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Comportamiento de vacas Holstein mantenidas en un sistema de estabulación libre, en invierno, en zona árida, México (página 2)



Partes: 1, 2

4. Material y métodos

Este estudio se realizó durante la
estación de invierno, en los meses de enero y febrero del
año 2002, en un establo que contaba con 400 vacas lecheras
Holstein Friesian de alta producción, con un promedio de 30 litros de
leche por vaca
por día, ubicado en el municipio de San Francisco de los
Romos, Estado de
Aguascalientes, ubicado en el centro de la República
Mexicana (101º50’ y 102º53’ de longitud
oeste, y 20º30’ y 22º28’ de latitud
norte).

El ganado se mantuvo en confinamiento en sistema de
estabulación libre, el cual se caracteriza por contar con
alojamientos que consisten en corrales abiertos con piso de
tierra,
área de sombra, bebederos y comederos lineales de concreto,
proporcionando 40 m2 por vaca (Gasque y De la Fuente
1981). Se practicaron dos ordeños al día, a las
3:00 y 15:00 horas, empleando una sala de ordeño de
línea para 50 vacas de tipo automatizado; la alimentación
tenía como base ensilado de maíz, heno
de alfalfa y concentrado con 21% de proteína, la
ración se ofreció cuatro veces al día,
distribuida en el siguiente horario: 4:00, 10:00, 16:00 y 20:00
horas; el hato contó con un programa de
medicina
preventiva.

Se seleccionaron y alojaron en un mismo corral 40 vacas
de 2 a 4 años de edad en inicio de lactancia, con
un promedio de 15 días posparto; la edad de la vaca y la
etapa de lactancia se determinó de acuerdo con los
registros
individuales existentes en el establo. Durante los meses de enero
y febrero del año 2002, se realizaron registros de las
conductas individuales y sociales de cada una de las 40 vacas
estudiadas, realizando 48 observaciones por vaca por día,
entre las 11:00 y 15:00 horas, durante 60 días. Se
eligió este horario porque se esperaba que en este
período sucedieran las conductas a evaluar (Martín
y Batenson 1986); además porque en este horario las vacas
ya habían sido alimentadas y disponían de tiempo para
efectuar diferentes conductas.

Las observaciones de las conductas se realizaron por el
método de
barrido, sugerido por Martín y Batenson (1986), utilizando
un etograma validado previamente en la misma explotación
(30 horas de observación), en el que se anotaron las
conductas individuales (echada, parada, caminar, rumiando, comer,
colear, movimiento
costal, orejera, cabecear y patear) y las conductas sociales
(agresivas y afiliativas). Estas observaciones se llevaron a cabo
durante intervalos de 5 y 10 minutos para cada grupo de
conductas, con cinco minutos de descanso entre cada
observación, empleando un cronómetro. Esta
actividad se apoyaba en algunas ocasiones con grabaciones de
video para el
registro de
conductas, y cuando era necesario se usaban binoculares para
facilitar la identificación de las vacas.

La observación de las conductas individuales se
realizó los días lunes, miércoles y viernes,
y para las conductas sociales los días martes, jueves y
sábado; a cada una de las vacas se les puso un
número de 40 centímetros altura sobre los costados
para facilitar su identificación. Para evitar que las
vacas cambiaran su comportamiento
por la presencia del observador, éste se ubicó a
una distancia de 20 metros, en forma silenciosa,
moviéndose lo menos posible y usando ropa
oscura.

Conductas observadas:

A. Conducta
individual (comportamiento de mantenimiento).

– Echada descansando: vaca recostada con ojos
abiertos o cerrados.

– Parada: vaca parada en alguna área del
corral.

– Caminar: vaca desplazándose de un
área a otra del corral.

– Rumiar: vaca que mastica repetidas veces el bolo
ruminal.

– Comer: vaca con la cabeza dentro del comedero
masticando el alimento.

– Colear: vaca que mueve la cola de forma intensa,
expresando irritación o molestia.

– Movimiento costal: vaca que sacude repetidas
veces el músculo costal.

– Orejear: vaca que sacude las orejas
repetidamente.

– Cabecear: vaca que sacude la cabeza de un lado a
otro.

– Patear: vaca que da golpes al piso con alguna de
las patas en forma alterna.

B. Conductas sociales (interacciones
sociales)

1. Interacciones agonísticas
(agresivas)

– Seguir: Vaca que activamente se mueve hacia otro
individuo
causando que éste camine o corra en cualquier dirección.

– Amenazar: Vaca que se acerca a otro individuo
con la cabeza baja y pretende embestir a otra vaca sin tener
contacto.

– Topetear: vaca que hace contacto con su cabeza
con otro individuo.

2. Interacciones no agonísticas
(afiliativas)

– Lamer: vaca que lame alguna parte del cuerpo de
otra vaca.

