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Entre Zagreb y Jerusalem. Prácticas y memorias de la diáspora


Partes: 1, 2

    Descriptores Temáticos: Judíos;
    Diáspora; Argentina.

    INTRODUCCIÓN

    "El emigrante es una persona, la cual
    por siempre lleva consigo una herida abierta y muy sensible…
    .Es todo memoria, la cual
    llena sus sueños con imágenes
    de una hermosa infancia en la
    casa paterna, con la atmósfera dulce y
    gratificante de su ciudad y de su Patria abandonada.."
    (1).

    … El pasado necesita que se lo ayude, necesita ser
    recordado a los olvidadizos, a los frívolos, a los
    indiferentes…." (2).

    Las particularidades históricas de la Argentina
    como país forjado por la inmigración, ofrecen un laboratorio
    inagotable para estudiar hechos sociales, políticos y
    culturales relativos a las minorías nacionales. Entre
    éstas, al menos croatas y judíos comparten las
    propiedades de una inmigración compleja donde se mezclan
    el exiliado, el refugiado y el migrante que arriba intentando
    salir de la pobreza. Ambas
    minorías se hallan atravesadas por tragedias,
    genéricamente denominadas genocidios y ambas constituyen,
    en el caso croata al menos de 1945 a esta parte, como
    diásporas.

    El interés
    por estos procesos nos
    condujo a formularnos algunas preguntas, ¿Por qué
    unas situaciones entre otras, son preservadas y trasmitidas?
    ¿Por qué otras se olvidan o silencian?.
    ¿Qué papel cumplen estos acontecimientos fijados en
    la identidad y
    memoria colectiva?. ¿Cómo se manifiesta y reproduce
    en el tiempo,
    material y simbólicamente, la diáspora?.
    ¿Qué nos revelan las prácticas
    diaspóricas respecto a las sociedades
    contemporáneas?

    El período 1945-1948 marca un hito en
    la historia en el
    que se pusieron en juego el
    contexto internacional de inmediata posguerra, el derrotero de
    dos pueblos profundamente involucrados en los acontecimientos
    mundiales, judíos y croatas, y el importante y singular
    lugar ocupado por Argentina en la conjugación de ambos
    procesos.

    La creación del III Reich alemán, en 1933,
    indicó el inicio de la tragedia de la población judía europea, la que, a
    pesar de mostrar su cara más horrorosa con el Holocausto, no
    finalizaría con el triunfo aliado, sino que se
    prolongaría hasta que los cientos de miles de refugiados
    encontraran en la creación del Estado de
    Israel en 1948
    una playa abierta que los recibiera. En 1945 llegaba a su fin
    el Estado
    Croata inaugurado en 1941 por Ante Pavelic y se consolidaba la
    nueva República Federativa Yugoslava del mariscal Tito. El
    fin del estado etno-nacional croata aliado al Eje y la
    configuración de un estado socialista marcó a fuego
    el último medio siglo de los diversos pueblos -croatas,
    eslovenos, serbios-y el devenir de grupos humanos
    alineados en uno u otro escenario. Así, miles de croatas
    inician el auto-exilio sorprendiendo a muchos la muerte como
    a otros luego, en la llamada Tragedia de Bleiburg, una serie de
    episodios de violencia y
    exterminio. Otros, lo que escapan a la "repatriación
    forzada" logran la admisión en los campos de refugiados en
    Austria e Italia a la
    espera de su localización en Europa u otros
    sitios del mundo, ya sin el status legal de una ciudadanía y una nacionalidad
    portada mas no reconocida en el transformado contexto
    internacional.

    Frente al problema internacional de los refugiados
    comienzan a actuar diversas organizaciones
    internacionales, públicas y privadas, religiosas,
    étnicas, etc. que intentan de diversos modos encontrar un
    lugar final para el asentamiento de estas personas. No obstante
    esta actividad el destino de los mismos no puede ser considerado
    sin tener en cuenta a los potenciales Estados receptores, sus
    políticas migratorias, regulaciones,
    interdictos, permisos, e intersticios administrativos. Todo lo
    cual nos permite una mejor comprensión de las
    peculiaridades de este fenómeno. A partir de estos
    procesos advertimos una primera diferenciación entre la
    naturaleza del
    refugiado y el inmigrante.

    A mediados de la década del ´30 la
    influencia del nuevo nacionalismo
    argentino impregna desde criterios de "latinidad" y "catolicismo"
    la construcción de "tipos" raciales,
    culturales, ideológicos, originalmente propuestos hacia
    fines del siglo XIX en el diseño
    de la "nación". Finalizada la guerra, el
    Estado, a partir de 1946 y en el marco de los planes quinquenales
    peronistas y los proyectos de
    industrialización y modernización a los que
    éstos aspiraban, reabre un período de
    inmigración planificada. Asimismo, las
    características de este proceso
    responden al alineamiento del gobierno de J. D.
    Perón a
    los nuevos parámetros propiciados por EE UU y apoyados
    decididamente por Gran Bretaña (3) , tendientes a cooptar
    técnicos y científicos provenientes de las
    países vencidos (L. Senkman, 1985).

    La selectividad reforzada desde el discurso
    público favoreció el ingreso de grupos
    "próximos culturalmente" creando una escurridiza gama de
    posibilidades de inclusión a la vez que institucionalizaba
    el rechazo a ciertos individuos, grupos étnicos e
    ideologías. Particularmente para el caso analizado,
    observamos que los grupos croatas fueron admitidos como
    refugiados entre aquellos grupos visualizados por el gobierno
    como "próximos", en tanto que los judíos,
    serían aquellos "lejanos" culturalmente, y por tanto, no
    deseados.

    Las comunidades judías y croatas argentinas, la
    sociedad civil
    organizada, los partidos
    políticos y las diversas organizaciones
    internacionales ejercieron presiones superpuestas,
    complementarias, antagónicas sobre las estrictas
    políticas migratorias impuestas por el Estado, logrando,
    en casos puntuales, revertir sus decisiones. Estos procesos
    manifiestan la complejidad del fenómeno migratorio en
    Argentina desde la década de 1930 hasta los primeros
    años de la posguerra. Esta interacción daría cuenta, así
    mismo, de las posibilidades y procesos de inclusión/
    exclusión
    social de estos grupos y la conformación de sus
    identidades al interior del Estado argentino. Estas comunidades
    nacionales desplazadas, "expatriadas", son portantes y
    productores de una identidad y cultura
    nacional sustentada en lazos primordiales y una memoria colectiva
    anclada en tragedias; éstas "diásporas" se perciben
    a sí mismas como parte de comunidad
    nacional mayor, universal, con la cual comparten un devenir
    histórico, hundiendo sus raíces en orígenes
    remotos y proyectándose hacia un destino
    común.

