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De las emisoras sindicales a las radios comunitarias en Bolivia (página 2)



Partes: 1, 2

SITUACIÓN LEGAL.-

La legislación sobre las telecomunicaciones en Bolivia
ha sufrido cambios importantes en los últimos
años. La Ley de
Telecomunicaciones de 1971 y su Reglamento de 1980,
reconocían la existencia de varios tipos de emisoras
como ser: comerciales, sindicales, educativas, culturales y
de frontera.

En cambio,
la nueva Ley de Telecomunicaciones, promulgada en
septiembre de 1995, sólo reconoce la existencia de
un tipo de emisoras y está es de carácter comercial, debiendo
otorgarse las frecuencia a través de
Licitación Pública al mejor postor. Se ha
producido un reclamo de diferentes instancias e organizaciones del país que exigen la
promulgación de una Ley de Radiodifusión que
respete las características propias y la
tradición comunicacional de Bolivia que desde 1952
diferencio a el carácter propietario de las emisoras
de radio.

Por eso, la diferencia entre radios sindicales y
comunitarias es importante, ya que las emisoras
sindicales
estuvieron reconocidas legalmente hasta
septiembre de 1995 por las autoridades gubernamentales, en
tanto que las emisoras comunitarias, en gran
porcentaje, no cuentan con licencias de funcionamiento
legalizados, pero al estar ubicadas en lugares alejados de
los centros urbanos, las autoridades no se ocupan de ellas
mayormente a no ser que se produzca hechos conflictivos
como en abril de este año.

ADMINISTRACIÓN Y FINANCIAMIENTO DE LAS
RADIOS.-

"Los trabajadores mineros tenemos tres emisoras
que son totalmente nuestras: "La Voz del Minero" de Siglo
XX, la "21 de diciembre" de Catavi y la Radio
"Llallagua" de esa población. Nosotros las hemos
adquirido con nuestro esfuerzo y sacrificio y nosotros las
mantenemos. Nuestros son los locutores, que hablan en un
lenguaje
bien nuestro y nos hacen saber toda la situación que
vive el país. Es la manera que tenemos de
informarnos y comunicarnos.

Por eso miramos a esas emisoras con tanto cuidado.
Son bienes
de la clase
trabajadora minera. Y son muy importantes para saber a que
atenernos cada vez que ocurre algo. También nos
distraen y nos educan. Por eso, cada vez que hay un
problema, siempre procuramos defender nuestras radios, para
que no se corte la
comunicación entre nosotros. Y siempre que el
ejercito entra a las minas, lo primero que ataca son las
emisoras y nosotros luchamos hasta que nos las devuelvan".
(5)

Los mineros, que desde la década de los
años 30 vivieron una politización importante
por la presencia en los distritos mineros de lideres
socialistas, comunistas, troskistas, lograron conformar un
espíritu autogestionario y libertario, adoptaron dos
determinaciones trascendentales: a.) la
administración y financiamiento de estas
emisoras correspondía a los diferentes sindicatos mineros y b.) el Secretario de
Cultura,
elegido anualmente junto al resto de la dirección sindical, asumía la
conducción de la emisora.

Para financiar las radios mensualmente y por
planilla se descontaba un porcentaje del salario
a todos los mineros. De esta forma, las emisoras mineras se
financiaban mensualmente lo que les permitía contar
con equipos de transmisión profesionales y con
personal
pagado, que en varios casos tenía cierta
formación en el campo del periodismo.

Esta forma de financiamiento dio lugar a que las
emisoras mineras se multiplicaron en todos los distritos
mineros de Bolivia y llegaron a ser 25 a fines de los
años 70. Las principales fueron La Voz del Minero de
Siglo XX, San José en Oruro, Sumac Orko en
Potosí, Radio Nacional de Huanuni, Radio Animas de
Animas, Radio Chichas de Siete Suyos, Huayna Potosi de
Milluni, 21 de Diciembre de Catavi, La Voz del Cobre de
Corocoro, Caracoles de Caracoles, Viloco de Viloco,
Telamayu de Telamayu. Chorolque de Chorolque y Chichas de
Atocha.

