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De una nocividad a la otra: la bioética frente al desafío de cultivar su pluralismo


Partes: 1, 2

    Publicación original: Acta bioeth., 2001, vol.7,
    no.2, p.317-339. ISSN 1726-569X
    Artículo reproducido
    con la autorización de los editores de Acta Bioethica, ISSN 0717 5906,
    publicación semestral destinada preferentemente a profesionales de las
    distintas representaciones
    de la Organización Panamericana de la Salud, OPS/OMS y a otros especialistas
    de diversas profesiones,
    en todo el mundo, interesados en el diálogo bioético.
    http://www.paho.org/Spanish/bio/publica.htmzorrilla[arroba]chi.ops-oms.org  
    http://www.uchile.cl/bioetica/c-bio[arroba]uchile.cl

    Resumen: Este texto aborda las nocividades
    ambiental y alimentaria como temáticas que, a pesar de sus propias
    características, constituyen una parte importante del universo al interior del
    cual la bioética se desarrolla. En este sentido las nocividades representan un
    desafío reflexivo y metodológico que obliga a la bioética interrogarse,
    incluso, sobre procesos y términos que fundamentan su accionar cotidiano. En la
    medida que las nocividades ambientales y alimentarias tienen una historia
    -reflexiva y práctica-, independiente de la bioética, con participación de
    actores de horizontes diversos, es preciso referirse a la experiencia acumulada
    estos últimos años. Como se dice en el texto, es preciso interrogarse por su
    puesta en relato y los resultados que ello ha provocado. Esta experiencia
    constituye el terreno inevitable para continuar reflexionando sobre las
    nocividades desde la bioética. Puesto que esta historia también da cuenta de
    obstáculos y dificultades con las regulaciones y juicios propuestos, ocurre que
    la bioética al medirse con las nocividades se mide también con una parte
    considerable de sí misma.

    Palabras clave: Ecología,
    ambientalismo, nocividad alimentaria, transgénicos, regulación, pluralismo.

    Abstract: This text
    addresses environmental and food harmfulness as issues that despite their own features
    constitute an important part inside the universe where bioethics develops. In
    this sense harmfulness poses a reflective and methodological challenge that
    compels bioethics to question even about processes and concepts that underlie
    its daily deeds. Considering that environmental and food harmfulness have their
    own reflexive and practical history -unrelated to bioethics-, with the
    participation of actors from diverse spheres it is necessary to make reference
    to experiences accumulated upon the latest years. As it is stated in the text,
    there is a necessity of questioning about its discourse and the results derived
    from it. These experiences constitute the unavoidable ground to keep on
    thinking over harmfulness from the bioethics standpoint. Since this history
    also reports obstacles and difficulties with already proposed regulations and
    value judgements, bioethics when tested against harmfulness is also being
    tested against an important part of itself.

    Keywords: ecology,
    environmentalism, food harmfulness, GMO, regulations, pluralism.

    Resumo: O texto aborda as
    nocividades ambientais e alimentícias como temas que, a pesar das suas próprias
    características, compõem uma parte relevante do universo dentro do qual a
    bioética se desenvolve. Neste sentido as nocividades representam um desafio
    reflexivo e metodológico que faz com que a bioética questione, inclusive, os
    processos e nomenclaturas que fundamentam a sua ação cotidiana. Visto que as
    nocividades ambientais e alimentícias possuem uma história -reflexiva e
    prática-, independente da bioética, com a participação de atores de vários
    universos, se faz necessário reflexionar sobre a experiência acumulada nos
    últimos anos. De acordo ao mencioando no texto, se faz necessário questionar a
    sua presença nos discursos e os resultados que isto tem provocado. Esta
    experiência constitui o inevitável terreno para que se continue reflexionando
    com respeito às nocividades desde a pespectiva da bioética. Pelo fato desta
    história também trazer à tona os obstáculos e dificuldades com as regulações e
    juízos já propostos, traz como consequência que ao se medir a bioética com as
    nocividades também se está medindo com uma parte considerável de si mesma.

    Palavras chaves: Ecologia,
    ambientalismo, nocividade alimentícia, transgênicos, regulação, pluralismo.

    De una nocividad a la otra,
    tema de este texto, busca evidentemente plantear un cierto número de posiciones
    sobre las nocividades alimentarias y ambientales; pero, sobre todo, las aborda
    como una temática que incumbe y remueve profundamente a la bioética. Es decir,
    en la perspectiva de las implicaciones presentes y futuras que estas
    nocividades han tenido o debieran tener respecto de algo que llamamos la
    bioética o, a lo menos, del carácter y contenido de su reflexión, así como su
    significación como práctica social y cultural. Todo ello porque en este tema de
    las nocividades la magia de la palabra no existe. Todos sabemos que son muchos
    los discursos y las verdades y desgraciadamente, a menudo, muy pocas las
    soluciones satisfactorias; como también sabemos que el terreno de la nocividad
    se encuentra minado por intereses de todo tipo, particularmente económicos y
    políticos1, por comportamientos ambiguos y manipuladores de los medios
    de comunicación y, más aún, como consecuencia de lo anterior o porque las cosas
    son así, por una continua/discontinua despreocupación y desparpajo de la
    denominada sociedad civil
    respecto de las nocividades.