    A partir del registro y
    análisis etnográfico y la lectura de
    documentos de
    las comunidades judías y croatas en Buenos Aires y
    Córdoba, y de otros modos de transmisión de lo
    "diaspórico" en diferentes soportes, intentamos dar cuenta
    de las diversas representaciones y prácticas en torno a las
    tragedias, "la" Historia, de las epopeyas, tragedias y
    próceres de "la" Nación
    tanto en el caso judío como el croata, los cuales se
    hallan condensados en diversos bienes
    simbólicos y materiales que
    reproducen épicas y esencialidades, teodiceas y mitos. A
    través de las acuerdos entre Italia y Argentina y con la
    mediación de diversas instituciones
    como el Vaticano, la Iglesia
    Ortodoxa rusa, Congregaciones religiosas católicas, la
    Cruz Roja Internacional, Organización Internacional de Refugiados
    (IRO), los Comités de Inmigración por nacionalidad
    en Roma, los
    pedidos de las asociaciones y redes sociales connacionales
    en Argentina (4), y de Eva
    Perón, miles de croatas, entre otros grupos,
    recibieron los permisos para ingresar a la Argentina entre 1946 y
    1948. (5) Particularmente, en 1948 se produce un ingreso masivo
    de croatas provenientes de los campos de Fermo, Bagnoli, Campo
    Regina, los cuales carecían de pasaportes y "nacionalidad"
    oficial acreditada legalmente tras las transformaciones política de su
    tierra,
    exiliados tras el triunfo de Tito y el fin del estado de Croacia
    creado por Ante Pavelic en 1941.

    La contracara a la política migratoria argentina
    de esta etapa se halla en el caso judío. Las barreras
    impuestas, aunque veladas, al ingreso de inmigrantes
    judíos al país se presentan a partir de la segunda
    mitad de la década del 30. El hecho de cerrar la entrada a
    refugiados varios años antes de la guerra no puede ser
    desvinculado de la emergencia de refugiados judíos en
    Europa desde 1933 hasta algunos años luego de finalizada
    la guerra. A partir de 1945 las puertas a la inmigración
    volvieron a abrirse pero no para los judíos, ni siquiera
    para los sobrevivientes, "Contra ellos se adoptó, por
    primera vez en la historia de la inmigración argentina,
    una política de discriminación abierta y extrema" (Avni,
    1983; 521). Pero sí, de acuerdo a Haim Avni, para
    refugiados fascistas, nazis y colaboracionistas. Resulta
    significativo el hecho de quien condujera el Departamento de
    Inmigración durante los primeros años del gobierno
    peronista fuera un reconocido antisemita como Santiago Peralta.
    (Avni, 1983; Senkman, 1991)

    El contraste entre las políticas del Estado con
    cada grupo
    étnico-cultural refractan un sinnúmero de
    cuestiones que revelan los alcances culturales y políticos
    de los proyectos hegemónicos formulados desde
    décadas atrás y con los matices que el populismo
    peronista imprimió en ellos.

    La "diáspora",
    judíos y croatas en Argentina

    Los autores Robin Cohen y William Safran, quienes
    problematizaron e indagaron el fenómeno de la
    diáspora desde la antiguedad hasta el presente, parten de
    una coincidencia básica: la idea de diáspora que
    poseemos ha sido tomada de la experiencia particular del pueblo
    judío a lo largo de su historia. De esta manera se ha
    construido, primero como resultado del tiempo y luego como
    producto
    académico, un tipo ideal diaspórico judío
    desde el cual se analiza y compara a otros pueblos que son
    caracterizados, o bien autodefinidos, como diásporas. En
    este sentido la idea madre de diáspora esta dada por el
    exilio de un pueblo (los judíos) de su patria
    -homeland-histórica (la tierra de
    Israel) y su dispersión a través de muchas tierras,
    sufriendo, en esa dispersión, la opresión y
    degradación (Safran). Cohen añade, a partir del
    examen del exilio judío en Babilonia (a partir del 586 a.
    de C.), dos elementos mas al modelo
    diaspórico clásico, el surgimiento de un sentido de
    identidad frente a una clase
    gobernante extranjera y la conversión de la ausencia de un
    hogar nacional en el leitmotiv de la literatura, el arte, la cultura
    y las plegarias judías. (6)

    En orden a desarrollar un modelo que permita una
    lectura
    comparativa estos autores han desagregado en un conjunto de notas
    la idea nuclear de diáspora. Safran propone seis puntos
    que podemos, en función
    del objetivo de
    este estudio, sintetizar en tres ideas básicas: a) la
    expulsión de un centro-patria y la construcción de
    una memoria vinculada tanto a la expulsión como a la
    patria; b) la imposibilidad que imagina la comunidad expulsada de
    poder, en
    ultima instancia, ser parte integrante de la sociedad en la
    cual esta vive y; c) la transformación simbólica de
    la patria en el hogar verdadero, ideal, al cual ellos o sus
    descendientes deben retornar; construcción de la cual
    emergen el compromiso colectivo con esta idea, y los lazos, de
    suma importancia, que estas comunidades establecen con esa
    patria. Una dimensión fundamental de esta
    caracterización es el posicionarse desde un enfoque
    nativo, vale decir, desde la construcción y
    representación que hacen y tienen los propios actores de
    la memoria, de
    la relación con la sociedad mayoritaria y del mito de
    patria. Los tres puntos mencionados y el enfoque nativo tienen la
    virtud de permitirnos, respectivamente, delimitar y acercarnos al
    objeto de estudio, y de ayudarnos a resaltar la importancia del
    sistema de ideas
    y significados que constituyen lo diaspórico en cada caso
    particular y la forma en que ello se traduce en practicas e
    instituciones concretas.

