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Las mujeres y el tabaco en la Unión Europea (página 2)



Partes: 1, 2

 

Tabla 1
Patrón de consumo de los
fumadores de cigarrillos según edad y sexo. Unión
Europea, 1995.

Hombres

< 10
cigarrillos

10-24
cigarrillos

> 24
cigarrillos

15-24 años

36%

57%

7%

25-39 años

20%

60%

20%

40-54 años

16%

59%

25%

55+ años

22%

59%

19%

Mujeres

15-24 años

45%

49%

6%

25-39 años

29%

62%

9%

40-54 años

25%

60%

15%

55+ años

35%

55%

11%

Fuente: Comisión de las Comunidades
Europeas, Eurobarómetro 43.0 (1995)

Tabla 2
Fumadores de
cigarrillos según producto
utilizado y sexo. Unión Europea, 1988.

Tipo de cigarrillo
fumado

Hombres

Mujeres

Tabaco rubio liado a mano

7%

7%

Tabaco negro liado a mano

6%

1%

Rubio sin filtro

5%

3%

Rubio con filtro

58%

74%

Negro sin filtro

7%

3%

Negro con filtro

14%

8%

Mentolado

1%

2%

Otros

1%

1%

No contesta

1%

1%

Total

100%

100%

Fuente: Comisión de las Comunidades
Europeas,
Europeans and cancer
prevention
, 1988.

La amplia variedad de países, culturas y lenguas
que conforman la UE hace difícil obtener una imagen global
sobre el consumo de tabaco en
Europa. Los
problemas son,
incluso, más complejos cuando se trata de describir
actitudes y
conocimientos con respecto al tabaco. Existen muy pocos datos comparables
entre los países que integran Europa. Los conjuntos de
datos más comparables proceden de encuestas de
prevalencia llevadas a cabo por la Comisión de las
Comunidades Europeas y por algunos Centros Colaboradores de la
O.M.S. Estos datos pueden ser complementados por los de encuestas
nacionales, disponibles en la mayoría de los países
de la Europa Occidental y del Norte. Sólo hay datos de la
Unión Europea disponibles desde 1987 (5), pero estos
permiten diversas observaciones sobre el consumo de tabaco en la
Unión Europea (tabla 3). La diferencia entre las tasas de
hombres y mujeres se ha ido reduciendo. Existe un descenso lento
o una estabilización de la prevalencia del consumo de
tabaco por parte de las mujeres en la mayoría de los
países de la UE, pero existe un aumento de esa prevalencia
entre las mujeres jóvenes de los países del Sur de
Europa. Las tasas de inicio al consumo son similares en ambos
sexos en los jóvenes. En la mayoría de los
países, el consumo de tabaco entre los más
jóvenes no está disminuyendo. Estas encuestas
muestran un ligero descenso en el porcentaje de fumadores en la
Unión Europea en el período 1987-95. Esta
disminución va del 29% al 27% en las mujeres y del 46% al
39% en los hombres.

Tabla 3
Prevalencia de fumadores por sexo y período de
encuesta.
Unión Europea, 1987-95.

Período

Hombres
%

Mujeres
%

Total
%

Primavera 1987

46

29

37

Primavera 1988

44

28

36

Otoño 1988

43

28

36

Primavera 1989

43

28

35

Otoño 1989

45

29

36

Primavera 1990

41

26

33

Otoño 1990

44

28

36

Otoño 1991

42

28

35

Primavera 1992

43

28

34

Otoño 1992

43

28

35

Primavera 1994

42

28

34

Primavera 1995

39

27

33

Fuente: Comisión de las Comunidades
Europeas.

Los datos procedentes de cada uno de los diferentes
países de la Unión Europea muestran un cuadro de
prevalencia de consumo muy variado (tabla 4). De acuerdo con las
encuestas sobre prevalencia de consumo por parte de las mujeres
de la UE, se aprecia un incremento en Grecia y
Portugal debido al creciente consumo de las mujeres
jóvenes. La prevalencia global en Portugal en 1995 era
baja (26%), gracias a la baja prevalencia entre las mujeres.
Ahora bien, en el período 1987-95, la prevalencia de
consumo de tabaco en el conjunto de mujeres subió desde el
12% al 15%, y fumar se hizo popular entre las más
jóvenes. De acuerdo con los datos disponibles del
período 1989-92, una de cada cinco mujeres del grupo de edad
de 15-39 años fumaba, una de cada 18 del grupo de edad de
40-54 años fumaba y sólo lo hacía el 2% del
grupo de 55 y más años de edad. La ventaja de las
encuestas de la UE es que son comparables y estandarizadas, y su
desventaja es el pequeño tamaño de la muestra (un
promedio de 500 mujeres y 500 varones por país). Hay
encuestas de prevalencia en cada país, aunque con
diferentes definiciones, metodología y edad de la población, que no se recogen
aquí.

