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Convergencia de medios (página 2)



Partes: 1, 2

Dimensión
profesional

La convergencia multimedia en los
planos empresarial y tecnológico no podía dejar de
producir cambios profundos en la labor de los periodistas. Los
nuevos entornos profesionales han hecho que los periodistas,
particularmente en los periódicos, vean cómo su
trabajo se ha
hecho más exigente: ahora es preciso trabajar más
deprisa (para ofrecer avances informativos desde la edición
en Internet),
conocer nuevas técnicas
de investigación para el uso de las fuentes
digitales, y dominar los códigos tanto textuales como
audiovisuales para la elaboración de contenidos
multimedia. Para ser un periodista completo en las nuevas
circunstancias no basta con tener buena pluma o con poseer una
buena cultura
visual. Ahora es preciso disponer en dosis suficientes de todas
las cualidades que hemos reseñado para poder
desempeñar con eficacia el trabajo de
eso que se ha dado en llamar periodista multimedia.

Ahora bien, esta figura del periodista multimedia admite
al menos dos interpretaciones: el periodista multitarea y el
periodista multiplataforma.

En el primer caso, el de los periodistas multitarea, los
profesionales, generalmente jóvenes, se ven obligados a
asumir múltiples labores de redacción, fotografía, edición, etc., que antes
eran realizadas por distintas personas. La preocupante
multiplicación de este modelo en las
empresas de
comunicación –posible gracias a la
revolución
tecnológica digital que ha simplificado el manejo de los
equipos y programas
informáticos necesarios para desempeñar esas
labores– esconde más un afán de ahorro de
costes por parte de las empresas que de mejora de la calidad
informativa.

En el caso de los periodistas multiplataforma, se
corresponden con un modelo también en alza, en el que
periodistas de cierto prestigio elaboran y difunden sus
informaciones a través de múltiples canales y, cada
vez más, tienden a ajustar sus productos
informativos a las características de cada medio. Por
ejemplo, es ya habitual que un periodista tras asistir a un
acontecimiento (supongamos deportivo) envíe un avance
informativo de urgencia para la edición digital, elabore a
continuación una crónica extensa para el
periódico impreso, participe después en una
tertulia radiofónica sobre ese tema y converse, por fin,
con los lectores a través de un foro de Internet. En este ejemplo,
el trabajo periodístico es uno, pero los canales de
difusión, múltiples.

En cualquier caso, parece claro que estas nuevas
dinámicas de convergencia están haciendo que el
trabajo del periodista sea cada vez más vertical o, lo que
es lo mismo, que asuma mayor responsabilidad y protagonismo en el proceso de
producción informativa. Y ya sea por el
camino de la multitarea o de la multiplataforma, es evidente que
en el terreno profesional encontramos una tercera
dimensión de la convergencia multimedia.

Dimensión
comunicativa

La convergencia multimedia ha abierto nuevas
posibilidades a los lenguajes periodísticos. Hasta la
llegada de Internet, no existía ninguna plataforma que
permitiera difundir mensajes informativos en los que se
combinaran códigos textuales y audiovisuales, y con los
que, además, el usuario pudiera interactuar. La
revolución digital ha abierto en este sentido nuevos
horizontes a la expresión periodística: ha
planteado el reto de crear una nueva retórica
periodística multimedia.

Los medios
tradicionales –prensa, radio y televisión– se consumen a
través de dos únicos sentidos corporales: la
visión y el oído. El
periódico es un producto
exclusivamente visual: suministra información a través de textos e
imágenes estáticas. La radio, por su
parte, es un medio meramente sonoro. La
televisión, por último, integra elementos
visuales (estáticos y dinámicos) y
sonoros.