    Cohen, por su lado, plantea con ciertas modificaciones
    los temas ya propuestos por Safran, a la vez que agrega otros, de
    los cuales consideramos importante m encionar: a) una conciencia
    étnica-grupal, en la cual se juega una memoria y un
    destino comun, sostenida a lo largo del tiempo y basada en un
    sentimiento de distintividad; y b) un sentimiento de
    empatía y solidaridad con
    miembros co-étnicos en otros países de
    asentamiento. (7)

    Ahora, si bien partimos temporalmente desde el fin de
    la Segunda Guerra
    Mundial para analizar la diáspora y la memoria en las
    comunidades judías y croatas en Argentina, su existencia
    en tanto producto de la inmigración es previa, con lo cual
    resulta necesario, para comprender la importancia y
    manifestación de lo diaspórico y de allí que
    pueden haber implicado los procesos internacionales y nacionales
    ocurridos entre 1945 y 1948 para estas comunidades, hacernos
    algunas preguntas. ¿Las organizaciones comunitarias
    judías y croatas de principios del
    siglo XX pueden ser consideradas diásporas?,
    ¿Coinciden con el tipo ideal enunciado?, ¿En
    qué medida lo hacen?, ¿Cómo se manifiesta?,
    ¿Se autodenominan diásporas?, etc.

    Conformación de la
    diáspora judía en Argentina

    "Mientras en el corazón
    Un alma
    judía palpite y rumbo al Oriente
    La mirada a Sión se dirija.
    No está perdida aún nuestra esperanza Esta
    esperanza de dos mil años
    De ser un pueblo libre en nuestra tierra
    La Tierra de Sión y Jerusalem." (" Hatikva" -La
    Esperanza-himno nacional israelí)

    Vale aquí, previa entrada al tema, una
    pequeña disgresión sobre la idea de diáspora
    y la comunidad judía argentina. A pesar de que el modelo
    de diáspora provenga de la propia historia judía y
    de que en términos generales se pueda hablar de la
    existencia de una conciencia diaspórica en el
    judaísmo del siglo XIX y XX, sobre todo en los grupos
    religiosos y en los movimientos nacionales, nos resulta mas
    interesante y enriquecedor olvidarnos por un momento de esta idea
    para el caso argentino e indagar sobre la historia del
    judaísmo en el país permitiendo a los hechos y
    practicas hablar por si mismos y manifestarnos la forma singular
    en que "lo diaspórico" fue constituido.

    La inmigración judía y croata a la
    Argentina, como fenómeno regular y de importancia
    numérica, coincide con el proceso de inmigración
    más amplio iniciado a fines del siglo XIX. Al igual que
    otros grupos migratorios, judíos y croatas comenzaron a
    organizarse en función de afinidades linguísticas,
    culturales, religiosas y de clase. (8) De esta manera, en el caso
    de la inmigración judía, podemos observar desde la
    década de 1860 y a medida que nos acercamos al siglo XX un
    incremento en la creación de instituciones, tanto en
    cantidad como variedad. Entre ellas las de carácter religioso, como la temprana
    Congregación Israelita en 1862 o la Congregación
    Israelita de Buenos Aires en 1891 conformada por judíos
    marroquíes, fueron las primeras; luego le siguieron las
    sociedades de socorros mutuos como Bikur Joilim -Unión
    obrera de Socorros Mutuos para Enfermos-en 1896, las sociedades
    de beneficencia y los cementerios comunitarios. Resulta
    importante destacar la creación de instituciones y redes
    educativas comunitarias, en tanto medio central para la para la
    reproducción de la identidad. . De acuerdo
    al historiador Haim Avni entre 1889 y 1891-1894 este grupo
    migratorio pudo establecer la infraestructura necesaria para la
    existencia judía en el país (Avni, 1983). El rol
    aglutinador e identitario de la lengua se
    manifiesta en esta comunidad a través de la
    primacía casi absoluta, desde 1898 hasta la década
    de 1930 inclusive, del yiddish en las publicaciones
    periódicas. Esta preeminencia no resulta casual pues esta
    era la lengua utilizada por los judíos ashkenazíes
    de Europa Oriental y del este de Europa Central, regiones de
    donde provinieron la gran mayoría de los inmigrantes
    judíos.

    Resulta muy probable pensar que la
    organización de la vida comunitaria en torno a
    instituciones fundadas sobre la afinidad religiosa, cultural, y
    el uso compartido de una lengua den cuenta en cada caso de la
    existencia de una identidad y de una conciencia étnica
    singular. Sin embargo no resulta tan fácil, solo a partir
    de estos hechos, considerar a estas comunidades como
    diásporas. Cabe por lo tanto avanzar un poco
    más.

    Los factores económicos y sociales de
    expulsión de personas de Europa a fines del siglo XIX y
    principios del XX se ven reforzados en el caso judío por
    la inferioridad legal y persecución que sufrían en
    la Rusia zarista
    y otros países del este europeo. La salida de estos
    migrantes y su llegada a la Argentina transito por dos caminos.
    Por un lado fue organizada y financiada por la Jewish
    Colonizarion Association (JCA), organización judía
    internacional que estableció c olonias agrícolas,
    principalmente en Santa Fe y Entre Ríos, seleccionando
    rigurosamente a aquellos inmigrantes en condiciones de realizar
    tareas rurales. Por otro, llega al país una corriente de
    inmigrantes espontáneos, mayoritaria, más
    heterogénea, que se respaldo en parientes, en sí
    mismos y en su capacidad de adaptación (Avni, 1983). La
    existencia y experiencia de la JCA, junto con otras
    organizaciones internacionales judías que actuaron en las
    distintas etapas de la inmigración al país, como el
    American Joint Distribution Committe, nacida durante la Primera Guerra
    Mundial, el HICEM con sede en París creada en 1927
    resultado de la acción
    de tres entidades, incluida la JCA, y la organización
    local Soprotimis (Sociedad de Protección a los Inmigrantes
    Israelitas) en 1922 entre otras, mas allá de los conflictos y
    las tensiones entre si, indican la existencia de una dinámica red de solidaridad entre
    grupos co-étnicos, en base a una conciencia identitaria
    común, a escala mundial. A
    medida que la comunidad judía argentina comenzaba a
    densificarse en una red de instituciones y a
    extenderse por diversos puntos del país, aparecían
    en su seno las primeras organizaciones sionistas (9). El censo de
    organizaciones voluntarias de Buenos Aires de 1904 da cuenta de
    la existencia de tres organismos sionistas (Avni, 1983). La
    actividad de estas entidades así como de su labor en las
    campañas de recaudación de fondos, Keren Kayemet Le
    Israel y Keren Hayesod, expresan la presencia de estrechos
    vínculos con las organizaciones sionistas ubicadas en
    Europa, como la Organización Sionista Mundial; sin
    embargo, y más importante aun, nos indican la existencia
    de un proyecto
    político concreto
    centrado en la construcción de un Hogar Nacional
    judío que lentamente comenzaba a arraigarse dentro de la
    comunidad judía argentina. La creación de un nuevo
    Estado en la tierra de Palestina, o bien Eretz Israel, a
    través del sionismo era el resultado del proceso
    ideológico de secularización de la memoria de una
    tierra prometida y de la expulsión de ella,
    convirtiéndola en un proyecto político nacionalista
    de retorno a una patria mítica, ideal. El resultado de la
    predica y acción sionista puede verse reflejado en la
    posición asumida por la comunidad judía argentina
    durante el Holocausto y la posguerra.