Tabla 4
Prevalencia de
fumadores por sexo y país en diversas encuestas.
Unión Europea, 1987 a 1995.

Hombres

Mujeres

 

1987-88

1989-90

1991-92

1994-95

1987-88

1989-90

1991-92

1994-95

Alemania O.

43

44

39

40

28

27

26

24

Alemania E.

*

48

42

44

*

22

26

20

Bélgica

45

41

41

41

29

28

24

28

Dinamarca

46

48

48

44

44

45

42

44

España

52

51

48

44

27

28

27

26

Francia

45

45

49

44

29

28

32

31

Grecia

62

54

55

49

25

26

25

28

Holanda

49

45

46

45

39

34

33

36

Irlanda

38

40

35

36

32

31

31

27

Italia

40

38

38

38

27

26

26

26

Luxemburgo

37

36

40

34

31

23

26

28

Portugal

46

43

40

38

12

11

12

15

Reino Unido

40

37

35

36

31

30

29

30

Fuente: Comisión de las Comunidades
Europeas

En casi todos los países, el comportamiento
con respecto al consumo de tabaco se mide además mediante
de encuestas poblacionales: en España,
los datos de la Encuesta Nacional de Salud de 1987, 1993, 1995 y
1997 son de excelente calidad (6). Los
resultados de las encuestas de diversos países son, a
menudo, difíciles de comparar ya que difieren en diversos
aspectos: la definición del consumo de tabaco (regular,
ocasional, o diario de cigarrillos, o consumo de otros productos de
tabaco); las características de la muestra de la
población (diferentes grupos de edad,
tamaño de la muestra); los métodos de
entrevista,
etc. La principal conclusión de un estudio sueco (7) sobre
el consumo de tabaco en los quince países de la UE es que
las fuentes de
datos y los resultados estadísticos estaban lejos de ser
equiparables. El Estudio sobre Costumbres de los Escolares
Relacionadas con la Salud (ECERS), patrocinado por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y en el que
participa un equipo español,
ofrece datos comparables en diferentes países europeos
sobre adolescentes
(8). Datos procedentes de la etapa 1993-94 del estudio muestran
que el porcentaje de chicas de 15 años que al menos han
fumado una vez a la semana, varía entre el 24% de
Dinamarca y el 31% de Austria. En este período se
observó también una mayor prevalencia de consumo de
tabaco entre las chicas de 15 años que entre sus
compañeros masculinos de la misma edad en la región
Alemana de Wesfalia del Norte, Austria, Dinamarca, Escocia,
España, la región Francesa de Nancy y Toulouse,
Gales, Irlanda del Norte y Suecia. Por el contrario, en
Bélgica y en Finlandia la prevalencia de consumo de tabaco
continuaba siendo mayor entre los chicos.

Cuando se analizan las diferencias en el consumo de
tabaco entre hombres y mujeres en los distintos países, se
observan tres patrones. La proporción de personas de ambos
sexos que fuman, es similar en los países Escandinavos
(Dinamarca y Suecia), Reino Unido, Irlanda y Holanda. Las
diferencias entre sexos son significativas, pero con una
tendencia a disminuir, en los países de las Europa Central
como Bélgica, Francia,
Luxemburgo, la antigua Alemania del
Oeste y Austria. En cambio, en los
países del Sur de Europa (España, Italia, Grecia y
Portugal) y en la antigua Alemania del Este, existe una
importante diferencia entre las tasas de fumadores de ambos
sexos, que está disminuyendo debido al creciente consumo
de las mujeres jóvenes.