Internet ha supuesto un significativo avance en la
integración de códigos comunicativos
–o, si se prefiere, en la conformación de un nuevo
lenguaje
periodístico multimedia– pues a las potencialidades
sensoriales que ofrecen los tres medios tradicionales ha sumado
nuevas posibilidades, algunas de ellas todavía en fase
experimental, como las referidas al tacto (servicios de
transcripción automática al lenguaje Braille para
ciegos, sistemas de
realidad
virtual 3D, etc.) y al olfato (dispositivos para la síntesis
digital de aromas, etc.). Ciertamente, la posibilidad de crear
mensajes periodísticos multimedia que integren imagen, sonido,
sensaciones táctiles y olfativas se presenta hoy
día como simple ciencia
ficción, pero los desarrollos tecnológicos permiten
imaginar un futuro en el que la composición de ese tipo de
mensajes será posible. Así y todo, la realidad de
Internet hoy, y también a medio plazo, es otra. Por
razones técnicas (escaso ancho de banda, limitaciones en
la operatividad de los protocolos de
interconexión, pobreza en las
prestaciones
multimedia de muchos ordenadores actuales, etc.), el texto sigue
siendo todavía en este año 2002 el elemento
protagonista en los medios digitales, aunque cada vez se advierte
un mayor empleo de
imágenes estáticas y, en menor medida,
también de vídeos y grabaciones sonoras. El lenguaje
periodístico empleado hoy en Internet es, por esta
razón, heredero directo de los géneros y los
formatos que se han venido utilizando durante décadas en
el soporte impreso.

Existen, no obstante, disciplinas periodísticas
en las que se advierte una rápida evolución hacia nuevas formas de comunicar
la información periodística en Internet, y conviene
estar atento a ellas puesto que aportan pistas sobre cómo
puede ser el futuro del lenguaje periodístico en las
redes digitales.
El área donde se detecta con más claridad esa
evolución es, probablemente, la infografía. En
apenas cinco años, desde 1998 hasta la actualidad, la
infografía digital ha explorado formas
periodísticas revolucionarias, que aprovechan cada vez
más las potencialidades del soporte digital. Las
infografías de los medios digitales que hace tan
sólo cinco años no eran más que
reproducciones estáticas de las que se elaboraban para el
soporte impreso, hoy día se han convertido en depuradas
piezas periodísticas que integran textos, imágenes
estáticas y dinámicas, 3D, sonidos y cada vez
mayores dosis de interactividad. No en vano las más
recientes producciones de este tipo se han dado en llamar
'periodismo
inmersivo', ya que no se limitan a contar o a mostrar la
información, sino que invitan al usuario a que experimente
por sí mismo lo que se le desea transmitir. En este
sentido, pensamos que no tardará mucho en mudar el
más famoso axioma de los infografistas: Show, don't tell!
Bien parece que los nuevos horizontes abiertos por la
infografía interactiva anuncian un nuevo lema: Act, don't
show!

En resumen, por tanto, debemos considerar cuatro
dimensiones cuando tratamos sobre la convergencia multimedia: la
empresarial, la tecnológica, la profesional y la
comunicativa. Ahora bien, el grado de evolución de esas
cuatro dimensiones no es uniforme. Ciertas dimensiones –en
particular, la empresarial y la tecnológica– cuentan
con un nivel de desarrollo
avanzado porque, con un par de décadas a sus espaldas,
fueron las primeras en iniciarse y, asimismo, porque ha sido en
ellas donde más se ha invertido. En cambio, la
dimensión profesional y, muy especialmente, la
comunicativa, con apenas dos o tres años de desarrollo
efectivo esta última, se encuentran todavía en un
estadio embrionario.

Uno de los principales retos actuales para las empresas
de comunicación, a la hora de definir sus estrategias
multimedia, consiste precisamente en potenciar el desarrollo de
las dimensiones profesional y comunicativa, y en no limitarse
sólo a los aspectos empresariales y tecnológicos.
Por concretar, podemos resumir del siguiente modo los principales
retos pendientes que afectan a cada una de las cuatro
dimensiones:

Dimensión
empresarial

El principal
reto pendiente es pasar de la simple integración gerencial
de las compañías de comunicación a una
integración editorial de los diversos medios que componen
esas compañías. No se trata de que los medios que
conforman el grupo pierdan
su identidad e
independencia
respecto de los demás, sino que articulen canales de
comunicación interna adecuados para potenciar en conjunto
ciertas estrategias informativas y, asimismo, para facilitar que
cada medio se concentre en aquello en lo que está
realmente especializado. 

Dimensión
tecnológica

En este
nivel, el reto más importante es avanzar en la
implantación y aprovechamiento de los sistemas integrados
de gestión
de contenidos, de tal modo que las empresas de
comunicación consigan que todos sus contenidos sean
transparentes para cada medio y circulen con fluidez. Las
empresas de información no sólo deben
especializarse en ofrecer información hacia fuera, sino
que también deben conseguir que la información
fluya sin estorbos por dentro. 

