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Los conflictos sociales en el contexto de la democracia paraguaya




Enviado por Quintín Riquelme


    INTRODUCCIÓN

    En el Paraguay, el
    gobierno de
    unidad nacional –Partido Colorado (PC), Partido Liberal
    Radical Auténtico (PLRA) y Partido Encuentro Nacional
    (PEN)– surgido en marzo de 1999 tras el asesinato del
    vicepresidente de la República, Luis María
    Argaña, y la renuncia del presidente, Raúl Cubas
    Grau, electo en mayo de 1998, rápidamente cayó en
    descrédito por la inoperancia en su gestión. En menos de un año el PLRA
    se alejó supuestamente para no avalar la incapacidad y la
    falta de estrategia
    política
    del gobierno, en tanto que el PEN continúa con el gobierno
    hasta el presente.

    Los partidos
    políticos han perdido su calidad de
    mediador entre el Estado y la
    sociedad
    civil, se han distanciado de las necesidades de la gente, se
    desvincularon de los liderazgos sociales y de las diversas
    organizaciones
    de la sociedad civil
    (Morínigo, 2002). Solamente siete de cada cien personas
    manifiestan una actitud de
    confianza hacia los partidos políticos en Paraguay, aunque
    un 43% admite que no puede haber democracia sin partidos
    políticos (Latinobarómetro, 2002). La población, sobre todo la más
    afectada por la pobreza,
    asocia corrupción, impunidad e
    inseguridad
    con democracia. De acuerdo a datos publicados
    por Latinobarómetro, mientras en los demás
    países de América
    Latina la satisfacción con la democracia oscila del 56
    al 65%, en Paraguay sólo llega al 7%. La percepción
    es que la democracia es muy permisiva, todo lo permite, y el
    poder se
    esfuma: nadie lo ejerce. Esta percepción, que va cobrando
    fuerza en la
    gente, reclama la vuelta de los gobiernos fuertes. El 38% de la
    población apoya la vuelta de un gobierno autoritario y un
    63% manifiesta que no le importaría que un gobierno no
    democrático llegara al poder (Latinobarómetro,
    2002). La democracia es elección, voto y nada más.
    Si en lo político se logró apertura, en lo social y
    en lo económico las cosas han empeorado. Los gobiernos
    electos no demostraron capacidad y mucho menos voluntad para dar
    respuestas a las necesidades de los sectores más
    carenciados. Quedó fuera de sus agendas el mejoramiento de
    la calidad de
    vida, y la riqueza se concentra en un pequeño grupo
    empotrado en el poder y amparado en la impunidad, con un Poder Judicial
    débil y obsecuente.

    Dentro de este panorama, las autoridades
    nacionales, así como los políticos en general, se
    encuentran ante una pérdida total de autoridad
    moral y de
    credibilidad. Las acusaciones de corrupción incluyen al propio presidente de
    la República, con el agravante de una gradual vuelta a
    prácticas de terrorismo de
    estado que
    recuerdan la peor época de la dictadura de
    Alfredo Stroessner (1954-1989).

    En lo económico, el Paraguay viene
    soportando un estancamiento desde 1981, año en que culmina
    el flujo de capitales proveniente de la construcción de la hidroeléctrica de
    Itaipú. Durante la década del setenta tuvo un
    crecimiento promedio del 9%, que bajó bruscamente en 1981
    llegando a menos de 2%. Desde entonces, la economía paraguaya no
    se ha recuperado. En 2001 el Producto Interno
    Bruto (PIB)
    llegó a 2,7% con respecto al año 2000, pero con el
    crecimiento poblacional del 2,6% dicho crecimiento
    económico quedó congelado. A este problema se
    debe sumar la devaluación del guaraní frente al
    dólar en un porcentaje cercano al 50%, lo cual incide
    negativamente sobre la canasta familiar. En 2002, el crecimiento
    estimado es de menos de 2,2%. La deuda
    pública alcanzó 2.201 millones de
    dólares, casi cuatro veces más que la reserva
    monetaria internacional, que está en aproximadamente 600
    millones de dólares.

    En lo social, alarma el crecimiento de la pobreza. De una
    población total de 5.830.583 habitantes, con una PEA de
    2.612.370, la pobreza afecta a 1,9 millones de personas
    –33,59% de la población total– con situaciones
    extremas en las zonas rurales y en los cinturones de las
    ciudades. En las zonas rurales la pobreza afecta al 42%, en tanto
    que en las urbanas afecta al 26,7% (La Nación,
    2002[b]: 30). El agravamiento de la crisis
    económica y la falta de alternativas políticas
    generan descontento y un crecimiento gradual de la protesta que
    podría radicalizarse si las autoridades no encuentran un
    mecanismo que permita reducir el impacto de la crisis
    económica y política en la población
    pobre.