    La inmediata posguerra abre un escenario central para el
    derrotero de las comunidades estudiadas. La llegada de las tropas
    aliadas a los campos de concentración exhibe al mundo el
    horror.

    El pueblo judío pierde de la manera más
    salvaje, y a manos de la admirada Alemania,
    6.000.000 de miembros. Pero la tragedia de los sobrevivientes y
    los desplazados no encontraría solución sino hasta
    que su deambular frente a los puertos renuentes a darles entrada
    se detuviera en 1948 con la creación del Estado de Israel.
    (10) La Shoá y el Estado de Israel, la tragedia y la
    concreción del proyecto de un hogar nacional. Dos hechos
    que involucraron, en mayor o menor medida, a las distintas
    comunidades judías del mundo; y frente a los cuales estas
    debieron expedirse, pensarse, e incluso reimaginarse. A
    excepción de las organizaciones específicamente
    orientadas a planificar, ordenar y sustentar la
    inmigración judía y de la labor de algunos
    dirigentes comunitarios en ese sentido, para la gran
    mayoría de los judíos en el país, al menos
    desde la década del 1920, el tema parecía
    resultarles indiferente. De acuerdo a Avni ello se debió a
    tres causas: la importancia del sionismo en la comunidad, los
    círculos proletarios y extremistas y los grupos
    judíos sefaradies o provenientes de Siria y Africa del Norte
    no integrados a la colectividad mayor. (397) La prioridad en la
    concentración de energías y recursos en la
    construcción del Hogar Nacional por sobre el respaldo a la
    llegada de nuevos inmigrantes era el resultado, en gran medida,
    de la creciente inserción e influencia de las
    organizaciones sionistas dentro de la comunidad. El ascenso de
    Hitler al poder
    en 1933 y junto con el él comienzo de la
    sistemática persecución del pueblo judío
    europeo condujo a la creación de nuevas instituciones en
    la comunidad judía argentina orientadas a la ayuda y
    defensa de los refugiados y perseguidos, como la "Sociedad de
    Ayuda a los judíos de Habla Alemana" o del "Comité
    contra el antisemitismo", del cual surgiría en 1936
    la "Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas"
    (DAIA) entre otros, a la vez que mostró la forma en que
    los canales y practicas sionistas ya instituidos fueron los
    tributarios de los esfuerzos de solidaridad mayoritarios, al
    tiempo que impidieron, deliberadamente o no, una acción
    colectiva mas decidida en favor de la inmigración de los
    refugiados al país. (11) Esta orientación se
    manifestó una vez mas cuando finalizada la guerra la
    actividad de la comunidad local se centro en la ayuda material a
    los sobrevivientes del Holocausto y el apoyo político y
    económico a la población judía de Palestina
    (Avni 485,486).

    En los casos en que, pasado el tiempo, ciertos lazos de
    afinidad se debilitan el mito de la patria y del retorno a ella
    cumple un rol central, pues permite dotar de un nuevo sentido a
    la conciencia comunitaria, fortaleciendo la solidaridad y la
    conciencia étnico-cultural (Safran, 1991; 98). El lugar
    del mito de la patria y del proyecto ideológico de
    constitución de ésta en un Estado y
    de un idealizado retorno a ella, tanto para la desaparecida
    Croacia como para el recién creado Estado de Israel,
    logran, a partir del periodo 1945-1948, centralizar
    simbólica y físicamente las practicas de las
    comunidades judías y croatas argentinas. En el caso
    judío la creación del Estado de Israel dio lugar a
    que los canales y temas sionistas que progresivamente fueran
    ganando espacio en el seno de la comunidad a través de los
    años sean oficializados, formalizados, e impregnaran
    hegemónicamente, todas las instancias formales e
    informales, publicas y domesticas. Como lo expresa Silvia
    Schenkolewski-Kroll "Puede afirmarse que en la primera mitad de
    los años 50, fuera de un grupo marginal de la izquierda
    antisionista, todos los organismos judíos se identificaban
    con el sionismo e Israel" (S-Kroll, 718)

    La relación Estado de Israel -diáspora
    argentina se manifestó en términos generales a
    través de un flujo de acciones
    bilaterales con intensidad variable según el momento
    histórico. El primer periodo, tras la inmediata
    formación del Estado de Israel, fue de euforia y gran
    actividad; la cual, por ejemplo, recobro energía con la
    "Guerra de los Seis Días" en 1967. Estas acciones fueron,
    por una parte, la continuidad de la recaudación de fondos
    para enviar a Israel y la emigración al nuevo Estado
    (aliá), motorizada durante largo tiempo por una fuerte
    carga ideológica. Por otra se hallan los esfuerzos de la
    Organización Sionista Mundial, la Agencia judía y
    la legación y luego la embajada, por fortalecer la educación y
    cultura sionista (Kroll, 1999; 718), una identidad
    judía-israelí -identidad especifica dentro de las
    posibles ´sub´identidades judías que va a
    prevalecer por sobre la importancia de la cultura
    yiddish.

    El lazo institucional fundamental entre el Estado de
    Israel y las diásporas es el binomio Organización
    Sionista Mundial (OSM) y Agencia judía para Israel (AJ).
    La AJ, entidad creada en 1929 por la asociación entre la
    OSM y lideres judíos no sionistas, tuvo la misión de
    trabajar en forma ejecutiva para el establecimiento del Hogar
    Nacional judío en Palestina. Para ello cumplió una
    amplia gama de funciones, que
    van desde la gestión
    de la inmigración, la edificación de asentamientos,
    la promoción del desarrollo
    económico, hasta la educación, la cultura
    y la salud.