Dimensión
profesional

La
formación es sin duda el principal reto en el
ámbito profesional. Existe todavía una notable
ignorancia en las redacciones sobre qué son, cómo
se usan y para qué sirven los recursos
digitales en el periodismo. Los periodistas, tanto los
jóvenes como los veteranos, deben aprender a aprovechar a
fondo las enormes potencialidades para la mejora de su trabajo
que les ofrecen esos recursos digitales. Para conseguirlo, las
empresas de comunicación deberían establecer planes
de formación que, sin duda, a medio plazo
mejorarían la calidad del trabajo realizado por sus
periodistas. 

Dimensión
comunicativa

Los nuevos
medios reclaman nuevas formas de presentar la información.
Las potencialidades hipertextuales e interactivas de las redes
digitales exigen a los medios un esfuerzo por desarrollar
formatos informativos que aprovechen esas utilidades. Esto
requiere ingenio y creatividad en
los periodistas, pero también espíritu innovador e
inversión por parte de los medios. Los
jóvenes de hoy –es decir, los lectores de
mañana– están acostumbrados al consumo de
contenidos audiovisuales e interactivos de carácter lúdico, y es lógico
deducir que si los medios pretenden atraer su atención deberán desarrollar
formatos que incorporen de algún modo esas
características en el discurso
informativo.
Por sintetizar lo expuesto hasta este punto, cabría decir
por tanto que la integración multimedia en todas sus
dimensiones reclama esencialmente tres cosas: planificación, innovación y formación. La
planificación resulta particularmente necesaria en el
plano editorial y no sólo en el administrativo o
gerencial. La innovación debe apuntar, como es natural, a
los aspectos tecnológicos pero también a los
comunicativos. Y la formación ha de fomentar el uso
profesional de los recursos digitales por parte de los
periodistas, al tiempo que les
invita a experimentar con nuevas formas interactivas y multimedia
de presentar la información.
Una vez asentados estos pilares es posible pasar a un segundo
paso: pensar en cómo se puede conseguir el máximo
aprovechamiento informativo de las coberturas multimedia. A
continuación exponemos diversas ideas y sugerencias
prácticas que pueden servir para una planificación
exitosa de esas coberturas.

La
cobertura informativa multimedia

Si a menudo resulta ya complicado realizar las tareas
informativas a través de las rutinas periodísticas
clásicas, no es extraño que los medios muestren
recelos a la hora de arriesgarse a experimentar con nuevas formas
de abordar esas coberturas. Esos recelos se explican
especialmente cuando esas nuevas formas comportan el uso de unos
recursos que buena parte de los periodistas aún no dominan
y, además, pueden implicar la coordinación de diversos medios con
culturas periodísticas a menudo muy distanciadas.
Así pues, no hay que engañarse. Las coberturas
informativas multiplataforma y/o multimedia son complejas y
consumen abundantes recursos técnicos y humanos. Ahora
bien, pensamos que merece la pena arriesgarse a experimentar con
ellas, porque comienza a demostrarse que producen efectos
beneficiosos a medio y largo plazo.
Por otra parte, existen formas de minimizar el riesgo de estas
aventuras. Una de las medidas más sensatas para reducir el
riesgo y la complejidad de las coberturas multimedia consiste,
sencillamente, en seleccionar mejor qué informaciones
deben ser objeto de coberturas multimedia y quiénes deben
llevarlas a cabo. Para realizar esa selección
con acierto los medios deberían fijarse básicamente
en tres elementos:
1. los recursos técnicos y humanos disponibles,
2. el factor temporal y,
3. el contenido informativo de la noticia. 
Apuntamos a continuación algunas sugerencias
prácticas que pueden servir para evaluar adecuadamente
estos tres elementos:

Recursos
materiales y
humanos

El sentido común recomienda limitarse a emprender
sólo proyectos
viables, en función de
los recursos materiales y humanos disponibles.

En lo que atañe al aspecto material, si se desea
emprender coberturas informativas combinadas entre diversos
medios, parece obligado contar con unos sistemas de
gestión de contenidos que permitan una manipulación
ágil de la información en todos sus
formatos.

