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El impacto de la biotecnología en América Latina. Espacios de participación social (página 2)




Enviado por Delia Outomuro



Partes: 1, 2

 

La dificultad de los países latinoamericanos para
transformar las políticas
del norte genera, por parte de la sociedad civil,
un cuestionamiento profundo de la legitimidad de su sistema,
exigiendo cambios profundos en su funcionamiento y no meros
cambios de merchandising. Los gobernantes y los
tecnócratas de los organismos internacionales, como la
FAO, el BID, el FMI, el BM y los
ejecutivos de las grandes corporaciones, comúnmente hablan
a partir de una entelequia biotecnológica y no de la
realidad. Reducen el rechazo a la biotecnología a un simple problema de
ignorancia del pueblo: "Aunque hay poca controversia sobre
muchos de los aspectos de la biotecnología y su
aplicación, los organismos modificados
genéticamente han llegado a ser objeto de un debate muy
intenso y, a veces, con gran carga emocional
"(4).
Proclaman que la no adopción
de estas tecnologías acarreará el atraso
científico del continente. Argumento similar al utilizado
por el despotismo ilustrado: todo para el pueblo pero sin el
pueblo
.

Estas afirmaciones se contraponen frontalmente a algunos
documentos de
la UE(5) en los cuales se recoge el espíritu del
libro blanco
de la gobernanza europea, destacando la importancia de mantener
informados a los ciudadanos, invitando a la sociedad a
participar y considerando las inquietudes del público en
las discusiones sobre el futuro desarrollo de
la biotecnología. Es curiosa la diferencia de discursos
entre los organismos internacionales citados anteriormente y la
UE, la que reafirma la necesidad de la participación
social en las discusiones sobre el desarrollo
biotecnológico, a pesar de que es una de las regiones del
planeta que lideran este desarrollo.

En esta perspectiva, el desarrollo de la
biotecnología en el continente se convierte en una piedra
de toque de la democracia
para los estados latinoamericanos. La biotecnología afecta
a toda la sociedad y no puede ser evaluada sólo desde una
óptica
tecnocientífica. También afecta a la
simbolización de los organismos vivos, al modelo de
desarrollo y a las relaciones de dependencia. Como intentamos
decirlo: soluciona problemas y
genera nuevas interrogantes. Por ello es necesario generar nuevos
espacios donde se pueda avanzar en la simbolización, la
participación, la discusión y la asunción de
riesgos, ya
que no existe una tecnología con
riesgo cero y
no se puede limitar su evaluación
a criterios tecnocientíficos.

Biodiversidad

La Biodiversidad
es un concepto que
integra la diversidad biológica, la diversidad cultural y
la diversidad de todo lo vivo, pero no como sistemas
autónomos sino interrelacionados. Asumir la Biodiversidad
desde la racionalidad científica implica, por lo tanto,
aceptar la complejidad y enterrar el reduccionismo
científico.

La Biodiversidad es global y los efectos sobre ella
también. Es necesario asumirla como un sistema
autorregulado con el cual el hombre
interacciona, sin olvidar que el hombre
vive en y es parte de la Biodiversidad. Esta
doble relación obliga a comprometernos con la
sustentabilidad y la evolución, tanto del ser humano como de la
Biodiversidad. Este compromiso, crucial, eventualmente realizado
de múltiples maneras precisa ser discutido y asumido por
una gran parte de la población mundial, aunque ello ralentice el
desarrollo.

En la actualidad, ciertas comunidades humanas, con su
desarrollo, están afectando al equilibrio de
este sistema que James Lovelock concebía como
"Gaia"(6), en esa imagen tan
poética como próxima al mito. Otros
autores utilizarán términos como naturaleza,
Biodiversidad, pachamama, etc. Pero, en el fondo, en
todas estas expresiones propias de cada cultura nos
encontramos con intentos parciales para identificar de alguna
manera esa realidad a la cual el hombre se siente ligado. Las
palabras serán la expresión de una
simbolización concreta de esa realidad, lo que no impide
la extrañeza del ser humano. La palabra dota al hombre de
poder sobre el
objeto que nombra. Ésta, con su diferente amplitud,
refleja a su vez las diferentes ramificaciones de las culturas
del homo sapiens en su interacción con el entorno.

No pretendemos igualar etimológicamente todas
estas expresiones (naturaleza, Biodiversidad,
pachamama), puesto que son inconmensurables y
sería un error asumir que representan el mismo universo. Lo que
se pretende es constatar que nacen de una necesidad de formalizar
verbalmente un sentir del hombre en la tierra y
con su entorno; y que la expresión "Biodiversidad" ha
surgido de la cultura occidental después de haber creado
un nuevo entorno: el entorno artificial, sin referentes ni
evolución propia. Frente a la pérdida de
referentes, la racionalidad científica occidental ha
tenido que trascender su propia compartimentación y
elaborar un término interdisciplinar, alejado al mismo
tiempo de la
realidad artificial que ha creado y de alguna otra
expresión natural que puede poseer consideraciones
morales.

Es importante utilizar el concepto de Biodiversidad
puesto que el hombre vive en el "sistema mundo" y su
condición biológica lo obliga a que este sistema
siga siendo biológicamente estable para él. En la
actualidad, y gracias a la biotecnología, el ser humano
puede afectar definitivamente a los organismos biológicos,
alterando irreversiblemente los organismos vivos.