Sin embargo, en la ponencia marco del Simposium Mundial
sobre Tabaco que tuvo lugar en Praga en 1997, William Ryan,
director general de la multinacional tabaquera Rothmans
International
, expresó su optimismo ante el prometedor
futuro del sector en estos términos (9): "El hecho es que
los beneficios mundiales de la industria del
tabaco continúan creciendo de forma substancial y de
manera constante, hasta tal punto que el sector tabaquero es
motivo de envidia entre las multinacionales de otros sectores. El
volumen
mundial de ventas
continúa creciendo y se espera que esta tendencia se
mantenga, en especial si se consideran las tendencias positivas
del consumo de tabaco en las mujeres…" .

Cigarrillos light y
género

La industria tabaquera promueve la incorporación
de las mujeres al consumo de tabaco con promesas de
sofisticación y encanto y mediante distintas estrategias para
difundir la idea de que fumar es una conducta
apropiada y deseable para las mujeres (10). Las revistas
femeninas, con grandes tiradas, son uno de los mayores canales
que utiliza la industria del tabaco para llegar a las mujeres. En
un estudio de los contenidos de las revistas femeninas
comercializadas en los países de la Unión Europea,
las autoras observan que, a través de la
publicación de anuncios de tabaco, las revistas femeninas
proporcionan a la industria tabaquera una vía directa para
dirigirse a las mujeres y, con ello, prestan al tabaco una
credibilidad espuria al ligarla con la propia credibilidad de la
revista (11).
Esta publicidad asocia
el tabaco con valores
atractivos para las mujeres como sofisticación,
diversión, romanticismo,
atractivo sexual, buen rendimiento deportivo, relajación,
sociabilidad, juventud,
emancipación, feminidad, rebeldía, aventura, y
esbeltez.

La promoción de cigarrillos light se ha
convertido en una estrategia mucho
más exitosa que el desarrollo de
marcas de
cigarrillos exclusivas para mujeres, cuya cuota de mercado ha
permanecido limitada. En algunos países se han lanzado al
mercado tabacos light bajo marcas de cigarrillos
«femeninos», producidos para llegar a las mujeres con
nombres tan sugestivos como Capri, Vogue,
Kim o Virginia Slims. Estas marcas resultan tan
femeninas que han llegado a identificarse internacionalmente como
cigarrillos «de mujeres» y los fuman sólo
mujeres (12). Aunque no se debe sobrestimar el impacto que
ejercen estas marcas en las mujeres, ya que su cuota de mercado
permanece limitada en la mayoría de los países, el
carácter engañoso y exitoso de esta
estrategia de promoción de cigarrillos light
tampoco puede ignorarse. De hecho, el éxito
de los cigarrillos light en la Unión Europea ha
sido rotundo, especialmente entre las mujeres de edad media. En
1995 el 60% de las mujeres fumadoras de entre 45 y 64 años
consumían cigarrillos light; en ese mismo
año, más de la mitad de las mujeres fumadoras de
cigarrillos, consumían cigarrillos light en siete
países de la UE (Suecia, Austria, Italia, Dinamarca,
Irlanda, Finlandia y Francia) (3). En Suecia, esta
proporción alcanzaba a tres de cada cuatro mujeres
fumadoras.

Una de las conclusiones a las que llegaba en 1981 el
informe "El
cigarrillo que cambia", elaborado por el Surgeon General
(equivalente al Secretario de Estado para la
Salud de EEUU), era que fumar cigarrillos con menor contenido en
nicotina y alquitrán reduce el riesgo de
cáncer de pulmón y, en cierta medida, mejora la
esperanza de vida de las personas que continúan fumando
(13). Sin embargo, esto sólo es posible cuando no se
produce un aumento compensatorio del número de cigarrillos
consumidos diariamente. Aún así, los beneficios son
mínimos, comparados con el abandono completo del consumo
de tabaco. La política de análisis y control del
contenido de alquitrán en los cigarrillos emprendida por
algunos gobiernos se basó en el supuesto de que menores
concentraciones de alquitrán conllevan una menor actividad
carcinogénica del tabaco fumado. Hay que revisar esta idea
a la luz de las
nuevas
tecnologías para analizar los componentes del tabaco y
sus efectos, ya que todos los alquitranes no son iguales (14).
Por ejemplo, hay estudios que indican que no existe
correlación alguna entre las nitrosaminas
específicas del tabaco y la liberación de
alquitrán en la corriente principal del humo de tabaco.
Que los cigarrillos contengan bajas concentraciones de
alquitrán no implica que sean cigarrillos con bajo
poder
carcinógeno. Dos recientes estudios realizados en EE.UU. y
en Suiza muestran que los cigarrillos bajos en alquitrán
no solo no son más seguros, sino que
pueden haber contribuido a aumentar un tipo particular de
cáncer de pulmón, el adenocarcinoma (15, 16). La
explicación de este fenómeno es que los fumadores
de este tipo de cigarrillos inhalan más profundamente y
están expuestos a mayores cantidades de substancias
carcinógenas como las N-nitrosaminas.

