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El modelado familiar y el papel educativo de los padres en la etiología del consumo de alcohol en los adolescentes


Partes: 1, 2

    Publicación original:
    Rev. Esp. Salud
    Publica
    , Mayo/Jun. 1998, vol. 72, no.3, p.251-266.
    ISSN 1135-5727.
    Reproducción autorizada por:
    Revista Española de Salud
    Pública.

    RESUMEN: Fundamento: Se pretende
    determinar las relaciones existentes entre el consumo de
    bebidas alcohólicas por parte de los adolescentes y
    dos variables
    psicosociales: el consumo alcohólico de los otros miembros
    del sistema familiar
    y las estrategias
    educativas paternas.

    Métodos: Se seleccionó una muestra de 1.100
    adolescentes de ambos sexos, de edades comprendidas entre los 15
    y los 19 años en la ciudad de Valencia. Se evaluaron a
    través de los instrumentos pertinentes tres variables: a)
    estrategias paternas de socialización familiar; b) percepción
    del adolescente respecto al consumo de siete tipos de bebidas
    alcohólicas en los miembros de su familia; y c)
    consumo de siete tipos diferentes de bebidas alcohólicas
    por parte de los adolescentes en los fines de semana.

    Resultados: Una vez aplicado el análisis de varianza, se detectó que
    el consumo de alcohol en los
    adolescentes está significativamente relacionado con el
    consumo de los otros miembros de su familia, y con la
    utilización por parte de los padres de estrategias
    educativas basadas principalmente en la reprobación y en
    la ausencia de comprensión y afecto.

    Conclusiones: Se infiere la necesidad de implicar a los
    padres en los procesos
    preventivos a fin de crear un ambiente
    familiar positivo y además ofrecer a los hijos un modelado
    racional y controlado en el uso familiar de bebidas
    alcohólicas. La prevención debería incluir a
    los padres como un agente central de la
    intervención.

    Palabras clave: Adolescencia.
    Alcohol. Atención social. Ciencias
    sociales. Drogas.
    Infancia.
    Toxicomanías.

    ABSTRACT: Background: This analysis is aimed at
    determining the relationships existing between alcoholic beverage
    consumption on the part of adolescents and two psychosocial
    variables: the consumption of alcohol on the part of other
    members of the family system and the paternal educational
    strategies.

    Methods: A sample of 1100 adolescents of both sexes was
    taken, ranging 15 to 19 years of age in the city of Valencia.
    Three variables were evaluated using the pertinent tools: a)
    paternal family socializing strategies; b) the adolescent’s
    feeling about the consumption of seven types of alcoholic
    beverages by the members of his/her family; and c) consumption of
    seven different types of alcoholic beverages on the part of the
    adolescents on weekends.

    Results: Following the application of the variance
    analysis, it was found that the consumption of alcohol among
    adolescents is significantly related to the consumption thereof
    on the part of other members of his/her family, and to the use on
    the part of the parents of educational strategies based mainly on
    disapproval and on the lack of understanding and
    affection.

    Conclusions: The need is inferred of involving parents
    in the preventive processes for the purpose of creating a
    positive family environment and also of offering children a
    rational, controlled model with regard to the family use of
    alcoholic beverages. Prevention should include the parents as a
    central active figure of involvement.

    Key Words: Adolescence. Alcohol. Social Assistance.
    Social Studies. Drugs. Early Childhood. Drug
    Dependencies.

    INTRODUCCIÓN

    El sistema familiar juega un papel fundamental para
    explicar la aparición de diferentes conductas
    desadaptativas en los hijos. Los padres, intencionadamente o no,
    son la influencia más poderosa en la vida de sus hijos1.
    Las de otros contextos sociales –medios de
    comunicación, grupo de
    iguales, escuela,…-
    pasa normalmente por el tamiz de la familia,
    que puede tanto amplificar como disminuir sus efectos e
    influencias, sean estos positivos o negativos. Muy especialmente
    en el caso de las drogas
    institucionalizadas, la actitud
    más o menos crítica
    de los padres ante ellas, así como sus propias pautas de
    consumo, pueden desviar o reforzar el efecto de los medios de
    comunicación o del grupo de iguales como agentes
    desencadenantes.

    Sin desestimar la importancia de la presión
    grupal, la influencia de la familia resulta ser la variable que
    con más insistencia se plantea en los trabajos referidos a
    factores de riesgo2. Esta influencia debe ser contemplada desde
    dos vertientes. En primer lugar, el consumo de bebidas
    alcohólicas por parte de los padres puede propiciar el
    consumo las mismas por los hijos. Por otra parte, la existencia
    de problemas de
    relación en la familia y sus consecuencias en el clima familiar y
    en diversas variables individuales de los hijos, es uno de los
    principales desencadenantes del aumento de la frecuencia del
    consumo de bebidas alcohólicas.

