Monografias.com > Religión
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Los grandes -hijos de la viuda- que unen a la Biblia con el antiguo Egipto




    Los grandes "hijos de la viuda" que unen a la Biblia con
    el antiguo EgiptoMonografias.com

    A los lectores asiduos de las Sagradas Escrituras no les
    sorprenderá el título de este trabajo, pero a los
    que no lo son sí les llamará la atención,
    como también a ciertos lectores que pertenezcan a
    determinadas sociedades iniciáticas, especialmente si
    pertenecen a la francmasonería, les resultará mucho
    más atrayente.

    Se llaman "Hijos de la Viuda" a los Horus, a los Juanes,
    a los Cristos y a los Hirams de las Sagradas Escrituras. Las
    razones exactas de ese nombre se darán más
    adelante, como también su aplicación a los Maestros
    Masones en los tiempos modernos.

    El presente artículo pretende demostrar que las
    cosas que narra la Biblia son muchísimo más
    interesantes de lo que las personas piensan ordinariamente, y que
    es muy bueno mirar las sagradas letras con mirada grande y
    amplia, y no con ojo pequeño y miope, como es común
    leerlas.

    El Libro de los Muertos de los Egipcios, como
    también el libro de Toth o de Hermes, del Egipto antiguo
    tardío, y la Biblia, están profundamente
    relacionados. Sólo los cristianos fundamentalistas a
    rajatabla se atreverían a decir, por ejemplo, que los
    judíos NO absorbieron doctrinas religiosas egipcias en la
    Biblia, pues de hecho SI las absorbieron.

    Esos devotos también considerarían un
    crimen y una herejía, el afirmar que Jesús
    usó algunas enseñanzas egipcias para fundamentar su
    mensaje salvífico. Sin embargo, los hechos dicen otra
    cosa.

    Veamos algunas pequeñas pruebas: La
    mayoría de las personas educadas conocen algo del Juicio
    de los muertos, en el que Osiris preside el pesaje de los
    corazones de los difuntos en el más allá,
    acompañado de Maat, de Toth, en una balanza. Cada
    corazón humano es pesado en la balanza de la justicia
    contra una pluma de Maat, la diosa de la justicia, equivalente a
    la Temis griega.

    El que es rechazado por sus acciones injustas es
    devorado por un monstruo infernal, y el que es aprobado entra al
    paraíso transformado en un Osiris. Para los egipcios el
    espíritu del hombre está en su corazón. Y
    también para los judíos del Antiguo
    Testamento.

    Pues bien, en el libro de los Proverbios de la Biblia se
    menciona al Dios de Israel como el que pesa los corazones.(Prov.
    24,12). Y otorga el premio o el castigo que corresponde a las
    obras de cada uno.

    Y la idea del pesaje de los espíritus bajo la
    mirada de Yahvé está también en Proverbios
    16,2. Por eso no hay duda de que la idea del Tribunal de Osiris y
    el pesaje de los corazones fue tomada de las narraciones del
    Libro de los Muertos.

    En los Hechos de los Apóstoles, cap. 7,22, dice
    textualmente que Moisés fue enseñado en toda la
    sabiduría de los egipcios, y que en virtud de eso era
    poderoso en sus palabras y obras.

    Lo mismo ocurre con las palabras de Jesús en
    Lucas cap. 16,19 al 31, en la parábola del Rico
    Epulón y el Pobre Lázaro. Su contenido es copia
    fiel de una enseñanza egipcia acerca de lo que sucede en
    el más allá. Se trata de la Historia de
    Satmi-Kharnois y de su hijo Senosiris, según consta en el
    Papiro 604 del British Museum. Este papiro en cuestión es
    del siglo VI antes de Cristo.

    Como es difícil para la mayoría de los
    lectores conseguir ese manuscrito egipcio, paso a copiarlo, tal
    como está escrito en el Libro de Michel Gourgues, titulado
    "El más allá en el Nuevo Testamento", número
    41 de la colección Cuadernos Bíblicos de la
    Editorial Verbo Divino. (Para que no se siga creyendo que los
    católicos esconden los conocimientos al pueblo que busca
    la Verdad).

    "Un día Satmi vio a un rico que llevaban a
    sepultar a la montaña en medio de grandes honores y
    lamentos. Miró por segunda vez a sus pies y he aquí
    que divisó a un pobre al que llevaban fuera de Menfis,
    solo y sin que hubiera nadie que fuera detrás de
    él. Satmi dijo entonces: Por la vida de Osiris, el
    Señor del Amentit (El más allá),
    ojalá me hagan en el Amentit como a esos ricos que tienen
    tan gran cortejo de personas que se lamentan, y no como esos
    pobres que llevan a la montaña sin pompa ni
    honores.

