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Europa – Estados Unidos y la guerra de Iraq (página 2)




Enviado por Carlos Baez Evertsz



Partes: 1, 2

Pese a todas presiones, la decisión de De Gaulle
de que Francia desarrollara su "Force de frappe" la
convirtió en un aliado incómodo. Y esto se
acentuó cuando el general De Gaulle decidió que
Francia abandonara el Comité Militar de la OTAN por
discrepancias con los Estados Unidos. Por otra parte, la
estrategia francesa conllevaba mantener las mejores relaciones
con la URSS y esa política luego fue emprendida por Willy
Brandt con su política de apertura al Este, la
"Ostpolitik". Si bien, poco podía hacer Alemania por
incrementar su defensa, ya que se encontraba limitada legalmente
en su capacidad de crear armamentos y de incrementar su
ejército, como consecuencia de la segunda guerra
mundial.

Los éxitos económicos alcanzados por la
Unión Europea y el desmoronamiento del sistema
soviético, con la caída del llamado comunismo
–que en realidad era un sistema de producción
estatal con una estructura política totalitaria–, al
eliminar del escenario político-militar a la potencia
opositora de Occidente y principal rival de Estados Unidos, hizo
aflorar otro tipo de divergencias entre Europa y los
EE.UU.

5.2. Las principales discrepancias entre Europa y los
EE.UU.

Sin ánimo de ser exhaustivos vamos a
señalar las que han sido las divergencias de mayor
calado:

– Sobre los alimentos
genéticamente modificados.

– El sistema de impuestos denominado Federal Sales
Corporation, que favorece a los exportadores
norteamericanos.

– El aumento de los derechos de aduana al acero
importado de Europa, que los europeos estiman que violan los
acuerdos de la Organización Mundial del Comercio,
OMC.

– El rechazo por parte de la
Unión Europea de reformar la Política

Agrícola Común,
PAC.

– Las diferentes posiciones respecto a la crisis
israelí-palestina, en la cual los europeos mantienen que
Israel debe cumplir los acuerdos contraídos con la
Autoridad Nacional Palestina, ANP, mientras los EE.UU., sobre
todo, desde que Bush es presidente han dado luz verde a todos los
abusos de los gobiernos de Israel y especialmente al de
Sharon.

– El uso del derecho de veto en el Consejo de
Seguridad por parte de los Estados Unidos para bloquear cualquier
resolución que vaya contra sus intereses o los de sus
aliados, aunque para ello se oponga al resto de los miembros.
EE.UU. se ha indignado porque Francia haya amenazado con usar el
veto para evitar el apoyo a la guerra de Iraq, esa
indignación es hipócrita, ya que los EE.UU. han
empleado el veto hasta el año 2002 en ochenta (¡80!)
ocasiones.

– La no ratificación por parte de la
administración Bush del Protocolo de Kyoto de 1997, un
importante tratado sobre la protección del medio ambiente,
que imponía la disminución drástica de la
emisión de seis tipos de gases contaminantes, sobre todo
de dióxido de carbono.

– La negación por parte de los EE.UU. de
firmar la Convención de Basilea de 1989, sobre el control
de la producción, procesamiento y movimiento
transfronterizo de residuos peligrosos, lo que incluye productos
farmacéuticos que contengan cianuro, selenio,
arsénico, cobre, zinc, antimonio, etc. La Unión
Europea firmó ese convenio y los EE.UU. se han negado a
ello, entre otras cosas porque exporta parte de esos productos y
residuos peligrosos a países pobres.

– El abandono en 2001 por parte de Bush del
Tratado de Misiles Balísticos, ABM, que había
firmado EE.UU. con la URSS en 1972, por el que convenían
reducir el número de cabezas nucleares móviles. Y
poner en marcha el programa de "escudo antimisiles", la otrora
famosa iniciativa de Reagan de la "Guerra de las Galaxias", es
decir, la Iniciativa de Defensa Estratégica. Lo cual
supone una nueva carrera armamentista y nuclear.

– El rechazo por parte del Senado de los Estados
Unidos de la ratificación del tratado sobre la
prohibición de ensayos nucleares. George Walker Bush
expresó que su país decidirá unilateralmente
cuándo y cómo llevar a cabo pruebas nucleares. El
11 de noviembre de 2001

EE.UU. hizo un boicot a la Conferencia sobre la
prohibición de pruebas nucleares que se llevaría a
cabo en Nueva York, por lo que la misma
fracasó.

– Negativa de EE.UU. de firmar el tratado para la
eliminación de las minas antipersonales, o tratado de
Ottawa, durante la administración Clinton. Hay que tener
en cuenta que los EE.UU. cuenta con 1.700.000 unidades de minas
personales y vende anualmente cientos de miles.

– EE.UU. se opuso también al acuerdo para
limitar la producción y ventas de armas ligeras,
enfrentándose con la Unión Europea y Canadá,
que intentaban con este acuerdo controlar el tráfico
ilícito de armas ligeras que son, según la ONU, las
que predominan en 46 de los 49 conflictos armados en el mundo. Y
provocan entre 500 a 700 mil muertos por año, la
mayoría de ellos civiles.

– En julio de 2001 Bush hizo que naufragara la
convención sobre armas biológicas. El representante
de EE.UU. afirmó que ese acuerdo podría poner en
riesgo la "seguridad nacional e información confidencial
empresarial", si bien después del 11 de septiembre Bush
pedía un control de las armas de destrucción
masivas biológicas.

– Las delegaciones de EE.UU. e Israel fueron las
únicas que boicotearon y se retiraron de la conferencia
internacional contra la esclavitud y el racismo celebrada en
Durban, Sudáfrica.

– En la Cumbre del Milenio celebrada en Nueva York
en el 2000 que tenía como objetivo erradicar del mundo las
enfermedades, la pobreza y el analfabetismo y para lo cual los
países de la Unión Europea decidieron, en la Cumbre
de Barcelona, aumentar a un 0,39% del Producto Interior Bruto los
aportes destinados a la ayuda al desarrollo, se encontraron con
el presidente Bush respondió que su país
sólo aumentaría del 0,10% al 0,15% el presupuesto
destinado a la ayuda al desarrollo.