En cambio, las emisoras comunitarias
ubicadas, básicamente, en zonas rurales u
suburbanas, tienen otra forma de administración, porque son
propietarios antiguos radialistas que emigraron a la ciudad
y ahora retornan con conocimientos elementales de
radiodifusión a sus comunidades de origen
estableciendo pequeñas emisoras en Frecuencia
Modulada, con cobertura muy limitada y con financiamiento
que proviene de actividades paralelas de los radialistas o
pequeños aportes de la comunidad o
trabajos comunitarios para contar con medios
de comunicación propios.

En varios casos, los dueños o la comunidad
realiza actividades adicionales de venta de
productos agrícolas, trabajo
en el campo o trabajo comunitaria con el que se puede
sostener y financiar las emisoras.

Por ejemplo, en la población de Toledo se
cuenta con un proyecto
de cría y comercialización de auquenidos
(llamas), para financiar la radio de propiedad comunitaria. Ondas
del Titicaca de Huarina y Radio Tika Tanka de Comanche se
financian con la confección de polleras y talleres
artesanales. En cambio en el Valle de Cochabamba,
población de Arani, la Radio Chiwalaqui ha
encontrado su forma de sostenibilidad con la producción y venta de papas y
cebollas.

Todas las radios comunitarias, con nombres como
Tawantinsuyu, Wakullani, Wara Wara, Topohoco, Manco Kapac,
Omasuyos Andina, Tutuka, Ayni, Achocalla, Colonizadores,
San Julian resultan bastante creativas en la
búsqueda de formas de sostenimiento
económico, ya que articulan incluso formas
agrícolas y pecuarias para su subsistencia. A este
tipo de ingresos se
añaden los percibidos por la transmisión de
mensajes, dedicatoria musical, información de diferentes ferias
comunales o agasajos familiares, por los que generalmente
se cobran montos reducidos que, sin embargo, alcanzan para
cubrir gastos
esenciales de las emisoras.

Otra forma de sostenimiento económico de
estas emisoras se tiene con el alquiler de espacios a
productores independientes que permiten contar con
pequeños aportes para los dueños.

HORAS DE TRANSMISIÓN.-

Las emisoras mineras estaban instaladas en
los campamentos mineros de la COMIBOL y por lo tanto
contaban con electricidad permanente que les
permitía transmitir entre 12 y 14 horas al
día sin ningún problema.

Por su parte, las emisoras comunitarias
solo transmiten durante determinadas horas al día
variando entre tres y siete horas, dependiendo que en la
comunidad o población más próxima se
disponga de fluido eléctrico, ya que caso contrario
se cuentan con pequeños generadores de energía eléctrica, que por el
costo
elevado del diesel o la gasolina no pueden trabajar muchas
horas al día.

Las emisoras por sus condiciones técnicas y de sostenibilidad poseen
un sistema
de funcionamiento diferente al resto de las emisoras del
país, porque en su mayoría al emitir solo en
ciertos horarios del día, madrugada o en horario
nocturno, incluso en no pocos casos, han enseñado a
la audiencia a escucharlas durante días
específicos en la semana.

PROGRAMACIÓN Y
CONTENIDOS.-

La programación de las emisoras
minera
estaba dividida principalmente entre programas
de carácter informativo y musical. En los primeros
se daba a conocer noticias
de la vida sindical, comunicados de las organizaciones
matrices
de los trabajadores, llámese Central Obrera o
Federación de Mineros, convocatorias a asambleas
sindicales, lectura
de pliegos petitorios y anuncios de movilizaciones
sociales. En tanto que la músico es sobre todo
boliviana y de carácter
folklórica.