    Cuadro 1.
    Paraguay: evolución de la pobreza
    1995-1999

    (% de la población en
    situación de pobreza)
    * "Pobres extremos" son aquellos que tienen ingresos
    inferiores al costo de una
    canasta básica de consumo de
    alimentos.
    ** "Pobres no extremos" son quienes tienen ingresos mayores al
    costo de una canasta básica de alimentos, pero inferiores
    al de una canasta básica de consumo total (de alimentos y
    no alimentos).
    Fuente: Barrios, 2002.

    El Cuadro 1 muestra el
    incremento de la pobreza a nivel nacional entre 1995 y 1999. En
    este período la población ha sufrido un deterioro
    de 3,4 puntos porcentuales en su condición
    socioeconómica. Si tres años atrás la
    pobreza afectaba duramente a los sectores de más bajos
    ingresos, una reciente publicación admite que al menos 130
    mil personas pasarán en el año 2002 a engrosar las
    filas de la pobreza a consecuencia del pésimo resultado de
    la actividad económica nacional (Última Hora, 2002:
    9).

    Con respecto a la distribución del ingreso, el 10% más
    rico de la población del país acapara el 43,8% del
    ingreso, lo que equivale a que cada persona de este
    estrato tiene un ingreso mensual de G. 1.713.000 (280 u$s), en
    tanto que el otro 10% más pobre de la población
    sólo tiene un ingreso mensual de G. 39.000 (6,19 u$s)
    (Barrios, 2002: 113). Actualmente Paraguay es considerado uno de
    los países de mayor inequidad en el mundo. El 19,5% de la
    población vive con menos de 1 dólar por día
    (1.136.963 personas) y el 49,3% con menos de 2 dólares
    diarios (2.874.477 personas) (La Nación,
    2002[a]: 12).

    En cuanto a acceso a la educación, la
    población que no sabe leer y escribir es casi seis veces
    mayor entre el 20% más pobre de la población. Por
    otra parte, la probabilidad de
    que un pobre llegue a cursar estudios universitarios es casi
    nula, reduciéndose a sólo el 0,3%. La educación
    superior es un privilegio del 20% más rico de la
    población (Barrios, 2002: 115). El 8,4% de la
    población de 15 años y más es analfabeta. Es
    decir, no tienen el segundo grado aprobado (Informativo Campesino,
    2002[b]: 28).

    El acceso de la población campesina a
    la tierra es
    otro de los problemas
    generadores de conflictos. La Encuesta
    Integrada de Hogares 1997/98 citada por Barrios señala que
    el 29,7% de la población rural del Paraguay no posee
    tierras, mientras que el 10% de la población con
    más tierras posee el 66,4% del total de las tierras
    rurales. Esta polarización en la tenencia de la tierra es una
    constante que se mantiene desde fines del siglo XIX. Los diversos
    censos agropecuarios han mostrado que en vez de existir una
    desconcentración en la distribución de la tierra se
    ha observado una mayor concentración. Si en 1956 las
    explotaciones agropecuarias mayores a 1.000 hectáreas
    totalizaban 14 millones de hectáreas, en 1991 esa cantidad
    trepó a más de 18 millones de hectáreas.
    Mientras esto ocurre con las propiedades grandes, las
    pequeñas se pulverizan cada vez más, acelerando el
    proceso
    migratorio de los campesinos a la ciudad o a los países
    vecinos, especialmente la Argentina.

    PROTESTAS SOCIALES Y
    DEMOCRACIA

    En la década del ochenta, la lucha por la
    democratización del país era el tema aglutinador
    tanto de los movimientos sociales como de los movimientos y
    partidos políticos de oposición. El objetivo
    estratégico era conquistar la libertad y la
    igualdad y
    destruir la dictadura y la desigualdad. Ambas partes peleaban
    juntas y fueron reprimidas juntas. Con la transición a la
    democracia en 1989 se producen logros importantes, pero
    también problemas. Hasta 1992, año en que se
    completa la estructura
    jurídica de la República con la promulgación
    de la nueva Constitución Nacional, tanto los
    movimientos sociales como los movimientos políticos
    aún permanecían juntos. De la Convención
    Nacional Constituyente celebrada en 1992 participaron dirigentes
    sindicales y campesinos. El candidato que ganara la intendencia
    de Asunción en las primeras elecciones democráticas
    del país en 1991 surgió del seno del movimiento
    social. Sin embargo, esta alianza comenzó a sufrir
    fracturas cuando era necesario dar un segundo paso, la
    consolidación de la democracia y la calidad de la
    democracia. En esta fase del proceso aparecen los primeros
    fracasos, al producirse mutaciones al interior del movimiento
    social y del movimiento político. El estancamiento del
    proceso de consolidación democrática y
    también del crecimiento económico y la conquista de
    derechos sociales
    efectivos comienza a afectar al movimiento social ante la falta
    de propuestas, de cursos de acción
    en los cuales éste pueda ser útil a la democracia y
    viceversa, y ambos sean útiles a un movimiento más
    amplio, ciudadano. La falta de respuestas a las demandas del
    sector social por parte de la clase
    política fue otro de los motivos de conflictos. Esta cae
    en una profunda corrupción, y su interés se
    centra en ganar lugares dentro del aparato clientelista del
    Estado sin importar la representación que ejerce y a
    cuál de los partidos pertenezca (Rodríguez,
    2000).

