Ética del ambiente natural, derecho y políticas ambientales: tentativa de un balance y de perspectivas para el futuro
Publicación original: Acta bioeth., 2001, vol.7, |
- 1. Dificultades en el camino de
una ética ambiental como parte de la ética aplicada - 2. Especificidad
"moderno-tardía" de la relación hombre-naturaleza - 3. Figuras argumentativas en ética
ambiental - 4. De la reflexión de fondo a
la elaboración concreta de las elecciones morales colectivas en el campo
ambiental - 5. Algunos principios
intermedios - Conclusiones
- Notas
- Referencias
Resumen: Desde hace tres décadas, a lo
menos, en diversos contextos culturales se ha desarrollado una reflexión
articulada acerca de la relación buena y justa que el hombre debe mantener con
el ambiente natural que lo rodea. Esta reflexión se ha venido estructurando con
modalidades diversas, que guardan relación con las diferentes opciones y
escuelas que caracterizan la discusión ética y con las diversas tendencias
propias de las discusiones relativas al ambiente. Este texto busca examinar y
dar cuenta de esta reflexión, intentando identificar con claridad las
conexiones internas y las eventuales diferencias.
Palabras clave: medio
ambiente; Ética; ética aplicada; ética ambiental; Derecho.
Abstract: Upon the last
three decades an articulate reflection on the good and fair relationship man
have to maintain with the natural environment that surrounds him has been
developed in different cultural settings. This reflection has been constructed
differently, according with the dfferent options and schools of thought that
characterize the ethical argument related to environmental matters. This paper
presents and examines that reflection trying to clearly identify internal
conextions and eventual differences among distinct trends.
Keywords: environment,
ethics, applied ethics, environmental ethics, law.
Resumo: Há pelo menos três
décadas, tem-se desenvolvido em diferentes contextos culturais uma reflexão
articulada sobre a relação boa e justa que o homem deve manter com o ambiente
natural que o cerca. Esta reflexão tem sido feita de diferentes maneiras e
guarda relação com as distintas opções e escolas de pensamento que caracterizam
a discussão ética relativa às questões do meio ambiente. Este texto apresenta e
examina esta reflexão, tentando identificar com clareza as eventuais conexões e
diferenças das diferentes correntes.
Palavras Chaves: meio
ambiente, Ética, ética aplicada, ética ambiental, Direito.
1. Dificultades en el camino de una ética ambiental
como parte de la ética aplicada
Desde siempre la existencia
humana ha estado marcada por su relación con la naturaleza física, tanto
propia, a través de la corporeidad, como externa, a través del ambiente
natural. Esta relación, extremadamente compleja, ha sido siempre objeto de
reflexiones de carácter filosófico y, especialmente, de carácter moral. Las
reflexiones relativas a los aspectos éticos han tenido en los últimos decenios
un desarrollo extremadamente vasto, bajo la denominación genérica de ética ecológica. Esta expresión evoca una
serie de reflexiones muy diferentes entre sí, tanto en los métodos como en los
contenidos, pero que en los últimos años han sido objeto de sistematizaciones y
de síntesis teóricas de largo aliento(1-7).
En este texto trataremos, además, de proponer una especie de cartografía de las
posiciones en juego, tomando en consideración también aquellas regiones
limítrofes a la ética ecológica propiamente tal y, por ende, tanto a las
reflexiones antropológicas como a las socio-jurídico-políticas. Esta actividad
de sistematización y tipologización de los argumentos y figuras puestas en
evidencia por las varias escuelas y tendencias filosóficas podrá parecer
estéril a quien se aproxima a esta problemática desde una militancia práctica
en el campo ecológico. Es válida en este ámbito, aun más que en otros, la
sentencia schopenaueriana según la cual "Moral
zu predigen ist leicht, sie zu begründen schwer"(8).
1.1 Dificultades
"internas" a la reflexión ética y, en particular, al "estatuto
de la ética aplicada"
Entre los problemas
vinculados al estatuto de la reflexión moral en cuanto tal, me gustaría evocar
en primer término -y sin pretensión de ser exhaustivo- aquéllos ligados al
estatuto epistemológico de la ética
aplicada(9-11). Los métodos de investigación de esta última, así
como sus relaciones con la ética general, son altamente controvertidos. Así, es
del caso destacar que quienes participan de los debates de ética ambiental no
se remiten a una visión unívoca de ésta y tienen en ella expectativas muy
diversas entre sí. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de ética aplicada y en qué medida las
concepciones de esta última pueden tener consecuencias sobre la comprensión de
la ética ambiental?
1.1.1 Acerca del
renacimiento de la "filosofía práctica"
Nace, a partir de la
primera mitad de los años setenta, una reorientación de la reflexión ética
dirigida a rehabilitar la razón práctica
y a ocuparse con mayor atención de problemas
normativos en sentido estricto(12,13).