Cuando se efectuaba un Congreso Nacional o
sectorial, las emisoras mineras estaban obligadas a
transmitir dicho evento desde el mismo lugar de su
realización y por el tiempo
que durasen los mismos, ya que los mineros entendía
que sus emisoras eran la voz de los trabajadores del
subsuelo.

En cambio cuando se daban intentos de Golpe de
Estado o atentados contra los dirigentes sindicales,
las emisoras entraban en cadena para transmitir los
acontecimientos, comunicados del sindicato, llamamiento a las movilizaciones
y a las huelgas.

Además, cuando habían eventos
culturales, deportivos o sociales, las emisoras
debían transmitirlos, aunque algunos locutores se
resistían pero lo tenían que hacer por
ordenes del respectivo sindicato.

En determinados momentos los locutores lograban
mayor influencia que los propios sindicatos. A veces los
locutores eran más populares y hasta más
importantes que los líderes sindicales. Algunos
trabajadores acudían a la emisora para denunciar a
sus máximos dirigentes sindicales ante los
locutores. Para los trabajadores, el locutor tenía
más autoridad que su propio dirigente y, de
hecho, ese dirigente perdía las elecciones
sindicales si desde la emisora se empeñaban en
desprestigiarlo.

Este espíritu democrático y
participativo les permitió convertirse en la voz del
proletariado boliviano que diariamente expresaban en los
comentarios editoriales la posición política del sindicato, pero
también a través de informativos y programas
de largo aliento, daban a conocer a la población
minera y en algunos casos a todo el país la
situación en las minas y en las zonas rurales, sin
descuidar sus opiniones sobre la economía del país, los cambios
políticos y también acontecimientos
importantes en el resto del mundo.

Los radialistas mineros, salidos de los propios
campamentos, permitían que los oyentes den a conocer
sus puntos de vista, críticas o reclamos sobre su
situación laboral,
familiar o sindical.

En épocas de dictaduras militares,
especialmente entre 1964 y 1982, las emisoras mineras
fueron silenciadas o destruidas por los aparatos de
represión o por tropas militares, pero los mineros
apenas se abría una posibilidad volvían a
reclamar por sus emisoras y a pedir la devolución o
el pago por los equipos destruidos.

"La primera en caer fue la emisora de Colquiri. La
bombardearon. El 19 de julio de 1980, Radio Animas
comenzó a hacer llamadas de auxilio. Radio Nacional
de Huanuni encadenó enseguida. Nosotros
también"(6)

Los diferentes congresos de la unitaria Central
Obrera Boliviana – COB – y la Federación de
Mineros los que asumieron estos pedidos ante los gobiernos
de turno y en la mayor parte de los casos lograron su
objetivo.

Sin embargo, en 1985 el mismo Presidente
Víctor Paz Estenssoro, que en 1952 encabezo la
Revolución Nacional, inició
una política económica de corte
neoliberal que llevo a la privatización de las principales
minas del país y a la liquidación de la
estatal Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL)
produciendo el cierre de cientos de minas y el consiguiente
despido de 25.000 mineros que tuvieron que emigrar a las
principales ciudades de Bolivia o a países vecinos
como la Argentina. Consecuencia directa de esta
situación fue el cierre de las emisoras minera que
durante muchos años se habían constituido en
la voz de los explotados del país.

Actualmente, todavía trabajan siete
emisoras en los distritos mineros de Catavi, Huanuni,
Colquiri, Canadon Antequera, Animas y Siglo XX , pero ya no
con la fuerza y
la convocatoria que tuvieron durante 30
años.

Por su parte, los contenidos y la
programación de las emisoras comunitarias
locales es bastante diferente a la de las sindicales,
porque al estar ubicadas en comunidades alejadas, la
información que transmite está referida
más directamente al acontecer propio de las
comunidades, alternando la amenidad musical desde la
difusión de música folklórica tradicional
con espacios ligados a las dinámicas locales
referidas a actividades deportivas, laborales,
agropecuarias, sindicales o de servicio.

