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La arquitectura colonial en Baire



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Fisonomía
    del Siglo XIX
  3. La arquitectura
    cubana del Siglo XIX
  4. Museo "Casa
    Jesús Rabí Baire"
  5. Construcción
    de la casa en 1906
  6. Primera
    remodelación (1935 – 1949)
  7. Segunda
    remodelación (1981- hasta ser convertida en
    museo)
  8. Baire. Surgimiento
    y economía
  9. La economía
    en Baire en el Siglo XIX
  10. Valor
    histórico de la casa "Jesús
    Rabí"
  11. Conclusiones
  12. Plan de
    actividades
  13. Bibliografía
  14. Anexos

Introducción

El patrimonio histórico-cultural de un
país, región o ciudad está constituido por
todos aquellos elementos y manifestaciones tangibles o
intangibles producidas por las sociedades, resultado de un
proceso histórico en donde la reproducción de las
ideas y del material se constituyen en factores que identifican y
diferencian a ese país o región. El Patrimonio,
relacionado con la herencia, es un concepto que alude a la
historia, que se enlaza con la esencia misma de la cultura y es
asumido directamente por los grupos locales.

El Patrimonio es la síntesis de los valores
identitarios de una sociedad que los reconoce como propios. Ello
implica un proceso de reconocimiento intergeneracional de unos
elementos como parte del bagaje cultural, y su vinculación
a un sentimiento de grupo. En ese instante el bien concreto
estará a salvo, aunque sea momentáneamente, y si
bien su conservación no estará garantizada, al
menos la sociedad sentirá como propia su
destrucción y pérdida, por lo que se sentirá
más involucrada.

Cuando hablamos de patrimonio cultural, lo habitual es
definirlo con el símil de la herencia, el legado, un
repertorio de bienes que nos viene de generación en
generación.

Una buena parte del patrimonio antropológico se
conserva en museos, los cuales cumplen con la misión de
transmitir información, al mismo tiempo que conservan las
colecciones. Son los gestores del patrimonio cultural.

En este marco, tiene un importante peso el turismo
cultural y etno – histórico por su enorme riqueza en
manifestaciones culturales como por su valor histórico
– monumental desde épocas anteriores, especialmente
en relación a la arquitectura colonial.

El turismo nacional e internacional sigue siendo uno de
los medios más importantes para el intercambio cultural,
ofreciendo una experiencia personal no sólo acerca de lo
que pervive del pasado, sino de la vida actual y de otras
sociedades. El Turismo es cada vez más apreciado como una
fuerza positiva para la conservación de la Naturaleza y de
la Cultura. El Turismo puede captar los aspectos
económicos del Patrimonio y aprovecharlos para su
conservación generando fondos, educando a la comunidad e
influyendo en su política. Es un factor esencial para
muchas economías nacionales y regionales y puede ser un
importante factor de desarrollo socioeconómico cuando se
gestiona adecuada y planificadamente.

  • El presente trabajo está encaminado a
    realizar un estudio de la arquitectura colonial del siglo XIX
    en el poblado de Baire, tomando como ejemplo principal el
    Museo Casa "Jesús Rabí" , por ser considerado
    por muchos una verdadera joya arquitectónica del
    poblado, atendiendo al estilo, materiales y técnicas
    utilizadas en la construcción del inmueble, para ello
    se propone los siguientes objetivos:

  • I. Abordar las características de la
    economía del país y de la arquitectura colonial
    del siglo XIX de influencia morisca, tomando como punto de
    referencia el Museo Casa "Jesús
    Rabí".

  • II. Abordar sobre el surgimiento de la
    localidad de Baire y sus características
    económicas en la época.

  • III. Dar a conocer el valor histórico
    del inmueble a través de hechos históricos
    sociales relacionados así como determinar su valor
    ambiental.

  • IV. Sugerir un plan de acción con
    actividades encaminadas al fomento del museo "Jesús
    Rabí", como producto turístico cultural y bien
    patrimonial a la vez que contribuya de una forma u otra, al
    desarrollo económico del territorio
    bairense.

DESARROLLO

Fisonomía
del siglo XIX

Una serie de circunstancias concurrieron en el primer
cuarto de siglo XIX para imprimir a nuestra civilización
colonial un carácter esencialmente moderno.

En 1815 se concedieron facilidades para el repartimiento
de haciendas y roturaciones de tierras para ingenios, cafetales y
potreros, cuatro años más tarde, se declararon de
legítimo dominio las mercedes que autorizaban su
posesión.

En 1817 se abolieron los privilegios de la Real
Factoría de Tabacos, declarándose libre el cultivo
y tráfico de este producto y al final de ese año se
dictaron leyes estimulando la inmigración de
españoles y extranjeros.

Finalmente en 1818 se otorgó la ansiada
concesión del comercio libre, seguida de numerosas
reformas.

En Cuba el proceso de liberación nacional va a
retrasarse con relación a los hechos que tienen lugar en
Haití y en el resto del continente americano.