Incluso autores que hasta ese momento habían cultivado sólo intereses teóricos
ligados al estatuto del lenguaje moral, comenzaron a examinar problemas
específicos de ética normativa, destacando aquéllos que podemos llamar clásicos
de la ética médica: es de estos años el renacimiento en sede
académico-filosófica de los debates -ya conocidos desde hacía tiempo por la
teología moral y por la discusión jurídica- relativos al aborto, a la
eutanasia, a los transplantes de órganos y a otros temas afines.
A este respecto comienzan a
delinearse, cada vez con mayor precisión, dos
frentes o escuelas, vinculados precisamente a dos diversas
respuestas frente a la interrogante sobre los fundamentos de las normas morales
concretas: los denominados deontológico y
teleológico(12,13). Ante todo, debemos destacar que estas
corrientes han sido claramente separadas al definirlas y considerarlas en su
idealidad típica. Sin embrago, en las discusiones en curso, estas escuelas se
manifiestan en una serie de "formas
mixtas" dado que sus integrantes están conscientes de que
sostener estas posturas en su pureza, a ultranza, puede llevar a situaciones
grotescas y absurdas. La pareja argumentativa de la fundamentación deontológica o teleológica de las normas
está ligada a la diversa consideración de
las consecuencias de los actos o, respectivamente, de las normas
mismas.
En la ética
deontológicamente fundada los deberes valen
en sí mismos ya que son generalizables o universalizables,
independientemente de las consecuencias fácticas o ideales que su cumplimiento
pueda provocar. El "punto de vista moral" parece ser independiente de
una valoración de las consecuencias.
En la teleológica, en
cambio, la moralidad de los actos o de las reglas es juzgada, precisamente, por
una consideración de las consecuencias, tanto de los primeros como de las
segundas.
El interés por la ética
aplicada no sería comprensible en nuestros días si no hubiese sido precedido
por otro cambio de interés, desde los problemas metodológicos de metaética a
los específicos de ética normativa.
Un factor ulterior que
explica la actualidad de la discusión en torno a la ética aplicada está dado
por el renacimiento del interés, tanto en Filosofía como en Teología, por la
llamada casuística(16-19) como
forma de concretización de la ética aplicada. Esta palabra designa formas de
reflexión moral muy distintas entre sí y diversamente ubicables en la historia
del pensamiento moral, pero aunadas por algunas características que las hacen
particularmente actuales. Sin querer entrar aquí en el mérito de un tema
fascinante, pero sólo cercano a aquél que queremos tratar, me limito a designar
con la expresión casuística una forma de reflexión moral hecha a partir de la
presentación de un conflicto concreto
en el cual -y he aquí el carácter peculiar del ejercicio- las consecuencias
fácticas de la historia narrada en el "caso"
son "probables" y/o
las normas que han de aplicarse en tal caso son también "probables".
En esta vertiente, la
casuística se aproxima, sin identificarse, al programa de la llamada ética
aplicada. En ambas se busca una ganancia cognoscitiva obtenida no a través de
deducciones rigurosas a partir de los principios -pasando por las normas generales
y llegando hasta la conflictualidad de la situación concreta-, sino que se hace
fe de las posibilidades ínsitas en la inducción, como el procedimiento más
adecuado para resolver, precisamente, tales conflictos(20). El caso particular no es sólo una
concretización de principios abstractos, sino que la reflexión acerca de éste
provoca una ganancia cognoscitiva que no es posible lograr con otros medios
cognoscitivos. La referencia a la experiencia
vivida(21,22), si bien mediada por la reconstrucción narrativa, no
tiene sólo una función ejemplificadora o didáctica, sino que deviene en
constitutiva de la comunicabilidad de la conflictualidad moral.
Me permito evocar entre los
factores que han facilitado la recuperación de la ética aplicada, también al
movimiento neoaristotélico(23,24).
La contribución de este movimiento reciente se hace patente, sobre todo cuando,
a través de la distinción entre accionar técnico y accionar estratégico, por
una parte, y accionar moral por la otra, se evidencian algunos momentos y
algunas características específicas del momento aplicativo en ética. La misma
observación puede ser hecha cuando, en las publicaciones de ética aplicada, el
tema de la prudentia y de la epikeia se torna central. Los factores
hasta ahora enunciados hacen plausible el surgimiento de un interés específico
por la ética aplicada, pero no explicitan todavía los elementos centrales.
1.1.2 ¿Qué se entiende
hoy por ética aplicada?
