso sólo el
vacío sostenido por dogmatismos. Porque creyó que
no existía ni centros ni periferia, sólo
fragmentaciones, disonancias erráticas y cayó en
sus propias contradicciones erráticas. Porque la
fascinación por la rapidez sin conocimiento produce
servilismos, desorientaciones, pasiones que sucumben en
violencias. Porque descreyó de la autonomía y
favoreció el repliegue de las personas. Porque
descreyó de las concepciones de sentido, de humanidad, de
verdad, de representación. Porque exacerbó los sentidos no
para el
conocimiento sino para lo frugal, para el pasatismo, para lo
inmediato. Porque presentó ideas mensurables,
apocalípticas,violentas, simplistas en un escenario
compuesto por personas complejas.
- Amín, Samir: El capitalismo en la era de la
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[3] Tornhill, John: Radiografía del nuevo
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§ Un darwinismo social solapado fue enunciado por
Margaret Thatcher que en uno de sus discursos dijera: "Es nuestra
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talentos y las habilidades se les sea dado una salida y
expresión para el beneficio de todos nosotros". En George,
Susan: Breve historia del neoliberalismo: veinte años de
economía de elite y las oportunidades emergentes para un
cambio estructural. Conferencia sobre
Soberanía Económica en un Mundo Globalizado.
Bangkok, marzo 24,26/1999. http://www.millennium-round.org
.
[4] Fukuyama, Francis: La gran ruptura.
Atlántida. Buenos Aires. 1999.
[5] Murphy, Ricardo López: Desarrollo
económico y Estado de bienestar. En diario La
Nación, 23/7/99.
[6] Sevares, Julio: Fisuras del modelo global. En diario
Clarín. Sección Economía.
3/10/99.
Lic. Bibiana Apolonia Del Brutto.**
** Socióloga. Documento elaborado en el marco de
la Cátedra Abierta Globalización y Crisis, dirigida
por el Dr. Jorge Beinstein en la Facultad de Ciencias Sociales de
la UBA. Secretaría de Extensión
Universitaria.