A partir de 1840, la industria en Cuba entró en
una etapa de grandes transformaciones técnicas que
determinaron un rápido crecimiento, entre otras se
difundieron rápidamente las máquinas de vapor para
mover los molinos o trapiches e incrementar la capacidad
productiva de los ingenios. La utilización de la maquina
de vapor permitió reducir el número de esclavos en
los ingenios.

A partir de la inauguración del ferrocarril en
Cuba en 1837, la construcción de vías
férreas adquirió un gran auge y la industria
azucarera creció vertiginosamente así como la
cantidad de habitantes.

El panorama que ofrecía la economía cubana
al iniciarse la mitad del siglo XIX era muy
heterogéneo.

En Oriente, principalmente Santiago de Cuba, era una de
las regiones de mayor desarrollo económico, que
incluía la mayor industrialización del
azúcar y la producción de café y tabaco, y
polarizaba su población en riquísimos propietarios
y grandes masas de esclavos.

El siglo XIX, fue sin dudas, la Edad de Oro de la
aristocracia cubana que patrocinó tan bien la
arquitectura.

La arquitectura
cubana del siglo XIX

La arquitectura cubana del siglo XIX es esencialmente
neoclásica. El neoclasicismo es la corriente
artística, literaria y musical que a partir de 1760
aproximadamente reacciona contra las formas extravagantes y
recargadas a las que había llegado el rococó
restaurando las formas, tanto en los volúmenes
arquitectónicos como en la decoración.

Los teóricos del arte de este período, lo
definieron como una búsqueda de la belleza ideal, que al
no existir en la naturaleza, debía ser creada por el
hombre con la fuerza de su espíritu
artístico.

El postulado principal de la arquitectura
neoclásica es la vuelta a la simplicidad y la racionalidad
grecolatinas, mediante formas puras de textura evidente y
carentes de todo engaño visual y de cualquier forma de
decorativismo.

Los modelos clásicos a imitar son el templo
griego y las cúpulas, los arcos triunfales y las columnas
conmemorativas del arte romano. Estas nuevas formas
arquitectónicas surgieron por primera vez en Italia donde
hubo dos centros importantes: Milán y Roma, fuente
generadora del movimiento.

En Cuba el neoclasicismo fue introducido a principios
del siglo XIX con el retraso que ya, por distintas
circunstancias, venía experimentando la arquitectura
cubana con respecto ala de la Madre Patria, perdurando hasta el
advenimiento de la República. Comprende, pues, el siglo
XIX, la última y más reciente fase de nuestra
arquitectura colonial.

Las tres fases capitales de nuestra arquitectura
vernácula fueron: la hispano- mudéjar, la barroca y
la neoclásica.

El Neoclasicismo adquirió rápidamente una
amplia difusión y popularidad. El Barroco del siglo XVIII
había sido prácticamente una derivación del
estilo del siglo XVII. No se produce una brusca ruptura con el
pasad, sino una evolución algo más acelerada hacia
el estilo predominantemente español y
específicamente andaluz, siempre a respetable distancia de
aquel y atemperado a las condiciones locales.

En la Habana fundamentalmente, ocurren fases, desde la
pueblerina o popular hasta la monumental o erudita, mientras que
las poblaciones del interior, por su poco desarrollo y
conservatismo, se mantuvieron en la órbita de la primera.
El siglo XIX nos legó el palacio de Aldana y la quinta de
Santovenia, las residencias cubanas urbanas y suburbanas,
superlativas de todos los tiempos.

El siglo XIX realizó un sinnúmero de
edificios públicos: teatros, mercados, hospitales,
cárceles, estaciones de ferrocarril, etc. Es en este siglo
que se produce el auge de la herrería en trabajos de
hierro forjado y fundido. La variedad de diseños de
barandas y rejas es asombrosa, y la escala y la complejidad de
formas de algunas es notable. Por otra parte desaparecen los
tejados, remplazados por techos planos de vigas de madera y losas
de barro (losa-por tabla) a menudo con cielos-rasos en el
interior; y se introduce el mármol en los pisos,
escaleras, fuentes, estatuas y demás elementos santuarios
de las casas de mayor prestancia.

En Europa el Neoclasicismo, al enfocar su
atención en las construcciones monumentales de la
antigüedad clásica entre las cuales predomina el
templo, eligió como tema preferentemente el pórtico
columnar,- afrontonado repitiéndolo de modo indistinto, ya
que lo mismo era considerado propio para expresar la potestad del
Estado, como la majestad de la Iglesia, como la firmeza de las
instituciones bancarias o la dignidad del hogar.

En Cuba el elemento recurrente en edificios
públicos y privados es el portal columnar-arquitrabado – y
con menor frecuencia el arcuado- incorporado en las nuevas
construcciones, como elemento esencial en razón del clima
y de las costumbres y por su conveniencia en promover la unidad
de carácter de las calles y plazas, constituyendo el
factor compositivo más destacado de la arquitectura cubana
de esta época.