– El debate militar en el seno de la OTAN sobre el
reparto de tareas y de competencias.

– El creciente unilateralismo de EE.UU. que
considera que su única obligación es velar por sus
intereses económicos, políticos y de seguridad sin
tener en cuenta otros factores, sean de Derecho Internacional o
de otro tipo.

Todavía se podrían señalar otras
diferencias entre la concepción que ha predominado en
Europa y la que hoy es la doctrina oficial en Washington, pero
las señaladas me parecen más que suficientes para
concluir que existe todo un cuadro de conflictos y desencuentros
entre los norteamericanos y los europeos, de manera que la
divergencia actual ante la guerra de Iraq es sólo la
consecuencia de una larga cadena de discrepancias.

5.3. El contrapeso
europeo

La sorpresa para los analistas norteamericanos es que
nunca creyeron que ante una decisión firme de los EE.UU.
algunos estados europeos estuvieran dispuestos a contradecirlos y
a enfrentase a ellos. La arrogancia imperial del grupo que rodea
y determina las decisiones del presidente Bush y la de muchos
analistas oficiales y de los "think tanks" conservadores, les
impidió prever que algunos estados europeos no estaban
dispuestos a seguir servilmente todas las decisiones tomadas por
ellos, sobre todo cuando las mismas implican una hipoteca y una
pérdida de legitimidad de sus gobiernos y abren una
ventana para la completa subordinación al unilateralismo
norteamericano que puede conducir a que se conviertan en colonias
de facto de los EE.UU., o dicho más claramente, a ser
gobernados por los lobbys de los grandes negocios de ese
país.

John C. Hulsman, de la conservadora Heritage Foundation,
considera que los neogaullistas europeos ven en la emergencia de
un polo europeo un contrapeso eficaz a un poder norteamericano
desmesurado, y Francia considera que su papel en esta
contraposición debe ser clave. Sin embargo, mientras los
EE.UU. se han ido fortaleciendo cada vez en el plano militar, los
europeos se han debilitado, y esa debilidad los inclina a buscar
soluciones políticas y diplomáticas, en vez de
acudir a la fuerza bruta, es decir, al empleo de las armas para
tratar de solucionar los conflictos.

En otras palabras, el deseo de los europeos es vivir en
un mundo regido por el derecho y las instituciones
internacionales, y que todos los países tengan derechos
iguales y estén protegidos por normas reconocidas. De esa
manera los europeos implican al poder norteamericano en la toma
de decisiones multilaterales e intentan restringir el
unilateralismo de los EE.UU. Hulsman señala que es la
manera en que los Liliputienses buscan impedir que Gulliver haga
lo que le venga en ganas, dada la gran desproporción de
fuerzas entre unos y otros.

Hay que tener en cuenta que Europa sólo gasta en
materia militar dos tercios de lo que los EE.UU. dedican a la
defensa y dispone de menos de un cuarto de la capacidad de
despliegue militar que tienen los Estados Unidos. En Europa,
sólo Francia y el Reino Unido tienen capacidad militar
para enviar una fuerza expedicionaria a cualquier parte del
mundo, por sí mismas, sin contar con la capacidad de
transporte norteamericano.

Por eso, como dijo Richard Perle, el hasta hace muy poco
influyente consejero del Pentágono, que ha renunciado
porque se ha denunciado que compartía su cargo con la
realización de jugosos contratos en los escenarios de
guerra en Iraq y en Afganistán (como, por otra parte,
ocurre con otros muchos del equipo de halcones de Bush), "las
fuerzas militares europeas se han atrofiado al punto de ser
virtualmente inexistentes". Lo cual es cierto hasta cierto punto,
ya que Rusia, por ejemplo, todavía tiene capacidad nuclear
y misiles estratégicos para destruir a los EE.UU., aunque
sea hoy muy inferior en capacidad aérea y naval. Y si se
continúa la alianza forjada en estos momentos entre
Francia, Alemania y Rusia, estos países podrían ser
un freno al indiscutible poderío militar
norteamericano.

Para los analistas norteamericanos, la
situación europea se caracteriza por la debilidad militar,
una cierta estagnación económica y una
desunión política, por todo lo cual consideran que
Europa no puede significar un peligro para la primacía de
los EE.UU. Ahora bien, lo más interesante de sus
análisis es la conclusión que infieren, y que se
puede resumir en que los EE.UU. no deben contribuir a que Europa
se una, se cohesione y se fortalezca económica,
política y militarmente, sino que deben contribuir a que
se divida
.

5.4. Debilitar la Unión Europea
para asegurar la primacía norteamericana

El método para contribuir a la desunión es
tratar a los países individualmente y de esa manera se
puede lograr lo que se ha visto claramente ante la guerra con
Iraq, que el Reino Unido, España, y países del Este
de Europa ( que entrarán dentro de poco en la Unión
Europea) han seguido a Bush en su aventura invasora de Iraq,
rompiendo, algunos de ellos, con su previsible compromiso de
tratar de aunar pareceres y lograr un consenso para una
política exterior y de seguridad común
europea.

Todo ello conlleva a que los Estados Unidos
tratarán de actuar favoreciendo las tendencias
centrífugas en la Unión Europea, y frente a la
política de mayor centralización que propugna
París, los EE.UU. van a mover sus fichas para tratar de ir
hacia una Europa a la Carta, es decir, una Unión Europea
en la cual los países escojan lo que quieren de la misma y
se desmarquen de todo lo demás.

El razonamiento es el siguiente: "La UE no es ahora
proamericana, no es tan favorable al libre mercado, ni a la
alianza transatlántica, como lo fue en su creación.
Sólo una Europa que se amplíe en vez de
profundizarse, una Europa a la carta, donde los esfuerzos hacia
una mayor centralización y homogenización sean
mantenidos al mínimo, respondería a los intereses
de los Estados Unidos… Toda medida que fuera en el sentido de
una mayor centralización –Gran Bretaña
adoptando el euro, la política exterior y de seguridad
común convirtiéndose en una realidad, una mayor
armonización de las políticas fiscales en todo el
continente–, debe ser considerado por los Estados Unidos
por lo que es: una tentativa neogaullista de construir un polo
opuesto a los Estados Unidos. Esto marcará el momento en
el cual el lazo transatlántico comenzará
verdaderamente a deshacerse".

