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Estudio prospectivo seroepidemiológico de infección por el virus linfotrópico humano I y II en donantes de sangre de áreas colombianas endémicas y no endémicas


Partes: 1, 2

    Publicación original: Colombia Médica, 1999; 30:
    19-25 – ISSN 1657-9534,
    Reproducción autorizada por: Corporación Editora Médica del Valle,
    Universidad del Valle, Cali, Colombia

    RESUMEN

    Con el propósito de aportar
    en el estudio del riesgo de infecciones por HTLV I/II adquiridas por
    transfusión en Colombia, se hizo un estudio prospectivo, aleatorio y
    transversal de seroprevalencia en 21 bancos de sangre del país, situados en
    zonas tanto endémicas como no endémicas. Al probar los sueros con la técnica de
    inmunoadsorción enzimática (ELISA) y confirmarlos con western blot (WB) la
    seroprevalencia positiva global para HTLV-I fue 0.45%. La alta prevalencia
    tanto en áreas endémicas (0.37%) como no endémicas (0.59%), es motivo de
    preocupación. Se plantean hipótesis para explicar este fenómeno y se dan
    sugerencias con el fin de reducir el impacto en salud pública, para justificar
    la ejecución de pruebas serológicas de filtro (= tamizaje) también en áreas
    consideradas no endémicas.

    Palabras claves: HTLV-I/II.
    Donantes de sangre. Infecciones. Postranfusión.

    **************

    Los virus
    linfotrópicos&endash;T tipo I (HTLV-I) y tipo II (HTLV-II) fueron los
    primeros retrovirus identificados en seres humanos, en 1980 y 1982,
    respectivamente1,2. Las infecciones por HTLV-I son endémicas en el
    sur de Japón, el Caribe, en algunos países de Sur y Centro América, en Africa
    Occidental, en Melanesia, Australia y en algunas poblaciones aisladas3.
    El HTLV-II es endémico entre los amerindios de Norte, Centro y Suramérica, en
    las tribus de pigmeos de Africa Central y es común en los que usan drogas
    endovenosas en EE.UU4.

    Se calcula que en el mundo
    hay de 11 a 20 millones de personas infectadas. En Latinoamérica con una
    población de 359 millones se supone que tiene de 3'7 a 7'4 millones de
    infectados, y entre 1% y 2% como tasa de infección4.

    Aunque casi todos los
    individuos infectados permanecen asintomáticos, el impacto de la infección
    viral en áreas endémicas es significativo porque el HTLV-I es el agente
    etiológico de dos condiciones bien definidas: una entidad maligna
    linfoproliferativa, la leucemia/linfoma de células T del adulto (LTA) y un
    desorden neurológico, paraparesia espástica tropical (PET) o mielopatía
    asociada con el HTLV-I (MAH)5. La LTA tiene un curso clínico rápidamente
    progresivo, con respuesta pobre a los regímenes terapéuticos comunes contra las
    leucemias. La PET/MAH se caracteriza por una lesión progresiva y crónica en las
    vías piramidales, parálisis espástica y disfunciones de esfínteres, sin que aún
    haya un tratamiento médico adecuado. La infección por HTLV-I también se ha
    asociado clínicamente con aumento del riesgo de dermatitis infecciosas,
    uveítis, polimiositis y artropatías.

    Hasta hace muy poco, el
    HTLV-II no se había asociado claramente con alguna enfermedad específica. Hoy,
    es posible que este virus sea también responsable de PET/MAH6 y de
    algunos cuadros neurodegenerativos crónicos7. Otros informes
    anecdóticos de varias entidades semejantes se deben confirmar en el futuro.

    La infección por HTLV-I después
    de una transfusión puede producir MAH/PET en menos de 4 años8. El
    riesgo de ALT y MAH está alrededor de 5% para individuos seropositivos, pero
    las formas menos severas tienen un riesgo que oscila entre 3% y 5%9.

    Según diversos trabajos en
    Colombia10-14, el HTLV infecta de 0.2% a 10% de individuos en los
    mestizos, negros e indígenas de la costa sur del Pacífico; además, hay informes
    positivos entre algunos miembros de las tribus camëntsá en el Putumayo, entre
    los paeces del sur de los Andes, en la vertiente occidental de la cordillera
    central, así como en las poblaciones de Tumaco, Timbiquí, Satinga, Guapi,
    Buenaventura, Puerto Tejada, Barbacoas, Pasto, Popayán, y Cali, donde varios
    casos se han asociado con PET y neoplasias linfoproliferativas. También se sabe
    de casos en indios wuayú de la Guajira y un probable foco endémico en el Urabá
    antioqueño. Se han identificado casos de PET en casi todas las regiones de
    Colombia excepto en los Llanos Orientales, Orinoquia y Amazonia14.
    Las tasas de seropositividad oscilan entre 0.2% y 0.8% para los donantes en los
    bancos de sangre de la costa pacífica10-14.

    En Colombia aunque se
    transfunden anualmente cerca de un millón de productos sanguíneos, menos de 15%
    se han probado para identificar estas infecciones. En la actualidad no existe
    ninguna exigencia que lleve a efectuar pruebas de filtrado para HTLV en los
    donantes de sangre de zonas distintas a la costa occidental. Esto se debe a
    varios factores: p.e., se considera que los HTLV-I/II son agentes poco comunes,
    o se cree en su limitación a áreas endémicas, o se desprecia su potencialidad
    de efectos adversos en el receptor de sangre homóloga, o, lo que es peor, se
    considera que estos virus no son importantes y que tienen consecuencias menores
    en la transfusión. Por tanto, la infección por HTLV sigue sin que se explore su
    presencia en la mayoría de los donantes de sangre de Colombia.

    La migración de poblaciones
    es un fenómeno generalizado en todo el territorio colombiano que se debe a
    motivos como violencia, narcotráfico, desplazamientos por desastres naturales y
    otros factores socioeconómicos y culturales. Sin duda, al desplazarse las
    gentes alteran las barreras geográficas y étnicas que en apariencia limitan
    algunas entidades, entre ellas la infección por HTLV, que, como muchas otras,
    se pueden transmitir por transfusiones. Así, pues, existe un riesgo aún no
    determinado de adquirirlas por esta vía. Aunque las transfusiones no son el
    principal mecanismo de transmisión, éste se puede y se debe reducir con el
    desarrollo y puesta en marcha de pruebas serológicas.

    La infección se puede
    prevenir cuando exista interés sobre la importancia de la transfusión como
    factor de riesgo. Por las razones que anteceden, se ha hecho necesario conocer
    la prevalencia de la infección por HTLV en donantes de sangre de áreas
    endémicas y en las consideradas no endémicas en Colombia.

    Con esta premisa, el Departamento
    de Patología de la Universidad del Valle, la rama seccional de la Cruz Roja
    Colombiana para el Departamento del Valle y el Instituto Nacional de Salud,
    con el apoyo financiero de los Laboratorios Abbott, realizaron el presente
    estudio a fin de establecer la seroprevalencia de la infección por HTLV en
    donantes de bancos de sangre situados en zonas endémicas y no endémicas del
    país.

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