Biotecnología

La biotecnología de última
generación o biotecnología del ADN recombinante
posee dos particularidades: la primera es la alteración de
la capacidad de "dar de sí" de los organismos vivos. Con
la tecnología del ADN recombinante, el científico
puede introducir una secuencia génica que confiere alguna
característica al interior de un organismo, creando un
organismo genéticamente modificado (OGM). Anteriormente,
el hombre sólo podía seleccionar entre las
propiedades que el organismo ya poseía. Se pasa de la
selección entre lo que existe en el
pool genético de esos organismos a la introducción de algo exógeno. Con la
adquisición de estas herramientas,
el OGM "dará de sí" como respuesta a las
necesidades del hombre, en lugar de dar respuestas a las
necesidades del organismo, seleccionadas por el entorno. La
alteración de la capacidad del "dar de sí" de los
vivientes tiene consecuencias desconocidas. Los organismos
biotecnológicos, al ser organismos vivos, no necesitan del
hombre para reproducirse, siendo la primera vez que un objeto
artificial se independiza e interactúa con la realidad
natural independiente de él. Por esta razón, todos
los países disponen, o deberían disponer, de
centros de control de los
OGM, es decir, de centros de bioseguridad.

Los organismos biotecnológicos se estrellan con
la Biodiversidad, ya que actúan independientemente del
hombre a través de propiedades no seleccionadas por la
naturaleza, lo que puede provocar situaciones de nocividad
ambiental y contaminación genética,
que pueden desequilibrar ciertos ecosistemas.

La segunda es una particularidad muy significativa y
consiste en que las transformaciones que realiza la
biotecnología sólo son perceptibles desde una
visión tecnocientífica de la realidad; ninguna otra
visión puede percatarse de que un organismo ha sido
modificado genéticamente. Esta incapacidad de reconocer el
objeto biotecnológico altera la autonomía social e
individual, entendiendo la autonomía en su doble
vertiente: autonomía como la capacidad de evaluar
claramente las situaciones y escoger los medios
adecuados para responder a ellas y autonomía como la
posibilidad de hacer lo que se quiera hacer o, por lo menos,
actuar sin coerción o restricción(7). El
desarrollo actual de la biotecnología en el continente no
respeta la autonomía en ninguna de sus
acepciones.

A continuación se enumeraran, simplificadamente,
los conflictos en
el continente entre biotecnología y agricultura,
biotecnología, investigación e industria y,
finalmente, entre biotecnología y sanidad. También
se identificán los posibles espacios de
participación social, en la perspectiva de la democracia
participativa.

Conflicto agricultura
biotecnológica versus Biodiversidad

El crecimiento demográfico conlleva un incremento
de las demandas alimentarias. Este acrecentamiento se refleja, en
la región, en una población que crecerá en
249 millones de personas y las necesidades de cereales
aumentarán en 63 millones de tonelada métricas,
sólo por aumento de población(8), entre
los años 1990 y 2025.

Este incremento en las necesidades de cereales
será paralelo al de las necesidades cárnicas y
lácteas. Lo que llevará a un aumento de las tierras
dedicadas al cultivo y al pasturaje. Esto se resolverá o
bien con crecimiento de la productividad o
con el de las hectáreas (Has.) de tierra
dedicadas al cultivo. El incremento de las Has. cultivadas puede
llevar a la deforestación, con todos los problemas
ecológicos que de allí se derivan. Por otra parte,
el incremento de la productividad implicaría
utilización masiva de herbicidas, fertilizantes,
regadío, etc. Por esto la agricultura se inscribe en el
centro de la polémica, puesto que le compete proteger la
Biodiversidad y proveer de recursos
alimenticios a la población. La agricultura, en el
continente latinoamericano, es un sector especialmente importante
por motivos no sólo económicos, sino también
ambientales, culturales y ecológicos. Latinoamérica posee gran parte de la
Biodiversidad mundial(9), un 40 % de las especies
vegetales y animales del
planeta. Es el centro de muchas variedades agrícolas (por
ejemplo: papa, tomate y
maíz) y
se considera como el continente con la más alta diversidad
florística del mundo, y sólo el 8% de la
población mundial. Gran parte de esta diversidad ha sido
conservada por los diferentes tipos de comunidades humanas que
han existido en los diversos ecosistemas del continente o en los
parajes vírgenes que aún existen. Cada tipo de
explotación agropecuaria fundamenta un modelo de
desarrollo específico, acorde con su ecosistema
colindante, excepto la agricultura altamente tecnificada, sujeta
sólo a la productividad.

La contribución de la agricultura no puede ser
evaluada sólo en función de
su valor
económico sino que se han de integrar múltiples
factores en su análisis Una política economicista
está provocando que se incremente el porcentaje de Has.
cultivadas con productos
transables, tales como, soja, girasol y
maíz, en lugar de desarrollar los alimentos
básicos con los que alimentar a la población, lo
que está provocando una debilidad creciente en
relación a la capacidad de producirlos1 . El
sector agrícola ha de proveer de recursos alimenticios a
la población y no sólo de capital
financiero.

Los recursos de la región para afrontar el
incremento de la demanda
interna son más que suficientes, ya que posee las mayores
reservas de tierra cultivable del mundo. La situación es
especialmente positiva en los países del cono sur donde se
genera excedente alimentario, que es exportado a los
países del norte. El grado de tecnificación y de
utilización de abonos y agroquímicos es bajo en
comparación con EEUU. Un estudio de la FAO determinaba que
los recursos de tierra en Sudamérica serían capaces
de alimentar a una población de 1 218 millones de personas
con una agricultura de bajo nivel de insumo(10). Esto
acarrearía un alto grado de deforestación, lo que
podría ser resuelto a un nivel insignificante gracias a
una agricultura medianamente tecnificada. Es interesante entonces
determinar cuáles son las necesidades reales de la
región para incorporar la tecnología de los
transgénicos u otras posibles
tecnologías.

Los OGM que se producen en el continente latinoamericano
son de productos transables (soja, algodón, maíz, colza y girasol), los
cuales no están destinados al mercado interno
sino a la exportación. Son pocos los países
latinoamericanos que los cultivan (como se constata en la Tabla
N° 1). De las Has. cultivadas con OGM, más del 99 %
son de semillas transables y las proyecciones van en la misma
dirección. Si se analizan los ensayos de
campo que se han realizado en Latinoamérica y el Caribe
hasta el 2001, de los más de 1 000 ensayos de campo de
OGM(11), el 85% son de semillas de vegetales
transables(8), lo cual refleja que el desarrollo de estos
productos no está enfocado a luchar contra el hambre, como
aparece en todos los discursos pro biotecnología vegetal,
sino al incremento económico, al abaratamiento de la
producción o a su flexibilización.
Surgen entonces las siguientes preguntas: ¿A qué
necesidades dan respuesta estos organismos transgénicos?
¿Cuál es su costo
ecológico? ¿Qué costo social acarrea el
cultivo de OvGM en el continente? ¿Cómo la sociedad
participa y se informa sobre los riesgos medioambientales y los
posibles beneficios sociales? ¿Cómo los estamentos
oficiales afrontan el desarrollo de los productos
biotecnológicos? Finalmente, ¿quién asume
los costos de la
introducción, el control, la supervisión y la separación en la
producción de OGM?

La rentabilidad
económica

Hablar de la rentabilidad económica de los OvGM
es muy complicado, primero, porque hace poco tiempo que se
están cultivando y, segundo, por la dificultad de acordar
los parámetros que se han de introducir para el balance
económico. La activista india Vandana
Shiva(12) critica la supuesta rentabilidad de las
granjas altamente tecnificadas "alta eficiencia y
productividad" ya que éstas registran bajos niveles de
productividad si se miden por el uso total de los recursos.
Constata que las pequeñas granjas que respetan la
Biodiversidad tienen una productividad mucho más alta, en
términos de uso eficiente de los recursos, y una mayor
producción de biomasa y de alimentos por unidad. Pero,
generalmente, las valoraciones son meramente económicas ya
que no se internalizan los costos medioambientales o sociales de
los diferentes modos de explotación.

Por esto, para la evaluación de la rentabilidad
económica de los OvGM utilizaremos datos de la
CEPAL(13) y se comparará únicamente un
tipo de semillas (la soja), debido a su importancia en
países como Argentina y Brasil y porque
los datos para las otras semillas son parecidos. Estudios
realizados en Estados Unidos
demuestran que el rendimiento de la soja transgénica es
entre un 3 y un 12% inferior a la soja convencional. El
rendimiento promedio es de 3.295 T/ha. en la soja
transgénica y de 3.430 T/ha para la soja convencional. En
Argentina, el país latinoamericano con mayor
implantación de OvGM, los rendimientos no se han visto
afectados por la incorporación de soja transgénica,
siendo la eficiencia obtenida un 33% menor que la eficiencia de
la soja tradicional cultivada en EEUU. Una encuesta
realizada en EEUU a los agricultores para saber cuál era
la razón para que adoptaran las semillas
transgénicas, arrojó que, en un 75% de los casos,
el motivo era el incremento de la producción. Esto
demuestra que la fundamentación para incorporar los
cultivos
transgénicos fue falsa.

¿A quién beneficia la
incorporación de
cultivos transgénicos?

La utilización de la soja transgénica
permite el ahorro de
costos y la flexibilización del mercado laboral. Aunque
no hay estudios claros sobre la flexibilización, es
evidente que la facilidad de la aplicación del glifosato y
la facilidad de labranza (siembra directa) conllevan unos menores
costos laborales. El 77% de las semillas transgénicas
cultivadas eran tolerantes a herbicida y un 8% más eran
tolerantes a herbicida y generaban Bt. Esto implica que el 85% de
los cultivos transgénicos en el 2001 eran resistentes a
los herbicidas que producían las mismas empresas que
producían las semillas(14). La utilización
de estas semillas implica un ahorro en mano de obra, combustible
y herbicidas, más una flexibilización del mercado
agrario con graves repercusiones económicas. Si el costo
laboral del agro es mucho menor en América
Latina que en Europa o en EEUU,
¿qué sentido tiene reducir este rubro?

Si, a pesar de todo lo expuesto, el coste de una
tonelada de soja transgénica o no transgénica fuese
igual, que no fuese necesario establecer líneas de
tratamiento ni etiquetaje diferencial, y que todas las
indicaciones de riesgos de nocividad ambiental y humana fuesen
infundadas, será importante entonces analizar a
quién favorece su incorporación. Volveremos a tomar
como referencia los costos de la soja en EEUU.

La utilización de semilla transgénica
tiene un mayor costo económico, aproximadamente un 35%
superior a la semilla tradicional (UE), lo que se ve compensado
por la menor mano de obra. Antes el equivalente a las
regalías tecnológicas permanecía en el
país como mano de obra; ahora se desvanece para ir a
acrecentar la deuda tecnológica del país.
Según datos de Benbroock(15), los gastos por
semilla y agroquímicos, como porcentaje del ingreso bruto,
han pasado de ser en el año 1980 de un 8% a un 16.3%, lo
que quiere decir que, anteriormente, las empresas semilleras y
agroquímicas se quedaban con un 8% y, en la actualidad,
están quedándose con el 16.3% de los ingresos brutos.
Las semillas transgénicas pueden tener un coste, pero los
beneficios para las empresas parecen evidentes.

Biofábricas

La biotecnología afecta también el
desarrollo de la agricultura, en cuanto puede desplazar las
exportaciones de
materias primas por productos producidos en los países
importadores mediante producción biotecnológica,
como sucede incipientemente con el azúcar,
que va siendo desplazado lentamente por los jarabes
fructosados(16). Esto puede provocar que los
países industrializados produzcan, mediante biorreactores,
la materia prima
que antes compraban a terceros países, como podría
suceder con el coco y la obtención de los derivados de los
ácidos
grasos para la industria cosmética, provocando que los
países o regiones exportadoras de coco "que son altamente
dependientes de sus exportaciones" no puedan competir o tengan
que bajar los costos de
producción, reduciéndose sus beneficios y
alterándose significativamente las economías
nacionales y locales.

¿Cuáles son los
espacios de participación social?