La nicotina produce una adicción intensa. Se ha
comprobado que los fumadores que cambian a cigarrillos con menos
nicotina, "compensan" el cambio inspirando con más
intensidad el humo de los cigarrillos bajos en nicotina, buscando
mantener el nivel de nicotina en sangre. La
Food and Drug Administration ha comprobado que los niveles
de alquitrán y nicotina que aparecen en los paquetes de
cigarrillos no son buenos predictores de la nicotina y
alquitrán absorbidos por los fumadores (9). Como resultado
de lo anterior, la exposición
real al alquitrán, y por tanto, los riesgos para
la salud asociados al consumo de cigarrillos bajos en
alquitrán pueden ser los mismos que los derivados de fumar
cigarrillos convencionales (17). Sin embargo, en una reciente
encuesta americana, sólo el 10% de los fumadores
sabía que un cigarrillo light puede liberar la
misma cantidad de alquitrán que uno convencional (18).
Muchas personas no abandonan el consumo de tabaco precisamente
porque creen que los cigarrillos light ofrecen una
alternativa más saludable (19).

La prevalencia de consumo de cigarrillos light es
baja en los grupos de edad más jóvenes y aumenta en
los de más edad, lo que indica que los cigarrillos
light son menos importantes para iniciarse en el consumo,
pero más importantes cuando se piensa en dejar de fumar
(tabla 5). En el Reino Unido, por ejemplo, el 23% de las mujeres
de 16 a 19 años fuma estos cigarrillos, comparado con el
40% de las mujeres de cincuenta y más años de edad.
En Holanda, el 18% de las mujeres de 15 a 19 años fuma
cigarrillos light comparado con el 28% de las mujeres
mayores de 50 años de edad. En el conjunto de la
Unión Europea, el porcentaje de fumadoras de light
en el grupo de edad de 15 a 24 años es del 36%, lo cual es
mucho más bajo que el 60% que lo hace en el grupo de 45 a
64 años de edad.

Tabla 5
Proporción de fumadores de cigarrillos
light en la Unión Europea

según país y edad, por sexo.
Unión Europea, 1995.

País

Hombres

Mujeres

Suecia

46

74

Austria

55

72

Italia

49

63

Dinamarca

43

64

Irlanda

39

61

Finlandia

36

58

Francia

34

52

Reino Unido

32

48

Bélgica

34

46

Luxemburgo

42

35

Alemania Este

32

44

Grecia

30

35

Alemania

24

45

Alemania Oeste

21

45

Portugal

28

30

Holanda

14

33

España

12

25

Total (UE 15)

31

48

Edad

Hombres

Mujeres

15-24

29

36

25-44

29

48

45-64

33

60

65+

46

57

Total

31

48

Fuente: Comisión de las Comunidades
Europeas – Eurobarómetro 43.0 (1995).

 

Tabla 6
Extractos de documentos
internos de la industria tabaquera revelados a raíz
de

los procesos
judiciales contra la industria en EEUU y
Canadá.

British American Tobacco (BAT),
1971:
"Los productores se están
concentrando en la creación de marcas con bajo
contenido en alquitrán y nicotina… con el
objetivo, de asegurar de alguna manera a
los consumidores que estas marcas son relativamente
más ‘saludables’ que los cigarrillos
ortodoxos".

Planes de Marketing de Matinée,
1971:
"Sacar provecho de las
preocupaciones sobre su salud que actualmente presenta el
fumador de Matinée, para promocionar la marca
como baja en Nicotina&Alquitrán y explotar
esta actitud cautelosa de los consumidores en
relación a consideraciones sobre salud y tabaco
(…). La imagen que los no consumidores tienen de
Matinée como marca de cigarrillos para mujeres,
para edades medias, como cigarrillos con poco sabor y
más seguros para la salud, permanece
constante".