También hay que destacar que en varias
emisoras se emiten programas que buscan el fortalecimiento
de las identidades originarias. En el caso de Radio Ondas
del Titicaca, se difunde el programa
dominical "Akullicu Aymará". La vinculación
entre formas tradicionales de rito aymará con un
tipo de programa radial de corte participativo ha permitido
que domingo a domingo se obtenga un programa de masiva
audiencia nocturna. En ese espacio los oyentes
imaginariamente comparten la ceremonia real del akullicu
(masticado) de hojas de coca con el espacio radial,
participando así de esa forma milenaria de
reunión andina que a su vez y como se haría
tradicionalmente permite el intercambio de experiencias y
conocimientos entre sus invitados. Generalmente, los que
participan de este programa radial son los ancianos y
autoridades tradicionales aymarás que de una forma
coloquial e intima abren opciones al fortalecimiento de
valores
y saberes de la tradición andina (7)

En cambio las emisoras comunitarias regionales al
tener cobertura mayor tienen también
información que se ocupa del acontecer nacional,
regional e internacional abarcando mas comunidades y mas
ámbitos geográficos.

Estas emisoras en su programación incluyen
mucha música nacional y folklórica
latinoamericana, así como mensajes y avisos de
visitas de autoridades, campañas de salud y
educativas, citaciones a reuniones en comunidades alejadas
o comunicados sobre el viaje a determinada localidad de
personeros gubernamentales, cívicos o
religiosos.

ESPACIOS NOTICIOSOS.-

En el caso de las emisoras mineras, las
noticias de la vida sindical era lo más importante,
junto con el acontecer político, económico y
social del país y principalmente desde la sede de
gobierno, pero siempre con una
posición crítica frente a los gobiernos de
turno, más aún si estos eran de corte
militar.

En cambio, la información de las
emisoras comunitarias tiene que diferenciarse, ya
que las radios regionales apuntan en sus informativos hacia
las noticias provinciales, nacionales e internacionales,
mientras que las locales apuntan hacia noticias
específicas de su zona de influencia.

Los programas dramatizados también tienen
diferencias, ya que las emisoras regionales presentan
historias de actualidad general y amplias, referidas a
nuevas leyes,
temas de salud, analfabetismo, violencia intrafamiliar, etc. en cambio la
radio local se ocupa de lo específico, con historias
referidas a los habitantes del lugar, su comunidad, sus
mujeres o cuentos
sacados de las experiencias de los ancianos.

El servicio de avisos, saludos y felicitaciones
tiene diferencias como ser que la radio regional se
constituye en correo – teléfono a larga distancia, mientras
que la radio local es más personalizada, cubre
necesidades sentimentales-espirituales, de la gente que
acude a la emisora para saluda, felicitar o recordar a
familiares y amigos, a los cuales puede ver cada día
en la comunidad, en la feria, en el camión o el
micro.

RADIONOVELAS.-

En las emisoras sindicales durante varios
años se produjeron radionovelas que tomaron como
base novelas de
autores nacionales y en algunos casos también
extranjeros. Estas producciones fueron muy exitosas y no
solamente se difundieron en las minas sino también
llegaron hasta las principales ciudades del país y
fueron transmitidas por emisoras comerciales.

Las radionovelas más difundidas fueron "La
Niña de sus Ojos", "La Chaskañawi", "Raza de
Bronce", "Metal del Diablo".

La radionovela a partir de la introducción de las telenovelas
prácticamente desapareció en las radios, pero
radialistas aymarás de Radio San Gabriel produjeron
novelas de contenido social, destacandose en ese genero
la novela
"Katar Jawira", que traducida al español significa, río de la
víbora. Luego algunas Organizaciones No
Gubernamentales extranjeras constataron en estudios de
audiencia en el país y en el exterior, que las
radionovelas son útiles para transmitir contenidos
educativos, especialmente, en el campo de la
salud.