Una cualidad de estas obras en lo que respecta a su
carácter arquitectónico es la libertad y
discreción en que se emplearon en ellas las formas
clásicas, así como la sencillez o ausencia de
detalles decorativos, contribuyendo de este modo a que tengan
plena vigencia los elementos funcionales. Solo sabemos de cuatro
frontones en edificios habaneros de esta época: en el
Templete, en la quinta Fernandina, en el Asilo de Mendigos (Casa
de Beneficencia) y en la iglesias de las Ursulinas; y hay
poquísimas en las poblaciones del interior.

Los órdenes más usados fueron los
más sencillos, el toscano y el dórico, este
generalmente con omisión de los elementos del friso,
triglifos y metopas. Prácticamente no existen detalles
esculpidos, guirnaldas, arabescos u otros ornamentos.
También eran objeto de elaboración las mamparas,
lucetas y mediopuntos, a las que se aplicaban vidrios de colores,
presentando los más variados diseños y efectos
cromáticos.

Las cubiertas de las casas iban a estar conforme por
techumbres de armaduras, colgadizas y planos en concordancia con
la característica de la planta. En su parte externa iban
estar cubiertas por tejas francesas o criollas.

En los primeros momentos se utilizó en los muros
y paredes el cuje y el barro como materiales asequibles,
técnica que recibió el nombre de adobe .Más
tarde se introdujeron los muros de mampostería, que no
solo ofrecía ventajas arquitectónicas,
también expresaba la condición económica del
dueño.

El ladrillo empezó a utilizarse en las
postrimerías del siglo XIX. La utilización de
colores intensos en elementos de carpintería, en contraste
con la teja roja tipifico la obra arquitectónica
colonial.

El patio si bien constituía un elemento heredado
de la época anterior, mantuvo su significación como
foco de vida familiar y elemento esencial en la
distribución de la planta. En la las galerías donde
circundan el patio también predomina la columna y el
arquitrabe y cuando se amplió el arco se prefirió
la arcada llamada florentina, o sea, apoyada sobre columnas, En
algunos patios los arcos apean sobre pilares cuadrados. Era como
un oasis que introducía un poco de verdura y un pedacito
de cielo dentro de la casa. Se utilizaron diversos tipos de
plantas clasificadas en formas de O, C, H ó U, que
complementan las funciones anteriormente expresadas.

La sala era reservada para las visitas y las reuniones
que formaban parte de la vida social; poseía por su
extensión y decoración un carácter formal.
La saleta, en cambio, destinada al uso diario de la familia y al
recibo de algunos íntimos, se acondicionaba de modo
informal.

El comedor era una pieza semipública, ya que a
veces la familia tenía invitados, lo cual explica su
amplitud y tratamiento.

Los cuartos por su amplitud, eran verdaderas estancias,
donde cada miembro de la familia, provisto de sus menesteres,
podía llevar su vida autónoma.

Las puertas de tablero liso suceden las de talla
cartelas barrocas, pudiendo ser de uno solo enterizo o en cada
hoja tres o cuatro tableros. Otro tipo de puerta de esta etapa es
aquella que cuya hoja diseña distintos tableros
rectangulares, unos dispuestos acostados, otros en
disposición vertical.

De esta forma encontramos desde las más simples
variantes que justifican la posición económica de
sus habitantes, hasta expresiones grandilocuentes de viviendas
que resultaron verdaderos palacetes, símbolo de poder
económico social .Esto se manifiesta a través de
las diferentes tipologías que conviven en una misma zona.
Casa de planta baja , casa de colgadizo, casa de corredor, hasta
llegar a la casa de dos plantas como máxima
expresión de nivel socioeconómico de sus ocupantes,
determinados a su vez por los sectores sociales y
económicamente jerarquizados que identifican determinadas
zonas del entorno social. La estructura de la planta como
elemento primario a analizar, siempre estuvo expeditada a
preservar la intimidad de la casa y la preocupación de sus
habitantes por brindar el patio doble funcionalidad, la de lugar
ideal para el abastecimiento de agua y la de proporcionar a la
vez un lugar agradable y de mayor frescor en la
vivienda.

En Santiago de Cuba, la actividad constructiva fue muy
intensa, sustituyendo en gran medida las construcciones
anteriores, con rasgos muy originales que ejercieron una duradera
influencia.

Cuando la arquitectura criolla de tradición
morisca ha muerto en toda Cuba, avasallada por la arquitectura
neoclásica, aquí en nuestra querida ciudad resurge
metamorfoseada con ribetes de este estilo, cual ave fénix,
para decir el más conmovedor himno de una gloriosa
tradición constructiva multisecular que tipifica la
personalidad nacional cubana.

Museo "Casa
Jesús Rabí Baire"

Nuestro museo es la mayor joya arquitectónica de
nuestra localidad que conserva como ejemplo de la arquitectura de
aquellos tiempos. por lo que se realizará a
continuación una caracterización tipológica
de la casa, atendiendo al estilo , materiales y técnicas
utilizadas en la construcción de la misma , teniendo en
cuenta sus distintas remodelaciones.

El Museo Municipal Contramaestre"Casa Jesús
Rabí Baire", sirvió de residencia al Mayor General
Jesús Sablón Moreno (Rabí),quien
nació el 24 de junio de 1845, patriota insigne de la
localidad de Baire que participó en la tres gestas
libertarias de Cuba contra el colonialismo español, con un
total de 422 combates. Por su heroísmo, valor y aptitudes
militares alcanza el grado de Mayor General del Ejército
Libertador.

En la escritura de la casa se confirma la presencia de
Rabí en Baire antes de construir la casa, vivía
para ese entonces en una casa aledaña a la que es hoy
objeto de estudio, donde más tarde se hizo el antiguo
cine.

San Pablo de Jiguaní, fundado en mil setecientos
uno como villa cabecera y Término Municipal, , tuvo como
uno de los poblados pertenecientes a su jurisdicción al de
Baire, cuya fundación data de mil setecientos sesenta y
uno, lo cual presupone una fuerte influencia de la zona
jiguanicera sobre el territorio bairense.

Teniendo en cuenta que Jesús Rabí
vivió gran parte de su vida en la finca ¨El
Calabazar¨, Santa Rita, perteneciente a dicha
jurisdicción, es lógico inferir que Rabí
destinara el diseño y construcción de la casa un
individuo perteneciente a esta zona, incluyendo la ciudad de
Bayamo.

La casa museo Jesús Rabí se encuentra
ubicada en la carretera central en el casco histórico,
frente al Parque de la Revolución (monumento nacional)
lugar donde se dio el Grito de Baire. Se encuentra en una zona
residencial con nivel medio educacional, el poblado tiene una
extensión territorial de 78,5Km cuadrados, cuenta con una
población de 16060 habitantes repartidos en zonas urbanas
y rurales.

Para la construcción de la casa se trajeron
materiales de Manzanillo. Inicialmente la vivienda fue construida
con paredes de cuje y tierra, techo de tejas y piso de madera,
por lo que se deduce que el importe total del costo de
construcción de la casa fue bajo, debido a que en aquella
época, según testimonio obtenidos, los materiales
de construcción eran baratos así como la mano de
obra, lo cual es confirmado por los recibos de pagos emitidos por
doña Paula Cruz, viuda del General Rabí, a los
trabajadores que realizaron la primera remodelación de la
casa.

Para la construcción de dicha casa se
utilizó dinero que recibió Rabí del pago que
se hizo a los veteranos con el empréstito de treinta y
cinco millones de pesos que hizo el gobierno de Tomás
Estrada Palma.

Rabí vivió en la casa hasta mil
novecientos quince, al enfermarse se traslado hacia la ciudad de
Bayamo donde murió el cinco de diciembre de mil
novecientos quince

La casa sufrió dos remodelaciones. La primera en
1935 y la segunda en 1981 cuando comienza a prepararse para ser
convertida en museo.

La casa, construida en 1906, es representativa de la
arquitectura colonial cubana de finales del siglo XIX, la cual se
muestra a través de sus amplias proporciones, la
estructura de la planta, el uso de amplios ventanales y puertas
escoltadas por hierros forjados así como la
distribución de los espacios.

La arquitectura colonial cubana, muy rica y variada,
adoptó interpretaciones muy diversas, traducidas en
comportamientos formales entre los que se destacan tipos de
viviendas planimétricas y de fachada. De marcado acento
morisco y un pronunciado carácter popular, la arquitectura
colonial cubana es una expresión de identidad cultural con
códigos arquitectónicos muy bien definida
acompañada de gran maestría y creatividad en las
manos de artesanos y constructores que la gestaron.

La casa vivienda de Jesús Rabí, convertida
en museo e inaugurada el 30 de diciembre de 1982, tiene un valor
arquitectónico que la destaca en su entorno con
códigos que tipifican las construcciones coloniales de
finales del siglo XIX, directamente vinculados al su valor
histórico y ambiental.

Construcción de la casa en
1906

La casa es de tipo corredor con vista a la calle
conocida antiguamente como Rabí, hoy avenida cuatro,
número 512, entre 5 y 7, en el casco histórico del
poblado de Baire, donde la belleza arquitectónica del
edificio realza el entorno.

La planta es de tipo O con tres crujías de buen
tamaño que hacen de esta una vivienda amplia y confortable
de ocho habitaciones muy bien distribuidas en los laterales de
sala.

La estructura de la planta está basada en una
sala de amplias proporciones. Contigua a la sala aparece la sala
que da paso a un patio central rectangular rodeado de
dependencias al fondo y en lateral izquierdo.

Las habitaciones aparecen distribuidas en los laterales
de la sala de forma desigual. en el lateral derecho encontramos
la habitación principal privilegiada por su
posición y dimensiones, esta fue la habitación del
matrimonio de Rabí y Doña Paula, siguiendo la
costumbre de la época. Al lado de esta aparece una
habitación de tamaño menor con salida al patio
central que comunica al vez con la habitación principal,
por lo que se deduce pudo ser la habitación de los
pequeños de la casa.

En la izquierda se encuentran dispuestas seis
habitaciones que se comunican entre sí y que abren paso al
final la misma a otro lugar muy especial dentro del marco
familiar: el comedor.

La fachada se muestra de forma asimétrica con dos
puertas y tres ventanas. La puerta principal realizada en cedro,
es de tablero resaltado al igual que las tres ventanas
rectangulares que se insertan en el muro. La puerta cochera, de
hierro forjado se integran a la fachada de forma peculiar y las
lucetas reafirman la belleza de la misma.

El muro aparece rematado por un zócalo que tiene
como objetivo proteger la pared de la humedad.

El corredor invade la calle en un espacio demarcado por
un barandaje que se divide en tramos de tres, formado por un
pasamanos corrido de madera, combinados con una amplia hilera de
barrotes de hierro forjado en secciones circulares imitando
formas geométricas que le confieren ritmo al conjunto.
Escoltado por pies derechos como elementos típicos de la
arquitectura colonial doméstica que irrumpen con una base
de tamaño pronunciado hasta la altura del barandaje y que
abre paso a un fuste octogonal que remata en un capitel sencillo
con cóncavos en las aristas dando un leve movimiento, el
corredor se considera típico de la arquitectura del siglo
XIX.

Las paredes interiores de sala, salita y habitaciones,
están realizadas en machimbrado. Sala y salita se
encuentran bien definidas gracias a un arco decorativo, elemento
de ornamentación que cumple doble función y
consiste en recubrir el sistema estructural formado por vigas,
horcones, con una pared de madera machihembrada que cubre decora
a manera de arco dintelado.

La saleta, de menor tamaño tiene una ventana que
da acceso al corredor y una puerta de madera similar a la
principal que da acceso al patio central

El patio es rectangular, de grandes dimensiones, tuvo en
sus inicios canteros ubicados en los laterales una palma real en
costado del lateral derecho.

La cocina aledaña al comedor tenía dos
escaleras de acceso a esta, una rectangular, ubicada en el
lateral derecho y la otra circular, en la parte izquierda de la
misma. La pared divisoria entre al comedor y la cocina era de
madera trabajada en forma de celosía con un orificio que
facil8itaba el envío de los alimentos al
comedor.

El piso fue inicialmente de madera, a manera de
entablado, apoyado en horcones. La cubierta es de teja francesa
que descansa en un techo de armadura de cuatro vertientes por
alfardas y vigas rematadas por harneruelo y con la presencia de
un tirante simple que refuerza la armazón. Elementos
estructurales que aparecen también presentes en el techo
del inmueble.

EL zaguán se encontraba ubicado en el lateral
derecho y en sus inicios estaba respaldado por dos paredes de
ladrillos y una puerta ancha de madera de dos hojas.

La puerta principal, similar a las puertas
típicas de finales des XIX por su esbeltez y proporciones,
no es la original de la casa, fue sustituida en la segunda
remodelación.

Las puertas interiores son de tablero liso con una
sencilla decoración basada en recuadros finos que destacan
la geometría rectangular del tablero. Aparecen ubicadas en
las primeras cuatro habitaciones visibles en la sala y saleta,
mientras en las restantes reaparecen el tablero
resaltado.

Las ventanas están escoltadas por rejas de hierro
forjado con motivos florales que se repiten y provocan un ritmo
agradable a la casa, los bordes superiores son rematados por
puntas.

Los escalones de acceso al patio eran de ladrillos y el
patio estaba enlajado, aspecto formal que mostraba la
posición económica y social de los
morador.

Inferimos por tanto, que la familia Rabí, en los
primeros años de construida la casa tenía un nivel
medio de vida, expresado en los materiales utilizados en la
construcción de la vivienda.

Primera
remodelación (1935 – 1949)

Hacia este período por iniciativa de doña
Paula Cruz, viuda del General Rabí, se realiza en la
vivienda una remodelación, resultado de los esfuerzos de
la familia por mejorar el estado de la casa.

Para la misma se contrataron albañiles y
carpinteros prestigiosos de la localidad como: Pastor Maceo,
Ulises Castañeda, José Rodríguez, Juan
Álvarez, Tomás y Eduardo Licea.

En 1935 se sustituye el piso de madera por el de
mosaico, exceptuando el tramo correspondiente a la cocina,
baño y tramo corredor interior aledaño, el cual
tenía el piso de cemento rojo, a un nivel inferior. El
encargado fue Pastor Maceo.

Hacia 1933, momento en que se construye la carretera
central, el corredor principal o exterior fue suspendido por
robarle espacio a la calle, según los argumento de los
constructores de esta obra.

El zaguán adquirió la similar
función de garaje. Al final de este se realiza un
baño sanitario criollo debido a la escasez de
agua.

Los mosaicos, según fuentes testimoniales, fueron
traídos de Bayamo.

Las puertas y techumbres en esta etapa no sufrieron
transformaciones y los corredores interiores en esta etapa
carecen de barandas.

Los colores utilizados fueron el gris claro en la
fachada, azul en ventanas y puertas y blanco en paredes
interiores

Segunda
remodelación (1981- hasta ser convertida en
museo)

El 18 de mayo se dictó la ley número 23,
Ley de los Museos Municipales, la cual fue aprobada por la
Asamblea del Poder Popular. La misma establece que en cada
municipio de la República se creará un museo en el
que se conserven y muestren (…) documentos,
fotografías u otros objetos referentes a la historia
nacional y local.

Por tales motivos, se reunió el 7 de febrero de
1981, en la oficina de la delegada ejecutiva de Baire, Lilia
Martínez González, la Comisión de Monumentos
del Municipio Contramaestre, en la cual quedó determinada
la comisión que trabajaría en el guión
tamático del museo municipal.

Después de varios contactos, la familia
Rabí, consciente de la importancia de este museo para el
desarrollo local, acepta donar la casa en el año 1981, por
lo que el estado se ocuparía de construir la nueva morada
de esta familia, la cual se realiza en forma de biplanta ubicada
en la actual avenida seis, entre tres y cinco, en nuestro
poblado.

La construcción de esta casa se inició el
cinco de octubre de mil novecientos ochenta y uno y
concluyó el diez de junio de mil novecientos ochenta y
dos, con un valor de total de vente y tres mil ocho pesos. Fue
realizada por la Brigada de Mantenimiento Constructivo de
Baire.

En la antigua casa se inició una labor de
restauración a la cual se incorporó una numerosa
fuerza de trabajo integrada por:

  • Brigada de Mantenimiento Constructivo de Baire y Los
    Negros

  • Brigada de Reparación de ESBEC.

  • Brigada de Pintores de Mantenimiento Constructivo de
    Contramaestre.

  • Obreros del Taller de la Fábrica de
    Pienso

  • Obreros del Taller de la Fábrica de
    Peine.

EL valor total de la construcción fue de
cincuenta y cuatro mil dos pesos. Los trabajo de
restauración y amueblamiento tuvieron un costo de ciento
cuarenta mil ciento treinta y siete pesos. EL proyecto estuvo a
cargo de los arquitectos Miguel Ángel y Magalis Duque de
Estrada Martínez. Los trabajos de guión
temático contaron con el asesoramiento del Lic. Santiago
Ramón Guillaume. El diseño de montaje fue realizado
por Fernando O´Reilly, Rodolfo Fernández Adolfo
Escalona, mientras la fotografía la ejecutó Gerald
Duque de Estrada.

Los trabajos de remodelación fueron
diversos:

  • El corredor vuelve a formar parte de la vivienda,
    adaptándose al espacio que la calle le ofrece, con
    posterioridad se le agrega un barandaje, con la
    utilización de pies derechos como elemento
    típico de esta arquitectura colonial
    cubana.

  • El piso fue rellenado con tierra y cubierto con
    panetela.

  • La cubierta es recuperada manteniendo la estructura
    y materiales con la que fue realizada en sus
    inicios.

  • La techumbre recibió un esmerado tratamiento.
    Fue completamente desmontada, con el fin de sustituir tablas
    y horcones deteriorados por el tiempo, fueron recubiertos pos
    cartones piedras y posteriormente se le colocaron las tejas
    francesas originales, sustituidas solo las
    dañadas.

  • Los corredores interiores –que tenía
    piso de mosaico- se sustituyen por panetelas o arcilla roja,
    elementos emblemáticos de la arquitectura
    colonial.

  • El patio actualmente aparece rodeado de canteros que
    bordean todos los laterales cubiertos de plantas ornamentales
    que le otorgan un encanto singular. El piso es trabajado a
    través de chinas pelonas, lajas y ladrillo que
    combinan mediante formas pométricas, producen un
    efecto visual agradable.

  • Desde su conversión en museo, el inmueble
    aparece pintado en sus paredes exteriores con los colores
    blanco y azul que destacan a través del negro los pies
    derechos y pasamanos que contrastan con el blanco de las
    tejas y panetelas con su color rojizo brindando belleza y
    armonía al entorno.

En el tramo comprendido entre las calles tres y siete
que bordean la casa, incluidas las rodean al Parque de la
Revolución, encontramos un total de 45 construcciones, de
ellas 33 presentan función doméstica y 12
desempeñan funciones diversas que se distribuyen de la
siguiente manera: 2 de carácter social, 4 de
carácter económico, 6 de carácter comercial,
1 de carácter religioso y 2 que representa el
carácter cultural, de las cuales está incluida el
museo como institución.

Al analizar las 33 constricciones domésticas,
observamos que existe un número limitado de ellas que
conservan elementos característicos de la arquitectura
colonial cubana, cuyos ecos llegaron gasta este
rincón.

Los elementos estructurales y arquitectónicos que
persisten a pesar de las variadas y diversas modificaciones
realizadas a la vivienda son:

  • 1. Utilización de la teja (criolla o
    francesa).

  • 2. Utilización de la techumbre a dos y
    cuatro vertientes.

  • 3. Utilización de amplios
    ventanales

  • 4. El alto puntal.

  • 5. Estructura de la planta.

El comportamiento de estos elementos en dichas vivienda
lo podemos analizar a través del siguiente
cuadro:

Monografias.com

Al observar el cuadro anterior apreciamos que el
elemento que más se conserva de estas viviendas el uso de
la teja en sus dos variantes, dispuestas indistintamente a dos o
cuatro aguas como elemento que le prosigue relacionado con la
cubierta.