    Entonces Senosiris, su hijo, le dijo: Que te hagan en el
    Amentit lo que hacen con ese pobre en el Amentit, y que no te
    hagan lo que hacen con ese rico en el Amentit.

    (Y Senosiris, hombre con poderes especiales, hizo bajar
    a su padre al Amentit, para que viera con sus propios ojos lo que
    pasaba con esas almas).

    Entonces, Satmi vio a un personaje distinguido, vestido
    con telas de lino suave, que estaba muy cerca del lugar elevado
    donde se sentaba Osiris. Senosiris le dijo: Padre mío
    Satmi, ¿No ves a ese digno personaje vestido con
    vestiduras de suave lino y que se encuentra cerca de
    Osiris?

    Aquel pobre hombre que viste cuando lo llevaban fuera de
    Menfis, y al que nadie acompañaba y que iba solo envuelto
    en una sábana, ¡ese es! Lo trajeron al hades,
    pesaron sus malas obras en contra de los meritos que había
    hecho cuando estaba en la tierra, y resultó que sus obras
    buenas eran más numerosas que su malas obras.

    Dado que al tiempo de vida que Toth le había
    cargado a su cuenta no correspondía a una cantidad de
    dicha suficiente mientras estuvo en la tierra, se ordenó
    en presencia de Osiris que trasladaran todo ese aparato
    fúnebre del rico al hombre digno que ves allí. Y
    que luego lo colocaran entre los manes venerables, vasallos de
    Sokarosiris, muy cerca del trono de Osiris.

    Y a aquel rico que viste, lo condujeron a la sala del
    juicio, pesaron sus malas acciones contra sus méritos, y
    encontraron sus malas acciones más numerosas que sus
    buenas acciones. Y es ese que viste, con el eje de la puerta del
    Amentit, clavado en su ojo derecho, y rodando sobre ese ojo,
    siempre que la puerta se abre o se cierra, mientras que su boca
    lanza grandes gritos… Al que obra bien en la tierra se le
    concede el bien en el Amentit, y al que obra mal se le concede el
    mal".

    El lector puede abrir su biblia y leer la
    parábola del rico y del pobre Lázaro en el cap. 16
    de san Lucas ya mencionado, y comparar las ideas de fondo de la
    narración con el texto egipcio. Verá que la esencia
    del relato de Jesús es idéntica a la del texto
    egipcio, con las debidas adaptaciones a la mentalidad
    judía.

    A esta altura también se debe recordar que el
    Nuevo Testamento afirma que Jesús es el Juez de los vivos
    y de los muertos, una función propia de Osiris en la
    religión egipcia. (Hechos de los Apóstoles, cap.
    10,42).

    Pero no sólo Jesús tomó esa
    historia de los castigos y de los premios en el más
    allá. La misma parábola es narrada en el Talmud
    Palestino, con sólo un cambio de nombres, tal como
    Jesús lo hace. En este caso se llama El Cuento
    Rabínico del Devoto y del hijo del Publicano Ma´yan.
    (Hagiga II, 77d.38).

    Lo mismo puede decirse de un trozo del Evangelio de san
    Juan, del famoso capítulo 3, donde se nos dice que es
    necesario al hombre nacer por segunda vez, para poder entrar al
    reino de Dios. Pues bien, en el Libro de los Muertos de los
    Egipcios también se afirma que para entrar al Mundo de la
    Luz del Día y entrar en comunión con los Dioses, el
    hombre debe nacer por segunda vez, transformándose
    así en un Osiris.

    Este segundo nacimiento se opera durante la vida de una
    persona por medio de un sagrado rito de iniciación, que en
    el caso de los cristianos se denomina Bautismo. Y para quienes no
    recibieron en vida esa iniciación, podría
    otorgárseles después de la muerte, y siempre que
    hubieren pasado con éxito la prueba del juicio de
    Osiris.

    De estos ritos iniciáticos antiguos y de otros
    análogos, nacieron las iniciaciones masónicas,
    rosacruces, templarias y kabalísticas que existen en las
    hermandades esotéricas del mundo
    contemporáneo.

    Desde luego que las doctrinas egipcias fueron filtradas
    o depuradas de cualquier huella de politeísmo y de
    idolatría de su cultura de origen, pero su esencia fue
    asimilada y considerada como buena para transmitir algunas
    verdades morales y espirituales al mundo futuro por
    mediación de documentos Judíos y Cristianos sin
    dañar su monoteísmo fundamental.

    La misma cosa sucede con la famosa doctrina del Verbo
    Creador de Dios que es Jesucristo antes de hacerse hombre,
    descrita en los primeros versículos del Evangelio de san
    Juan, en un texto muy conocido por los Hermanos
    Masones.