Así pues, lo importante para los Estados Unidos
es evitar el fortalecimiento de la Unión Europea y para
ello, promover que algunos países contribuyan a su
debilitamiento, desde dentro. Una Unión Europea
debilitada, una Europa a la carta, sin política exterior y
de seguridad común, es lo que interesa a los Estados
Unidos, para hacer su política unilateral cuando le
convenga.

Por eso, la guerra de Iraq es sólo el primer
episodio de una lucha entre aquellos gobernantes de países
que están dispuestos a alinearse con el poder
norteamericano en contra de los intereses de los estados y
pueblos de Europa, y aquellos otros que siguen dispuestos a que
Europa juegue un papel decisivo en un mundo regido por el
derecho, las instituciones internacionales, y el
multilateralismo.

Torrelodones, 8 de mayo de 2003

6. LAS RELACIONES
TRANSATLÁNTICAS: EL PODER DE ESTADOS UNIDOS Y LA DEBILIDAD
EUROPEA

6.1. La justificación del uso de
la fuerza al margen del Derecho

Hay un panfleto político que dicen que es el
libro de cabecera de Bush, Blair y Aznar, es decir, de los tres
dirigentes que han encabezado el movimiento para intentar que el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas apoyara la guerra a
Iraq, y al no obtenerlo, han apoyado la acción contraria a
la legalidad internacional de invadirla, con el supuesto fin de
"liberar" al pueblo iraquí del dictador Saddam Hussein,
quien fue apoyado por los EE.UU. hasta poco tiempo antes de que
invadiera Kuwait. Es decir, que los peores actos por los que la
opinión pública mundial repudia a Saddam fueron
cometidos durante esos años (gasear población kurda
e iraní, represión de toda disidencia interna,
producción de armas químicas y biológicas
proporcionadas por empresas norteamericanas y occidentales,
etc.).

Esta lógica es sólo comprensible desde la
lingüística de Orwell, en la cual las palabras
pierden su sentido primitivo para significar justamente lo
contrario: paz es guerra, liberar es invadir, eliminar armas de
destrucción masiva es utilizarlas contra el contrario con
total impunidad, y modernizar un país es quedarse con sus
recursos para "pagar" los coste de su "liberación",
después de destruirlo.

El libro en cuestión es, Of Paradise and
Power
. America and Europe in the New World Order,
2003 (traducido con el título de Poder y
debilidad
), está escrito por Robert Kagan, quien
estuvo a cargo del Comité de Asuntos Interamericanos en el
Departamento de Estado y fue un redactor de los discursos del
entonces Secretario de Estado George Schultz. Actualmente es
colaborador habitual del Washington Post –diario
que ha apoyado la guerra contra Iraq–, reside en Bruselas
desde hace tres años, y se ha convertido en un
"especialista" en asuntos europeos e internacionales.

6.2. El argumentario de Kagan

Kagan desarrolla en su libro unos argumentos que ofrecen
los elementos políticos y las interpretaciones que
justifican que los EE.UU., pueda saltarse a la torera el Derecho,
las instituciones internacionales, y actuar en la búsqueda
de su interés nacional de manera unilateral, siempre y
cuando le venga en ganas, o los políticos de turno
estimen, que es rentable para sus intereses electorales crear una
amenaza externa, y erigirlas en objetivo estratégico, para
descargar todo su poder militar.

El libro está escrito de manera muy poco pedante,
sin carga erudita, y con el fin de vender una idea básica:
Los EE.UU. tienen que actuar como lo hacen porque son fuertes,
los más fuertes del mundo, y no pueden permitir que nadie
ose amenazar su seguridad, de manera que si tiene que hacer
guerras preventivas lo hará porque un tal poder no puede
dejarse controlar por un organismo tan poco efectivo como las
Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad.

Ahora bien, los únicos que actualmente frenan el
uso de ese poder –o lo pretenden– son los europeos,
especialmente, los países de la Unión
Europea.

¿Por qué actúan de esa manera? La
razón es muy simple: por el hecho de que son
débiles, no tienen un poder militar que pueda llevar una
fuerza expedicionaria fuera del continente (salvo Francia y el
Reino Unido), y además, en los países europeos sus
pueblos y gobernantes han desarrollado una actitud de rechazo a
los gastos militares, y han preferido aumentar los gastos en
educación, bienestar social y ocio. Se han acostumbrado a
que sean los EE.UU., si es necesario, quien asuma la defensa de
Occidente, como ha sido tradicional durante el periodo de la
Guerra Fría.

La anteriormente expuesta es la idea central y
básica que se expone y defiende, de manera machacona en
cada uno de los apartados del ensayo, porque está escrito
con fines de agitación y propaganda, aunque pretenda ser
un ensayo analítico de las relaciones entre Europa y
EE.UU. Es decir, desea meter una idea en muchas cabezas (Los
EE.UU. son fuertes y como lo son tienen y deben actuar como lo
hacen, especialmente ahora con Bush). Y también varias
ideas en la cabeza de cada lector –que luego deberá
difundirla para cumplir con los fines de agitación–,
estas son, en breve, las siguientes: Los europeos quieren
multilateralismo, cooperación, disuasión,
negociación y compromisos, porque son débiles
militarmente. Para apoyarlas utiliza ejemplos históricos
sacados muchas veces de su contexto, e interpretados de manera
que le permitan demostrar lo que desea demostrar.

Para Kagan, los europeos, en siglos pasados, cuando eran
fuertes militarmente, también actuaban usando
preponderantemente el poder militar, como hoy los EE.UU. Luego de
la primera y segunda guerras mundiales, llegaron a la
conclusión que era mejor para sus intereses abandonar el
camino del uso de la fuerza militar y buscar otras vías de
resolución de conflictos. Durante la guerra fría,
se pusieron en las manos de los EE.UU. que velaría por su
seguridad contra la URSS. Eliminado el peligro soviético,
y dado el éxito alcanzado con la Unión Europea, han
elevado a principio fundamental esta vía de afrontar los
problemas y las amenazas, es decir, el diálogo, la
paciencia, el comercio, las negociaciones.