Baire.
Surgimiento y economía

Las primeras referencias de Baire confirman que aparece
con el nombre de Mayye, como cacicato cercano a Bayamo, en pleno
siglo XVI. La palabra fue sufriendo transformaciones en su
pronunciación hasta llegar al nombre de Baire, Baire
Arriba en e siglo XVIII, hasta formar su nombre definitivo de
Baire San Bartolo.

Hacia 1761 se fundó el caserío de Baire y
hacia 1820 existían ya varias viviendas agrupadas de
labradores y vegueros. Tras la visita del Obispo Metropolitano se
erige ese mismo año una ermita bajo el la
advocación de San Bartolo como auxiliar de la parroquia
San Pablo de Jiguaní.

Baire limita al norte con el Partido de Santa Rita y el
círculo del pueblo cabecera de San Pablo de
Jiguaní, por el oeste con la jurisdicción de Bayamo
y por el sur y todo el este con la de Santiago de
Cuba.

Hacia finales del siglo XIX, con el surgimiento de
nuevos núcleos poblacionales, crece de forma significativa
el poblado. Por trabajos investigativos del museo se conoce que
en 1862 el caserío creció considerablemente con
relación al año 1847, lo cual se aprecia en el
número de casas que se observa en el siguiente
cuadro:

Monografias.com

Durante el siglo XIX Baire no traspasó la
frontera de lo rural marcado a través de la presencia de
un trazado urbanístico rústico donde la
disposición de las viviendas no respondía a los
modelos desarrollados en las ciudades por nuestros colonizadores,
sino que obedeció a un crecimiento espontáneo
proyectado alrededor de una plaza conocida por los documentos de
la época como La Plaza de Rojos Flamboyanes, condicionado
por el débil desarrollo económico.

Desde el punto de vista político Baire contaba
con una Capitanía Pedanca alejada de la plaza, de
pequeña envergadura y una parroquia como
construcción religiosa indispensable para la
época.

La ausencia de instituciones de carácter
cultural, justifica el débil desarrollo cultural de la
población decimonónica bairense.

Es necesario destacar la existencia de hechos
significativos relevantes en el territorio en esta etapa. El 13
de octubre de 1868 fuerzas mambisas dirigidas por Donato
Mármol atacan la Capitanía Pedanca logrando sumar
un total de 100 hombres a sus filas. Posteriormente, el 4 de
noviembre de 1868 se produce en las cercanías de Baire, la
histórica gesta protagonizada por Máximo
Gómez, conocida como la primera Carga al Machete.
Díaz más tarde, el 18 de noviembre de 1868, Carlos
Manuel de Céspedes, en la ya mencionada Plaza de Rojos
Flamboyanes junto a otros patritas bayameses y manzanilleros,
felicita a los baireros y patriotas por la proeza realizada en
Pinos de Baire. El 24 de febrero de 1895 ocurre el inolvidable
hecho llamado "Grito de Baire".

La
economía en Baire en el siglo XIX

PERÍODO DE 1792
–1836

Durante el período de la esclavitud de
plantaciones, específicamente en la segunda mitad del
siglo XVIII y la primera del siglo XIX, las principales
actividades económicas desarrolladas en el territorio,
eran la azucarera, cafetalera, ganadera, de tabaco y frutos
menores.

En 1820, había ya en Baire bastantes viviendas
agrupadas de labradores y vegueros. En esta etapa el territorio
cultivado contaba con 12 pequeños ingenios de trenes
jamaiquinos movidos por fuerza animal, 47 potreros y haciendas de
pasto, 1250 estancias de labor y excelentes vegas de
tabaco.

La etapa se caracteriza fundamentalmente por la
existencia de grandes plantaciones en todo el país que
requería mano de obra esclava. En nuestro territorio no
podemos hablar de plantaciones como tal, sino de la existencia de
pequeñas producciones en mano de de trabajadores
agrícolas, campesinos independientes, vegueros y un
insignificante número de esclavos, esencialmente
domésticos.

La ganadería (porcina, caprina, ovina y
avícola) siempre fue un renglón principal en el
territorio, dedicada fundamentalmente para el autoconsumo y la
venta de ganado vacuno y caballar, que abundaba en sus hatos y
potreros.

Para la producción tabacalera existían 250
vegas de tabaco de primera calidad dedicada a la
exportación.

De forma reducida y con autoconsumo se cultivaban
diversas variedades de viandas y vegetales como plátanos,
yuca, maíz, ajíes, tomate, etc. y frutos menores
como la naranja, fruta bomba, limones y guineo.

PERÍODO DE 1837 –
1868

En relación con la etapa anterior se disminuye en
2 ingenios y 20 trapiches, de ahí que la en 1846 Baire
contara solamente con 10 ingenios y 5 trapiches.

En la década de los 60, nuevamente alcanza la
cifra de 12 ingenios. En estos años las principales
producciones siguen siendo la agrícola, tabacalera y
ganadera, actividad que no requería mano de obra
esclava.