    Si uno observa con atención las doctrinas
    religiosas egipcias que describen el proceso de creación
    del universo, verá que fue el poder de "La Palabra" de
    Atum, o de Ptáh, el gran arquitecto del cosmos, la que
    creó todo, y que esta palabra o verbo creador fue
    personificada como TOTH. Por lo tanto, el Logos de Juan es el
    Cristo Dios y es Toth.

    Y por añadidura, los egipcios y los cristianos, y
    los judíos, han creado todo un culto a las palabras de
    Toth, o a las Palabras de Yahvé, o a las de Jesucristo,
    para apoderarse de sus promesas, o para redactar bendiciones,
    hacer exorcismos y otras maniobras religiosas que resumimos con
    el nombre de magia, por seis mil años. (Y con la misma
    eficacia fundamental, aunque eso les pese a los
    cristianos).

    Veamos unos textos del libro de Hermes Trismegisto, del
    discurso de Poimandres, el Pastor del Hombre, que confirman esta
    doctrina del Verbo de Dios.

    "Esta Luz soy Yo, la Inteligencia, tu Dios, que precede
    a la naturaleza húmeda surgida de las tinieblas. La
    Palabra Luminosa (El Verbo) que emana de la inteligencia, es el
    Hijo de Dios. Entérate, lo que en ti ve y oye es el Verbo,
    la Palabra del Señor; la Inteligencia es el Dios Padre. No
    están separados el uno del otro, pues su unión es
    su vida".

    Compárese con lo que dice el primer
    capítulo del Evangelio de San Juan. (vers. 1 y el 4): En
    el Principio era el Verbo (la Palabra) y el Verbo era con Dios, y
    Dios era el Verbo….. En El estaba la Vida y la Vida era la
    Luz de los Hombres.

    Veamos ahora el asunto de los Hijos de la Viuda. Las
    leyendas egipcias de Isis y Osiris dicen que de esa pareja
    nació un hijo póstumo, llamado Horus. Este
    niño, llamado Harpócrates para los griegos, fue
    dado a luz cuando su madre Isis ya estaba viuda por la muerte de
    su padre, asesinado por Set-Tifón-Apofis.

    Por lo tanto, el niño Horus, o Har-Par-krat,
    creció y fue conocido como el Hijo de la Viuda, que al
    llegar a su mayoría de edad, combatió contra el
    asesino de su padre Osiris, y tras vencerlo y matarlo,
    recobró el trono de Egipto para él y para su
    madre.

    Asimismo, en los Santos Evangelios se menciona a
    José sólo en los relatos de la infancia de
    Jesús. Pero cuando el Jesús adulto empieza a
    cumplir su misión apostólica de modo
    público, José ya no aparece en los textos. Solo
    María de Nazaret, su madre, es mencionada en los textos.
    Por eso la tradición es unánime en afirmar que
    María ya estaba viuda cuando Cristo asumió su
    misión masiánica en público.

    De allí que los cristianos pueden afirmar que su
    Maestro también es un Hijo de la Viuda, como Horus o
    Harpócrates.

    En el capítulo 19 del Evangelio de San Juan,
    Jesús, mirando a su Madre desde la cruz, y a su
    discípulo amado, el apóstol Juan, el futuro
    evangelista, les dice: "Mujer, he ahí a tu Hijo", y al
    discípulo le dice: "He ahí a tu Madre". Y el
    documento agrega que desde ese mismo momento Juan se llevó
    a la Madre de su Maestro a su casa.

    Así san Juan, el discípulo amado, se
    convirtió en el Nuevo Hijo de la Viuda. Y, naturalmente,
    todos los discípulos que Juan fue haciendo en su camino de
    predicador, fueron adoptados por María como sus hijos,
    como Hijos de la Viuda. Y, a través de los siglos, todos
    aquellos que son como Juan, nacidos por segunda vez, los
    iniciados, los nuevos Horus, se han convertido también en
    Hijos de la Viuda trascendida.

    Y para coronar esto, los francmasones, habiendo puesto
    el ojo de sus mentes en la construcción del templo de Dios
    de Jerusalén, por mandato del Rey Salomón, han
    descubierto que el maestro arquitecto que le envió el Rey
    Hiram de Tiro a Salomón para ejecutar los trabajos, era
    hijo de una mujer viuda, israelita, de la tribu de Dan, y de un
    padre de Tiro, ya fallecido.

    Ese maestro arquitecto y fundidor de metales era llamado
    Adoniram o Hiram Abi. Es decir, Señor Hiram o Padre Hiram.
    (Ver el segundo Libro de Crónicas cap. 2,13-14 y el primer
    libro de Reyes cap. 5,14).