    Con la creación del Estado de Israel muchas de
    sus f unciones fueron transferidas a la esfera del gobierno,
    reteniendo aquellas vinculadas a la inmigración, la
    colonización, el trabajo de
    la juventud y las
    relaciones con la diáspora. La Agencia actúa a la
    par de la OSM -el presidente de ambas entidades es la misma
    persona-y dentro de ellas participan las distintas instituciones
    sionistas del mundo. La Organización Sionista Argentina
    (OSA), quien reúne en su seno a las distintas agrupaciones
    sionistas del país y participa en la AJ y la OSM,
    decidió hacer suyo el Programa de
    Jerusalem establecido por la OSM en 1968. La lectura del programa
    resulta doblemente interesante, pues por un lado grafica con
    precisión la idea de diáspora que hemos venido
    discutiendo hasta aquí y por otra en tanto es producto de
    una organización internacional cuyo objetivo es la
    construcción del Estado y el retorno a la patria adoptado
    por una organización en la diáspora. El Programa
    propone "fomentar la Unidad del Pueblo judío y ubicar el
    Estado de Israel en el centro de la vida judía; reunir al
    Pueblo judío en su Patria Histórica Eretz Israel,
    por medio de la Aliá desde todos los países;
    consolidar al Estado de Israel basado en la misión
    profética de la Paz y la Justicia;
    preservar la identidad del Pueblo judío, merced a la
    educación judía y hebrea y la difusión de
    sus valores
    espirituales y culturales; y defender los derechos de los
    judíos en todo lugar" (12).

    Conformación de la
    diáspora croata en Argentina

    Hermosa Patria nuestra Heroica tierra amada,
    Cuna de viejas glorias
    Que sea por siempre afortunada
    (Primera estrofa del Himno croata. Poema escrito en 1835 por
    Antun Mihanovic)

    En Buenos Aires, se centra y condensa en su mayor grado,
    las prácticas diáspóricas de la comunidad
    nacional croata en Argentina. Básicamente podemos
    reconocer e n Capital
    Federal y Gran Buenos Aires, tres áreas geográficas
    que evidencian tanto un patrón de asentamiento vinculado a
    las condiciones socio-económicas de los individuos y sus
    familias, como la evidencia de dos capas migratorios (13), pre y
    pos "45. En estos espacios sociales, un conjunto de actividades,
    agrupaciones e instituciones, interactúan
    dinámicamente contituyendo a prima facie, un colectivo
    mayor que se visibiliza como homogéneo en actos y eventos
    públicos propios del Estado Croata, del Estado Argentino,
    de organizaciones civiles migratorias, o bien, ante hechos
    vinculados directamente a los sucesos en la tierra de origen
    resistencia al
    gobierno de Tito, la creación del Estado croata, las
    guerras
    etnonacionales en los ´90-que movilizaron recursos
    materiales y reactualizaban pertenencias y adhesiones colectivas
    superadoras de la especificidad de cada institución
    así como de las diferencias y oposiciones.

    Los emigrados croatas de posguerra como hemos
    considerado en este trabajo,
    constituyen uno de los grupos de refugiados recibidos por el
    entonces gobierno de Perón. En el contexto de otros grupos
    migrantes y otros refugiados, su carácter de desterrados
    políticos los posiciona asimismo como exiliados. En este
    sentido, como analiza Dora Schwarzstein (2000) para el caso de
    los exiliados republicanos españoles, "el exilio no es
    sino una forma peculiar de migración
    (14).

    Mas, constituye una migración que comparte una
    singular memoria colectiva ligada a situaciones límites
    disparadas en 1945 tras el triunfo de los Aliados, la
    caída del Estado de Croacia (impulsado desde el exilio en
    Italia por Ante Pavelic y oficialmente proclamado en 1941) y la
    conformación de la Yugoslavia Socialista. Estos hechos,
    colocan a cada individuo que
    atravesó por esos episodios, en relación a un
    pasado del cual ha sido parte, al cual vuelve y reconstruye, al
    que conmemora y trasmite para las nuevas generaciones. Una
    memoria que en ese pasado sustentó y reprodujo, ciertas
    nociones y sentimientos sobre la nación y la
    patria.

    Como punto de inflexión histórico, los
    hechos vinculados a la destrucción de un tipo de estado y
    la conformación de otro, movilizaron desde el exilio,
    tanto en América
    -Estados
    Unidos, Canadá, Argentina, Chile, Perú,
    etc-como en la misma Europa -Italia, España,
    Alemania, Francia– una
    fuerte corriente entre las comunidades exiliadas las cuales
    mantuvieron vínculos a fin de sostener la identidad
    nacional croata y resistir al gobierno comunista de Tito.
    Así diversas agrupaciones y actividades internacionales,
    sostuvieron esos proyectos políticos que cohesionaban
    tanto la comunidad local/ nacional como la mundial a partir de
    eventos que convocaban a representantes de la diáspora en
    el Congreso Mundial Croata, La Juventud Mundial Croata, las
    Comisiones de Estudios e Investigación de los crímenes de
    Bleiburg (con sede en Roma, Cleveland y Buenos Aires), la
    producción e intercambio internacional de
    artículos, revistas y libros sobre
    política, arte, linguística, historia y la tarea de
    traducción de autores y publicaciones a l
    os respectivos idiomas locales. (Matica, editada en Italia; La
    Revista Croata
    y Studia Croatica en Argentina, La Revista Croata en
    España, Francia y Alemania (15)

    Más de 2000 (16) exiliados-refugiados croatas de
    los 10.000 arribados a Argentina se habrían localizado en
    Capital Federal y provincia de Buenos Aires, la mayor comunidad
    croata del país y de más alto grado de
    institucionalización. Más de 25 instituciones
    localizadas en tres áreas de Capital y Gran Buenos Aires
    congregaron a diversas grupos que nuclearon a hombres, mujeres,
    ancianos, adultos, jóvenes y niños,
    en torno de una o varias de las diferentes actividades
    desarrolladas en relación al folclore, la religión, la enseñanza de la lengua, el comercio,
    los medios de
    comunicación, la política, las obras
    filantrópicas, etc. La enseñanza del idioma para
    niños los sábados, actividades corales,
    agrupaciones de jóvenes universitarios y centros de
    formación política, fueron las primeras actividades
    desarrolladas por los refugiados quienes reproducen a poco de
    instalados socio-ocupacionalmente, retoman y dan continuidad a
    las actividades comunitarias ya implementadas en los campos de
    refugiados en Italia y formalizadas en la nueva tierra al
    calor de otras
    acciones individuales y colectivas para la integración en un contexto donde el idioma
    constituía una importante barrera social tanto para
    niños como para adultos.

    La legitimación del Estado Independiente de
    Croacia de 1941 y 1945 fue uno de los ejes de difusión
    política y de la oposición a cualquier tipo de
    unificación en términos de eslavismo o yugoslavismo
    pasado, presente o futuro de la diáspora. Así, a
    nivel local, también se producen y reproducen numerosos
    estudios de índole histórica, política,
    cultural desde donde se exponen y analizan diversas tesis acerca
    del surgimiento de la nación y del estado croata como las
    críticas a todo intento de amalgamar los pueblos croatas,
    esloveno y serbios después de la Primera guerra mundial
    -con la creación del Reino de Croatas, Eslovenos y
    Serbios, luego el Reino de Yugoslavia en 1931-o de la Segunda,
    con la República Yugoslava Federativa Socialista
    (17).