    Dentro de este contexto sociopolítico y
    económico y del encuentro-desencuentro de los actores
    sociales y políticos que se produce en el proceso
    democrático paraguayo, los conflictos sociales van en
    aumento. Si las movilizaciones de repudio a la política
    económica del gobierno fueron hasta unos años
    atrás patrimonio
    casi exclusivo de las organizaciones campesinas de
    pequeños productores y sin tierras, obreras y en menor
    medida de los llamados ‘sin techo’ o ‘sin
    viviendas’, a partir del año 2001 vienen
    sumándose otros sectores que incluso se mostraban reacios
    a este tipo de acciones. A
    las periódicas y ya tradicionales protestas campesinas y
    obreras se han sumado los medianos y grandes productores
    agropecuarios nucleados en la Coordinadora Agrícola del
    Paraguay (CAP), que con el denominado "tractorazo"1 presionan al
    gobierno a negociar sus reclamos sobre todos aquellos factores
    productivos que afectan sus intereses, como la suba del gasoil,
    la falta de créditos, el impuesto a la
    exportación, el IVA
    agropecuario, entre otros.

    El proceso de deterioro en el que se ha sumido la
    agricultura en
    general en los últimos años, en contraste con la
    prosperidad a la que estaba acostumbrada este segmento de
    productores en épocas pasadas, les obliga a salir a las
    calles a expresar sus quejas. Este nuevo actor social que aparece
    en el escenario paraguayo, protagonizado por un grupo
    tradicionalmente soporte de los grupos de poder y
    reacio a las movilizaciones de protestas, habla a las claras de
    que la crisis de la economía comienza a impactar
    fuertemente a sectores medios que
    hasta hace pocos años gozaban de una posición
    económica relativamente holgada.

    La emergencia del sector juvenil en los tres
    últimos años fue otro hecho resaltante,
    especialmente el estudiantil secundario, que a través de
    modalidades organizativas específicas respondió a
    los problemas que le afectan. Las organizaciones juveniles
    más importantes son el Movimiento por la Obtención
    del Boleto Estudiantil (MOBE), actualmente Movimiento por el
    Bienestar Estudiantil, el Parlamento Joven, Juventud Que
    se Mueve (JQM), y el Movimiento por la Objeción de
    Conciencia y
    Contra el Servicio
    Militar Obligatorio (MOC).

    Otros sectores que se suman a estas protestas son
    las mujeres, los niños de la
    calle y los indígenas. Si tuviéramos que
    calificar el impacto de la crisis al interior de los sectores
    sociales, estos serían los más fuertemente
    afectados. Si bien se han observado avances en la
    legislación para proteger sus derechos, en la
    práctica dichos avances no tuvieron correspondencia con la
    realidad, mucho más en los casos de los menores y los
    indígenas.

    Lo mismo se puede afirmar de los gremios del
    sector industrial y comercial. Estos, que tradicionalmente se han
    opuesto a las marchas y a los bloqueos de carreteras, desde un
    tiempo
    atrás también recurren a la movilización
    como parte de su estrategia de presión, y
    permanentemente, con comunicados y declaraciones a la opinión
    pública, advierten al gobierno que, si no cambia su
    política en favor del sector productivo y sigue aplicando
    tarifazos para cargar su ineficiencia sobre los hombros de la
    ciudadanía, debe prepararse para una
    seguidilla de movilizaciones populares.

    ORGANIZACIONES
    CAMPESINAS: ARTICULADOR DE LAS DEMANDAS
    SOCIALES

    Dentro de este panorama de protestas, el sector
    que está a la vanguardia es
    el campesinado. Las principales organizaciones campesinas
    nacionales, como la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones
    Campesinas (MCNOC), que aglutina a más de veinticinco
    organizaciones zonales, regionales y nacionales, y la
    Comisión Nacional de Lucha por la Reforma
    Agraria, cuyos referentes más importantes son la
    Federación Nacional Campesina (FNC) y la
    Organización Nacional Campesina (ONAC), desde 1994
    juntos y desde 1998 por separado vienen realizando su marcha
    anual a la ciudad de Asunción para presentar sus reclamos
    al gobierno. Desde 1999 hasta septiembre de 2002 la
    profundización de la crisis económica ha hecho que
    se incrementaran notablemente las movilizaciones campesinas,
    llegando a un total de 210. El año 2001 fue el de mayor
    protesta desde la apertura política, llegando a 73
    casos.