Esta radionovelas producidas por equipos
profesionales bolivianos se están difundiendo en
aymará y castellano por emisoras regionales y locales
con bastante aceptación. Entre las más
recientes está "El Zambo Angolita" y "Yawar Kasta".
Esta última se presenta como la primera radionovela
musical quechua y aymará que aborda
información sobre derechos
sexuales y reproductivos, equidad
de género y complementa conocimientos de
la medicina
natural y la famacopea occidental.

ASOCIACIONES DE RADIOS.-

Entre las emisoras sindicales las que
más destacaron fueron las mineras, pero
también otros sindicatos contaron con sus emisoras,
por ejemplo los campesinos de manera orgánica
constituyeron sindicatos agrícolas que lograron
contar con emisoras como Radio Bolivia en Oruro y Radio
Yuraj Molino en la Provincia Carrasco en
Cochabamba.

Los trabajadores ferroviarios cuentan con Radio el
Condor en La Paz, Oruro, Parotani y Uyuni., en cambio los
fabriles operan Radio Continental en La Paz y Radio Oruro
en Oruro, en tanto que los trabajadores petroleros tienen
Radio Petrolera en Santa Cruz.

Todas estas emisoras están agrupadas en la
Unión Nacional de Emisoras Sindicales de Bolivia
(UNESBO).

Las radioemisoras comunitarias
también se han integrado en redes en
asociaciones con nombres como "Asociación de Radios
Comunitarias de La Paz" (APRAC-La Paz), Asociación
de Radios Aymarás de La Paz (AREALP) y la Red de
Radios en Acción en la región sur de
Bolivia. Se suman a la categoría de emisoras
comunitarias también las pertenecientes a
organizaciones naturales como los ayllus andinos. La mayor
parte de las emisoras comunitarias a través de sus
asociaciones locales o en forma individual forman parte de
la Asociación Mundial de Radios Comunitarias
(AMARC).

IDIOMAS UTILIZADOS POR LAS
EMISORAS.-

Las emisoras sindicales, tanto las mineras
como las ferroviarias, petroleras y de los constructores,
por su localización en zonas urbanas del país
tuvieron siempre como idioma principal el castellano,
aunque en algunos momentos de su programación
transmiten en aymará o quechua para la
población campesina que vive en comunidades cercanas
a su área de cobertura.

Por su parte, la mayor parte de las radios
comunitarias
transmiten en los dos idiomas
aymará-castellano, quechua-castellano o
guarani-castellano, mientras que algunas lo hacen con
programas trilingües en aymará, quechua y
castellano.

Este fenómeno, también se repite en
muchas emisoras comerciales de La Paz, Cochabamba y Sucre,
especialmente al amanecer entre 4 y 7.30 cuando radialistas
indígenas alquilan espacios para dirigirse a sus
conciudadanos en idiomas nativos. Luego las mismas emisoras
vuelven a partir de las 8.00 con su programación en
castellano.

Este mismo fenómeno que se da en Lima
– Perú ha sido denominado como la
"Andinización de las Radios", por el investigador
peruano, Luis Peirano.

En todo esto el tema del bilingüismo no se
discute ni se cuestiona, porque se lo toma como algo
natural que beneficia a los migrantes campesinos que llegan
a la ciudad y en el caso de los que viven en el campo les
sirve para continuar sus actividades.

Sin embargo, el fenómeno del
bilingüismo en las emisoras está recién
siendo estudiado por especialistas nacionales y
extranjeros, porque está cambiando entre las
audiencias de las emisoras comunitarias, ya que no es lo
mismo lo que escuchan los padres que los hijos, ni entre
los jóvenes, ya que recientes estudios muestran que
los jóvenes del campo prefieren solamente el
castellano en lugar de su idioma materno.

Esta situación en parte tiene que ver con
la
educación escolar, con el paso por el cuartel y
con la influencia que la
televisión y las emisoras comerciales van
teniendo.