Para poder evidenciar
claramente cuáles son las posiciones posibles al concebir las características
específicas de la ética aplicada y las tareas a ella conexas, trataremos de
sostener la hipótesis de la existencia de modelos
ideal-prácticos con carácter intencionalmente "extremo", para así establecer
el abanico dentro del cual ellos se mueven. Estos modelos ideal-típicos no son
sostenidos en su forma "pura", sino en modelos adaptados en forma más
o menos pragmática. Ellos mantienen, por lo menos en la economía de esta
exposición, un significado pedagógico que busca evidenciar la peculiaridad del
problema de la aplicación en ética(25).
Un primer modelo
"extremo" ve en elmomento aplicativo sólo una mera deducción a partir
de principios éticos considerados suficientemente fundados. Se sostiene,
siempre al interior de este modelo hipotético, una construcción geométrica del
saber moral, en el cual las proposiciones concretas no son otra cosa que
explicitaciones de aquello que se encuentra ya esencialmente contenido en las
proposiciones generales que caracterizan los principios éticos. Siempre al
interior de tal visión, la ética aplicada no puede ser productora de verdadero "nuevo saber", ya que la
operación de aplicar, en su carácter exclusivamente deductivo, no aporta ningún
elemento sustancialmente nuevo al saber moral.
En el otro extremo del
área que aquí sepretende delimitar, se enfatiza el carácter novedoso ligado a
cada nueva aplicación en ética. Se subraya cómo una cantidad de problemas
fácticos, como por ejemplo la explosión demográfica o la crisis ambiental,
exigen "nuevas respuestas".
Ellas deben ser "nuevas" no sólo en el sentido de reclamar nuevas
concretizaciones de principios morales ya conocidos, sino que de una
reconsideración radical de los principios mismos. En otras palabras, a nuevos
problemas deben corresponder nuevas teorías éticas. Esta tendencia, si es
aplicada constantemente, lleva evidentemente a una "pulverización" de los discursos de filosofía
moral que niega cualquier analogía entre los diversos conflictos morales y los
diversos sectores de la vida aquí examinados.
Estas dos modalidades
evidentemente no son sostenidas en su extrema crudeza, sino que en variaciones
en gran medida moderadas. Se trata ahora de ver cuál es el punto medio teóricamente más coherente y
que, al mismo tiempo, dé mejores frutos a nivel operativo. A este respecto
resulta especialmente útil detenerse brevemente en torno a la distinción entre
el momento de fundar y el de aplicar(26), caracterizando la ética
aplicada como aquella área en la cual la operación de aplicar encuentra toda su
concretización.
En su contenido más
general, la distinción ya se encuentra presente en la hermenéutica clásica(27), pero hoy encuentra nuevas
explicitaciones y precisiones directamente relacionadas con la teoría ética. En
este contexto, fundar una norma
moral indica sobre todo el conjunto de operaciones intelectuales tendientes a
encontrar razones de principio que militen a favor o en contra de ella. En
cambio, aplicar(28) indica
-siempre en este contexto preciso- la búsqueda de argumentos a favor o en
contra de la elección de una norma concreta para valorar normativamente una
situación de conflicto para el accionar humano. Al interior de la ética
filosófica se perfilan dos tipos de modelos ideal-típicos al considerar las
funciones del fundar y del aplicar. Estos modelos se remiten, en sus aspectos
generales, a la filosofía de Aristóteles y de Kant, aunque ellos han sido
desarrollados y articulados, además, por varios discípulos de ambos filósofos.
En el universo del
Estagirita, la aplicación de normas individuales a situaciones distintas es una
operación relativamente fácil, por una serie de motivos internos a su
pensamiento. El accionar humano se mueve, en la perspectiva aristotélica, al
interior de un cuadro antropológico prefijado, aunque no predeterminado. El
sujeto humano establece sus acciones y sus elecciones no a partir de una
autonomía que lo hace soberano y, al mismo tiempo, "indiferente" en
relación con las opciones operativas posibles, sino que a partir de
predisposiciones innatas y esencialmente inherentes a su ser hombre. Estas
predisposiciones, llamadas inclinationes
naturales en el lenguaje de la tradición aristotélico-tomista(29), no convierten al hombre en una
especie de autómata, sino que determinan el marco en el cual se colocan sus
opciones libres. La autonomía del hombre que actúa se encuentra preestructurada
por una "teleología natural"
que lo dispone y lo lleva al fin último de la felicidad. Sin querer entrar aquí
en los problemas internos de la ética aristotélica, se puede, no obstante, notar
cómo este cuasi naturalismo aristotélico representa, al mismo tiempo, una
ventaja y una dificultad para nuestro tema de la ética aplicada y para sus
repercusiones en ética ambiental.
La ventaja consiste en que
las inclinationes naturales
hacen más fácil la elección concreta de las normas aplicables, ya que éstas son
una explicitación, en el ámbito de la racionalidad específica del accionar
humano, de tendencias ínsitas en la naturaleza corpóreo-espiritual del hombre.