– Oler: vaca que olfatea a otro
individuo.

– Recargarse: vaca que recarga su cabeza en alguna
parte del cuerpo de otra vaca.

– Montar: vaca que sube sobre los cuartos
posteriores de otra vaca estando de pie.

– Rascarse: vaca que estrega la cabeza en el
cuerpo o la cabeza de otra vaca.

Se hicieron cálculos de la proporción de
tiempo de las conductas individuales y frecuencia relativa con
que se presentaron los eventos sociales
(Galindo y Broom 2000):

A. Conducta individual (comportamiento de
mantenimiento).

Se identificó la proporción de tiempo
dedicado a cada conducta

Proporción de tiempo =

Número de eventos de
conducta individual

Total de eventos de
conductas

B. Conductas sociales (Interacciones
sociales)

Se registró la frecuencia por hora de cada una de
las conductas

Frecuencia/Hora =

Número de eventos de la
conducta

Horas de
observación

5. Resultados

La proporción de tiempo dedicado a las conductas
individuales mostró que las vacas emplearon el 51% (0,51)
del tiempo al descansar echadas, 29% (0,29) al rumiar, 10% (0,10)
al comer, 4% (0,04) del tiempo permanecieron paradas, 4% (0,04)
caminaron y 2% (0,02) colearon (figura 1). No se presentaron
conductas de movimiento costal, orejear, cabecear y patear
durante el período de observación.

FIGURA 1.
Proporción de tiempo de conductas individuales
observadas, entre 11:00 y 15:00 horas, período
enero-febrero 2002.

Proportion of time of individual behaviours
observed between 11:00 to 15:00 hours, January-February
2002.

La frecuencia por hora de las conductas sociales
mostró que las interacciones agresivas fueron de 0,95/hora
mientras que las interacciones afiliativas fueron de 6,1/hora
(figura 2). La frecuencia de las interacciones agresivas fueron
de 0,10/hora para amenazas, 0,22/hora para topeteo y de 0,63/hora
para seguir (figura 3).

FIGURA 2.
Frecuencia por hora de conductas sociales (agresivas y
afiliativas), observadas en el período
enero-febrero 2002.

Frequency per hour of social behaviours
(aggressive and affiliation) observed in January-February
2002.

FIGURA 3.
Frecuencia por hora de interacciones agresivas (topeteos,
amenazas y seguir a otras), período enero-febrero
2002.

Frequency per hour of aggressive interactions
(butting, threatening and following), in January-February
2002.

En la figura 4 se muestra la
frecuencia por hora de las interacciones afiliativas mostradas a
otras vacas, encontrando que la conducta de lamer se
presentó en 4.9/horas, oler 0,61/hora, recargarse
0,24/hora, montar 0,18/hora, y rascarse tuvo una frecuencia de
0,12/hora.

FIGURA 4.
Frecuencia por hora de interacciones afiliativas lamer,
oler, recargarse, montar y rascarse, período
enero-febrero 2002.

Frequency per hour of affiliation interactions
(licking, smelling, replenishing, mounting and
scratching), in January-February 2002.

6. Discusión

El análisis de las conductas individuales
cuantificadas permitió mostrar (figura 1) que las vacas
estuvieron 51% del tiempo echadas descansando; en otros estudios
se menciona que los bovinos adultos en condiciones ideales
permanecen echados hasta 69% del tiempo (Nicks y col 1988),
debido entre otras cosas a que duermen y descansan echados
(Wechsler y col 2000). Por otra parte, las vacas rumiaron 29% del
tiempo; al respecto, se ha encontrado que por cada turno de
descanso los bovinos permanecen rumiando alrededor de 80% del
tiempo (Krohn y Munksgaard 1993), mientras que en el presente
estudio se observó que 94% de las vacas presentaron rumia
durante el período de descanso. El tiempo dedicado a comer
fue sólo 10%, lo cual se puede atribuir a que las
observaciones se realizaron fuera del horario de
alimentación y sólo algunas vacas se acercaron al
comedero. Las vacas permanecieron paradas apenas 4% del tiempo;
en este sentido, en otros estudios se menciona que cuando las
vacas estabuladas permanecen mucho tiempo paradas puede ser un
indicativo de mala adaptación a las instalaciones
(Luescher y col 1989). En la conducta de caminar se dedicó
4% del tiempo, y el coleo observado durante este período
fue de 0,04 por minuto. Ambos valores se
consideran bajos, aunque en la literatura no se encontraron
variables
similares en otros estudios realizados con vacas lecheras
estabuladas. Las conductas de movimiento costal, orejear,
cabecear y patear no se presentaron, lo cual se considera
positivo ya que estas conductas son indicativas de
irritación o incomodidad en los animales (Arabe y
Albright 1997).