    Los conflictos por la tenencia de la tierra
    constituyen también otro de los focos de protestas. En los
    cuatro últimos años, 1999-2002, se produjeron 83
    casos de ocupaciones de tierra, de los cuales 70 sufrieron
    desalojos. Se mantuvo un promedio de 42 conflictos de tierra por
    año, con un total de 2 mil detenciones. Cabe
    señalar igualmente que desde la apertura política
    en febrero de 1989 80 dirigentes campesinos y campesinos sin
    tierra fueron asesinados, quedando la mayoría de ellos
    impunes. Sólo en un caso el poder judicial dictó
    sentencia condenatoria de 9 años de prisión al que
    matara al dirigente campesino Esteban Balbuena, de la Coordinación Regional de Agricultores de
    Itapúa (CRAI), hecho que se había producido a
    inicios de la década del noventa.

    Cuadro 2. Conflictos de tierra y movilizaciones –
    Fuente: Informativo Campesino, varios números (No
    disponible).

    En lo que va de 2002, las tensiones entre el
    movimiento campesino y el Estado se centraron básicamente
    sobre el proceso de privatización iniciado en el 2000 y sobre
    la ley de
    transición económica denominada el impuestazo. De
    las 49 movilizaciones realizadas por organizaciones campesinas
    nacionales y por la Coordinadora Agrícola del Paraguay
    (CAP) y otras organizaciones sociales, 18 fueron contra las
    privatizaciones de los entes estatales y 11 contra
    el proyecto de ley
    de transición económica, denominado ‘el
    impuestazo’. Otros motivos de protestas fueron el
    terrorismo de Estado y el fin de la impunidad.

    En este orden, las dos protestas más
    importantes fueron las protagonizadas por el Congreso
    Democrático del Pueblo (CDP) contra la ley de
    privatización y contra otros proyectos de
    leyes en
    proceso de estudio en el Parlamento en mayo y junio de 2002, y
    por la Coordinadora Agrícola del Paraguay (CAP), que junto
    con otras 60 organizaciones sociales arremetieron contra el
    proyecto de ley de transición económica. En ambos
    casos, el Poder
    Ejecutivo tuvo que ceder a la presión de las
    organizaciones. En el primero de ellos las movilizaciones
    comenzaron el 21 de mayo con bloqueos de las más
    importantes carreteras del país en varios Departamentos:
    Caaguazú en tres localidades; Misiones en dos; San Pedro
    en tres; Cordillera en dos; Alto Paraná;
    Concepción; Caazapá; Itapúa y Canindeyu. Las
    protestas duraron 16 días, tiempo en el cual los
    manifestantes lograron que el gobierno cediera en cinco de los
    seis puntos reclamados: la derogación de la Ley 1.615 que
    habilita la privatización de las empresas del
    Estado; contra el proyecto de reforma de la banca
    pública; contra el proyecto de Ley Antiterrorista; contra
    el proyecto de Ley de Concesión de Rutas; contra el IVA
    agropecuario; y contra la corrupción y la
    impunidad.

    El único punto sobre el cual no se
    logró acuerdo alguno fue contra la corrupción y la
    impunidad. El asesinato en la ciudad de Coronel Oviedo del
    manifestante campesino Calixto Cabral, oriundo del distrito de
    Nueva Germania (San Pedro), presumiblemente por policías
    que bloqueaban el paso a los manifestantes, aceleró la
    negociación en el Senado para la
    suspensión de los efectos de la Ley 1.615 de
    privatizaciones.

    El hecho resaltante de esta larga jornada de
    protesta fue el reencuentro de las organizaciones campesinas, la
    FNC, ONAC y la MCNOC, que se habían separado en bloques
    diferentes en 1998.