Esta sería la esencia de las divergencias entre
Europa y los EE.UU., y en el nuevo orden mundial seguirán
siendo los EE.UU. quienes tendrán que seguir manteniendo
el orden, afrontando las amenazas, y haciendo las guerras, porque
Europa no está dispuesta a asumir el coste de gastar
más en una carrera de armamentos, y el incremento de los
gastos en Defensa y Seguridad Nacional, que les llevaría a
perder muchas conquistas sociales para su
población.

El fin del libro de Kagan es justificar una
"machtpolitik", la practicada por los EE.UU. y especialmente la
de Bush. No le importa demasiado tener en consideración
que la humanidad, el conocimiento, y los derechos humanos avanzan
y se van convirtiendo en una adquisición, en parte del
sustrato de lo que se considera por parte de la opinión
pública internacional, una especie de "derecho natural
histórico". Por tanto, hemos ya avanzado lo suficiente
–al menos una parte considerable de las personas–,
para que la fuerza no tenga que ser ya la ley suprema. Al
contrario de los que así pensamos, Kagan arguye que: "Los
estadounidenses son menos proclives a apoyarse en instituciones
internacionales como Naciones Unidas, o a cooperar con otras
naciones con miras a lograr objetivos comunes; tienen una
visión más escéptica del Derecho
Internacional y están más dispuestos a operar al
margen de sus cauces siempre que lo consideran necesario o
simplemente conveniente".

6.3. La psicología del poder y la
debilidad

La diferente actitud de los EE.UU. y de Europa la
explica Kagan por la ya consabida tesis de que uno es fuerte y el
otro es débil, lo que genera visiones diferentes. Para los
europeos los enfoques de EE.UU. han sido durante la Guerra
Fría y terminada la misma lo son aún más si
cabe, contenciosos, militaristas, y peligrosos. Mientras Bush ha
puesto su punto de mira sobre los que denomina "estados canallas
o proscritos", o "eje del mal", a los que considera una amenaza
para la seguridad de los EE.UU.; los europeos tienden a
preocuparse más por las situaciones que un
diplomático francés llama "estados fallidos". Es
decir, para los europeos los gobernantes norteamericanos exageran
los peligros de Iraq, Irán y Corea del Norte.

¿Por qué persisten dos puntos de vista tan
contrapuestos? Kagan lo explica con un ejemplo, un hombre sin
más arma que un cuchillo le parece que un oso que se
encuentra en un bosque es un peligro tolerable, ya que
enfrentarse al mismo con esa arma le puede causar más
riesgo que tratar de evitar enfrentarse con él, por lo que
confiará que no le ataque. Mientras que ese mismo hombre
armado con un potente rifle hará un cálculo
diferente del riesgo y estará dispuesto a salir a cazar al
oso por no tener ninguna posibilidad de que lo ataque. El hombre
armado del cuchillo es Europa. El hombre con el rifle es EE.UU.
Luego, a mayor poder menos tolerancia al riesgo y a menor poder
más tolerancia al riesgo.

El ejemplo se puede considerar ingenioso y hasta
brillante, pero el corolario no tiene que ser el mismo de Kagan.
Precisamente por tener mayor poder, el hombre de marras del
ejemplo, puede temer menos al oso y si le ataca entonces su
defensa puede ser más eficaz, pero por el hecho de
disponer de mayor poder no tiene porque emplearlo siempre que
considere que hay una amenaza, porque eso conduciría
lógicamente a convertirlo en un depredador del
bosque.

El hecho es que los EE.UU., la hiperpotencia militar, ha
hecho de las armas de destrucción masiva, el terrorismo y
los llamados "estados canallas" su principal amenaza, mientras
que para los europeos los principales desafíos son la
inmigración ilegal, el crimen organizado, los conflictos
étnicosculturales, la degradación del medio
ambiente y la pobreza. Estas dos visiones también
reflejarían la situación existencial, como Europa
es fuerte económicamente pero débil militarmente
trata de buscar desafíos que pueden resolverse a
través de la economía y acuerdos políticos.
Los EE.UU. definen amenazas que pueden eliminar con el uso de su
fuerza militar.

Esto nos lleva a una reflexión que estimo muy
sagaz de Kagan sobre las enormes diferencias de perspectivas de
Europa y los EE.UU, cuando señala que no es que los
europeos y estadounidenses discrepen al tratar el asunto de Iraq,
sino que "no comparten el mismo punto de vista sobre cómo
gobernar el mundo, sobre el papel de las instituciones y el
derecho internacionales o, en fin, sobre el grado de equilibrio
más conveniente entre el recurso a la fuerza y el empleo
de la diplomacia en los asuntos de política
internacional".

6.4. Dos visiones divergentes del Poder
y el Derecho

Dicho de otro modo, los europeos pretenden que el mundo
se rija por normas de convivencia más civilizadas mientras
que los gobernantes de EE.UU. están obstinados en imponer
sus intereses contra quién sea y cómo sea. Y aunque
se puede deducir, a la manera de Kagan, que esto es debido a que
no son suficientemente fuertes, también podría ser
consecuencia de su dilatada experiencia histórica, de sus
prolongados y sangrientos conflictos y de un profundo
razonamiento sobre los por qué de los mismos, que les ha
llevado a que estimen que pueden aportar una nueva
dialéctica de la ilustración para el nuevo milenio,
despojada ya de la idea de la historia como un progreso lineal y
con una negación de toda tentación de despotismo
ilustrado, hacia dentro de sus países y también
respecto a los demás.

Así pues, ese mundo que Kagan atribuye que
quieren edificar los europeos, es al que realmente aspira la
mayoría de la población del planeta, es decir,
aquél en el que el poder militar cuente menos que el
basado en el progreso económico; en que el derecho y las
instituciones internacionales importen más que la voluntad
de un solo país; donde ningún estado pueda
emprender acciones unilaterales, y en el que todos los estados
tengan los mismos derechos.

Frente a esta concepción se alza la visión
de Bush, y de muchos politólogos de su país, de que
el poder inmenso de EE.UU., su hiperpotencia militar, está
para ser usada unilateralmente sin ninguna traba por parte de
instituciones internacionales o de legalismos jurídicos.
En otras palabras, la oposición fundamental entre los
EE.UU. y Europa se encuentra en esta cuestión: el doble
rasero que se quiere imponer desde Washington. Que los
demás cumplan las obligaciones internacionales pero EE.UU.
tienen inmunidad para actuar como convenga a su interés y
seguridad nacional.

6.5. Los "nuevos"
europeos

Ahora bien, como se ha mostrado con la guerra de Iraq,
los europeos han comenzado a dividirse frente a la actitud a
mantener respecto a los EE.UU. y, por tanto, ha comenzado a
funcionar la estrategia de la división en su seno para
hacer que prevalezcan los intereses norteamericanos como supremo
tomador de decisiones en los asuntos militares, inclusive, en
contra de la legalidad internacional. Blair y Aznar han sido las
imágenes políticas de estos europeos disidentes,
seguidos por los dirigentes de los países del Este de
Europa que estuvieron bajo la dominación de la URSS y, que
una de dos: o siguen teniendo un reflejo de satélites, o
llevados por un pragmatismo de corto vuelo, creen que con ello
van a obtener algún provecho económico inmediato de
los EE.UU.

El mismo Kagan atribuye a Blair que "intenta reavivar
un… imperialismo liberal en la más rancia
tradición británica". Por lo cual resulta de gran
interés conocer lo que ha escrito un analista del Reino
Unido en The Observer, refiriéndose a que hoy en
Europa no existe ninguna amenaza a su seguridad por conflictos
entre los estados que la componen, pero que esta amenaza se
encuentra en los países premodernos y modernos, para los
cuales es imprescindible aplicar una política de doble
rasero. Entre los europeos puede funcionar el imperio de la Ley,
pero cuando se trate del mundo exterior de Europa, "tenemos que
volver a los ásperos métodos de una era anterior:
la fuerza, el ataque preventivo, el engaño, lo que haga
falta".

Blair, Aznar, los gobernantes de Polonia, Chequia,
Rumania, Bulgaria, lo que Rumsfeld denominó la "nueva
Europa", han adoptado la política del doble rasero y
además se han puesto de manera decidida a favor de que
EE.UU. continúe siendo la potencia dominante en Europa y
siga actuando unilateralmente. Los ciudadanos europeos
decidirán en las urnas, cuando llegue el momento, si
están de acuerdo con estos dirigentes o si la idea de un
mundo regido por el respeto a la legalidad internacional y la
paz, debe continuar orientando la acción de los
países democráticos.

Torrelodones, 10 de abril de
2003

7. LAS RELACIONES
TRANSATLÁNTICAS: ¿HACIA DÓNDE VA EL IMPERIO
AMERICANO?

7.1. El declive americano

Puede parecer una locura de "iluminado" tratar de
exponer por qué, cuando el poder de EE.UU. parece
más poderoso que nunca, el mundo tendrá por poco
tiempo, relativamente hablando, a ese Imperio americano
unilateral. El sistema político mundial es demasiado
amplio, diverso, dinámico, para aceptar el predominio de
una única potencia y como demuestra de manera fehaciente
la historia, la muerte de los imperios es una regularidad, no una
excepción. ¿Hay motivos para pensar que el Imperio
Americano sea el fin de la historia? Mi respuesta es que
no.

Las fuerzas demográficas, culturales,
industriales, monetarias, ideológicas y militares que
transforman el planeta no confirman que pueda haber unos EE.UU.
de América que pueda imponerse a la comunidad
internacional. Hoy estamos asistiendo al paso de una potencia
incontestada a su declive irreversible. Los EE.UU. no pueden
mantener su nivel de vida actual sin los subsidios que recibe del
mundo. Esto es, los EE.UU. tienen un enorme y creciente
déficit comercial y déficit fiscal, son un
país de consumidores, que apenas producen para exportar
ordenadores, softwares, productos farmacéuticos y
armamento. En casi todo lo demás necesitan del resto del
mundo.

El déficit comercial de EE.UU. que en 1996
alcanzó los 150 mil millones de dólares,
llegó en el 2000 a 450 mil millones de dólares.
Además si durante el último mandato de Bill Clinton
hubo cuatro años seguidos de superávit fiscal,
durante el mandato de Bush el déficit fiscal crece sin
cesar. El déficit fiscal en 2002 fue de 157.800 millones
de dólares. En el 2003 se estima que alcanzará la
cifra record de 350 mil millones de dólares y se
prevé que aún suba más para el año
fiscal 2004, hasta los 400 mil millones de
dólares.

¿Cómo pagan los EE.UU. lo que compran? Del
hecho de que los europeos, japoneses, y todos los ricos del mundo
depositan en los EE.UU. parte de sus recursos monetarios,
buscando seguridad para sus depósitos financieros y
ganancias. En el año 2000 la compra de títulos e
inversiones directas por extranjeros alcanzó la cifra de
985.470 millones de dólares. Esto puede comenzar a dar
marcha atrás por los escándalos financieros (robos
encubiertos), que tienen a la empresa Enron como exponente
más relevante. Por tanto, los Estados Unidos son hoy por
hoy un imperio dependiente y donde la seguridad del dinero ya no
es la misma que antes, y es sabido que no hay nada más
escurridizo y temeroso que el dinero, que los fondos
financieros.

7.2. Atacar al débil para
sentirse omnipotentes

Los actos de fuerza que realiza en el exterior, si se
les analiza con detalles, son sintomáticos. Después
de Vietnam, ¿cuáles han sido las grandes acciones
militares norteamericanas? Granada. Panamá. Somalia.
Bombardeo de una fábrica de fertilizantes en Sudán.
La primera Guerra del Golfo. Intervención contra Serbia.
Afganistán. Iraq de nuevo. Esas acciones militares son
sobre todo un espectáculo teatral, para la galería
o para reafirmarse psicológicamente, cara a sus
ciudadanos, como un gran poder mundial. En definitiva, son un
espectáculo de poder, lo ejerce contra estados
débiles y ejércitos sin posibilidad real de
enfrentárseles seriamente. Es como dice un refrán:
"coger piedras para pelear con uno más chiquito" e
infinitamente más débil. Así
cualquiera.