La participación social con relación a la
biotecnología agrícola se circunscribe como
mínimo a dos ámbitos. El primero se expresa a
través de la nocividad ambiental y alimentaria y, el
segundo, más filosófico, tiene que ver con la
relación hombre naturaleza, puesto que, aun cuando las
instancias tecnocráticas podrían afirmar que los
OGM son seguros, los
seres humanos tienen el derecho a ejercer su autonomía, en
cuanto a conocimiento y
decisión. En el primer espacio se legitima la posibilidad
de que diferentes actores sociales intervengan en los
comités de Bioseguridad y, en el segundo, se legitima con
la exigencia del etiquetado diferencial, para que el consumidor decida
qué productos prefiere consumir. Que el comité de
Bioseguridad apruebe un alimento modificado genéticamente
y lo considere apto para el consumo no
implica que el consumidor pierda su capacidad de
elegir.

En los países latinoamericanos que poseen
comisiones de Bioseguridad (Brasil, Chile, Argentina, Bolivia,
Perú, Venezuela,
Colombia,
Panamá
y Costa Rica)
todas ellas están integradas por representantes
gubernamentales y por algún académico, aceptando,
teóricamente, la participación de sujetos externos
al comité. Las comisiones más amplias, como la de
México,
incluyen juristas, científicos, investigadores en ciencias
humanas, instituciones
de gobierno,
ministerios y
representantes de la industria. Las comisiones de Bioseguridad de
los países latinoamericanos reflejan, generalmente, la
nula participación real de personas que podrían ser
consideradas como agentes sociales no institucionales,
circunscribiéndose el problema a una cuestión
técnica. Parece que existe una exclusión
premeditada de algunos sectores sociales que pueden ser reacios a
aceptar la implantación, pero no hay tal exclusión
respecto de investigadores altamente implicados en su desarrollo.
Sería necesario instaurar una reflexión sobre
cuál es el rol de los diferentes agentes sociales en la
proyección y discusión sobre
biotecnología.

La exigencia del etiquetado diferencial se fundamenta en
la pretensión de que el sistema capitalista es
democrático y, por tanto, los consumidores son los reyes
del mercado, es decir, tienen la capacidad para optar y regular.
Aunque esta es una posición muy lícita y necesaria,
los hechos parecen demostrar su no evidencia, ya que los sujetos
que poseen la información no están dispuestos a
transmitirla ni a asumir las decisiones de las minorías
activas, escudándose en planteamientos
técnicocientíficos. Si las posiciones no
técnicocientíficas son constantemente
desacreditadas, ¿por qué permitirles hablar? Si
esto es así, ¿de qué democracia
hablamos?

Una vez que los lobbys biotecnológicos
hayan conseguido que los Estados acepten la tecnología
como segura, lo único que resta es confiar en la acción
de los consumidores para decidir sobre una técnica que va
más allá de lo que la naturaleza realiza, a pesar
de que el carácter automático de la
regulación de los consumidores posee
intrínsecamente debilidades "ontológicas". Pero
esta presión
ciudadana es la única herramienta posible para oxigenar la
discusión y sacarla del ámbito tecnocrático.
La técnica podría ser técnicamente segura o
científicamente segura, pero la discusión sobrepasa
el ámbito de la tecnociencia.
Aunque la biotecnología fuese una técnica segura
puede haber personas que piensen que es una aberración,
que no tiene ninguna justificación y que no todo lo
técnicamente realizable es válido
éticamente. Y esta posición es tan válida
como la justificación economicista de las empresas
biotecnológicas. Eliminar la posibilidad de
decisión escudándose en criterios
técnicocientíficos no es humanizador ni
democrático. Si los OvGM trascienden la realidad
científica, ¿por qué razón su
discusión se ha de centrar sólo en los argumentos
técnicocientíficos?

¿Cuál es el
conflicto
entre Biotecnología/Investigación/Industria y
Biodiversidad/sociedad?

Toda ciencia,
técnica o conocimiento tecnocientífico posee un
problema inherente: su no neutralidad. El primer problema que se
le presenta a la biotecnología es su complicidad con la
industria y la introducción de criterios de rentabilidad
al decidir lo que se debe investigar. La participación de
la industria posee un lado positivo para los investigadores: el
incremento de los recursos. La investigación
biotecnológica en los países industrializados
está encabezada por el sector privado, lo que no sucede en
América
Latina, donde la investigación se realiza con fondos
públicos (ver tabla N° 2). Ello debiera permitir la
existencia de un gran espacio para decidir socialmente qué
se investiga en los centros de investigación del
continente, y profundizar en el diálogo
ciencia y sociedad.

Es importante evaluar la participación ciudadana en la
elección de políticas de investigación en
los diferentes Organismos Nacionales de Ciencia y
Tecnología (ONCyT) de los países
latinoamericanos. Discutir socialmente las líneas de
investigación prioritarias y obligar a los investigadores
a interactuar con los organismos sociales podría reducir
la conflictividad de los avances. Una sociedad implicada en sus
avances científicos asumiría la
investigación como propia y aproximaría los
discursos. Actualmente, la encuesta transmitida a las
asociaciones de consumidores del continente latinoamericano
asociadas a Consumer International refleja una nula
participación de las ONG y las
agrupaciones sociales en las discusiones sobre líneas de
investigación. El análisis de la encuesta
identifica como único espacio de diálogo
Ciencia-Sociedad a la Universidad,
clasificándola desde muy positiva, como en el caso de la
Universidad Nacional de Colombia, a casi inexistente, como en el
caso argentino, a pesar de ser éste un país donde
se realiza mucha investigación. Las asociaciones nunca
identifican a las ONCyT como instituciones de diálogo y
sólo reconocen a las universidades, lo que es una
conclusión que ameritaría un análisis mucho
más preciso.

¿Cuál es el rol de la Universidad o de los
centros de investigación institucionales en la
preparación de investigadores y en la creación de
espacios sociales?

El panorama biotecnológico latinoamericano, en
relación con la formación de cuadros
investigadores, es bastante desalentador, aunque más
halagüeño que el panorama de I&D. La
aproximación realizada ha consistido en constituir tres
grandes bloques a partir de los datos obtenidos.