    El logro obtenido por el Congreso
    Democrático del Pueblo acaparó la atención de la prensa y de la
    ciudadanía en general. Detener la privatización de
    las empresas públicas fue un acontecimiento
    histórico. En esta encrucijada, el campesinado fue el
    sector que mayor protagonismo ha tenido. Belarmino Balbuena,
    coordinador general de la MCNOC, uno de los dirigentes campesinos
    de mayor visibilidad durante la movilización,
    señaló que la "privatización como punto
    fuerte del modelo
    neoliberal, globalizador se está empezando a desarrollar
    en nuestro país, dentro de un marco de otros varios
    programas
    económicos y financieros como el Área de Libre Comercio de
    las Américas (ALCA), la ley
    supra nacional que se impone a los países y que va a estar
    por sobre las leyes nacionales, es decir, ellos ya tienen
    estructurado una serie de medidas que están encaminando,
    de fases que están quemando dentro de las cuales
    está también la privatización y que sigue
    bajo la subordinación de los centros de poder, las
    órdenes vienen del norte. Entonces creemos que el tema
    acá no es solo la venta de una empresa como
    la de comunicación (ANTELCO), ese es sólo
    un punto de los reclamos, estamos en contra del modelo que nos
    quieren imponer" (Informativo Campesino, 2002[a]: 6). Esta
    visión clara de los dirigentes que estuvieron al frente de
    la movilización de lo que constituye la
    privatización de las empresas públicas como uno de
    los núcleos centrales del modelo económico
    neoliberal fue un factor clave de aglutinamiento de todas las
    organizaciones sociales.

    Otros factores que contribuyeron a acelerar el
    proceso de negociación fueron la debilidad del gobierno y
    el discurso
    ambiguo de los principales referentes del Partido Colorado con
    respecto a la privatización, teniendo en cuenta que poseen
    un alto porcentaje de electorado cautivo en estas empresas
    estatales y privatizarlas implicaría la fuga de dicho
    electorado.

    ORGANIZACIONES
    SINDICALES: UN ESPACIO EN DECLIVE

    Si bien los principales dirigentes sindicales
    formaron parte del CDP y acompañaron las movilizaciones de
    las organizaciones campesinas, desde hace unos 5 años el
    movimiento sindical se viene caracterizando por los conflictos
    internos y el resquebrajamiento de las centrales obreras.
    Actualmente existen seis centrales con una baja cuota de
    sindicalización: la Central Nacional de Trabajadores
    (CNT), la Confederación Paraguaya de Trabajadores (CPT),
    la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Central Sindical de
    Trabajadores del Estado Paraguayo (CESITEP), la Central General
    de Trabajadores (CGT) y la Central Unitaria de Trabajadores
    Auténtica (CUT-A) (Pilz et al, 2002).

    Es importante señalar que el movimiento
    sindical fue el que con mayor fuerza sintió el impacto del
    estancamiento económico vinculado al agotamiento del
    modelo de desarrollo de
    la dictadura que no fue sustituido, lo cual generó una
    desigualdad creciente, acompañada por la corrupción
    de la clase política, que también logró
    corromper a parte importante de la dirigencia social
    (Rodríguez, 2000). La condena de los tres principales
    dirigentes de la CUT, la CPT y la CESITEP imputados por el
    vaciamiento del Banco Nacional de
    Trabajadores (BNT) fue uno de los hechos culminantes que muestra
    la vulnerabilidad del movimiento sindical ante los hechos de
    corrupción.

    Sin embargo, a pesar de la debilidad demostrada,
    no dejaron de generar conflictos. Las huelgas y las
    manifestaciones siguieron y siguen siendo las principales
    estrategias de
    presión de los obreros. Entre 2000 y 2002 realizaron 169
    huelgas y 262 movilizaciones de protesta, siendo el Estado el
    blanco de las mismas. De las 49 huelgas y 86 manifestaciones de
    protesta en este año (Cuadro 3), 42 en el primer caso y la
    totalidad en el segundo fueron contra el Estado. Los motivos: el
    reajuste salarial, el atraso en el cobro de los salarios, la
    política privatista del Estado y los
    despidos.

    Cuadro 3
    Huelgas y manifestaciones

    AÑO

    HUELGAS

    MANIFESTACIONES

    2000-2001

    120

    176

    2002

    49

    86

    TOTALES

    169

    262

    Fuente: Informativo Laboral, 2000;
    2001; 2002.

    Los/as protagonistas principales fueron los/as
    funcionarios/as del Estado y los/as docentes,
    quienes expresaron su rechazo al bajo nivel salarial y a la
    política privatista del Estado y exigieron la
    aprobación de la Ley del Estatuto Docente, que finalmente,
    tras 11 años de lucha, fue sancionada por el Poder
    Ejecutivo en agosto de 2001 (Informativo Laboral, 2001: 49-51),
    "oportunidad en la que los maestros llevaron adelante una
    huelga que
    duró 10 días para presionar a los legisladores y
    lograr la aprobación y sanción del proyecto" (Pilz
    et al, 2002).

    ORGANIZACIONES DE
    MUJERES: AVANCES Y RETROCESOS PARA LA
    IGUALDAD

    En el Paraguay las organizaciones de mujeres han
    logrado importantes avances y visibilidad en los últimos
    10 años para alcanzar la igualdad y la superación
    de la discriminación. Pero a pesar de los logros
    observados, fundamentalmente en el reconocimiento de los derechos
    civiles y políticos, existe un grave deterioro en las
    condiciones de vida de las mujeres paraguayas. Los indicadores
    que muestran esta realidad son el alto índice de
    mortalidad materna y la feminización de la pobreza,
    especialmente en las áreas rurales, donde las mujeres son
    las responsables de administrar la pobreza. También existe
    un alto grado de impunidad en los casos de abuso sexual
    hacia ellas, y no cuentan con espacios de participación y
    de servicios de
    salud.