Los EE.UU., sin embargo, no pueden controlar los
principales actores económicos y estratégicos que
son Europa, Rusia, Japón y China, por tanto, a la larga,
perderá esta última partida por el dominio y
control unilateral del mundo.

El porvenir de EE.UU. será convertirse en una
gran potencia entre otras, teniendo que compartir su poder y no
pudiendo hacer lo que le venga en ganas. Y si no, tiempo al
tiempo. Por más que el circulo que rodea a Bush crea que
pueden hacer lo que quiera y poner de rodillas a todo
aquél que se les oponga.

En el libro, Après L"Empire, Emmanuel
Todd, demógrafo e historiador, expone que Estados Unidos
es un Imperio en decadencia, y cuando le hace la guerra a Iraq lo
demuestra de manera fehaciente. Ha utilizado todos sus medios
para hacerle la guerra a un país relativamente
pequeño, 20 millones de habitantes, con un ejército
debilitado y sin grandes medios, con una población
exhausta; esta es una demostración de lo que denomina
"micromilitarismo teatral". Para atacar a este país ha
tenido grandes obstáculos. Ello muestra que "la
descomposición del sistema americano es mucho más
rápida de lo que había imaginado", decía
este autor en una entrevista reciente. Washington jamás
pensó que encontraría el rechazo que ha encontrado
a escala mundial y especialmente en Europa.

¿Cuál era el objetivo profundo de la
guerra en Iraq? Hacer olvidar, con esta operación de
"militarismo teatral", que la economía americana es
absolutamente dependiente por un déficit comercial enorme,
y a la vez, transmitir al mundo el sentimiento de que son
imprescindibles y necesarios. Al inicio del conflicto con Iraq la
gente pensaba que Saddam era un peligro, ahora lo que la gente
piensa es que el peligro es Bush y los EE.UU. dominados por ese
círculo de poder.

7. 3. El talón de Aquiles de la
superpotencia americana

El proceso que ha llevado a la situación actual
entre Europa y Bush, la denominada relación
transatlántica, tiene que ver con la elección en
Alemania de Schroder, que había realizado declaraciones
contundentes y claras contra la guerra y, sin embargo, contra
todo pronóstico fue elegido. Recordemos que Alemania y
Japón son las dos principales economías
industriales exportadoras del mundo. En cuanto los EE.UU.
dominaban a estos dos países, dominaban el mundo, eran los
dueños del mundo. Al perder la incondicionalidad de
Alemania, su apoyo, fue un duro golpe. A consecuencia de ello
Francia pudo poner en práctica la regla de De Gaulle de la
alianza francoalemana. Ambos separados son una potencia mediana,
pero juntos son una fuerza estratégica mundial.

Ahora bien, es cierto que hoy la economía alemana
no está en su mejor momento. Tampoco la economía
americana está muy fuerte y es, además, un desastre
a nivel industrial. Las economías europeas son más
fuertes a este nivel pero a nivel demográfico Europa tiene
una gran debilidad por el progresivo envejecimiento de su
población y en Japón ocurre algo semejante. Por
otra parte, Rusia sigue estando muy débil por el derrumbe
de su economía y también lo está
demográficamente, aunque se muestran signos de
recuperación en lo económico.

Un aspecto de gran importancia es que Rusia entre de
nuevo en la alianza europea en un papel no de adversario al que
hay que temer sino de aliado. Un concierto Franco-Alemán
con Rusia es posible en un futuro próximo y más
aún si Rusia sigue su proceso de recuperación
económica. Vladimir Putin dejó abierta esta
posibilidad en un discurso en el Parlamento alemán, el 25
de septiembre de 2001, del que citamos este párrafo:
"Nadie pone en duda el gran valor para Europa de sus relaciones
con los Estados Unidos. Pero yo pienso que Europa
consolidaría su reputación en tanto que potencia
mundial verdaderamente independiente… si asocia sus capacidades
a las de Rusia – con los recursos humanos, territoriales y
naturales, con el potencial económico, cultural y de
defensa de Rusia".

Por otra parte, ha surgido con fuerza una opinión
pública europea y mundial, que está con la alianza
franco-alemana, y por eso aunque los Blair, Aznar, Berlusconi y
los líderes de los antiguos países del bloque del
Este hayan optado por seguir a EE.UU., y hayan ganado esa guerra
pírrica en Iraq, en realidad han fracasado, porque la
opinión pública internacional está con la
estrategia franco-alemana y porque no tienen fuerza suficiente
para modificarla, por más esfuerzos que se estén
haciendo para romperla. Más aún, la sin
razón de esa guerra en Iraq se está viendo cada
día con los despachos de prensa que confirman los peores
pronósticos que hicieron los "pacifistas" y todos los que
nos manifestamos contra la guerra y sus reales y profundos
propósitos.

La división europea no es un éxito para
los EE.UU. porque Europa no está dividida en lo esencial y
lo profundo. Los sondeos demuestran que los ciudadanos europeos
son más europeístas que los Blair, Aznar y
compañía. Posteriormente a la guerra, los europeos,
los ciudadanos, ajustarán las cuentas con estos
políticos. El 1 de mayo lo han hecho con Blair haciendo
que el Partido Laborista tuviera una importante pérdida de
votos y proporcionando un alza electoral de un 30 % de los votos
emitidos al "tercer partido", los Liberales-Demócratas",
los únicos que se opusieron como partido a la guerra de
Iraq. Y en Polonia, hay cada vez mayor descontento con
Kwasniewski.

Los sondeos indican que, en España, el Partido
Popular puede tener un gran tropiezo electoral en las elecciones
municipales del 25 de mayo y, por ello, Aznar está
haciendo un discurso tremendista, llegando a calificar como "una
amenaza para España" al PSOE, lo cual además de ser
una falacia es una canallada antidemocrática. El PP
está haciendo el mismo discurso que hacía Alianza
Popular –el partido de los franquistas en la
transición española–, porque desea unir al
núcleo duro de su electorado, y tratar de arrastrar a
todos los que mantienen prejuicios políticos contra la
izquierda plural. Veremos en pocos días si en
España hay consecuencia política de las grandes
manifestaciones contra la guerra.

