El modelado familiar y el papel educativo de los padres en la etiología del consumo de alcohol en los adolescentes
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RESUMEN: Fundamento: Se pretende
determinar las relaciones existentes entre el consumo de
bebidas alcohólicas por parte de los adolescentes y
dos variables
psicosociales: el consumo alcohólico de los otros miembros
del sistema familiar
y las estrategias
educativas paternas.
Métodos: Se seleccionó una muestra de 1.100
adolescentes de ambos sexos, de edades comprendidas entre los 15
y los 19 años en la ciudad de Valencia. Se evaluaron a
través de los instrumentos pertinentes tres variables: a)
estrategias paternas de socialización familiar; b) percepción
del adolescente respecto al consumo de siete tipos de bebidas
alcohólicas en los miembros de su familia; y c)
consumo de siete tipos diferentes de bebidas alcohólicas
por parte de los adolescentes en los fines de semana.
Resultados: Una vez aplicado el análisis de varianza, se detectó que
el consumo de alcohol en los
adolescentes está significativamente relacionado con el
consumo de los otros miembros de su familia, y con la
utilización por parte de los padres de estrategias
educativas basadas principalmente en la reprobación y en
la ausencia de comprensión y afecto.
Conclusiones: Se infiere la necesidad de implicar a los
padres en los procesos
preventivos a fin de crear un ambiente
familiar positivo y además ofrecer a los hijos un modelado
racional y controlado en el uso familiar de bebidas
alcohólicas. La prevención debería incluir a
los padres como un agente central de la
intervención.
Palabras clave: Adolescencia.
Alcohol. Atención social. Ciencias
sociales. Drogas.
Infancia.
Toxicomanías.
ABSTRACT: Background: This analysis is aimed at
determining the relationships existing between alcoholic beverage
consumption on the part of adolescents and two psychosocial
variables: the consumption of alcohol on the part of other
members of the family system and the paternal educational
strategies.
Methods: A sample of 1100 adolescents of both sexes was
taken, ranging 15 to 19 years of age in the city of Valencia.
Three variables were evaluated using the pertinent tools: a)
paternal family socializing strategies; b) the adolescent’s
feeling about the consumption of seven types of alcoholic
beverages by the members of his/her family; and c) consumption of
seven different types of alcoholic beverages on the part of the
adolescents on weekends.
Results: Following the application of the variance
analysis, it was found that the consumption of alcohol among
adolescents is significantly related to the consumption thereof
on the part of other members of his/her family, and to the use on
the part of the parents of educational strategies based mainly on
disapproval and on the lack of understanding and
affection.
Conclusions: The need is inferred of involving parents
in the preventive processes for the purpose of creating a
positive family environment and also of offering children a
rational, controlled model with regard to the family use of
alcoholic beverages. Prevention should include the parents as a
central active figure of involvement.
Key Words: Adolescence. Alcohol. Social Assistance.
Social Studies. Drugs. Early Childhood. Drug
Dependencies.
INTRODUCCIÓN
El sistema familiar juega un papel fundamental para
explicar la aparición de diferentes conductas
desadaptativas en los hijos. Los padres, intencionadamente o no,
son la influencia más poderosa en la vida de sus hijos1.
Las de otros contextos sociales –medios de
comunicación, grupo de
iguales, escuela,…-
pasa normalmente por el tamiz de la familia,
que puede tanto amplificar como disminuir sus efectos e
influencias, sean estos positivos o negativos. Muy especialmente
en el caso de las drogas
institucionalizadas, la actitud
más o menos crítica
de los padres ante ellas, así como sus propias pautas de
consumo, pueden desviar o reforzar el efecto de los medios de
comunicación o del grupo de iguales como agentes
desencadenantes.
Sin desestimar la importancia de la presión
grupal, la influencia de la familia resulta ser la variable que
con más insistencia se plantea en los trabajos referidos a
factores de riesgo2. Esta influencia debe ser contemplada desde
dos vertientes. En primer lugar, el consumo de bebidas
alcohólicas por parte de los padres puede propiciar el
consumo las mismas por los hijos. Por otra parte, la existencia
de problemas de
relación en la familia y sus consecuencias en el clima familiar y
en diversas variables individuales de los hijos, es uno de los
principales desencadenantes del aumento de la frecuencia del
consumo de bebidas alcohólicas.
Indudablemente, la familia es el primer marco de
referencia en el que se inicia la socialización y, por lo
tanto, la
personalidad del individuo. La
familia se especializa en la formación de papeles para sus
miembros, más que en preparar las condiciones para la
libre asunción de su identidad.