Por su parte, en lo que se refiere a los recursos
humanos, es necesario contar con profesionales capaces y
permitir que concentren su trabajo en los aspectos editoriales.
Uno de los vicios más comunes de los medios en su salto al
terreno interactivo ha sido el de sobrecargar con tareas de lo
más diversas (diseño,
edición, redacción, atención a los lectores,
actualizaciones constantes…) a los periodistas que se
ocupaban de los contenidos digitales. Conviene que los medios
profundicen en la especialización de sus equipos humanos
y, como decimos, es asimismo necesario seleccionar bien a los
profesionales que se encargarán de esos proyectos. No
todos los periodistas están preparados desde el punto de
vista técnico y comunicativo para desarrollar coberturas
informativas multimedia o multiplataforma.

¿Cuál es el perfil, por tanto, que debe
cumplir un periodista para esos periodistas multimedia? Citaremos
cuatro:
1. capacidad para el trabajo en equipo
(el periodismo multimedia exige enormes dosis de
comunicación interna),
2. familiaridad con las nuevas
tecnologías,
3. agilidad para enfrentarse a la información de
última hora (a menudo los periodistas 'del papel' carecen
de los reflejos informativos que sí poseen por ejemplo los
periodistas de radio o de agencia, y esos reflejos son vitales en
la Red), y
4. notables destrezas comunicativas tanto textuales como
audiovisuales.

Tiempo

En el mercado actual de
la información y del ocio, el tiempo del público se
ha convertido quizá en el objeto más codiciado por
los medios. En la sociedad
occidental, la gente dispone hoy de recursos económicos
suficientes para consumir cualquier medio pero, en cambio, carece
del tiempo necesario para su consumo. Asegurarse ese tiempo de
consumo constituye, por tanto, un objetivo
estratégico para los medios. No en vano, diversos autores
definen ya el mercado actual de la información como un
mercado de la atención.

A la hora de planificar coberturas informativas
combinadas entre diversos medios (esto es, coberturas
multiplataforma), es necesario ajustar el ritmo de la
transmisión informativa a los tiempos y hábitos de
consumo preferidos por el público. Los medios deben saber
cederse el testigo uno a otro, para que cada uno aproveche
aquellos momentos del día en los que potencialmente puede
atraer más el interés
del público. Para esto, particularmente ante
acontecimientos planificados, es preciso realizar una pauta
estratégica de cada jornada para que las coberturas de los
diversos medios resulten complementarias y no
redundantes.

Contenido

Como ya hemos apuntado, conviene que los medios
seleccionen bien las noticias sobre
las que desean realizar coberturas multimedia y/o
multiplataforma. Y es que no todos los acontecimientos
informativos permiten ni hacen recomendable coberturas de ese
tipo. ¿Cuáles son, entonces, los requisitos que han
de cumplir los acontecimientos noticiosos para que justifiquen su
cobertura multimedia? Sugerimos algunas pistas:

1. Los hechos deben poseer un importante impacto
informativo y popular, tanto si se trata de acontecimientos
planificados (grandes eventos
deportivos, elecciones, procesos
judiciales, fenómenos astronómicos, fiestas,
conmemoraciones…) como si son acontecimientos imprevistos
(atentados, secuestros, desastres
naturales, accidentes
aéreos, acciones
militares, operaciones
policiales, fallecimientos de personas relevantes…). Un
ejemplo paradigmático de acontecimiento imprevisto
podría ser el ataque a Estados Unidos
del 11 de septiembre de 2001; por su parte, un buen ejemplo de
acontecimiento planificado es la conmemoración
informativa sobre ese ataque realizada por los medios, justo un
año después.

2. Conviene que los acontecimientos susciten el
debate
popular. Los medios interactivos pueden convertirse en foros
para albergar y promover esos debates.

3. El hecho de que los acontecimientos se sucedan
paulatinamente, paso a paso, favorece la cobertura
multiplataforma. Cuando un hecho se prolonga en el tiempo, los
medios pueden complementarse mejor en su cobertura para
mantener una tensión y un flujo informativo
constantes.

4. Es recomendable que sean acontecimientos en los que
se conjuga la importancia de la información de
última hora con la de la información documental.
De este modo, los medios pueden repartirse mejor el juego, de
tal forma que unos asuman la responsabilidad de ofrecer las
últimas novedades, mientras otros contribuyen sobre todo
a la explicación de fondo e interpretación experta de esos
acontecimientos.

5. Conviene concentrarse en aquellos acontecimientos
que se prevé que provocarán consecuencias en el
futuro. En estos casos, una cobertura multimedia a fondo supone
una buena inversión de medios materiales y humanos,
puesto que cuando en el futuro aparezcan novedades sobre esa
información, el medio dispondrá de unos
materiales informativos que podrá reutilizar o
reciclar.

