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¿Qué fue la Estrella de Navidad? (página 2)




Enviado por Salvador J. Ribas



Partes: 1, 2, 3

  1. La Estrella de Navidad es un mito y
    probablemente jamás existió. Sería una
    posibilidad razonable ya que ningún rey ni emperador de
    la época nacía o moría sin que pasasen
    fenómenos celestes o terrenales para dar mayor
    importancia a la noticia.
  2. La Estrella de Navidad es un suceso milagroso y, por
    tanto, una manifestación de la mano de Dios; ergo, no
    podemos entrar en esclarecimientos bajo la perspectiva
    científica. Si es así, el análisis de este acontecimiento no
    tendría ningún interés
    y no existiría una explicación
    científicamente válida.
  3. La Estrella de Navidad fue un suceso
    astronómico real y sólo es cuestión de
    tiempo y
    paciencia determinar cuál, de entre las diferentes
    hipótesis posibles: cometas, meteoros, supernovas,
    novas, planetas,…, es más plausible. Es en
    este sentido que puede llevarse a cabo una investigación científica y es en
    el que nos centraremos de ahora en adelante.

C.- La
fecha de Navidad

Para explicar un determinado acontecimiento, en ciencia, es
necesario saber dónde y cuándo se produjo. En este
caso sabemos muy claramente el lugar, pero no tenemos una idea
clara de la fecha. Es generalmente conocido que el día 25
de diciembre no es exactamente el día del nacimiento de
Jesús, pero además, tampoco podemos asegurar en
qué año se produjo.

En tiempos de Jesús, bajo la dominación
del Imperio Romano, el calendari se regía por el
año de la fundación de Roma -ab urbe
condita-. Después de la caída de Roma, en el siglo
V d.C., el calendario romano fue extinguiéndose y,
entonces, un hombre llamado
Dionisio Exiguus intentó elaborar un nuevo calendario
basado en la Navidad.

Dionisio, para conocer el año de nacimiento de
Jesús, fue contando los años de vida de los
diversos emperadores romanos, y así fijó el
año 1 d.C. Este método se
ha utilizado para datar sucesos en muchas otras tradiciones y es
un método eficaz siempre y cuando uno no se equivoque en
contar o se olvide algún rey o emperador. Dionisio
olvidó que César Augusto había reinado
primero como Octavio, lo que provocó que sus
cálculos tuvieran un error de 5 años. Por lo tanto,
Jesucristo nació, muy probablemente, hacia el año 5
a.C.

Pero retornemos a los textos bíblicos. Sabemos
por los Evangelios que Jesucristo nació después de
que Octavio promulgase un censo, que probablemente fue el del
año 8 a.C., y que Herodes el Grande reinaba en Judea.
Herodes murió, según los cronistas de la
época, entre un eclipse de luna y la Pascua Judía.
Por tanto, mediante los cálculos modernos (ver el
análisis de Mark Kidger ) se ha podido determinar que se
produjo hacia el año 5 a.C. (tal como los cálculos
de Dionisio indicaban) sin descartar que pudiera ser el
año 6 a.C.

Pero, ¿sabemos qué día era? Desde
el año 194 d.C. se han ido sucediendo diversar
hipótesis, pero si utilizamos el sentido común
podremos resolver bien el problema. Si, como dice el Evangelio,
había pastores en los campos, se tiene que no podía
ser una fecha invernal, sino muy probablemente primaveral.
Además, si tenemos en cuenta que los hostales estaban
llenos -cosa que sucedía habitualmente por Pascua- podemos
concluir que lo más probable es que Jesús naciera
en una fecha cercana a la Pascua del año 5 a.C., lo que
nos llevaría hacia algún día de la segunda
quincena de abril.

¿Por qué la celebramos en diciembre? Las
comunidades cristianas escogieron este día por su
proximidad a la fiesta pagana del solsticio de invierno, en la
cual se adornaban las casas con ramos verdes – el árbol de
Navidad actual – y se hacían múltiples regalos para
conmemorarlo, al igual que hacemos ahora. Es muy habitual que las
tradiciones religiosas adapten sus fiestas a los calendarios
paganos preexistentes con el objetivo de
lograr una mayor y más profunda presencia de sus
tradiciones.