(a) Países que no poseen centros universitarios
para formar investigadores en el área
biotecnológica. Entre ellos tendríamos a El
Salvador, Nicaragua, Honduras, las Guayanas y Bolivia.

(b)Países que poseen centros de formación,
pero sin posibilidades de evolucionar, debido a la poca masa
crítica
de investigadores, empresarios, etc., como es el caso de
Perú, Ecuador,
Guatemala,
Panamá y Venezuela.

(c) Países que tienen capacidad y recursos
suficientes para formar cuadros investigadores, como
serían Brasil, Argentina, Chile, Colombia, México y
Costa Rica.

Hay países del grupo (a) que
poseen capacidad de formar licenciados y, en algunos casos,
magísteres y doctores, pero a los que no se les aporta
formación a la altura de las necesidades. Para ver
cuál sería la capacidad de absorción de
cuadros científicos preparados es importante identificar
los espacios y centros de investigación más
importantes de cada país. Desafortunadamente, los centros
importantes están en los países del grupo (c),
excepto un centro como el de Venezuela. Hay otros países
que se ven favorecidos por la presencia de centros
internacionales de investigación, como el Centro
Internacional de la Papa (CIP) en Ecuador, lo que da un fuerte
impulso a la investigación local.

Un problema que puede presentarse en las Universidades
de Chile, México, Brasil y Argentina es que estén
formando más científicos que la capacidad
investigativa del país y las necesidades de la industria,
prácticamente inexistente. Por otro lado, existen
bastantes países que no tienen capacidad para formar
cuadros de investigadores para satisfacer sus necesidades de
responsables y técnicos en Bioseguridad.

Pero, por otra parte, no formar cuadros investigadores
relegará al continente al atraso biotecnológico,
como ha sucedido en otros campos del conocimiento. Situará
a la región en una situación de dependencia
tecnológica. A lo que se debe responder que, sin
políticas interregionales muy decididas para apostar por
el desarrollo biotecnológico, seguir con el modelo actual
conduce al absurdo: dar libre acceso a la Biodiversidad, ser
biotecnológicamente dependientes y arriesgarse a
contaminar genéticamente el entorno. Muchos riesgos para
pocos beneficios. El análisis de los datos conduce a
promover políticas interregionales para el desarrollo de
la biotecnología.

Publicaciones
científicas

Uno de los índices para evaluar el desarrollo
científico de un país es el de las publicaciones
científicas. Si analizamos las revistas latinoamericanas
de ciencia y tecnología que están indexadas en el
Science Citation Index (SCI), se constata que, únicamente,
hay 11 revistas latinoamericanas reconocidas, de una base de datos
de mas de 5 600 títulos(17), lo cual indica la
nula importancia de las publicaciones latinoamericanas en el
contexto mundial. La búsqueda de las revistas
latinoamericanas en el LATINDEX, sobre bioquímica, biotecnología o afines,
arroja un total de únicamente 45 publicaciones: 6 cubanas,
5 españolas, 3 chilenas, 11 brasileñas, 9
argentinas, 5 mexicanas, 1 colombiana, 1 peruana y 4 portuguesas.
Además, no llegan a 10 las revistas más
especializadas en el campo biotecnológico: Avances en
Biotecnología Moderna, Biotecnología aplicada,
Revista de
protección Vegetal y Revista CENIC de ciencias
biológicas
, de Cuba,
Genetics and Molecular Biology, Boletim de Biotecnologia y
Memorias do
Instituto Oswaldo Cruz
, de Brasil, Revista Colombiana de
Biotecnología
, de Colombia, Electronic Journal of
Biotechnology
(EJB), de Chile. Existe una mayor
participación de revistas latinoamericanas indexadas en el
Medline.

La contribución de los científicos e
investigadores latinoamericanos al acervo científico
mundial es bastante limitada y no supera el 2% del total mundial,
siendo cinco países "Brasil (37%), Argentina (19%),
México (18%), Chile (9.5%) y Venezuela (4.6%)" los que
registran casi el 88% de las publicaciones del
continente(17). En la tabla N° 3 se detallan los
datos de las publicaciones científicas realizadas por
algunos países latinoamericanos.

A la luz de los
resultados, se puede concluir que la importancia
científica de toda América Latina, más el
Caribe, es similar a la importancia de uno de los últimos
países en I&D de Europa, como es España, lo
cual no augura un futuro prometedor. Además, se observa
que más del 75% de la investigación del continente
se realiza en el triángulo del cono sur "Argentina, Chile
y Brasil" y el restante 20% en México, quedando el resto
del continente en la más completa desatención. Si a
esto se le añade la diseminación de grupos, la
escasez de
recursos y todas las limitaciones estructurales de esos
países, los investigadores se convierten en verdaderos
Quijotes del mundo científico.

Biodiversidad/industria

La biotecnología utiliza como materia prima
para su desarrollo a la Biodiversidad genética. Los
bioprospectores buscan propiedades curativas o especiales en los
organismos con el objetivo de
conseguir beneficios económicos para la industria. Los
biólogos, botánicos, zoólogos, etc., han
identificado infinidad de organismos con el objetivo de
apropiarse de registros que, a
la larga, puedan ser utilizados por la industria para obtener
mayores beneficios. Pero existe una evidencia reconocida por toda
la sociedad: el elevado valor del conocimiento que las
comunidades locales y los pueblos indígenas han aportado
en áreas tan dispares como el combate de plagas, la
medicina, el
manejo de recursos
naturales, las semillas. El problema es que dichos pueblos y
comunidades no han sido compensados de manera alguna ni han
recibido regalías, porque no habían patentado sus
conocimientos y, en muchos casos, este conocimiento ha
beneficiado a muchas empresas y países
occidentales.