Imperial Tobacco, Canada: "Los
resultados… muestran una clara evidencia de que los
fumadores de tabaco ultra-suave y ultra-light
eligen estas marcas por razones de salud (…). Las
evidencias actuales son consistentes con
la hipótesis de que la publicidad de
ciertos cigarrillos presentados como suaves y extra
light han inducido a muchos canadienses a
continuar fumando en vez de dejar de fumar".

Philip Morris, 1975: "Los
cigarrillos Marlboro light no se fuman como los
Marlboro normales. En realidad, los 85 fumadores de este
estudio no consiguieron reducir la inhalación de
humo de tabaco mediante el consumo de estos cigarrillos
(Marlboro lights)".

Según una investigación realizada en el Reino Unido,
las personas que fuman pasan al consumo de cigarrillos bajos en
alquitrán a medida que, a lo largo de los años, se
hacen más conscientes del valor que
tiene proteger su salud (20). Estos hallazgos fueron confirmados
en una encuesta europea: la mayoría de los fumadores
light (69%) eran fumadores previos de tabaco convencional.
Este cambio debe considerarse como propio de una persona mayor que
comienza a preocuparse por su salud, pero no se ve capaz de
abandonar el tabaco y cree que los cigarrillos de bajo contenido
en alquitrán son una alternativa más segura. Los
documentos de la industria del tabaco indican que la
promoción de cigarrillos light tiene como
intención tranquilizar a sus clientes y frenar
a quienes se preocupan por el mantenimiento
de su salud y se plantean dejar de fumar. Resultados de diversas
investigaciones confirman que esta política
consigue sus objetivos y
que las concepciones erróneas de los fumadores sobre los
cigarrillos light y ultra-light puede hacerles persistir
en el consumo (18, 21). En 1995, fumaban 60 millones de hombres y
42 millones de mujeres en la Unión Europea; el 48% de las
fumadoras consumían cigarrillos light, lo que
supone veinte millones de mujeres (3).

Hay documentos internos de multinacionales tabaqueras
revelados durante procesos judiciales en EEUU y Canadá,
que muestran que estas empresas
sabían que la nicotina es una droga adictiva
y que los fumadores deseosos de dejar de fumar por razones de
salud podrían mantenerse enganchados al consumo gracias a
la falsa seguridad
ofrecida por productos bajos en nicotina y alquitrán (22).
Algunos extractos de los documentos internos de la industria del
tabaco obtenidos de internet (9), se reproducen
en la tabla 6.

Tabaco y peso: el miedo a
engordar

Hay datos que indican que fumar tabaco puede jugar un
papel en la regulación del peso. El informe de 1988 del
Surgeon General afirmaba que existen indicios sobre la
existencia de una relación inversa entre el consumo de
cigarrillos y el peso corporal (23): de 71 estudios realizados
desde 1970, 62 indican que las personas que fuman pesan menos que
las que no fuman, y que quienes dejan de fumar ganan peso. Sin
embargo, el informe del Surgeon General de 1990 observaba
que "los beneficios para la salud de abandonar el tabaco exceden
sobradamente cualquiera de los riesgos derivados del aumento
medio de peso de 2,3 kilogramos, así como de cualquier
efecto psicológico adverso que se pueda producir al dejar
de fumar" (24).

El aumento de peso al abandonar el tabaco puede
producirse debido a diversas razones. Destacan la pérdida
de los efectos de la nicotina, la pérdida del
comportamiento tabáquico, el aumento de la ingesta de
energía (especialmente de dulces), y la disminución
del gasto de energía. Parece existir amplia variabilidad
en el aumento de peso después del abandono. Los grandes
fumadores y las mujeres preocupadas por el peso se encuentran
entre las personas más vulnerables a engordar (25). Se
sabe que las mujeres están más preocupadas por su
peso que los hombres. Las mujeres jóvenes están muy
preocupas con su imagen corporal, y a menudo perciben sufrir
sobrepeso. En una encuesta europea de 1991, dos tercios de las
mujeres de 18 y 19 años de edad decían mantener
cierta vigilancia sobre su peso (9). Resultados del estudio ECERS
de 1993-1994 muestran que la proporción de chicas que
hacen dieta o que consideran que deberían hacer dieta es,
en cada país, doble o triple a la de chicos (9). Existe la
evidencia de que la dieta y el control del peso son una de las
mayores obsesiones de las chicas durante la adolescencia.
Además de estar de moda, el
mantenimiento de una figura esbelta les proporciona mayor
confianza en sí mismas (26).