Por eso, según algunos investigadores, los
idiomas nativos están quedando más para la
gente mayor que para los jóvenes. Situación
que hasta el momento la Reforma Educativa, ni la
inclusión de un artículo en nuestra Constitución Política del
Estado
pueden revertir aunque se declare que Bolivia es un
país multicultural y plurilingüe.

Lo mismo esta sucediendo en zonas de
colonización donde los colonizadores adultos
llegados al Oriente desde el Altiplano y los Valles
sintonizan y piden programas en aymará y quechua,
pero los jóvenes prefieren solo el
castellano.

Una madre aymará decía de sus hijos
que "ya más grandecitos escuchan más tiempo y
prefieren oír en castellano esas FM´s y todo
ya escuchan, ni siquiera entienden pero igual nomás
oyen".

"Las niñas, igual que sus madres, prefieren
el idioma materno hasta que después se acostumbran a
escuchar la misma radio que sus hermanos mayores y van
dejando de escuchar las radios que hablan en
aymará".

COMPROMISO DE LAS
EMISORAS.-

Las emisoras sindicales tuvieron siempre un
compromiso político y sindical con
reivindicación de carácter salarial acorde a
los planteamientos de los trabajadores del subsuelo. Estas
reivindicaciones llevaron en momentos críticos a la
destrucción de las emisoras por parte del
ejército del país, situación que
vivieron las emisoras con más fuerza en julio de
1980 cuando se opusieron tenazmente al Golpe Militar del
General Luis García Meza, lo que llevo a la
intervención militar de varias emisoras y a la
clausura por más de un año de todas las
radios sindicales del país junto con algunas radios
comerciales de las capitales de departamento.

Las emisoras comunitarias se caracterizan
por su compromiso implícito o explícito de
servicio social a sus comunidades circundantes. Entre los
principales servicios que prestan estas radios se puede
mencionar el de servir de teléfono para la comunidad
o mensajeras de buenas y malas noticias, de apoyo a
campanas agrícolas, salubridad, de educación o religiosas.

La radio comunitaria local (8) es la que
refleja para "los aymarás lo mío, lo de mi
tierra,
lo de mi gente, lo de mi vecino y vecina, lo de mi amigo,
lo de mi compadre, lo que conozco porque se encuentra en mi
comunidad, está cerca de mi casa y a sus locutores
yo los conozco, hablan mi idioma y conocen a mis hijos
tanto como yo a los suyos".

En cambio la radio comunitaria regional la
entienden como aquella que tiene "gran alcance" y por lo
tanto como "lo para mi, aquella que, estando lejos, habla
mi idioma y se preocupa por conectarme con otras
comunidades y con el mundo moderno, la que conoce, aunque
sea superficialmente mis problemas, se preocupa por mi salud y por el
desarrollo de mi gente a nivel general, y,
sobre todo, estando lejos de mí, hace lo posible por
hacerme sentir parte de la gran familia
aymará".

Por eso, algunos radialistas aymarás,
tomando una anterior clasificación, dicen que ahora
existen "radios para aymarás y radios de
aymarás".

Esta diferenciación es importante porque no
solo habla de la propiedad de los medios sino del
sentimiento que expresan los aymarás sobre el
personal que dirige y trabaja en las emisoras.

Otro aspecto esta referido a la identidad. Mientras la emisora regional le
da a su audiencia una identidad aymará y nacional,
la radio local ofrece una identidad más local
llámese machaqueña, sorateña,
aiquileña, cuzqueña, etc.

