- El encajonamiento del debate
epistemológico sobre las teorías de
organizaciones - Replanteando
el debate epistemológico de las teorías de
organizaciones - Conclusión
- Bibliografía
Se propone una comprensión del debate
contemporáneo sobre el status epistemológico de las
teorías
de organizaciones.
Para ello, se hace un seguimiento de la revisión y
proposiciones que en torno a ese
debate formula M. Reed. El modo como este autor ha formulado el
problema que representa para los académicos el estado de
dispersión en que se encuentra el campo de estudio del
fenómeno organizacional, abre una interesante
potencialidad para encauzar ese debate de manera que sea posible
vislumbrar una práctica, al menos académica,
más acorde con un ejercicio razonable del pensamiento.
El propósito y conclusión de este trabajo es
estimular la referida potencialidad.
INTRODUCCIÓN
Todo aquel que se haya paseado por el campo de estudio
de las organizaciones debe haber sentido la impresión de
un vacío de fundamentación. En efecto, en
cualquiera
de las expresiones que dicho campo ha tenido, y tiene
(por ejemplo, y sólo por citar algunas, la de una teoría
administrativa, una ciencia
gerencial, el arte de dirigir,
los sistemas
organizativos, la sociología de organizaciones, la psicología
industrial) se dice, de manera explícita o
implícita, que o bien no hay modo de justificar los
presupuestos
últimos que allí se asumen, o bien que tales
presupuestos están fuera del alcance de la propia
expresión del campo de estudio de las
organizaciones.
Ciertamente que semejante vacío, o vértigo
que el estudioso puede sentir, no ha limitado la
proliferación de enfoques o paradigmas del
estudio de organizaciones.
Por el contrario, esa proliferación contribuye
con la afirmación de la aparente imposibilidad de hacer
descansar al campo teórico del estudio de organizaciones
en un sólido piso. Pero, más interesante, ese
vacío tampoco ha podido evitar la proliferación de
las discusiones en torno al status epistemológico de esos
enfoques o paradigmas.
Se puede afirmar que quienes nos dedicamos,
académicamente o no, al estudio del comportamiento
de organizaciones tenemos una fuerte tendencia a convivir con
esta situación en la que se conjuga el vacío de
fundamentación con las referidas proliferaciones. Esa
tendencia la alimentamos con nuestra misma práctica,
especialmente la académica, al acostumbrarnos a saltar,
por sobre el vacío, de torre en torre (de enfoque en
enfoque), evitando el vértigo y, al mismo tiempo,
redescubriéndolo.
En este trabajo se pretende contribuir con la
limitación de esa tendencia. Se ofrece un panorama que
permite descender de cualquier torre de manera que en el descenso
se pueda ir viendo no tanto el piso que sostiene las torres como
la necesidad de contribuir a que, efectivamente, haya un piso. De
modo que, con esta contribución el lector está
llamado a ser uno más que descubra que la convivencia con
el vértigo, si es que tiene que ser irremediable, al menos
pueda experimentarse como terminando en un piso y no como una
espiral sin fin. Como veremos, esta exigencia parece ser
insoslayable para la práctica académica del estudio
de organizaciones.
El panorama que aquí se presenta constituye,
básicamente, una revisión de dos recientes trabajos
de Michael Reed sobre el tema. Ellos son: el libro titulado
The Sociology of Organizations. Themes, Perspectives and
Prospects (Reed, 1992), y el capítulo titulado
Organizations and Modernity:Continuity and Discontinuity in
Organization Theory en el libro editado por J. Hassard y M.
Parker con el título de Postmodernism and Organizations
(Reed, 1993).
El trabajo de M. Reed se propone, a mi modo de ver,
esencialmente dos objetivos
estrechamente conectados. Por una parte, criticar el
encajonamiento en que se encuentra la discusión
epistemológica sobre la Teoría y la
Sociología de Organizaciones y, por otra parte, proponer
la estructuración del campo académico relativo al
estudio de organizaciones sobre la base de una cierta manera de
concebir el fenómeno organizacional. En las siguientes
secciones nos referimos en detalle a cada uno de esos
objetivos.