6. No es recomendable planificar una cobertura
multiplataforma sobre una información que ha sido
obtenida en exclusiva sólo por uno de los medios del
grupo. Es bien sabido que compartir las exclusivas provoca
recelos entre los periodistas, incluso dentro del propio medio;
ni qué decir tiene que esos recelos se
multiplicarían si se les obligara a compartirlas con el
resto de los medios del grupo. En cambio, sí es
recomendable plantear una cobertura multiplataforma a
continuación de que la exclusiva haya sido desvelada por
el medio que la investigó. La cobertura en este caso se
limitaría a acompañar y realzar el protagonismo
del medio que obtuvo la exclusiva. Esta forma de operar tiene
efectos beneficiosos tanto externos como internos, pues
contribuye a aumentar la repercusión informativa de la
noticia en tanto que, de paso, proporciona mayor
satisfacción profesional a los periodistas que la
sacaron a la luz

¿Hacia
dónde se dirige la convergencia de los
medios?

No hay duda de que todavía existen
múltiples incógnitas y recelos sobre el futuro de
la convergencia multimedia en las empresas de
comunicación. Tanto los editores (por razones
económicas) como los periodistas (por motivos laborales)
muestran lógicas reservas ante los cambios que la
convergencia digital amenaza con provocar en el panorama
consolidado de los medios. La digitalización y el
advenimiento de las redes interactivas han supuesto, en verdad,
el mayor factor desestabilizador de los medios de
comunicación. Ahora bien, es un reto al que los medios
no pueden dar la espalda, puesto que los hábitos de vida
y, en particular, de consumo de información por parte de
los ciudadanos están cambiando rápidamente movidos
por esta revolución digital.

En este panorama, pretender que cada medio se mantenga
aislado, como si los medios de la competencia y las
demandas del público fueran los de hace veinte
años, además de un error estratégico, es
imposible. Los medios deben enfrentarse al reto de la
convergencia y esto, como hemos apuntado, exige grandes dosis de
planificación, creatividad y apuesta por los
profesionales. La convergencia de medios no puede quedarse en una
simple remodelación gerencial de las empresas
periodísticas y debe alcanzar a las redacciones, a los
periodistas. Y es que la convergencia multimedia, como hemos
explicado, reclama nuevos lenguajes y modos de hacer
información. En definitiva, supone el advenimiento de un
nuevo periodismo. Y no hay periodismo sin periodistas.

Toda predicción es hasta cierto punto gratuita y
por eso nos resistimos a realizar vaticinios categóricos.
Pero parece previsible que, en este nuevo periodismo, los medios
individuales (periódicos, radio, televisión…) perderán importancia
como elementos configuradores de la información y, frente
a ellos, serán los grupos de medios
los que cobren mayor protagonismo. En este sentido, siguiendo una
práctica cada vez más extendida, será
habitual ver cómo los medios impresos, audiovisuales y
digitales de un mismo grupo se apoyarán entre sí y
establecerán estrategias editoriales coordinadas. Y con
ello es asimismo previsible que cada vez sea menos importante el
soporte e incluso se difumine el concepto de
edición informativa; frente a ellos, se tenderá
hacia un modelo de periodismo entendido como un continuum
informativo que se difunde a través de múltiples
plataformas. Asimismo, es previsible que, a medida que se vayan
consolidando estas estrategias informativas coordinadas, los
medios interactivos digitales ganarán mayor protagonismo
por su polivalencia y versatilidad.

En cualquier caso, para terminar, conviene insistir en
que el reto de la convergencia multimedia no es sólo
tecnológico ni gerencial. Es profesional en su totalidad.
Esto es, afecta esencialmente a todas las tareas
periodísticas básicas. La reinvención del
periodismo solo puede venir de la mano de los propios
periodistas. De ahí que sea imprescindible fortalecer los
equipos editoriales y otorgarles autoridad para
liderar los procesos de convergencia. La convergencia multimedia
no debe ser entendida sólo como una gestión
optimizada de los recursos, sino también como la
búsqueda de productos informativos cualitativamente
mejores a través de la cooperación entre medios.
Este es quizá el gran reto.

 

Ramón Salaverría

Revista Chasqui
Centro Internacional de Estudios Superiores de
Comunicación para

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