Una aproximación al problema
político del otro
Nuestra existencia transcurre en la frontera entre
la palabra que nos niega y la palabra que nos afirma, entre la
palabra que nos nombra y la palabra que nos ignora.Angelina
Uzín Olleros.
Cuestiones y objeto
de la investigación.
El presente trabajo
versará sobre la política del
acontecimiento y el acontecimiento de la política como una
aproximación al problema político del
otro.Ésta intenta ser una lectura
situada, de alguien que se dedica a la filosofía en un
lugar en el mundo que, lejano y ajeno al europeo, ha permanecido
nostálgico de él a través de generaciones
que descienden de pueblos europeos, y que en su historia académica
permanece en la enseñanza y en la difusión del
pensamiento de
autores franceses, ingleses, alemanes, italianos – por citar
sólo algunas nacionalidades -.Dedicarse aquí, en el
hemisferio sur, a la filosofía, es traducir y recorrer,
inevitablemente, ese pensamiento foráneo y propio al mismo
tiempo,
extraño y familiar, cercano e inalcanzable; sin que este
fenómeno resulte totalmente contradictorio, sino
más bien consecuencia de un perpetuo desafíoEn
primer lugar me propongo expresar el aporte que ha significado
para nosotros el pensamiento francés por medio de su
arte, su
literatura y su
filosofía.
En segundo término, exponer y analizar qué
significa en el presente histórico, estudiar y comprender
la filosofía francesa en uno de sus representantes
más contemporáneos como es Alain Badiou.A
diferencia de otros autores, Badiou no se detiene en la protesta
o en la denuncia, él propone desentrañar las
consecuencias políticas
de un pensamiento filosófico para ofrecer una apuesta por
una política acorde a los tiempos que corren, superando
una sociología positivista de la
predicción de los hechos sociales, por una política
del acontecimiento que está siempre atenta a lo imprevisto
y a los sucesos que nos sorprenden en medio de lo cotidiano, lo
normal, lo correcto.Dejar una filosofía de la estadística para atreverse a una forma de
pensar lo que acontece en un juego que
equilibra la unidad y la multiplicidad, donde lo múltiple
se dice en el uno, pero no es uno en la realidad social ni en el
mundo.
Al conjugar las cuatro condiciones de la
filosofía: el amor, el
matema, el arte y la política, Badiou resuelve, entonces,
el doble desacuerdo entre Platón
y Heidegger; para Platón la
condición fundamental y única de la
filosofía es la matemática, desconfiando del arte y
descalificándolo; el arte, los poetas, sólo hablan
de ficciones y engañan. Para Heidegger, por el contrario,
la matemática expresa el cálculo
que nos aprisiona en un mundo tecnificado y alejado del pensar,
son los poetas quienes abren la interrogación por el ser,
para ellos las cosas pierden su carácter habitual, tarea que le era
asignada al filósofo y hoy sólo la poesía
realiza.En palabras del propio Badiou, la matemática en
Platón es el vestíbulo de la filosofía;
mientras que en el pensamiento de Heidegger la poesía es
el umbral de la filosofía.Al considerar una sola de ellas
(matemática o poesía) como condición de la
filosofía el filósofo expresa una consecuencia
política cercana al totalitarismo y al nazismo. Por este
motivo, en el presente trabajo, el comienzo del mismo
versará sobre las cuatro condiciones de la
filosofía; para pasar luego a la política del otro,
ya que en la otredad se expresa la multiplicidad de
acontecimientos que deben ser la inspiración para una
política igualitaria en acto.
Campo en el que se
inscribe esta investigación.
El campo en el que se inscribe este proyecto de
tesis es el de
la Filosofía Política, en el presente informe haremos
referencia a los siguientes puntos:1. La política y la
cuestión del otro. Podemos advertir al menos dos paradojas
en el problema de la otredad. La primera radica en el hecho de
que cada uno de nosotros está habitado por los otros, lo
que nos hace alguien "en sí mismo" y alguien "en otro" al
mismo tiempo. La segunda se funda en el hecho de que siempre se
es para los demás "un otro" y los demás son para
nosotros, eso, "los otros".
En un balance de nuestra identidad, se
conjugan las herencias y los legados que
recibimos a través de la cultura,
la
educación, los mandatos, las obligaciones
impuestas y propuestas; pero en nuestra singularidad eso recibido
se transforma en algo nuevo, inaugural, particular de cada uno a
partir de lo irrepetible que resulta de esa conjugación,
conformación, reunión de lo interior y lo
exterior.Cada rasgo de nuestra interioridad está marcado
por lo adquirido y a su vez está signado por lo innato,
eso que algunos denominan "programación genética".
Entre la filogénesis y la ontogénesis se construye
nuestra propia historia de especie humana e individuo
humano, pero en cada caso es única: se consuma y se
consume en nuestra temporalidad y nuestra espacialidad.Esta
problemática es consecuencia del hecho que no podemos
prescindir de los otros, el animal humano es un ser
predominantemente social y político; es vulnerable y
necesita de la comunidad, del
grupo, y eso
marca una
interdependencia de individualidades que hacen del mundo un
"plexo de significados" y un "plexo de útiles".
La autonomía sólo puede pensarse como una
aspiración, pero planteada de forma absoluta es autismo, es pura
interioridad encerrada en sí misma y, por lo tanto,
patológica.2. La política como preocupación
por el otro. ¿Cómo se trazan los límites de
la relación con el otro?. La preocupación por el
otro puede transformarse en un trámite previo a su
ocupación. El otro en vez de ser el destinatario de
nuestros cuidados y nuestra solidaridad,
puede convertirse en un ser ocupado, invadido, inhibido en su
propia capacidad de elección y decisión de su
propia historia, como historicidad, como camino y destino
personal.Esta
ocupación lo lleva a ser heterónomo y esclavo del
otro que no le permite desplegar su propio proyecto para
alimentar sus anhelos individuales.
Página siguiente |