Según la versión renovada de la
razón instrumental de lo tecnológico, ahora las
nuevas
tecnologías de la información y la
comunicación (NTIC) son las llamadas, al margen de las
relaciones sociales, para definir el futuro de la humanidad, con
la convicción de que más información
implica, necesariamente, un incremento del conocimiento y
su universalización.
Como nos recuerda Gaëtan Tremblay (1994):
"Después de la invención del telégrafo
eléctrico en el siglo pasado, la innovación técnica en comunicación suscita regularmente la
expresión enfática de discursos
mesiánicos. Las mismas aspiraciones de satisfacción
cultural, de armonización social y de educación popular
cobran vuelo con cada objeto técnico que llega al mercado y con
cada desarrollo
nuevo de las infraestructuras de telecomunicación.
En fin, cada vez se repite, todo el mundo podrá tener
acceso fácilmente a la información y al
conocimiento, y una mejor comunicación nos
conducirá a la comprensión mutua y a la fraternidad
universal".
Como vivimos en un tiempo
mágico, por la transición de milenios, todo parece
indicar que nos esperan días en los cuales se
machacará sobre este mensaje, desde los grandilocuentes
discursos oficiales hasta los anuncios publicitarios, pasando por
la mayoría de eventos
programados que anticipan una exaltación de las nuevas
tecnologías de comunicación. Y es que la
oportunidad es óptima para ganar adhesiones y consolidar
una posición ideológica que pretende negar el
conflicto
social subordinándolo al desarrollo tecnológico, lo
que supone anular el sentido histórico y la
contextualización de una realidad para dar paso a un
entendimiento compuesto por hechos fragmentarios, donde el
sentido está dado por tal o cual tecnología. En este
juego de
ocultamientos, que hace que el poder sea
poder, cabe el señalamiento de Armand Mattelart (1999)
cuando dice que "la ideología contemporánea de la
comunicación se caracteriza por lo efímero, el
olvido de la historia y del por
qué de los objetos y de su conjunto
social".
Resultaría necio tratar de negar el impacto que
de un tiempo a esta parte ha provocado la información en
los diversos ámbitos sociales, que entre otras, se expresa
en el rápido crecimiento y despliegue de NTIC, el cada vez
mayor predominio de los servicios de
información sobre los bienes
industriales, el creciente -y al parecer incontenible- peso de la
información en los procesos
productivos, considerando que ella misma ha pasado a ser
generadora de valor…
Pero de ahí a dar por sentado que hemos entrado en una
nueva fase del desarrollo
social, hay mucha distancia. Con decir que, hasta donde
conocemos, nadie ha expuesto una definición precisa del
concepto de la
"sociedad de la
información y el
conocimiento", ni siquiera nos han dicho qué mismo
significa "aldea global", aquella metáfora de MacLuhan que
es tan recurrente en tal formulación.
Página siguiente |