El descubrimiento científico de una propiedad de
algún organismo ya conocido y su explotación pueden
transformar radicalmente los hábitos y costumbres de una
sociedad concreta, hasta el punto de que, con las mejores
intenciones de desarrollo
sustentable para una comunidad,
ésta quede a merced de los caprichos de una empresa, como
puede suceder con algunos cultivos cuando la demanda de
éstos haga viable su explotación masiva y en
condiciones altamente tecnificadas(18).

Por esta razón, la propiedad del material
genético y la regulación de su acceso son temas que
involucran diferentes agentes: la sociedad, los gobiernos, las
comunidades indígenas, la industria y la Universidad. La
resolución de los problemas generados por el acceso a los
recursos genéticos afectaría positivamente a la
resolución de los conflictos sociales, la
disminución del expolio de la Biodiversidad, la
concientización del investigador, el reparto de beneficios
y la propiedad del producto
final. Las discusiones actuales han intentado integrar a los
agentes implicados y repartir los beneficios "como en Costa Rica
y ahora en Perú", pero queda aún un largo camino
por recorrer para mejorar la situación. Tristemente, un
estudio de la FAO denuncia que, pese a la existencia de ciertos
marcos jurídicos, la debilidad institucional de la
región y la incapacidad punitiva internacional impiden
aplicarlos. Los marcos legales de los diferentes países
están expuestos en la tabla N° 4.

El penúltimo punto a considerar es el modo en que
la industria local y los centros de investigación
nacionales pueden aprovechar esta Biodiversidad local para
conseguir patentes importantes en los mercados de los
Estados Unidos de América, la Unión
Europea y Japón.
Vislumbrar el panorama industrial biotecnológico del
continente es desalentador, su desarrollo no es más que
incipiente (o inexistente) en todos los países, excepto
Argentina, Brasil y México con todos sus problemas
internos. En el resto de los países, a pesar de que pueden
poseer alguna industria especializada en algún rubro
concreto, como
en el caso de Chile, Venezuela, Colombia, Perú y Costa
Rica, la diseminación y la fragmentación es tan
elevada que no poseen, nacionalmente, la suficiente masa
crítica como para despegar sin un muy decidido y directo
apoyo institucional. Debido al alto costo tecnológico, son
industrias con
muy poca proyección internacional, especializadas en ser
subsidiarias. En la tabla N° 4 se muestra una
clasificación de la Biodiversidad de los países, el
número de patentes de propiedad de investigadores o
instituciones nacionales aceptadas en la oficina de
patentes americana (USPTO) en los últimos 7 años y
el porcentaje de las que tienen alguna relación con la
Biodiversidad, en su sentido más amplio posible. Si el
análisis hubiera sido sobre biotecnología todos los
porcentajes serían próximos a cero. Del examen de
los datos se desprende, primeramente, la práctica
inexistencia de patentes de los centros de investigación,
universidades e industria nacionales, lo cual refleja la nula
capacidad de investigar con la finalidad de conseguir una
rentabilidad económica. Si se identifica la Biodiversidad
como materia prima imprescindible para la biotecnología y
que los países latinoamericanos poseen el 40% de la
Biodiversidad mundial, el porcentaje de patentes relacionadas con
la Biodiversidad es irrisorio. Pareciera que la industria
biotecnológica regional es incapaz de aprovechar la
sinergia de
poseer gran parte de la Biodiversidad del mundo y de tener un
acceso más cercano a las fuentes y a
las culturas. Esto requiere un análisis más amplio,
a pesar de que algunos investigadores, como Albert
Sasson(19), Lionel Gil(20) y Walter
Jaffé(16) señalan que un factor muy
importante es la ausencia de capitales-riesgo en la
región, que puedan asumir los procesos de
financiamiento
de pequeñas empresas.

Un último punto es el modus operandi, es
decir, las reglas con las cuales los investigadores
públicos y privados pueden trabajar sin afectar
negativamente al entorno natural y a los derechos de los diferentes
vivientes. ¿Qué normativas se han de seguir?
¿Qué protocolos y
qué espacios sociales existen para discutir sobre ellos?
Este último punto sólo afecta a los países
latinoamericanos que han podido desarrollar una
investigación biotecnológica o que poseen programas de
apoyo al desarrollo biotecnológico, como serían
México, Argentina, Brasil, Costa Rica, Chile, Venezuela,
Panamá y Colombia. De los cuales sólo Venezuela,
Panamá y la UNAM de México han elaborado
códigos de Bioseguridad y Bioética,
introduciendo la regulación ética en
las problemáticas de bioseguridad y no circunscribiendo
las respuestas sólo a instancias técnicas.
La posición de Chile está siendo elaborada por una
comisión de Biotecnología en la cual participan
miembros de centros de investigación bioética. La
problemática de los Bioterios y la manipulación de
animales no está siendo considerada en la mayoría
de países. En Panamá, Venezuela y México
existen especificaciones, pero es un tema que requeriría
una investigación complementaria. Las universidades que
poseen Bioterios, generalmente poseen normativas propias, pero no
parece haber una preocupación social ni
académica.

Conflicto Biotecnología
Sanidad

La biotecnología con el Proyecto Genoma
Humano (PGH)2 abre un nuevo paradigma en
la concepción de la salud. "En gran medida
nuestro destino está en nuestros genes
"3.
Conocidos los genes, identificadas sus funciones y
detectadas las mutaciones que provocan funcionamientos
anómalos, surge la posibilidad de diseñar una nueva
medicina preventiva o genómica, que aporta una
información estadísticamente significativa sobre la
probabilidad
de padecer una enfermedad. Esta nueva herramienta
diagnóstica está generando una nueva
categoría de individuos en el sistema sanitario: los
enfermos sanos o potenciales. Pero este nuevo marco conceptual
parece ser exclusivo de una minoría selecta, como lo
demuestra el hecho de que las consecuencias del proyecto genoma
humano son prácticamente desconocidas para la
mayoría de la población de los países
latinoamericanos. Tal situación dejará a la
región fuera de la reflexión acerca de las
consecuencias del PGH, como ya lo está del desarrollo de
dicha investigación.