D.-¿Qué no fue la Estrella de
Navidad?

Una vez tenemos fijada la fecha, primavera del
año 5 a.C., hemos de buscar los fenómenos
astronómicos que pudieran llamar la atención de los Magos de Oriente. El primer
paso en este tipo de búsquedas es eliminar las
posibilidades que, pese a haber sido contempladas en algunas
ocasiones, no son posibles en realidad:

  1. Venus: Es el planeta más espectacular
    y a la vez sorprendente, ya que debido a su órbita de
    planeta inferior a la Tierra,
    es observable en unas épocas antes de la salida del Sol
    y en otras inmediatamente después de la puesta (y
    durante la misma dada su gran luminosidad). En cualquier caso,
    se trata de un objeto muy conocido por las civilizaciones
    antiguas y no podía sorprender a conocedores del cielo
    de aquellos tiempos.
  2. Una supernova: Por sus
    características – es un objeto que aparece de manera
    súbita y de gran brillo – tenía a priori muchos
    números de ser considerada una buena hipótesis.
    De hecho, algunos astrónomos chinos detectaron un objeto
    de estas características hacia el año 4/5 a.C.
    que podría ser compatible con la fecha. No obstante,
    siempre queda algún remanente en la región donde
    se ha producido la explosión de una supernova, y todas
    las búsquedas en este sentido han fallado. Por lo tanto,
    es una hipótesis descartada.
  3. El cometa Halley: Es una de las
    hipótesis que más a menudo se ha dado por buena,
    ya que cálculos realizados en el siglo XVIII de la
    órbita de este cometa periódico – aparece cada 76.5 años
    – daban que debía haber pasado hacia el año 1
    a.C. y, por tanto, tendría alguna posibilidad de ser la
    Estrella de Navidad, siempre y cuando Dionisio no se hubiera
    equivocado. Los cálculos recientes indican que el Halley
    pasó hacia el año 12 a.C., cosa que es
    completamente compatible con la observación de un cometa hecha por
    astrónomos chinos, así que no puede ser la
    anhelada Estrella de Navidad.
  4. El cometa Hale-Boop: La aparición de
    este astro durante la Navidad 1996-97 abrió las puertas
    a las especulaciones, ya que los cálculos decían
    que este cometa inició su periplo por el Sistema
    Solar hacia la fecha que nos interesa. Sin embargro, la
    luminosidad que tendría en ese momento lo haría
    inobservable incluso para los mejores telescopios
    actuales.
  5. Un meteoro: Se ha pensado en la
    hipótesis de una lluvia de estrellas y que un
    bólido marcara la dirección, pero estos acontecimientos
    duran unos pocos segundos y son por tanto incompatibles con la
    Estrella. Una posibilidad alternativa son las llamadas
    Cirílidas, lluvias de estrellas peculiares a lo largo de
    la cuales los meteoros se suceden marcando una dirección
    concreta. Esto se produjo a principios del
    siglo XX y un fenómeno parecido podría haber
    tenido lugar en cualquier otra fecha. Ahora bien, los pocos
    segundos de duración de estos bólidos no
    serían compatibles con el tiempo de viaje de los Magos
    de Oriente. El problema de esta hipótesis va
    relacionado, entonces, con la duración del
    acontecimiento.
  6. Una conjunción de Venus y
    Júpiter:
    Según parece, hubo un
    acontecimiento de este tipo muy espectacular en Babilonia – de
    donde parece ser que procedían los Magos. El
    fenómeno consistía en que la conjunción
    era tan cercana que Venus eclipsaba parcialmente a
    Júpiter. Pero se ha podido calcular que este
    fenómeno sucedió el año 2 a.C. y no es
    compatible con las fechas para el nacimiento de Jesús
    calculadas.
  7. Una ocultación por la Luna: Este
    fenómeno es altamente común – este año
    2004 ha sucedido con Júpiter y se observó
    fácilmente desde los Estados Unidos
    de América – y por tanto es improbable que
    despertara una curiosidad tan grande en los Magos de Oriente
    como para emprender un viaje. El astrónomo americano
    Michael Molnar ha defendido la teoría de una ocultación de este
    tipo en la constelación de Aries (el cordero), muy
    relevante para los judíos, como la Estrella de Navidad si
    consideramos que el año fue el 6 a.C. en lugar del
    más plausible 5 a.C.