    A pesar de esta situación existen logros
    importantes donde las mujeres organizadas tuvieron un gran
    protagonismo, así como también el Estado, a
    través de la Secretaría de la Mujer de la
    Presidencia de la República, implementando
    políticas públicas para alcanzar la igualdad. Otro
    de los logros importantes es la promulgación de la Ley
    1.600 contra la violencia
    doméstica, cuyo anteproyecto fue
    propuesto por las organizaciones de mujeres en 1998, que
    además de elaborar la propuesta trabajaron
    persistentemente promoviendo su aprobación. Esto no
    significa que la violencia que sufren las mujeres en sus casas ha
    disminuido, sino que se ha logrado dar visibilidad al problema,
    lo que ha contribuido a que se establezcan mecanismos para
    enfrentarlo.

    También tuvieron un papel determinante en
    el reconocimiento de las mujeres como sujetos de la Reforma
    Agraria en el Estatuto Agrario. La Coordinadora Nacional de
    Mujeres Rurales e Indígenas (CONAMURI) elaboró un
    documento en el cual propuso la incorporación de la
    mujer jefa de
    familia como
    beneficiaria de la reforma agraria, y que el título de
    propiedad sea
    expedido a nombre de la mujer si es jefa de familia, o a nombre
    del varón y la mujer si fueran concubinos. Esta propuesta
    fue incluida en el Nuevo Estatuto Agrario promulgado en enero de
    2002 (Pilz et al, 2002).

    El movimiento de mujeres ha usado como principales
    estrategias la elaboración de proyectos, el cabildeo y la
    negociación con los poderes públicos. Las
    movilizaciones y conflictos no han sido centrales es este
    período, con excepción de algunos casos como el de
    la Coordinación de Mujeres del Paraguay (CMP), que
    ocupó el Parlamento para presionar por la
    aprobación de la Ley de Reforma del Código
    Civil, y la CONAMURI que realizó dos movilizaciones de
    protestas.

    En efecto, la primera marcha conjunta de mujeres
    campesinas e indígenas de la Coordinadora de Mujeres
    Campesinas e Indígenas (CONAMURI) marchó desde la
    ciudad de Caacupé, capital del
    Departamento de la Cordillera, hasta el Palacio de Justicia,
    situado a 60 km, los días 12, 13 y 14 de noviembre de
    2001. Esta caminata por la Dignidad, el
    Pan, la Justicia y la Igualdad tuvo por objeto sensibilizar a la
    ciudadanía ante la extrema pobreza en el campo y denunciar
    públicamente el abandono del gobierno con respecto a la
    salud y la educación de miles de
    mujeres, niños y
    niñas pobres del país. La Coordinadora logró
    que el Ministerio de Salud
    Pública le reconociera como entidad colaboradora de
    hospitales y centros de salud del interior de la
    República. También el Ministerio de Agricultura se
    comprometió a conseguir fondos para la ejecución de
    programas productivos (Informativo Campesino, 2001:
    12).

    Otra movilización realizada por la CONAMURI
    fue en repudio a la receta del FMI y contra el
    ALCA, por considerarlos perjudiciales para la vida
    económica y democrática del país. Alrededor
    de setecientas mujeres participaron de la manifestación
    (Diario Noticias,
    2001: 7). La participación de las mujeres rurales en las
    movilizaciones de protesta y en los conflictos de tierra ha
    venido aumentando, aunque todavía sin mucha
    visibilidad.

    ORGANIZACIONES
    JUVENILES EN CRECIMIENTO

    El protagonismo de los jóvenes no es un
    hecho nuevo en Paraguay. Los movimientos estudiantiles
    universitarios independientes en las décadas del setenta y
    ochenta se han constituido en los principales grupos
    contestatarios contra la dictadura. Sin embargo, con la apertura
    política en 1989 perdieron protagonismo. En contrapartida
    aparecieron otros grupos juveniles que comenzaron a cuestionar
    una serie de problemas referidos a la práctica
    democrática. Uno de esos grupos, quizás el de mayor
    visibilidad y representatividad, es el Movimiento de
    Objeción de Conciencia contra el Servicio Militar
    Obligatorio (MOC), que ha logrado el derecho a declararse objetor
    del Servicio Militar Obligatorio y que los jóvenes
    objetores cumplan actividades de servicio para la sociedad. Hasta
    septiembre de 2001 la cantidad de objetores sumó
    más de 53 mil entre soldados y evasores (Castillo y
    Couchonal, 2001). El otro grupo que ha logrado a través de
    movilizaciones y negociaciones conseguir el boleto estudiantil
    -medio pasaje- es el Movimiento por la Obtención del
    Boleto Estudiantil (MOBE). Estos jóvenes realizan dos o
    tres movilizaciones por año ante el incumplimiento de los
    derechos logrados. Han surgido otros grupos de jóvenes,
    como el Parlamento Joven, que ya tiene tres años de
    actividades capacitando a jóvenes de todo el país
    sobre diversos temas y generando propuestas para la reforma de la
    Ley Electoral, del Servicio Militar Obligatorio y de la
    educación. Juventud que se Mueve (JQM) es otro grupo
    juvenil impulsado por un grupo católico. Su objetivo es
    construir un Paraguay distinto a través de la
    acción directa (López, 2000).