Cuando las consecuencias de un proyecto de este calibre
son casi inexistentes para gran parte de la población, la
reflexión sobre su impacto es más un juego
académico que una reflexión real. Los dilemas
surgidos de la posibilidad de detectar enfermedades
genéticas, de aplicar terapias preventivas y de la
selección de embriones, son discusiones demasiado alejadas
de la realidad del sistema sanitario de la mayoría de los
países latinoamericanos, los cuales aún sufren un
déficit estructural importantísimo, que deja a gran
parte de la población fuera de la atención sanitaria. Muchas de las
discusiones de temáticas Bioéticas aún giran
en torno al
estatus del embrión, a los trasplantes y a los
cuidados paliativos. Temas tan cruciales como la
redistribución de recursos o la fabricación de
genéricos, que serían más propios del
continente, casi no son tratados debido,
principalmente, a su alto componente político y a la
exigencia de una praxis
transformadora.

Por parte del ámbito médico, la
preocupación principal sigue siendo el consentimiento
informado, no como instrumento para modificar la práctica
clínica sino como un medio de protección
jurídica. La discusión y la aplicación del
consentimiento informado es uno de los puntos cruciales para
superar el paternalismo médico e introducir el respeto a la
autonomía del paciente en su relación con el
médico, pero esto parece quedar relegado a un segundo
plano. Uno de los grandes retos de la Bioética
Clínica para el continente es la redistribución de
los limitados recursos, que limita a los equipos médicos a
situaciones de precariedad y les imposibilita elaborar
discusiones de nuevas problemáticas. Otro de los temas
importantes es el acceso a fármacos: en
Latinoamérica se está dando acceso a los
facultativos pero no a los tratamientos. Existe una imposibilidad
crónica por gran parte de la población de acceder a
la compra de los medicamentos. Para enmarcar bien el problema, es
interesante apreciar cuál es, a grandes rasgos, el
panorama de salud en algunos países del
continente(21). Tasa de mortalidad infantil 10 veces
superior, esperanza de vida de 10 años menos e incremento
del 400% en el número de casos de SIDA o tuberculosis
entre algunos países y Canadá, lo cual refleja que
el gran problema de la bioética clínica es la
generalización de su acceso y no problemas como la
clonación (ver tabla N° 5).

La implicación bioética
de la biotecnología

Las luchas de los pobres del Sur están
vinculadas al
acceso a y sus derechos
sobre
los recursos naturales "agua, tierra y
Biodiversidad" y, por tanto, son intrínsecamente luchas
ecológicas y ambientales(22)
.

La reflexión bioética sobre la
biotecnología que se precisa en el continente
latinoamericano no puede ser la misma que la que se realiza en
Europa. La reflexión europea, en una región
creadora de tecnología, da cuenta de los deseos generales
y particulares. Europa, Estados Unidos y Japón son los
centros que generan, producen y aportan las nuevas
tecnologías a sus necesidades, y es en esta
posición donde las reflexiones sobre la
biotecnología poseen un cariz particular. Se discute sobre
lo que es posible tecnológicamente, sin evaluar su costo
económico. Se elabora un pensamiento
sobre la inmortalidad del hombre, la eliminación de la
enfermedad, la longevidad, la calidad de
vida y el buen morir. La reflexión bioética en
el Norte no se plantea el tema del acceso a los recursos porque
aún los concibe como propios; se reflexiona desde la
propia concepción de naturaleza, ciencia y verdad. Curioso
es el hecho de que la Bioética, o sus instancias, no se
han opuesto a ningún adelanto tecnológico: lo
máximo que han hecho es humanizarlo. La Bioética
occidental se desarrolla en un espacio de no cuestionamiento
profundo de la investigación, en un espacio de
humanización. Pero, ¿cómo se puede humanizar
el desarrollo de una tecnología minoritaria que
deshumaniza a la mayoría?

La reflexión bioética en el Sur no puede
convertirse en una Bioética de la resistencia sino
de liberación de esquemas que se le han impuesto. La
Bioética pretende incidir no sólo sobre los
ciudadanos en general, sino también sobre los
científicos, en temas tan concretos como la
simbolización de los organismos y la justicia del
desarrollo. Es preciso generar los espacios de reflexión
para transformar y esto requiere un diálogo franco y
abierto; reconocer que las diferentes culturas poseen
simbolizaciones de la naturaleza y de las medicinas, tan
válidas como la que ha surgido de la cultura
tecnocientífica. No es posible seguir leyendo, en
documentos internacionales destinados a los países
"arrollados", afirmaciones que sitúan a las medicinas
tradicionales al mismo nivel que el placebo o el no tratamiento.
La Bioética del Sur ha de permitir el diálogo de la
medicina tradicional, que mayoritariamente utiliza la gente, con
la medicina tecnocientífica. La Bioética tiene
grandes retos que parece no querer afrontar, limitándose a
las interrogantes que la reflexión de los países
desarrollados ha decidido.

Finalmente, ¿por qué los países de
la región han de asumir el elevado costo de tener que
salvaguardar y controlar los OvGM, crear nuevas normativas,
protocolos y mecanismos, formar especialistas, en fin, dedicar
ingentes esfuerzos a la biotecnología, si ésta
parece no estar respondiendo a sus necesidades? ¿Por
qué han de proteger ellos un patrimonio de
la humanidad? ¿Cómo es que no se corresponsabilizan
las oficinas de patentes, los gobiernos de las naciones
industrializadas o los organismos internacionales en esta tarea?
¿Qué está aportando realmente la
biotecnología al desarrollo del continente y si este
aporte es proporcional a los riesgos que el continente asume?
¿Quién y quiénes asumirán el reto de
realizar una reflexión sistemática sobre estos
problemas y qué espacios de difusión
poseerán?