La agresión en un hato tiene como finalidad
defender un espacio individual y tener acceso preferencial a
zonas de comodidad así como a los bebederos y comederos
dentro del corral. En el presente estudio se registró un
promedio de 0,95 agresiones por hora, dicho resultado es inferior
a los valores
encontrados por González (2000), quien reportó 2,02
agresiones por hora en vacas Holstein en producción
estabuladas, que contaban con un cubículo individual por
vaca. En otros estudios se ha observado que el ganado que dispone
de cubículos individuales presenta más agresiones
(topeteos y amenazas) que el que permanece en pastoreo (Broom y
Johnson 1993, Galindo y Broom 1993), en razón de que el
nivel de agresión aumenta en animales en condiciones de
hacinamiento (Wierenga 1990), pero no fue el caso de nuestro
estudio. Las condiciones de estabulación libre en que se
mantuvieron las vacas en este estudio permiten, al parecer, una
mejor convivencia y por ello las agresiones son menores que en
sistemas de
estabulación más hacinados.

En diferentes trabajos se ha demostrado que las
conductas afiliativas son importantes para la integración del hato y para disminuir el
estrés
(Galindo y Broom 2000). En este estudio se presentó una
frecuencia de afiliación de 6,1/hora, observándose
conductas tales como lamido social, oler, recargarse y rascarse
en otra vaca y realizar monta. Se considera que el lamido social
tiene como función el
reconocimiento de los animales en el hato, el establecimiento de
jerarquías y la limpieza (Fraser y Broom 1990). Es
importante destacar que esta conducta se observó en el
presente estudio después de que las vacas habían
comido, ya que existen informes que
indican que el lamido social puede estar relacionado con funciones
digestivas, al estimular la producción de saliva (De
Pasillé y Rushen 1996). Además el sistema de
producción, sea intensivo, semiextensivo o extensivo,
puede afectar la frecuencia del lamido social, debido a que se ha
visto que las vacas presentan más esta conducta cuando se
encuentran en patios de descanso amplios o en pastoreo y en los
espacios abiertos lejos de los cubículos (Wierenga
1990).

El sentido del olfato en bovinos se encuentra muy
desarrollado y se piensa que es el sentido más importante
en la comunicación
social ya que les permite distinguir diferentes olores entre
ellos, lo cual les puede estimular o deprimir (Eckert y col
1988). En el presente estudio, la conducta de oler una vaca a
otra tuvo una frecuencia por hora de 0,61, pero en la literatura
consultada no se encontraron valores reportados para esta
conducta en forma individual.

Aunque las vacas no permanecen mucho tiempo en contacto
físico directo unas con otras, las interacciones de tacto
son muy importantes en las conductas sociales, en el cuidado del
becerro posterior al parto, para
establecer jerarquía social dentro del hato y durante el
acicalamiento (Orihuela 1990). En el presente estudio se
identificaron las conductas afiliativas de recargarse y rascarse
de una vaca en otra, donde se observaron valores de 0.24/hora y
0,12/hora, respectivamente. En la literatura no se encontraron
valores reportados para estas conductas en ganado lechero; sin
embargo, se ha observado que las vacas lactantes responden
favorablemente al ordeño cuando se tocan entre ellas, son
menos agresivas al manejo y son capaces de interactuar (Albright
1993).

La monta en bovinos es un indicativo de
presentación de celo en la vaca, favoreciendo su
presentación el clima fresco
(17,8 a 24,4ºC) más que el cálido (25 a
30,1ºC) (Pennington y col 1985). En el presente estudio la
observación para esta conducta fue sólo durante un
corto período del día, sugiriendo que por esta
causa el valor fue de
apenas 0,18/hora, durante el invierno de 2002. En la zona de
estudio la temperatura
promedio registrada fue 13,5oC, similar a la
típica de la estación, la que se ubica dentro del
intervalo de temperatura ideal para la raza Holstein Freisian
(Gasque y De la Fuente 1981).

Por otra parte, durante los meses de enero y febrero no
se presentó infestación por moscas
Stomoxys calcitrans (mosca del establo),
pudiendo ser ésta la causa por la que no se observaran
conductas que indiquen su presencia (Harvey y Launchbaugh 1982);
la ausencia de moscas del establo en invierno en la zona ha sido
reportada previamente (Cruz-Vázquez y col
2000).

El comportamiento observado en el presente estudio
mostró que las vacas dedicaron la mayor parte del tiempo a
conductas que se catalogan como de mantenimiento, predominando el
tiempo dedicado a descansar y rumiar y a las conductas sociales
afiliativas, principalmente al lamido social. Este comportamiento
sugiere que las vacas se encontraban en un estado de bienestar,
atribuible, entre otros factores, a las condiciones de
alojamiento y temperatura ambiental.

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I Vitela 1, C
Cruz-Vázquez
1, J
Solano
2.-

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