    La diáspora en Bs As se cohesa a través de
    las prácticas religiosas de franciscanos que tanto
    material como simbólicamente coordinaron y dirigieron a
    través de los centros creados una serie de actividades
    sociales, culturales, religiosas destinadas a la comunidad
    exiliada y sus descendientes sobre todo a través de estas
    identificación colectiva, se cristaliza la singularidad de
    esta comunidad en relación a otras comunidades de la
    diáspora. Ritos, ceremonias y actividades religiosas son
    ejes de la individual, familiar y colectiva que imprimen sentidos
    de pertenencia tanto a una comunidad eclesial mayor y universal,
    la Iglesia Católica, como a otra que se identifica de
    plano con aquella y a partir de la cual, imprime sentidos a su
    historia y devenir. La presencia de religiosos croatas, aseguraba
    la realización de ceremonias en el idioma, la continuidad
    de ciertos ritos religiosos propios de su país –como
    la visita y bendición de casas después de Navidad como
    se practicaba en la tierra-, la organización de centros y
    programas
    destinados a jóvenes estudiantes, incorpora la nueva
    generación tanto desde propuestas formativas
    (asociaciones, foros ) como recreativas (bailes, centros de
    vacaciones), lo cual fortalece y recrea los vínculos de
    pertenencia en la colectividad al mismo tiempo que
    favoreció entre las individuos de la primera
    generación los matrimonios endogámicos.
    (18)

    Esta es la única comunidad de Argentina que
    aún cuenta con la asistencia de religiosos sacerdotes
    franciscanos (19) arribados especialmente al país desde
    Croacia para acompañar la vida de los inmigrantes croatas
    y, en particular, su rol fue decisivo en la organización
    de los campos de refugiados como en la obtención de los
    medios para su
    emigración posterior. Así, la práctica de la
    religión sobrepasa la del culto mismo imbrincándose
    en todos los aspectos vinculados a la comunidad que se configura
    en las nuevas tierras trasladando tradiciones y redes sociales
    nodales desde la patria. La eficacia
    simbólica de la religión precisamente reside en
    constituirse en unos de los núcleos de
    identificación respecto a otras formas de pensar la
    nación, en este caso, básicamente definida como
    opuesta al ateísmo y comunismo.

    Gran parte de la vida comunitaria de los croatas en
    Buenas Aires se orienta precisamente a posibilitar la
    transformación política en la por entonces
    Yugoslavia y retornar a la Patria croata. Entre los exiliados
    adultos y jóvenes, tanto varones como mujeres, muchos
    habían recibido educación formal secundaria y
    universitaria; un grupo de docentes
    universitarios, profesionales, artistas, "intelectuales"
    como se caracterizan a sí mismos, comenzaron a desarrollar
    especialmente actividades vinculadas a la política y la
    cultura tanto en la producción de textos, la capacitación de jóvenes y nuevas
    generaciones como la conducción y coordinación de las instituciones creadas.
    Con el transcurso de los primeros años, se
    cristalizó una primera publicación de alcance
    nacional e internacional, "La Revista Croata", editada por
    profesionales e intelectuales que proseguían el estilo de
    militancia y resistencia contra los gobiernos de turno (el
    Imperio Austro-Húngaro, el Reino de Eslovenos, Croatas y
    Serbios, el Reino de Yugoslavia, y más tarde la
    República Socialista de Yugoslavia) que ya había
    sido ejercido en la tierra propia a partir sobre todo, de dos
    agrupaciones, el Partido Campesino
    Croata y el Partido Nacional Croata (ustacha-revolucionario).
    Años despúes, en 1959, se creó el Instituto
    de Cultura Croata, entidad orientada a la coordinación de
    diversas actividades de formación de los croatas y
    croatas-argentinos, como así también de la
    difusión ante la sociedad argentina y latinoamérica de la "verdadera historia y
    relato de los sucesos terribles que afectaron al pueblo croata".
    (20) Así, la convicción del pronto regreso anima al
    grupo de exiliados, así "la esperanza del retorno" como
    señal Dora Schwarsztein (2001: 163), es uno de los rasgos
    más notables de estos inmigrantes que -como analiza esta
    autora en el caso que estudia sobre los republicanos
    españoles-, "ser exiliado significa estar comprometido con
    la actividad política, dirigida a cambiar la
    situación del país … El objetivo final
    será la creación de nuevas condiciones que hagan
    posible su regreso". En este sentido, las actividades in
    crescendo giraron en torno al eje político-cultural con el
    incremento de producciones gráficas (libros de historia,
    política, lengua, literatura croata, revistas de estudios
    como la ya mencionada Studia Croatica), la realización de
    Congresos nacionales e internacionales, la organización y
    participación de foros de carácter anticomunista,
    etc. Dos hechos violentos dan cuenta de la magnitud y volumen de los
    tiempos políticos de la "Patria" como los vivía la
    comunidad croata en Argentina por los "70. El estallido de una
    bomba en el local de calle Balbín (centro católico
    San Nikola) determina la muerte de una
    niña; el asesinato del por entonces director de la revista
    Studia Croatica, Ivo Bogdan (21), revela una escalada de hechos
    violentos en el escenario argentino entre ambas fuerzas, las
    nacionalistas y las yugolavistas. De este modo, se anticipaban
    los sucesos que sacudirían al gobierno yugoslavo en los
    primeros años de la década del "70 y que la
    diáspora llamara "Primavera Croata", émula de la
    Primavera de Praga y en cierto modo homóloga a los
    procesos políticos que afectaba a ese estado socialista de
    Europa del Este. La evolución histórica en el estado
    yugoslavo, la difusión de información oficial contraria al accionar
    de estos grupos nacionalistas a través de embajadas y
    consulados, la influencia en las diversas asociaciones eslovenas
    y croatas para crear lazos con el Estado Yugoslavo y adoptar su
    nominación como identidad.