    Indudablemente, la familia es el primer marco de
    referencia en el que se inicia la socialización y, por lo
    tanto, la
    personalidad del individuo. La
    familia se especializa en la formación de papeles para sus
    miembros, más que en preparar las condiciones para la
    libre asunción de su identidad.
    Además, la familia como socializador primario del
    niño, enseña principalmente cómo someterse a
    la sociedad, al
    tiempo que
    deposita en éste un elaborado sistema de restricciones y
    permisiones. La familia lleva a cabo la enseñanza de los controles sociales
    mediante la
    administración de premios y culpas, aplicables a las
    conductas que se ajusten o no a los criterios descritos por la
    familia y la sociedad3.

    Puede considerarse la familia como sistema social,
    advirtiendo que su característica más sobresaliente
    es la de ser una pequeña unidad formada por un
    número relativamente restringido de individuos reunidos
    por lazos íntimos y complejos, basada esencialmente en
    acuerdos voluntarios entre adultos y donde predominaría
    una tendencia democrática en las relaciones, pero con una
    clara delimitación de roles -cada uno cumple su papel
    social definido: padre, madre, hijo, hija- encontrándose
    los hijos en el rol de protegidos y guiados, frente a los adultos
    que son los protectores y guías. Desde esta perspectiva,
    el adulto modela en buena parte la conducta del
    hijo.

    Es un hecho constatado que el consumo de drogas por los
    padres propicia el consumo de las mismas o de otras sustancias
    por los hijos. A este respecto, algunas investigaciones
    apuntan a que el consumo habitual de alcohol en los progenitores,
    se encuentra presente en las historias familiares de
    aproximadamente la mitad de los adictos a opiáceos4,
    5.

    En el caso del consumo de bebidas alcohólicas, la
    influencia familiar es, si cabe, más decisiva, dado el
    carácter institucionalizado de esta
    sustancia. Es conocido que el Estado
    español,
    además de tradicional productor, se encuentra entre los
    primeros del mundo en cuanto a consumo de alcohol por habitante y
    año6. Conocido es también que este consumo se
    encuentra vinculado a usos familiares de forma claramente
    perceptible para el niño desde su ingreso en la
    familia.

    Esta casi imperceptible inducción al consumo a través de la
    normalidad de unos usos familiares habituales, es en nuestra
    cultura
    absolutamente imposible en el caso de las drogas no
    institucionalizadas, cuya imagen
    generalmente viene acompañada de una actitud negativa y
    una posición crítica. Incluso en el caso del
    tabaco, y pese a
    ser una droga de
    consumo altamente extendido, su consumo está habitualmente
    vetado a los niños.
    Raramente los padres incitan este uso en sus hijos. Suele ser el
    grupo de amigos el instigador y, normalmente, el consumo deviene
    "clandestino" y es ocultado a los mayores. Viene a ser una
    muestra de independencia
    y un intento de autoafirmación y afiliación, pero
    con la conciencia de que
    es una conducta recriminada o no aceptada por los
    padres.

    Esta transmisión cultural del hábito
    alcohólico presenta un contrapunto, igualmente merecedor
    de mención, en la posibilidad de encontrar un componente
    genético que explique esta transmisión familiar,
    ilustrada en investigaciones llevadas a cabo desde el
    ámbito biomédico7- 9. De la misma forma que estos
    estudios dejan una posibilidad abierta a las influencias
    ambientales, en justa medida, hemos de reconocer que una
    comprensión global de la conducta de abuso no puede
    descartar las influencias genéticas, por más que
    nuestro interés y
    planteamiento de trabajo sea de
    tipo psicosocial. Sin embargo, precisamente por la naturaleza de
    nuestro punto de vista, no entraremos en más
    consideraciones, y entenderemos que la simple mención y
    consideración a esta perspectiva etiológica, es
    suficiente para los propósitos de nuestra investigación.

    Por otro lado, las percepciones de insatisfacción
    respecto al medio socializador familiar, también han sido
    señaladas como destacado factor etiológico del
    consumo abusivo de alcohol en los adolescentes10-12.

    La familia, en el ejercicio de su función
    socializadora, crea en el hijo las bases de su identidad y le
    enseña a apreciarse a sí mismo, es decir, a
    desarrollar su autoconcepto y su autoestima. En
    términos generales, los estilos parentales de
    socialización apoyativos y afectivos, al contrario que los
    cohercitivos y reprobativos, desarrollarán en los hijos
    confianza en sí mismos, alta autoestima y capacidad de
    autocontrol13,14. Cuando, con la llegada de la adolescencia, se
    incremente la importancia del juicio de los iguales para
    valorarse uno mismo15, el adolescente educado en los
    términos anteriores podrá ser menos vulnerable a la
    presión grupal, variable que ha sido ampliamente
    relacionada con el consumo de alcohol16, 17.

    Lo expuesto en los párrafos precedentes nos lleva
    a plantear una investigación que determine las relaciones
    existentes entre el consumo de bebidas alcohólicas por
    parte de los adolescentes, y dos variables derivadas del
    contexto
    familiar: el consumo alcohólico de los otros miembros
    del sistema familiar, y las estrategias educativas
    paternas.

    Partes: 1, 2

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