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Ovinos Alimentados con Raciones que Incluyen Tagasaste (Chamaecytisus proliferus subsp. palmensis) en Reemplazo de Heno de Alfalfa


Partes: 1, 2

    Publicación original:
    Agric. Téc. [online]. jul. 2004, vol.64,
    no.3 [citado 20 Noviembre 2006], p.264-270.
    Disponible en la World Wide
    Web:
    <>.

    ISSN 0365-2807 – Reproducción autorizada por:
    Revista Agricultura Técnica,

    (I. Consumo y
    Variaciones de Peso Vivo
    )

    ABSTRACT: The objective of this
    experiment was to evaluate intake and live weight (LW) variations
    of young rams of one year of age average, fed with tagasaste
    (Chamaecytisus proliferus subsp.
    palmensis) and alfalfa. Young Suffolk Down rams with an
    initial LW of 38 kg were fed with increasing quantities of
    tagasaste soiling – 0, 30, 60 y 90% – as a replacement for
    alfalfa (Medicago sativa L.), hay which originated four
    treatments. The total intake of DM was 1,880; 1,745;
    1,374; and 1,033 g DM animal-1 d-1 in the
    four treatments, respectively; the LW gains were lower as
    tagasaste was incorporated into the rations (354, 270, 120 and
    134 g animal-1 d-1 in the whole
    experimental period). The animals fed with rations that included
    tagasaste increased its consumption as the experiment advanced,
    with the consequent increment in the daily LW gains in the
    treatments with 60 and 90% tagasaste.

    Key words: young rams, intake, ration efficiency,
    Medicago sativa L.

    RESUMEN: El experimento tuvo como objetivo
    evaluar el consumo y variaciones de peso vivo (PV) de carnerillos
    de un año de edad promedio, alimentados con tagasaste
    (Chamaecytisus proliferus subsp.
    palmensis) y heno de alfalfa. Se utilizaron carnerillos
    Suffolk Down, con un PV promedio inicial de 38 kg, los que fueron
    alimentados con cantidades crecientes de soiling de tagasaste –
    0, 30, 60 y 90% – en reemplazo de heno de alfalfa (Medicago
    sativa
    L.), lo que originó cuatro tratamientos. El
    consumo total de MS fue de 1.880; 1.745; 1.374; y 1.033 g MS
    animal-1 d-1 en los cuatro tratamientos,
    respectivamente; las ganancias de PV fueron menores a medida que
    se incorporó tagasaste en las raciones (354; 270; 120; y
    134 g animal-1 d-1 en todo el
    período experimental). Los animales
    alimentados con raciones que incluyeron tagasaste aumentaron el
    consumo de éste a medida que avanzaba el experimento, con
    el consiguiente incremento en las ganancias diarias de PV en los
    tratamientos con 60 y 90% de tagasaste.

    Palabras clave: carnerillos, consumo, eficiencia de las
    raciones, Medicago sativa L.

    INTRODUCCIÓN

    En zonas mediterráneas la producción pecuaria está basada en
    el forraje producido por la pradera natural anual, cuyo
    crecimiento es nulo en el período verano – comienzos de
    otoño, debido a la falta de humedad del suelo. Los
    requerimientos de los animales en este período son
    cubiertos por pasto maduro de las praderas naturales, rezagado en
    el potrero para ser usado en pastoreo ("heno en pie"), por
    rastrojos de cereales y leguminosas, y ramoneo de espino
    (Acacia caven). Esta disponibilidad no es
    suficiente para lograr una buena productividad
    animal, pues se deben tener reservas para cinco o más
    meses, situación que se agrava cuando el inicio de las
    precipitaciones es tardío en otoño (Ovalle et al.,
    1993).

    Por lo anterior, se necesitan especies que subsistan a
    las condiciones de sequía estival, y que puedan ser
    utilizadas como forraje verde en este período
    crítico, que puedan integrarse a sistemas
    silvopastorales, y que además aporten sombra y fijen
    nitrógeno. Se realizó un programa de
    investigación, búsqueda y selección
    de arbustos y árboles
    forrajeros que cumplan este objetivo, siendo tagasaste
    (Chamaecytisus proliferus subsp.
    palmensis) la especie que mejor respondió a estos
    requerimientos (Ovalle et al., 1993).

    El tagasaste ha sido incorporado con excelentes
    resultados en sistemas de
    producción animal en algunas zonas de Australia, Nueva
    Zelanda y otros países (Radcliffe, 1985; Snook, 1986;
    Ovalle et al., 1993).

    La planta es capaz de producir grandes cantidades de
    fitomasa aérea consumible, sobre todo en áreas
    donde otras especies forrajeras presentan serias limitaciones;
    así es como Ovalle et al. (1996) obtuvieron producciones
    de 4.275 kg MS ha-1 en plantaciones de cinco años en la
    zona de Cauquenes, y 6.275 kg MS ha-1 en la zona de Lebú.
    Las hojas permanecen en la planta por largos períodos de
    tiempo
    pudiendo utilizarse como alimento de reserva (Borens,
    1986).

    En relación a ganancias de peso vivo (PV), en
    corderos consumiendo tagasaste, se han informado incrementos
    entre 81 a 95 g animal-1 d-1. Los mismos
    animales al consumir Bromus catharticus y alfalfa
    (Medicago sativa L.) obtuvieron una ganancia de 151 y 265
    g animal-1 d-1, respectivamente (Borens,
    1986). Otros antecedentes reportados por Moate (1989), indican
    que ovejas consumiendo 580 g MS animal-1
    d-1 de tagasaste, durante dos semanas, ganaron 95 g
    animal-1 d-1 .

    En el presente artículo se informa sobre el
    consumo y las variaciones de PV de ovinos alimentados con dietas
    que incluyen cantidades crecientes de soiling de tagasaste en
    reemplazo de heno de alfalfa a la forma de pellet.

    MATERIALES Y MÉTODOS

    El estudio se desarrolló en el fundo "El Boldo"
    (35º58´ lat. Sur; 72º47´ long. Oeste), del
    Centro Experimental Cauquenes perteneciente al Instituto de
    Investigaciones Agropecuarias (INIA), entre junio
    y agosto de 1995.

    Se utilizaron 24 carnerillos de raza Suffolk Down, con
    PV inicial entre 37 a 40,9 kg, y edad promedio aproximada de un
    año. La alimentación fue heno
    de alfalfa peletizado y tagasaste fresco, obtenido de
    plantaciones de tres años, con una altura promedio de 1,8
    m y rezagado del año anterior. Se cortaron ramas
    día por medio; en el galpón de alimentación
    se preparó el material, ofreciendo a los animales los
    tallos de tagasaste con todas sus hojas, picado con tijera
    podadora a un tamaño aproximado de 5 cm de largo y con un
    diámetro no superior a 0,5 cm.

    Las determinaciones de nutrientes se realizaron en el
    Laboratorio de
    Nutrición
    Animal del INIA, Centro Regional de Investigaciones Quilamapu,
    Chillán; para la proteína se uso el método de
    Micro-Kjeldahl (AOAC, 1970); para la fibra detergente
    ácido (FDA) y la lignina, se hizo el análisis por el método de Van Soest
    (Van Soest, 1963). La energía metabolizable (EM) se
    calculó según fórmula de predicción
    usada por el laboratorio mencionado (Jahn, E., 1995. Instituto de
    Investigaciones Agropecuarias, Centro Regional de
    Investigación Quilamapu, Chillán, Chile. Comunicación personal). El
    contenido de cenizas se determinó por medio de la
    calcinación de las muestras en una mufla a 540ºC y
    por diferencia con la MS, se cálculo el
    contenido de materia
    orgánica (MO) de las muestras (AOAC, 1970). Para la MS se
    secaron las muestras en un horno con ventilación forzada a
    65ºC durante 48 h.

    A cada ración se le adicionaron 5 g
    animal-1 d-1 de una mezcla mineral
    (ANASAL-Standard, ANASAC, Chile), que contenía 10% de P,
    15% de Ca y 20% de NaCl. Además, contenía Mg, Cu,
    Fe, Zn, I, Mn, K, Co y Se.

    Los animales se mantuvieron en galpón de material
    ligero (madera y techo
    de zinc) y piso de tierra. Dentro
    de éste se ubicaron 24 jaulas de 1,4 m de largo y 0,5 m de
    ancho para la alimentación individual, los comederos
    fueron de dos tipos, uno fijo para el pellet de alfalfa, con una
    capacidad aproximada de 12,5 L, y otro móvil, con un
    volumen
    cercano a 27 L, que se utilizó para ofrecer el tagasaste
    picado. El agua se
    entregó diariamente en bebederos metálicos
    individuales, de una capacidad aproximada de 4 L. La cama de la
    jaula consistió en una cubierta de aserrín o
    viruta, que se renovaba periódicamente para mantener el
    piso lo más seco posible .

    Las raciones ofrecidas se pesaron diariamente, y cada 24
    h se retiró y pesó el alimento rechazado por los
    animales.

    Partes: 1, 2

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