Resumen
El presente trabajo
funciona de manera introductoria tanto a la historia como a las
principales características que intentan definir al
género
narrativo audiovisual conocido como documental. Realiza una breve
reseña histórica y luego se discuten las
principales aproximaciones teóricas que se han realizado
para la construcción de una definición del
género.
1.
Historia
El primer cine fue
documental.
A partir de 1895, cuando los hermanos Lumiére
consiguieron por fin fabricar una versión práctica,
portátil y económica del cinematógrafo, se
hicieron a la calle para comenzar a filmar secuencias de
alrededor de un minuto de duración, lo máximo que
duraba cada rollo, que retrataban momentos varios de la vida
cotidiana de los parisinos de entonces, como la salida de los
obreros de una fábrica, o la famosa llegada del tren a la
estación, que produjo que varios de los espectadores
entraran en pánico
al creer que la locomotora se les venía encima.
Si bien más tarde los Lumiére
experimentaron con pequeñas puestas en escena para la
cámara, como fue el caso de El regador regado, la
enorme mayoría de su obra tuvo que ver principalmente con
la producción y comercialización de piezas que si bien
estaban más cerca del periodismo que
de otra cosa, fueron las bases sobre las que se asentó el
género que más adelante se convertiría en el
documental.
Durante las primeras décadas del siglo XX grandes
documentalistas en ambos lados del mundo poblaron las pantallas
cinematográficas con filmes tales como Nanook of the
North del estadounidense Robert Flaherty, El Hombre de la
Cámara del soviético Dziga Vertov, o El
Río del también estadounidense Pare Lorentz.
Pero a medida que el público comenzó a verse
seducido por el cine de ficción, y los ejecutivos de los
estudios comenzaron a su vez a verse seducidos por las ganancias
de la ficción, el documental perdió su lugar de
privilegio en las salas comerciales.
Varias décadas más tarde, el documental
volvió a encontrar un medio idóneo a través
del cual difundirse, la
televisión. Esto implicó una serie de cambios
bastante extensos en cuanto al lenguaje
utilizado por el género.
En primer lugar, los documentales debieron abandonar la
posibilidad de convertirse en largometrajes para ajustarse a los
tiempos de la televisión. El nuevo documental era una
pieza de cómo máximo cuarenta y cinco minutos, lo
cual lo dejaba listo para ser emitido en un espacio de una hora,
con quince minutos sobrantes para publicidad.
La película debió dividirse en bloques de
determinada duración para poder hacer
los cortes comerciales necesarios. Hubo que dejar de lado la
posibilidad de que el espectador asimilase el contenido
según sus propios tiempos y preprocesar todo para
dárselo servido en bandeja.
En definitiva, el lenguaje
del documental, nacido en las salas de cine, donde el tiempo para
ver, escuchar y asimilar, es mucho más lento y permite que
el espectador no solo reciba la información que se expone en la
película, sino que también la piense, la critique y
la interprete, debió adaptarse a las necesidades de otro
medio como es la televisión, de ritmo mucho más
rápido y de una persistencia mucho más fugaz en
la memoria de
sus espectadores.
Con todo, el documental se adaptó
maravillosamente al nuevo medio y, durante varias décadas,
los programas
documentales ocuparon mucho espacio en la grilla de las
principales emisoras del mundo. Grupos como la
National Geographic Association en Gran Bretaña, o la
productora Transtel en Alemania,
comenzaron a producir piezas documentales que luego doblaban a
varios idiomas y vendían por todo el mundo a canales de
televisión de las más diversas envergaduras que
transmitían estas producciones semanalmente.
Finalmente, con la irrupción de la
televisión por cable a fines de los ’80 y principios de los
’90, y con la posibilidad que esta dio de dividir hasta el
extremo los segmentos de público, nacieron los canales
dedicados exclusivamente al género, de los cuales el
más importante es seguramente la cadena estadounidense
Discovery Networks, poseedora y participante de señales
como Discovery Channel, Animal Planet, People & Arts y otras
más. Gracias a esto, el futuro del documental como
género televisivo parece estar asegurado.
Sin embargo, todo lo antes mencionado no significa que a
lo largo de los años, y a pesar de la
superpoblación de cine de ficción que llena las
salas del mundo, los realizadores hayan abandonado la idea del
documental como género cinematográfico. Todos los
años varios largometrajes documentales son producidos y
distribuidos en un circuito limitado de salas de
proyección, así como también se entrega un
Oscar en Hollywood al mejor largometraje documental del
año.
El único problema de estas películas es su
escasa difusión, y la noción ya generalizada en el
público de que el documental es algo que se ve en
televisión, y no algo por lo que se paga para ver en un
cine.
Pero esto puede estar cambiando, la palabra documental
parece estar dejando de ser patrimonio
exclusivo de la televisión y va ganando lentamente espacio
no solo en las salas de cine comercial del mundo sino
también en el imaginario social de la audiencia acerca de
lo que es cine y lo que es solo un programa de
TV.
La mayor parte de este cambio se debe
sin duda a la fenomenal irrupción de un realizador que,
irónicamente, es poseedor de un estilo claramente
televisivo, Michael Moore, escritor, productor y director de
Bowling for Columbine y de Fahrenheit 9/11, la
primera ganadora del Oscar al mejor documental y la última
ganadora de la Palma de Oro en Cannes
en todas las categorías, el premio más preciado por
los realizadores en el mundo.
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