PERSONAL DE LAS EMISORAS.-

En los primeros años las radios
mineras
contaron con personal externo, principalmente
recluta de las emisoras comerciales de La Paz, Oruro o
Cochabamba. "Para su administración, los sindicatos
trajeron al principio productores y locutores de las
ciudades pero en cuanto los voluntarios locales aprendieron
el negocio, el equipo externo resulto innecesario. Los
propios mineros se volvieron radialistas y su manera de
trabajo fue en sí misma democrática.
Preguntaban a la gente acerca de sus preferencias para
estructurar la programación y exigían
sinceras opiniones sobre ellos también".
(9)

En cambio, en las emisoras comunitarias el
personal está compuesto por un promedio no mayor de
cuatro personas que realizan labores múltiples de
reporteros, locutores, operadores o técnicos,
trabajo que en muchos casos apenas es retribuido con
pequeños ingresos por la publicidad de contenido personal, familiar o
comunitario.

PARTICIPACIÓN DE LAS
AUDIENCIAS.-

En las radios mineras, los radialistas
salían permanentemente de los estudios para
acompañar y transmitir las diferentes actividades de
los sindicatos, problemáticas de la población
en general o eventos deportivos y culturales.
Además, las emisoras contaban con auditorios donde
adultos, jóvenes y niños podían participar en
festivales musicales, radioteatros o concursos de toda
índole.

En cambio, hay que diferencia las audiencias entre
radio locales y regionales comunitarias. Las
emisoras regionales están destinadas a
públicos heterogéneos que lo único que
tienen en común es el idioma y la cultura
(aymará o quechua), en cambio las radios locales
tienen la ventaja de conocer más a fondo a sus
audiencias, esto le permite armar su programación de
acuerdo a los gustos, necesidades e intereses de sus
oyentes.

"Bajo una diversidad de maneras de operar,
imposible de listar por su diversidad, la voz, la palabra,
el rostro y las imágenes de hombres y mujeres forman,
en los noventa, parte natural del paisaje de la
producción massmediática".(10)

También podemos hablar del nivel de
profesionalización de sus locutores y
personal en general. Los programas de las radios regionales
son mejor elaborados, por tanto, con mejor calidad
discursiva, frente a las radios locales donde los locutores
son en su mayoría empíricos.

La participación de la gente varia entre
ambas emisoras. En las emisoras regionales la
participación es más general de
aymarás o quechuas, mientras que en una radio local
la audiencia se constituye verdaderos interlocutores en la
medida que participa no solo en la audición de
mensajes, sino en la elaboración de éstos,
por lo que la participación es altamente
superior.

Otra situación interesante está
referida a los oyentes infantiles. Los niños (11)
identifican la radio no por su nombre, sino más bien
por aquello que a criterio de los niños más
la caracteriza. Ellos dicen que: Radio Mar "es la radio de
cumbias", radio Chaka "la radio del programa de matemáticas", San Gabriel "es la
radio de los cuentos", radio Tutuca "la radio donde se
saludan y felicitan", panamericana "la radio del
informativo", Radio Fides "donde llaman por teléfono
para pedir canciones", radio Sariri "la radio donde da el
programa del negrito" (radionovela El Zambo Angolita" y por
último radio Metropolitana "la radio de avisos de
problemas".

A MANERA DE
CONCLUSIÓN.-

Transcurridos casi 50 años de la
instalación de las emisoras sindicales y 30 de las
emisoras comunitarias, principalmente campesinas, podemos
concluir que ambas experiencias comunicacionales juegan un
rol importante de atención y seguimiento a los
problemas y necesidades de poblaciones y audiencias
específicas del país.

Las radios sindicales, que se desarrollaron
en un momento histórico particular de Bolivia,
respondieron a las demandas de la clase trabajadora,
movilizada gracias al resultado de la Revolución de
Abril cuando los mineros, especialmente, eran la vanguardia del proletariado y por lo tanto
líderes del movimiento sindical hasta agosto de 1985
cuando se implanto el modelo
neoliberal.

En cambio, las emisoras comunitarias surgen
en otro momento histórico en el que los campesinos e
indígenas comienzan a reclamar sus derechos, a
movilizarse por demandas básicas de propiedad de
la
tierra, atención a requerimientos de salud y
educación, así como a una nueva toma de
conciencia sobre su identidad aymará
o quechua. Las radios son la voz a través de la cual
pueden expresar libremente en los idiomas nativos
aymará y quechua toda esta
problemática.