Numerosos estudios muestran que los fumadores mantienen
un peso más bajo, y que el control del peso es una
motivación significativa para continuar
fumando (27). Un estudio reciente en chicas adolescentes de
Londres y Ottawa concluyó que la ansiedad relacionada con
el control del cuerpo, el miedo a sentirse demasiado gordas y a
perder el control sobre la ingesta, pueden ser factores que
condicionan el mantenimiento del consumo de tabaco entre las
adolescentes, quienes a menudo creen que les ayudará en su
objetivo de control de peso (28). Se debe distinguir entre
sobrepeso real y miedo ficticio a engordar, que no siempre
está justificado: según una encuesta entre 1198
estudiantes belgas, el 46% de las chicas que decían sufrir
problemas de sobrepeso no lo tenían en realidad,
según su Índice de Masa Corporal (29). Sin embargo,
la obesidad es un
problema: datos del estudio MONICA de la OMS indican que la
prevalencia de obesidad se ha incrementado entre un 10% y un 40%
aproximadamente en diversos países europeos (9); el
aumento más espectacular se ha producido en Inglaterra, donde
se ha duplicado la obesidad durante este
período.

En conclusión, los datos disponibles indican que
el tabaco puede jugar un papel en el control del peso. Las
mujeres están más preocupadas acerca del peso que
los hombres, y para las mujeres jóvenes la imagen corporal
es muy importante. Las jóvenes tienen a menudo la percepción
de tener exceso de peso. Aunque es más común el
miedo al sobrepeso que el exceso de peso real, la evidencia
sugiere que el miedo a ganar peso puede mantener a las mujeres en
el hábito de fumar, y que las consideraciones sobre
cómo mantener el control del peso influyen en las mujeres
jóvenes al comenzar a fumar. El consejo sobre como
controlar el peso debería formar parte de los programas de
tratamiento del tabaquismo
dirigidos a las mujeres (30). Además, cualquier
intervención preventiva sobre mujeres adolescentes
fumadoras debería tener en cuenta la cuestión del
aumento de peso y abordarla (28).

AGRADECIMIENTOS

Una versión previa de este manuscrito se
presentó en la Conferencia "Las
mujeres y el tabaco: entender el pasado, cambiar el futuro"
organizada por la Red Europea sobre
Prevención del Tabaquismo (European Network on Smoking
Prevention
, ENSP) en París, los días 23-24 de
Noviembre de 1998. Los autores desean expresar su agradecimiento
a las siguientes personas por la información suministrada o por su
contribución a la revisión crítica
de este manuscrito: Meinhard Moschner, Reiner Hanewinkel,
Burckhard Junge, Ulrike Maschewsky-Schneider, Martina
Pötschke-Langer (Alemania), Anita Schmeiser-Rieder
(Austria), Lea Maes, Marleen Lambert, Frieda Lavaerts, Sibylle
Fleitmann (Bélgica), Thomas Clement (Dinamarca), Mervi
Hara (Finlandia), Annie Velter (Francia), Marc Willemsen,
Marijntje Bakker (Holanda), Valerie Coghlan (Irlanda), Elisabeth
Tamang (Italia), Marie-Paule Prost (Luxemburgo), Clive Bates,
Amanda Amos, Martin Raw, Patti White, Ann McNeill, Andrew Hayes,
Richard Peto (Reino Unido), Margaretha Haglund, Paul Nordgren
(Suecia). Este proyecto ha
recibido apoyo financiero de la Comisión Europea a
través del programa "Europa
Contra el
Cáncer". Ni la Comisión Europea ni cualquier
persona que actúe en su nombre son responsables de la
utilización hecha de esta información.

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Luk Joossens (1) Annie Sasco (2), Teresa
Salvador (3,4), Joan R Villalbí(4,5)


(1) Centro de Investigación e
Información de las Organizaciones de
Consumidores, Bruselas

(2) Agencia
Internacional de la Investigación sobre el Cáncer,
Lyon

(3) Centro de Estudios de
Promoción de la Salud, Madrid

(4) Comité Nacional de Prevención del
Tabaquismo

(5) Institut Municipal de
Salut Pública, Barcelona

Correspondencia: Joan R Villalba. Institut
Municipal de Salut Pública. Plaza Lesseps 1. 08023
Barcelona.

Partes: 1, 2
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