Principales producciones:

  • Arroz.

  • Frijoles.

  • Queso.

  • Viandas.

  • Maíz.

  • Tabaco.

  • Café.

  • Frutos menores.

PERÍODO DE 1868 –
1886

Sus principales producciones continuarán siendo
la caña de azúcar, tabaco, el ganado, contando con
12 ingenios, así como otras producciones de arroz,
plátano, viandas, millo. Frutales, pastos artificiales y
naturales, etc. En esta etapa la esclavitud no tuvo tampoco gran
peso.

Los efectos económicos de la Guerra Grande para
el territorio fueron desastrosos, ya que la mayoría de los
campesinos independientes marcharon al campo de batalla
así como la aplicación de la tea incendiaria, como
táctica de los mambises para destruir el
sembrado.

PERÍODO DE 1887 –
1895

Al iniciarse la Guerra Necesaria se mantenían 12
ingenios para 0,04% de la producción total del
azúcar del país, al igual que la producción
de tabaco, café, frutos menores y masa de
ganado.

La producción territorial en aquella etapa era
meramente agropecuaria. Se dieron múltiples
transformaciones como resultado de la guerra.

Valor
histórico de la casa "Jesús
Rabí"

Desde su creación en 1906 la casa del Mayor
General "Jesús Rabí" ha sido escenario de diversos
acontecimientos de trascendental significación
local.

Rabí se estableció en Baire después
de terminada la Guerra de Independencia de 1895, pues
vivió los primeros años de su vida en la finca
¨El Calabazar¨, Santa Rita. Cuando establece en Baire,
pueblo que escogió por ser escenario del Grito de de
Baire, hecho que lo estremeció siempre, se instala en una
casa aledaña a la casa objeto de estudio.

La vivienda, hoy Casa "Jesús
Rabí", fue construida en 1906 y habitada por el patrita
hasta 1915, año que muere.

En 1918, la familia es sacudida por otro momento
doloroso, el fallecimiento del Coronel Jesús Rabí
Cruz, hijo delo Mayor General y Oficial del Ejército
Libertador, como parte de los hechos relevantes que van formando
el historial de la casa.

Posterior a la muerte de Rabí, el General de
División Saturnino Lora Torres, protagonista del Grito de
Baire y amigo entrañable de de Jesús Rabí,
continuó visitando la casa y la familia, costumbre creada
y sistematizada en vida del General. Por tal motivo, pide a sus
amigos y familiares ser velado en esta casa tras su muerte, la
cual tiene lugar en 1921.

Motivada por la enfermedad de una de sus jijas,
doña Paula Cruz, viuda del Mayor General Jesús
Rabí, se traslada hacia Santiago de Cuba, durante los
años 1922 a 1925, con su familia.

En este período la casa es alquilada a la
Sociedad de Recreo Unión Club, para mulatos.

Inferimos de esta información, que a mediados de
la época del 20, la vida cultural del poblado alcanza un
incipiente desarrollo, viable con la creación de
sociedades de marcado acento clasista pero con una
intervención cultural muy saludable a nivel social. En
dichos clubes se desarrollaban actividades como bailes,
tertulias, conciertos, entre otras.

En 1925 la familia se establece nuevamente en Baire y
ocupa la casa. Para esta época, la Sociedad de Recreo
Unión Club, se había disuelto u el alquiler
había cesado, por tanto, la familia no podía
mantener dos viviendas.

Hacia 1933, tras la caída del Tirano Machado, un
grupo de jóvenes jiguaniceros recorren las calles de Baire
en abierta manifestación para celebrar el triunfo. La
guardia del poblado dirigida por el Sargento Alberto Suarez,
intercepta a la juventud enaltecida y en este encuentro, resulta
herido el joven jiguanicero Oscar Moreno, que es trasladado de
inmediato a la casa de la familia Rabí, donde recibe la
debida atención y ayuda, muere más tarde en una de
las habitaciones de la casa.

En otra ocasión, la casa sirve de abrigo a
jóvenes santiagueros que estuvieron de paso por nuestro
poblado tras haber realizado un atentado en l ciudad de Santiago
de Cuba, quienes se dirigían a Santa Rita. La familia les
brindó comida y ayuda económica.

En 1940 otro hecho sacude a la familia: la
pérdida de doña Paula Cruz.

En 1981 la familia se traslada a su actual
residencia.

En 1982 se efectúa la inauguración de
Museo Municipal Contramaestre, el 30 de diciembre en homenaje a
la batalla del BANFAIC, en Maffo

En 1990 se produjo en esta casa, ya convertida en museo,
el velatorio de Juan Fajardo Vega, último mambí,
donde todo el pueblo rindió tributo a su figura,
símbolo de nuestros ideales independentistas.

Nuestra institución ha enriquecido su historial
con la visita a la misma, de personalidades emblemáticas
de la vida política, social cultural de nuestro
país, quienes han honrado con su visita a nuestro centro y
por ende la casa del Mayor General.

Partes: 1, 2

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