E.-¿Qué podía ser?

Conclusiones:

Los dos fenómenos que explican con
garantías el acontecimiento son: una triple
conjunción de Marte, Júpiter y Saturno, o bien un
cometa o una nova observados por los chinos el año 5 a.C.
Una tercera opción es la propuesta realizada por Michael
Molnar que hemos comentado anteriormente.

La conjunción de Saturno y Júpiter se
suele producir cada 20 años y se tiene conocimiento
de que tuvo lugar hacia el año 7 a.C. en Babilonia. Lo
más destacable es que se produjo sobre la
constelación de Piscis, también de gran importancia
para el pueblo judío. Para los babilonios, Júpiter
era el planeta bueno y Saturno el malo, por tanto es muy probable
que a las mentes confusas de la época les produjera cierto
temor que "decidieran" encontrarse el bien y el mal en una zona
del cielo tan emblemática.

Otro punto a favor de la relevancia del hecho es que,
unos meses más tarde, hacia febrero del año 6 a.C.,
hubo un nuevo fenómeno de encuentro planetario entre
Marte, Júpiter y Saturno en la constelación de
Piscis. Si tenemos en cuenta que Marte era la
representación del dios de la guerra y que
el fenómeno era observable a la puesta del Sol, implica
que tuvo que llamar la atención de los observadores de la
época.

Este suceso es también muy común, pero lo
que no es tan común y lo que hace pensar al investigador
Mark Kidger que ésta es la buena dirección, es que
tuvieran lugar los dos fenómenos mencionados en tan poco
lapso de tiempo y que, acto seguido, sucediera lo
siguiente:

Los astrónomos chinos detectan una
aparición de un po-hsing, que es un cometa sin cola o una
estrella que aumenta de brillo de manera súbita, lo que
llamamos una nova. Este objeto, que en caso de ser un cometa
seguro que no
era ni el Halley ni el Hale-Boop, también se menciona en
las crónicas coreanas, que nos dicen que fue visible
durante 70 días como mínimo.

Tenemos, pues, una nova brillante que aparece en el
cielo, según los cálculos de los historiadores a
partir de datos de
astrónomos chinos y coreanos, hacia marzo del año 5
a.C. Pues, ¡ya lo tenemos! La fecha que estimábamos
más correcta para el nacimiento de Jesús era abril
de 5 a.C., así que, queridos amigos, ¡ya hemos
encontrado la Estrella de Navidad!

Como alternativa a la nova o al cometa chino, algunos
investigadores encabezador por Constantino Sigismondi , han
planteado la posibilidad de que estas conjunciones coincidieran
con uno de los máximos de luminosidad, muy espectaculares,
de la estrella variable Mira Ceti

En conclusión, es muy probable que los Magos
estuvieran especialmente pendientes del cielo después de
los dos sucesos acontecidos en Piscis analizados con detalle por
Mark Kidger, y de la ocultación en Aries propuesta por
Michael Molnar. Por tanto, la aparición de una nova (o el
caso Mira descrito por Sigismondi) los pudo hacer pensar que el
Mesías del pueblo judío había llegado,
encaminándolos hacia dondes las Escrituras decían
que se produciría su nacimiento, en Bet
Léhem.

 

Salvador J. Ribas

Serviastro.Departamento
Astronomía y Meteorología de la Universidad de
Barcelona

Basado principalmente en los estudios
realizados por

Partes: 1, 2, 3
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