    La nostalgia de Zagreb, el retorno del estado croata y a
    su tierra, entretejió en la diáspora local diversas
    estrategias que
    reprodujeron prácticas y representaciones desde la tierra
    de origen a la vez que se producen otras tendientes reforzar o
    transformar los canales y modos de expresión de la
    croatística, de una identidad nacional vertebrada y
    articulada desde su reconocimiento como grupo exiliado
    nacionalista, católico y anticomunista. En ese sentido, se
    crea una trama de solidaridades cristalizadas a través de
    organizaciones católicas ( centros misioneros
    franciscanos, cáritas croata) que canaliza la asistencia
    material entre los miembros y hacia la tierra de origen en
    ocasiones de guerra como lo fue la última de los
    Balcanes.

    Las prácticas de la diáspora al mismo
    tiempo que están en consonancia con los sucesos en la
    tierra de origen, revelan las especificidades de cada contexto y
    el modo en que las condiciones del país o la provincia en
    cuestión inciden en la dinámica comunitaria
    caracterizando su estar en una sociedad a la espera del vo lver a
    otra, "amando y sufriendo no una sino dos patrias" -como relatara
    Lucía-, optando algunos por la vía legal de
    naturalización y otros muriendo con ese pasaporte que le
    permitía salir del campo de refugiado, al que rechazaban
    por atribuirle una identidad no deseada, la de ser yugoslavo.
    (22)

    La década del "90 cristaliza los objetivos de
    la diáspora cuando Croacia se separa de Yugoslavia. Su
    primer presidente Franjo Tudjman, desde el exilio, llevó
    adelante una abierta y decidida política junto a la
    diáspora mundial para concretar la independencia
    de Croacia. La visita a las comunidades de diferentes
    países americanos y europeos, canaliza y cohesa los
    vínculos a la vez que se fue reconstruye material y
    simbólicamente desde estas experiencias y recursos de la
    diáspora, los horizontes políticos y culturales
    performativos para la nueva Croacia. (23)

    En la primera década del Estado, la relevancia
    política de la diáspora es tal que se crean una
    serie de instituciones y se patrocinan orientadas a la
    integración de los emigrados. Así la
    Fundación para la Emigración Croata cuyo fin
    principal es "la integración cultural de los croatas en el
    exterior con la Patria" (24) coordinando diversas actividades
    como las editoriales -revista "Matica" (25) , el "Anuario Croata
    de Emigración" (26), ambas en papel y digitalizadas), los
    programas del Departamento de la Minorías croatas en
    países europeos (dirigidos a emigrados de Hungría,
    Rumania, Eslovaquia, Austria, Italia, etc.), entre los que se
    incluyen la conmemoración de fechas especiales (Semana de
    las minorías croatas, días del teatro popular
    croata), foros, programas y premios educativos y
    artísticos de diferente índole (27).

    En el Anuario convergen las propuestas de diversos
    investigadores y lectores en general, respecto a crear un "museo
    de la diáspora", idea que los productores responden
    incluyendo la visión museológica desde una
    concepción virtual, bajo la tesis del rápido
    desarrollo de
    la "internetización" y anacronía del concepto
    clásico de museo. Como canal de recepción y
    transmisión se producen y ponen en circulación las
    diferentes perspectiva respecto a las formas de pensar los
    "horizontes croatísticos" (como se denomina una de las
    secciones). A través de los trabajos publicados, emergen
    narraciones y categorías desde las cuales las comunidades
    croatas en el mundo, presentan representaciones de Croacia, su
    devenir, su historia a lo largo de décadas, desde la
    singularidad de sus contextos locales, de los mecanismos de
    integración en la nueva sociedad y el impacto de los
    sucesos en la Patria (28).

    Desde estas prácticas cobran dimensiones y
    sentidos las palabras que el director de la Fundación para
    la Emigración Croata pronunciara el acto conmemorativo al
    fallecido presidente F. Tudjman (29) (muerto en 1999): "El
    secreto y la magnitud del éxito
    del presidente… reside en el hecho de que consiguió
    reconocer los signos de los
    tiempos, unir todas las fuerzas croatas para la creación
    del Estado, en la patria y en el mundo, tuvo la valentía,
    decisión táctica y voluntad de emprender la
    creación del sueño croata, la creación del
    Estado… la creación de una unidad de las fuerzas croatas
    generadoras del Estado desde las entrañas del ser nacional
    croata fue precondición para los cimientos… a mediados
    de los ochenta se llegó hasta los croatas residentes en
    América del Norte y en los países europeos, no para
    quedarse con nosotros en el exilios ino la de incluir a la
    diáspora en la lucha por la creación de la Croacia
    democrática y por la creación de las condiciones
    para nuestro retorno desde el exilio a la patria libre e
    independiente". (30)

    La política de Tudjman, sin duda, cataliza y
    potencia las
    redes y acciones previas de una diáspora activa y
    autodefinida en términos de "Lucha y resistencia" desde el
    exilio que en latinoamérica cuenta con numerosos ejemplos
    de instituciones y actividades de alcance local y regional
    promovida por la diáspora.

    Consideraciones sobre algunas manisfestaciones de la
    diáspora en la actualidad El proceso histórico de
    conformación de las diásporas croatas y
    judías en Argentina en tanto tales, observado hasta
    aquí, nos abre la puerta para adentrarnos en el
    análisis de algunos aspectos de la compleja y estrecha
    trama de relaciones entre las comunidades organizadas y sus
    practicas y el rol, simbólico y material, de las
    patrias-Estado en e l presente, que puedan dar cuenta de las
    continuidades y rupturas, manifestaciones y sentidos de lo
    diaspórico en la actualidad. Para ello hemos optado por
    tomar dos fenómenos centrales, íntimamente
    vinculados, en la construcción de comunidades
    diaspóricas: en primer lugar damos cuenta de canales,
    actividades, e influencias reciprocas entre las organizaciones de
    las comunidades judías y croatas, y organismos vinculados
    a los Estado-patria y sus decisiones políticas; en segundo
    lugar, y en una próxima sección, analizaremos los
    actos en los cuales se festejan los aniversarios de las
    fundaciones de los Estados independientes y las conmemoraciones
    de tragedias en tanto rituales de fuerte carga simbólica
    en los cuales se develan los usos de la memoria y el mundo de
    sentido tras ellos.

    La profundización de la crisis
    argentina iniciada a fines de la década de 1990
    golpeó con dureza a un importante sector de la
    población judía en el país así como a
    las instituciones comunitarias. En ese escenario surgieron un
    conjunto de practicas solidarias muy organizadas y de distinto
    tipo y valor. Si bien
    el análisis del conjunto de estas actividades emerge como
    un fascinante tema de estudio, nos vamos a centrar en las
    acciones que involucran a la comunidad judeo argentina, la AJ, y
    el Estado de Israel en los últimos tres años. La
    critica situación en el país ha conducido a la
    Agencia a definir a la comunidad judeo argentina como un grupo en
    riesgo, lo que
    en la practica implico la aprobación de una serie
    programas especiales con fondos específicos para su
    ayuda.