    De una nocividad a la otra,
    además, de procurarnos la ocasión de expresar nuestro punto de vista sobre
    éstas, se presenta entonces como un recorrido reflexivo en el ámbito de la
    bioética, origen de textos y discusiones, con múltiples entradas y salidas,
    entre las cuales es posible distinguir a lo menos tres, identificando y
    privilegiando, en el contexto de este artículo, una cuarta que se buscará
    legitimar al final de este texto y que se enuncia como consecuencia de las
    otras.

    La Bioética en el terreno de la nocividad

    En esta metáfora del
    recorrido reflexivo, la nocividad alimentaria y ambiental es, en primer lugar,
    un hecho (¿un hecho?), una manifestación o establecimiento de una temática
    urgente que exige ser reflexionada en los múltiples campos del saber donde se
    explicita la responsabilidad en sus distintas formas, en particular, en el
    espacio de la bioética. Asumiendo esta temática -simplemente por el hecho que
    genera artículos y discusiones y es objeto de publicaciones especializadas2-,
    la bioética, quiéralo o no, pone en juego una parte de su propia legitimidad. Y
    esto en un doble sentido: Por un lado, a través de la capacidad de interpretar3
    el desafío representado por la existencia de fragmentos de la realidad que se
    salen del "curso normal de las cosas". Lo que implica que esta
    interpretación debe acompañarse de la exigencia de desplegar el valor agregado
    supuesto por la bioética (como disciplina, como campo interdisciplinario o como
    ética práctica) respecto de una temática que tiene muchos otros especialistas y
    cultivadores.

    Un examen de la literatura
    bioética sobre el problema permite constatar que este desafío ha sido asumido
    de forma desigual. En el contexto de determinados autores es constatable una
    contribución y un cierto desplazamiento
    del problema, pero, en términos generales, el mundo bioético ha continuado
    embistiendo la interpretación de la nocividad en la perspectiva de un programa
    casi adolescente: ¡terminemos con el escándalo, nada resiste al concepto, todo
    puede ser objeto de diálogo y consenso!

    Por otro lado, en la medida
    en que la bioética está reconocida en casi todo el mundo como necesaria, que
    incluso muchas de sus instituciones son establecidas con el beneplácito de los
    poderes, le correspondería a la bioética "resolver" la nocividad.
    Resolverla quiere decir aquí disolverla, traducirla, volverla disponible a una
    cierta gestión sociocultural o bien, simplemente, transformar el estatuto de la
    cuestión. En todo caso, evitar su banalización, convertirla -en el contexto de
    la vida cotidiana-, en una temática actual y urgente, es decir, en un hecho y un acontecimiento.

    La exageración de pedir a
    la bioética la resolución de la nocividad proviene directamente del
    reconocimiento público de su necesidad, del beneplácito de los poderes y de su
    creciente utilización en
    decisiones y argumentaciones públicas. Considerar la bioética como un segmento
    del poder que participa en la construcción del orden mundial es una discusión
    que cualquier bioeticista medianamente lúcido debiera estar dispuesto a debatir
    públicamente. Sin embargo, hablar de poder y de orden mundial y de la manera
    cómo las operaciones de la bioética podrían representar/imitar este poder y
    este orden impone decir alguna generalidad al respecto.

    Es un lugar común afirmar
    que alrededor de la caída del muro de Berlín toma cuerpo algo como un nuevo
    orden mundial, se establece la configuración de un nuevo sistema-mundo, como
    diría Inmanuel Wallerstein(1).
    Éste, porque no se construye más en el escenario determinado por dos o más
    proyectos alternativos de sociedad y porque elimina la distinción entre un
    interior y un exterior del sistema-mundo, se enuncia discursivamente como
    voluntad de poner el poder y la fuerza "al servicio del derecho y la
    paz"(2, p.14), como
    capacidad de "resolver conflictos", lo que implica que este orden
    posee la "virtud" real o supuesta de "expandir el reino del
    consenso que sostiene su propio poder"(2,
    p.15)
    .

    Su carácter mundial, la
    ausencia de un fuera o un adentro
    precisa de un derecho, que para asegurar la paz y arbitrar los conflictos, debe
    funcionar como un derecho supranacional, que sobrepasa y engloba los
    Estados-Nación. Respecto de este derecho, aplicado en varias circunstancias, en
    particular en operaciones de policía internacional (ex Yugoslavia, Iraq,
    Afganistán), que es la forma que adopta la guerra en un mundo unificado, se
    plantea inmediatamente la determinación de la materia/substancia, del eje y del
    patrón de medida que lo constituye. La respuesta es simple: aquello que lo
    constituye como materia/ substancia se enuncia a través de valores de tipo
    universal, "en el Imperio, ética,
    moralidad y justicia son moldeadas en nuevas dimensiones"(2, p.17)
    .
    "La domesticidad de los valores, los
    escudos detrás de los cuales presentaban su substancia moral, los límites que
    protegían contra la exterioridad invasora, todo eso desaparece"(2, p.17)
    .