Si a ello se añade el hecho de que Aristóteles tiende fácilmente a considerar
como "naturales" una
serie de instituciones sociales fundamentales como la familia y la polis, se entiende cómo las operaciones
de aplicación le resultan particularmente fáciles.
La dificultad es, en
cambio, de tipo metodológico y está ligada a la sensibilidad, del todo moderna,
de no querer caer en la "falacia
naturalista"(30). Cuando alguno de nosotros aplica una norma a
una situación particular, elabora -más o menos conscientemente- una serie de
subsunciones y de clasificaciones. Estas operaciones mentales se orientan a
interpretaciones de la realidad preexistentes en nuestra mente. Estas últimas,
no deben, sin embargo, ser supuestas, como si fuesen realidades
"naturales", ya que en este caso su relevancia normativa no podría
descender directamente de ellas.
La filosofía aristotélica
ha dado, no obstante, otra decisiva contribución a la problemática de la
aplicación en filosofía moral. Se trata de la doctrina de la phronesis, o de la latina prudentia, en cuanto capacidad, hábito
operativo o virtud de concretizar las exigencias morales en una situación
precisa, tomando en consideración tanto las normas generales que anteceden a la
interpretación del conflicto en juego, como las modalidades concretas en las
cuales se manifiestan las circunstancias(31).
En el pensamiento kantiano,
la relevancia dada al momento aplicativo no asume la misma relevancia que en el
pensamiento del Estagirita. La atención del filósofo de Königsberg se concentra
casi completamente en el momento fundante. Gracias a ello el juicio moral puede
pretender validez intersubjetiva y universal. Evidentemente, el filósofo alemán
conoce y aprecia también el momento de la aplicación de la norma moral a una
situación concreta. La capacidad que preside en este ámbito es la del Urteilskraft. No obstante, ella no puede
llegar hasta el punto de tener que invalidar, en casos de conflictos
particulares, la validez universal de la norma bien fundada. Es apreciable, por
lo tanto, en Kant un "rigorismo
fundante" en el cual el momento de la aplicación es visto casi
con sospecha, ya que podría poner en discusión el carácter universal de las
normas. La escasa "aplicabilidad" de la ética kantiana se debe en
gran parte, por ende, a su radical antinaturalismo.
El debate acerca del
momento aplicativo en ética ha puesto en evidencia el hecho que las
racionalidades en acción en los diversos sectores de la vida y en los
diferentes niveles en que son analizadas y juzgadas, son entre ellas análogamente diversas. Esta diversidad
impide una transposición mecánica de un principio moral de un sector a otro.
No obstante, debe
destacarse el hecho de que son siempre sujetos
considerados capaces de responsabilidad
moral los que actúan en los diversos sectores de la vida y en los
diversos niveles en que ella se manifiesta. Es tarea de la reflexión ética
poner en evidencia tanto la diversidad de los ámbitos de aplicación como la
continuidad de los sujetos agentes, incluso cuando estos últimos son supuestos
como "débiles". Con el fin de que tales afirmaciones no sean
estériles en su generalidad, he decidido mostrar la pertinencia en un sector
preciso, pensando así dar a éstas mayor pertinencia.
1.1.3 Ética aplicada y
ética ambiental
Se trata de ver ahora cómo
las consideraciones hechas en torno a la denominada ética aplicada, también
pueden encontrar parcial concordancia en el ámbito particular de la ética del
ambiente.
Las dificultades evocadas
más arriba, aumentan ulteriormente si estimamos que la ética ambiental puede ser
considerada como una ética aplicada a la
segunda potencia, a lo menos por dos motivos.
En primer término, se
considera en ética ambiental informaciones y contenidos que se remontan a otras
éticas aplicadas como la ética económica o política y se busca hacerlas
operativas poniendo énfasis en exigencias específicas del ambiente natural.
Las exigencias morales en
ética ambiental deben poder encontrar ulteriores aplicaciones o, si se quiere,
una "aplicación de regreso" en estos sectores clásicos de la reflexión
moral. Además, se puede ver cómo la ciencia ecológica misma es una forma de saber combinatorio en el cual confluyen
resultados provenientes de varias disciplinas, tanto empíricas como reflexivas.
La ética ambiental representa,
además, una forma de ética aplicada cuyas argumentaciones pueden llevar a
conflictos normativos con exigencias morales defendidas en otros ámbitos.
Así, podemos apreciar cómo las relaciones entre argumentos usados en ética
ambiental y en ética médica o en bioética no son siempre armoniosos o coherentes,
sino más bien fuentes de ulteriores malentendidos(32). Lo mismo vale para la cuestión animal, según veremos más adelante,
que no puede ser reducida a un simple subproblema de ética ambiental, sino
que manifiesta valencias propias y no desprovistas de dificultades, si la
analizamos en conexión con temas y argumentos exclusivamente ambientales.
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