    Los programas de la AJ brindan el marco sobre el cual
    circulan dos tipos de acciones. La primera de ellas es la
    emigración judía hacia Israel. La
    viabilización del deseo de emigrar de un creciente numero
    de judíos argentinos hacia Israel registrado desde 2001 a
    esta parte fue posible gracias a los canales establecidos por la
    AJ. En este sentido los siete programas específicos de
    emigración para Argentina que actualmente se hallan en
    funcionamiento se pueden agrupar en las s iguientes áreas:
    a) promoción general de la emigración hacia Israel
    y b) apoyo material y emocional a los nuevos inmigrantes, antes y
    despues de su partida, que va desde el prestamo de viviendas,
    ayuda psicologica y financiera, hasta orientación
    profesional y cursos de hebreo. (31) Si bien la Aliá, o
    emigración a Israel, ha existido desde antes de la
    creación del propio Estado en 1948 no siempre el flujo de
    migrantes argentinos fue el mismo. Las causas y el sentido de la
    emigración difieren a lo largo de la historia. Frente a
    una emigración fundamentalmente ideológica como
    aquella de 1948 o 1967 (Guerra de los Seis Días), la
    actual, sin dejar de expresar una valoración
    ideológica, encuentra su causa en el contexto
    socioeconómico que vive la Argentina. (32) Fenómeno
    que señala los distintos usos y sentidos que puede
    adquirir con el transcurso de la historia la idea de "retorno"
    dentro de las comunidades diaspóricas.

    La segunda línea de acciones, la promoción
    y el fortalecimiento de la educación judía en
    Latinoamérica y específicamente en Argentina,
    coincide plenamente con un supuesto central de "lo
    diaspórico" cual es la preservación de una
    conciencia étnica-cultural singular. En este caso la
    situación general en el mundo judío de un paulatino
    decrecimiento demográfico de las comunidades en la
    diáspora por "asimilación", emigraciones y bajo
    índice de natalidad, lo cual condujo a la AJ a emprender
    acciones para nutrir una identidad judía. Esta tendencia
    se vio agravada mas aun en Argentina, ya que la crisis condujo al
    cierre de muchas instituciones educativas y a una importante baja
    de inscripciones en ellas. La importancia concedida por el Estado
    de Israel a la reproducción de una identidad judía
    (o bien judía-israeli, para marcar la heterogeneidad
    cultural del pueblo judío) y por ende a la continuidad de
    la existencia de las comunidades diaspóricas nos lanza un
    indicio de un fenómeno más amplio dentro de la
    noción de diáspora, que es la relación
    triangular Estado receptor- comunidad diaspórica-Patria,
    en cuanto a mito y en cuanto a Estado (Safran) En el caso croata,
    este fenómeno etno-nacional se expresa en la actualidad,
    en líneas generales, a través de una red extensa de
    individuos e instituciones que desde Buenos Aires catalizan y
    proyectan las acciones de una comunidad diaspórica a
    través de la creación de institutos de cultura,
    escuelas de idioma, centros de información
    periodística, centros religiosos, redes institucionales e
    informáticas con las comunidades al interior del
    país y de la región rioplatense, la
    participación de congresos mundiales de la
    diáspora, la producción de textos en diversos
    soportes, la recopilación y divulgación de obras de
    artistas e intelectuales de la diáspora, creación
    de embajadas y consulados, programas de estudio para
    jóvenes en Croacia (33) , etc. Dos hechos preocupan y
    centralizan una serie de actividades de la diáspora en la
    actualidad, por una parte y en el ámbito externo, el
    estado de debate y las
    posibles acciones jurídicas de la diáspora ante la
    política restrictiva impulsada por el actual gobierno de
    centroizquierda en Croacia tendiente a limitar su
    participación reduciendo el número de sus delegados
    y las medidas tendientes a cercenar el derecho a voto. En ambos
    casos, las medidas serían inconstitucionales según
    se analiza desde la comunidad local, y tendría como
    objetivo político, disminuir la fuerza de la
    Unión Democrática y limpiar de "culpas" a Croacia
    ante los ojos de la Comunidad Europea en su aspiración a
    ingresar a ella. (34)

    Por otra, la de fortalecer los vínculos entre las
    instituciones croatas -o devenidas en croatas- ya establecidos
    con fuerza en los 70 y retomados con vigor en los 90, creando un
    frente diaspórico regional -que involucra asociaciones de
    Uruguay,
    Paraguay y
    Chile-a la vez que argentinas. En este sentido, el boletín
    de noticias
    electrónico editado por el actual director de Studia
    constituye un claro ejemplo del pasaje de lo privado a lo
    público y de lo público a lo publicable (L Catela
    da Silva, 1997) Efemérides, noticias, avisos de
    interés general, pedidos solidarios, circulan en la red
    creando la comunidad (B. Anderson, 1998) Desde los "90 diversos
    portavoces y representantes de "la diáspora croata" han
    creado numerosos sitios (35) El soporte electrónico
    irrumpió, como estrategia
    cultural y política, justo en el momento crucial de
    fundación del Estado nacional croata, en 1991, luego de la
    caída del muro y el desmembramiento de Yugoslavia. Al
    tiempo que se disuelven viejas fronteras políticas y
    simbólicas, la web estructura
    otras que tienden a solidificar el sentimiento de unidad de una
    comunidad nacional que se forjó en el "exilio", en
    oposición al ex Estado comunista liderado por Tito Del
    mismo modo, desde el Estado, las entidades oficiales dedicadas a
    la emigración y diáspora en general, privilegian la
    divulgación y el apoyo a investigadores, instituciones,
    revistas, etc. según criterios de trayectoria y principios
    que los animan. En el último año, esta
    opción recayó principalmente en Chile,
    destacándola respecto a otras comunidades
    diaspóricas del mundo y Sudamérica. Asimismo, la
    revista Studia Croatica fue homenajeada en la Patria por su
    trayectoria, aporte y tarea mas, no recibe actualmente aporte
    económico de la fundación para la
    Emigración, como ocurría años anteriores.
    Estos tópicos además de centralizar ciertas
    líneas de acción locales, se proyectan y discuten
    mundialmente principalmente en foros como el Congreso Mundial
    Croata, del cual participan delegados de 29 países de la
    Unión Democrática.

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