¿Cuál es el error de los políticos
antes mencionado? El error es haber sobre estimado el poder
norteamericano. En el plano estrictamente militar, aunque el
ejército de EE.UU. sea superior a los siete
ejércitos juntos que le siguen en el "ranking", hay que
señalar que la capacidad de un ejército no se mide
sólo por la cifra de gastos. Tiene una preponderancia
aeronaval pero, por ejemplo, en el terreno de destrucción
nuclear estratégica, Rusia tiene los medios para poder
destruir a los Estados Unidos, con lo cual no tiene una
superioridad absoluta en ese terreno. Y tampoco ha demostrado ser
muy eficaz en la infantería, en la acción sobre el
terreno.

Los ejemplos más recientes son Afganistán
e Iraq. Salvo que se quiera presentar esta última ofensiva
terrestre como una gran batalla semejante a la lucha de los
"zorros del desierto" contra Rommel, lo cual no tiene nada para
ser comparado, porque simplemente el ejército de Saddam no
ha luchado, se ha retirado y abandonado sus posiciones, dejando
defensas simbólicas, para retrasar el avance. Por otra
parte, la disimetría de medios ha sido tal, que la
única comparación posible es la lucha del
ejército norteamericano contra los indios de su
territorio. Los británicos son mucho más eficientes
en la infantería que los americanos, como se ha demostrado
en los escenarios antes señalados.

La gran capacidad militar de los EE.UU. está en
disponer de bases militares alrededor del mundo que ahora se
amplía a Iraq, con el fin de tratar controlar aún
más a esa región y amenazar a los estados y pueblos
que se resisten a seguir los dictados del "eje Bush-Sharon".
Imaginémonos un escenario en el cual comiencen algunos
gobiernos a pedir el cierre de dichas bases. Si esto ocurre en
Europa, por la política de Bush que lleva a los ciudadanos
a estar en contra de ellas, va a ser muy difícil
mantenerlas.

Sin bases en Europa el poder militar norteamericano se
debilita. Los europeos tienen que ser conscientes de que tienen
ese poder, esa fuerza, que los EE.UU. dependen mucho de ellas
para su control de otras zonas, como Oriente Medio, al menos
hasta la conquista de Iraq. Si la alianza de Europa con Rusia
madura y este país pasa de ser una amenaza o rival a un
aliado, la situación cambiaría radicalmente. A
mejor.

Habría un mayor equilibrio de fuerzas a escala
mundial y el unilateralismo americano habría concluido,
haciendo posible un mundo en el que la voluntad de un grupo
enquistado en el aparato de poder de un Estado no se convierta en
la Ley, y se vuelva a un sistema donde todos los Estados puedan
mantener relaciones en base a las normas civilizadas de un
Derecho Internacional que impida los abusos y la arrogancia de un
Estado sobre el resto del mundo.

Torrelodones, 8 de mayo de 2003

8. IRAQ: DE LA
TIRANÍA AL CAOS

8.1. Una victoria
anunciada

Como era de esperar, las tropas norteamericanas y
británicas, han alcanzado la victoria militar en Iraq.
Nadie en su sano juicio y con conocimiento del poder militar que
representa EE.UU. podía dudar de esta victoria. Desde que
Bush decidiera iniciar los bombardeos y enviar a las tropas
anglonorteamericanas a invadir ese país, la suerte del
régimen de Bagdad estaba echada y su muerte
política anunciada.

Todo lo cual no ha evitado que los incondicionales de
los Estados Unidos, junto a los que odian fervientemente a los
árabes y estiman que deben ser subyugados, y gobernados
como en tiempos coloniales; al conocerse el desmoronamiento del
régimen de Saddam, se hayan dirigido, a los que saben que
somos contrarios a esta guerra injusta e ilegal,
diciéndonos, de manera sardónica, que cómo
nos sentíamos al haber perdido la guerra.

Pues bien, los que hemos dicho ¡NO a la Guerra!, y
lo seguimos haciendo, no nos sentimos perdedores. Porque nunca
hemos estado con Saddam ni con Bush, ni con Blair, ni con Aznar.
Este último, actor político secundario, o mejor,
aún el "extra", en estos acontecimientos. Hemos estado y
estaremos con el sufriente pueblo de Iraq. Con los niños
muertos y mutilados. Con los padres y madres víctimas de
las bombas. Con los periodistas españoles y de otros
países que han sido asesinados por las tropas
norteamericanos o por los proyectiles iraquíes. Porque
ninguno merecía morir por una guerra que no era necesaria.
Que no es legal, que no es justa, que es una afrenta más
de EE.UU. a los pueblos del mundo. O como dijo el Vaticano, una
guerra que es un Crimen contra la Paz.

8.2. Iraq: la "amenaza" principal de
EE.UU.

No es necesario recordar que después de la Guerra
del Golfo en la que murieron cerca de 150 mil personas, casi
todos iraquíes, el régimen de Saddam sufrió
un fuerte embargo de armas, pero también de alimentos. Las
tropas iraquíes no demostraron entonces una especial
habilidad combativa, pero si así hubiera sido, era casi
imposible detener la maquinaría militar de la única
hiperpotencia militar del mundo.

El dominio aéreo norteamericano le
permitió destruir en tierra la principal dotación
de aviones de Iraq, como los depósitos de armamentos,
suministros y logística, así como el principal
parque industrial de ese país. A ello siguió un
estricto embargo que afectó la capacidad
armamentística pero que golpeó sobre todo a la
población civil que vio reducido el suministro de
alimentos, bienes de todo tipo y, cosa insólita e
inhumana, de medicamentos.

Ese estricto embargo –sólo atenuado por la
política de "petróleo por alimentos" que
administraba la ONU–, no debilitó la capacidad
interna represiva de Saddam sobre su pueblo, aunque sí
debilitó su popularidad. Una incógnita es por
qué las tropas de EE.UU no derrotaron en ese momento a
Saddam. Incluso dejaron que éste reprimiera en el Sur, en
la región de Basora, de mayoría chiita, a los que
estimulados por los norteamericanos se levantaron contra el
régimen. Se ha dicho, entre muchas explicaciones, que
preferían a un Saddam debilitado, a un incierto futuro de
caos y anarquía en ese país, clave para la
región.