    Lo anterior procura pistas
    sobre la legitimidad de la bioética y, sobre todo, respuestas respecto de la moda de la ética, que en más de alguno
    provocaba desconcierto y zozobra. Al nivel de los discursos y de las
    discusiones, la bioética y la ética participan
    de la elaboración/identificación de estos valores de tipo universal. De ahí una
    parte de su complicidad con el orden. Es evidente que esta comprensión sobre la
    moda de la ética no elimina la zozobra y el malestar de algunos, sólo los
    desplaza, concentrándolos, en el contexto del orden mundial, en preguntas tales
    como: "¿Quién decidirá sobre las
    definiciones de orden y justicia a través de la expansión de esta totalidad en
    curso? ¿Quién podrá definir el concepto de paz? ¿Quién será capaz de unificar
    el proceso de suspender la historia y denominar justa esta suspensión?"(2,
    p.17)
    .

    En segundo lugar, este
    recorrido metafórico designa también una operación interna. Una vez que la
    decisión de interpretar se ha impuesto, que la cartografía de la bioética se ha
    modificado, en principio para acoger la nocividad, se trata de establecer
    correlaciones entre los problemas y los conceptos y/o modelos desarrollados por
    la bioética con el fin de evaluar y, eventualmente, proponer regulaciones. Esta
    operación, sin embargo, puede efectuarse de dos maneras: por un lado, puede
    limitarse a traducir las nocividades en un lenguaje
    ético
    , con la esperanza de asociar los nudos decisionales con
    principios éticos, en principio consensuados y legitimados. Lo que sólo puede
    ser satisfactorio y adecuado a la resolución de la nocividad si y solamente si
    una serie de supuestos se constatan. Por ejemplo:

    a) Que exista un espacio
    público real de discusión y que los discursos de la bioética sean una fuente de
    enriquecimiento de este espacio público. Lo que, sin mala fe, todo el mundo
    puede aceptar calificar como un enorme supuesto. No sólo porque los medios de
    comunicación, que monopolizan este espacio público, son a menudo monopólicos y
    poco plurales, a lo menos en nuestra Región, sino porque, además, producen la
    información como un espectáculo y una forma de consumo, es decir, alejados del
    imperativo de construir un espacio público, de donde emerja lo razonable.

    b) Que las decisiones
    financieras y comerciales dependan de este teórico espacio público, el cual
    tendría el poder de sancionar moralmente o, que dependan de un espacio cultural
    normativo, con el cual la bioética estaría conectada directamente. Lo cual
    también es un supuesto por varias razones. Primero, porque la idea de un
    espacio público en el mundo actual es casi un ideal trascendental, sin mayor
    contenido material. Segundo, porque una buena parte de las nocividades son el
    resultado de un proceso productivo, en el cual los productores son
    ontológicamente más activos y creativos que los consumidores. Lo que quiere
    decir que tienen el privilegio "ontológico" de transformar el mundo.
    Finalmente, porque la idea de cultura como un recurso perenne de lo razonable
    es también difícil de aceptar. Al respecto Noemi Klein señala que: "Hacia
    mediados de la década de 1990, empresas como Nike, Polo y Tommy Hilfiger ya
    estaban en condiciones de pasar a la etapa siguiente en lo relativo a las
    marcas: ya no sólo referirlas a sus productos, sino también a la cultura del
    entorno… Se trataba de absorber ávidamente ideas e iconografías culturales que
    sus marcas pudieran reflejar proyectándolas otra vez en la cultura como
    'extensiones' de las mismas…En efecto, si no la intención original, de la
    creación más moderna de las marcas es poner a la cultura anfitriona en un
    segundo plano y hacer que la marca sea la estrella. No se trata de patrocinar
    la cultura, sino de ser la cultura."(3,
    pp.56-58)
    .

    c) Que los discursos de la
    bioética puedan alimentar a sectores de la sociedad que buscan efectivamente
    regular la nocividad, en particular, por ejemplo, a las asociaciones de los
    consumidores, lo que me parece una pista importante, aunque aquí entramos en la
    alternativa que busco legitimar en este texto.

    En realidad pareciera ser
    que la idea de eficacia que
    precede el establecimiento de correlaciones entre principios/modelos y temáticas,
    se sostiene en la búsqueda de reforzar una cierta visibilización de los problemas,
    identificados o denunciados por otros actores sociales. Esta eficacia se sostendría en el paradigma que
    se desprende del nuevo orden mundial. Éste se presenta como una "totalidad sistémica (que) tiene una posición dominante
    en el orden global… desarrollando una integración de actores que parece
    ser lineal y espontánea… Todos los conflictos… empujan efectivamente hacia
    delante el proceso de integración… Cada movimiento está fijado y puede buscar
    su propio espacio designado sólo dentro del propio sistema, en la interrelación
    jerárquica que le ha sido acordada"(2, p. 14)
    . Es evidente
    que en este paradigma "la imperfecta coincidencia… entre el nuevo poder
    central y el campo de aplicación de su regulación, no conducen a una crisis
    o parálisis, sino que meramente fuerza al sistema a minimizarlas y superarlas"(2,
    p.14)
    .

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