    Varios otros grupos de carácter vecinal se están
    consolidando, entre ellos las contralorías ciudadanas y la
    Asociación de Usuarios y Consumidores del Paraguay
    (ASUCOP), cuyo principal objetivo es resistir contra el
    incremento de los precios de los
    productos de
    la canasta familiar. Otra organización bastante activa que desarrolla
    diversas manifestaciones de protesta es el Grupo Estafado en
    Acción, integrado por personas estafadas por bancos y
    financieras.

    COMENTARIOS
    FINALES

    Como se ha podido observar, los conflictos
    sociales vienen incrementándose en la misma medida en que
    la crisis económica y política también
    golpea con fuerza a una gran mayoría de la
    población. En este sentido se da una relación
    directamente proporcional entre deterioro de la economía y
    conflictos sociales. También es notorio que cada vez
    más sectores se suman a las protestas, y las escasas
    respuestas del Estado a las demandas sociales no han podido
    distender la enorme tensión que se va generando entre la
    sociedad y el Estado. Si bien el logro obtenido por el Congreso
    Democrático del Pueblo es inédito -nunca antes las
    organizaciones sociales, y principalmente las organizaciones
    campesinas, obtuvieron un triunfo tan resonante como el haber
    logrado parar el proceso de privatización- ello no
    garantiza que el Estado no vuelva a intentar de nuevo la
    privatización para resolver sus necesidades de ingreso.
    Este logro se suma a otros, como el del abril de 1996, cuando
    rechazaron el intento de golpe de estado
    del General Lino César Oviedo, y posteriormente en la
    caída del presidente Raúl Cubas en marzo de 1999 y
    la condonación de las deudas a los productores
    algodoneros.

    Una mirada retrospectiva de la historia paraguaya muestra
    que en casi todos los casos el campesinado ha participado de las
    grandes rupturas y de las grandes continuidades, en algunos casos
    como grupos amorfos manipulados por otros intereses y en otros
    como organización gremial defendiendo su interés de
    clase. La legitimación del gobierno del Dr. Francia,
    1813-1840, fue con el apoyo de este sector. El golpe de estado
    que quebró la institucionalidad en 1936, posterior a la
    guerra contra
    Bolivia, tuvo
    amplia participación de los combatientes campesinos. El
    Partido Colorado que mantuvo en el poder a Stroessner durante 35
    años tenía como base de sustentación
    mayoritaria al campesinado. La gran represión de 1975-1976
    fue contra la organización campesina Ligas Agrarias junto
    con el movimiento estudiantil universitario. La ruptura del
    gobierno de Cubas Grau, en 1999, tuvo participación de los
    campesinos organizados, y finalmente la ruptura del proceso de
    privatización fue obra principalmente del sector
    organizado de los/as campesinos/as.

    Estas grandes conquistas y también fracasos
    no han significado un avance hacia el logro de mejores
    condiciones de vida. Al contrario, otros sectores sociales han
    aprovechado dichas conquistas. Las organizaciones sociales en
    general y las campesinas en particular son conscientes y saben
    bien lo que no quieren, tienen capacidad para resistir a
    propuestas que afectan sus intereses como sector pero a la hora
    de proponer y buscar las alternativas que se contrapongan a las
    propuestas de sus enemigos no logran consensuar propuestas
    aplicables fuera del sistema que los
    oprime y contra el cual luchan.

    Si bien esta debilidad no es responsabilidad sólo de las organizaciones
    sociales, sino del conjunto de la sociedad, los partidos
    políticos, los intelectuales,
    etc., lo concreto es
    que el país sigue respondiendo a recetas que son impuestas
    desde fuera, por los países desarrollados y por los
    organismos financieros internacionales como el FMI, el BM, el
    BID. El Paraguay, al igual que los demás países
    pobres, no tiene capacidad y mucho menos independencia
    para plantear propuestas socioeconómicas fuera de esas
    recetas. "La democracia vive hoy la crisis de los estados
    nacionales que consiste en que muchas cosas –y cada vez
    más cosas– se gestionan fuera de las naciones, en un
    espacio adonde no hay democracia" (Rodríguez, 2002:
    22).