Paradojas de la historia. Ese Saddam debilitado
militarmente, menos popular entre su pueblo que en el 1990, sin
una fuerza aérea capaz de enfrentarse a la aviación
norteamericana. Con unos carros de combate que nada pueden hacer
contra los tecnológicamente modernos tanques
norteamericanos. Con un ejército que por razones
más que obvias, no puede competir en armamentos de todo
tipo, entre ellos de visores nocturnos, y medios de
comunicación sofisticados, que son comunes entre la tropa
angloamericana. Iraq sólo poseía unos pocos misiles
Scud, muchos de los cuales tuvo que destruir días antes de
la invasión. Pues bien, ese Iraq de Saddam, fue declarado
la "principal amenaza" para la seguridad de los EE.UU.

¿Dónde están las temibles armas de
destrucción masiva? Si Iraq las tiene y los
norteamericanos y británicos lo saben a ciencia cierta,
será porque sus empresas se las vendieron y a ellos les
consta. Pero hasta ahora no lo han podido demostrar porque
simplemente no les interesa poner esos datos ante la
opinión pública. Y cuando intentaron hacerlo se
descubrió que eran falsos. Recordemos las mentiras de
Condolezza Rice y de Tony Blair.

Pero si esto fuera cierto, tener estas armas
químicas y biológicas no significa que las mismas
puedan emplearse tan fácilmente para atacar, pongamos por
caso a EE.UU. Se necesitarían misiles estratégicos
de muy largo alcance que Iraq no posee. Y si Saddam era un
gobernante tan irresponsable y temible –como se nos ha
pintado, y yo creo que si lo era, pero sobre todo, contra su
pueblo–, ¿por qué no las ha usado en esta
guerra en la que se jugaba su poder? Acorralado como estaba,
podía morir matando, y así convertirse en un
héroe para los desesperados árabes musulmanes y
cristianos, que a veces sólo se les deja el extremismo
como salida, por las sucesivas humillaciones a que los somete
EE.UU., conjuntamente con Israel.

8.3. Bush y Blair… hombres de
palabra

Ahora bien, Blair ha dicho que las armas
aparecerán. Y Blair es un hombre de palabra. Bush dijo que
Saddam tenía esas armas destrucción masiva. Y Bush
es un hombre de palabra. De manera, que nadie ose dudarlo, en
Qaim, cerca de la frontera de Iraq con Siria, en una
posición que hasta hoy es defendida por las tropas
iraquíes de manera encarnizada, dicen que pueden estar los
depósitos de esas armas. Pero si no están
ahí, ya aparecerán en otra parte, que para eso
sobran medios. Ya en la primera Guerra del Golfo se descubrieron
cientos de mentiras de los aliados sobre Iraq y las devastaciones
del régimen de Iraq. Pronto comenzaremos a conocer las
miles de mentiras y la campaña de desinformación de
esta guerra. Y además, por mi parte, sin ningún
asombro.

Por de pronto, estamos con las tropas norteamericanas
reinando sobre Bagdad y casi todo el territorio de Iraq, junto
con los británicos en el Sur. ¿El orden reina en
Bagdad? ¿El orden reina en Iraq? El pueblo de Iraq lo que
está sufriendo es que se ha pasado de un régimen
tiránico a algo semejante sino peor, al reinado del caos,
de la rapiña, del robo descarado, y la destrucción
masiva de los bienes del pueblo, todo ello ante la anuencia o la
pasividad de las tropas "democráticas".

De paso, han comenzado los pillajes sobre el patrimonio
histórico de Iraq. Uno de los más importantes del
mundo árabe, que es como decir del mundo antiguo. Pero
recomiendo a mis lectores que no se descorazonen, pasado unos
años podrán disfrutar de muchas de esas piezas si
visitan el piso primero del Metropolitan Museum de New York o el
British Museum en Londres. Pero si entre los que me leen hay
alguno con contactos más privilegiados también
puede ser que gocen del placer de ver parte de ese patrimonio en
alguna colección privada previamente adquirida en una
subasta de Sothebys o Christies.

Torrelodones, 12 de abril de
2003

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"¿Conmoción y pavor?", Jornada. UNAM,
México, 19 de abril de 2003.

Los artículos de este Cuaderno
fueron publicados en las revistas digitales:

Perspectiva ciudadana y
Democracia cívica.

Dedicatoria

A mi hermano Rubén.

A los millones de personas que se manifestaron en
todo el mundo contra una guerra que fue un crimen contra la paz y
una ruptura con el orden jurídico internacional erigido a
partir de 1945, porque ellos, con sus movilizaciones, han puesto
en marcha una nueva fuerza mundial, la de la opinión
pública internacional, que tendrá que ser tenida
cada vez más en cuenta.

Los textos publicados en Cuadernos de Debate
expresan las opiniones, criterios e ideas de sus autores, quienes
asumen toda la responsabilidad sobre los mismos.

 

 

Autor:

Carlos J. Báez
Evertsz

Nació en La Vega (Santo Domingo). Es
Doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Hizo sus
estudios superiores en la Universidad Complutense de Madrid
(Ciencias Políticas) y de Bucarest (Sociología). Es
autor, entre otros, de los siguientes libros: Dominicanos en
España. Españoles en Santo Domingo (Editorial
Universitaria, UASD, 2001), La Comunicación Efectiva
(editorial del Instituto Tecnológico de Santo Domingo
[INTEC], 2000), La transición política en R. D.:
Del bonapartismo a la socialdemocracia (Anuario Mexicano de
Relaciones Internacionales, UNAM, México, D. F., 1986). En
colaboración: La inmigración dominicana en el
Tercer Milenio (Madrid: Editorial Betania, 2000), Primer Congreso
de Asociaciones de Inmigrantes Dominicanos en el Mundo (Madrid:
Editorial Betania, 2003). Fue director del periódico La
Prensa del Caribe que editaba el Centro de Estudios del Caribe en
Madrid.

Centro de Estudios del Caribe / editorial
BETANIA

Madrid, 2003

Partes: 1, 2
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