País

1997

1998

1999

2000

México

0.005

0.1

0.1

Argentina

1.4

4.3

6.7

10

Chile

0.007

0.029

0.03

Uruguay

0.005

0.003

Brasil

Total

1.457

4.43

6.88

Tabla N° 1. Millones de
hectáreas cultivadas con productos transgénicos en
algunos países de Latinoamérica
Fuente: ISAAA brief 2001. Complementado con datos del INIA
COMBIOGEM

País

Gobierno

Empresa

Educ. Sup.

Org. s/lucro

Extranjero

EEUU

27.1

68.4

2.3

2.2

España

44.7

48.9

0.8

5.6

Cuba

53.1

40.1

México

61.3

21.9

10.5

1.0

5.3

Panamá

46.5

0.9

6.1

0.9

45.6

Venezuela

38.0

45.2

16.8

Colombia

39.1

34.9

25.0

1

Ecuador

90.6

0.5

8.9

Perú

99.8

0.2

Bolivia

22.0

22.0

32.0

15.0

9.0

Brasil

57.2

40.0

2.8

Argentina

Chile

71.3

18.0

5.8

4.9

América Latina y El
Caribe

58.3

33.3

5.6

0.6

2.2

Tabla N° 2. Pocentaje de
Financiamiento de la Investigación
Fuente: Red
Iberoamericana de Indicadores de
Ciencia y Tecnología (RYCT).
El estado de
la ciencia.
Principalesindicadores de ciencia y tecnología
iberoaméricanos 2001
. Buenos Aires:
2002.

País

Medline 1999

SCI 2001

CAB 1999

EEUU

320 342

4 384

España

8 380

25 041

América Latina y El
Caribe

6 584

28 344

ND

Argentina

1 208

5 101

26

Chile

494

2 277

1

Brasil

3 123

12 655

550

Perú

59

228

75

Bolivia

9

75

Ecuador

20

136

ND

Venezuela

219

1 170

ND

México

1 155

5 190

43

Costa Rica

40

223

47

Panamá

9

161

ND

Guatemala

13

64

ND

Uruguay

85

351

Nicaragua

3

26

ND

El Salvador

17

ND

Cuba

190

646

1

Tabla N° 3. Número de
Publicaciones Científicas por país y por
índice.
Fuente: Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y
Tecnología (RYCT).
Principales indicadores de ciencia ytecnología
iberoaméricanos 2001
. Buenos Aires: 2002. Documento
del BID: RUR107.
CAB es una medida de los trabajos publicados en
Biotecnología.
Determina el número de publicaciones resumidasen el
Biological Abstract.

País

Normativa
Acceso a
RRGG

Biodiversidad
USPTO

Patentes
Biotecnología

Patentes

México

Parcial Artículo 87
Bis
de la Ley de
Equilibrio Ecológico

2

246

6 %

Costa Rica

Ley de Diversidad
Biológica

17

35 %

Panamá

No existe Normativa
ANAM

29

0 %

Colombia

Sí (Pacto
Andino) Decisión 391

4

17

15 %

Venezuela

Sí (Pacto
Andino)

6

129

< 1 %

Ecuador

Sí (Pacto
Andino)

17

6

0 %

Brasil

Medida Provisoria 2.0521 del
20/07/00

1

349

ND

Perú

Sí (Pacto
Andino)

7

6

0 %

Bolivia

Sí (Pacto
Andino)

5

17

0 %

Argentina

Acuerdos
Internacionales

18

70

7 %

Chile

En preparación

31

3,5 %

Tabla N° 4: Marcos Legales y
Patentes. Las Patentes de la USPTO son las asignadas entre los
años 1996 y 2002.
* Importante contribución a la biotecnología de
flores, aunque puede no haber sido producida por
biotecnología moderna.

Canadá

Costa Rica

Chile

Perú

El Salvador

Nicaragua

Tasa de mortalidad < 1
año

5.3

10.2

10.1

37.6

35

45.2

Tasa de mortalidad < 5
años

6.9

13.9

14.5

61.2

38.5

55.8

Esperanza de vida

79.4

76.6

75.5

69.5

70.1

69

Médicos / 10 000
habitantes

22.9

15.0

13

10.3

11.8

6.2

% población con acceso

agua potable

99.8

95.0

94.2

75.4

59.4

66.5

% de población
alfabetizada

95.6

95.7

89.9

78.7

64.3

Gasto de salud como %
PIB

9.6

9.1

7.0

5.7

8.7

8.9

Casos de tuberculosis /
10 000 habitantes

58.9

180

222

1599

255

490

Casos de SIDA / 10 000
habitantes

2.83

33

11.5

23.57

66

6.9

Personas bajo la línea de

la pobreza

9.6

49.4

26.0

43.8

Tabla N° 5: Perfil de salud reducido
de: Canadá, Costa Rica, El Salvador, Perú, Chile,
Nicaragua.
Datos extraídos de OPS. (Sitio en Internet). Disponible
en
Acceso en julio de 2003

Notas

1. Ardila J.
Diagnóstico y perspectivas tecnológicas de la
agricultura latinoamericana
. Presentado en el Congreso
Nacional de Ingenieros Agrónomos, celebrado en Costa Rica
en julio de 1999.

2. El PGH tiene como objetivo
genérico hacer un mapa para identificar y secuenciar los
genes del homo sapiens sapiens

3. Bazell R. Informing the
public about genome Issues. En: Rothstein M. Legal and
ethical Issues raised by the HGP
. Proceeding of the
conference Held in Houston, Texas, 79 March, 1991.

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21. Iniciativa Regional de Datos Básicos en
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http://www.paho.org/Spanish/SHA/CoreData/Tabulator/newTabulatorFirstNew.htm

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Biodiversidad 2002; 34. (Sitio en Internet). Disponible en

http://www.grain.org/sp/publications/biodiv343traicion.cfm

. Acceso en junio de 2003.

Alexandre Bota Arqué
Doctor en Bioquímica y Biología Molecular.
Investigador del Centro Interdisciplinario de Estudios en
Bioética de la Universidad de Chile. Miembro del Instituto
de Tecnoética de Barcelona, España.

Partes: 1, 2
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