    Uno de los principales problemas que se observan
    es que los conflictos sociales del país no son asumidos
    por la totalidad de los sectores afectados. Si los partidos
    políticos tradicionales de la oposición no son
    referentes ni muestran interés por acompañar estos
    procesos de
    lucha, lo mismo se puede decir de los intelectuales, cuyos
    aportes no han ido más allá de los análisis e interpretaciones de los hechos
    sociales. Si al interior del país se puede observar esta
    incapacidad o debilidad de articulación para enfrentar
    unitariamente este desafío, mucho más aisladas
    están estas luchas con respecto a los mismos procesos que
    se están dando en otros países de la región.
    Este es uno de los desafíos importantes que debe ser
    revisado.

    Otro de los problemas que se siente en el Paraguay
    es la poca difusión de los temas centrales que hacen a
    la
    globalización. Cuestiones como el ALCA, que
    tendrá consecuencias impredecibles sobre la
    economía del país, son desconocidos por la
    mayoría de la población.

    El hecho de que la crisis económica y
    social esté afectando no sólo a los más
    pobres sino también a la clase media en general abre
    posibilidades de generar un proceso de reflexión sobre el
    país que queremos.

    El desafío más importante de ahora
    en más es pelear por la verdadera reforma del Estado. Si
    bien las organizaciones sociales y el Congreso Democrático
    del Pueblo tienen cada cual elaboradas sus propuestas
    alternativas, éstas no han sido aún consensuadas
    con los demás sectores sociales del país, con lo
    cual pierden fuerza. Existe sí un amplio consenso en que
    sin un ataque frontal a la corrupción no es posible llevar
    adelante ninguna reforma del Estado.

    BIBLIOGRAFÍA

    • Barrios, Oscar S. 2002 "Pobreza y Desigualdad
      del Ingreso en el Paraguay" en Población y Desarrollo
      (Asunción: FNUAP/FCE-UNA) Año XII, Nº 20,
      julio.
    • Castillo, Orlando y Ana Couchonal 2001 "Derecho
      a la objeción de conciencia al Servicio Militar
      Obligatorio (SMO)", en Derechos
      Humanos en Paraguay 2001 (Asunción:
      CODEHUPI).
    • Diario Noticias 2001, 18 de
      octubre.
    • Informativo Campesino 2002[a] (Asunción:
      CDE) N° 164, mayo.
    • Informativo Campesino 2002[b] (Asunción:
      CDE) Nº 162, marzo.
    • Informativo Campesino 2001 (Asunción:
      CDE) Nº 158, octubre.
    • Informativo Laboral 2001 (Asunción: CDE)
      N° 176, agosto.
    • La Nación 2002[a], 24 de
      julio.
    • La Nación 2002[b], 9 de
      julio.
    • Latinobarómetro 2002
    • López, Oscar 2000 "Participación
      juvenil" en Derechos Humanos en Paraguay 2000 (Asunción:
      CODEHUPY), Participación ciudadana de dicho libro.
    • Morínigo, José Nicolás
      2002 "Crisis de la gobernabilidad", en Última Hora, 10
      de septiembre.
    • Pilz, Dania et al 2002 "Los movimientos
      sociales en el contexto actual del Paraguay", en OSAL (Buenos Aires:
      CLACSO) Nº 8, septiembre.
    • Rodríguez, José Carlos 2002
      "Democracia formal ¿autodeterminación o crisis?",
      en Revista
      Acción (Asunción: CEPAG) Nº 229,
      noviembre.
    • Rodríguez, José Carlos 2000
      "Democracia y movimiento social: La reconciliación
      necesaria", en Informativo Campesino (Asunción: CDE)
      Nº 145, octubre: 47.
    • Última Hora 2002, 5 de
      agosto.

    NOTAS

    1. "Tractorazo" es una denominación dada a
    la movilización de los medianos y grandes productores
    agropecuarios por utilizar sus tractores y camiones en los
    bloqueos de las carreteras.

    FUENTES

    • ABC 2002, 2 de junio.
    • ABC 2001, 17 de septiembre.
    • Informativo Campesino 2002 (Asunción:
      CDE) N° 165, junio, "Nuestra
      opinión".
    • La Nación 2002, 6 de
      junio.
    • Última Hora 2001, 30 de
      abril.

    Este texto se
    encuentra bajo licencia Creative
    Commons

    Quintín
    Riquelme**

    ** Coordinador del Área Sociogremial y
    responsable de la revista Informativo Campesino del Centro de
    Documentación y Estudios
    (CDE).

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