En el campo comunicacional cabe distinguir algunos
rasgos de ambas expresiones.

Las emisoras sindicales desde un principio estuvieron
politizadas y respondiendo a lineamientos de los diferentes
partidos
políticos con presencia en las minas. Anualmente
cuando se realizaban elecciones sindicales, el grupo
triunfante pasaba a controlar la emisora y por lo tanto a
transmitir sus puntos de vista, especialmente, a través
de los programas de opinión. En muchas emisoras se
producían cambios anuales, que representaban la salida
desde el director hasta el ultimo empleado de la emisora, que
pasaba a ser controlada por otro grupo político. En
cambio por el carácter comunitario de las emisoras
rurales este nivel de politizacion y cambios de
dirección no se ha dado hasta el momento. Mas bien, en
muchos casos, la política partidista esta alejada de las
emisoras. Los directores, que en parte, son propietarios de las
mismas, realizan una labor menos politizada y más de
atención a la comunidad en la que se
encuentran.

Otro aspecto importante es el referido a la potencia de
los equipos, porque en la época que se organizaron las
emisoras mineras habían equipos de Amplitud Modulada y
de Onda Corta lo que les permitió tener una cobertura
amplia y que en momentos críticos les facilito la
organizaciones de Cadenas Radiales entre todas las emisoras, en
cambio las comunitarias transmiten en FM con alcance limitado y
por lo mismo en trabajo más solitario.

Si las emisoras mineras tuvieron impacto
político y social por la combatividad de los
trabajadores sindicalizados, las comunitarias que están
agrupadas en dos Asociaciones logran unirse a la hora de
transmitir programas similares de carácter educativo,
vico o de
concientización social.

CITAS.-

1.- Informe
de la Comisión de Libertad
de Prensa e
Información de la SIP, 16 de octubre de 2000;
Santiago de Chile, octubre de 2000-10-17

2.- Viezzer, Moema: Si me permiten hablar…,
testimonio de Domitila una mujer de
las minas de Bolivia; Editorial Siglo Veintiuno; México; 1977; pag 204

3.- Merino, Jorge: Comunicación, Popular,
Alternativa y Participatoria CIESPAL1988; pag.
58

4.- Beltran, Luis Ramiro y Reyes, Jaime: Radio
Popular en Bolivia: la lucha de

obreros y campesinos para democratizar la
comunicación", en Dia-Logos No. 35,
p.17)

5.- Viezzer, Moema: Si me permiten hablar…,
testimonio de Domitila una mujer de las minas de Bolivia;
Editorial Siglo Veintiuno; México; 1977; pag
201-202

6.- López Vigil, José Ignacio: Una
mina de coraje; Edición ALER, 1985; página
252

7.- Aguirre A., José Luis: Radios
aymarás del altiplano boliviano una propuesta de
democratización de la palabra con identidad
cultural, un caso dentro de las

radios comunitarias rurales de Bolivia; mimeo;
mayo de 2000

8.- Sotomayor C., Carlos Enrique: La radio local
aymará frente a la transmisión de emisoras
regionales en aymará; tesis de
la Carrera de Comunicación Social de

la UCB, 1998.

9.- Ibidem. Beltran, Luis Ramiro y Reyes p.
19

10.- Pasten T., Sergio Horacio: El consumo
cultural de la radio y su influencia en la práctica
bilingüe de los niños escolares del área
rural del Departamento de La

Paz; tesis de la Carrera de Comunicación
Social de la UCB; 1998.

11.- Pinilla G.; Helena: Periodismo y
participación cívica; en Contribuciones Nr.
2; CIEDLA; Buenos
Aires – Argentina; 1996; Página
53-54

Ronald Grebe López

Comunicador social boliviano, consultor en
comunicación en el Instituto Prisma, La
Paz-Bolivia.

Partes: 1, 2
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