EL ENCAJONAMIENTO
DEL DEBATE EPISTEMOLÓGICO SOBRE LAS TEORÍAS DE
ORGANIZACIONES
En la Teoría de Organizaciones estamos viviendo
"un tiempo en el que la definición tanto del objeto de
estudio (subjet matter) como de las reglas para la construcción de la teoría y de la
práctica de investigación están abiertos al
debate y a interpretaciones conflictivas" (Reed, 1992: 255). Esta
afirmación de Reed es propia de la actualidad del desarrollo del
estudio de organizaciones, si por este último se entiende
el desarrollo del "campo académico" donde se plantean, con
cierto rigor, preguntas relativas a la validez del contenido,
método y
fundamentación del estudio del "fenómeno
organizacional". Esa actualidad es vista por el autor
según esta doble caracterización: por una parte, y
cronológicamente, data de las últimas tres
décadas (a esto nos referimos en detalle más
adelante); por otra parte, en los últimos diez años
se presenta como una suerte de encajonamiento que intentamos
aclarar enseguida.
El debate sobre los estudios de organizaciones se suele
presentar como sujeto a la escogencia de una de estas tres
posibilidades:
a. El relativismo absoluto (el autor le llama "anything
goes") propio del criterio de escogencia metódica que
escoge por conveniencia la combinación metódica
apropiada para el "problema" que se estudia. No creo que resulte
exagerado ubicar aquí la tendencia predominante en los
estudios llamados "sistémicos" al estilo del Critical
Systems Thinking – Total Systems Intervention (Jackson, 1992;
Flood and Jackson, 1992) o el uso simultáneo de las
"metáforas" de Gareth Morgan (Morgan, 1986;
1989).
b. El desarrollo múltiple e irreconciliable de
varias teorías. En este caso se supone que en el nivel de
fundamentación de la teoría aparecen supuestos que,
siendo tan contrarios, no pueden alcanzar a reunirse en un
debate. El ejemplo prototípico es la inconmensurabilidad
paradigmática de los cuatro tipos de fundamentación
sociológica expresados en el mapa de clasificación
(de paradigmas sociológicos y teorías de
organizaciones) de G. Burrell y G. Morgan (Burrell and Morgan,
1979).
c. La "vuelta a lo básico"; es decir, la
aceptación de que todos los desarrollos (metódicos
y de fundamentación) que pretendieron romper con el
desarrollo teórico dominante por herencia en el
estudio de organizaciones –la llamada ortodoxia funcionalista–
deben rendir su bandera, después de tantos
traspiés, a un estructuro-funcionalismo
renovado con las pocas afirmaciones positivas que fuera de su
dominio se ha
logrado. Este es el caso de las proposiciones de L.
Donaldson
(Donaldson, 1985). Aquí puede ubicarse la
tendencia dominante del "enfoque de sistemas" que supone a las
organizaciones como sistemas socio-técnicos; es decir,
como instrumentos racionales de coordinación y control adecuados
a las exigencias ambientales y a los imperativos funcionales que
éstas le imponen. El modelo de la
"teoría de la contingencia", repotenciado en sus
subsistemas funcionales con el
conocimiento parcial obtenido por otras investigaciones,
sería la piedra angular del análisis organizacional.
¿En qué consiste, entonces, el
encajonamiento? En que estas tres posibilidades parecen mostrar
un agotamiento definitivo de la característica del campo
académico del análisis organizacional; a saber, "la
apertura al debate y al conflicto de
interpretaciones". En otras palabras, parece que desaparece una
especie de asiento común para el debate. Pero, ¿es
que ha habido tal asiento común? Hagamos un pequeño
tour por la primera característica de la "actualidad" (su
ubicación cronológica en las últimas tres
décadas) para ser más precisos en relación
con el referido agotamiento.
En términos generales suele aceptarse que la
constitución de un campo académico
en relación con el estudio de organizaciones no aparece
sino hasta mediados de este siglo.
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