Además, la familia como socializador primario del
niño, enseña principalmente cómo someterse a
la sociedad, al
tiempo que
deposita en éste un elaborado sistema de restricciones y
permisiones. La familia lleva a cabo la enseñanza de los controles sociales
mediante la
administración de premios y culpas, aplicables a las
conductas que se ajusten o no a los criterios descritos por la
familia y la sociedad3.
Puede considerarse la familia como sistema social,
advirtiendo que su característica más sobresaliente
es la de ser una pequeña unidad formada por un
número relativamente restringido de individuos reunidos
por lazos íntimos y complejos, basada esencialmente en
acuerdos voluntarios entre adultos y donde predominaría
una tendencia democrática en las relaciones, pero con una
clara delimitación de roles -cada uno cumple su papel
social definido: padre, madre, hijo, hija- encontrándose
los hijos en el rol de protegidos y guiados, frente a los adultos
que son los protectores y guías. Desde esta perspectiva,
el adulto modela en buena parte la conducta del
hijo.
Es un hecho constatado que el consumo de drogas por los
padres propicia el consumo de las mismas o de otras sustancias
por los hijos. A este respecto, algunas investigaciones
apuntan a que el consumo habitual de alcohol en los progenitores,
se encuentra presente en las historias familiares de
aproximadamente la mitad de los adictos a opiáceos4,
5.
En el caso del consumo de bebidas alcohólicas, la
influencia familiar es, si cabe, más decisiva, dado el
carácter institucionalizado de esta
sustancia. Es conocido que el Estado
español,
además de tradicional productor, se encuentra entre los
primeros del mundo en cuanto a consumo de alcohol por habitante y
año6. Conocido es también que este consumo se
encuentra vinculado a usos familiares de forma claramente
perceptible para el niño desde su ingreso en la
familia.
Esta casi imperceptible inducción al consumo a través de la
normalidad de unos usos familiares habituales, es en nuestra
cultura
absolutamente imposible en el caso de las drogas no
institucionalizadas, cuya imagen
generalmente viene acompañada de una actitud negativa y
una posición crítica. Incluso en el caso del
tabaco, y pese a
ser una droga de
consumo altamente extendido, su consumo está habitualmente
vetado a los niños.
Raramente los padres incitan este uso en sus hijos. Suele ser el
grupo de amigos el instigador y, normalmente, el consumo deviene
"clandestino" y es ocultado a los mayores. Viene a ser una
muestra de independencia
y un intento de autoafirmación y afiliación, pero
con la conciencia de que
es una conducta recriminada o no aceptada por los
padres.
Esta transmisión cultural del hábito
alcohólico presenta un contrapunto, igualmente merecedor
de mención, en la posibilidad de encontrar un componente
genético que explique esta transmisión familiar,
ilustrada en investigaciones llevadas a cabo desde el
ámbito biomédico7- 9. De la misma forma que estos
estudios dejan una posibilidad abierta a las influencias
ambientales, en justa medida, hemos de reconocer que una
comprensión global de la conducta de abuso no puede
descartar las influencias genéticas, por más que
nuestro interés y
planteamiento de trabajo sea de
tipo psicosocial. Sin embargo, precisamente por la naturaleza de
nuestro punto de vista, no entraremos en más
consideraciones, y entenderemos que la simple mención y
consideración a esta perspectiva etiológica, es
suficiente para los propósitos de nuestra investigación.
Por otro lado, las percepciones de insatisfacción
respecto al medio socializador familiar, también han sido
señaladas como destacado factor etiológico del
consumo abusivo de alcohol en los adolescentes10-12.
La familia, en el ejercicio de su función
socializadora, crea en el hijo las bases de su identidad y le
enseña a apreciarse a sí mismo, es decir, a
desarrollar su autoconcepto y su autoestima. En
términos generales, los estilos parentales de
socialización apoyativos y afectivos, al contrario que los
cohercitivos y reprobativos, desarrollarán en los hijos
confianza en sí mismos, alta autoestima y capacidad de
autocontrol13,14. Cuando, con la llegada de la adolescencia, se
incremente la importancia del juicio de los iguales para
valorarse uno mismo15, el adolescente educado en los
términos anteriores podrá ser menos vulnerable a la
presión grupal, variable que ha sido ampliamente
relacionada con el consumo de alcohol16, 17.
Lo expuesto en los párrafos precedentes nos lleva
a plantear una investigación que determine las relaciones
existentes entre el consumo de bebidas alcohólicas por
parte de los adolescentes, y dos variables derivadas del
contexto
familiar: el consumo alcohólico de los otros miembros
del sistema familiar, y las estrategias educativas
paternas.
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