    Por lo tanto, los maestros masones, como hijos
    espirituales de Hiram Abi, el arquitecto, un hijo de la viuda, y
    como vinculados a la Luz de Osiris-Horus, y al Espíritu
    gnóstico-Joánico del Nuevo Testamento, se han
    llamado también Los Hijos de la Viuda.

    Y por eso, para ser exaltados al grado de Maestro deben
    vivir un rito iniciático de muerte y resurrección,
    que los une con la muerte de Osiris y la de Jesucristo, y los
    hace emerger de la tumba como hombres nuevos, otros Osiris, otros
    Cristos (ungidos), y por tanto herederos del Espíritu del
    Maestro, como Juan.

    Lo mismo dice san Pablo, que los que se bautizan o se
    sumergen en el agua del bautismo, participan de la muerte de
    Cristo, y al emerger del agua, y vestir ropas blancas, participan
    de su resurrección. Es decir, se han transformado en
    Osiris-Cristo mediante un rito iniciático. (Colosenses
    2,12. Y Romanos 6, 3-4).

    En un pleno rigor conceptual, se puede afirmar que las
    cofradías sacerdotales egipcias, la iglesia primitiva y
    sus derivaciones en santidad y justicia, y las logias
    masónicas de regularidad anglosajona, son instituciones
    iniciáticas, al servicio de la luz infinita de
    Osiris-Jesucristo-Dios, destinadas por el plan del supremo
    arquitecto a conducir a los hombres y a las mujeres de todas los
    tiempos hacia el segundo nacimiento espiritual, y a nutrir a los
    neófitos durante su desarrollo.

    Esa es la luminosa y noble tarea de los grandes Hijos de
    la Viuda: La Isis-María de todas las épocas. Por
    eso Jesús dijo: YO SOY LA LUZ DEL COSMOS, EL QUE ME SIGUE
    NO ANDARA EN TINIEBLAS, SINO QUE TENDRÁ LA LUZ DE LA VIDA.
    (Evangelio de Juan cap. 8,12).

    Cerremos este trabajo con el texto de un himno
    místico de Hermes trismegisto, y obsérvese la
    semejanza doctrinal con el cristianismo y con la
    Biblia:

    "Que toda la naturaleza del mundo escuche este himno.
    Ábrete, tierra, que toda la reserva de lluvias se abra a
    mí, que los árboles no se muevan más. Voy a
    cantar al Señor de la Creación, al Todo, al Uno.
    Abríos, cielos, vientos, calmaos.

    Que el círculo inmortal de Dios reciba mi
    palabra, porque voy a cantar al Creador del Universo. A aquel que
    ha consolidado la tierra, que ha suspendido el cielo, que ha
    ordenado al agua dulce salir del océano y extenderse sobre
    la tierra habitada e inhabitada, para alimento y utilidad de
    todos los hombres, que ha ordenado al fuego brillar en todas las
    acciones de los hombres y de los dioses.

    Demos todos la bendición a Aquel que está
    por encima del cielo, al Creador de toda la naturaleza. El es el
    OJO de la Inteligencia, que reciba la bendición de mis
    potencias. Cantad al Uno y al Todo, potencias que estáis
    en mi; cantad según mi voluntad. Gnosis santa, iluminado
    por ti, canto a través tuyo a la Luz ideal, me regocijo en
    la alegría de la inteligencia.

    Todas mis potencias, cantad conmigo: canta, oh
    continencia mía; justicia mía, canta por mí
    la justicia; comunidad mía, canta al Todo. Verdad, canta
    por mí la verdad. Bien, canta el bien; vida y luz, de
    nosotros a vosotros sube la bendición. Yo te bendigo,
    Padre, energía de mis potencias; yo te bendigo, Dios,
    potencia de mis energÍas. TU VERBO CANTA POR MI. Recibe
    por mí a lo universal en el Verbo. Al sacrificio
    verbal.

    Esto es lo que gritan las potencias que están en
    mi. Ellas te cantan, a Ti, lo Universal. Ellas cumplen tu
    voluntad. Salva a lo universal que está en nosotros, oh
    Vida. Ilumina, oh Luz, Espíritu de Dios. ¡Porque la
    Inteligencia hace nacer Tu Palabra; Creador que contienes el
    Espíritu!

    Tu eres Dios, y el hombre que te pertenece grita estas
    cosas a través del fuego, el aire, la tierra, el agua, el
    espíritu, a través de tus creaciones. Yo he
    encontrado la bendición en tu eternidad. Lo que busco, lo
    he obtenido de tu sabiduría, y sé que por tu
    voluntad he pronunciado esta bendición". (Libro de Hermes,
    cap. XIII).

     

     

    Autor:

    Profesor Fernando Laredo Cárter

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter